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A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
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A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
El sol brillaba intensamente esa mañana. El cielo estaba despejado, pero eso no significaba que el viento que soplaba a ratos te produjera escalofríos que te dejaban la piel de gallina… ¡eso si ibas en manga corta, como era mi caso! Por suerte, a mi el frio no me importaba mucho, pues el fresco viento de la Ciudad de la Muerte no era nada comparado con el frio viento de Hokkaido. Pero eso tampoco podía salvarme de estornudar a ratos mientras paseaba con mi lobo-mascota, Lubi, por la zona comercial. Alguna gente de la zona me miraba extrañamente a mí y a mi lobo, el cual lo llevaba atado con una cuerda normal y, de por sí, el lobo tenía un aspecto esqueléticamente viejo. Otros, en cambio, me saludaban amablemente mientras les devolvía el saludo con una sencilla sonrisa y un pequeño gesto con mi mano.
De tanto en tanto, me iba parando en los escaparates de las tiendas, mirando entre tiendas de deportes y de videojuegos. Algunas que otras veces, Albert obligaba a mi cuerpo a pegarse al escaparate de una pastelería, pero yo no pensaba ceder a los impulsos de mi hermano… ni a los de mi lobo acompañante, el cual también estaba babeando delante del escaparate. Con unos cuantos tirones de cuerda, logré separar al animal del escaparate. Pero, al tirar del lobo hacia atrás, choqué con alguien, cayendo encima de él sin querer. Tras caer, noté que había aterrizado encima del desconocido, así que me levanté velozmente y volví a coger la cuerda de mi lobo, el cual le estaba oliendo los bolsillos al chico que había tirado al suelo accidentalmente. – Y-Y-Y-Yo… yo… l-l-lo siento muchísimo… por favor perdóneme…- dije haciendo una pequeña reverencia de disculpa tan caracteristica de mi, después de ayudar al chico que había tirado. Alcé le cara para ver mejor si su rostro irradiaba ira o entendimiento de la situación y perdón. Pero la cara que me encontré, fue una de conocida para mí. Un chico de pelo rubio y desordenado, con una penetrante mirada de ojos rojos, unos ojos que me recordaban a algo. Tras quedarme embobado mirando el chico, Albert reaccionó un poco más rápido que yo “¡Hey!, sé que también te suena su cara, pero pareces un imbécil con ese careto…”. Tras escuchar la irritable voz irónica de Albert en mi mente, reaccioné y me dirigí al chico – S-Siento lo ocurrido… ¿puedo hacer algo para… compensarlo?- dije buscando en mi bolsillo alguna cosa, sin saber bien el que.
De tanto en tanto, me iba parando en los escaparates de las tiendas, mirando entre tiendas de deportes y de videojuegos. Algunas que otras veces, Albert obligaba a mi cuerpo a pegarse al escaparate de una pastelería, pero yo no pensaba ceder a los impulsos de mi hermano… ni a los de mi lobo acompañante, el cual también estaba babeando delante del escaparate. Con unos cuantos tirones de cuerda, logré separar al animal del escaparate. Pero, al tirar del lobo hacia atrás, choqué con alguien, cayendo encima de él sin querer. Tras caer, noté que había aterrizado encima del desconocido, así que me levanté velozmente y volví a coger la cuerda de mi lobo, el cual le estaba oliendo los bolsillos al chico que había tirado al suelo accidentalmente. – Y-Y-Y-Yo… yo… l-l-lo siento muchísimo… por favor perdóneme…- dije haciendo una pequeña reverencia de disculpa tan caracteristica de mi, después de ayudar al chico que había tirado. Alcé le cara para ver mejor si su rostro irradiaba ira o entendimiento de la situación y perdón. Pero la cara que me encontré, fue una de conocida para mí. Un chico de pelo rubio y desordenado, con una penetrante mirada de ojos rojos, unos ojos que me recordaban a algo. Tras quedarme embobado mirando el chico, Albert reaccionó un poco más rápido que yo “¡Hey!, sé que también te suena su cara, pero pareces un imbécil con ese careto…”. Tras escuchar la irritable voz irónica de Albert en mi mente, reaccioné y me dirigí al chico – S-Siento lo ocurrido… ¿puedo hacer algo para… compensarlo?- dije buscando en mi bolsillo alguna cosa, sin saber bien el que.
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Ah, nada como salir a caminar durante una mañana para saber que estás vivo. Respirar el aire fresco, disfrutar de los sonidos del exterior y tener infinidad de opciones para realizar como actividad. Sí, definitivamente un paseo a tempranas horas del día era lo ideal. -Ugh, tengo sueño…- Bueno, no tanto para mi realmente. Pero me había decidido a realizarlo de todas formas y ahora no había vuelta atrás. Solté un bostezo que se extendió más de la cuenta, cubriendo mi boca con las manos por mera educación, antes de girar en la siguiente esquina. Las calles estaban apenas comenzando a mostrarse vivas con el transitar de las personas, pues era bien iniciada la mañana y no había tanta gente como, tal vez, lo era más en la tarde. Así que ese era un punto bueno, supongo. Llevé una de mis manos a restregar mis ojos, intentando quitar todo signo de pereza de mi rostro para poder disfrutar del momento todo lo que pudiera. Debía dejar de lado el sueño por ahora, aunque cabe decir que no habían sido muchas mis horas de sueño. Después de todo me gustaba salir durante la noche, Death City tenía muchas curiosidades que solo se hacía posible verlas durante esas horas. Sin embargo, antes de que removiera la mano de mis ojos para poder ver mi camino, ya había chocado contra algo o alguien, lo cual me hizo caer de espaldas al suelo debido a que no tenía la firmeza de, digamos, una persona del todo despierta y activa. -Qué mierda…- Murmuré con cierto fastidio finalmente viendo al causante de mi caída. Claro que yo tenía tanto la culpa como el contrario por el solo hecho de no ir viendo por donde iba. Pero bueno, estaba algo dormido todavía, ¡Demonios! -Uh…- A pesar de que estaba escuchando las disculpas del chico y que, a decir verdad, me habían hecho sentir un poco culpable solo por el hecho de que pidiera perdón de esa forma, mi atención estaba realmente en otro lado. En un animal, para ser más exactos.
-No te preocupes, fue mi culpa también, no necesitas…- No alcancé a terminar que noté que el ¿Lobo? Tenía un collar y de hecho su correa estaba en manos de la persona con la que había tropezado. Y finalmente fijando mi atención en aquel extraño fue que caí en cuenta de que no era del todo un extraño. Yo le conocía, al menos de vista. Compartía algunas clases con él, siempre me había parecido alguien amable y correcto, a pesar de que no hubiera tenido la oportunidad de relacionarme con él directamente. -¿Compensarlo? Bueno…- Todavía se me hacía algo curioso que siguiera disculpándose así, tal vez solo era la naturaleza amable del chico de cabello albino. Lamentablemente para él, se había encontrado con alguien no tan correcto, de hecho estaba en una campaña por hacerme el bromista más reconocido de la escuela y de paso derrumbar el imperio de cierta rubia. Y para eso necesitaba… -Oh, pues sí hay algo que puedes hacer por mi.- Dije, sonriendo internamente con cierta malicia. No quería aprovecharme pero era la oportunidad perfecta de conseguir un nuevo seguidor. -Tú y tu amigo peludo, ¿Cuál es su nombre? Bueno, ustedes pueden ayudarme.- Hablé, acercando mi mano al canino con intenciones de darle unas palmaditas amistosas en la cabeza. -Pero… te hablaré de ello luego de desayunar. No soy tan malo, la verdad no tienes toda la culpa, así que yo invito, ¿Vale? A ti y a tu lobo.- Le ofrecí una amplia sonrisa antes de comenzar a caminar y esperando que me siguiera. -Por cierto, ¡Mi nombre es Zerick Jericho! ¿Me recuerdas el tuyo?- Ah sí, un paseo por la mañana era lo mejor.
-No te preocupes, fue mi culpa también, no necesitas…- No alcancé a terminar que noté que el ¿Lobo? Tenía un collar y de hecho su correa estaba en manos de la persona con la que había tropezado. Y finalmente fijando mi atención en aquel extraño fue que caí en cuenta de que no era del todo un extraño. Yo le conocía, al menos de vista. Compartía algunas clases con él, siempre me había parecido alguien amable y correcto, a pesar de que no hubiera tenido la oportunidad de relacionarme con él directamente. -¿Compensarlo? Bueno…- Todavía se me hacía algo curioso que siguiera disculpándose así, tal vez solo era la naturaleza amable del chico de cabello albino. Lamentablemente para él, se había encontrado con alguien no tan correcto, de hecho estaba en una campaña por hacerme el bromista más reconocido de la escuela y de paso derrumbar el imperio de cierta rubia. Y para eso necesitaba… -Oh, pues sí hay algo que puedes hacer por mi.- Dije, sonriendo internamente con cierta malicia. No quería aprovecharme pero era la oportunidad perfecta de conseguir un nuevo seguidor. -Tú y tu amigo peludo, ¿Cuál es su nombre? Bueno, ustedes pueden ayudarme.- Hablé, acercando mi mano al canino con intenciones de darle unas palmaditas amistosas en la cabeza. -Pero… te hablaré de ello luego de desayunar. No soy tan malo, la verdad no tienes toda la culpa, así que yo invito, ¿Vale? A ti y a tu lobo.- Le ofrecí una amplia sonrisa antes de comenzar a caminar y esperando que me siguiera. -Por cierto, ¡Mi nombre es Zerick Jericho! ¿Me recuerdas el tuyo?- Ah sí, un paseo por la mañana era lo mejor.
- Spoiler:
- LO SIENTO. Siento mucho la tardanza, realmente no tengo ninguna excusa o algo. Lamento haber tardado tanto :c -le ofrece dulces- espero puedas perdonarme (?)
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
El chico parecía amable, a pesar de su penetrante mirada. Aunque lo que dijo de algún favor que podía hacer por el… quizás no debería haberle pedido una compensación a un desconocido. ¿Quien sabe que me podía pedir? Pero al final sí que parecía un buen chico, pues me estaba invitando a desayunar. Tras presentarse, su nombre me vino a la cabeza como una especie de destello. – Zerick… Jericho… me suena de… ¡Wah! ¿Tú no eres un estudiante del Shibusen? Creo que te recuerdo de una de las clases de Almas…- dije un poco pensativo, intentando recordar la clase en la que había visto al rubio. - ¡Oh! Yo soy Silver… Silver Froste… y este es mi lobo-mascota, Lubi… Venga, saluda Lubi- dije al viejo lobo mientras dejaba caer la cuerda. El lobo se acercó lentamente al rubio, se sentó a su lado y le olió la mano. – Es bastante manso… al final lo educamos bien…- dije mientras volvía a coger la cuerda de Lubi y seguía los pasos de Zerick.
Empezamos a pasear. Las calles empezaban a animarse y más gente iba apareciendo por la zona comercial. Yo estaba tranquilamente, relajado, como siempre. Pero, mi hermano sentía curiosidad. Curiosidad sobre ese misterioso favor que me había pedido hace un rato el rubio. De tal modo que, así sin más, Albert tomo mi cuerpo, como de costumbre, y se dirigió directamente al chico. – Y… ¿de qué se trata el favor que decías? ¿Me has dejado con la intriga, sabes?- Decía mientras esbozaba una pequeña sonrisa en mi cara. De algún modo, yo no me sentía cómodo. Albert siempre se metía en líos, y eso provocaba, a veces, mala fama hacia mí. Pero ya me estaba acostumbrando a eso. Recuperé mi cuerpo y, antes de cualquier respuesta por parte del chico, decidí intervenir. – Bueno… mejor me lo dices en esa cafetería. Créeme, sirven los mejores zumos y tortitas, en mi opinión, de la zona. Además, suelo venir mucho y ya me conocen. Y no aceptaré que me invites tú a mí. Debería ser al contrario-. Dije señalando una cafetería de tonos azules y naranjas en el lado derecho de la calle.
No había mucha gente en el local, así que nos pudimos sentar donde quisimos. También nos atendieron con rapidez. Yo me pedí unas tortitas de la casa, con crea especial, y un zumo de naranja. Y un pequeño bol de leche para mi lobo, el cual ya había sido saludado y acariciado por la camarera del local. – Ya te dije que me conocían…- dije mientras dejaba que Albert tomara mi cuerpo – Y bien… ¿de qué favor hablabas? Mi curiosidad no ha cesado aun…- dijo con una sonrisa de las suyas, quizás un poco más… exagerada y macabra.
Empezamos a pasear. Las calles empezaban a animarse y más gente iba apareciendo por la zona comercial. Yo estaba tranquilamente, relajado, como siempre. Pero, mi hermano sentía curiosidad. Curiosidad sobre ese misterioso favor que me había pedido hace un rato el rubio. De tal modo que, así sin más, Albert tomo mi cuerpo, como de costumbre, y se dirigió directamente al chico. – Y… ¿de qué se trata el favor que decías? ¿Me has dejado con la intriga, sabes?- Decía mientras esbozaba una pequeña sonrisa en mi cara. De algún modo, yo no me sentía cómodo. Albert siempre se metía en líos, y eso provocaba, a veces, mala fama hacia mí. Pero ya me estaba acostumbrando a eso. Recuperé mi cuerpo y, antes de cualquier respuesta por parte del chico, decidí intervenir. – Bueno… mejor me lo dices en esa cafetería. Créeme, sirven los mejores zumos y tortitas, en mi opinión, de la zona. Además, suelo venir mucho y ya me conocen. Y no aceptaré que me invites tú a mí. Debería ser al contrario-. Dije señalando una cafetería de tonos azules y naranjas en el lado derecho de la calle.
No había mucha gente en el local, así que nos pudimos sentar donde quisimos. También nos atendieron con rapidez. Yo me pedí unas tortitas de la casa, con crea especial, y un zumo de naranja. Y un pequeño bol de leche para mi lobo, el cual ya había sido saludado y acariciado por la camarera del local. – Ya te dije que me conocían…- dije mientras dejaba que Albert tomara mi cuerpo – Y bien… ¿de qué favor hablabas? Mi curiosidad no ha cesado aun…- dijo con una sonrisa de las suyas, quizás un poco más… exagerada y macabra.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Inflé una de mis mejilas en una mueca de queja al escuchar sus palabras, ¿Acaso no me había reconocido como yo a la primera? Bueno, creo que eso solo me convencía más de llevar a cabo aquella campaña para ascender al trono. -Ese mismo soy yo, sí.- Asentí despacio, abandonando mi gesto de molestia solo para verle de reojo al escuchar su nombre. -… Ciertamente es un nombre que te pega.- Mencioné por lo bajo, no realmente con la intención de que me escuchara sino más bien como un comentario a mi mismo. -Oh, hola Lubi.- En mi rostro se dibujó una pequeña, casi imperceptible sonrisa al ver como el lobo se acercaba y, luego de dejar que me olfatera, le dediqué una amistosa caricia en la cabeza. Creo que hasta día de hoy no había animal con el que me hubiera llevado mal… Y eso era decir bastante tomando en cuenta que uno de ellos se había tratado en realidad de una bruja. -Se nota que es un buen amigo este pulgoso.- Dije con cierto cariño mientras le daba una última caricia en el cuello al amistoso animal. Sin más que decir comencé a caminar de nuevo, sorprendido ahora porque era yo quien le seguía a él. Bueno, realmente yo no había tenido un lugar fijo en mente antes, así que estaba bien por mi.
Escuché su siguiente pregunta, la cual me hizo ampliar un poco más mi sonrisa, convirtiéndose la misma en una verdaderamente confiada y relajada, mientras llevaba mis ojos hacia el contrario. Pero, para mi sorpresa, antes de que pudiera responderle el chico se me anticipó, decidiendo dejar la respuesta para cuando llegáramos al lugar deseado. Y, a pesar de eso, lo que más llamó mi atención fue que pude percibir cierto cambio de tonalidad en sus ojos, los cuales pasaron de un brillante color miel a, de nuevo, el típico color turquesa con el que le había conocido, ¿Había sido mi imaginación? Fue solo una fracción de segundo así que tal vez me lo estaba imaginando, pero aquello me dejó con cierta curiosidad. De todas formas, lo dejé de lado al tener que asentir ante su indicación. -¿La mejor de la zona? Ooh, eso ciertamente despierta mi atención, ¡Espero que estés en lo correcto, Silver Froste!- Advertí aunque más como broma que otra cosa. Por otro lado, su nombre completo me había resultado bastante genial, por lo que había decidido pronunciarlo al completo con apellido y todo. Sí, no habían muchos nombres que me gustaran aparte del mío propio, después de todo Zerick Jericho era genial, pero al menos el chico de ojos claros se había ganado ese privilegio. -¡Hey! Fue mi idea el invitar a desayunar, así que no puedes quitarme eso. Además, con el favor que te voy a pedir es lo mínimo que puedo hacer.- Asentí de nuevo con la cabeza, convencido de lo que le estaba diciendo, mientras llegábamos a la cafetería.
Tenía cierta curiosidad por sobre si el lobo causaría alguna molestia, pues en algunos establecimientos los animales estaban prohíbidos. Además, era un jodido lobo. Pero, como bien me lo había dicho el chico de cabellos grisaceos, no había ningún problema con ello, por lo que me senté tranquilamente, mirando de reojo el menú antes de sonreírle a la camarera. -Una porción de tarta de chocolate para mi y… uhm, un café latte.- Ya con nuestros pedidos, la camarera volvió no muchos minutos más tarde. Pues por ahora tenía que decir que el servicio era ciertamente de primer nivel. Comencé a comer en silencio, antes de que la curiosidad del contrario llegara de nuevo, por lo que le miré sonriente, aunque mi sonrisa cambió entonces por una expresión de sorpresa. Allí estaban de nuevo esos ojos, diferentes en tonalidad a los de antes, y esta vez estaba seguro. Además de eso, el chico ahora lucía diferente en otras formas, pero no podía asegurarlo del todo, era algo extraño… Y me daba mucha curiosidad. -Pues, verás, quiero llegar a ser el mejor en Shibusen.- Mi tono ahora se había vuelto sumamente serio, lo cual acompañé con una mirada mucho más concentrada que antes, y la sonrisa en mi rostro había desaparecido. -Y no, no me refiero a ser el mejor Meister. Eso ya lo soy.- Arrogante, sí, pero no se me conocía por ser terriblemente humilde, así que estaba bien. -No… lo que quiero lograr es algo mucho más difícil. Es un camino mucho más duro y con consecuencias de llegar a fallar.- Llevé la pequeña taza de porcelana con el café hasta mi boca para dar un sorbo. -Lo que quiero lograr… Es ser el mejor bromista que esa escuela haya conocido jamás.- Silencio fue lo que siguió a esas palabras.
Allí estaba, había soltado la bomba. Había revelado mis oscuras intenciones. Esperé unos cuantos segundos para ver su reacción, a ver si entendería mi pedido de ayuda, pues no quería decierlo directametne, y todavía manteniendo aquel perfil de suma gravedad al hablar sobre ese tema. Sin embargo, la curiosidad volvió a invadirme y no tuve de otra que expresar mis dudas. -Hey, ¿Te colocaste lentes de contacto o algo?- Sí, por qué demonios sus ojos cambian de color. No podría dormir esta noche de no llegar a descubrir eso.
Escuché su siguiente pregunta, la cual me hizo ampliar un poco más mi sonrisa, convirtiéndose la misma en una verdaderamente confiada y relajada, mientras llevaba mis ojos hacia el contrario. Pero, para mi sorpresa, antes de que pudiera responderle el chico se me anticipó, decidiendo dejar la respuesta para cuando llegáramos al lugar deseado. Y, a pesar de eso, lo que más llamó mi atención fue que pude percibir cierto cambio de tonalidad en sus ojos, los cuales pasaron de un brillante color miel a, de nuevo, el típico color turquesa con el que le había conocido, ¿Había sido mi imaginación? Fue solo una fracción de segundo así que tal vez me lo estaba imaginando, pero aquello me dejó con cierta curiosidad. De todas formas, lo dejé de lado al tener que asentir ante su indicación. -¿La mejor de la zona? Ooh, eso ciertamente despierta mi atención, ¡Espero que estés en lo correcto, Silver Froste!- Advertí aunque más como broma que otra cosa. Por otro lado, su nombre completo me había resultado bastante genial, por lo que había decidido pronunciarlo al completo con apellido y todo. Sí, no habían muchos nombres que me gustaran aparte del mío propio, después de todo Zerick Jericho era genial, pero al menos el chico de ojos claros se había ganado ese privilegio. -¡Hey! Fue mi idea el invitar a desayunar, así que no puedes quitarme eso. Además, con el favor que te voy a pedir es lo mínimo que puedo hacer.- Asentí de nuevo con la cabeza, convencido de lo que le estaba diciendo, mientras llegábamos a la cafetería.
Tenía cierta curiosidad por sobre si el lobo causaría alguna molestia, pues en algunos establecimientos los animales estaban prohíbidos. Además, era un jodido lobo. Pero, como bien me lo había dicho el chico de cabellos grisaceos, no había ningún problema con ello, por lo que me senté tranquilamente, mirando de reojo el menú antes de sonreírle a la camarera. -Una porción de tarta de chocolate para mi y… uhm, un café latte.- Ya con nuestros pedidos, la camarera volvió no muchos minutos más tarde. Pues por ahora tenía que decir que el servicio era ciertamente de primer nivel. Comencé a comer en silencio, antes de que la curiosidad del contrario llegara de nuevo, por lo que le miré sonriente, aunque mi sonrisa cambió entonces por una expresión de sorpresa. Allí estaban de nuevo esos ojos, diferentes en tonalidad a los de antes, y esta vez estaba seguro. Además de eso, el chico ahora lucía diferente en otras formas, pero no podía asegurarlo del todo, era algo extraño… Y me daba mucha curiosidad. -Pues, verás, quiero llegar a ser el mejor en Shibusen.- Mi tono ahora se había vuelto sumamente serio, lo cual acompañé con una mirada mucho más concentrada que antes, y la sonrisa en mi rostro había desaparecido. -Y no, no me refiero a ser el mejor Meister. Eso ya lo soy.- Arrogante, sí, pero no se me conocía por ser terriblemente humilde, así que estaba bien. -No… lo que quiero lograr es algo mucho más difícil. Es un camino mucho más duro y con consecuencias de llegar a fallar.- Llevé la pequeña taza de porcelana con el café hasta mi boca para dar un sorbo. -Lo que quiero lograr… Es ser el mejor bromista que esa escuela haya conocido jamás.- Silencio fue lo que siguió a esas palabras.
Allí estaba, había soltado la bomba. Había revelado mis oscuras intenciones. Esperé unos cuantos segundos para ver su reacción, a ver si entendería mi pedido de ayuda, pues no quería decierlo directametne, y todavía manteniendo aquel perfil de suma gravedad al hablar sobre ese tema. Sin embargo, la curiosidad volvió a invadirme y no tuve de otra que expresar mis dudas. -Hey, ¿Te colocaste lentes de contacto o algo?- Sí, por qué demonios sus ojos cambian de color. No podría dormir esta noche de no llegar a descubrir eso.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Los dos estuvimos ansiosos por conocer el favor de Zerick. Albert quizás mucho más deseoso que yo, pero eso siempre había sido así. El rubio se puso serio. A mí, personalmente, me pareció que ese favor iba a ser algo quizás problemático o serio, después de ver su cara pero, tras contarnos sus intenciones, los dos nos quedamos un poco confusos, iniciando, así, un pequeño debate interior.
-Esto… ¿qué ha dicho?-.
-Vaya... por un momento me había preocupado… que alivio…-.
-Espera, espera… me estás diciendo en serio que solo quiere… ¿¡¿gastar una broma?!?-.
-Bueno… eso parece…-.
-Vaya… jaja, pobre crio…-. Albert hizo una pequeña pausa… la cual no parecía muy buena. – ¡Me gusta! Es una buena idea, al fin y al cabo-.
La respuesta de Albert me dejo bastante… no sabía decirlo. Siempre sentía la misma expresión cuando decidía cosas que no iban mucho con él, y que de seguro ensuciarían mi imagen… pero eso ya lo tenía asumido. Pero otra pregunta por parte del rubio me descolocó un poco más de lo que estaba. ¿Qué le decía? ¿Le contaba que tenía un hermano gemelo loco de remate en mi interior?
-Si te sirve, creo que podría ser útil en la broma…-.
-¿¡Y solo lo dices por eso!?- Esa última frase la había dicho en voz alta. Ya no había marcha atrás, ninguna excusa era válida ya.
-Bien… entonces déjame responder antes a la segunda… Cuando era más pequeño, mi familia tuvo un accidente de coche… todos murieron… mis padres, mi hermano… solo yo sobreviví. Al cabo de unos meses, algo extraño ocurrió en mi cuerpo… un extraño… calor, que inundaba mi cuerpo cada vez mas...- deje ser poseído por Albert, el cual continuó la historia- ¡Y aparecí yo! Siento no haberme presentado antes, soy Albert, difunto hermano gemelo de Silver. De algún modo me metí en su cuerpo y ahora convivimos juntos. ¡Un placer! -. Tras terminar la pequeña explicación, Albert le dio la mano a Zerick en señal de presentación, y prosiguió con su respuesta – Y, como parte alocada de Silver, Yo acepto tu favor con muchas ganas-. Albert no se contuvo, sonrió maquiavélicamente y me devolvió el cuerpo.
Ya más cómodo, bebí un sorbo de mi zumo de naranja y miré si Lubi se había terminado la leche. Tras comprobar que había terminado y se había quedado dormido a mis pies, me dirigí al rubio con una pequeña y dulce sonrisa. -Bien, ya conoces mi secreto, y ya tienes tu respuesta… espero tus ordenes, próximo señor de las bromas del Shibusen, Zerick Jericho- añadí con un tono burlesco. Albert se rió de mí, pero elogió mi interpretación. Ya solo quedaba esperar las instrucciones del rubio.
-Esto… ¿qué ha dicho?-.
-Vaya... por un momento me había preocupado… que alivio…-.
-Espera, espera… me estás diciendo en serio que solo quiere… ¿¡¿gastar una broma?!?-.
-Bueno… eso parece…-.
-Vaya… jaja, pobre crio…-. Albert hizo una pequeña pausa… la cual no parecía muy buena. – ¡Me gusta! Es una buena idea, al fin y al cabo-.
La respuesta de Albert me dejo bastante… no sabía decirlo. Siempre sentía la misma expresión cuando decidía cosas que no iban mucho con él, y que de seguro ensuciarían mi imagen… pero eso ya lo tenía asumido. Pero otra pregunta por parte del rubio me descolocó un poco más de lo que estaba. ¿Qué le decía? ¿Le contaba que tenía un hermano gemelo loco de remate en mi interior?
-Si te sirve, creo que podría ser útil en la broma…-.
-¿¡Y solo lo dices por eso!?- Esa última frase la había dicho en voz alta. Ya no había marcha atrás, ninguna excusa era válida ya.
-Bien… entonces déjame responder antes a la segunda… Cuando era más pequeño, mi familia tuvo un accidente de coche… todos murieron… mis padres, mi hermano… solo yo sobreviví. Al cabo de unos meses, algo extraño ocurrió en mi cuerpo… un extraño… calor, que inundaba mi cuerpo cada vez mas...- deje ser poseído por Albert, el cual continuó la historia- ¡Y aparecí yo! Siento no haberme presentado antes, soy Albert, difunto hermano gemelo de Silver. De algún modo me metí en su cuerpo y ahora convivimos juntos. ¡Un placer! -. Tras terminar la pequeña explicación, Albert le dio la mano a Zerick en señal de presentación, y prosiguió con su respuesta – Y, como parte alocada de Silver, Yo acepto tu favor con muchas ganas-. Albert no se contuvo, sonrió maquiavélicamente y me devolvió el cuerpo.
Ya más cómodo, bebí un sorbo de mi zumo de naranja y miré si Lubi se había terminado la leche. Tras comprobar que había terminado y se había quedado dormido a mis pies, me dirigí al rubio con una pequeña y dulce sonrisa. -Bien, ya conoces mi secreto, y ya tienes tu respuesta… espero tus ordenes, próximo señor de las bromas del Shibusen, Zerick Jericho- añadí con un tono burlesco. Albert se rió de mí, pero elogió mi interpretación. Ya solo quedaba esperar las instrucciones del rubio.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Esperé en completo silencio mientras daba de vez en cuando mordidas a mi rebanada de pastel, seguidas de un sorbo a la bebida caliente que la había acompañado. Aunque la espera resultó ser un poco más extensa de lo que esperaba, no que hubiera sido demasiado larga, pero aún así, estreché mi mirada un poco mientras fijaba mis ojos en el de albinos cabellos. Parecía estar ¿debatiéndolo interiormente? Huh. Tal vez me había equivocado al elegirle como posible secuaz, el chico era demasiado “correcto” como para seguirme en algo así… ¿O tal vez no? Cuando por fin el contrario se decidió a hablar nuevamente me llevé una ligera sorpresa ante su historia. Abandoné entonces el pequeño juego solo para mostrar en mi rostro cierto gesto de compasión, simplemente escuchando sin comentar nada, hasta que mis ojos captaron nuevamente ese ligero cambio físico en el chico. Y ahora que había escuchado la aparente razón, todo parecía tener más sentido. De hecho se podía notar el cambio de actitud, siendo la de Albert mucho más extrovertida. -Un gusto, Albert. Espero que estés pasando un buen tiempo, sé al menos lo que se siente tener que soportar a un hermano toda tu vida, así que mis respetos para ti.- Sonrió levemente y, a pesar de que la historia en sí parecía algo sacado de una novela de misterio y drama, la verdad es que le creía. No tenía ninguna razón para no hacerlo, ya que yo mismo había presenciado y vivido cosas que antes me parecían inimaginables, no solo desde ingresar en la escuela vocacional, sino de pequeño también. -¡Y ese es el espiritu!- Exclamé al escuchar que aceptaba mi oferta.
Asentí levemente antes de sacar de debajo de la mesa un saco bastante grande y que parecía lleno de cosas, ¿de dónde había salido? ¡Piénsalo un poco! ¿Todavía sin respuesta? Pues considéralo la magia de Death City, esta ciudad no tiene lógica. -Tranquilo, procuraré no decir nada de lo que me has contado, es algo tuyo y personal.- Realmente me caía bien el chico… Bueno, ahora eran los chicos ya que la actitud de Albert me hacía recordar, como no, a la mía, de cierta forma. -Mira, quiero dejar un mensaje que todo el Shibusen pueda ver. Será algo difícil…- Casualmente hice lugar en la pequeña mesa para abrir el saco y mostrarle las herramientas al chico, teniendo cuidado de no realizar tanto alboroto ya que había notado como el animal ahora se encontraba descansando. Entre otras cosas, se podían ver ganchos con cuerdas y latas de pintura, además de pinceles y otros elemento para pintar. Era clara la idea de vandalizar las paredes de la sagrada institución. -Un mensaje claro y directo en el frente de Shibusen, ya sabes, donde da el patio, ¡Bien en lo alto y en grandes letras para que nadie lo pase por alto!- Comencé a reír como maniático mientras miraba hacia el cielo con ojos nublados por la gloria de mi futura hazaña. Algunas personas del local me dirigieron miraditas las cuales decidí ignorar convenientemente. -¿Qué te parece? ¿O tal vez mi confiable seguidor tiene una idea mejor?- Miré con expectativa al albino antes de terminar mi desayuno. Y, como no, aquel título de Señor de las Bromas sí que me había llenado el ego aunque no quisiera admitirlo en voz alta. Sí, pronto todo el mundo lo sabría, quién es el verdadero Rey de las Bromas del Shibusen.
Asentí levemente antes de sacar de debajo de la mesa un saco bastante grande y que parecía lleno de cosas, ¿de dónde había salido? ¡Piénsalo un poco! ¿Todavía sin respuesta? Pues considéralo la magia de Death City, esta ciudad no tiene lógica. -Tranquilo, procuraré no decir nada de lo que me has contado, es algo tuyo y personal.- Realmente me caía bien el chico… Bueno, ahora eran los chicos ya que la actitud de Albert me hacía recordar, como no, a la mía, de cierta forma. -Mira, quiero dejar un mensaje que todo el Shibusen pueda ver. Será algo difícil…- Casualmente hice lugar en la pequeña mesa para abrir el saco y mostrarle las herramientas al chico, teniendo cuidado de no realizar tanto alboroto ya que había notado como el animal ahora se encontraba descansando. Entre otras cosas, se podían ver ganchos con cuerdas y latas de pintura, además de pinceles y otros elemento para pintar. Era clara la idea de vandalizar las paredes de la sagrada institución. -Un mensaje claro y directo en el frente de Shibusen, ya sabes, donde da el patio, ¡Bien en lo alto y en grandes letras para que nadie lo pase por alto!- Comencé a reír como maniático mientras miraba hacia el cielo con ojos nublados por la gloria de mi futura hazaña. Algunas personas del local me dirigieron miraditas las cuales decidí ignorar convenientemente. -¿Qué te parece? ¿O tal vez mi confiable seguidor tiene una idea mejor?- Miré con expectativa al albino antes de terminar mi desayuno. Y, como no, aquel título de Señor de las Bromas sí que me había llenado el ego aunque no quisiera admitirlo en voz alta. Sí, pronto todo el mundo lo sabría, quién es el verdadero Rey de las Bromas del Shibusen.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Me quedé observando el saco sin perder ni un solo detalle de lo que pretendía hacer el rubio. Este soltó una carcajada un tanto diabólica, lo que me empezó a preocupar.
-Albert… ¿estás seguro de que está bien? Quiero decir… bueno, el tema de la broma, el compañero un tanto loco…-
-Mmmh… si. Además, este chico me cae cada vez mejor…-
Eché un vistazo a la bolsa que me había mostrado antes el rubio. En ella, una gran cantidad de utensilios y potes de pintura y unas cuerdas con ganchos podían verse a la perfección. Zerick pretendía pintar las paredes de la escuela… a lo que Albert rápidamente dijo – ¿Esto… es todo?-. Esa respuesta me sorprendió hasta a mí. Albert prosiguió – Verás… realmente pintar una pared puede ser un buen intento de vandalismo… y mas siendo las de la escuela de Death City… pero necesito saber… ¿con cuánta gente contamos? Estas tu, y nosotros ya estamos involucrados… ¿pero tienes algún secuaz mas? Un buen rey ha de tener un buen grupo de camaradas, súbditos, “compinches” que te ayuden en tus bromas sin rechistar… ¿tienes un equipo como ese?-. Albert izo una pequeña pausa, sin perder de vista la mirada del rubio. – Por supuesto que puedes contar conmigo para pintar las paredes… pero… ¿cuál es el mensaje que vas a enviar? Porque dependiendo del mensaje, serás atrapado por los profesores bastante rápido…-.
Esto podía ser peligroso. Realmente yo no conocía aún bien a Zerick, por lo tanto no sabía como reaccionaria a tal discurso. Y, aunque muchas de las cosas que había dicho Albert era ciertas para mi, el no tenía que decirlo con tanta brusquedad y poca sutileza… Tomé mi cuerpo y decidí añadir un pequeño toque de mi parte, una idea espontanea que había pasado fugazmente por mi cabeza. – Bueno… A decir verdad, en parte estoy de acuerdo con vosotros… pero hay una cosa que no he entendido… ¿la pintada tiene algo que ver con ser el Rey de las Bromas? Piénsalo, una pintada en la pared es mas vandalismo que broma, pero… ¿y si en vez de ser un mensaje de grandeza o de lo que quieras, sea uno de advertencia?-. Noté que Albert quedó un poco confundido, así que continué explicando – Bueno… cuando Zerick dijo que se convertiría en el próximo Rey de las Bromas, yo entendí bromas a gran escala… ya sabes, jugársela a gran parte de los estudiantes a la vez, a uno o dos profesores… pero eso de pintar en la pared me pareció más un vandalismo que una broma… así que, por que no hacemos algo como… “Una terrible amenaza se acerca…” pintado y que, cuando muchos estudiantes lo hayan visto, lanzar un “ataque fingido” para asustarlos a todos a la vez… creo yo… -.
Cuando terminé de explicar mi propuesta, esperé a la respuesta del rubio. Albert tomó mi cuerpo de nuevo. – Creo que la idea de Silver es bastante buena… pero no me convenciste del todo… además que me sorprendió que idearas ese plan tu solo sin mi ayuda… pensaba que eras más tonto y blando de lo que eras…- dijo con una sonrisa- Y bien, señor.. ¿Qué le parece la idea?- añadió mientras terminaba mis tortitas. – Oh, y Albert… dile que no hace falta que lo haga si no quiere…- Dije preocupado de ser rechazado bruscamente. – ¡Eso ni hablar! ¡Por una idea así yo no digo eso! Como mucho que la cambie, pero aprende esto, hermanito… No flaquees nunca. Muéstrate decidido y sereno. No te retractes de nada. Si no sale como planeas… huye.- Esa última frase que dijo Albert no tenía sentido en absoluto, pero reforzó mi auto-confianza… de algún modo u otro… y me dejo más tranquilo delante de la respuesta que me daría brevemente el rubio.
-Albert… ¿estás seguro de que está bien? Quiero decir… bueno, el tema de la broma, el compañero un tanto loco…-
-Mmmh… si. Además, este chico me cae cada vez mejor…-
Eché un vistazo a la bolsa que me había mostrado antes el rubio. En ella, una gran cantidad de utensilios y potes de pintura y unas cuerdas con ganchos podían verse a la perfección. Zerick pretendía pintar las paredes de la escuela… a lo que Albert rápidamente dijo – ¿Esto… es todo?-. Esa respuesta me sorprendió hasta a mí. Albert prosiguió – Verás… realmente pintar una pared puede ser un buen intento de vandalismo… y mas siendo las de la escuela de Death City… pero necesito saber… ¿con cuánta gente contamos? Estas tu, y nosotros ya estamos involucrados… ¿pero tienes algún secuaz mas? Un buen rey ha de tener un buen grupo de camaradas, súbditos, “compinches” que te ayuden en tus bromas sin rechistar… ¿tienes un equipo como ese?-. Albert izo una pequeña pausa, sin perder de vista la mirada del rubio. – Por supuesto que puedes contar conmigo para pintar las paredes… pero… ¿cuál es el mensaje que vas a enviar? Porque dependiendo del mensaje, serás atrapado por los profesores bastante rápido…-.
Esto podía ser peligroso. Realmente yo no conocía aún bien a Zerick, por lo tanto no sabía como reaccionaria a tal discurso. Y, aunque muchas de las cosas que había dicho Albert era ciertas para mi, el no tenía que decirlo con tanta brusquedad y poca sutileza… Tomé mi cuerpo y decidí añadir un pequeño toque de mi parte, una idea espontanea que había pasado fugazmente por mi cabeza. – Bueno… A decir verdad, en parte estoy de acuerdo con vosotros… pero hay una cosa que no he entendido… ¿la pintada tiene algo que ver con ser el Rey de las Bromas? Piénsalo, una pintada en la pared es mas vandalismo que broma, pero… ¿y si en vez de ser un mensaje de grandeza o de lo que quieras, sea uno de advertencia?-. Noté que Albert quedó un poco confundido, así que continué explicando – Bueno… cuando Zerick dijo que se convertiría en el próximo Rey de las Bromas, yo entendí bromas a gran escala… ya sabes, jugársela a gran parte de los estudiantes a la vez, a uno o dos profesores… pero eso de pintar en la pared me pareció más un vandalismo que una broma… así que, por que no hacemos algo como… “Una terrible amenaza se acerca…” pintado y que, cuando muchos estudiantes lo hayan visto, lanzar un “ataque fingido” para asustarlos a todos a la vez… creo yo… -.
Cuando terminé de explicar mi propuesta, esperé a la respuesta del rubio. Albert tomó mi cuerpo de nuevo. – Creo que la idea de Silver es bastante buena… pero no me convenciste del todo… además que me sorprendió que idearas ese plan tu solo sin mi ayuda… pensaba que eras más tonto y blando de lo que eras…- dijo con una sonrisa- Y bien, señor.. ¿Qué le parece la idea?- añadió mientras terminaba mis tortitas. – Oh, y Albert… dile que no hace falta que lo haga si no quiere…- Dije preocupado de ser rechazado bruscamente. – ¡Eso ni hablar! ¡Por una idea así yo no digo eso! Como mucho que la cambie, pero aprende esto, hermanito… No flaquees nunca. Muéstrate decidido y sereno. No te retractes de nada. Si no sale como planeas… huye.- Esa última frase que dijo Albert no tenía sentido en absoluto, pero reforzó mi auto-confianza… de algún modo u otro… y me dejo más tranquilo delante de la respuesta que me daría brevemente el rubio.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Escuchar la primera pregunta salir de la boca de Silv-… Bueno, de Albert, me dejó tanto sorprendido como, más en el interior, algo indignado, ¿Acaso no era suficiente? Tuve la necesidad de contestar al instante pero le permití explicarse, mientras me reclinaba en mi asiento, cruzándome de brazos, tomando una postura analítica. Sí, le dejé explayarse, analizando todos sus puntos una vez terminó, bajando mi mirada al saco que tenía todas las herramientas. Siendo sinceros, no había visto más allá de aquel simple acto de pintar la pared, como sí lo estaba haciendo el albino frente a mi porque, bueno, no me esperaba que el contrario pensara seriamente en mi propuesta de una unión duradera. Sin embargo, finalmente abrí mi boca para darle una respuesta a todas sus dudas, una por una. -Bueno, vayamos por partes. Ahora mismo, siendo sinceros, solamente estamos nosotros tres. Tú, Silver y yo.- Sí, al menos de momento. Seguramente si se lo pedía con mucha insistencia a mi hermano él también terminaría cayendo en la bolsa a pesar de lo bueno e inocente que era, pero eso tendría que ser en otro momento. Por lo que seguidamente negué con la cabeza. -A lo mucho una persona más, pero no hay un equipo formado como tal… aún no, supongo.- La idea se me estaba siendo más atractiva, pues si bien había pensado en contratar mercenarios o conseguir ayuda temporal como había sido este el caso, la verdad la formación de un grupo del mal como tal nunca había sido algo que se me cruzara por la cabeza. Pero ahora podía imaginarme junto a otras personas todos usando gabardinas como en esos anime que pasaban en al tele, ¡Genial! -Huh…- Ante su duda final solo pude quedarme en un momentáneo silencio, todavía pensando en todo lo que el de ojos color miel había dicho.
Curiosamente, ahora parecía que era el chico más tranquilo el que había tomado las riendas del asunto y estaba expresando sus propias inquietudes. Sí, Silver había tomado su cuerpo de nuevo y, lo que más me llamó la atención, también daba su opinión al respecto. Fruncí el ceño inmediatamente, no porque lo que estuviera escuchando me molestara de alguna forma, no… Si no al contrario. Estaba casi explotando internamente de la emoción. Lo que estaba diciendo aquel chico, Silver, a quien yo siempre había creído como un bonachón y nada más, me hacía pensar que tenía mucho potencial. Sentía que había encontrado una pequeña joya que, de llevarlo bien, se convertiría en alguien sumamente importante para mis planes de conquista y ahora ya no solo por contener en su interior a un alma tan atolondrada como la mía.
-Sí…- Repentinamente, luego de haber escuchado todos sus puntos, los delirios de grandeza volvieron a nublar mi juicio. Me levanté de mi asiento, tirando la silla en el proceso, Mientras golpeaba la mesa con las palmas de mis manos, acción la cual seguramente habría llamado la atención de los demás clientes de nuevo, pero no importaba. -¡Lo sabía! No me había equivocado contigo, chico... Un mensaje de aviso en las paredes, pero algo que no olviden. Algo que no sea solamente para la broma que haremos ahora, no… Debe ser algo que les de aviso a todos de que esto solo está comenzando.- Asentí efusivamente con la cabeza mientras en mi cabeza un fugaz pero revelador plan comenzaba a formarse, mucho más impactante y sorprendente que lo que había ideado en un principio, y todo gracias a aquellos dos. -”El fin de su gris mundo se acerca.” Ese será el mensaje exacto, ¿Un poco ambiguo, tal vez? Ese es el principal condimento con esta clase de avisos, tiene que ser algo corto pero que recuerden y que, de todas formas, no sean capaces de comprender del todo.- Seguidamente llevé una de mis manos al bolsillo de mi pantalón y, rebuscando en mi cartera, estampé el dinero del desayuno que habíamos comido en la mesa, junto a algo de propina por el escándalo que había armado. -Silver, Albert, en este saco hay suficiente pintura como para darle nuevo color a todo el frente del Shibusen… Pero solo dejaremos lo de pintar la pared para el mensaje. El resto…- Señalé ahora al chico con mi dedo índice. -Nos encargaremos de que pinte a cada uno de los desafortunados que vean el mensaje primero.- No podíamos arriesgarnos mucho tardando demasiado con el mensaje, era verdad. De hecho sería difícil hasta preparar la trampa para pintar a los pobres que caerían en la broma. -Venga Silver, marchando. Debemos hacer unas compras antes de todo.- Sin más, tomé el saco y lo cargué sobre mi espalda para comenzar a caminar en dirección a la tienda de bromas que tanto había visitado ya a antes y que, para nuestra suerte, también quedaba de camino hacia la escuela vocacional, estábamos en la zona comercial después de todo. Si nos apurábamos y con un poco de suerte podríamos tomarlos desprevenidos y con el área relativamente libre de cualquier testigo. -Vamos a necesitar muchas bombas de agua. Pero las llenaremos de pintura, claro. Ya lo hice una vez y son perfectas para esto.- Ahora mismo tenía una imborrable sonrisa ladina en mi rostro, una que prometía algo nuevo para todo el Shibusen. Un nuevo comienzo.
Curiosamente, ahora parecía que era el chico más tranquilo el que había tomado las riendas del asunto y estaba expresando sus propias inquietudes. Sí, Silver había tomado su cuerpo de nuevo y, lo que más me llamó la atención, también daba su opinión al respecto. Fruncí el ceño inmediatamente, no porque lo que estuviera escuchando me molestara de alguna forma, no… Si no al contrario. Estaba casi explotando internamente de la emoción. Lo que estaba diciendo aquel chico, Silver, a quien yo siempre había creído como un bonachón y nada más, me hacía pensar que tenía mucho potencial. Sentía que había encontrado una pequeña joya que, de llevarlo bien, se convertiría en alguien sumamente importante para mis planes de conquista y ahora ya no solo por contener en su interior a un alma tan atolondrada como la mía.
-Sí…- Repentinamente, luego de haber escuchado todos sus puntos, los delirios de grandeza volvieron a nublar mi juicio. Me levanté de mi asiento, tirando la silla en el proceso, Mientras golpeaba la mesa con las palmas de mis manos, acción la cual seguramente habría llamado la atención de los demás clientes de nuevo, pero no importaba. -¡Lo sabía! No me había equivocado contigo, chico... Un mensaje de aviso en las paredes, pero algo que no olviden. Algo que no sea solamente para la broma que haremos ahora, no… Debe ser algo que les de aviso a todos de que esto solo está comenzando.- Asentí efusivamente con la cabeza mientras en mi cabeza un fugaz pero revelador plan comenzaba a formarse, mucho más impactante y sorprendente que lo que había ideado en un principio, y todo gracias a aquellos dos. -”El fin de su gris mundo se acerca.” Ese será el mensaje exacto, ¿Un poco ambiguo, tal vez? Ese es el principal condimento con esta clase de avisos, tiene que ser algo corto pero que recuerden y que, de todas formas, no sean capaces de comprender del todo.- Seguidamente llevé una de mis manos al bolsillo de mi pantalón y, rebuscando en mi cartera, estampé el dinero del desayuno que habíamos comido en la mesa, junto a algo de propina por el escándalo que había armado. -Silver, Albert, en este saco hay suficiente pintura como para darle nuevo color a todo el frente del Shibusen… Pero solo dejaremos lo de pintar la pared para el mensaje. El resto…- Señalé ahora al chico con mi dedo índice. -Nos encargaremos de que pinte a cada uno de los desafortunados que vean el mensaje primero.- No podíamos arriesgarnos mucho tardando demasiado con el mensaje, era verdad. De hecho sería difícil hasta preparar la trampa para pintar a los pobres que caerían en la broma. -Venga Silver, marchando. Debemos hacer unas compras antes de todo.- Sin más, tomé el saco y lo cargué sobre mi espalda para comenzar a caminar en dirección a la tienda de bromas que tanto había visitado ya a antes y que, para nuestra suerte, también quedaba de camino hacia la escuela vocacional, estábamos en la zona comercial después de todo. Si nos apurábamos y con un poco de suerte podríamos tomarlos desprevenidos y con el área relativamente libre de cualquier testigo. -Vamos a necesitar muchas bombas de agua. Pero las llenaremos de pintura, claro. Ya lo hice una vez y son perfectas para esto.- Ahora mismo tenía una imborrable sonrisa ladina en mi rostro, una que prometía algo nuevo para todo el Shibusen. Un nuevo comienzo.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
El rubio se alzó de su silla, tirándola por los suelos y montando un alboroto que despertó a Lubi, el cual se chocó de cabeza con la mesa y lo hizo volver a tumbarse. Yo, por el contrario, me asusté mucho de tal reacción. Mire hacia atrás para ver algunos de los pocos clientes desviar su mirada hacia nosotros, pero volví a girarme rápidamente hacia mi compañero. Por un momento pensé que me gritaría o algo así por la idea o los comentarios previos… pero, me asombré de que fuera lo contrario a lo que pasaba por mi mente.
-Waw… parece animado… más que antes, diría yo… -
- Eso es porque TU idea era buena. ¿No te lo dije? Has propuesto el mejor plan que se te ha ocurrido en tus 14 años de vida… ¡y me ha dejado hasta impresionado, incluso a mí! Anda, venga, que parece que nuestro Rey se nos emociona y nos deja abandonados…-.
Las palabras de Albert me despertaron a tiempo. Zerick se me escapaba y parecía haber pagado ya el desayuno. Como no estaba de acuerdo en que lo pagara todo él, decidí coger unos billetes suyos y cambiarlos por los míos, dejando parte de propina como siempre solía hacer.
Salí de la cafetería despidiéndome de la camarera. Lubi salió a su ritmo, pero yo le obligué a andar más rápido, tirando de la cuerda que usaba de correa. Al fin alcancé a Zerick, el cual parecía haber hablado solo durante un corto periodo de tiempo, seguramente pensando que estaba conmigo. Hice ver que me agachaba y recogía algo del suelo – Esto… Zerick, se te ha caído dinero del bolsillo… y podrías repetirlo de nuevo, no lo entendí bien… algo de globos, ¿no? – dije disimulando con una pequeña sonrisa nerviosa. Por supuesto mentí. El dinero era el que le había cogido en la cafetería. Y en cuanto al plan, Zerick me volvió a explicar que iban a la tienda de bromas.
– Bien, a ver si lo he entendido… ¡¿Hay una tienda de bromas a la que nunca he ido en la zona comercial?! - .
-¡Ese no es el caso! – Exclamé volviendo a mi cuerpo - El caso es que vamos a comprar globos de agua para meter pintura… yo lo encuentro un poco raro y contradictorio… pero tú eres el experto, así que te seguiré -.
Zerick parecía rebosante de energía. Una sonrisa se dibujaba en su cara. Una sonrisa diferente a otras. Una sonrisa… que me transmitía seguridad, que me daba la impresión que algo le había pasado por su mente, y ese algo prometía, quizás, un cambio en mi vida de estudiante en la Ciudad de la Muerte.
Anduvimos un buen rato por las calles de la zona, en dirección a la tienda de Bromas. Las calles empezaban a animarse. Si habíamos de hacer una broma, debía ser rápido, o al menos eso suponía yo, claro. Al fin llegamos a la tienda de bromas. La puerta era automática, por lo que me atreví a dar el primer paso al entrar… cuando un sonido parecido al de una pedorreta resonó por la entrada. Miré a mis pies. Al parecer, la alfombrilla de la entrada parecía ser como las clásicas bolsas de pedorretas, pero camuflada de alfombrilla, claro. Albert reía y reía en mi cabeza, y yo intenté ignorarlo lo máximo que pude, aunque no podía evitar reírme también un poco. Realmente era una buena idea… ¿quizás perfecta para un futuro plan? Quizás…
Dejé a Lubi a fuera, atado a una señal. Este se tumbó y se quedó dormido, y yo entré con Zerick. El interior de la tienda era bastante más grande de lo que me imaginaba: estanterías llenas de artículos de todo y para todo tipo de broma, jarrones de golosinas y caramelos falsos y sabores horribles… - El cielo… - iba repitiendo en mi cabeza Albert sin parar. Nos acercamos al mostrador, donde Zerick pretendía comprar los globos… o bombas… o lo que fuese para llevar a cabo su diabólico… bueno, lo de diabólico quizás es mucho… dejémoslo en que iba a llevar a cabo su plan.
Decidí solo observar la tienda mientras Zerick hacia las compras convenientes. Me pasee entre las estanterías a ver todos los objetos y secretos que escondía la tienda. Me entretuve con uno de los objetos de la estantería más alta, uno de peculiar y completamente desconocido para mí. Continué dando vueltas por la tienda con una pequeña sonrisa hasta que el rubio me llamó, anunciando la marcha hacia el lugar de la broma… saludé al dependiente y salté la alfombrilla, para no ser atrapado esa vez.
Al salir de la estancia, volví a coger a Lubi, en cual parecía no haberse levantado en ningún momento del lugar donde lo había dejado, y seguí los pasos del rubio hasta nuestra destinación. – Bien… tu dirás el plan y el lugar… yo te sigo – dije animado, al lado de Zerick.
-Waw… parece animado… más que antes, diría yo… -
- Eso es porque TU idea era buena. ¿No te lo dije? Has propuesto el mejor plan que se te ha ocurrido en tus 14 años de vida… ¡y me ha dejado hasta impresionado, incluso a mí! Anda, venga, que parece que nuestro Rey se nos emociona y nos deja abandonados…-.
Las palabras de Albert me despertaron a tiempo. Zerick se me escapaba y parecía haber pagado ya el desayuno. Como no estaba de acuerdo en que lo pagara todo él, decidí coger unos billetes suyos y cambiarlos por los míos, dejando parte de propina como siempre solía hacer.
Salí de la cafetería despidiéndome de la camarera. Lubi salió a su ritmo, pero yo le obligué a andar más rápido, tirando de la cuerda que usaba de correa. Al fin alcancé a Zerick, el cual parecía haber hablado solo durante un corto periodo de tiempo, seguramente pensando que estaba conmigo. Hice ver que me agachaba y recogía algo del suelo – Esto… Zerick, se te ha caído dinero del bolsillo… y podrías repetirlo de nuevo, no lo entendí bien… algo de globos, ¿no? – dije disimulando con una pequeña sonrisa nerviosa. Por supuesto mentí. El dinero era el que le había cogido en la cafetería. Y en cuanto al plan, Zerick me volvió a explicar que iban a la tienda de bromas.
– Bien, a ver si lo he entendido… ¡¿Hay una tienda de bromas a la que nunca he ido en la zona comercial?! - .
-¡Ese no es el caso! – Exclamé volviendo a mi cuerpo - El caso es que vamos a comprar globos de agua para meter pintura… yo lo encuentro un poco raro y contradictorio… pero tú eres el experto, así que te seguiré -.
Zerick parecía rebosante de energía. Una sonrisa se dibujaba en su cara. Una sonrisa diferente a otras. Una sonrisa… que me transmitía seguridad, que me daba la impresión que algo le había pasado por su mente, y ese algo prometía, quizás, un cambio en mi vida de estudiante en la Ciudad de la Muerte.
Anduvimos un buen rato por las calles de la zona, en dirección a la tienda de Bromas. Las calles empezaban a animarse. Si habíamos de hacer una broma, debía ser rápido, o al menos eso suponía yo, claro. Al fin llegamos a la tienda de bromas. La puerta era automática, por lo que me atreví a dar el primer paso al entrar… cuando un sonido parecido al de una pedorreta resonó por la entrada. Miré a mis pies. Al parecer, la alfombrilla de la entrada parecía ser como las clásicas bolsas de pedorretas, pero camuflada de alfombrilla, claro. Albert reía y reía en mi cabeza, y yo intenté ignorarlo lo máximo que pude, aunque no podía evitar reírme también un poco. Realmente era una buena idea… ¿quizás perfecta para un futuro plan? Quizás…
Dejé a Lubi a fuera, atado a una señal. Este se tumbó y se quedó dormido, y yo entré con Zerick. El interior de la tienda era bastante más grande de lo que me imaginaba: estanterías llenas de artículos de todo y para todo tipo de broma, jarrones de golosinas y caramelos falsos y sabores horribles… - El cielo… - iba repitiendo en mi cabeza Albert sin parar. Nos acercamos al mostrador, donde Zerick pretendía comprar los globos… o bombas… o lo que fuese para llevar a cabo su diabólico… bueno, lo de diabólico quizás es mucho… dejémoslo en que iba a llevar a cabo su plan.
Decidí solo observar la tienda mientras Zerick hacia las compras convenientes. Me pasee entre las estanterías a ver todos los objetos y secretos que escondía la tienda. Me entretuve con uno de los objetos de la estantería más alta, uno de peculiar y completamente desconocido para mí. Continué dando vueltas por la tienda con una pequeña sonrisa hasta que el rubio me llamó, anunciando la marcha hacia el lugar de la broma… saludé al dependiente y salté la alfombrilla, para no ser atrapado esa vez.
Al salir de la estancia, volví a coger a Lubi, en cual parecía no haberse levantado en ningún momento del lugar donde lo había dejado, y seguí los pasos del rubio hasta nuestra destinación. – Bien… tu dirás el plan y el lugar… yo te sigo – dije animado, al lado de Zerick.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
-¿Eh? Pues gracias, que amable.- Asentí con la cabeza tomando el dinero, aunque con cierta duda pues yo no solía llevar dinero así solo en el bolsillo, pero bueno, tenía cosas más importante entre manos ahora que pensar en algo así. -¿Conoces los globos que se llenan con agua, verdad? ¿Geniales para el verano? Pues usaremos de esos, pero en vez de llenarlos con agua será la pintura. -Así es, uhm, Albert. Es una tienda de bromas en al que consigo todos mis materiales, ahí conseguiremos los globos y algo más que necesitamos.- Ah, sí, se sentía bien estar montando algo así de nuevo. Aunque por un lado sintiera solo un pequeño grado de culpa por estar envolviendo a alguien tan inocente y bueno como lo era Silver, eso se compensaba con el hecho de que ahora sabía que su hermano, que residía en su interior, era alguien como yo, de cierta forma.
Llegando finalmente a la tienda, la sonrisa que había portado todo el rato sin haberse borrado de mi rostro, me permití soltar una pequeña risa antes de negar despacio con la cabeza al ver a Silver caer de forma tan inocente en la broma más vieja del libro. Noté como el lobo se deja atar, y le dediqué una caricia en su cabeza antes de entrar igualmente al local. Y al ingresar me permití aspirar el aroma a caucho, plástico y demás materiales de los cuales constaban aquellos tantos cientos o miles de artículos y objetos para hacer jodas. Luego de haber disfrutado el momento me dirigí de inmediato hacia el mostrador donde estaba el viejo bromista retirado que, además de ser el dueño, también atendía.
Así fue como además de la gran cantidad de los dichosos globos, de la mejor calidad claro, también pedí lo necesario para llenarlos de pintura y finalmente una enorme red. Sin embargo, antes de que me dispusiera a pagar mis ojos se fijaron en un par de cosas que tal vez nos vendrían bien para llevar a cabo la broma. -Hm, también quiero esas dos máscaras de payaso.- Señalé a las mismas las cuales estaban colgadas en la pared detrás del dueño, junto con otras tantas máscaras de personajes famosos de la ficción. Pero creía que la de payaso, las cuales eran seguramente para asustar debido a sus diseños algo tenebrosos, nos irían mejor, tomando en cuenta cuál era nuestro objetivo. -Ok. Silver, ¡vamos!- Llamé al chico luego de haber pagado y guardado las cosas, sonriendo de que todavía estuviera curioseando por la tienda.
Una vez afuera entregué una bolsa negra donde estaban los materiales para crear los globos de pintura al de cabellos grisáceos, incluyendo toda la pintura, la red, y los globos como no. -Mira Silver, supongo que has visto el frente del Shibusen, ¿verdad? Así que debes conocer los balcones, que es donde llevaremos a cabo la broma. Mientras yo lleno algunos de los globos con pintura, tú vas a poner la red que acabamos de conseguir en posición, colgando entre dos de esos balcones. Una vez lo hagas, el siguiente paso será comenzar a pintar el mensaje, y de eso me encargo yo. Pero mientras yo lo pinto, tú, mi amigo…- Le observé sonriendo confiadamente, y apoyé una mano en su hombro. -… Vas a terminar de hacer los globos de pintura que falten y los dejarás encima de la red.- Solté un suspiro luego de haber hablado tanto, recuperando de cierta forma mi aliento y a la vez formando el último paso en mi cabeza. -Finalmente, yo llamaré la atención de quienes estén en el patio para que vean el mensaje, y cuando se acerquen a ver, ¡tú liberas la red y dejas caer los globos sobre ellos!- Saqué las máscaras del saco, retirando el plástico que las protegía para ofrecerle una a mi secuaz. -Deberemos usar esto para que no nos reconozcan, al menos por ahora. De todas formas, haremos esto cuando todos están en horario de clase, espero no te importe faltar durante esa hora. Cuando los estudiantes salgan de clases hasta el patio, es que llamaré su atención. Y no te preocupes, no creo que corramos mucho riesgo mientras usemos a los balcones como escondite, ¿Qué te parece?- Le miré ahora con sincera curiosidad de saber lo que pensaba, para luego devolver mi mirada a la máscara de payaso que me pertenecía, pensando en todo lo que estaba por suceder.
Llegando finalmente a la tienda, la sonrisa que había portado todo el rato sin haberse borrado de mi rostro, me permití soltar una pequeña risa antes de negar despacio con la cabeza al ver a Silver caer de forma tan inocente en la broma más vieja del libro. Noté como el lobo se deja atar, y le dediqué una caricia en su cabeza antes de entrar igualmente al local. Y al ingresar me permití aspirar el aroma a caucho, plástico y demás materiales de los cuales constaban aquellos tantos cientos o miles de artículos y objetos para hacer jodas. Luego de haber disfrutado el momento me dirigí de inmediato hacia el mostrador donde estaba el viejo bromista retirado que, además de ser el dueño, también atendía.
Así fue como además de la gran cantidad de los dichosos globos, de la mejor calidad claro, también pedí lo necesario para llenarlos de pintura y finalmente una enorme red. Sin embargo, antes de que me dispusiera a pagar mis ojos se fijaron en un par de cosas que tal vez nos vendrían bien para llevar a cabo la broma. -Hm, también quiero esas dos máscaras de payaso.- Señalé a las mismas las cuales estaban colgadas en la pared detrás del dueño, junto con otras tantas máscaras de personajes famosos de la ficción. Pero creía que la de payaso, las cuales eran seguramente para asustar debido a sus diseños algo tenebrosos, nos irían mejor, tomando en cuenta cuál era nuestro objetivo. -Ok. Silver, ¡vamos!- Llamé al chico luego de haber pagado y guardado las cosas, sonriendo de que todavía estuviera curioseando por la tienda.
Una vez afuera entregué una bolsa negra donde estaban los materiales para crear los globos de pintura al de cabellos grisáceos, incluyendo toda la pintura, la red, y los globos como no. -Mira Silver, supongo que has visto el frente del Shibusen, ¿verdad? Así que debes conocer los balcones, que es donde llevaremos a cabo la broma. Mientras yo lleno algunos de los globos con pintura, tú vas a poner la red que acabamos de conseguir en posición, colgando entre dos de esos balcones. Una vez lo hagas, el siguiente paso será comenzar a pintar el mensaje, y de eso me encargo yo. Pero mientras yo lo pinto, tú, mi amigo…- Le observé sonriendo confiadamente, y apoyé una mano en su hombro. -… Vas a terminar de hacer los globos de pintura que falten y los dejarás encima de la red.- Solté un suspiro luego de haber hablado tanto, recuperando de cierta forma mi aliento y a la vez formando el último paso en mi cabeza. -Finalmente, yo llamaré la atención de quienes estén en el patio para que vean el mensaje, y cuando se acerquen a ver, ¡tú liberas la red y dejas caer los globos sobre ellos!- Saqué las máscaras del saco, retirando el plástico que las protegía para ofrecerle una a mi secuaz. -Deberemos usar esto para que no nos reconozcan, al menos por ahora. De todas formas, haremos esto cuando todos están en horario de clase, espero no te importe faltar durante esa hora. Cuando los estudiantes salgan de clases hasta el patio, es que llamaré su atención. Y no te preocupes, no creo que corramos mucho riesgo mientras usemos a los balcones como escondite, ¿Qué te parece?- Le miré ahora con sincera curiosidad de saber lo que pensaba, para luego devolver mi mirada a la máscara de payaso que me pertenecía, pensando en todo lo que estaba por suceder.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Escuché muy atentamente la explicación del rubio. “–Ahora sí que ya empieza a ser una broma…-“decía Albert internamente. Realmente empezaba a sentir remordimientos… lanzar pintura a los compañeros de clase… ¡y eso que aún no lo había hecho y ya me arrepentía! Albert notaba mi remordimiento y me decía que “hay que ponerle un poco de gracia y diversión a la vida tan aburrida de un estudiante”. No estaba en desacuerdo a esas palabras, pero tampoco creía que llevarlas al extremo era una buena opción. Pero ya me había decidido. Iba a seguir a Zerick, pasase lo que pasase. De algún modo, el me inspiraba la confianza de seguirlo y hacer bromas por la escuela.
Cogí la red y la extraña mascara de payaso. Me quedé mirando a la segunda un poco desconcertado, pensando si realmente haría falta llevar una de estas para una simple broma… aunque acepté ponérmela al final. “- Si hay que hacerlo, lo haremos bien… ¿no? –“ me dije a mi mismo con una pequeña sonrisa.
Y así fue como seguí a Zerick hacia el “lugar del juicio final”... o el lugar donde se llevaría a cabo la broma, si prefieren que sea más soso. Al llegar, dejé que Lubi se tumbase donde quisiera y yo me empecé a preparar. Al principio me fue un poco complicado. Nunca había gastado una broma de tales dimensiones… bueno, nunca había gastado una broma, aunque quizás Albert si lo hizo alguna que otra vez, por supuesto no a tan gran escala como tirar globos de pintura encima de un grupo de estudiantes. Empecé, pues, a colocar la red para dejar los globos. No fue sencillo, aunque tampoco me pase todo el día atándola en un lugar disimulado, en la zona de los balcones, justo encima de la pintura de Zerick.
Después de colgarla, bajé donde estaba Zerick. – Terminé de colgar la red… ¿Esta bien allí?- le dije mientras miraba donde estaba la red. Seguidamente dirigí mi atención hacia los globos. – Deberías enseñarme a llenarlos… nunca antes lo he hecho, así que…- dije con una inocente sonrisa. Aprendí lentamente. Los dos primeros me reventaron, aunque, por suerte, me reventaron encima del pote de pintura, evitando dejar manchas en el suelo o en mi camiseta. Los siguientes globos me salieron algunos más pequeños y otros más grandes. Finalmente, un tiempo después de ir practicando, le cogí el truco y me fueron saliendo globos aceptablemente correctos. Al ir acabándolos, los fui depositándolos en la red hasta llenarla.
La broma ya tenía forma, y parecía estar lista. Bajé nuevamente donde se encontraba Zerick. – ¿Ya hemos terminado? – le dije al rubio mientras miraba de reojo a Lubi, el cual permanecía dormido en el suelo, justo en el mismo lugar donde lo había dejado.
Cogí la red y la extraña mascara de payaso. Me quedé mirando a la segunda un poco desconcertado, pensando si realmente haría falta llevar una de estas para una simple broma… aunque acepté ponérmela al final. “- Si hay que hacerlo, lo haremos bien… ¿no? –“ me dije a mi mismo con una pequeña sonrisa.
Y así fue como seguí a Zerick hacia el “lugar del juicio final”... o el lugar donde se llevaría a cabo la broma, si prefieren que sea más soso. Al llegar, dejé que Lubi se tumbase donde quisiera y yo me empecé a preparar. Al principio me fue un poco complicado. Nunca había gastado una broma de tales dimensiones… bueno, nunca había gastado una broma, aunque quizás Albert si lo hizo alguna que otra vez, por supuesto no a tan gran escala como tirar globos de pintura encima de un grupo de estudiantes. Empecé, pues, a colocar la red para dejar los globos. No fue sencillo, aunque tampoco me pase todo el día atándola en un lugar disimulado, en la zona de los balcones, justo encima de la pintura de Zerick.
Después de colgarla, bajé donde estaba Zerick. – Terminé de colgar la red… ¿Esta bien allí?- le dije mientras miraba donde estaba la red. Seguidamente dirigí mi atención hacia los globos. – Deberías enseñarme a llenarlos… nunca antes lo he hecho, así que…- dije con una inocente sonrisa. Aprendí lentamente. Los dos primeros me reventaron, aunque, por suerte, me reventaron encima del pote de pintura, evitando dejar manchas en el suelo o en mi camiseta. Los siguientes globos me salieron algunos más pequeños y otros más grandes. Finalmente, un tiempo después de ir practicando, le cogí el truco y me fueron saliendo globos aceptablemente correctos. Al ir acabándolos, los fui depositándolos en la red hasta llenarla.
La broma ya tenía forma, y parecía estar lista. Bajé nuevamente donde se encontraba Zerick. – ¿Ya hemos terminado? – le dije al rubio mientras miraba de reojo a Lubi, el cual permanecía dormido en el suelo, justo en el mismo lugar donde lo había dejado.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Asentí con la cabeza ansioso cuando el plan por fin dio inicio. Siguiendo claramente mis instrucciones el albino comenzó a colgar la red con cuidado y yo, por mi parte, no perdí más tiempo y haciendo uso de mis habilidades atléticas tomé uno de los cubos de pintura roja y comencé con mi labor de plasmar el mensaje en la perfecta pared de la institución, marcando así ambos lo que se sería el inicio de la más gloriosa broma hasta el momento que la vida estudiantil pudiera haber visto. Pero eso sólo me hacía preguntar como sería la imagen de dos tipos con máscaras de payasos haciendo esa clase de cosas en lo alto del Shibusen. A pesar de la incomodidad de tener que sostenerme para pintar las letras, la verdad el entusiasmo y la ansiedad me ganaban y estaba trabajando rápidamente, así que al momento de escuchar el llamado de mi compañero al terminar con la red asentí con la cabeza antes de devolverme hasta el balcón donde estaba él. Sonreí al ver la red colgada en perfecta posición. -Buen trabajo, Payaso Silent~- No iba a llamarle por su nombre real después de todo, por algo teníamos las máscaras, era esencial que nadie descubriera nuestras identidades o aquello terminaría antes de siquiera empezar. Además era cool tener nombres código, ¿no?
Procedí a explicarle la técnica más fácil para llenar los globos con una sustancia un tanto más espesa como lo podía ser la pintura, haciendo uso de los materiales que habíamos comprado en la tienda. Me quedé con él para verle trabajar en sus primeros globos, sonriendo levemente al ver como caía un poco de pintura por los primeros intentos fallidos; No iba a quejarme, yo mismo estaba manchado después de todo, y aquello sólo era señal de nuestro arduo trabajo. -Vas bien, sigue así.- Le di unas palmaditas en el hombro al ver que lograba avanzar y mejorar, sintiendo en mi interior una especie de orgullo que tal vez nunca había experimentado, esa que tal vez sentiría un profesor al ver aprobar a su alumno con una nota alta dando la sorpresa del día. De todas formas, le confié lo demás al chico antes de volver a mi tarea de terminar el mensaje que había quedado a medio hacer. No nos quedaba mucho tiempo a fin de cuentas.
Sentía una gota de sudor frío deslizarse lentamente desde mi frente hasta la mejilla, mientras continuaba pintando ahora las últimas letras. “EL FIN DE SU GRIS MUNDO SE ACER” era lo que había logrado terminar, cuando escuché el nuevo llamado de mi cómplice, al parecer habiendo terminado con su propia labor. -Sólo un par de letras más.- Respondí entusiasmado, y fue entonces cuando escuché las campanas del edificio sonar, dando por terminadas varias de las clases en las que se encontraría el alumnado. Aquello me puso en alerta y terminé por trazar con menos sutileza el puñado de pinceladas que me faltaban, para finalmente de un impulso volver al balcón donde estaba el de blanca cabellera. -Uff~ Ya, todo listo…- Exclamé, dirigiéndole un pulgar arriba al otro payaso mientras en el patio comenzaba a escucharse el bullicio de la multitud de estudiantes saliendo a tomar algo de aire fresco luego de una tarde de estudios. -Venga, vamos a ponernos en pose en el balcón, que nos vean claramente a ambos.- Estaba que explotaba de la emoción mientras posaba un pie en la barandilla del balcón, descansando uno de mis brazos en la misma rodilla para dar una imagen de poder. -¡GENTE DEL SHIBUSEN!- Grité a todo pulmón, haciendo que todos allí abajo en el extenso patio dirigieran su mirada hacia nosotros. Sentir tantas personas viéndote desde tan abajo podía ser tanto excitante como llegar a intimidar incluso, pero esperaba que mi muchacho Silver no se dejara llevar por eso. Bueno, con Albert para animarle seguramente no lo haría, confiaba en ellos. -¡NOSOTROS, EL PAYASO SILENT!- Señalé al chico que estaba a mi lado. -Y YO, EL SEÑOR SERRUCHO, HEMOS VENIDO A LLENAR SU TRISTE Y GRIS VIDA DE COLORES, ACÉRCENSE, QUE ESTE SERÁ EL ANUNCIO DE UN GRAN INICIO EN SU MUNDO.- Oh sí, estaba seguro de que podían ver el mensaje escrito, pero seguramente con lo llamativo que resultaba nuestra imagen y con lo bien que mi compañero había escondido la red era probable que no notaran la trampa hasta que fuera ya muy tarde. Y así, como si de moscas atraídas por la luz se tratasen, la gran mayoría de los presentes comenzó a acercarse, tanto para leer mejor el mensaje como para seguramente vernos bien a nosotros. Oh, Shinigami, esto se iba a poner bueno.
-COMO PUEDEN VER, CON TODO INICIO DEBE HABER UN FINAL, Y EN EST-…- Me detuve de improvisto en mi revolucionario discurso cuando por el rabillo del ojo pude distinguir una figura acercándose por el pasillo que daba a los balcones en los que estábamos Silver y yo. Rápidamente me moví de la posición mientras los murmullos comenzaban a resonar en el ambiente, viniendo todos ellos del patio. Y allí, al final del pasillo, a unos metros alejada de nosotros, estaba alguien a quien no esperábamos ver allí. -¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué están haciendo allí?!- Una joven con el uniforme de Shibusen, cabello castaño peinado en un par de trenzas y, lo que más había llamado mi atención, una cinta en su brazo. Esa cinta sólo podía significar una cosa; Monitora de pasillo. Tragué saliva sabiendo que cualquier intento de mediación sería fútil, y dirigí una mirada de reojo a mi compañero. -Silent, termina con el discurso y dale a todos un baño de colores… Yo me encargo de la señorita.- Así es, le confiaba el final de la obra, el suceso más importante, a aquel que me había dado el apoyo desde un inicio. Pues podía ver en él un gran potencial a futuro. -Van a arrepentirse, no se saldrán con la suya…- Aquella amenaza por lo bajo me trajo cierto escalofrío, mientras veía como la muchacha de apariencia tan inocente ahora portaba una mirada fría y que prometía mucho dolor, arremangándose el uniforme con tenebrosa calma. Pude notar como chispazos de luz eléctrica comenzaron a generarse en sus manos, señal clara de que iba utilizar sus habilidades con el control de onda de alma. Así es, las monitoras de pasillo del Shibusen eran de temer.
Procedí a explicarle la técnica más fácil para llenar los globos con una sustancia un tanto más espesa como lo podía ser la pintura, haciendo uso de los materiales que habíamos comprado en la tienda. Me quedé con él para verle trabajar en sus primeros globos, sonriendo levemente al ver como caía un poco de pintura por los primeros intentos fallidos; No iba a quejarme, yo mismo estaba manchado después de todo, y aquello sólo era señal de nuestro arduo trabajo. -Vas bien, sigue así.- Le di unas palmaditas en el hombro al ver que lograba avanzar y mejorar, sintiendo en mi interior una especie de orgullo que tal vez nunca había experimentado, esa que tal vez sentiría un profesor al ver aprobar a su alumno con una nota alta dando la sorpresa del día. De todas formas, le confié lo demás al chico antes de volver a mi tarea de terminar el mensaje que había quedado a medio hacer. No nos quedaba mucho tiempo a fin de cuentas.
Sentía una gota de sudor frío deslizarse lentamente desde mi frente hasta la mejilla, mientras continuaba pintando ahora las últimas letras. “EL FIN DE SU GRIS MUNDO SE ACER” era lo que había logrado terminar, cuando escuché el nuevo llamado de mi cómplice, al parecer habiendo terminado con su propia labor. -Sólo un par de letras más.- Respondí entusiasmado, y fue entonces cuando escuché las campanas del edificio sonar, dando por terminadas varias de las clases en las que se encontraría el alumnado. Aquello me puso en alerta y terminé por trazar con menos sutileza el puñado de pinceladas que me faltaban, para finalmente de un impulso volver al balcón donde estaba el de blanca cabellera. -Uff~ Ya, todo listo…- Exclamé, dirigiéndole un pulgar arriba al otro payaso mientras en el patio comenzaba a escucharse el bullicio de la multitud de estudiantes saliendo a tomar algo de aire fresco luego de una tarde de estudios. -Venga, vamos a ponernos en pose en el balcón, que nos vean claramente a ambos.- Estaba que explotaba de la emoción mientras posaba un pie en la barandilla del balcón, descansando uno de mis brazos en la misma rodilla para dar una imagen de poder. -¡GENTE DEL SHIBUSEN!- Grité a todo pulmón, haciendo que todos allí abajo en el extenso patio dirigieran su mirada hacia nosotros. Sentir tantas personas viéndote desde tan abajo podía ser tanto excitante como llegar a intimidar incluso, pero esperaba que mi muchacho Silver no se dejara llevar por eso. Bueno, con Albert para animarle seguramente no lo haría, confiaba en ellos. -¡NOSOTROS, EL PAYASO SILENT!- Señalé al chico que estaba a mi lado. -Y YO, EL SEÑOR SERRUCHO, HEMOS VENIDO A LLENAR SU TRISTE Y GRIS VIDA DE COLORES, ACÉRCENSE, QUE ESTE SERÁ EL ANUNCIO DE UN GRAN INICIO EN SU MUNDO.- Oh sí, estaba seguro de que podían ver el mensaje escrito, pero seguramente con lo llamativo que resultaba nuestra imagen y con lo bien que mi compañero había escondido la red era probable que no notaran la trampa hasta que fuera ya muy tarde. Y así, como si de moscas atraídas por la luz se tratasen, la gran mayoría de los presentes comenzó a acercarse, tanto para leer mejor el mensaje como para seguramente vernos bien a nosotros. Oh, Shinigami, esto se iba a poner bueno.
-COMO PUEDEN VER, CON TODO INICIO DEBE HABER UN FINAL, Y EN EST-…- Me detuve de improvisto en mi revolucionario discurso cuando por el rabillo del ojo pude distinguir una figura acercándose por el pasillo que daba a los balcones en los que estábamos Silver y yo. Rápidamente me moví de la posición mientras los murmullos comenzaban a resonar en el ambiente, viniendo todos ellos del patio. Y allí, al final del pasillo, a unos metros alejada de nosotros, estaba alguien a quien no esperábamos ver allí. -¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué están haciendo allí?!- Una joven con el uniforme de Shibusen, cabello castaño peinado en un par de trenzas y, lo que más había llamado mi atención, una cinta en su brazo. Esa cinta sólo podía significar una cosa; Monitora de pasillo. Tragué saliva sabiendo que cualquier intento de mediación sería fútil, y dirigí una mirada de reojo a mi compañero. -Silent, termina con el discurso y dale a todos un baño de colores… Yo me encargo de la señorita.- Así es, le confiaba el final de la obra, el suceso más importante, a aquel que me había dado el apoyo desde un inicio. Pues podía ver en él un gran potencial a futuro. -Van a arrepentirse, no se saldrán con la suya…- Aquella amenaza por lo bajo me trajo cierto escalofrío, mientras veía como la muchacha de apariencia tan inocente ahora portaba una mirada fría y que prometía mucho dolor, arremangándose el uniforme con tenebrosa calma. Pude notar como chispazos de luz eléctrica comenzaron a generarse en sus manos, señal clara de que iba utilizar sus habilidades con el control de onda de alma. Así es, las monitoras de pasillo del Shibusen eran de temer.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Di una ojeada a la pintada de Zerick. Aun le faltaban un par de letras cuando la alarma del patio empezó a sonar. El reloj empezaba a correr, y ya se escuchaban los alumnos salir a darse un respiro de las clases. Volví a mirar al rubio, el cual terminó con menos sutileza las dos letras restantes del mensaje e hizo una pequeña seña para subir al tejado, donde íbamos a desatar la lluvia de colores.
Una vez arriba del balcón, Zerick puso su “pose interesantemente guay”. Yo, por lo contrario, me puse de espaldas al patio, girando solo la cara, poniendo así una pose más en plan… “¿oh, estabas allí?”. Pero, antes de ponerme en mi posición tuve que encargarme de un pequeño asunto… ¡Lubi! Este seguía medio adormecido, por lo que se dejaba hacer cualquier cosa. Subió con nosotros al tejado y lo puse al otro lado de Zerick, como si se estuviera asomando de forma curiosa, pero a la vez despreocupada. Además, tampoco tenía mascara, así que le congelé un poco la cara para que pareciese que tuviera un antifaz y unos largos colmillos. Una vez colocados, el espectáculo empezó.
El rubio estaba emocionadísimo con eso. Se le notaba con el grito que pegó desde el balcón para hacerse notar. Cuando me señaló para presentarme, me dejé caer por la barandilla, sujetándome con los pies, y saludando cabeza abajo. Luego se presentó como “Serrucho”. “- Oh vamos… ¿en serio? ¿Serrucho?-“me decía Albert. Pero las palabras del rubio hacían efecto en los alumnos, los cuales se acercaban más y más a nuestra reciente pintura.
La detención en seco de Zerick hizo que me incorporara de nuevo… eso y que la sangre me estaba subiendo a la cabeza… pero mire a mi compañero extrañado, sin saber bien lo que le había detenido. Rápidamente también vislumbré la silueta de esa chica que estaba a lo lejos del pasillo que daba al balcón. La cinta de su brazo la delataba. – M-Monitora de pasillo…- murmuré, aunque eso ya lo había notado antes el rubio, el cual ya me estaba dejando a mí el final de la obra. – ¿Q-Qué? ¿Vas a dejarme el marrón a mí? ¿Y si nos pillan? Esto se acabara…- miré a Zerick, el cual estaba atento a la chica de trenzas marrones. No podía dejar que el plan maestro fallase… y menos en ese momento, en esa zona tan alejada del inicio, en la línea de meta… - Muy bien… no le defraudaré, mi señor - dije haciendo un gesto militar con las manos. – Lubi, ayuda a retener a la monitora… cuanto más la retengas, más galletas para cenar- le dije desviando ya la mirada hacia el patio, nido de murmullos de estudiante. “–Venga Silent… es la tuya…-“
-¡ESTUDIANTES DEL SHIBUSEN!- empecé a gritar cerca de la red escondida – ¡VOSOTROS ESTAIS EN UN MUNDO GRIS, LLENO DE DEBERES Y DE EXAMENES, DE OBLIGACIONES Y REGLAS… HOY… HOY VAMOS A TERMINAR CON ESTE MUNDO GRIS EN EL QUE ESTAMOS. HOY… EL SEÑOR ZER…RRUCHO Y YO HEMOS VENIDO A MOSTRAROS LOS COLORES DEL MUNDO!- decía cada vez más convencido de que lo iba a lograr. Los estudiantes parecían acercarse más y más de lo que me esperaba que lo hicieran, lo que me dio un impulso más. – ¡RECORDAREIS ESTE DÍA… LO RECORDAREIS COMO EL DÍA EN QUE LA “LLUVIA DE COLORES” DE LOS PAYASOS SERRUCHO Y SILENT COLOREARON VUESTRO GRIS MUNDO Y OS TRAJERON LA DIVERSIÓN!-. Allí estaba… el punto culminante, el final, la meta. Miré a los alumnos, todos en la zona perfecta para quedar pintados… en la” X”, perfectamente. Eche un vistazo al rubio y al viejo lobo, esperando que aun estuvieran bien. Por un momento, quizás fue mi imaginación quizás no, vi a Zerick mirándome, diciendo que lo hiciera, que ya era el final. Un “adelante, te lo mereces” resonaba en mi mente. Albert y Zerick me habían impulsado a hacer una barbaridad en la cual no me hubiera metido jamás de los jamases. De algún modo, me habían rociado con pintura de colores y me habían coloreado mi gris pensamiento sobre la escuela. Con una satisfacción ya imposible de definir, mi mano se convirtió en el filo de mi espada de hielo y, suave y firmemente, corté la red, dejando caer una gran cantidad de globos de pintura encima de unos inocentes estudiantes, probablemente compañeros de clase, con una tranquilidad satisfactoria, con los ojos cerrados, con una expiración de alivio.
Una vez arriba del balcón, Zerick puso su “pose interesantemente guay”. Yo, por lo contrario, me puse de espaldas al patio, girando solo la cara, poniendo así una pose más en plan… “¿oh, estabas allí?”. Pero, antes de ponerme en mi posición tuve que encargarme de un pequeño asunto… ¡Lubi! Este seguía medio adormecido, por lo que se dejaba hacer cualquier cosa. Subió con nosotros al tejado y lo puse al otro lado de Zerick, como si se estuviera asomando de forma curiosa, pero a la vez despreocupada. Además, tampoco tenía mascara, así que le congelé un poco la cara para que pareciese que tuviera un antifaz y unos largos colmillos. Una vez colocados, el espectáculo empezó.
El rubio estaba emocionadísimo con eso. Se le notaba con el grito que pegó desde el balcón para hacerse notar. Cuando me señaló para presentarme, me dejé caer por la barandilla, sujetándome con los pies, y saludando cabeza abajo. Luego se presentó como “Serrucho”. “- Oh vamos… ¿en serio? ¿Serrucho?-“me decía Albert. Pero las palabras del rubio hacían efecto en los alumnos, los cuales se acercaban más y más a nuestra reciente pintura.
La detención en seco de Zerick hizo que me incorporara de nuevo… eso y que la sangre me estaba subiendo a la cabeza… pero mire a mi compañero extrañado, sin saber bien lo que le había detenido. Rápidamente también vislumbré la silueta de esa chica que estaba a lo lejos del pasillo que daba al balcón. La cinta de su brazo la delataba. – M-Monitora de pasillo…- murmuré, aunque eso ya lo había notado antes el rubio, el cual ya me estaba dejando a mí el final de la obra. – ¿Q-Qué? ¿Vas a dejarme el marrón a mí? ¿Y si nos pillan? Esto se acabara…- miré a Zerick, el cual estaba atento a la chica de trenzas marrones. No podía dejar que el plan maestro fallase… y menos en ese momento, en esa zona tan alejada del inicio, en la línea de meta… - Muy bien… no le defraudaré, mi señor - dije haciendo un gesto militar con las manos. – Lubi, ayuda a retener a la monitora… cuanto más la retengas, más galletas para cenar- le dije desviando ya la mirada hacia el patio, nido de murmullos de estudiante. “–Venga Silent… es la tuya…-“
-¡ESTUDIANTES DEL SHIBUSEN!- empecé a gritar cerca de la red escondida – ¡VOSOTROS ESTAIS EN UN MUNDO GRIS, LLENO DE DEBERES Y DE EXAMENES, DE OBLIGACIONES Y REGLAS… HOY… HOY VAMOS A TERMINAR CON ESTE MUNDO GRIS EN EL QUE ESTAMOS. HOY… EL SEÑOR ZER…RRUCHO Y YO HEMOS VENIDO A MOSTRAROS LOS COLORES DEL MUNDO!- decía cada vez más convencido de que lo iba a lograr. Los estudiantes parecían acercarse más y más de lo que me esperaba que lo hicieran, lo que me dio un impulso más. – ¡RECORDAREIS ESTE DÍA… LO RECORDAREIS COMO EL DÍA EN QUE LA “LLUVIA DE COLORES” DE LOS PAYASOS SERRUCHO Y SILENT COLOREARON VUESTRO GRIS MUNDO Y OS TRAJERON LA DIVERSIÓN!-. Allí estaba… el punto culminante, el final, la meta. Miré a los alumnos, todos en la zona perfecta para quedar pintados… en la” X”, perfectamente. Eche un vistazo al rubio y al viejo lobo, esperando que aun estuvieran bien. Por un momento, quizás fue mi imaginación quizás no, vi a Zerick mirándome, diciendo que lo hiciera, que ya era el final. Un “adelante, te lo mereces” resonaba en mi mente. Albert y Zerick me habían impulsado a hacer una barbaridad en la cual no me hubiera metido jamás de los jamases. De algún modo, me habían rociado con pintura de colores y me habían coloreado mi gris pensamiento sobre la escuela. Con una satisfacción ya imposible de definir, mi mano se convirtió en el filo de mi espada de hielo y, suave y firmemente, corté la red, dejando caer una gran cantidad de globos de pintura encima de unos inocentes estudiantes, probablemente compañeros de clase, con una tranquilidad satisfactoria, con los ojos cerrados, con una expiración de alivio.
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Silver / Albert Froste
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Escuché las dudas de mi joven aprendiz al momento de dejar todo en sus manos, sin embargo no tuve tiempo a responderle pues a una velocidad notable la chica de trenzas se lanzó corriendo hacia mi, y de no haber estado atento seguramente me habría sorprendido. Bloqueé el agarre que intentó hacer sobre mi camisa, para reducirme, con una de mis manos, a la vez retrocediendo un par de pasos para ganar distancia. Sin embargo sonreí, mi rostro todavía oculto por la máscara, cuando finalmente el peliblanco se decidió a actuar. Sabía que podía confiar en él. Así, la pequeña refriega continuó por lo que fueron apenas un par de minutos más, una cadena de movimientos fluidos, casi como una danza, mientras la contraria lanzaba agarres o ligeros golpes con su onda de alma y yo simplemente esquivaba o bloqueaba. De un momento a otro apareció el gran animal de Silver para ayudarme, estorbando a la muchacha e interponiéndose entre ella y yo mientras sus ojos amenazantes se fijaban sobre ella. La chica pareció dubitativa, pero sospeché que era más por si tener o no que lanzar un ataque contra el animal más que por miedo alguno.
- … SERRUCHO Y SILENT COLOREARON VUESTRO GRIS MUNDO Y OS TRAJERON LA DIVERSIÓN!- Comencé a reír cuando capté las últimas palabras en el discurso final de Silver, -Señorita, aquí se acaba nuestro encuentro.- alcé una mano hacia ella para señalar que detuviera cualquier otro intento de avancé, dejando que el silencio inundara todo el ambiente una vez mis ojos volvieron a fijarse en mi compañero de bromas, y pareció ser que sólo aquella mirada bastó para darle el empuje final y que diera por terminado el paso final. Por un momento me sentí como un señor oscuro de alguna película famosa, al haber logrado su maestro plan y en el proceso atraer al protagonista a su propia causa, volviéndolo al lado oscuro o, en este caso, al lado colorido.
Y así, de un sólo movimiento por parte del albino, la gran red cedió y el momentáneo silencio desapareció para dar paso a toda clase de gritos desesperados y algunos insultos. Mi sonrisa se amplió un poco más al ver como los ojos de la monitora de pasillo se abrían con sorpresa para luego correr a uno de los balcones aledaños para ver qué demonios ocurría en el patio. Ah, aquellos gritos y maldiciones fueron como música para mis oídos, y creo que disfrutar de ellos fue suficiente a pesar de no haber visto todo el suceso con mis propios ojos. Pero aún así, nuestro glorioso golpe a la armonía y estabilidad del Shibusen no estaría completo sin un escape satisfactorio, por lo que sin perder más tiempo le di unas palmaditas en la cabeza al lobo que ya se había sentado de nuevo con tranquilidad al ver que la amenaza de la muchacha de cabellos castaños se había esfumado por el momento. -Hora de irnos, muchacho.- Seguidamente mis ojos volvieron a fijarse en el otro muchacho con máscara y sólo le asentí con la cabeza para darle a entender que era el momento de la retirada.
Cualquiera que hubiera estado presente de alguna forma en todo el planeamiento se imaginaría que la forma de escape sería tan producida como lo había sido el resto de aquella jugada, ¿no? Pues que equivocado estaba si ese era el caso, -¡MISERABLES, NO SE LOS PERDONARÉ!- Devolví mis ojos al origen de aquel grito y allí, un tanto despeinada tal vez por el revuelo de todo lo que había ocurrido, pero con una mirada asesina, estaba la monitora de pasillo, apretando sus manos en un duro puño con promesas de capturarnos dándonos una paliza gratis antes. -¡Corran por sus vidas!- Expresé aterrado antes de comenzar a huir por el pasillo como alma que llevaba el diablo. -¿¡Tienes algo para frenarla!?- Pregunté mientras corría junto al albino y con suerte el lobo flojo también. Oh bueno, tal vez a él no le harían caso siendo que era un inocente animal sin nada que ver. Giré en algunos cruces de pasillos para despistar a nuestra perseguidora, pero lamentablemente algo tan simple no sería suficiente para perderla. C-con suerte Silver tendría algún As guardado bajo la manga, ¿no?
- … SERRUCHO Y SILENT COLOREARON VUESTRO GRIS MUNDO Y OS TRAJERON LA DIVERSIÓN!- Comencé a reír cuando capté las últimas palabras en el discurso final de Silver, -Señorita, aquí se acaba nuestro encuentro.- alcé una mano hacia ella para señalar que detuviera cualquier otro intento de avancé, dejando que el silencio inundara todo el ambiente una vez mis ojos volvieron a fijarse en mi compañero de bromas, y pareció ser que sólo aquella mirada bastó para darle el empuje final y que diera por terminado el paso final. Por un momento me sentí como un señor oscuro de alguna película famosa, al haber logrado su maestro plan y en el proceso atraer al protagonista a su propia causa, volviéndolo al lado oscuro o, en este caso, al lado colorido.
Y así, de un sólo movimiento por parte del albino, la gran red cedió y el momentáneo silencio desapareció para dar paso a toda clase de gritos desesperados y algunos insultos. Mi sonrisa se amplió un poco más al ver como los ojos de la monitora de pasillo se abrían con sorpresa para luego correr a uno de los balcones aledaños para ver qué demonios ocurría en el patio. Ah, aquellos gritos y maldiciones fueron como música para mis oídos, y creo que disfrutar de ellos fue suficiente a pesar de no haber visto todo el suceso con mis propios ojos. Pero aún así, nuestro glorioso golpe a la armonía y estabilidad del Shibusen no estaría completo sin un escape satisfactorio, por lo que sin perder más tiempo le di unas palmaditas en la cabeza al lobo que ya se había sentado de nuevo con tranquilidad al ver que la amenaza de la muchacha de cabellos castaños se había esfumado por el momento. -Hora de irnos, muchacho.- Seguidamente mis ojos volvieron a fijarse en el otro muchacho con máscara y sólo le asentí con la cabeza para darle a entender que era el momento de la retirada.
Cualquiera que hubiera estado presente de alguna forma en todo el planeamiento se imaginaría que la forma de escape sería tan producida como lo había sido el resto de aquella jugada, ¿no? Pues que equivocado estaba si ese era el caso, -¡MISERABLES, NO SE LOS PERDONARÉ!- Devolví mis ojos al origen de aquel grito y allí, un tanto despeinada tal vez por el revuelo de todo lo que había ocurrido, pero con una mirada asesina, estaba la monitora de pasillo, apretando sus manos en un duro puño con promesas de capturarnos dándonos una paliza gratis antes. -¡Corran por sus vidas!- Expresé aterrado antes de comenzar a huir por el pasillo como alma que llevaba el diablo. -¿¡Tienes algo para frenarla!?- Pregunté mientras corría junto al albino y con suerte el lobo flojo también. Oh bueno, tal vez a él no le harían caso siendo que era un inocente animal sin nada que ver. Giré en algunos cruces de pasillos para despistar a nuestra perseguidora, pero lamentablemente algo tan simple no sería suficiente para perderla. C-con suerte Silver tendría algún As guardado bajo la manga, ¿no?
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Mis ojos habían permanecido, para mí, cerrados durante toda una eternidad. Relajado, aliviado, como si flotara en el cielo… me sentía bien. Bueno, un poco malvado por eso de tirarle pintura a los compañeros, claro, pero en el fondo me había divertido. Me lo había pasado bien… hasta el momento, por supuesto. Tras abrir los ojos, el rubio me hacía señas con la cabeza. Era el momento de partir. Aunque claro, no teníamos huida preparada, así que saldríamos corriendo como nos fuera posible… aunque primero habría que superar un diminuto obstáculo de nada…
La monitora del pasillo estaba muy cabreada (Como para no estarlo), y no tenía la más mínima intención de dejarnos una huida fácil. – ¡Corran por sus vidas! – escuche por parte de mi superior. Y así fue como los tres, lobo incluido, empezamos a correr, pasillo adentro, huyendo de la monitora, la cual parecía un monstruo desde mi punto de vista. Lubi corría como si de una avalancha se tratara del problema que teníamos detrás. Los tres en línea, íbamos arrollando y esquivando alumnos que se encontraban en nuestro paso por los pasillos de la escuela, siendo perseguidos por “el monstruo del pasillo”, la cual parecía haberse despeinado más, ya sea por la persecución o por el estrés, y que no dudaba en arrollar a todos los alumnos que habíamos esquivado o que se encontraban en su camino entre ella y nosotros. El rubio preguntó si tenía algún plan… plan que en ese momento tenía que pensar, ya que no tenía nada planeado para la situación. – Podría… podría congelar el pasillo... *arf* *arf*… y provocarle un resbalón… *arf* *arf*… así podríamos ganar algo de tiempo…- decía jadeando hacia mi compañero, apartando un poco la máscara de mi cara para que mis palabras se oyeran mejor. Pero algo no iba bien con ese plan. Y eso lo descubrí por mí mismo, antes de hacerlo. El motivo era simple: para congelar el suelo, la mejor manera era transformar mi brazo en arma, gracias al filo de la espada y mi longitud de onda… lo malo es que, si usara mi forma parcial de arma seria fácilmente detectable en la escuela. Después de lo que acabamos de hacer, todos los monitores y vigilantes de pasillos deberán estar más alerta para que no se repita, así que buscarán tanto dentro como fuera del Shibusen para encontrarnos… y usar mi forma de arma era como ponerse un letrero luminoso gigante en la cabeza. Ciertamente, antes la usé para cortar la red, aunque la monitora estaba demasiado pendiente de Zerick y del patio que por mí, asi que no fui descubierto… pero ahora era diferente…
La monitora nos pisaba los talones. Empezaba a creer que nos pillaría y nos castigaría severamente. Pero Albert no quería eso, y no estaba dispuesto a dejar que me dejara coger. "– Oye estúpido… déjame salir… quiero retenerla yo mismo -". En mi cabeza se iluminaba la bombilla de una genial idea por parte de Albert, aunque también había el defecto de ser rastreado por dicha técnica. "– No te preocupes, después de todo, nunca hemos usado esta técnica en la escuela nada más que una vez, así que mientras no la usemos, que será nunca, no nos descubrirán… confía en mí, vamos -". Dudé. Miré a Zerick, el cual corría a mi lado como un poseso. No podía ver su rostro por la máscara, pero sabía que debía de estar empezando a agotarse de tanto correr por los pasillos y esquivar alumnos. Así que accedí al plan de Albert.
En un abrir y cerrar de ojos, la temperatura del pasillo empezó a disminuir. De mi espalda empezó a desprenderse nieve que, al momento, se juntó toda y formó un muñeco de nieve con mi forma actual. El muñeco tomó color y embistió a la monitora. Me había fijado que, en comparación con la monitora, yo era más bajo y pequeño en edad, aunque eso no impidió que la monitora se detuviera contra tal embestida que hizo Albert. –Tú no pasas de aquí… ¡NO CONMIGO DELANTE! – gritó Albert detrás de la máscara mientras Zerick, Lubi y yo seguíamos corriendo sin detenernos. Y así giramos por el pasillo, perdiéndolo de vista. Por supuesto que podía hablar con el telepáticamente, pero eso no sería necesario. Sabía que cuando regresase a mi cuerpo habría terminado de retenerla como pudiese.
Al cabo de unos cinco minutos habíamos logrado descender a la primera planta, serpenteando por los pasillos de la escuela sin detenernos. Llegados ya al pasillo que llevaba a la puerta principal, donde parecía que íbamos a salir, una cosa con la que no contaba cruzaba mi mente… íbamos a salir al patio de la escuela, donde un gran charco de pintura había sido lanzado y había empapado a seguramente más de un centenar de alumnos… ¡salir con las máscaras de payaso era un suicidio! Detuve a Zerick antes de salir por la puerta. – Deberíamos quitarnos las máscaras y actuar con normalidad… como estudiantes que no saben que ha pasado -. Una sensación de frio y calor inundó mi cuerpo. Albert estaba de regreso. "–Ya la retuve todo lo que pude… yo estoy agorado, y el monstruo viene corriendo de nuevo hacia vosotros… ¿qué hacemos? -". Tras la noticia, también se lo comenté a Zerick – Albert ya regresó, la monitora vuelve a las andadas… camúflate entre la multitud y marchemos de vuelta al barrio de tiendas… haré que Lubi se nos adelante, para no levantar sospechas… -. Dicho y hecho, Lubi se fue corriendo y se perdió por la multitud hasta las escaleras. – Bien… vamos allá… - dije cogiendo aire y saliendo por la puerta, siempre por detrás del rubio. Pero antes de salir, deje como detalle la máscara delante de la puerta, para que cuando la monitora pasara por allí las viera, al igual que los demás alumnos. Había sido una gran broma… una broma de la cual aún faltaba el ultimo “sprint” para salvarse del castigo y ser recordado como bromista…
La monitora del pasillo estaba muy cabreada (Como para no estarlo), y no tenía la más mínima intención de dejarnos una huida fácil. – ¡Corran por sus vidas! – escuche por parte de mi superior. Y así fue como los tres, lobo incluido, empezamos a correr, pasillo adentro, huyendo de la monitora, la cual parecía un monstruo desde mi punto de vista. Lubi corría como si de una avalancha se tratara del problema que teníamos detrás. Los tres en línea, íbamos arrollando y esquivando alumnos que se encontraban en nuestro paso por los pasillos de la escuela, siendo perseguidos por “el monstruo del pasillo”, la cual parecía haberse despeinado más, ya sea por la persecución o por el estrés, y que no dudaba en arrollar a todos los alumnos que habíamos esquivado o que se encontraban en su camino entre ella y nosotros. El rubio preguntó si tenía algún plan… plan que en ese momento tenía que pensar, ya que no tenía nada planeado para la situación. – Podría… podría congelar el pasillo... *arf* *arf*… y provocarle un resbalón… *arf* *arf*… así podríamos ganar algo de tiempo…- decía jadeando hacia mi compañero, apartando un poco la máscara de mi cara para que mis palabras se oyeran mejor. Pero algo no iba bien con ese plan. Y eso lo descubrí por mí mismo, antes de hacerlo. El motivo era simple: para congelar el suelo, la mejor manera era transformar mi brazo en arma, gracias al filo de la espada y mi longitud de onda… lo malo es que, si usara mi forma parcial de arma seria fácilmente detectable en la escuela. Después de lo que acabamos de hacer, todos los monitores y vigilantes de pasillos deberán estar más alerta para que no se repita, así que buscarán tanto dentro como fuera del Shibusen para encontrarnos… y usar mi forma de arma era como ponerse un letrero luminoso gigante en la cabeza. Ciertamente, antes la usé para cortar la red, aunque la monitora estaba demasiado pendiente de Zerick y del patio que por mí, asi que no fui descubierto… pero ahora era diferente…
La monitora nos pisaba los talones. Empezaba a creer que nos pillaría y nos castigaría severamente. Pero Albert no quería eso, y no estaba dispuesto a dejar que me dejara coger. "– Oye estúpido… déjame salir… quiero retenerla yo mismo -". En mi cabeza se iluminaba la bombilla de una genial idea por parte de Albert, aunque también había el defecto de ser rastreado por dicha técnica. "– No te preocupes, después de todo, nunca hemos usado esta técnica en la escuela nada más que una vez, así que mientras no la usemos, que será nunca, no nos descubrirán… confía en mí, vamos -". Dudé. Miré a Zerick, el cual corría a mi lado como un poseso. No podía ver su rostro por la máscara, pero sabía que debía de estar empezando a agotarse de tanto correr por los pasillos y esquivar alumnos. Así que accedí al plan de Albert.
En un abrir y cerrar de ojos, la temperatura del pasillo empezó a disminuir. De mi espalda empezó a desprenderse nieve que, al momento, se juntó toda y formó un muñeco de nieve con mi forma actual. El muñeco tomó color y embistió a la monitora. Me había fijado que, en comparación con la monitora, yo era más bajo y pequeño en edad, aunque eso no impidió que la monitora se detuviera contra tal embestida que hizo Albert. –Tú no pasas de aquí… ¡NO CONMIGO DELANTE! – gritó Albert detrás de la máscara mientras Zerick, Lubi y yo seguíamos corriendo sin detenernos. Y así giramos por el pasillo, perdiéndolo de vista. Por supuesto que podía hablar con el telepáticamente, pero eso no sería necesario. Sabía que cuando regresase a mi cuerpo habría terminado de retenerla como pudiese.
Al cabo de unos cinco minutos habíamos logrado descender a la primera planta, serpenteando por los pasillos de la escuela sin detenernos. Llegados ya al pasillo que llevaba a la puerta principal, donde parecía que íbamos a salir, una cosa con la que no contaba cruzaba mi mente… íbamos a salir al patio de la escuela, donde un gran charco de pintura había sido lanzado y había empapado a seguramente más de un centenar de alumnos… ¡salir con las máscaras de payaso era un suicidio! Detuve a Zerick antes de salir por la puerta. – Deberíamos quitarnos las máscaras y actuar con normalidad… como estudiantes que no saben que ha pasado -. Una sensación de frio y calor inundó mi cuerpo. Albert estaba de regreso. "–Ya la retuve todo lo que pude… yo estoy agorado, y el monstruo viene corriendo de nuevo hacia vosotros… ¿qué hacemos? -". Tras la noticia, también se lo comenté a Zerick – Albert ya regresó, la monitora vuelve a las andadas… camúflate entre la multitud y marchemos de vuelta al barrio de tiendas… haré que Lubi se nos adelante, para no levantar sospechas… -. Dicho y hecho, Lubi se fue corriendo y se perdió por la multitud hasta las escaleras. – Bien… vamos allá… - dije cogiendo aire y saliendo por la puerta, siempre por detrás del rubio. Pero antes de salir, deje como detalle la máscara delante de la puerta, para que cuando la monitora pasara por allí las viera, al igual que los demás alumnos. Había sido una gran broma… una broma de la cual aún faltaba el ultimo “sprint” para salvarse del castigo y ser recordado como bromista…
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Localización : Paseando a Lubi o en el Shibusen
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