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Mansión Abandonada [Evento]
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Mansión Abandonada [Evento]
- Soundtrack:
"Mis niños, no teneis nada de que preocuparos, en el lugar adecuado, una carroza ornamentada les llevará a donde todos estareis involucrados. Divertiros y pasadla chachi... Pero cuidaos... Podeis llevaros un buen recuerdo... O uno muy muy malo... Estais advertidos".
Aquella era la nota que cada uno había recibido, el lugar del encuentro estaba claro... Una vieja y sucia parada con un camino de tierra, nada ni nadie había cruzado por ahí en años... Ni las aves más tontas se habían atrevido a sobrevolar el terreno que pertenecía a la antigua mansión Blackwing. Cuenta la leyenda, que esa sucia y sabia mansión, con sus años de vida había sido testigo de un sin fin de atrosidades... Traiciones, mentiras, egoísmo, gritos... Sangre, torturas, sacrificios... La familia Blackwing no tiene de por si un registro "limpio", cada descendiente más terrible que el anterior ¿Por qué? Sencillo, cuentan las malas voces, que en aquel lugar, el fundador, había ocultado un tesoro... No eran ni joyas ni oro, el tesoro iba mucho más allá, el cual iba destinado al miembro más digno de la familia... Vamos, que ninguno era realmente digno para cometer todas aquellas atrocidades para hacerse con el premio...Pero hasta la fecha, nadie ha conseguido encontrar el tesoro, o eso dicen... Algunos cuentan que era un artefacto perdido de alguna antigua civilización con un poder maldito... Otros, dicen que se trataba de un artefacto mágico, capaz de cumplir lo que fuese... En fin, todos coincidían con que se trataba de un artefacto cuyo valor... Pues era invaluable, jajajajaja... Pero vamos, que nos alejamos del tema principal y no queremos que nadie pierda la cabeza ¿No?
Durante todos los años, la mansión Blackwing es uno de los mayores focos para superar las famosas pruebas de valor, pero adivinen que, nadie ha sido capaz de superar si quiera una... O si lo han hecho... No han conseguido regresar... Pero no se asusten, se ven como un grupo bastante inteligente y valeroso, seguro lo consiguen... Y si no... Bueno... Tendrán muchos muertos a los que hacerle compañía.
Apenas sonó la última campanada que daba inicio a la hora acordada, una vieja carroza, arrastrada por... ¿Nada?... Apareció desde la más profunda oscuridad... Literalmente, quizás todos estaban distraídos, pero cuando alcanzaron a darse cuenta, la carroza se aproximaba de la nada, sin emitir ruido... Por lo menos hasta ser notada, ya que al llegar a la estación, pudieron escucharse unos infernales alaridos de corceles... Extraño ¿No? Como sea, su piloto, era un anciano, bastante gordo, con muchas verrugas y manchas en el rostro... Si lo viese en cualquier otro lugar, fácilmente sería confundido por un zombie... Y es que no está lejos de la realidad, ya que era muy difícil entender si decía algo, lo único que salía de su boca era saliva, principalmente y una que otra palabra con muchos errores de ortografía.
Fueron unos pocos minutos de trayecto, por los lados se podían observar la muerta y podrida flora, árboles completamente negros sin una muestra de vida, arbustos secos a más no poder... Y uno que otro esqueleto... De animal, humano o... Algún otro ser vivo.
Al llegar a la mansión, lo primero que pudieron apreciar, fue la total pulcritud de la misma, si se veía "vieja", era por el estilo arquitectónico nada más, digno de la época donde los nobles bebían té en tazas de porcelana y se envenaban los unos a los otros... Espera ¿Que eso sigue ocurriendo? Como sea ¿Alguna vez han visto una mansión embrujada? Pues se veía tal así, punto.
El interior, se encontraba totalmente iluminado, con grandes candelabros colgando desde el techo, por favor, eviten pararse debajo, apenas comienza la noche y no queremos una muerte estúpida. En frente, unas largas escaleras, las cuales conducen... Exactamente, al segundo piso, pero hablaremos de él más tarde. El primer piso, adornado con finas alfombras, un lujoso piano, una costosa mesa y una gran cantidad de velas, apagadas, no parecía ocultar nada.
- Aquí los dejo... Buena suerte -
Pronunció la voz del viejo anciano... Viejo anciano... Redundante ¿No?... El punto es que mientras perdían el tiempo pensando en lo idiota que es decir viejo anciano, al fijarse, este ya no se encontraba, ni él ni su carroza arrastrada por corceles invisibles... Es más, al darse la vuelta, las grandes puertas, eran cerradas... Pff, el viento estos días tiene tanta fuerza.
Ahora comenzaba lo bueno, ya todos reunidos en la mansión de los horrores, fueron testigos de como el candelabro era apagado y las miles de velas, se encendían a la vez, mientras la escalera era iluminada con un rojo brillante "Bienvenidos"... Buenas noches.
- Reglas y Participantes:
- Los usuarios que pueden postear en este tema son:
• Harriet
• Aria Clownlay
• Alba
• Ruri Togashi
• Zerick Jericho
Reglas
♦Se tendrán 72 horas a partir de la hora de posteo del Narrador para que los participantes de cada grupo respondan.
♦NO hay turnos entre los usuarios para postear, pero una vez que haya posteando todos los usuarios, será turno del narrador. Es decir, no se permite doble post por parte de un personaje en una sola ronda.-Si todos los usuarios postean antes del tiempo límite, la respuesta del narrador será antes.
♦Si un personaje no postea dentro del tiempo establecido el narrador procederá a postear, tomando On-rol como si el personaje no hubiera hecho nada o dándole una penitencia, si no postea en varios turnos, el narrador puede tomar la decisión de sacar al personaje del escenario.
♦Por favor, posteen en el tema que les corresponde.
♦No se pondrá un máximo de líneas, pero por favor tomen en cuenta que el evento requiere dinamismo. Piensen en agilidad antes que cantidad.
♦Sí un usuario se pasa de chistosito o trata de afectar la trama para mal, de manera premeditada, el narrador tiene la libertad de sacarle del tema.
♦Recuerden que el punto del evento, es divertirnos entre todos, trabajen en equipo, no quieran todo el protagonismo para ustedes solos.
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 20/08/2013
Puntos : 408
Fecha de inscripción : 20/08/2013
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Narración
Re: Mansión Abandonada [Evento]
-Si consigo algo chulo te lo traeré para que te lo comas.
Había pasado una semana desde que aquél murciélago recargado de esteroides se metió en su vida sin intención alguna de salir de esta, entrometiéndose a trompiscones en su día a día ignorando si eso le hacía gracia o no a la peliverde, o a la, en teoría, jefa para la cual se suponía que trabajaba antes de “enamorarse” de la dragona, pero la verdad es que esa es otra historia. Esas fueron las últimas palabras que le dijo al azabache antes de salir del departamento, él también tenía sus propios planes para esa noche, o al menos eso le comento, pero algo le decía que sea lo que sea que tuviera que hacer lo acabaría en cuestión de mordiscos. En fin, cosas más, cosas menos, la muchacha se fue a su prueba de valor, por las dudas decidió traer consigo la nota que le habían mandado, nunca se sabe después de todo.
No era la primera vez que hacía estás cosas, después de todo llevaba varios años con la cultura halloweenense inculcada como buena estadounidense que era, pero confiaba que las cosas en Death City iban a ser algo de otro mundo en comparación a los fideos fríos o los viejos veteranos desquiciados de Vietnam a los que tanto se había acostumbrado en San Francisco. Poco o nada conocía de la historia de las atracciones paranormales de la ciudad de Shinigami-sama ¿Y averiguo algo antes de aventurarse? No, para nada, le parecía más divertido ir a ciegas, sin mencionar que seguramente se toparía con algún listillo que supiera mantenerla al tanto de los antecedentes de donde sea que se iba a meter ahora mismo. Fue caminando al sitio del encuentro, no estaba vestida para asustar a las brujas, simplemente traía el atuendo de siempre-pantalón militar y botas militares negras, musculosa apegada al cuerpo y un gorro rojo-, y no es que no quisiera ponerse a tono, pero sucede que básicamente su adorable compañero de departamento tuvo la delicadeza de comerse su disfraz.
-Ossu-Saludo sin más mientras alzaba la ceja derecha al acercarse al resto de los individuos que la acompañarían esa noche, todos esperando lo mismo. No les presto mucha atención la verdad, no es que les desagradara a buenas a primeras, sino que simplemente estaba distraída pensando en otras cosas, eso sumado a la nula iluminación del sitio no permitía que pudiera detallar demasiado del resto, podría usar su fuego pero ¿No es una buena presentación, verdad?- Me llamo Harriet, un placer.-Se presentó sin más llevándose las manos a los bolsillos mientras miraba al frente.- Mandarnos aquí, se lo toman en serio…-Se rasca la nuca mientras cierra los ojos. No era malo, pero se preguntaba si era un inició demasiado pretencioso ¿Llegaría a cumplir las expectativas hasta el final? Justo cuando pensaba en eso, apareció la carroza. Antes de subir tomo una piedra de suelo, la oculto en uno de sus bolsillos.
-Jo… -Fue lo único que dejo salir de su boca cuando la puerta se cerró de golpe. Entendía que ese era el inició del juego, no se inmuto en lo absoluto, pero tampoco se emocionó, sentía que aún faltaba para poder divertirse de verdad. Aun así, aprovecho la tétrica iluminación de las velas para detallar al resto de los valientes individuos de aquella noche, al parecer era la más de los presentes. Veamos, una chica rubia y una chica con cabellos blancos, las dos con unas caras muy bonitas. Un sujeto de cabello rubio, nadie más. Harriet lo ignoraba, pero se le estaba escapando un miembro más de la aventura, básicamente por qué no lo veía a simple vista. Suspiro cerrando los ojos mientras comenzaba a caminar hacia el centro de la gran sala manteniendo la vista insistente en los candelabros.- Los candelabros, las velas, el cartel de bienvenida. Todo ilumina de una u otra forma ¿No? ¿No habrá una pista en alguna de las lámparas? No sé, creo que hicieron mucho énfasis en la luz… –Manifestó su razonamiento rápidamente mientras relacionaba los sucesos como algo que podía ser significativo en su mente, quizás no era nada, pero quizás sí. Se dio media vuelta para poder ver de frente a los presentes, al menos a los tres cuya existencia si noto- Al menos eso creo, bueno… ¿Qué tienen en mente ustedes?
Había pasado una semana desde que aquél murciélago recargado de esteroides se metió en su vida sin intención alguna de salir de esta, entrometiéndose a trompiscones en su día a día ignorando si eso le hacía gracia o no a la peliverde, o a la, en teoría, jefa para la cual se suponía que trabajaba antes de “enamorarse” de la dragona, pero la verdad es que esa es otra historia. Esas fueron las últimas palabras que le dijo al azabache antes de salir del departamento, él también tenía sus propios planes para esa noche, o al menos eso le comento, pero algo le decía que sea lo que sea que tuviera que hacer lo acabaría en cuestión de mordiscos. En fin, cosas más, cosas menos, la muchacha se fue a su prueba de valor, por las dudas decidió traer consigo la nota que le habían mandado, nunca se sabe después de todo.
No era la primera vez que hacía estás cosas, después de todo llevaba varios años con la cultura halloweenense inculcada como buena estadounidense que era, pero confiaba que las cosas en Death City iban a ser algo de otro mundo en comparación a los fideos fríos o los viejos veteranos desquiciados de Vietnam a los que tanto se había acostumbrado en San Francisco. Poco o nada conocía de la historia de las atracciones paranormales de la ciudad de Shinigami-sama ¿Y averiguo algo antes de aventurarse? No, para nada, le parecía más divertido ir a ciegas, sin mencionar que seguramente se toparía con algún listillo que supiera mantenerla al tanto de los antecedentes de donde sea que se iba a meter ahora mismo. Fue caminando al sitio del encuentro, no estaba vestida para asustar a las brujas, simplemente traía el atuendo de siempre-pantalón militar y botas militares negras, musculosa apegada al cuerpo y un gorro rojo-, y no es que no quisiera ponerse a tono, pero sucede que básicamente su adorable compañero de departamento tuvo la delicadeza de comerse su disfraz.
-Ossu-Saludo sin más mientras alzaba la ceja derecha al acercarse al resto de los individuos que la acompañarían esa noche, todos esperando lo mismo. No les presto mucha atención la verdad, no es que les desagradara a buenas a primeras, sino que simplemente estaba distraída pensando en otras cosas, eso sumado a la nula iluminación del sitio no permitía que pudiera detallar demasiado del resto, podría usar su fuego pero ¿No es una buena presentación, verdad?- Me llamo Harriet, un placer.-Se presentó sin más llevándose las manos a los bolsillos mientras miraba al frente.- Mandarnos aquí, se lo toman en serio…-Se rasca la nuca mientras cierra los ojos. No era malo, pero se preguntaba si era un inició demasiado pretencioso ¿Llegaría a cumplir las expectativas hasta el final? Justo cuando pensaba en eso, apareció la carroza. Antes de subir tomo una piedra de suelo, la oculto en uno de sus bolsillos.
[…]
-Jo… -Fue lo único que dejo salir de su boca cuando la puerta se cerró de golpe. Entendía que ese era el inició del juego, no se inmuto en lo absoluto, pero tampoco se emocionó, sentía que aún faltaba para poder divertirse de verdad. Aun así, aprovecho la tétrica iluminación de las velas para detallar al resto de los valientes individuos de aquella noche, al parecer era la más de los presentes. Veamos, una chica rubia y una chica con cabellos blancos, las dos con unas caras muy bonitas. Un sujeto de cabello rubio, nadie más. Harriet lo ignoraba, pero se le estaba escapando un miembro más de la aventura, básicamente por qué no lo veía a simple vista. Suspiro cerrando los ojos mientras comenzaba a caminar hacia el centro de la gran sala manteniendo la vista insistente en los candelabros.- Los candelabros, las velas, el cartel de bienvenida. Todo ilumina de una u otra forma ¿No? ¿No habrá una pista en alguna de las lámparas? No sé, creo que hicieron mucho énfasis en la luz… –Manifestó su razonamiento rápidamente mientras relacionaba los sucesos como algo que podía ser significativo en su mente, quizás no era nada, pero quizás sí. Se dio media vuelta para poder ver de frente a los presentes, al menos a los tres cuya existencia si noto- Al menos eso creo, bueno… ¿Qué tienen en mente ustedes?
Invitado
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Normalmente gustaba de alardear y gritar las cosas a los cuatro vientos, en especial cuando se trataba de algo que la entusiasmaba tanto como la pequeña nota que había recibido, pero no en esta ocasión, esta vez había decidido mantener el perfil bajo y guardárselo para ella sola. La razón era bastante simple en realidad, no era que la rubia hubiese aprendido un poco de autocontrol o estuviese tratando de medirse con lo extrovertido de su personalidad, por supuesto que no, el motivo residía en que sospechaba, o mejor dicho, sabía que varias personas no estarían demasiado de acuerdo con su plan para el Halloween de este año, siendo la lista encabezada, naturalmente, por su hermano. El mayor de los Togashi era experto en aguarle la fiesta a su hermanita, aun si la mayor parte del tiempo, tenía razones de más para hacerlo, obviamente a la menor le molestaba de sobremanera, claro que después de esta noche, podría alardear todo lo que quisiera y contar historias geniales a todo el que se le pusiera enfrente. Fue por ello que se limitó a soltarle un par de mentiras, todo fuese por el bien de sus planes; La mentira era simple, totalmente creíble y para nada sospechosa, incluso en cierta medida, más que una mentira, terminaba siendo una verdad a medias, pues era verdad que saldría a pedir dulces un rato antes de dirigirse a donde la peculiar nota le citaba.
Aun no anochecía del todo cuando terminó de vestirse, usaba un disfraz de bruja, siendo este día el único aparentemente aceptable para usar algo como eso dentro de la ciudad, aun si resultaba bastante obvio que el atuendo no era más que eso, un disfraz como cualquier otro que se podía usar en Halloween-¡Vuelvo tarde!-Y antes de que su hermano completara la queja de que no regresara tan entrada la noche, cerró la puerta y corrió a reunirse con su pequeña tanda de vándalos, todos listos para hacer valer la frase “Dulce o Truco” en su totalidad, pues iban más que armados para vengarse de la vivienda de todo aquel que “No tuviera espíritu” y no se dignara a entregarles caramelos: papel de baño, huevos, espuma en lata, y un par de cubetas de globos llenos de pintura purpura y anaranjada. La noche le resultaba prometedora tanto si les daban dulces como sí no. Finalmente habiéndose hecho con algunos dulces, pero sobre todo, habiendo agotado sus municiones, se despidió de sus compañeros y se encamino con cierta prisa al lugar citado. El vandalismo ciertamente había sido genial, pero lo que le esperaba en la llamada prueba de valor, prometía ser un tanto más emocionante, probablemente la exclusividad que se sentía gracias a la cita con tan misteriosa nota, ayudaba a crear el ambiente.
Terminaron siendo cinco personas, incluyéndose ella misma, los que al parecer esperaban en el lugar que les habían indicado. La rubia balanceaba su peso de un lado a otro, claramente impaciente y emocionada, sonriendo ampliamente a cada uno de los presentes, entre ellos una cara conocida, el rubio con el que no solo comparta algunas clases, si no también ya había tenido la… ¿suerte? ¿Oportunidad? ¿Desdicha? De encontrarse en una situación de lo más curiosa en la entrada de la Vocacional; exceptuando al joven técnico a quien le dio un par de palmadas en la espalda y dedicó una sonrisa de complicidad, todas las otras caras eran nuevas para el arma, y no fue hasta que una de ellas, la chica alta de cabellos color verde se presentó, que la rubia reparó en que lo mejor era hacerlo también-Yo Ruri, un gusto-respondió a su vez, pasando la ambarina mirada por los que serían sus compañeros dicha noche.
La mirada se le lleno de cierto brillo entusiasta cuando la carroza se presentó ante ellos, la joven arma ni siquiera pareció reparar en que, si bien era posible escuchar los sonidos y relinchidos de los animales que se suponía tiraban del vehículo, estos no eran visibles o bien no estaban en el lugar que les correspondía, tampoco pareció prestarle atención al demacrado y poco agradable aspecto del chofer, no, simplemente subió a la carroza como alma que lleva el diablo y gano uno de los lugares cerca de la ventana, solo para luego mirar a los demás-¡Ja! ¡Gane!-Les anuncio a los restantes, inflando el pecho con orgullo y aire triunfante. No tardaron demasiado en llegar a lo que la rubia bajo con las mismas prisas con las que había abordado.
Entró a la casona con el mismo apuro y entusiasmo que había demostrado hasta ahora, mirando por sobre el hombro como si estuviera impacientada con su grupo, si fuera por ella, probablemente ya estaría corriendo por los pasillos y habitaciones, pero fue en cuanto todos estuvieron dentro, que las enormes puertas se cerraron, dejándolos a todos sin oportunidad aparente de salir por voluntad propia. El claustro, si bien no bajo los ánimos de la rubia, logró frenarla un poco, logrando así poner su completa atención en el espectáculo de luces que se presentó ante ellos, una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro y fue rápidamente por una de emoción latente-¡¡Fue completamente genial!!-Grito señalando las luces-¡¿Lo vieron, verdad?!-Pasaba la mirada entre todos haciendo tan obvia pregunta. Asintió repetidas veces ante la suposición de la peliverde-¡Tal vez si movemos más cosas se active otro efecto como ese! ¿No sería genial?-Sugirió casi a gritos.
Aun no anochecía del todo cuando terminó de vestirse, usaba un disfraz de bruja, siendo este día el único aparentemente aceptable para usar algo como eso dentro de la ciudad, aun si resultaba bastante obvio que el atuendo no era más que eso, un disfraz como cualquier otro que se podía usar en Halloween-¡Vuelvo tarde!-Y antes de que su hermano completara la queja de que no regresara tan entrada la noche, cerró la puerta y corrió a reunirse con su pequeña tanda de vándalos, todos listos para hacer valer la frase “Dulce o Truco” en su totalidad, pues iban más que armados para vengarse de la vivienda de todo aquel que “No tuviera espíritu” y no se dignara a entregarles caramelos: papel de baño, huevos, espuma en lata, y un par de cubetas de globos llenos de pintura purpura y anaranjada. La noche le resultaba prometedora tanto si les daban dulces como sí no. Finalmente habiéndose hecho con algunos dulces, pero sobre todo, habiendo agotado sus municiones, se despidió de sus compañeros y se encamino con cierta prisa al lugar citado. El vandalismo ciertamente había sido genial, pero lo que le esperaba en la llamada prueba de valor, prometía ser un tanto más emocionante, probablemente la exclusividad que se sentía gracias a la cita con tan misteriosa nota, ayudaba a crear el ambiente.
Terminaron siendo cinco personas, incluyéndose ella misma, los que al parecer esperaban en el lugar que les habían indicado. La rubia balanceaba su peso de un lado a otro, claramente impaciente y emocionada, sonriendo ampliamente a cada uno de los presentes, entre ellos una cara conocida, el rubio con el que no solo comparta algunas clases, si no también ya había tenido la… ¿suerte? ¿Oportunidad? ¿Desdicha? De encontrarse en una situación de lo más curiosa en la entrada de la Vocacional; exceptuando al joven técnico a quien le dio un par de palmadas en la espalda y dedicó una sonrisa de complicidad, todas las otras caras eran nuevas para el arma, y no fue hasta que una de ellas, la chica alta de cabellos color verde se presentó, que la rubia reparó en que lo mejor era hacerlo también-Yo Ruri, un gusto-respondió a su vez, pasando la ambarina mirada por los que serían sus compañeros dicha noche.
La mirada se le lleno de cierto brillo entusiasta cuando la carroza se presentó ante ellos, la joven arma ni siquiera pareció reparar en que, si bien era posible escuchar los sonidos y relinchidos de los animales que se suponía tiraban del vehículo, estos no eran visibles o bien no estaban en el lugar que les correspondía, tampoco pareció prestarle atención al demacrado y poco agradable aspecto del chofer, no, simplemente subió a la carroza como alma que lleva el diablo y gano uno de los lugares cerca de la ventana, solo para luego mirar a los demás-¡Ja! ¡Gane!-Les anuncio a los restantes, inflando el pecho con orgullo y aire triunfante. No tardaron demasiado en llegar a lo que la rubia bajo con las mismas prisas con las que había abordado.
Entró a la casona con el mismo apuro y entusiasmo que había demostrado hasta ahora, mirando por sobre el hombro como si estuviera impacientada con su grupo, si fuera por ella, probablemente ya estaría corriendo por los pasillos y habitaciones, pero fue en cuanto todos estuvieron dentro, que las enormes puertas se cerraron, dejándolos a todos sin oportunidad aparente de salir por voluntad propia. El claustro, si bien no bajo los ánimos de la rubia, logró frenarla un poco, logrando así poner su completa atención en el espectáculo de luces que se presentó ante ellos, una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro y fue rápidamente por una de emoción latente-¡¡Fue completamente genial!!-Grito señalando las luces-¡¿Lo vieron, verdad?!-Pasaba la mirada entre todos haciendo tan obvia pregunta. Asintió repetidas veces ante la suposición de la peliverde-¡Tal vez si movemos más cosas se active otro efecto como ese! ¿No sería genial?-Sugirió casi a gritos.
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Fecha de inscripción : 07/07/2013
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Ruri Togashi
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Habían momentos en la vida en que el joven peliazul, no entendía ni el por qué, ni el quién de las cosas... Y este era uno de esos momentos, todavía no entendía que era ese extraño ritual que efectuaban tanto niños como adultos ¿Para qué recolectaban dulces de casa en casa vestidos como personajes ficticios originarios para causar miedo? ¿Era alguna especie de sacrificio a un dios extraño que come dulces? ¿Y por qué decorar con calabazas u otros adornos? Cualquiera que fuese el caso, el pequeño Alba no tenía idea de nada, para él este día era uno lleno de preguntas y acertijos difíciles de responder.
Como fuese el caso, esa no era la razón principal por la cual el arcano humano estuviese confundido, el origen de este provenía de un pequeño pedazo de papel en un lenguaje algo difícil de descifrar, aun que bueno, cualquier lenguaje es difícil para él tomando en cuenta que con suerte sabe leer, tuvo que buscar a alguien que le tradujese, para su fortuna, se topó con una señora bastante amable, quién sin demora y entre pequeñas risas, le comentó que se trataba de una de las famosas pruebas del valor, Alba, sin tenerlo en todo claro y acatando el consejo de la señora de no decirle a nadie más respecto a aquello, decidió por ir al lugar del encuentro ¿Qué tenía que perder? Si era una prueba de valor, quizás era como las que hacía en su tribu para volverse hombre... Pese a que no se sentía preparado para afrontar una prueba de tal magnitud, si participar era algo "normal" en su cultura, probar no le dañaría... O eso esperaba.
Llegó un tanto temprano al lugar de reunión, era bastante temprano y no se encontraba nadie todavía, pasaron un par de horas, mientras el chico jugaba en el suelo haciendo dibujos o juntando rocas, cuando escuchó pasos, eran más personas, que aparentemente se quedaron en el mismo lugar que él, claro, sin verle, la presencia de Alba es algo que es muy fácil pasar por alto, tomando en cuenta su estatura, su silencio y el hecho de que estaba camuflado con el fondo, era raro si alguien se daba cuenta de que si quiera estaba ahí. En total llegaron cuatro personas, un chico y tres... Chicas, si antes sentía que no podía hablar, ahora aquel sentimiento era peor y si tomamos en cuenta a la chica extrañamente social, a la que por alguna razón, se veía capaz de romper la cara de cualquiera y la chica que pues... En apariencia era bastante linda, no ayudaba en nada al pobre. Mientras se presentaban, no pudo hacer otra cosa que quedarse detrás y asentir, como si con eso cumpliese su propósito social... Aun que claro ¿Quién le vería hacer un gesto así? - A-Alba soy... D-Digo, soy Alba - Pronunció nervioso al ver su error, pero su voz era tan baja y poco imponente, que tampoco era de extrañar si no le escuchaban.
Al cabo de los minutos, llegó el transporte, casi es dejado atrás por esperar a que los otros subieran, pero alcanzó justo, sentándose en uno de los extremos, cuando la voz de la rubia le desconcertó, poniéndolo nuevamente nervioso - ¿¡Ah!? ¿E-E-Era una competencia? ¿Acaso era parte de la prueba?... ¿Ya perdí o algo? - Preguntó un tanto decepcionado, observando a la ganadora con un pequeño rubor, cuando se percató de que había alzado innecesariamente la voz, sólo se limitó a bajar la cabeza con vergüenza, ahora si no entendía nada ¿Si esta era la prueba, por que aquel extraño vehículo se seguía moviendo? Realmente quería superar la prueba, pero su personalidad poco influyente le había jugado mal. Casi por el final del trayecto, divisó con la vista la gran mansión, quizás lo primero sólo era una parte de la prueba... Este era su momento de poder remediar su anterior error, aquella chica rubia había ganado por ser la mejor, pero ahora, si tan sólo quedaba segundo o tercero, podría significar rectificarse.
Al entrar, sólo pudo quedarse pasmado observando todo, para el chico, a su vista todo era moderno y nuevo, tantas luces, cosas coloridas y su archienemigo, el "Piano"... O quizás era su hermano, el punto es que Alba no pudo quitar los ojos de él, mirando con sospecha y en guardia... "Alba, debes concentrarte, recuerda, este es tú momento para demostrar que puedes igual que todos... S-Sólo habla..." Pensaba mientras observaba a los presentes y mantenía un ojo en el piano - ¿A-Acaso fue magia? De donde vengo, los ancianos eran capaces de encender y apagar las luces a su antojo... ¡Ah sí! Hace tiempo en una caja oscura, unas pequeñas personas se habían quedado atrapas en una mansión como esta... Aun que su mundo era en blanco y negro... Era bastante deprimente... Pero lo que hicieron, fue revisar primero las puertas del primer piso, ya que la chica que subió al segundo, m-murió... Unos hilos la jalaron al techo... Y bueno... E-Eso... T-T-También me parece un buen plan buscar en... El resto de... Cosas... N-N-No me tienen que hacer caso si no quieren... Lo siento... - Comentó, en un principio se había animado mucho a hablar, se lo imaginaba todo en su cabeza, era tal y como en la "película", pero a medida que sus palabras salían y sentía como iba ganando protagonismo, su ánimo decaía enormemente, hasta el punto de sentir sólo ganas de huir, pero... No podía... Sus puños se apretaban con fuerza, así como sus ojos se cerraban, estaba reuniendo valor, para finalmente... - ¡Y no confíen en el piano! ¡Son malvados! - Gritó finalmente, con el rostro totalmente rojo, para luego quedarse en silencio y observar a un punto vacío, con una mezcla de vergüenza y satisfacción, abrazando una pequeña calabaza que había traído desde un principio, quizás eran una especie de amuleto para este día ¿No?
Como fuese el caso, esa no era la razón principal por la cual el arcano humano estuviese confundido, el origen de este provenía de un pequeño pedazo de papel en un lenguaje algo difícil de descifrar, aun que bueno, cualquier lenguaje es difícil para él tomando en cuenta que con suerte sabe leer, tuvo que buscar a alguien que le tradujese, para su fortuna, se topó con una señora bastante amable, quién sin demora y entre pequeñas risas, le comentó que se trataba de una de las famosas pruebas del valor, Alba, sin tenerlo en todo claro y acatando el consejo de la señora de no decirle a nadie más respecto a aquello, decidió por ir al lugar del encuentro ¿Qué tenía que perder? Si era una prueba de valor, quizás era como las que hacía en su tribu para volverse hombre... Pese a que no se sentía preparado para afrontar una prueba de tal magnitud, si participar era algo "normal" en su cultura, probar no le dañaría... O eso esperaba.
Llegó un tanto temprano al lugar de reunión, era bastante temprano y no se encontraba nadie todavía, pasaron un par de horas, mientras el chico jugaba en el suelo haciendo dibujos o juntando rocas, cuando escuchó pasos, eran más personas, que aparentemente se quedaron en el mismo lugar que él, claro, sin verle, la presencia de Alba es algo que es muy fácil pasar por alto, tomando en cuenta su estatura, su silencio y el hecho de que estaba camuflado con el fondo, era raro si alguien se daba cuenta de que si quiera estaba ahí. En total llegaron cuatro personas, un chico y tres... Chicas, si antes sentía que no podía hablar, ahora aquel sentimiento era peor y si tomamos en cuenta a la chica extrañamente social, a la que por alguna razón, se veía capaz de romper la cara de cualquiera y la chica que pues... En apariencia era bastante linda, no ayudaba en nada al pobre. Mientras se presentaban, no pudo hacer otra cosa que quedarse detrás y asentir, como si con eso cumpliese su propósito social... Aun que claro ¿Quién le vería hacer un gesto así? - A-Alba soy... D-Digo, soy Alba - Pronunció nervioso al ver su error, pero su voz era tan baja y poco imponente, que tampoco era de extrañar si no le escuchaban.
Al cabo de los minutos, llegó el transporte, casi es dejado atrás por esperar a que los otros subieran, pero alcanzó justo, sentándose en uno de los extremos, cuando la voz de la rubia le desconcertó, poniéndolo nuevamente nervioso - ¿¡Ah!? ¿E-E-Era una competencia? ¿Acaso era parte de la prueba?... ¿Ya perdí o algo? - Preguntó un tanto decepcionado, observando a la ganadora con un pequeño rubor, cuando se percató de que había alzado innecesariamente la voz, sólo se limitó a bajar la cabeza con vergüenza, ahora si no entendía nada ¿Si esta era la prueba, por que aquel extraño vehículo se seguía moviendo? Realmente quería superar la prueba, pero su personalidad poco influyente le había jugado mal. Casi por el final del trayecto, divisó con la vista la gran mansión, quizás lo primero sólo era una parte de la prueba... Este era su momento de poder remediar su anterior error, aquella chica rubia había ganado por ser la mejor, pero ahora, si tan sólo quedaba segundo o tercero, podría significar rectificarse.
Al entrar, sólo pudo quedarse pasmado observando todo, para el chico, a su vista todo era moderno y nuevo, tantas luces, cosas coloridas y su archienemigo, el "Piano"... O quizás era su hermano, el punto es que Alba no pudo quitar los ojos de él, mirando con sospecha y en guardia... "Alba, debes concentrarte, recuerda, este es tú momento para demostrar que puedes igual que todos... S-Sólo habla..." Pensaba mientras observaba a los presentes y mantenía un ojo en el piano - ¿A-Acaso fue magia? De donde vengo, los ancianos eran capaces de encender y apagar las luces a su antojo... ¡Ah sí! Hace tiempo en una caja oscura, unas pequeñas personas se habían quedado atrapas en una mansión como esta... Aun que su mundo era en blanco y negro... Era bastante deprimente... Pero lo que hicieron, fue revisar primero las puertas del primer piso, ya que la chica que subió al segundo, m-murió... Unos hilos la jalaron al techo... Y bueno... E-Eso... T-T-También me parece un buen plan buscar en... El resto de... Cosas... N-N-No me tienen que hacer caso si no quieren... Lo siento... - Comentó, en un principio se había animado mucho a hablar, se lo imaginaba todo en su cabeza, era tal y como en la "película", pero a medida que sus palabras salían y sentía como iba ganando protagonismo, su ánimo decaía enormemente, hasta el punto de sentir sólo ganas de huir, pero... No podía... Sus puños se apretaban con fuerza, así como sus ojos se cerraban, estaba reuniendo valor, para finalmente... - ¡Y no confíen en el piano! ¡Son malvados! - Gritó finalmente, con el rostro totalmente rojo, para luego quedarse en silencio y observar a un punto vacío, con una mezcla de vergüenza y satisfacción, abrazando una pequeña calabaza que había traído desde un principio, quizás eran una especie de amuleto para este día ¿No?
Invitado
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Ah, vaya. Supongo que nada podía superar a como se celebraban estas fechas en Estados Unidos y, en especial, en la propia Death City. Sí, en Canadá también tenían cierto arraigo a Halloween, pero no se comparaba ni por asomo a como lo vivían en la ciudad de la muerte. Aquí todo el mes completo de octubre había sido una festividad en toda regla. Toda la ciudad decorada, la gran mayoría de gente disfrazada con una gran variedad de motivos y, de verdad, podías sentir en el aire ese ambiente único que daba tal celebración. Y, obviamente, yo no iba a ser menos. Estaba cayendo la noche cuando noté la invitación y decidí darle una oportunidad, ¿por qué no? Era un buen momento para verle el lado sobrenatural a la dichosa ciudad. Alan por su parte había recibido su propia invitación a otra prueba de valor, así todo estaba bien. Tal vez aquella noche no la pasaría junto a su hermano para salir a pedir dulces y disfrutar de una divertida velada viendo películas de terror y de verdad sentía la incomodidad de no llevar a cabo algo que se había vuelto como en una especie de tradición, pero el cambio era bueno a veces. No es como si fuera a ocurrir alguna tragedia paranormal y nunca más volverían a verse, ¿Verdad?
Avancé por la ciudad, deteniéndome de vez en cuando para pedir un manojo de dulces. La gente estaba tan arriba con el espíritu de fiesta que no se fijaban en que tal vez ya estuviera algo mayorcito para andar pidiendo golosinas como si de un niño me tratara. Mejor para mi, claro. Además, llevaba un traje, no podían argumentar eso. No era nada demasiado vistoso o complicado, de hecho. Era el típico traje a rayas blancas y negras usado por los convictos dentro de la prisión, completo con el grillete, la cadena y esa bola de metal en el tobillo. Claro que la bola era de imitación, sería incómodo y estúpido que anduviera por ahí con un verdadero grillete sujetando mi tobillo. En fin, llegué al lugar acordado. El camino ciertamente estaba bastante apartado de la zona civilizada y no daba mucha confianza, pero eso solo llamaba más mi atención que otra cosa. -Buenas noches~- Saludé con una pequeña sonrisa a los demás presentes en el lugar. Paseé mi mirada sobre todas ellas a medida que se presentaban. Una de ellas de una gran altura y presencia física, la siguiente una ¿Albina? No estaba seguro porque podía notar unos tintes o tonos rosados y rubios en su cabello a pesar de la poca luz. Pero al final no pude evitar abrir los ojos al notar a cierta rubia con la cual había vivido un incidentes con ciertos animales que era preferible no recordar. Negué levemente con la cabeza al ver que seguía igual de animada que siempre, bien, eso era bueno, al menos conocía a alguien. Luego de que las chicas se presentaran decidí que era el momento de hacer lo mismo. -Yo soy Zerick, espero poder divertirme junto a ustedes.- Asentí levemente pensando que eso era todo hasta que escuché una tenue voz presentarse como Alba. Por un momento pensé que se trataba de un ente espiritual que intentaba contactarse con nosotros, hasta que mi mirada dio con el origen de la voz. Un chico de baja estatura que no había notado hasta entonces. Me sorprendí de no haberlo visto antes, ¿Había llegado recién? Bien, no pude responder a tales dudas porque inmediatamente después de que terminamos de presentarnos una carroza sumamente sospechosa llegó para recogernos. Subí el par de escalones del transporte, tomando la bola encadenada en mis manos para que no entorpeciera a nadie y notando con cierta diversión en mis ojos como el chico parecía tener o grandes modales o una gran timidez… O tal vez ambos atributos. -Tranquilo, no dejes que Ruri o ninguna de ellas te intimide. Esto recién comienza.- Susurré a modo de broma, cubriendo mi boca con la mano para que ninguna de las mujeres pudiera escucharme, e intentando aliviar el nerviosismo que el de cabellos azules parecía sentir.
Justo cuando me iba a despedir del amable zombie que nos había traído el mismo ya se había desvanecido, o eso parecía, por lo que solo quedó ingresar al lugar de la prueba. Una llamativa mansión, sí. Sentí un Déjà vu al recordar como ya había estado en una mansión tenebrosa antes y nada menos que en compañía de una bruja. Pero bueno, esa era otra historia y había que enfocarse en el presente. Y el presente estaba gratamente iluminado por un destacable juego de luces, claro, luego de que la puerta de entrada se cerrara de un portazo a nuestras espaldas. Eso había sido rudo. Asentí con la cabeza lentamente ante la sugerencia de la de cabellos verdes, llevando una de mis manos a mi mentón para comenzar a mirar todo lo que nos rodeaba en ese enorme salón con ojo crítico. Comencé a caminar recorriendo un poco los alrededores y tocando las diferentes fuentes de luz en búsqueda de algún mecanismo oculto o algún indicativo de como continuar, tal y como habían sugerido mis compañeros. Una nueva sonrisa se dibujó en mi rostro al escuchar al más pequeño del grupo comenzar a hablar. Bien, a pesar de que se le notaba nervioso al menos podía integrarse al grupo, no quería que nadie se quedara de lado, se supone que debían pasar la prueba de valor juntos, ¿No? Además todo eso era para divertirse, o al menos así lo veía yo. Estaba acercándome al piano para comenzar a revisarlo, cuando el grito del chico llamó mi atención. Me detuve al instante, quedando uno de mis dedos índices a milímetros de tocar una de las teclas, pero hice caso y y retrocedí de un pequeño salto, guardando las distancias. -Bien, no confiar en el piano, gracias.- Sonreí al peliazul antes de acercarme nuevamente al grupo. -Como dijo Alba, podemos revisar todas las puertas del primer piso, pero tal vez nos llevaría algo de tiempo tratándose de una mansión, así que separarnos sería más rápido. Aunque supongo que alguna vez vieron una película de terror y saben que tan bien termina eso.- Me encogí de hombros mirando a todos los presentes, para luego de un movimiento con mi pierna elevar la bola que arrastraba con mi tobillo y dejarla sobre mi pie, haciendo equilibrio para que no cayera. La noche apenas comenzaba, así que realmente solo podíamos hacer conjeturas y sugerencias de como proseguir.
Avancé por la ciudad, deteniéndome de vez en cuando para pedir un manojo de dulces. La gente estaba tan arriba con el espíritu de fiesta que no se fijaban en que tal vez ya estuviera algo mayorcito para andar pidiendo golosinas como si de un niño me tratara. Mejor para mi, claro. Además, llevaba un traje, no podían argumentar eso. No era nada demasiado vistoso o complicado, de hecho. Era el típico traje a rayas blancas y negras usado por los convictos dentro de la prisión, completo con el grillete, la cadena y esa bola de metal en el tobillo. Claro que la bola era de imitación, sería incómodo y estúpido que anduviera por ahí con un verdadero grillete sujetando mi tobillo. En fin, llegué al lugar acordado. El camino ciertamente estaba bastante apartado de la zona civilizada y no daba mucha confianza, pero eso solo llamaba más mi atención que otra cosa. -Buenas noches~- Saludé con una pequeña sonrisa a los demás presentes en el lugar. Paseé mi mirada sobre todas ellas a medida que se presentaban. Una de ellas de una gran altura y presencia física, la siguiente una ¿Albina? No estaba seguro porque podía notar unos tintes o tonos rosados y rubios en su cabello a pesar de la poca luz. Pero al final no pude evitar abrir los ojos al notar a cierta rubia con la cual había vivido un incidentes con ciertos animales que era preferible no recordar. Negué levemente con la cabeza al ver que seguía igual de animada que siempre, bien, eso era bueno, al menos conocía a alguien. Luego de que las chicas se presentaran decidí que era el momento de hacer lo mismo. -Yo soy Zerick, espero poder divertirme junto a ustedes.- Asentí levemente pensando que eso era todo hasta que escuché una tenue voz presentarse como Alba. Por un momento pensé que se trataba de un ente espiritual que intentaba contactarse con nosotros, hasta que mi mirada dio con el origen de la voz. Un chico de baja estatura que no había notado hasta entonces. Me sorprendí de no haberlo visto antes, ¿Había llegado recién? Bien, no pude responder a tales dudas porque inmediatamente después de que terminamos de presentarnos una carroza sumamente sospechosa llegó para recogernos. Subí el par de escalones del transporte, tomando la bola encadenada en mis manos para que no entorpeciera a nadie y notando con cierta diversión en mis ojos como el chico parecía tener o grandes modales o una gran timidez… O tal vez ambos atributos. -Tranquilo, no dejes que Ruri o ninguna de ellas te intimide. Esto recién comienza.- Susurré a modo de broma, cubriendo mi boca con la mano para que ninguna de las mujeres pudiera escucharme, e intentando aliviar el nerviosismo que el de cabellos azules parecía sentir.
Justo cuando me iba a despedir del amable zombie que nos había traído el mismo ya se había desvanecido, o eso parecía, por lo que solo quedó ingresar al lugar de la prueba. Una llamativa mansión, sí. Sentí un Déjà vu al recordar como ya había estado en una mansión tenebrosa antes y nada menos que en compañía de una bruja. Pero bueno, esa era otra historia y había que enfocarse en el presente. Y el presente estaba gratamente iluminado por un destacable juego de luces, claro, luego de que la puerta de entrada se cerrara de un portazo a nuestras espaldas. Eso había sido rudo. Asentí con la cabeza lentamente ante la sugerencia de la de cabellos verdes, llevando una de mis manos a mi mentón para comenzar a mirar todo lo que nos rodeaba en ese enorme salón con ojo crítico. Comencé a caminar recorriendo un poco los alrededores y tocando las diferentes fuentes de luz en búsqueda de algún mecanismo oculto o algún indicativo de como continuar, tal y como habían sugerido mis compañeros. Una nueva sonrisa se dibujó en mi rostro al escuchar al más pequeño del grupo comenzar a hablar. Bien, a pesar de que se le notaba nervioso al menos podía integrarse al grupo, no quería que nadie se quedara de lado, se supone que debían pasar la prueba de valor juntos, ¿No? Además todo eso era para divertirse, o al menos así lo veía yo. Estaba acercándome al piano para comenzar a revisarlo, cuando el grito del chico llamó mi atención. Me detuve al instante, quedando uno de mis dedos índices a milímetros de tocar una de las teclas, pero hice caso y y retrocedí de un pequeño salto, guardando las distancias. -Bien, no confiar en el piano, gracias.- Sonreí al peliazul antes de acercarme nuevamente al grupo. -Como dijo Alba, podemos revisar todas las puertas del primer piso, pero tal vez nos llevaría algo de tiempo tratándose de una mansión, así que separarnos sería más rápido. Aunque supongo que alguna vez vieron una película de terror y saben que tan bien termina eso.- Me encogí de hombros mirando a todos los presentes, para luego de un movimiento con mi pierna elevar la bola que arrastraba con mi tobillo y dejarla sobre mi pie, haciendo equilibrio para que no cayera. La noche apenas comenzaba, así que realmente solo podíamos hacer conjeturas y sugerencias de como proseguir.
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Zerick Jericho
Re: Mansión Abandonada [Evento]
"Mis niños, no tenéis nada de qué preocuparos, en el lugar adecuado, una carroza ornamentada les llevará a donde todos estaréis involucrados. Divertiros y pasadla chachi... Pero cuidaos... Podéis llevaros un buen recuerdo... O uno muy muy malo... Estáis advertidos".
La chica de dudosa coloración de cabello leyó una vez más el extraño papel que había recibido hace solo unos días atrás, según imaginaba, la razón seguramente se debía a la exagerada celebración que se realizaba en Dead City por Halloween. Era de esperarse ¿No? Después de todo para la ciudad que llevaba el nombre de la muerte la celebración de los espectros era como su fiesta nacional, es más, los festejos y actividades solían desarrollarse a lo largo de todo el mes de Octubre, y entre ellos se encontraba la que ella debía hacerse participe, la famosa prueba de valor.
Suspiro con cansancio antes de arrugar el escrito que contenía sus instrucciones o algo así para luego volver a colocarlo al interior del bolsillo de su falda reanudando su camino al punto de encuentro. Para poder solventar sus deudas –Las que habían aumentado el último tiempo debido a su falta de trabajo estable- Había conseguido un trabajo de medio tiempo como mesera de un café, que como temática por la celebración tenía como política que los empleados vistieran como los monstruos más conocidos de la historia, siendo el tema de hoy “Infierno”. Es por ello que la arma llevaba en vez de su usual ropa diaria un traje de demonio simple.
—Desearía haber podido cambiarme antes de venir—Se lamentó en un susurro antes de llegar su destino.
En el lugar no se encontraba nadie, asumió había llegado antes que el resto por lo que espero con paciencia al reto de los que serían sus compañeros por aquella extraña noche. Los partícipes de la prueba de valor llegaron casi en forma simultánea, la primera fue una alta chica de cabellos verdes que parecía indiferente, la siguiente fue una alegre chica de cabellos rubios que parecía completamente emocionada por la situación, llevaba un traje de bruja y por ultimo un extraño reo… un chico rubio de mirada carmesí vestido con un traje a rayas y una bola de acero en su pie.
—Mi nombre es Aria, es un gusto también — Sonrió un poco presentándose un vez todo ya lo habían hecho o eso pensaba, se sorprendió un poco cuando escucho la débil voz que parecía pertenecer a un niño, se giró en dirección a esta para encontrar al dueño encontrándose con un chico que no aparentaba más de 10 años… quizás eso era a lo que llamaban baja presencia, se cuestionó la chica.
No pudo evitar sonreír cuando la hiperactiva rubia se subió a lo que sería el medio de transporte para la singular prueba, reclamado el hecho de ganar por subir primero… tal vez no sería un viaje tan aburrido como creía.
Una vez en el lugar siguió de cerca los pasos de sus compañeros aunque guardo silencio escuchando sus suposiciones y pensamientos al mismo tiempo que evaluaba por su misma cuenta la situación, claro que escucho al hombre alzo levemente una ceja, aunque lo dejo aún más de lado cuando el candelabro se apagó y dejo notar las palabra escritas en la escalera, no negaría que la reacción de la rubia de cierta manera la había producido un poco de gracia, aunque ella también se había sorprendido con todo eso, pero prefirió mantenerse al margen y simplemente escuchar lo que decían, asintiendo con la cabeza ante la conversación del rubio y el de cabellos oscuros, bueno, las cosas se habían tornado realmente interesantes y de hecho un pequeño pensamiento se cruzó por la cabeza de la de ojos azules mientras observaba a sus compañeros.
La chica de dudosa coloración de cabello leyó una vez más el extraño papel que había recibido hace solo unos días atrás, según imaginaba, la razón seguramente se debía a la exagerada celebración que se realizaba en Dead City por Halloween. Era de esperarse ¿No? Después de todo para la ciudad que llevaba el nombre de la muerte la celebración de los espectros era como su fiesta nacional, es más, los festejos y actividades solían desarrollarse a lo largo de todo el mes de Octubre, y entre ellos se encontraba la que ella debía hacerse participe, la famosa prueba de valor.
Suspiro con cansancio antes de arrugar el escrito que contenía sus instrucciones o algo así para luego volver a colocarlo al interior del bolsillo de su falda reanudando su camino al punto de encuentro. Para poder solventar sus deudas –Las que habían aumentado el último tiempo debido a su falta de trabajo estable- Había conseguido un trabajo de medio tiempo como mesera de un café, que como temática por la celebración tenía como política que los empleados vistieran como los monstruos más conocidos de la historia, siendo el tema de hoy “Infierno”. Es por ello que la arma llevaba en vez de su usual ropa diaria un traje de demonio simple.
—Desearía haber podido cambiarme antes de venir—Se lamentó en un susurro antes de llegar su destino.
En el lugar no se encontraba nadie, asumió había llegado antes que el resto por lo que espero con paciencia al reto de los que serían sus compañeros por aquella extraña noche. Los partícipes de la prueba de valor llegaron casi en forma simultánea, la primera fue una alta chica de cabellos verdes que parecía indiferente, la siguiente fue una alegre chica de cabellos rubios que parecía completamente emocionada por la situación, llevaba un traje de bruja y por ultimo un extraño reo… un chico rubio de mirada carmesí vestido con un traje a rayas y una bola de acero en su pie.
—Mi nombre es Aria, es un gusto también — Sonrió un poco presentándose un vez todo ya lo habían hecho o eso pensaba, se sorprendió un poco cuando escucho la débil voz que parecía pertenecer a un niño, se giró en dirección a esta para encontrar al dueño encontrándose con un chico que no aparentaba más de 10 años… quizás eso era a lo que llamaban baja presencia, se cuestionó la chica.
No pudo evitar sonreír cuando la hiperactiva rubia se subió a lo que sería el medio de transporte para la singular prueba, reclamado el hecho de ganar por subir primero… tal vez no sería un viaje tan aburrido como creía.
Una vez en el lugar siguió de cerca los pasos de sus compañeros aunque guardo silencio escuchando sus suposiciones y pensamientos al mismo tiempo que evaluaba por su misma cuenta la situación, claro que escucho al hombre alzo levemente una ceja, aunque lo dejo aún más de lado cuando el candelabro se apagó y dejo notar las palabra escritas en la escalera, no negaría que la reacción de la rubia de cierta manera la había producido un poco de gracia, aunque ella también se había sorprendido con todo eso, pero prefirió mantenerse al margen y simplemente escuchar lo que decían, asintiendo con la cabeza ante la conversación del rubio y el de cabellos oscuros, bueno, las cosas se habían tornado realmente interesantes y de hecho un pequeño pensamiento se cruzó por la cabeza de la de ojos azules mientras observaba a sus compañeros.
"Esto será más divertido de lo que pensé"
- OFF:
- Estoy muerta, juro que mañana lo arreglo, lo lamento >-<...pero la idea esta (?)
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Aria Clownlay
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Los grandes y antiguos cuadros giraban sus ojos a los invitados, los objetos animados se quedaban estático ante la presencia de un "vivo", los tesoros volvían a su escondite y activaban las trampas para que comience la diversión. En aquella mansión, nada era normal, por lo menos no dentro de un margen cotidiano, no, en aquella mansión todos los tópicos clásicos de mansiones embrujadas existían, pero venga, no se desanimen, tiene sus sorpresas ocultas, como debajo de sus pies ahora mismo, o en el techo que está sobre sus cabezas... O en las ventanas que llevan al patio de la mansión... En fin, muchos son los secretos que esconde aquel extraño lugar.
Las velas, única fuente de iluminación actualmente, lentamente comenzaron a cambiar de color, variando entre tonos oscuros como azul, negro o rosa... Oscuro, pero también a veces se volvía de un color rojo carmesí, amarillo otoño o naranjo... Naranja. Era un espectáculo de luces auspiciado por una cantidad limitada de velas en un cálido y reconfortable ambiente... No, esperen, que esto no es un evento de Navidad o algo así... Pero ya sé como arreglarlo. Todos los presentes sintieron como el aire comenzaba a helarse, pese a tener una cantidad notable de velas iluminando, comenzaba a hacer cada vez más frío y las velas, lentamente comenzaron a flotar, sin patrón alguno, sólo viajan aleatoriamente por la mansión.
El chico rubio, valeroso como ninguno, tuvo los instintos bien agudizados, ya que apenas se acercó a tocar el piano, este abrió su compuerta superior, mostrando tras ellas, una boca repleta de afilados y peligrosos dientes, arremetiendo con el chico, que si no fuese por sus reflejos, ahora sería bocado. Tras el piano, podía observarse una cadena que le mantenía limitado en su rincón, mientras que en el interior de su boca, colgaba una brillante llave - ¡AYUDA! - Gritó la dorada y reluciente llave, si, hablar no era lo único raro, fugazmente todos pudieron observar como la llave además poseía brazos, piernas y una diminuta soga, le mantenía suspendida de cabeza en el interior del piano, el cual sólo mordía de un lugar a otro, pero dentro de su limitada prisión encadenada.
Al siguiente segundo de que el piano comenzara con sus arremetidas sin sentido, una de las puertas del primer piso hizo su abertura, detrás de esta se encontraban unas escaleras que guiaban hacia ¿Abajo quizás? Con tanta oscuridad era difícil asegurarlo, aun que por algunos segundos, con algo de esfuerzo y la ayuda de las velas espectrales, podía observarse... Si tan sólo hubiese una forma de dejar las velas quietas... O por lo menos una, en las condiciones en que se encontraban, los puntos ciegos eran ilimitados, a momentos eran capaces de observar al piano y otros no, en algunas ocasiones podían observar la puerta y otras no, en ocasiones podían observar la escalera con las letras y en otras... Ah no, esperen, que aquellas letras, al igual que las velas, brillan con una leve intensidad... Las posibilidades son muchas, valientes muchachos.
Las velas, única fuente de iluminación actualmente, lentamente comenzaron a cambiar de color, variando entre tonos oscuros como azul, negro o rosa... Oscuro, pero también a veces se volvía de un color rojo carmesí, amarillo otoño o naranjo... Naranja. Era un espectáculo de luces auspiciado por una cantidad limitada de velas en un cálido y reconfortable ambiente... No, esperen, que esto no es un evento de Navidad o algo así... Pero ya sé como arreglarlo. Todos los presentes sintieron como el aire comenzaba a helarse, pese a tener una cantidad notable de velas iluminando, comenzaba a hacer cada vez más frío y las velas, lentamente comenzaron a flotar, sin patrón alguno, sólo viajan aleatoriamente por la mansión.
El chico rubio, valeroso como ninguno, tuvo los instintos bien agudizados, ya que apenas se acercó a tocar el piano, este abrió su compuerta superior, mostrando tras ellas, una boca repleta de afilados y peligrosos dientes, arremetiendo con el chico, que si no fuese por sus reflejos, ahora sería bocado. Tras el piano, podía observarse una cadena que le mantenía limitado en su rincón, mientras que en el interior de su boca, colgaba una brillante llave - ¡AYUDA! - Gritó la dorada y reluciente llave, si, hablar no era lo único raro, fugazmente todos pudieron observar como la llave además poseía brazos, piernas y una diminuta soga, le mantenía suspendida de cabeza en el interior del piano, el cual sólo mordía de un lugar a otro, pero dentro de su limitada prisión encadenada.
Al siguiente segundo de que el piano comenzara con sus arremetidas sin sentido, una de las puertas del primer piso hizo su abertura, detrás de esta se encontraban unas escaleras que guiaban hacia ¿Abajo quizás? Con tanta oscuridad era difícil asegurarlo, aun que por algunos segundos, con algo de esfuerzo y la ayuda de las velas espectrales, podía observarse... Si tan sólo hubiese una forma de dejar las velas quietas... O por lo menos una, en las condiciones en que se encontraban, los puntos ciegos eran ilimitados, a momentos eran capaces de observar al piano y otros no, en algunas ocasiones podían observar la puerta y otras no, en ocasiones podían observar la escalera con las letras y en otras... Ah no, esperen, que aquellas letras, al igual que las velas, brillan con una leve intensidad... Las posibilidades son muchas, valientes muchachos.
- Off:
- No se salta el turno de nadie, si pueden pasar música ambiental tipo Halloween o tétrica, se agradece y tomará en consideración (???).
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Narración
Re: Mansión Abandonada [Evento]
-Existe un gran diferencia entre los protagonistas promedio de una película de terror y nosotros…-Había comenzado a hablar la dragona haciendo notar su femenina voz de tonalidad ruda, la cual hacía juego con toda su oscura y vandálica esencia que se impregnaba desde la oscuridad carmesí de sus ojos hasta la sencillez tosca de su vestimenta. Hubiera terminado de formular la idea de la oración pero le fue inevitable al momento en el que cayó en la cuenta de que una pequeña vocecita había destacado anteriormente, como si la existencia del ser dueño de esta fuera algo que solo podía notarse con efecto retardado, solamente con una intromisión lo suficientemente llamativa. Cuando volteó a ver se dio con que un niño les hacía compañía ¡Un mocoso, por Dios Santo! Más encima uno con una timidez notable de aquí a la una, ida y vuelta. Deseaba seriamente preguntarle a la criatura si sus padres realmente lo dejaban meterse en cosas tan peligrosas o si simplemente se había escapo para meterse en una travesura que pudiera fanfarronear a sus amigos.
Las luces ayudaban a tener un mejor dibujo de los presentes. Sus vestimentas raras, sus rostros jóvenes, sus variedades de color de ojos, de cabello, de altura, todo le parecía importante de recordar para el futuro de la aventura que apenas comenzaba con inicios extraños, desde el sujeto del carruaje hasta las velas ¿Qué seguiría después? La respuesta de su mente no tardó en ser contestada por la casa maldita. El espectáculo de velas le pareció interesante, por qué inicialmente es casi imposible asustarla con algo en realidad, pero lo que trajo tal exposición consigo fue lo que llego a tocarle mínimamente los nervios: El frío. Es una dragona de tipo fuego, verse en contra de su elemento principal obviamente iba a alterarla, pero por el momento a penas se trataba de una molestia al nivel de la picadura de un mosquito, su humor no se alteraría mientras todo se mantuviera en eso. Cuando pensó que esta prueba de valor no iba a ser más que puros efectos especiales algo extraordinario sucedió.
-¡Atrás mío, enano!-La verdad las palabras salieron de su boca antes de que pudiera pensarlas, pero no dudo en ponerse frente al menor de los presentes al momento que comenzó a escuchar ruidos extraño provenientes del condenado instrumento que al rubio se le dio por ir a husmear. Entrecerró los ojos, no con fastidio, sino con un entusiasmo retador, finalmente parecía que todo este teatro si iba a valer la pena. Una llave parlante, buen toque, bastante original a decir verdad aunque ¿Realmente serviría de algo obtenerla? Solo quedaba una forma de averiguarlo, usando los puños. Pero justo cuando se iba a disponer atacar las condenadas velas se pusieron a parpadear de forma frenética, dificultándole visualizar al enemigo aunque tenía en claro donde estaba gracias a su oído (armaba un escándalo del demonio). Aun así, debía asegurarse que el resto no estuviera en su camino. Alzo la cabeza al techo, que al parecer era lo único que si se podía precisar donde estaba, y escupió una gran llamarada de fuego lo suficientemente controlada para no dar al techo, logrando así iluminar de forma pertinente la zona por los segundos que duro el nacimiento de la llama. Ella se concentró en el piano, esperaba que el resto hubiera aprovechado a centrarse en otras cosas por qué sinceramente no advirtió antes de actuar, a veces es increíble lo idiota pero útil que podía llegar a ser.
-¡Bien! ¡Yo voy a por la llave parlante!-Finalmente si decidió anunciar que haría. Ahora sabiendo que no había obstáculos vivos simplemente corrió de manera, aparentemente, suicida a la criatura-objeto que no hacía más que arremeter como bestia salvaje hacía variadas direcciones. Sinceramente le hubiera agradado poder llevarle esa cosa a Mein, pero era demasiado temprano para largarse, además, solo podía conseguir esa llave por las malas. Cuando la cosa maldita abrió sus fauces lo primero que hizo la dragona fue esperar a que cerrara la boca para, luego, acto seguido aprovechar a meterle un puñetazo plagado de potencial sobrehumano que fue suficiente para que trozos de su dentadura se comenzarán a esparcir por el suelo. Aprovechando las zonas que quedaron libres de colmillos, sujeto la tapa por debajo comenzando a tirar de ella con ambas manos hasta sacársela de cuajo y tirarla contra la pared más cercana. Ahora… la llave… la llave… ¿Dónde diablos estaba esa cosa?
Las luces ayudaban a tener un mejor dibujo de los presentes. Sus vestimentas raras, sus rostros jóvenes, sus variedades de color de ojos, de cabello, de altura, todo le parecía importante de recordar para el futuro de la aventura que apenas comenzaba con inicios extraños, desde el sujeto del carruaje hasta las velas ¿Qué seguiría después? La respuesta de su mente no tardó en ser contestada por la casa maldita. El espectáculo de velas le pareció interesante, por qué inicialmente es casi imposible asustarla con algo en realidad, pero lo que trajo tal exposición consigo fue lo que llego a tocarle mínimamente los nervios: El frío. Es una dragona de tipo fuego, verse en contra de su elemento principal obviamente iba a alterarla, pero por el momento a penas se trataba de una molestia al nivel de la picadura de un mosquito, su humor no se alteraría mientras todo se mantuviera en eso. Cuando pensó que esta prueba de valor no iba a ser más que puros efectos especiales algo extraordinario sucedió.
-¡Atrás mío, enano!-La verdad las palabras salieron de su boca antes de que pudiera pensarlas, pero no dudo en ponerse frente al menor de los presentes al momento que comenzó a escuchar ruidos extraño provenientes del condenado instrumento que al rubio se le dio por ir a husmear. Entrecerró los ojos, no con fastidio, sino con un entusiasmo retador, finalmente parecía que todo este teatro si iba a valer la pena. Una llave parlante, buen toque, bastante original a decir verdad aunque ¿Realmente serviría de algo obtenerla? Solo quedaba una forma de averiguarlo, usando los puños. Pero justo cuando se iba a disponer atacar las condenadas velas se pusieron a parpadear de forma frenética, dificultándole visualizar al enemigo aunque tenía en claro donde estaba gracias a su oído (armaba un escándalo del demonio). Aun así, debía asegurarse que el resto no estuviera en su camino. Alzo la cabeza al techo, que al parecer era lo único que si se podía precisar donde estaba, y escupió una gran llamarada de fuego lo suficientemente controlada para no dar al techo, logrando así iluminar de forma pertinente la zona por los segundos que duro el nacimiento de la llama. Ella se concentró en el piano, esperaba que el resto hubiera aprovechado a centrarse en otras cosas por qué sinceramente no advirtió antes de actuar, a veces es increíble lo idiota pero útil que podía llegar a ser.
-¡Bien! ¡Yo voy a por la llave parlante!-Finalmente si decidió anunciar que haría. Ahora sabiendo que no había obstáculos vivos simplemente corrió de manera, aparentemente, suicida a la criatura-objeto que no hacía más que arremeter como bestia salvaje hacía variadas direcciones. Sinceramente le hubiera agradado poder llevarle esa cosa a Mein, pero era demasiado temprano para largarse, además, solo podía conseguir esa llave por las malas. Cuando la cosa maldita abrió sus fauces lo primero que hizo la dragona fue esperar a que cerrara la boca para, luego, acto seguido aprovechar a meterle un puñetazo plagado de potencial sobrehumano que fue suficiente para que trozos de su dentadura se comenzarán a esparcir por el suelo. Aprovechando las zonas que quedaron libres de colmillos, sujeto la tapa por debajo comenzando a tirar de ella con ambas manos hasta sacársela de cuajo y tirarla contra la pared más cercana. Ahora… la llave… la llave… ¿Dónde diablos estaba esa cosa?
Invitado
Re: Mansión Abandonada [Evento]
No había forma de que dejara quieta la mirada, de aquí para allá, recorría con la vista el lugar, como si le impacientara de por más no hacerlo por cuenta propia y no solo con los ojos, no quería separarse del grupo, no es que tuviese miedo exactamente, pero tal vez era su inconsciente instinto de conservación lo que lograba que la idea de empezar a corretear por ahí a suerte propia no se le cruzara por la cabeza o tal vez simplemente le divertía más todo el asunto estando acompañada-Tal vez… Aunque deberíamos estar bien si pensamos en eso, después de todo, en esas películas siempre mueren primero las personas de color y los ru…-Decidió callarse antes de terminar su brillante aclaración-¡C-cambian de color!-Exclamó habiéndose interrumpido a sí misma, resaltando lo obvio como si con ello quisiera ocultar su descuido anterior. Aunque lo cierto era, que en verdad era algo impresionante de ver, que las llamas de las velas tomaran tonalidades tan… peculiares, era algo que no había visto en su vida hasta ahora, la distrajeron lo suficiente como para que no reparara demasiado en la temperatura descendiente.
Los consejos del peliazul la regresaron al grupo desde el espectáculo de luces; las advertencias del niño al parecer fueron bien aceptadas por todos como si fuese algo natural temerle a los instrumentos… Claro podían ser tétricos a veces pero ¿Era como para temerles de esa forma? Expresó sus dudas con una sonrisa tranquila-¿Cómo va a ser peligroso el piano? No creo que sea para…-Cortó la oración dando un respingo ante la reacción del anteriormente inerte objeto-…tanto-Terminó entre dientes, dando un paso hacia atrás, el ruido tan repentino y la violencia en sus acciones le habían dado un vuelco al corazón al ser tan repentinas. Para empezar aún mejor, las velas empezaron a parpadear haciendo todo más confuso, si no fuera porque había un piano come gente en la habitación y estaban en una mansión decrepita digna de cualquier filme de suspenso y terror, la rubia llego a pensar, que el efecto de las velas podría ser levemente genial, como si fueran parte de la ambientación de un club nocturno o una fiesta con música bastante buena.
Todo lo siguiente paso, a decir verdad, un tanto más rápido de lo que la rubia era capaz de reaccionar, una llave llorando, un piano mordisqueando y las velas flaqueando y flotando por todo el lugar. Había buscado, entre las luces parpadeantes, al otro rubio, como queriendo asegurarse de que siguiera entero, cosa que logro comprobar cuando una enorme bola de fuego ilumino por unos segundos el lugar, ¡¿L-la chica peliverde la había lanzado como si nada?! Y no solo eso, antes de que pudiera hilar todo lo que pasaba esta misma se lanzo como una loca contra el piano asesino, por instinto retrocedió un paso más, siendo capaz a duras penas de seguir los movimientos de Harriet con la vista, solo pudo saber que probablemente había tenido éxito cuando el crujir del instrumento siendo destrozado se lo indicó.
Pero en medio de toda la conmoción sobre el asesinato del mordelón, un leve destello y un sonido tintineante logro captar su atención, encontrando la llave, no dudo en señalarla con un dedo, a pesar de que probablemente los demás no vieran dicho gesto-¡La llave cayó por ahí!-Anunció antes de empezar a correr en dicha dirección, con intensión de tomarla, pero para su sorpresa, cuando estaba a punto de hacerlo, la pequeña, que no solo poseía voz, vida y conciencia propia, sino también brazitos y piernas dignas de su tamañito, de las cuales no dudo en hacer uso, evitando así que el arma lograse atraparle-¡S-se mueve!-Gritó tratando de seguirle la pista a la llave en fuga, sin mucha suerte gracias a la lamentable iluminación que tenían.
Los consejos del peliazul la regresaron al grupo desde el espectáculo de luces; las advertencias del niño al parecer fueron bien aceptadas por todos como si fuese algo natural temerle a los instrumentos… Claro podían ser tétricos a veces pero ¿Era como para temerles de esa forma? Expresó sus dudas con una sonrisa tranquila-¿Cómo va a ser peligroso el piano? No creo que sea para…-Cortó la oración dando un respingo ante la reacción del anteriormente inerte objeto-…tanto-Terminó entre dientes, dando un paso hacia atrás, el ruido tan repentino y la violencia en sus acciones le habían dado un vuelco al corazón al ser tan repentinas. Para empezar aún mejor, las velas empezaron a parpadear haciendo todo más confuso, si no fuera porque había un piano come gente en la habitación y estaban en una mansión decrepita digna de cualquier filme de suspenso y terror, la rubia llego a pensar, que el efecto de las velas podría ser levemente genial, como si fueran parte de la ambientación de un club nocturno o una fiesta con música bastante buena.
Todo lo siguiente paso, a decir verdad, un tanto más rápido de lo que la rubia era capaz de reaccionar, una llave llorando, un piano mordisqueando y las velas flaqueando y flotando por todo el lugar. Había buscado, entre las luces parpadeantes, al otro rubio, como queriendo asegurarse de que siguiera entero, cosa que logro comprobar cuando una enorme bola de fuego ilumino por unos segundos el lugar, ¡¿L-la chica peliverde la había lanzado como si nada?! Y no solo eso, antes de que pudiera hilar todo lo que pasaba esta misma se lanzo como una loca contra el piano asesino, por instinto retrocedió un paso más, siendo capaz a duras penas de seguir los movimientos de Harriet con la vista, solo pudo saber que probablemente había tenido éxito cuando el crujir del instrumento siendo destrozado se lo indicó.
Pero en medio de toda la conmoción sobre el asesinato del mordelón, un leve destello y un sonido tintineante logro captar su atención, encontrando la llave, no dudo en señalarla con un dedo, a pesar de que probablemente los demás no vieran dicho gesto-¡La llave cayó por ahí!-Anunció antes de empezar a correr en dicha dirección, con intensión de tomarla, pero para su sorpresa, cuando estaba a punto de hacerlo, la pequeña, que no solo poseía voz, vida y conciencia propia, sino también brazitos y piernas dignas de su tamañito, de las cuales no dudo en hacer uso, evitando así que el arma lograse atraparle-¡S-se mueve!-Gritó tratando de seguirle la pista a la llave en fuga, sin mucha suerte gracias a la lamentable iluminación que tenían.
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Ruri Togashi
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Gracias al oportuno aviso del chico no había terminado por ser comida de ¿piano? Realmente la situación se estaba volviendo bizarra pero no iba a negar que también me estaba resultando muy divertido todo y no solo era por la mansión y sus clichés de terror, sino también por la compañía que me había tocado. -… ¿Y los rubios? ¡Ruri, no pienso caer aquí! … ¡Al menos no primero!- Contesté bastante animado, sospechando como habría terminado la frase la otra rubia. Todos ellos parecían ser muy interesantes a su propio modo y eso obviamente hacía más divertido el panorama, sin embargo, la situación había cambiado. Al parecer por fin recibíamos ciertos indicios de como continuar con el reto de valor, y nada menos que traido de un objeto mágico como lo parecía ser aquella llave en peligro, ¡Estaba viva! Su vocesita pidiendo ayuda era algo tanto curioso como gracioso de escuchar, pero bueno. El juego de luces comenzó nuevamente de mano de las velas, las cuales comenzaron a flotar por el aire, por momentos la oscuridad invadiendo a donde fuera que vieras y al siguiente siendo iluminado por los llamativos colores ofrecidos por los objetos voladores. Incluso por un momento podría haber jurado que la temperatura había caído radicalmente y sin explicación alguna… Sí, era así, podía notarlo porque ahora podía ver mi aliento a medida que soltaba el aire fuera de mis pulmones. Estaba seguro de que estaba sonriendo ampliamente, justo cuando noté la llamarada y seguidamente el aviso de Harriet para luego verla lanzarse hacia el piano mordelón, ¿Qué demonios? Eso sí que no me lo esperaba. De todas formas, apenas podía distinguir con precisión todo lo que estaba pasando como para poder sacar conclusiones claras, por lo que solo me dejé llevar por la situación.
Dirigí mi mirada al cielo y, de un salto, capturé con ambas de mis manos una de las dichosas velas que estaba flotando sobre mi cabeza. Pensé que sería suficiente para tenerla conmigo y hacerla caer, pero no fue así, la misma continuó flotando llevándome en un extraño paseo con ella, ¿en serio? Fruncí el ceño fingiendo molestia por mi situación, aunque interiormente estaba disfrutando de estar colgado y siendo llevado de aquella manera tan única. Por debajo de mi escuché el sonido de las teclas del piano y luego su aparente destrucción, lo que me indicó que Harriet había logrado su objetivo, o eso esperaba. Seguidamente escuché el grito de la otra rubia del grupo y dirigí mi atención hacia la misma zona. La llave estaba en una frenética carrera, al menos para ella y su pequeño tamaño, y había logrado escabullirse de las manos de tanto Ruri como las de la chica con el control sobre el fuego. Lo siguiente que hice definitivamente no lo calculé tan bien como debía, porque el resultado no fue el esperado. Descargué un pequeño golpe con mi onda de alma sobre la vela para ver si lograba dejar de flotar por si misma… Y eso funcionó, sí. Pero lo siguiente que pasó no estaba en mis planes, ¿Por qué? Pues porque al estar en el aire obviamente si no tienes nada con qué mantenerte flotando o volando, pues, caes. La ley de la gravedad, claro. Y eso me pasó a mi. -Oh…- El problema es que al ser una descarga de onda de alma con la que había golpeado y afectado al objeto, salí disparado en una dirección y caí por una puerta que se había abierto, ¡Sin que yo lo notara! Eso definitvamente no estaba en mis planes. Tampoco el caer rodando por unas escaleras. Para mi fortuna tenía la vela y la misma todavía estaba conmigo, además de que logré frenar mi caída ya que el momentum no había sido tanto como había imaginado. Intenté recuperar mi estabilidad y comencé a correr escaleras arriba. No que la oscuridad del lugar me asustara y que solo tuviera la luz de la vela parpadeante y multicolor para iluminarme. Tampoco es porque tuviera aquella molesta idea de que antes de que pudiera salir la puerta se cerraría frente a mi rostro dejándome aislado y completamente solo. Claro que no. Yo no le temía a nada. Seguro cuando llegara arriba y con los demás ellos ya habrían hecho más cosas útiles al contrario que yo y ya tendrían la llave en sus manos, ¿No?
… Mierda, esta escalera no parecía ser tan larga cuando caí aquí al principio. ¡Rápido, Jericho!
Dirigí mi mirada al cielo y, de un salto, capturé con ambas de mis manos una de las dichosas velas que estaba flotando sobre mi cabeza. Pensé que sería suficiente para tenerla conmigo y hacerla caer, pero no fue así, la misma continuó flotando llevándome en un extraño paseo con ella, ¿en serio? Fruncí el ceño fingiendo molestia por mi situación, aunque interiormente estaba disfrutando de estar colgado y siendo llevado de aquella manera tan única. Por debajo de mi escuché el sonido de las teclas del piano y luego su aparente destrucción, lo que me indicó que Harriet había logrado su objetivo, o eso esperaba. Seguidamente escuché el grito de la otra rubia del grupo y dirigí mi atención hacia la misma zona. La llave estaba en una frenética carrera, al menos para ella y su pequeño tamaño, y había logrado escabullirse de las manos de tanto Ruri como las de la chica con el control sobre el fuego. Lo siguiente que hice definitivamente no lo calculé tan bien como debía, porque el resultado no fue el esperado. Descargué un pequeño golpe con mi onda de alma sobre la vela para ver si lograba dejar de flotar por si misma… Y eso funcionó, sí. Pero lo siguiente que pasó no estaba en mis planes, ¿Por qué? Pues porque al estar en el aire obviamente si no tienes nada con qué mantenerte flotando o volando, pues, caes. La ley de la gravedad, claro. Y eso me pasó a mi. -Oh…- El problema es que al ser una descarga de onda de alma con la que había golpeado y afectado al objeto, salí disparado en una dirección y caí por una puerta que se había abierto, ¡Sin que yo lo notara! Eso definitvamente no estaba en mis planes. Tampoco el caer rodando por unas escaleras. Para mi fortuna tenía la vela y la misma todavía estaba conmigo, además de que logré frenar mi caída ya que el momentum no había sido tanto como había imaginado. Intenté recuperar mi estabilidad y comencé a correr escaleras arriba. No que la oscuridad del lugar me asustara y que solo tuviera la luz de la vela parpadeante y multicolor para iluminarme. Tampoco es porque tuviera aquella molesta idea de que antes de que pudiera salir la puerta se cerraría frente a mi rostro dejándome aislado y completamente solo. Claro que no. Yo no le temía a nada. Seguro cuando llegara arriba y con los demás ellos ya habrían hecho más cosas útiles al contrario que yo y ya tendrían la llave en sus manos, ¿No?
… Mierda, esta escalera no parecía ser tan larga cuando caí aquí al principio. ¡Rápido, Jericho!
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Zerick Jericho
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Hagamos un conteo de las personas que acababa de conocer el pequeño e inocente Alba, primero, estaba la chica de cabellos verdes, el menor por alguna razón, lo único que sentía al verla, no era miedo, como podía esperarse de cualquier persona medianamente inteligente, si no que sentía lo mismo que sentía cada vez que veía a una mujer, una increíble vergüenza, tanto a ella como a la rubia o a la peliblanca, no era capaz de dirigirles la mirada medio segundo, para desviar el rostro totalmente rojo, pero aquella chica, Harriet, por alguna extraña razón, le otorgaba un sentimiento de seguridad, quizás era su apariencia de no dejar que nadie le pasase por encima, quién sabe. Luego, estaba la chica rubia, la segunda que le causaba más ataques de nervios, no tanto por que tuviese mejor o menor apariencia que las otras, eso es algo que Alba no sería capaz de señalar, si no por la simple razón de que era la que llamaba más la atención, era imposible ignorar su voz, no tanto por que hablase alto o por sus comentarios extraños, si no por el hecho de que hablaba bastante fuerte y eso, llamaba mucho la atención de Alba. Seguido, estaba la tercera chica del grupo, quizás la que provocaba que su corazón, explotase más, no podía decir mucho de ella, ya que hasta el momento no había destacado de sobre manera... Y por lo tanto, no había tenido la oportunidad de ver bien sus acciones... Vamos, que el chico apenas la veía, debía girar el rostro. Por último y quizás, el que mejor imagen había dado al muchacho, era el rubio del grupo, quizás fue por que fue el primero y único que le tomó en cuenta desde un inicio, dándole la motivación para seguir en el viaje, o quizás fue por que por fin alguien había hecho caso de que los pianos son malvados, sea el caso que fuese, aquel chico le había dado una buena impr... ¿¡Qué el piano sí era malvado!?
- ¡L-L-Lo sabía! ¿¡Lo dije, no Maestro Zun!? ¡Los pianos si son malvados! -
Comentó hablando a la nada, o eso parecía, ya que realmente el chico hablaba con una pequeña esfera de color castaña que flotaba cerca de él, junto a otra anaranjada y otra verde, se trataban de los ancestros del chico, los cuales aparte de ser vistos por él, sólo eran perceptibles para gente muy poderosa... O no, ya que por alguna extraña razón, en esta para nada lógica mansión, sus espíritus destacaban para todos, es más, ya no eran simples esferas, ahora eran personas como él, como la rubia, como el rubio, etc, sólo que con ropas más orientales, entre ellos se encontraban una mujer de finos rasgos, con el pelo tomado, un abanico en sus manos y un largo vestido, todo su cuerpo se veía con una contextura fantasmal, con una gama de colores verdes. Además, había un hombre con una apariencia tenebrosa, a simple vista no daba una buena impresión, era como si quisiera matar a quién fuese que se le acercara, aun que por ahora, sólo observaba a la nada, con aquella expresión disgustada, sus ropas eran parecidas a la de la mujer, sólo que más holgadas, parecidas a un ninja, todo con una gama de colores anaranjados, incluyendo él. Por último, el sujeto a quién le dirigía la palabra el chico, un hombre alto, musculoso, con una cara completamente amigable, quién parecía reír, más no emitía sonido alguno... Si lo emitiese, por la expresión de su rostro, podía asegurarse que era una risa bastante fuerte, sus ropas eran más simples, una bata y unas sandalias de madera, el resto de su cuerpo se componía por bastante pelo, él, al igual que el resto de los espíritus, tenía esa apariencia fantasmal, pero con colores cafés. - Nunca los había visto así... Que extr... ¡GAH! -
Se vio interrumpido por un fuerte sonido, al darse la vuelta para volver al escenario, se fijó en el estado actual, velas flotando, un frío intenso, una flama flotando, el piano en pedazos y una extraña llave chillando - ¿Qué ocurrió? - Preguntó con una expresión atónita, mientras observaba la escena, uno de los espíritus, el anaranjado, movió su boca, pero para todos los espectadores, de esta no salía sonido alguno, aun que el pequeño, parecía entenderle - ¿La chica de pelo verde arrojó el fuego y rompió el piano? ¡Guau! Es como una heroína... ¿A-Ah?... S-Sí, suena como un buen plan maestro Qung... Vamos - Comentó en una extraña demostración de emociones, primero confundido por las acciones de la peliverde, seguido, admiración por la misma, al asesinar al demonio ruidoso, luego, confusión de nuevo, a causa del "plan" del que había hablado, para finalmente, mostrar un gesto completamente decidió, como si fuese a hacer la acción heroica del día. El espíritu anaranjado se encogió, exactamente como una pequeña esfera del tamaño de la mano del chico y sin esperar un segundo, se introdujo por la frente del muchacho, los otros dos espíritus simplemente desaparecieron. Una extraña niebla anaranjada cubrió las cercanías de Alba y tanto sus ojos como su boca, tuvieron unos cambios significativos, primero, sus ojos adquirieron una pupila rasgada, al puro estilo felino, sus colmillos, se afilaron al punto de verse a simple vista, sus orejas, afiladas como los colmillos de la serpiente más venenosa... Y por último, sus manos, las cuales adquirieron un par de garras mortíferas... Ah si, también una linda cola al final de su cintura. Su postura rápidamente tomó una posición agazapada y se mantuvo así un par de segundos, mientras sus ojos se movían por todo el escenario... Analizaba la situación. El piano roto, la llave corriendo, el rubio volando... Primer segundo... La llave corriendo más lejos, el rubio cayendo... Segundo segundo (Curioso), bien, estaba todo listo. Mientras el rubio caía como si su alma fuese arrastrada al infierno, el cuerpo de Alba corrió a gran velocidad a la muralla más cercana a su cuerpo, escalándola e impulsándose con esta hasta el cuerpo del joven, rápidamente, sus pies pisaron lo que aparentemente, era su espalda y seguido, impulsarse con esta, lamentablemente, la dirección del impulso para el otro chico, apuntaba a la extraña puerta que se había abierto hace unos segundos, pero el cuerpo de Alba, se dirigía exactamente a donde la llave corría. Sus manos hicieron tope para frenar apenas cayó al suelo, a unos centímetros de la llave y su boca, sin perder tiempo, tomó a la llave entre sus fauces, escuchaba los gritos de esta, pero la expresión del joven, era de satisfacción, no le importaba si había dañado a un compañero o si la llave sufría, había conseguido atraparla. Apenas se puso de pie, sosteniendo la llave entre sus manos, dirigió una mirada al resto, para luego desviarla - Tss, no poder atrapar una llave - Pronunció con soberbia, como si todo el trabajo lo hubiese hecho él. Su cuerpo, volvió a la normalidad apenas pronunció aquellas palabras, para luego mirar al grupo nuevamente - ¡D-D-D-D-Digo lo siento! ¡N-N-No quería decir eso! ¡T-T-Todos lo hicieron bien, no es que crea que haya hecho todo el trabajo, para nada! Y-Y-Yo no podría haber derrotado al piano, tampoco ver a la llave corriendo... Y-Y si no fuera por Zerick-san, no habría llegado a donde se encontraba... ¡E-E-En serio lo siento!... - Comentó agachando la cabeza, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, estas no caían, pero realmente se sentía mal, había dicho cosas que sólo un tonto diría y eso ahora, lo convertía en un tonto.
- ¡L-L-Lo sabía! ¿¡Lo dije, no Maestro Zun!? ¡Los pianos si son malvados! -
Comentó hablando a la nada, o eso parecía, ya que realmente el chico hablaba con una pequeña esfera de color castaña que flotaba cerca de él, junto a otra anaranjada y otra verde, se trataban de los ancestros del chico, los cuales aparte de ser vistos por él, sólo eran perceptibles para gente muy poderosa... O no, ya que por alguna extraña razón, en esta para nada lógica mansión, sus espíritus destacaban para todos, es más, ya no eran simples esferas, ahora eran personas como él, como la rubia, como el rubio, etc, sólo que con ropas más orientales, entre ellos se encontraban una mujer de finos rasgos, con el pelo tomado, un abanico en sus manos y un largo vestido, todo su cuerpo se veía con una contextura fantasmal, con una gama de colores verdes. Además, había un hombre con una apariencia tenebrosa, a simple vista no daba una buena impresión, era como si quisiera matar a quién fuese que se le acercara, aun que por ahora, sólo observaba a la nada, con aquella expresión disgustada, sus ropas eran parecidas a la de la mujer, sólo que más holgadas, parecidas a un ninja, todo con una gama de colores anaranjados, incluyendo él. Por último, el sujeto a quién le dirigía la palabra el chico, un hombre alto, musculoso, con una cara completamente amigable, quién parecía reír, más no emitía sonido alguno... Si lo emitiese, por la expresión de su rostro, podía asegurarse que era una risa bastante fuerte, sus ropas eran más simples, una bata y unas sandalias de madera, el resto de su cuerpo se componía por bastante pelo, él, al igual que el resto de los espíritus, tenía esa apariencia fantasmal, pero con colores cafés. - Nunca los había visto así... Que extr... ¡GAH! -
Se vio interrumpido por un fuerte sonido, al darse la vuelta para volver al escenario, se fijó en el estado actual, velas flotando, un frío intenso, una flama flotando, el piano en pedazos y una extraña llave chillando - ¿Qué ocurrió? - Preguntó con una expresión atónita, mientras observaba la escena, uno de los espíritus, el anaranjado, movió su boca, pero para todos los espectadores, de esta no salía sonido alguno, aun que el pequeño, parecía entenderle - ¿La chica de pelo verde arrojó el fuego y rompió el piano? ¡Guau! Es como una heroína... ¿A-Ah?... S-Sí, suena como un buen plan maestro Qung... Vamos - Comentó en una extraña demostración de emociones, primero confundido por las acciones de la peliverde, seguido, admiración por la misma, al asesinar al demonio ruidoso, luego, confusión de nuevo, a causa del "plan" del que había hablado, para finalmente, mostrar un gesto completamente decidió, como si fuese a hacer la acción heroica del día. El espíritu anaranjado se encogió, exactamente como una pequeña esfera del tamaño de la mano del chico y sin esperar un segundo, se introdujo por la frente del muchacho, los otros dos espíritus simplemente desaparecieron. Una extraña niebla anaranjada cubrió las cercanías de Alba y tanto sus ojos como su boca, tuvieron unos cambios significativos, primero, sus ojos adquirieron una pupila rasgada, al puro estilo felino, sus colmillos, se afilaron al punto de verse a simple vista, sus orejas, afiladas como los colmillos de la serpiente más venenosa... Y por último, sus manos, las cuales adquirieron un par de garras mortíferas... Ah si, también una linda cola al final de su cintura. Su postura rápidamente tomó una posición agazapada y se mantuvo así un par de segundos, mientras sus ojos se movían por todo el escenario... Analizaba la situación. El piano roto, la llave corriendo, el rubio volando... Primer segundo... La llave corriendo más lejos, el rubio cayendo... Segundo segundo (Curioso), bien, estaba todo listo. Mientras el rubio caía como si su alma fuese arrastrada al infierno, el cuerpo de Alba corrió a gran velocidad a la muralla más cercana a su cuerpo, escalándola e impulsándose con esta hasta el cuerpo del joven, rápidamente, sus pies pisaron lo que aparentemente, era su espalda y seguido, impulsarse con esta, lamentablemente, la dirección del impulso para el otro chico, apuntaba a la extraña puerta que se había abierto hace unos segundos, pero el cuerpo de Alba, se dirigía exactamente a donde la llave corría. Sus manos hicieron tope para frenar apenas cayó al suelo, a unos centímetros de la llave y su boca, sin perder tiempo, tomó a la llave entre sus fauces, escuchaba los gritos de esta, pero la expresión del joven, era de satisfacción, no le importaba si había dañado a un compañero o si la llave sufría, había conseguido atraparla. Apenas se puso de pie, sosteniendo la llave entre sus manos, dirigió una mirada al resto, para luego desviarla - Tss, no poder atrapar una llave - Pronunció con soberbia, como si todo el trabajo lo hubiese hecho él. Su cuerpo, volvió a la normalidad apenas pronunció aquellas palabras, para luego mirar al grupo nuevamente - ¡D-D-D-D-Digo lo siento! ¡N-N-No quería decir eso! ¡T-T-Todos lo hicieron bien, no es que crea que haya hecho todo el trabajo, para nada! Y-Y-Yo no podría haber derrotado al piano, tampoco ver a la llave corriendo... Y-Y si no fuera por Zerick-san, no habría llegado a donde se encontraba... ¡E-E-En serio lo siento!... - Comentó agachando la cabeza, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, estas no caían, pero realmente se sentía mal, había dicho cosas que sólo un tonto diría y eso ahora, lo convertía en un tonto.
Invitado
Re: Mansión Abandonada [Evento]
???: Piripipipi pipi pipiri ¡STAGE COMPLETE! Por favor, pase al siguiente nivel, el sótano.
Era una voz que sonaba por todo el salón, como si de un dios se tratase y le hablase a sus corderos, esta voz, se hizo presente al momento en que la llave fue capturada, pero incluso esta, había dejado de chillar y su expresión estaba sorprendida por la extraña voz, de pronto, un extraño humo negro comenzó a emerger de la extraña puerta que se había abierto, sí, se trataba del supuesto sótano, este para nada normal humo terminó abarcando todo el salón. Era olor a muerte, a cadáveres pudriéndose, a herramientas oxidadas, a sangre, a gritos, a llantos... Era el olor del mismo abismo, pero aparte de una inestabilidad psicológica, no causaba ningún efecto venenoso frente a los espectadores, era simplemente el augurio de que aquel salón, no era ni el comienzo de lo peor que ocultaba la mansión.
Llave caguai: ¿A-A-Acaso piensan bajar?... No tengo idea de lo que hago aquí ¿Podemos simplemente irnos?
Comentó volviendo a su posición de objeto animado con miedo, observando a todos desde las palmas del niño. Pero no pasaron ni dos segundos desde que la niebla invadió el escenario, para que un fuerte sonido, parecido a un rayo, se escuchase del exterior. Las ventanas se rompieron en un fuerte sonido, el viento con las fuerza de veinte caballos irrumpió en la mansión, junto con una fuerte tormenta que comenzaba a arrasar todo a su paso. Quizás jamás hayan visto un temporal de esa magnitud... Y es que no era siquiera normal, hasta la puerta de la mansión se encontraba volando por todo el lugar. Las velas, anteriormente embrujadas, también eran víctimas de aquel diluvio, aun que ahora se encontraban apagadas y sólo se dejaban llevar por las frías corrientes corrientes.
Sólo quedaba un lugar seguro, el sótano... Y es que ni escapar podían a esta altura, ya que al ver al exterior, se observaban dos cosas, primero, un enorme tornado que se aproximaba a la mansión, rodeado de descargar eléctricas y nubes lluviosas... Lo segundo, nada, podía observarse como el tornado se tragaba el suelo, el cielo e incluso la existencia misma, todo el lugar por donde pasaba, se convertía en una oscura nada.
Al final, era bajar o morir. Mientras todos, obligados por las fuerzas de la naturaleza se dirigían al sótano (Más por que no había otro lugar al que ir), los más atentos, pudieron notar algo, a estas alturas, quizás no tan extraño, y es que un grupo de aparentes fantasmas, con forma de niño, se acercaron al piano destruido, sacando de este al fantasma de un anciano, para luego simplemente desaparecer, los niños se observaban bastante preocupados y el anciano, bastante herido. Como sea, al bajar, se encontraron con una enorme puerta dorada, con dos palmas como cerradura, a un lado, en la muralla, salía escrito lo siguiente.
"Sólo dos manos de diferente tamaño podrán abrir la puerta al mundo de los muertos, al abrirla todos podrán pasar, pero los dos elegidos, pasarán a estar muertos... Y vivos a la vez"
No había nada más que esa puerta y el cartel, ya no podían escuchar el sonido del tornado o la tormenta, pero al darse la vuelta, realmente no había nada, estaban sobre una escalera que flotaba en un inmenso abismo.
Llave caguai: Y-Y-Yo me rehúso a tocar eso... Además... Mis manos son demasiado pequeñas ¿C-C-Cierto?
Era una voz que sonaba por todo el salón, como si de un dios se tratase y le hablase a sus corderos, esta voz, se hizo presente al momento en que la llave fue capturada, pero incluso esta, había dejado de chillar y su expresión estaba sorprendida por la extraña voz, de pronto, un extraño humo negro comenzó a emerger de la extraña puerta que se había abierto, sí, se trataba del supuesto sótano, este para nada normal humo terminó abarcando todo el salón. Era olor a muerte, a cadáveres pudriéndose, a herramientas oxidadas, a sangre, a gritos, a llantos... Era el olor del mismo abismo, pero aparte de una inestabilidad psicológica, no causaba ningún efecto venenoso frente a los espectadores, era simplemente el augurio de que aquel salón, no era ni el comienzo de lo peor que ocultaba la mansión.
Llave caguai: ¿A-A-Acaso piensan bajar?... No tengo idea de lo que hago aquí ¿Podemos simplemente irnos?
Comentó volviendo a su posición de objeto animado con miedo, observando a todos desde las palmas del niño. Pero no pasaron ni dos segundos desde que la niebla invadió el escenario, para que un fuerte sonido, parecido a un rayo, se escuchase del exterior. Las ventanas se rompieron en un fuerte sonido, el viento con las fuerza de veinte caballos irrumpió en la mansión, junto con una fuerte tormenta que comenzaba a arrasar todo a su paso. Quizás jamás hayan visto un temporal de esa magnitud... Y es que no era siquiera normal, hasta la puerta de la mansión se encontraba volando por todo el lugar. Las velas, anteriormente embrujadas, también eran víctimas de aquel diluvio, aun que ahora se encontraban apagadas y sólo se dejaban llevar por las frías corrientes corrientes.
Sólo quedaba un lugar seguro, el sótano... Y es que ni escapar podían a esta altura, ya que al ver al exterior, se observaban dos cosas, primero, un enorme tornado que se aproximaba a la mansión, rodeado de descargar eléctricas y nubes lluviosas... Lo segundo, nada, podía observarse como el tornado se tragaba el suelo, el cielo e incluso la existencia misma, todo el lugar por donde pasaba, se convertía en una oscura nada.
Al final, era bajar o morir. Mientras todos, obligados por las fuerzas de la naturaleza se dirigían al sótano (Más por que no había otro lugar al que ir), los más atentos, pudieron notar algo, a estas alturas, quizás no tan extraño, y es que un grupo de aparentes fantasmas, con forma de niño, se acercaron al piano destruido, sacando de este al fantasma de un anciano, para luego simplemente desaparecer, los niños se observaban bastante preocupados y el anciano, bastante herido. Como sea, al bajar, se encontraron con una enorme puerta dorada, con dos palmas como cerradura, a un lado, en la muralla, salía escrito lo siguiente.
"Sólo dos manos de diferente tamaño podrán abrir la puerta al mundo de los muertos, al abrirla todos podrán pasar, pero los dos elegidos, pasarán a estar muertos... Y vivos a la vez"
No había nada más que esa puerta y el cartel, ya no podían escuchar el sonido del tornado o la tormenta, pero al darse la vuelta, realmente no había nada, estaban sobre una escalera que flotaba en un inmenso abismo.
Llave caguai: Y-Y-Yo me rehúso a tocar eso... Además... Mis manos son demasiado pequeñas ¿C-C-Cierto?
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Narración
Re: Mansión Abandonada [Evento]
“Se nos fue, se le boto el tornillo” Pensó con pesar al ver al niño de azules cabellos hablar con… ¿fantasmas? Fue lo que supuso que eran, estos hacían ademanes de contestarle, movían la boca y parecían dirigirse a él, pero al menos por su parte, el arma no era capaz de escuchar sonido alguno, un solo pensamiento ahora se hacía en su mente. “Tengo que tocar esas cosas” Aquella idea resonó en su mente con morbo y curiosidad feroces ¿Los atravesaría? ¿Se le llenaría la mano de ectoplasma o algún otro tipo de sustancia fantasmal? Se mordió el labio inferior y procedió a acercarse, lento y a escondidas, decidida a cumplir su nuevo objetivo. Estaba a nada, a poco menos de un metro de las apariciones cuando la que se apreciaba en tonos anaranjados se transformó en una esfera y las otras desaparecieron, la rubia miro aquello ciertamente sorprendida y, claro, un tanto decepcionada de no haber podido tratar de tocarlos. El mirar como el pequeño se hacía con la llave, fue suficiente para remplazar su decepción con admiración, y un segundo después, con autentico pavor.
Miró horrorizada como su profecía se cumplía, tragó en seco mientras el chico que se había elevado sujetando la vela y había empezado a caer, era empujado directo hacia las escaleras que la puerta había revelado-¡Z-zerick no! ¡Si te mueres tu sigo yo!-Gritó a modo de reclamo ante el trágico destino del otro rubio, empezando a creer que enserio les aplicarían las reglas cliché de innumerables filmes de horror. Comenzó a correr a tientas, con el objetivo de llegar hasta la puerta y ver si su compañero de clase seguía entre los vivos. Se había llevado la vela entre las manos así que tal vez pudiera verlo aun en la oscuridad que reinaba en todo el lugar, sin ser el paraje al sótano una excepción. Trataba de mantener cierta precaución de no llevarse a nada ni a nadie por delante, más poniendo cierta prisa en sus movimientos hasta que se detuvo por completo, congelada por la impresión y la confusión general de la voz que anunciaba que habían pasado… En efecto, todo eso parecía tratarse de un juego.
Se vio en la necesidad de llevarse la mano a la nariz, el hedor que emanaba del lugar donde probablemente estaba la tumba de su compañero y que la voz había proclamado como “segundo nivel” era por completo desagradable, abrió los ojos como platos ante una idea terrible-¡JERICHO YA SE PUDRIÓ!-Chilló con horror y dirigió la mirada a la nueva integrante del grupo, la pequeña llave que preguntaba si pensaban bajar-¡N-no podemos dejar un cadáver ahí!-Le informó solemnemente, estaba decidida a darle un funeral digno al desgraciado lame botas.
Antes de que pudiese meditar más sobre si su compañero debía tener un funeral o no, el sonido estremecedor de un relámpago, el sonido de las ventanas rompiéndose y el estruendo general de la casa doblegándose a la fuerza del viento la hizo, como primer acto reflejo, llevarse las manos a la cabeza y cerrar los ojos con fuerza, logrando entreabrirlos unos segundos después. El escenario era aterrador para cualquiera, el tornado, los escombros volando, la oscuridad tragándose todo lo que la vista le permitía ver… No fue capaz de notar quien fue el primero en razonar que el sótano era, al menos por el momento, su mejor opción y por un par de segundos, dudó que sus piernas le respondieran, más logro entrar a la seguridad del lugar a tiempo. Respiraba de forma agitada, sentía el nerviosismo desagradable en el pecho y soltó un suspiro en un intento de sacárselo con ello-Que rayos…-Susurró por lo bajo, tal vez para ser una simple prueba de valor, se les estaba yendo claramente de las manos.
Al levantar la vista y dirigirla a las escaleras pudo notar al rubio, quien las subía a prisa y estaba a no demasiado de llegar, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro ¡No había sido afectado por la sobreexplotación de ideas de escritores de terror flojos… aun! Se precipitó a bajar para encontrarse con él, con los brazos abiertos y expresión dramática, como si de un reencuentro de película se tratase-¡Zerick, no estas muer...!-Antes de que siquiera pudiera pronunciar la oración completa a el otro rubio, dio un paso en falso en el escalón, resbalando y cayendo por las escaleras, llevándose consigo al que subía al terminar cayéndole encima, rodando todo el camino hasta abajo, siendo una puerta lo que terminó frenando la caída de ambos.
La rubia lloriqueo mientras trataba de incorporarse, buscando apoyó para levantarse en la puerta, no notó que tenía la mano en una especie de… ¿sostenedor de manos? Ah una cerradura para manos, claro, hasta que estuvo de pie, miro curiosa su mano sobre la ya mencionada puerta, preguntándose por qué demonios tendría una cerradura para manos una puerta, al menos hasta que escuchó los lloriqueos de la llave ¿Por qué no querría tocar una simple puerta? Además era una llave, no tenía sentido hasta que su ambarina mirada dio con el letrero-¿Eh?-Fue lo que balbuceó al leerlo de primera instancia, como si no llegara a comprenderlo, aun atolondrada por la caída, lo releyó una… dos… tres veces...
-¡EEEEHH!-Chilló comprendiendo el escrito finalmente, intercalando la mirada entre su mano y el letrero un sinfín de veces de forma rápida y ansiosa, pero sin atinar en retirarla.
Miró horrorizada como su profecía se cumplía, tragó en seco mientras el chico que se había elevado sujetando la vela y había empezado a caer, era empujado directo hacia las escaleras que la puerta había revelado-¡Z-zerick no! ¡Si te mueres tu sigo yo!-Gritó a modo de reclamo ante el trágico destino del otro rubio, empezando a creer que enserio les aplicarían las reglas cliché de innumerables filmes de horror. Comenzó a correr a tientas, con el objetivo de llegar hasta la puerta y ver si su compañero de clase seguía entre los vivos. Se había llevado la vela entre las manos así que tal vez pudiera verlo aun en la oscuridad que reinaba en todo el lugar, sin ser el paraje al sótano una excepción. Trataba de mantener cierta precaución de no llevarse a nada ni a nadie por delante, más poniendo cierta prisa en sus movimientos hasta que se detuvo por completo, congelada por la impresión y la confusión general de la voz que anunciaba que habían pasado… En efecto, todo eso parecía tratarse de un juego.
Se vio en la necesidad de llevarse la mano a la nariz, el hedor que emanaba del lugar donde probablemente estaba la tumba de su compañero y que la voz había proclamado como “segundo nivel” era por completo desagradable, abrió los ojos como platos ante una idea terrible-¡JERICHO YA SE PUDRIÓ!-Chilló con horror y dirigió la mirada a la nueva integrante del grupo, la pequeña llave que preguntaba si pensaban bajar-¡N-no podemos dejar un cadáver ahí!-Le informó solemnemente, estaba decidida a darle un funeral digno al desgraciado lame botas.
Antes de que pudiese meditar más sobre si su compañero debía tener un funeral o no, el sonido estremecedor de un relámpago, el sonido de las ventanas rompiéndose y el estruendo general de la casa doblegándose a la fuerza del viento la hizo, como primer acto reflejo, llevarse las manos a la cabeza y cerrar los ojos con fuerza, logrando entreabrirlos unos segundos después. El escenario era aterrador para cualquiera, el tornado, los escombros volando, la oscuridad tragándose todo lo que la vista le permitía ver… No fue capaz de notar quien fue el primero en razonar que el sótano era, al menos por el momento, su mejor opción y por un par de segundos, dudó que sus piernas le respondieran, más logro entrar a la seguridad del lugar a tiempo. Respiraba de forma agitada, sentía el nerviosismo desagradable en el pecho y soltó un suspiro en un intento de sacárselo con ello-Que rayos…-Susurró por lo bajo, tal vez para ser una simple prueba de valor, se les estaba yendo claramente de las manos.
Al levantar la vista y dirigirla a las escaleras pudo notar al rubio, quien las subía a prisa y estaba a no demasiado de llegar, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro ¡No había sido afectado por la sobreexplotación de ideas de escritores de terror flojos… aun! Se precipitó a bajar para encontrarse con él, con los brazos abiertos y expresión dramática, como si de un reencuentro de película se tratase-¡Zerick, no estas muer...!-Antes de que siquiera pudiera pronunciar la oración completa a el otro rubio, dio un paso en falso en el escalón, resbalando y cayendo por las escaleras, llevándose consigo al que subía al terminar cayéndole encima, rodando todo el camino hasta abajo, siendo una puerta lo que terminó frenando la caída de ambos.
La rubia lloriqueo mientras trataba de incorporarse, buscando apoyó para levantarse en la puerta, no notó que tenía la mano en una especie de… ¿sostenedor de manos? Ah una cerradura para manos, claro, hasta que estuvo de pie, miro curiosa su mano sobre la ya mencionada puerta, preguntándose por qué demonios tendría una cerradura para manos una puerta, al menos hasta que escuchó los lloriqueos de la llave ¿Por qué no querría tocar una simple puerta? Además era una llave, no tenía sentido hasta que su ambarina mirada dio con el letrero-¿Eh?-Fue lo que balbuceó al leerlo de primera instancia, como si no llegara a comprenderlo, aun atolondrada por la caída, lo releyó una… dos… tres veces...
-¡EEEEHH!-Chilló comprendiendo el escrito finalmente, intercalando la mirada entre su mano y el letrero un sinfín de veces de forma rápida y ansiosa, pero sin atinar en retirarla.
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Ruri Togashi
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Ugh, repentinamente había comenzado a apestar en el interior de ese sótano. Y no me refiero a “mal aliento o te huelen los pies.” si no más bien a una “aquí hay varios cadáveres pudriéndose bajo el sol.” clase de peste. Pero bueno, más razón para salir de allí cuanto antes, ¿no? Así que eso hice, subí con amplias zancadas de a tres escalones, sosteniendo la vela en mis manos, notando como la bola y el grillete en mis pies golpeaba el suelo y mirando fijamente hacia arriba, donde faltaba poco para llegar. Aunque, extrañamente, parecía haber una gran fiesta o algo parecido allí arriba, ya que podía percibir grandes estruendos y movimiento ingresando por la abertura de la puerta. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para pensar en eso cuando mis ojos dieron, entre tanta oscuridad, con la rubia junto a los demás. Por algún motivo me imaginé que se estaban refugiando de algo, y una sonrisa se dibujó en mi rostro al verlos a algunos de ellos con el cabello totalmente despeinado y algo mojados, como si hubieran sido tomados desprevenidos por un tornado o una tormenta ¡O ambos!. Que gracioso, como si tal cosa pudiera pasar… -¡Ruuuuri!- Contesté con siguiendo su dramatismo e igualmente extendiendo ambos brazos hacia ella, correspondiendo a las acciones como si fuéramos un dúo de drama o por el contrario cómico, según quien lo viera. Claro que el acto solo fue posible hasta que, en cámara lenta, pude ver como la rubia se abalanzaba hacia mi como si estuviera cayendo. No, por favor, apenas si me faltaban unos cuantos escalones para-… Ok. Ya estábamos cayendo, genial. Rodé junto a la otra rubia por las escaleras, soltando la vela en el proceso. Aunque claro, como el caballero que era intenté llevarme la mayor cantidad de golpes yo y no dejar que ella se lastimara, pero bueno.
-¡A la próxima avisa si vas a saltar a mis brazos así!- Me reincorporé con una mano en la cabeza mientras hablaba con tono dividido entre la broma y la queja, la caída había sido bastante dura después de todo. Dirigí mi mirada hacia los demás pero mis ojos se abrieron como platos al notar como ahora solo parecían existir ellos, la escalera en la cual se encontraban parados, y la puerta frente a nosotros. Un vacío al parecer infinito se extendía por todo lo demás, lo que me hizo pensar que ya no habría vuelta atrás. Bueno, no habíamos tenido la oportunidad de retractarnos desde el momento en que la puerta principal del salón se había cerrado a nuestras espaldas. De todas formas, nada quitaba que esto realmente se estaba volviendo una completa locura, o eso fue lo que pensé mientras tragaba saliva y devolvía mi mirada hacia el frente, donde la imponente puerta nos detenía el paso. Escuché una curiosa voz a mis espaldas, la cual identifiqué como la voz de la llave que antes había estado suplicando por ayuda entre las fauces del feroz piano. Negué con la cabeza levemente mientras leía la inscripción, sonriendo con algo de pena por la suerte de la rubia al haber posado su mano en una de las cerraduras y, finalmente, decidí hacer algo productivo por una vez en esa noche. A estas alturas creía que todos los demás habían hecho su parte y solo era justo que yo hiciera lo mío. -Ya sabías la suerte que nos esperaba al entrar aquí, Ruri, y es mi deber como compañero rubio seguirte a la muerte, o a la otra vida. O a lo que sea.- Le ofrecí una pequeña sonrisa para intentar calmarla aunque interiormente estaba ciertamente nervioso por el resultado de mi próxima acción. Solté un leve suspiro y dirigir mi mano a la otra cerradura, para que la enorme puerta pudiera abrirse o en su defecto algún mecanismo se activara. Aparte de, claro, de esperar que algo sucediera tanto conmigo como con Ruri, si las palabras que se encontraban talladas en el cartel eran ciertas. A-al menos podría presumir de haber estado muerto una vez, ¿No? Aunque si moría no sabía como podría presumir de eso… ¿tal vez con otros fantasmas? ¿Siquiera nos volveríamos fantasmas? Esa clase de preguntas son las que te quitan el sueño por la noche. En serio, Zerick, en las cosas que te vas a meter. Esta ciudad y sobre todo esta prueba de valor estaba resultando, sin dudas, como una cosa de locos.
-¡A la próxima avisa si vas a saltar a mis brazos así!- Me reincorporé con una mano en la cabeza mientras hablaba con tono dividido entre la broma y la queja, la caída había sido bastante dura después de todo. Dirigí mi mirada hacia los demás pero mis ojos se abrieron como platos al notar como ahora solo parecían existir ellos, la escalera en la cual se encontraban parados, y la puerta frente a nosotros. Un vacío al parecer infinito se extendía por todo lo demás, lo que me hizo pensar que ya no habría vuelta atrás. Bueno, no habíamos tenido la oportunidad de retractarnos desde el momento en que la puerta principal del salón se había cerrado a nuestras espaldas. De todas formas, nada quitaba que esto realmente se estaba volviendo una completa locura, o eso fue lo que pensé mientras tragaba saliva y devolvía mi mirada hacia el frente, donde la imponente puerta nos detenía el paso. Escuché una curiosa voz a mis espaldas, la cual identifiqué como la voz de la llave que antes había estado suplicando por ayuda entre las fauces del feroz piano. Negué con la cabeza levemente mientras leía la inscripción, sonriendo con algo de pena por la suerte de la rubia al haber posado su mano en una de las cerraduras y, finalmente, decidí hacer algo productivo por una vez en esa noche. A estas alturas creía que todos los demás habían hecho su parte y solo era justo que yo hiciera lo mío. -Ya sabías la suerte que nos esperaba al entrar aquí, Ruri, y es mi deber como compañero rubio seguirte a la muerte, o a la otra vida. O a lo que sea.- Le ofrecí una pequeña sonrisa para intentar calmarla aunque interiormente estaba ciertamente nervioso por el resultado de mi próxima acción. Solté un leve suspiro y dirigir mi mano a la otra cerradura, para que la enorme puerta pudiera abrirse o en su defecto algún mecanismo se activara. Aparte de, claro, de esperar que algo sucediera tanto conmigo como con Ruri, si las palabras que se encontraban talladas en el cartel eran ciertas. A-al menos podría presumir de haber estado muerto una vez, ¿No? Aunque si moría no sabía como podría presumir de eso… ¿tal vez con otros fantasmas? ¿Siquiera nos volveríamos fantasmas? Esa clase de preguntas son las que te quitan el sueño por la noche. En serio, Zerick, en las cosas que te vas a meter. Esta ciudad y sobre todo esta prueba de valor estaba resultando, sin dudas, como una cosa de locos.
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Zerick Jericho
Re: Mansión Abandonada [Evento]
Estaba mareada, demasiado mareada. El intenso hedor que se despedía del sótano había atinado a afectar sus sentidos sobrehumanos, los olores fuertes eran una gran debilidad para un dragón como ella quien poca resistencia poseía contra estos, aparte, la ponían de un mal humor realmente terrible. Las cosas se estaban descontrolando de tal manera que ni siquiera diviso los increíbles sucesos de los que había sido protagonista el más pequeño de los presentes, veía borroso, le costaba centrar su vista en algo más preciso, como si sus orbes se trataran de una cámara arruinada. Sentirse así de vulnerable causaba cólera, pero fue únicamente cuando escucho los escándalos de la tormenta que finalmente hizo un esfuerzo enorme para volver en sí. Lo último que deseaba hacer en aquellos momentos era meterse en ese apestoso sótano, pero no le quedaba otra opción más que seguir a la manada para resguardar, aunque una vez adentro se preguntó si realmente pudo haber sobrevivido allí fuera sola, luego recapacito en que si pudiera, no lo hubiera hecho, es cuestión de orgullo.
De alguna manera todo se estaba acomodando rápidamente, los colores se volvían nítidos y los sonidos bien perfilados, eso lograba que su corazón se desacelerada hasta adquirir un rimo aceptable. La sangre volvía a ser caliente entre sus venas salvajes, vio a los presentes, detallo nuevamente sus facciones, estaban todos bien, por suerte, aunque le preocupaba no recordar ni siquiera como es que llego allí sin perder el equilibrio o, directamente, sin estar realmente consiente de lo que pasaba a su alrededor. Finalmente se rasco la nuca mientras miraba su entorno, esto paso a ser realmente surrealista al extremo de ser bizarro ¿De verdad estaban allí? ¿No sería todo producto de una ilusión? ¿Y si realmente perdió el conocimiento y ahora solo soñaba?
-Si no dejas de lloriquear vas a rogar volver a estar metida dentro de las fauces de ese estúpido piano ¡¿No vives aquí?! ¡Sé de ayuda!-Le grito a la pequeña e indefensa llavecita, pero es que su voz sumada a la actitud cobarde de esta causaba que los nervios de la dragona se crisparan, incluso sus colmillos se asomaron levemente cuando le dirigió su asesina mirada escarlata al artefacto mágico. Volteó a ver la gran puerta, seguía bastante confundida pero estaba intentando adaptarse al nuevo panorama, con lo que no contaba es que antes de que pudiera argumentar algo los dos rubios del grupo ya habían metido las manos al fuego, literalmente.- Sin duda alguna le hacen honor a su color de cabello.-Dijo en clara voz alta mientras dejaba caer los hombros al notar como los contrarios se metieron sin más a los brazos del peligro, pero ¿No se diferenciaba mucho de ella, verdad? Creer eso le dio un poco en el orgullo. Mientras esperaba ver los resultados del accionar de sus compañeros volvió a dirigir su atención a la llave.- Si tienes información importante que puede servirnos será mejor que empieces a soltarla ahora.
De alguna manera todo se estaba acomodando rápidamente, los colores se volvían nítidos y los sonidos bien perfilados, eso lograba que su corazón se desacelerada hasta adquirir un rimo aceptable. La sangre volvía a ser caliente entre sus venas salvajes, vio a los presentes, detallo nuevamente sus facciones, estaban todos bien, por suerte, aunque le preocupaba no recordar ni siquiera como es que llego allí sin perder el equilibrio o, directamente, sin estar realmente consiente de lo que pasaba a su alrededor. Finalmente se rasco la nuca mientras miraba su entorno, esto paso a ser realmente surrealista al extremo de ser bizarro ¿De verdad estaban allí? ¿No sería todo producto de una ilusión? ¿Y si realmente perdió el conocimiento y ahora solo soñaba?
-Si no dejas de lloriquear vas a rogar volver a estar metida dentro de las fauces de ese estúpido piano ¡¿No vives aquí?! ¡Sé de ayuda!-Le grito a la pequeña e indefensa llavecita, pero es que su voz sumada a la actitud cobarde de esta causaba que los nervios de la dragona se crisparan, incluso sus colmillos se asomaron levemente cuando le dirigió su asesina mirada escarlata al artefacto mágico. Volteó a ver la gran puerta, seguía bastante confundida pero estaba intentando adaptarse al nuevo panorama, con lo que no contaba es que antes de que pudiera argumentar algo los dos rubios del grupo ya habían metido las manos al fuego, literalmente.- Sin duda alguna le hacen honor a su color de cabello.-Dijo en clara voz alta mientras dejaba caer los hombros al notar como los contrarios se metieron sin más a los brazos del peligro, pero ¿No se diferenciaba mucho de ella, verdad? Creer eso le dio un poco en el orgullo. Mientras esperaba ver los resultados del accionar de sus compañeros volvió a dirigir su atención a la llave.- Si tienes información importante que puede servirnos será mejor que empieces a soltarla ahora.
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