Give me a Surprise~ [Privado]

"La noche se había convertido en un estremecedor vacío de fría oscuridad. Ninguna luz del negro cielo para guiarte en el camino a elegir, ninguna indicación de hacia dónde ir. Las sofocantes nubes se encargaban cubrir cuanta luminosidad podía provenir del cielo, fuera un juego de estrellas repartidas al azar, fuera aquella luna de sonrisa demente cuya dentura ensangrentada anunciaba la peor de las tragedias. La falta de luz no solamente provenía del amplio cielo que se alzaba sobre mi cabeza, sino también de mis tenebrosos alrededores. Fuera cual fuera la razón, ninguno de los faroles que, se supone, debían estar funcionando, daban muestra de iluminación alguna. Todos ellos apagados, como si quisieran terminar por acompañar a la oscuridad de la noche en su manto de negrura. Tal vez-..."


-En serio, por Shinigami-sama, ¿cuándo llegamos a la parte que da miedo?- Pregunté en voz alta, aunque nadie me acompañaba. Solamente las tumbas de los caídos, los árboles de secas ramas y extinto follaje, y, de vez en cuando, algún ave negra que llegaba de revolotear para descansar sobre alguna superficie. Yo, por mi parte, me encontraba sentado sobre una enorme tumba de firme estructura. Era una noche helada, por lo que vestía mi abrigo de color negro del pecho para arriba y amarillo el resto del mismo. Tenía un libro en mis manos, un libro con diversos cuentos y leyendas de Death City que había tomado de la biblioteca de Shibusen.

Era curioso, pero el hecho de que el libro parecía relatar mi situación al pie de la letra no me inquietaba en lo más mínimo. A decir verdad, yo estaba esperando algo más. Había una razón para que me internara en el centro de un enorme cementerio tan sombrío a altas horas de la noche. Había una razón para que recitara las oraciones de aquel viejo libro en mis manos en voz alta.

¿Todavía no te enteras? -Estoy esperando a que algo, o alguien, aparezca. ¡Vamos! No puede ser tan complicado, soy presa fácil ¿sabes?- Volví a hablar, mi tono de voz más alto y realzado por el fastidio de tener que esperar y, además, por tener que provocar a las supuestas criaturas de la noche para que se aparecieran ante mi. Este cementerio tenía fama de albergar a peligrosas criaturas de las cuales, si no tenías cuidado, podrías llevarte una desagradable sorpresa. No parecía ser este el caso, por que para mi, nada ni nadie había aparecido para sorprenderme.

El grito de un cuervo, el cual se posaba tranquilo sobre las ramas de un árbol, me alertó. Rebusqué con mi mirada por los alrededores, pero no alcanzaba a visualizar nada. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la falta de luz, pero ese no era el problema. El verdadero inconveniente es que era una zona tan amplia y llena de tantas tumbas, tantos árboles, que cualquier criatura podría acercarse con la suficiente facilidad, ayúdandose con las sombras de la noche. Sin embargo, no sentía otra cosa más que calma y serenidad. Con algo de suerte, eso podría cambiar en los siguientes momentos ¿No?

Blair se encontraba de vacaciones, por lo que era meramente aburrido, muchas de las ocasiones la pobre minína se encontraba sola en la casa y el malvado de Soul estaba mas ausente que de costumbre por lo que ella no tenía con quien jugar, asi que decidida se resolvió a dar un paseo, no importaba que fuese muy noche, después de todo siempre había alguien que estaba interesado en "jugar" con la felina.

Durante una hora caminó sin rumbo fijo, pero en cuanto se dió cuenta ya se encontraba en la entrada del cementerio, hizo una mueca de lo mas parecido a horror mezclado con aberración, dispuesta a marcharse se giro en media vuelta y comenzó a andar por donde había llegado pero entonces escuchó no muy lejos de donde se encontraba ella una voz un poco fastidiada, asi que motivada por la curiosidad Blair decidió averiguar ¿de quien era la voz?, ¿porque a estas horas de la noche alguien estaba en el cementerio? y aun mas importante, ¿querría ser amigo y jugar con Blair? ya que era obvio que se trataba de una voz masculina, así que en su forma de felina decidió escabullirse para ver a un tipo delgado alto y rubio casi gritando a la nada, por lo que la minina decidió esconderse tras una sepultura pero el graznido de un cuervo casi la delata por lo que se escondió aun mas esperando el momento indicado para salir a "jugar" con su "presa" o "nuevo amigo"

Repasé las hojas del libro nuevamente, buscando alguna historia que llamara mi atención mientras hacía tiempo para que algo sucediera. Estar allí no me resultaba tan divertido como creí en un principio, la emoción y curiosidad ya se habían desvanecido y solo me quedaba el aburrimiento de esperar a que algo me sorprendiera. -Las criaturas de la noche resultaron ser más tímidas de lo que pensaba.- mencioné en un tono alto y claro de voz, ya que me parecía estar solo y no encontraba problema en hablar tan alto conmigo mismo. Bueno, no estaba del todo solo. Aquellas aves de plumaje negro seguían acompañándome en mi extraña búsqueda por aventura, posadas tranquilamente a mi alrededor. Pero aparte de ellas no parecía que alguien o algo más se me fuera a acercar durante el resto de la noche.

Derrotado por la aparente falta de interés de algún demonio o ser sobrenatural por el estilo hacia mi persona, estaba por levantarme de mi incómodo asiento encima de aquella tumba y simplemente retirarme a dormir. Cierto era que tenía esos días libres y quería ver que cosas divertidas habían por hacer, pero si no iba a suceder nada interesante entonces no había razón para que perdiera el tiempo en medio de un cementerio a altas horas de la noche. Sin embargo, antes de que realizara cualquier movimiento algo llamó mi atención. Un ruido fuera de lo común, cercano a mi. Como si algo hubiera dado un paso en falso... pero al dirigir mi mirada hacia la zona por donde creí había provenido el sonido, me encontré con otro cuervo más. Hubiera sido buena idea utilizar mi detección de almas para buscar con mayor detalle, pero realmente no tenía ganas. Fruncí el ceño notoriamente, y me levanté, tomando el libro con una de mis manos. Caminé hacia el ave mirándole todavía con aquel gesto molesto en mi rostro, y el pequeño animal me devolvió la mirada. -Cuando por fin creí que algo me atacaría de la nada, resulta que solo fuiste tú cuervo idiota.- Elevé el libro sobre mi cabeza en señal clara de querer golpear al ave, y la misma salió volando ante el posible peligro. De la misma forma, todos los demás cuervos emprendieron vuelo con un sincronizado y ruidoso aletear. Miré indiferente como se alejaban a un punto más alejado en el cementerio. Realmente no tenía intenciones de golpearlo, solo darle un pequeño susto. Elevando mis brazos hacia ellos, mi rostro de indiferencia cambió por uno de pena. -¿Por qué todos me abandonan?- Exclamé dramáticamente para, seguidamente, bostezar. Tal vez simplemente debería irme a dormir.