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Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Death City :: Death City :: Bosque
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Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Seis y media de la tarde, el sol ya comenzaba a descender y un gato de tonalidades azules cenizas se movía con elegancia entre los árboles. No solía recibir pedidos de ese tipo muy seguido, tan confidenciales, clientes que solicitaban una discreción explícita respecto a la víctima que debía borrar de la existencia. Por lo que debía ser realmente algo importante, especialmente si gente con esa pinta de ser de los más altos capos de la mafia estaban dispuestos a contratar a un gato endeudado hasta por las orejas con harapos en vez de ropas para liquidar a su objetivo. No era algo que pasara seguido. Pero ofrecían una considerable suma de dinero y eso era suficiente para que Hans se tomara la molestia de recorrer el camino hasta el lugar. Era una casa que estaba bastante pegada al bosque, por lo que el chico prefería tomar ese camino. El ambiente era silencioso, no se escuchaba otra cosa que los animales moverse por los árboles o arbustos. Suspiró, tratando de recordar la última vez que se le había presentado un trabajo de esta índole, pero aunque buscó entre sus recuerdos no encontró nada. Finalmente llegó al lugar que le habían dicho.
La casa se veía bastante antigua, pero estaba en considerable buen estado. Estaba hecha de ladrillo, ya se notaban gastados y por alguna razón se veían algo torcidos, aunque posiblemente fuera imaginación suya. La entrada constaba de una puerta doble, de madera oscura con claros signos de desgaste, especialmente en la parte de abajo, a ambos lados de ésta había un par de ventanas, tenían persianas que estaban cerradas y además contaban con rejas de color negros a las cuáles la pintura se les había comenzado a desprender. Tenía dos pisos, el piso de arriba dejaba ver tres ventanas(¿Puertas?) con un pequeño balcón cercado con las mismas rejas de antes en cada una, las puertas de las mismas eran un poco más oscuras que las de la entrada, pero igualmente desgastadas. No se podía ver nada a través de ellas pues estaban tapadas con muchas tablas de madera desde adentro. Curioso. Cambió a su forma humana, sonriendo con sorna, para luego tocar la puerta, pero con un ritmo tal para que se entendiera de quién se trataba. Le abrió la puerta un hombre alto, musculoso, y con la mejor pinta de mafioso que se podía tener. Le dio un empujón para que avanzara hacia dentro, y él así lo hizo, caminaron por un pasillo casi a oscuras, donde Hans podía notar que habían varias puertas, también gastadas, pero no más que eso, solo paredes pintadas de un color amarillento claro que ya estaba muy sucio.
Finalmente llegaron a un cuarto con una única luz bastante pobre que colgaba del techo, unas escaleras que el peliazul supuso conducían al segundo piso que se veía desde fuera, y un escritorio en el centro. En ese escritorio estaba sentado un tipo bajito y regordete, las manos pulcramente acomodadas sobre la madera vieja. No tenía expresión en la cara pero Hans podía descifrar de alguna manera que no era la persona más amable del mundo. Alrededor de toda la sala había varios tipos de diferentes aspectos físicos, pero todos le daban muy mala espina, ni hablar de que varios de ellos poseían perros, perros grandes y que lo miraban. ¿Acaso era una broma? Era como si estuvieran listos ante cualquier cosa que el asesino quisiera intentar. Hizo una mueca de disgusto ante la presencia de aquellos animales, que probablemente todos habían notado. El tipo del escritorio le hizo una seña al gato para que se acercara y éste así lo hizo, con su clásico caminar despreocupado.
—¿Y bien? ¿Que tienes para mi?
—Esto—Dijo el hombre, y deslizó una foto algo borrosa, pero entendible, en la mesa. —. Se conoce su ubicación como en la misma Death City.
Era una mujer, muy bonita a decir verdad, de pelo blanco y una expresión algo preocupada en el rostro. Hans arqueó una ceja y tomó la foto para verla un poco mejor, el hombre entonces le estiró un trozo de tela del mismo color que vestía la mujer de la foto. “¿Acaso se cree que soy un sabueso?” aunque en realidad una pista de olor le servía muchísimo a la hora de asegurarse de que el objetivo era el correcto.
—¿Eso es todo?
—¿Necesitas algo más?
—No en realidad.
— Entonces largo de mi vista.
Vaya que era rudo. Hans tomó ambos objetos y los observó unos segundos antes de dar media vuelta y encarar el pasillo hasta salir de la casa. Bueno, supuso que era mejor empezar con la búsqueda lo más rápido posible, para evitar cualquier problema que se pudiera presentar respecto a los tipos de antes, porque vaya que tenían pintas de que si se tardaba mucho iban a cortarlo en pedacitos y enterrarlo en el desierto o una de esas cosas así. Se internó en el bosque, y una vez relativamente dentro, olfateó el trozo de tela. Olía bien, y además era bastante característico. Saltó a un árbol, decidido a moverse por allí, y continuó saltando de rama en rama siempre asegurándose de que eran lo suficientemente gruesas para resistir su peso(Que de todas formas no era demasiado). Aunque en determinado momento, no mucho después de haberse alejado de la casa de los clientes, divisó debajo de él algo que captó inmediatamente su atención. No. No, no. No podía ser, ¿O si? Hace solo media hora que le habían especificado su víctima, ¿Era posible haberla encontrado tan rápido? Miró la foto y luego al individuo que se encontraba debajo, ¿Era su objetivo, no? Bueno, ¿Quién más sería si no? Guardó la foto y se quedó lo más quieto que pudo, esperando el momento justo.
Cuando finalmente encontró la posición adecuada del otro, tomó impulsó con sus piernas y en unos pocos segundos había caído sobre...Esperen. Era un chico, ¿No se supone que su objetivo era una mujer? Por otro lado no olía como se suponía, pero eso solía pasar, ahora, también estaba el hecho de que se lo había encontrado demasiado rápido, en realidad podría estar todo el día remarcando las cosas que no cuadraban. Pero ahora estaba encima de un desconocido, con una de sus manos en su pecho mientras la otra estaba en alto y con un par de cuchillas listas para atacar.
—¿Uh? Espera, tu no eres...
La casa se veía bastante antigua, pero estaba en considerable buen estado. Estaba hecha de ladrillo, ya se notaban gastados y por alguna razón se veían algo torcidos, aunque posiblemente fuera imaginación suya. La entrada constaba de una puerta doble, de madera oscura con claros signos de desgaste, especialmente en la parte de abajo, a ambos lados de ésta había un par de ventanas, tenían persianas que estaban cerradas y además contaban con rejas de color negros a las cuáles la pintura se les había comenzado a desprender. Tenía dos pisos, el piso de arriba dejaba ver tres ventanas(¿Puertas?) con un pequeño balcón cercado con las mismas rejas de antes en cada una, las puertas de las mismas eran un poco más oscuras que las de la entrada, pero igualmente desgastadas. No se podía ver nada a través de ellas pues estaban tapadas con muchas tablas de madera desde adentro. Curioso. Cambió a su forma humana, sonriendo con sorna, para luego tocar la puerta, pero con un ritmo tal para que se entendiera de quién se trataba. Le abrió la puerta un hombre alto, musculoso, y con la mejor pinta de mafioso que se podía tener. Le dio un empujón para que avanzara hacia dentro, y él así lo hizo, caminaron por un pasillo casi a oscuras, donde Hans podía notar que habían varias puertas, también gastadas, pero no más que eso, solo paredes pintadas de un color amarillento claro que ya estaba muy sucio.
Finalmente llegaron a un cuarto con una única luz bastante pobre que colgaba del techo, unas escaleras que el peliazul supuso conducían al segundo piso que se veía desde fuera, y un escritorio en el centro. En ese escritorio estaba sentado un tipo bajito y regordete, las manos pulcramente acomodadas sobre la madera vieja. No tenía expresión en la cara pero Hans podía descifrar de alguna manera que no era la persona más amable del mundo. Alrededor de toda la sala había varios tipos de diferentes aspectos físicos, pero todos le daban muy mala espina, ni hablar de que varios de ellos poseían perros, perros grandes y que lo miraban. ¿Acaso era una broma? Era como si estuvieran listos ante cualquier cosa que el asesino quisiera intentar. Hizo una mueca de disgusto ante la presencia de aquellos animales, que probablemente todos habían notado. El tipo del escritorio le hizo una seña al gato para que se acercara y éste así lo hizo, con su clásico caminar despreocupado.
—¿Y bien? ¿Que tienes para mi?
—Esto—Dijo el hombre, y deslizó una foto algo borrosa, pero entendible, en la mesa. —. Se conoce su ubicación como en la misma Death City.
Era una mujer, muy bonita a decir verdad, de pelo blanco y una expresión algo preocupada en el rostro. Hans arqueó una ceja y tomó la foto para verla un poco mejor, el hombre entonces le estiró un trozo de tela del mismo color que vestía la mujer de la foto. “¿Acaso se cree que soy un sabueso?” aunque en realidad una pista de olor le servía muchísimo a la hora de asegurarse de que el objetivo era el correcto.
—¿Eso es todo?
—¿Necesitas algo más?
—No en realidad.
— Entonces largo de mi vista.
Vaya que era rudo. Hans tomó ambos objetos y los observó unos segundos antes de dar media vuelta y encarar el pasillo hasta salir de la casa. Bueno, supuso que era mejor empezar con la búsqueda lo más rápido posible, para evitar cualquier problema que se pudiera presentar respecto a los tipos de antes, porque vaya que tenían pintas de que si se tardaba mucho iban a cortarlo en pedacitos y enterrarlo en el desierto o una de esas cosas así. Se internó en el bosque, y una vez relativamente dentro, olfateó el trozo de tela. Olía bien, y además era bastante característico. Saltó a un árbol, decidido a moverse por allí, y continuó saltando de rama en rama siempre asegurándose de que eran lo suficientemente gruesas para resistir su peso(Que de todas formas no era demasiado). Aunque en determinado momento, no mucho después de haberse alejado de la casa de los clientes, divisó debajo de él algo que captó inmediatamente su atención. No. No, no. No podía ser, ¿O si? Hace solo media hora que le habían especificado su víctima, ¿Era posible haberla encontrado tan rápido? Miró la foto y luego al individuo que se encontraba debajo, ¿Era su objetivo, no? Bueno, ¿Quién más sería si no? Guardó la foto y se quedó lo más quieto que pudo, esperando el momento justo.
Cuando finalmente encontró la posición adecuada del otro, tomó impulsó con sus piernas y en unos pocos segundos había caído sobre...Esperen. Era un chico, ¿No se supone que su objetivo era una mujer? Por otro lado no olía como se suponía, pero eso solía pasar, ahora, también estaba el hecho de que se lo había encontrado demasiado rápido, en realidad podría estar todo el día remarcando las cosas que no cuadraban. Pero ahora estaba encima de un desconocido, con una de sus manos en su pecho mientras la otra estaba en alto y con un par de cuchillas listas para atacar.
—¿Uh? Espera, tu no eres...
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Fecha de inscripción : 04/09/2015
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Hans Humpty
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Aun no se atrevía a acercarse a la ciudad. En los últimos días, el joven Lightwood había empezado a escabullirse no solo de su hogar, si no del territorio de las brujas también para hacer visitas clandestinas a la ciudad de los muertos. Sin embargo hasta el momento, aun no se atrevía a dejar el bosque ¿Estaba asustado? ¡En lo absoluto! Pero no era imprudente, y solía planear todo con paciencia. Los primeros días no saldría del bosque, estaba en su pequeño y cauteloso plan, tenía que medir a las amas de llaves y sobretodo, medirse a sí mismo ¿Qué tanto podía estar fuera sin que lo descubriesen? Pero se podía decir que estaba teniendo muchas menos dificultades para ello de lo que hubiese pensado jamás. Tal vez sí había tomado demasiadas precauciones.
Con su madre el cuento hubiese sido totalmente diferente. Aun dejando de lado la complicidad que ambos solían tener con el tema de algún día, escaparse fuera del territorio, ella lo habría notado de inmediato, que no estaba en casa, que había escapado y que se había metido en Mabaa sabría dónde. Pero su madre no estaba, hacía dos años que no estaba y en general, su vida se había vuelto bastante… ¿Tranquila? ¿Monótona? Tal vez en este caso ambas palabras podían utilizarse como sinónimos. No era para mal entenderse, no lo habían dejado en un rincón a que acumulara polvo, claro que no, era el heredero de su familia ¿no? En efecto, el único heredero actual de los Lightwood, claro que la servidumbre, las amas de llaves y mayordomos le preguntaban frecuentemente si quería algo o si se encontraba bien, pero bastaba con que pidiese que le dejaran tranquilo un rato para que pararan; A final de cuentas, nunca había dado motivos para que lo vigilasen. Por otro lado, estaba su padre… o mejor dicho, no, no estaba, el hombre nunca estaba, Robin lo conocía más por fotografías que por haber visto su cara, la última vez que lo había visto en persona, había sido en el funeral de su madre… y al peliblanco le había dado la impresión de que le evitaba. Fuese o no el caso, el tener un padre tan ausente jamás fue motivo de complejos para el joven brujo, quien lo tomaba con total naturalidad, su madre había fruncido de ambos papeles, tal vez incluso hasta más.
Así pues, dada la situación, no le fue realmente difícil terminar de escabullirse, abrir un portal para salir del territorio, y tan solo en un parpadeo, encontrarse ya batallando con las ramas, recorriendo un suelo de aroma terroso plagado de raíces. Conforme avanzaba, la emoción inicial de por fin haber salido, por su cuenta y a escondidas, empezaba a disminuir gracias al tranquilo ambiente en el que tomaba lugar su trayecto. El crujir de la tierra y ramas bajo sus pies, los cantos ocasionales de pájaros o insectos y las hojas medio marchitas de los árboles agitándose con el viento le hacían, de cierta forma, relajarse bastante. Además de él mismo, no parecía haber una sola alma más por los alrededores. No tenía de que preocuparse.
Aunque había que decir que la tranquilidad lo tenía un poco decepcionado, más no sorprendido. Claro que era lo más lógico encontrarse con tal ambiente si salía como lo había hecho, pero es humano hacerse expectativas bastante altas, la primera vez que se va a hacer algo que se espera con ansia. Pero por otro lado, también agradecía no haber tenido que lidiar con nada especialmente singular… nada que lo metiese en problemas potenciales. Los inicios tranquilos solían ser mejores si se tomaba el aspecto realista y practico. No se iba a quejar por ello.
Aquellos eran sus pensamientos tan solo un momento antes de acabar en el suelo.
Tenía que admitirlo, había bajado por completo la guardia, pero ¿Qué demonios estaba pasando? El pánico amenazó con hacerse presente… ¿Lo estaban cazando? Se había asegurado de mantener el Protect todo este tiempo así que… ¿Por qué? ¿Lo habían visto desde que había salido? ¿Qué o a quien carajos tenía encima? Cerró los ojos, como un reflejo, esperando lo peor; “Bien, Robin, que plan tan espectacular” Pensó, en lo que se había hecho la fugaz idea, que sería su ultimo dialogo interno hasta que escucho la voz del otro.
Abrió los ojos con cautela, para encontrarse con un tipo con el pelo tapándole la cara sobre él, sujetando un par de cuchillas y algo… ¿desconcertado? O algo así, por lo que podía deducir de lo poco visible de su rostro y su tono de voz. Genial, absolutamente genial, ahora ¿cómo se lo quitaba de encima? Su mejor oportunidad era magia, pero no estaba ni en posición, ni con tiempo de conjurar, probablemente apenas abriese la boca ya tendría media cuchilla enterrada en el cuello. La sensación de la idea le hizo tragar en seco, tenía que calmarse… se había detenido por algo ¿no?
Tomó el riesgo de pegarle un empujón al contrario, si bien no era muy fuerte, pareció suficiente como para que pudiese arrastrarse fuera de debajo del… ¿ga…to? ¿Era un gato? Como fuese-¡¿No soy quién?! ¡Claro que no lo soy! ¿¡Q-qué demonios te pasa!?-Le espetó, obviamente alterado.
Con su madre el cuento hubiese sido totalmente diferente. Aun dejando de lado la complicidad que ambos solían tener con el tema de algún día, escaparse fuera del territorio, ella lo habría notado de inmediato, que no estaba en casa, que había escapado y que se había metido en Mabaa sabría dónde. Pero su madre no estaba, hacía dos años que no estaba y en general, su vida se había vuelto bastante… ¿Tranquila? ¿Monótona? Tal vez en este caso ambas palabras podían utilizarse como sinónimos. No era para mal entenderse, no lo habían dejado en un rincón a que acumulara polvo, claro que no, era el heredero de su familia ¿no? En efecto, el único heredero actual de los Lightwood, claro que la servidumbre, las amas de llaves y mayordomos le preguntaban frecuentemente si quería algo o si se encontraba bien, pero bastaba con que pidiese que le dejaran tranquilo un rato para que pararan; A final de cuentas, nunca había dado motivos para que lo vigilasen. Por otro lado, estaba su padre… o mejor dicho, no, no estaba, el hombre nunca estaba, Robin lo conocía más por fotografías que por haber visto su cara, la última vez que lo había visto en persona, había sido en el funeral de su madre… y al peliblanco le había dado la impresión de que le evitaba. Fuese o no el caso, el tener un padre tan ausente jamás fue motivo de complejos para el joven brujo, quien lo tomaba con total naturalidad, su madre había fruncido de ambos papeles, tal vez incluso hasta más.
Así pues, dada la situación, no le fue realmente difícil terminar de escabullirse, abrir un portal para salir del territorio, y tan solo en un parpadeo, encontrarse ya batallando con las ramas, recorriendo un suelo de aroma terroso plagado de raíces. Conforme avanzaba, la emoción inicial de por fin haber salido, por su cuenta y a escondidas, empezaba a disminuir gracias al tranquilo ambiente en el que tomaba lugar su trayecto. El crujir de la tierra y ramas bajo sus pies, los cantos ocasionales de pájaros o insectos y las hojas medio marchitas de los árboles agitándose con el viento le hacían, de cierta forma, relajarse bastante. Además de él mismo, no parecía haber una sola alma más por los alrededores. No tenía de que preocuparse.
Aunque había que decir que la tranquilidad lo tenía un poco decepcionado, más no sorprendido. Claro que era lo más lógico encontrarse con tal ambiente si salía como lo había hecho, pero es humano hacerse expectativas bastante altas, la primera vez que se va a hacer algo que se espera con ansia. Pero por otro lado, también agradecía no haber tenido que lidiar con nada especialmente singular… nada que lo metiese en problemas potenciales. Los inicios tranquilos solían ser mejores si se tomaba el aspecto realista y practico. No se iba a quejar por ello.
Aquellos eran sus pensamientos tan solo un momento antes de acabar en el suelo.
Tenía que admitirlo, había bajado por completo la guardia, pero ¿Qué demonios estaba pasando? El pánico amenazó con hacerse presente… ¿Lo estaban cazando? Se había asegurado de mantener el Protect todo este tiempo así que… ¿Por qué? ¿Lo habían visto desde que había salido? ¿Qué o a quien carajos tenía encima? Cerró los ojos, como un reflejo, esperando lo peor; “Bien, Robin, que plan tan espectacular” Pensó, en lo que se había hecho la fugaz idea, que sería su ultimo dialogo interno hasta que escucho la voz del otro.
Abrió los ojos con cautela, para encontrarse con un tipo con el pelo tapándole la cara sobre él, sujetando un par de cuchillas y algo… ¿desconcertado? O algo así, por lo que podía deducir de lo poco visible de su rostro y su tono de voz. Genial, absolutamente genial, ahora ¿cómo se lo quitaba de encima? Su mejor oportunidad era magia, pero no estaba ni en posición, ni con tiempo de conjurar, probablemente apenas abriese la boca ya tendría media cuchilla enterrada en el cuello. La sensación de la idea le hizo tragar en seco, tenía que calmarse… se había detenido por algo ¿no?
Tomó el riesgo de pegarle un empujón al contrario, si bien no era muy fuerte, pareció suficiente como para que pudiese arrastrarse fuera de debajo del… ¿ga…to? ¿Era un gato? Como fuese-¡¿No soy quién?! ¡Claro que no lo soy! ¿¡Q-qué demonios te pasa!?-Le espetó, obviamente alterado.
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Robin Lightwood
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
No puso resistencia al ser empujado, de hecho, incluso se apartó el mismo a la vez cuando cayó en cuenta de que estaba arriba de él todavía. Se llevó una mano al cabello, lo que dejó entrever uno de sus dos ojos ámbar, estaba claramente confundido. ¿Que había pasado? ¿Se habrían confundido de objetivo y no le dijeron que en realidad no se trataba de una mujer si no de un jovencito? Guardó las cuchillas en un rápido movimiento y trató de pensar en que es lo que estaba pasando.
— Eres... Eres un chico —Dijo a la vez que sacaba la foto y la comparaba con el joven que tenía enfrente.
Tenían cierto parecido, pero como la foto no era totalmente clara era difícil encontrar alguna diferencia. ¿Era realmente probable que se hubieran equivocado al decirle que se trataba de una mujer? No, no era posible. No podía decir que conocía perfectamente a esa gente, pero definitivamente no eran personas que confundirían detalles así a la hora de mandar a matar a un individuo, por muy poco que les importe la vida de otras personas. Ni hablar de que la recompensa era demasiado para alguien que es poco importante. Se levantó del suelo y se sacudió la ropa que ya de por sí estaba bastante mugrienta, luego estiró el brazo derecho hacia el albino en el suelo, ya que le había caído encima lo mínimo que podía hacer era ayudarlo a levantarse.
— Lo siento mucho, te, eh… confundí con alguien más —”Y por eso casi te degollo”— . ¿Te lastimaste o algo?
Ahora mismo no sonaba muy factible el disculparse por casi intentar matarlo, o por habérsele tirado encima de esa manera tan espontánea, y tampoco estaba seguro de que fuera a ser bien recibida su amabilidad, no luego de la escena de recién. Pero no estaba de más tener cierto grado de solidaridad.
— O-Oye… Esto te sonará raro pero… ¿Tienes una hermana o...algún familiar que se parezca mucho a ti? —Le preguntó a la vez que le mostraba la foto que le habían dado como guía.
No podrías parecerte tanto a una persona y no conocerla, ¿O si? bueno, se suponía que no, y tenía una corazonada de que el niño podía tener pistas acerca de aquella mujer. Por otro lado, no podía evitar fijarse en lo bien vestido que iba el chico, y sintió algo de culpa por haber ensuciado su ropa con tierra en la caída, y resultaba por demás curioso que alguien así se internara en el bosque, lleno de hojas sueltas, espinas que se enganchaban a prácticamente cualquier tela, polvo por todos lados, etc. Aunque probablemente era también cierta comparación con como iba el mismo vestido, con la ropa remendada y notablemente sucia. Ugh.
— Eres... Eres un chico —Dijo a la vez que sacaba la foto y la comparaba con el joven que tenía enfrente.
Tenían cierto parecido, pero como la foto no era totalmente clara era difícil encontrar alguna diferencia. ¿Era realmente probable que se hubieran equivocado al decirle que se trataba de una mujer? No, no era posible. No podía decir que conocía perfectamente a esa gente, pero definitivamente no eran personas que confundirían detalles así a la hora de mandar a matar a un individuo, por muy poco que les importe la vida de otras personas. Ni hablar de que la recompensa era demasiado para alguien que es poco importante. Se levantó del suelo y se sacudió la ropa que ya de por sí estaba bastante mugrienta, luego estiró el brazo derecho hacia el albino en el suelo, ya que le había caído encima lo mínimo que podía hacer era ayudarlo a levantarse.
— Lo siento mucho, te, eh… confundí con alguien más —”Y por eso casi te degollo”— . ¿Te lastimaste o algo?
Ahora mismo no sonaba muy factible el disculparse por casi intentar matarlo, o por habérsele tirado encima de esa manera tan espontánea, y tampoco estaba seguro de que fuera a ser bien recibida su amabilidad, no luego de la escena de recién. Pero no estaba de más tener cierto grado de solidaridad.
— O-Oye… Esto te sonará raro pero… ¿Tienes una hermana o...algún familiar que se parezca mucho a ti? —Le preguntó a la vez que le mostraba la foto que le habían dado como guía.
No podrías parecerte tanto a una persona y no conocerla, ¿O si? bueno, se suponía que no, y tenía una corazonada de que el niño podía tener pistas acerca de aquella mujer. Por otro lado, no podía evitar fijarse en lo bien vestido que iba el chico, y sintió algo de culpa por haber ensuciado su ropa con tierra en la caída, y resultaba por demás curioso que alguien así se internara en el bosque, lleno de hojas sueltas, espinas que se enganchaban a prácticamente cualquier tela, polvo por todos lados, etc. Aunque probablemente era también cierta comparación con como iba el mismo vestido, con la ropa remendada y notablemente sucia. Ugh.
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Hans Humpty
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Se incorporó tan pronto el contrario se apartó. Lo miraba con aire retador, aun si el chico era normalmente calmado no quería flaquear en ese momento, especialmente porque: uno) quien sabe a quién se acababa de encontrar, pero para empezar, que te salten encima con cuchillo en mano no es la mejor primera impresión del mundo. 2) Estaba bastante seguro que cualquiera que fuesen los motivos para tan “agradable” presentación, no serían demasiado amenos de averiguar.
-Eh ¿Gracias? ¡Claro que lo soy!-Respondió claramente hastiado-Deberías sujetarte eso-Dijo mientras hacia una seña sobre su propia frente para referirse al flequillo del contrario-Al parecer te da problemas para ver-Había guardado las cuchillas, pero el peliblanco no retiraba la mirada de encima suyo, se mantenía tensó, atento a cualquier movimiento. Sí se veía obligado a usar magia… no iba a dudar en hacerlo para defenderse. Sin embargo el único movimiento que el chico-gato hizo fue para levantarse y, posteriormente, ofrecerle ayuda a él para hacer lo mismo. Miró unos momentos la mano del contrarió, obviamente dudando sobre si tomarla o no, podría haber inflado el orgullo, ofenderse y levantarse él solo, pero no le veía el caso a tomar esa clase de actitud y seguir el rollo, por el momento, al menos, parecía que el intento de asesinato realmente era un malentendido, por lo que tomo la mano ajena y se levantó finalmente.
-No, supongo que estoy bien-Respondió, aun mirándolo con cautela, en tono serio, mientras se sacudía la tierra, hojas y cualquier otra cosa que pudiese habérsele pegado a la ropa tras la caída. Tenía varias preguntas, pero su curiosidad era sofocada por la idea y aparente situación de que, genuinamente, había sido un error por tanto del joven de felinas facciones.
-¿De dónde vienes es normal casi degollar a alguien y luego preguntarle por su familia?-Soltó, mirándolo seriamente consternado ¿En verdad creía que le iba a responder una pregunta así después de eso? Tal vez, pero solo por qué, en realidad, no tenía a nadie a quien comprometer con su respuesta. Suspiró de forma pesada, le dedico una mirada de la misma naturaleza y se dio un último par de sacudidas-No, nada de eso-Soltó de forma áspera, pero notoriamente más tranquila-Mi familia no es muy numerosa ¿sabes?-Terminó cruzándose de brazos, clavando los ojos bronce sobre el felino, le exigía una explicación con la mirada.
-Eh ¿Gracias? ¡Claro que lo soy!-Respondió claramente hastiado-Deberías sujetarte eso-Dijo mientras hacia una seña sobre su propia frente para referirse al flequillo del contrario-Al parecer te da problemas para ver-Había guardado las cuchillas, pero el peliblanco no retiraba la mirada de encima suyo, se mantenía tensó, atento a cualquier movimiento. Sí se veía obligado a usar magia… no iba a dudar en hacerlo para defenderse. Sin embargo el único movimiento que el chico-gato hizo fue para levantarse y, posteriormente, ofrecerle ayuda a él para hacer lo mismo. Miró unos momentos la mano del contrarió, obviamente dudando sobre si tomarla o no, podría haber inflado el orgullo, ofenderse y levantarse él solo, pero no le veía el caso a tomar esa clase de actitud y seguir el rollo, por el momento, al menos, parecía que el intento de asesinato realmente era un malentendido, por lo que tomo la mano ajena y se levantó finalmente.
-No, supongo que estoy bien-Respondió, aun mirándolo con cautela, en tono serio, mientras se sacudía la tierra, hojas y cualquier otra cosa que pudiese habérsele pegado a la ropa tras la caída. Tenía varias preguntas, pero su curiosidad era sofocada por la idea y aparente situación de que, genuinamente, había sido un error por tanto del joven de felinas facciones.
-¿De dónde vienes es normal casi degollar a alguien y luego preguntarle por su familia?-Soltó, mirándolo seriamente consternado ¿En verdad creía que le iba a responder una pregunta así después de eso? Tal vez, pero solo por qué, en realidad, no tenía a nadie a quien comprometer con su respuesta. Suspiró de forma pesada, le dedico una mirada de la misma naturaleza y se dio un último par de sacudidas-No, nada de eso-Soltó de forma áspera, pero notoriamente más tranquila-Mi familia no es muy numerosa ¿sabes?-Terminó cruzándose de brazos, clavando los ojos bronce sobre el felino, le exigía una explicación con la mirada.
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Robin Lightwood
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Hans miró un poco curioso al chico, como si no entendiera sus palabras, como si fuera un vocabulario demasiado complicado para que él lo comprendiera. Pero luego de eso comenzó a reír, como si las reacciones del joven le causaran mucha gracia, y es que estaba totalmente alterado por la equivocación del peliazul. Bueno, a lo mejor este no entendía lo estresante que podría llegar a ser que un asesino se te tire encima con intenciones de matarte para que encima resulte ser solo una equivocación.
— No es que no vea bien —Le contradijo—. Pero entiende que es una equivocación más razonable de lo que te parece.
El énfasis en esa última palabra era solo para hacerle entender que sospechaba que sabía más de eso de lo que decía. Y es que, de nuevo, parecerse tanto a una persona y no saber nada de ella no era normal, o al menos no dentro de lo lógico para Hans. Aunque el peliblanco estaba totalmente a la defensiva en caso de que él intentara algo, el felino no creía que realmente pudiera hacer nada, no a simple vista, pero no se fiaría de las apariencias en cualquier caso no pretendía hacerle daño de ningún tipo a menos que se viese forzado a hacerlo, que tampoco lo veía probable. Al menos no había conseguido hacerle demasiado daño al caerle encima, con lo poco que comía tampoco debía pesar demasiado. Agradeció internamente haberse dado cuenta a tiempo, de lo contrario habría sido una vida desperdiciada.
— De donde vengo es normal degollar gente para ganarse la vida —Dijo con una mueca mientras sacaba una cuchilla— , y a veces preguntar por sus familias para evitar degollar a la persona equivocada. Y en este caso...
Guardó la cuchilla con la agilidad propia de los gatos y a continuación sacó la foto que le habían dado, mostrándosela al chico y además, señalando a la persona que figuraba en la misma, mientras sonreía con satisfacción. Nadie podía negar que se parecían, y mucho, por más que la foto no estuviera en calidad lo que se dice alta. Y es que ese era el problema, no se veía totalmente bien, era muy fácil equivocarse, ni hablar del trozo de tela que le habían dado. Quién sabe desde hace cuánto era, hace cuanto que lo habían arrancado de las ropas de la mujer, y además los olores a la distancia a la que se encontraba al momento de saltarle encima al jovenzuelo le habían parecido bastante similares. Claro había un pequeño problema con la ambarina mirada exigente que le estaba dedicado, y es que no podía darse el lujo de explicarle todo como si nada, lo acababa de conocer y había intentado matarlo como si nada, y no era poco. Aunque supuso que había ya adivinado su ocupación, o al menos la había pensado.
— Tranquilo, chico. Deberías agradecer que me di cuenta a tiempo o ahora mismo estaría escondiendo un cadáver —Agregó aún sonriendo— .Y estoy seguro de que ninguno de los dos hubiera querido eso.
— No es que no vea bien —Le contradijo—. Pero entiende que es una equivocación más razonable de lo que te parece.
El énfasis en esa última palabra era solo para hacerle entender que sospechaba que sabía más de eso de lo que decía. Y es que, de nuevo, parecerse tanto a una persona y no saber nada de ella no era normal, o al menos no dentro de lo lógico para Hans. Aunque el peliblanco estaba totalmente a la defensiva en caso de que él intentara algo, el felino no creía que realmente pudiera hacer nada, no a simple vista, pero no se fiaría de las apariencias en cualquier caso no pretendía hacerle daño de ningún tipo a menos que se viese forzado a hacerlo, que tampoco lo veía probable. Al menos no había conseguido hacerle demasiado daño al caerle encima, con lo poco que comía tampoco debía pesar demasiado. Agradeció internamente haberse dado cuenta a tiempo, de lo contrario habría sido una vida desperdiciada.
— De donde vengo es normal degollar gente para ganarse la vida —Dijo con una mueca mientras sacaba una cuchilla— , y a veces preguntar por sus familias para evitar degollar a la persona equivocada. Y en este caso...
Guardó la cuchilla con la agilidad propia de los gatos y a continuación sacó la foto que le habían dado, mostrándosela al chico y además, señalando a la persona que figuraba en la misma, mientras sonreía con satisfacción. Nadie podía negar que se parecían, y mucho, por más que la foto no estuviera en calidad lo que se dice alta. Y es que ese era el problema, no se veía totalmente bien, era muy fácil equivocarse, ni hablar del trozo de tela que le habían dado. Quién sabe desde hace cuánto era, hace cuanto que lo habían arrancado de las ropas de la mujer, y además los olores a la distancia a la que se encontraba al momento de saltarle encima al jovenzuelo le habían parecido bastante similares. Claro había un pequeño problema con la ambarina mirada exigente que le estaba dedicado, y es que no podía darse el lujo de explicarle todo como si nada, lo acababa de conocer y había intentado matarlo como si nada, y no era poco. Aunque supuso que había ya adivinado su ocupación, o al menos la había pensado.
— Tranquilo, chico. Deberías agradecer que me di cuenta a tiempo o ahora mismo estaría escondiendo un cadáver —Agregó aún sonriendo— .Y estoy seguro de que ninguno de los dos hubiera querido eso.
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Hans Humpty
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
Robin quería relajarse, le hubiese encantado reír a la par del gato, como dejando el asunto, una completa pequeñez, atrás, darse un par de palmadas en la espalda, recordarla como una anécdota que contar en las fiestas y entonces seguir cada quien con su camino. Pero aun si el otro no lo amenazaba textualmente, seguía sintiéndose tenso, sin perder un detalle de sus movimientos o expresiones, con la mirada aun un tanto consternada. Uno de los principales motivos para esto era la aparente insistencia en que era un error más común de lo que el peliblanco tenía en concepto sobre el tema, cosa que dejaba solo dos posibilidades; o todos se mataban entre todos fuera del territorio, o era algo específico, algo contra los suyos… ¿sabría acaso que era un brujo? Tal vez era el blanco desde un principio y la confusión residía, precisamente, en que no lo había asesinado aun.
Tuvo que contener el impulso de dar un paso hacia atrás cuando, de nuevo, el contrario saco una de sus armas. Bufó levemente, aún más tenso que antes, tomando sus palabras más como amenazas que como aclaraciones en sí. Mentalmente repasaba hechizos que pudiera usar para defenderse y escapar, sentía el corazón un tanto acelerado y la actitud simplona del contrario solo empeoraba la situación.
La ligera calma que logró recuperar cuando el mercenario guardo la cuchilla no duró demasiado gracias a la fotografía que acababa de mostrarle como prueba de su “error”. Abrió los ojos como platos y sintió un escalofrió recorrerle la espalda mientras, lentamente, tomaba entre sus manos la foto. La miro fijamente, como no queriendo creerse del todo el asunto, pero era imposible caer ante el escepticismo de nuevo, la imagen no era muy nítida, pero él podría reconocer ese rostro donde fuese.
Su madre y él siempre habían guardado un parecido innegable, así que ahora comprendida mucho mejor el error del contrario, pero eso era lo que de momento, le importaba menos respecto a toda esa situación. Las preguntas se arremolinaron de forma rápida y violenta en la mente del peliblanco, una tras otra, cada una con un tono más alarmante que el anterior ¿Por qué tenía una foto de su madre? La mujer había fallecido en casa a causa de una enfermedad desconocida, pero estaba más que seguro que no era envenenamiento ni nada del estilo ¿Qué podría haber hecho como para ser objetivo de un asesino a sueldo? ¿El simple hecho de ser una bruja la ponía como blanco? Si no sabían que ya había muerto ¿Desde cuándo llevaban buscándola?
Regresó la mirada al felino, desconfiando un poco más de él, terminó por encogerse de hombros y ladear la cabeza-Pues, debo admitir que el parecido es aterrador, pero… no sé quién es-Mintió, usando el tono más calmado que pudo entonar, mientras extendía la fotografía de nuevo hacia el asesino-¿No te dieron más detalles al respecto? ¿Su nombre? ¿O por qué la buscan?-Preguntó, notándose bastante intrusivo-M-me refiero a, mira si es buscada o peligrosa y es tan fácil confundirnos me gustaría saber en qué me termina metiendo-Agregó, tratando de compensar.
Tuvo que contener el impulso de dar un paso hacia atrás cuando, de nuevo, el contrario saco una de sus armas. Bufó levemente, aún más tenso que antes, tomando sus palabras más como amenazas que como aclaraciones en sí. Mentalmente repasaba hechizos que pudiera usar para defenderse y escapar, sentía el corazón un tanto acelerado y la actitud simplona del contrario solo empeoraba la situación.
La ligera calma que logró recuperar cuando el mercenario guardo la cuchilla no duró demasiado gracias a la fotografía que acababa de mostrarle como prueba de su “error”. Abrió los ojos como platos y sintió un escalofrió recorrerle la espalda mientras, lentamente, tomaba entre sus manos la foto. La miro fijamente, como no queriendo creerse del todo el asunto, pero era imposible caer ante el escepticismo de nuevo, la imagen no era muy nítida, pero él podría reconocer ese rostro donde fuese.
Su madre y él siempre habían guardado un parecido innegable, así que ahora comprendida mucho mejor el error del contrario, pero eso era lo que de momento, le importaba menos respecto a toda esa situación. Las preguntas se arremolinaron de forma rápida y violenta en la mente del peliblanco, una tras otra, cada una con un tono más alarmante que el anterior ¿Por qué tenía una foto de su madre? La mujer había fallecido en casa a causa de una enfermedad desconocida, pero estaba más que seguro que no era envenenamiento ni nada del estilo ¿Qué podría haber hecho como para ser objetivo de un asesino a sueldo? ¿El simple hecho de ser una bruja la ponía como blanco? Si no sabían que ya había muerto ¿Desde cuándo llevaban buscándola?
Regresó la mirada al felino, desconfiando un poco más de él, terminó por encogerse de hombros y ladear la cabeza-Pues, debo admitir que el parecido es aterrador, pero… no sé quién es-Mintió, usando el tono más calmado que pudo entonar, mientras extendía la fotografía de nuevo hacia el asesino-¿No te dieron más detalles al respecto? ¿Su nombre? ¿O por qué la buscan?-Preguntó, notándose bastante intrusivo-M-me refiero a, mira si es buscada o peligrosa y es tan fácil confundirnos me gustaría saber en qué me termina metiendo-Agregó, tratando de compensar.
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Robin Lightwood
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
No sabía si el sentimiento de pensar que el chico mentía era porque éste era horrible mintiendo, o porque el mismo Hans buscaba con desesperación una pista o lo que sea que lo llevara a su objetivo, ya que cuando parecía haber hecho el trabajo rápido había resultado ser demasiado fácil. Y encima ahora trataba de sacarle toda la información posible a un niño que, en una de esas, realmente no tenía idea de nada y él solo le estaba quitando de su tiempo, pero no podía permitirse retirarse como si nada, tenía que recibir una paga considerable por ese trabajito.
—Esta gente odia las preguntas, así que solo tengo la foto y esto —Sacó de algún lado de su ropa el trozo de tela que le habían dado—. Te lo preguntaré una vez más, ¿Totalmente seguro?
Le había acercado el pedazo de tela por si aquello le daba alguna otra pista, una refrescada de memoria, lo que fuera. No es que todos tuvieran un olfato ultra desarrollado o habilidades de reconocimiento sobresalientes, pero Hans en cierto modo encontraba un leve parecido entre el trozo de tela y las ropas del chico, pero con algo tan pequeño era difícil de asegurar; lo que era peor, probablemente solo era su imaginación en sus intentos desesperados por poder dejar ir al chico, seguir buscando, que le paguen y con suerte aguantar con ese cobro lo suficiente para no tener que tomar uno parecido en mucho tiempo. A veces este trabajo realmente lo estresaba, estas escenitas que se daban en ocasiones le hacían desear que los riesgos de hacerle frente a sus clientes y abandonar ese encargo en concreto disminuyeran. Soltó un suspiro cansado, deseando poder estar durmiendo en algún claro en vez de tener que confrontar a un niño al que además ya no podía dejar ir como si nada, no ahora que se había delatado casi en su totalidad. Aún así, en su mente rondaba la duda, ¿Por qué era tan importante esa mujer? Es decir, si, siempre le daba curiosidad cuáles eran las razones de la gente para mandar a matar a alguien, pero esta vez en particular parecía todo muy extraño, especialmente en lo que a la actitud de sus clientes respectaba.
—Bueno, muchacho, lamento decirlo pero tendrás que quedarte conmigo un rato—"Al menos hasta estar seguro de que hacer con este lío", pensó.—. Espero no tengas que llegar temprano a ningún lado.
También esperaba que tuviera el poco sentido común de no huir o intentar nada, Hans no tenía ninguna gana de lidiar con alguien que malinterpretaba las cosas, se asustaba y creía que lo iba a matar o algo así, a pesar de ser un pensamiento de lo más común cuando se te lanzan encima y están a punto de degollarte. Tampoco tenía ganas de lidiar con un niño al que no conocía de nada, pero por desgracia ya no tenía opción.
—Esta gente odia las preguntas, así que solo tengo la foto y esto —Sacó de algún lado de su ropa el trozo de tela que le habían dado—. Te lo preguntaré una vez más, ¿Totalmente seguro?
Le había acercado el pedazo de tela por si aquello le daba alguna otra pista, una refrescada de memoria, lo que fuera. No es que todos tuvieran un olfato ultra desarrollado o habilidades de reconocimiento sobresalientes, pero Hans en cierto modo encontraba un leve parecido entre el trozo de tela y las ropas del chico, pero con algo tan pequeño era difícil de asegurar; lo que era peor, probablemente solo era su imaginación en sus intentos desesperados por poder dejar ir al chico, seguir buscando, que le paguen y con suerte aguantar con ese cobro lo suficiente para no tener que tomar uno parecido en mucho tiempo. A veces este trabajo realmente lo estresaba, estas escenitas que se daban en ocasiones le hacían desear que los riesgos de hacerle frente a sus clientes y abandonar ese encargo en concreto disminuyeran. Soltó un suspiro cansado, deseando poder estar durmiendo en algún claro en vez de tener que confrontar a un niño al que además ya no podía dejar ir como si nada, no ahora que se había delatado casi en su totalidad. Aún así, en su mente rondaba la duda, ¿Por qué era tan importante esa mujer? Es decir, si, siempre le daba curiosidad cuáles eran las razones de la gente para mandar a matar a alguien, pero esta vez en particular parecía todo muy extraño, especialmente en lo que a la actitud de sus clientes respectaba.
—Bueno, muchacho, lamento decirlo pero tendrás que quedarte conmigo un rato—"Al menos hasta estar seguro de que hacer con este lío", pensó.—. Espero no tengas que llegar temprano a ningún lado.
También esperaba que tuviera el poco sentido común de no huir o intentar nada, Hans no tenía ninguna gana de lidiar con alguien que malinterpretaba las cosas, se asustaba y creía que lo iba a matar o algo así, a pesar de ser un pensamiento de lo más común cuando se te lanzan encima y están a punto de degollarte. Tampoco tenía ganas de lidiar con un niño al que no conocía de nada, pero por desgracia ya no tenía opción.
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Hans Humpty
Re: Compromise your reality [Privado;Robin Lightwood]
-Totalmente-Le afirmó sin titubeos, pero incapaz de mirarle de frente, no le hizo falta mirar durante demasiado tiempo el trozo de tela que el contrario sostenía como para reconocerlo, no, con solo la foto le había bastado para asumir lo alarmante de la situación ¿De dónde habían sacado aquellos que le habían contratado eso? Su madre… rara vez salía del territorio ¿cierto? Y en el territorio las brujas estaban a salvo ¿no? ¿Tal vez era alguien del mismo territorio? Pero realmente nunca habían tenido demasiados problemas… tenía que ser otra cosa, tenía que haber alguna pieza que le faltara en todo eso. La única persona que tal vez podría responderle un par de cosas seria su padre pero… no había forma que le preguntara algo así, en general, no había forma de que cruzaran más de un par de oraciones, así que preguntar y explicar toda la situación era algo definitivamente fuera de discusión, estaba solo en ese asunto, simplemente él y… el chico gato frente suyo, y por mala idea que pareciera, si quería saber algo más, quedarse con él resultaba su mejor apuesta.
-¿Y qué se supone que logras con que me quede para ser exactos?-Respondió de mala gana, aun cuando no tenía intención alguna de irse sin alguna otra pista en primer lugar, no podía resultar demasiado obvio que también quería saber más del asunto ¿no? Además tenía que asegurarse que no terminara con algo encajado en la espalda simplemente por saber cosas de más-¿En verdad no sabes nada más de ella? ¿Aceptas trabajos así?-Le preguntó, casi como si le recriminara aquello, aun si no tenía derecho alguno en hacerlo-Ni siquiera sabes si hizo algo malo ¿cierto? ¿Para ti no es más que un número?-El chico que normalmente era más reservado y cuidadoso al hablar le miraba con recelo, tal vez no podía dejar de sacarle eso en cara por el hecho de saber que era su madre a quien buscaba, si siguiera viva, hubiese estado en peligro solo porque algún loco le había pagado quien sabe cuánto a ese tipejo-Esa persona podría ser la amiga, la esposa, la hermana o… la madre de alguien y tu simplemente quieres dinero-Finalizó, apretando un poco el puño con algo de aprensión.
Se lo estaba tomando personal, sabía que no tenía que dejarse llevar, estaba en una situación ciertamente peligrosa y probablemente no estaba haciendo más que empeorarla, pero de igual manera no había podido evitar soltar esas palabras, casi escupiéndolas sin más. No dudo ni un momento, el joven frente a él y aquellos que lo habían contratado, definitivamente eran de las razones por las que tantas brujas se negaban a salir del territorio.
-¿Y qué se supone que logras con que me quede para ser exactos?-Respondió de mala gana, aun cuando no tenía intención alguna de irse sin alguna otra pista en primer lugar, no podía resultar demasiado obvio que también quería saber más del asunto ¿no? Además tenía que asegurarse que no terminara con algo encajado en la espalda simplemente por saber cosas de más-¿En verdad no sabes nada más de ella? ¿Aceptas trabajos así?-Le preguntó, casi como si le recriminara aquello, aun si no tenía derecho alguno en hacerlo-Ni siquiera sabes si hizo algo malo ¿cierto? ¿Para ti no es más que un número?-El chico que normalmente era más reservado y cuidadoso al hablar le miraba con recelo, tal vez no podía dejar de sacarle eso en cara por el hecho de saber que era su madre a quien buscaba, si siguiera viva, hubiese estado en peligro solo porque algún loco le había pagado quien sabe cuánto a ese tipejo-Esa persona podría ser la amiga, la esposa, la hermana o… la madre de alguien y tu simplemente quieres dinero-Finalizó, apretando un poco el puño con algo de aprensión.
Se lo estaba tomando personal, sabía que no tenía que dejarse llevar, estaba en una situación ciertamente peligrosa y probablemente no estaba haciendo más que empeorarla, pero de igual manera no había podido evitar soltar esas palabras, casi escupiéndolas sin más. No dudo ni un momento, el joven frente a él y aquellos que lo habían contratado, definitivamente eran de las razones por las que tantas brujas se negaban a salir del territorio.
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Robin Lightwood
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