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A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
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Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Sólo pude dedicarle una mirada de reojo al de albino cabello antes de tener que devolver mi atención hacia el frente, estábamos en plena huida después de todo. Por lo que simplemente asentí a su respuesta, dando un pequeño salto en plena carrera sólo para esquivar un bolso que había dejado caer una estudiante que se había asustado al vernos correr a toda velocidad. Seguramente era nueva, esta clase de escenas no eran ajenas al mundillo de Shibusen. Respiraba ahora decididamente agitado, la máscara comenzaba a molestar en mi rostro, encerrando más el calor, en una sensación que ciertamente me trajo recuerdos a la vez que vistiera de Santa y conociera a Alice. Sin embargo, en ese preciso instante fue que sentí una deliciosa corriente de aire casi invernal, como si la temperatura hubiera caído repentinamente y de hecho, por ese pequeño instante, podría haber asegurado que de no ser por la máscara habría podido ver mi propio aliento producto de ese extraño frío.
Sólo había una persona a la que podría atribuir ese repentino cambio y no era otra más que mi nuevo lacayo en bromas, pues recordaba bien la extraña espada de fino hielo en la que había transformado su brazo antes para poder cortar la red. Así que nuevamente lo observé, esta vez con gran curiosidad para ver qué es lo que había preparado, y lo que vi no me dejo para nada decepcionado, ¿Un muñeco de nieve que cobraba vida con tu propia forma? ¡Eso era tan jodidamente genial! Ahora ciertamente podía concluir que las habilidades del muchacho iban más allá de ser un arma y, de hecho, iban tan lejos como utilizar habilidades elementales tan avanzadas como esa. Era increíble, no sólo me había conseguido un seguidor fiel y muy astuto, sino que también era fuerte. Mis ojos volvieron al frente, justo cuando veía como el muñeco frenaba a la peligrosa chica que nos había estado siguiendo a los gritos. -¡Silv-… Silent! ¡Eso estuvo impresionante! Hahaha~- Una emocionada y feliz carcajada se escapó de entre mis labios al estar viviendo toda esa pequeña travesura, una verdadera aventura o anécdota para contar a futuro.
-Muy bien.- Asentí ante lo dicho por el de cabellos plateados, ciertamente, sacarse las máscaras ahora sería lo mejor para terminar por escapar sin sospechas. Dejé caer mi máscara al suelo frente a la gran entrada en un acto casual, dibujado, para que nadie más lo notara, para luego sacar unos cuantos mechones de cabello que se habían pegado en mi frente y rostro por culpa del sudor. Así es, Shibusen, Serrucho y Silent habían dado su primer gran golpe y habían escapado frente a tus propias narices. Borré la enorme sonrisa que intentaba plasmarse en mi rostro involuntariamente, pues no quería que nadie pensara algo demás. Aunque me resultó difícil, en especial al escuchar los comentarios, quejas y sobre todo al ver a mucho de los estudiantes allí afuera empapados en pintura de colores, sus perfectos peinados, sus apuestos rostros, sus estilizadas ropas, todo ello cubierto de una mancha enorme de pintura.
Finalmente, la bajada por la enorme escalera de entrada resultó tranquila, mis pensamientos repartiéndose entre todo lo que había pasado, y lo que había logrado aquel día, sólo por chocar con el pobre y amable muchacho. Por ese motivo casi no pronuncié palabra en aquella bajada, pues por otro lado quería estar seguro de que estuviéramos a una distancia segura antes de empezar a hablar con mi secuaz sobre nuestra hazaña. Así, una vez llegamos a los pies de la escalera para comenzar a internarnos nuevamente en los barrios de la ciudad, por fin dejé escapar una nueva risotada de alegría. -¡Wow! Yeah! That was the best! Silver, my boy!- Expresé bastante animado en mi lengua materna, llevando uno de mis brazos a rodear los hombros del contrario para atraerlo en un medio abrazo fraternal mientras seguíamos caminando. -Estoy orgulloso, no pensaba hacer nada divertido este día y mira como ha terminado, ¡Y lo hiciste genial!- Lo felicité para soltarlo y darle unas cuantas palmadas en la espalda, sonriendo ampliamente y sin dejar de caminar. -Oh, mira, ¡ahí está Lubi! Tú también lo hiciste bien, muchacho, gracias por tu ayuda.- Le ofrecí igualmente la misma sonrisa al enorme lobo que nos esperaba sentado relajadamente, antes de dirigir una mirada al amplio cielo despejado, allí donde el sol se alzaba casi en su punto máximo, pues habían pasado varias horas desde que chocara con el chico en la mañana, ciertamente el tiempo volaba cuando te divertías.
-Debes dejarme tu número, tenemos que estar en contacto, ¿Tienes teléfono, verdad?- Lo miré, mis ojos sangre expresando curiosidad pero también gran emoción por todo lo que había pasado. Esperando su respuesta devolví mis ojos al frente, pues luego de caminar por ese rato ya habíamos llegado de nuevo a la zona comercial, a la vez que retiraba del bolsillo de mi pantalón mi propio celular para poder anotar algún tipo de número o dirección que el chico decidiera darme, no iba a aceptar un no como respuesta, claro que no. Oh, pero claro, al llevar mi mirada a la pantalla del aparato, me encontré con el símbolo de varios mensajes recientes, 4 para ser exactos. Uno de ellos resultó ser spam, pero los otros eran todos de mi propio hermano Alan. Leyendo por los mismos me di cuenta de que el peliazul me estaba esperando para que le ayudara a hacer las compras y, para peor, en el último mensaje amenazaba con no preparar comida si es que no iba de inmediato al mercado a encontrarme con él. Tragué saliva pues sabía que tal amenaza iría en serio y, aunque seguramente podría comer algo comprado, prefería la comida de mi hermano, el ya conocía mis gustos después de todo. -¡Ah! Sil, Albert, lo siento, pero debo irme enseguida, mi hermano me está esperando.- Miré al chico y luego al lobo con un gesto de disculpa ocupando mi rostro antes de soltar un pequeño suspiro. -De todas formas, muchas gracias, amigos.- De la nada y tal vez sin que el contrario se lo esperara, lo atraje en un amistoso abrazo, estrechándolo y de hecho alzándolo un poco del suelo, aprovechando que era más bajo, antes de soltar una risa.
Sin querer molestarlo más lo liberé del abrazo antes de agacharme para acariciar la cabeza del animal, casi pegando mi rostro al hocico del mismo. -A ti también espero verte pronto, cuídate pulgoso.- Le de unas suaves palmaditas antes de levantarme y salir corriendo como alma que llevaba el diablo, volteándome por un momento para saludar al par-… o bueno, al trío de personajes. -¡Nos vemos chicooooos~! Ouch...- Y como no, tropecé con una persona. -¡Lo siento, lo siento!- Mi voz ya apenas audible para la lejanía, y mi figura haciéndose cada vez más pequeña a la vista de quienes me había despedido. Realmente hoy podía decir que las mañanas no eran tan malas después de todo.
Sólo había una persona a la que podría atribuir ese repentino cambio y no era otra más que mi nuevo lacayo en bromas, pues recordaba bien la extraña espada de fino hielo en la que había transformado su brazo antes para poder cortar la red. Así que nuevamente lo observé, esta vez con gran curiosidad para ver qué es lo que había preparado, y lo que vi no me dejo para nada decepcionado, ¿Un muñeco de nieve que cobraba vida con tu propia forma? ¡Eso era tan jodidamente genial! Ahora ciertamente podía concluir que las habilidades del muchacho iban más allá de ser un arma y, de hecho, iban tan lejos como utilizar habilidades elementales tan avanzadas como esa. Era increíble, no sólo me había conseguido un seguidor fiel y muy astuto, sino que también era fuerte. Mis ojos volvieron al frente, justo cuando veía como el muñeco frenaba a la peligrosa chica que nos había estado siguiendo a los gritos. -¡Silv-… Silent! ¡Eso estuvo impresionante! Hahaha~- Una emocionada y feliz carcajada se escapó de entre mis labios al estar viviendo toda esa pequeña travesura, una verdadera aventura o anécdota para contar a futuro.
-Muy bien.- Asentí ante lo dicho por el de cabellos plateados, ciertamente, sacarse las máscaras ahora sería lo mejor para terminar por escapar sin sospechas. Dejé caer mi máscara al suelo frente a la gran entrada en un acto casual, dibujado, para que nadie más lo notara, para luego sacar unos cuantos mechones de cabello que se habían pegado en mi frente y rostro por culpa del sudor. Así es, Shibusen, Serrucho y Silent habían dado su primer gran golpe y habían escapado frente a tus propias narices. Borré la enorme sonrisa que intentaba plasmarse en mi rostro involuntariamente, pues no quería que nadie pensara algo demás. Aunque me resultó difícil, en especial al escuchar los comentarios, quejas y sobre todo al ver a mucho de los estudiantes allí afuera empapados en pintura de colores, sus perfectos peinados, sus apuestos rostros, sus estilizadas ropas, todo ello cubierto de una mancha enorme de pintura.
Finalmente, la bajada por la enorme escalera de entrada resultó tranquila, mis pensamientos repartiéndose entre todo lo que había pasado, y lo que había logrado aquel día, sólo por chocar con el pobre y amable muchacho. Por ese motivo casi no pronuncié palabra en aquella bajada, pues por otro lado quería estar seguro de que estuviéramos a una distancia segura antes de empezar a hablar con mi secuaz sobre nuestra hazaña. Así, una vez llegamos a los pies de la escalera para comenzar a internarnos nuevamente en los barrios de la ciudad, por fin dejé escapar una nueva risotada de alegría. -¡Wow! Yeah! That was the best! Silver, my boy!- Expresé bastante animado en mi lengua materna, llevando uno de mis brazos a rodear los hombros del contrario para atraerlo en un medio abrazo fraternal mientras seguíamos caminando. -Estoy orgulloso, no pensaba hacer nada divertido este día y mira como ha terminado, ¡Y lo hiciste genial!- Lo felicité para soltarlo y darle unas cuantas palmadas en la espalda, sonriendo ampliamente y sin dejar de caminar. -Oh, mira, ¡ahí está Lubi! Tú también lo hiciste bien, muchacho, gracias por tu ayuda.- Le ofrecí igualmente la misma sonrisa al enorme lobo que nos esperaba sentado relajadamente, antes de dirigir una mirada al amplio cielo despejado, allí donde el sol se alzaba casi en su punto máximo, pues habían pasado varias horas desde que chocara con el chico en la mañana, ciertamente el tiempo volaba cuando te divertías.
-Debes dejarme tu número, tenemos que estar en contacto, ¿Tienes teléfono, verdad?- Lo miré, mis ojos sangre expresando curiosidad pero también gran emoción por todo lo que había pasado. Esperando su respuesta devolví mis ojos al frente, pues luego de caminar por ese rato ya habíamos llegado de nuevo a la zona comercial, a la vez que retiraba del bolsillo de mi pantalón mi propio celular para poder anotar algún tipo de número o dirección que el chico decidiera darme, no iba a aceptar un no como respuesta, claro que no. Oh, pero claro, al llevar mi mirada a la pantalla del aparato, me encontré con el símbolo de varios mensajes recientes, 4 para ser exactos. Uno de ellos resultó ser spam, pero los otros eran todos de mi propio hermano Alan. Leyendo por los mismos me di cuenta de que el peliazul me estaba esperando para que le ayudara a hacer las compras y, para peor, en el último mensaje amenazaba con no preparar comida si es que no iba de inmediato al mercado a encontrarme con él. Tragué saliva pues sabía que tal amenaza iría en serio y, aunque seguramente podría comer algo comprado, prefería la comida de mi hermano, el ya conocía mis gustos después de todo. -¡Ah! Sil, Albert, lo siento, pero debo irme enseguida, mi hermano me está esperando.- Miré al chico y luego al lobo con un gesto de disculpa ocupando mi rostro antes de soltar un pequeño suspiro. -De todas formas, muchas gracias, amigos.- De la nada y tal vez sin que el contrario se lo esperara, lo atraje en un amistoso abrazo, estrechándolo y de hecho alzándolo un poco del suelo, aprovechando que era más bajo, antes de soltar una risa.
Sin querer molestarlo más lo liberé del abrazo antes de agacharme para acariciar la cabeza del animal, casi pegando mi rostro al hocico del mismo. -A ti también espero verte pronto, cuídate pulgoso.- Le de unas suaves palmaditas antes de levantarme y salir corriendo como alma que llevaba el diablo, volteándome por un momento para saludar al par-… o bueno, al trío de personajes. -¡Nos vemos chicooooos~! Ouch...- Y como no, tropecé con una persona. -¡Lo siento, lo siento!- Mi voz ya apenas audible para la lejanía, y mi figura haciéndose cada vez más pequeña a la vista de quienes me había despedido. Realmente hoy podía decir que las mañanas no eran tan malas después de todo.
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Fecha de inscripción : 25/05/2014
Puntos : 666
Localización : Walking, searching, finding.
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Zerick Jericho
Re: A strange encounter between two classmates and an old wolf [Priv. Zerick]
Pasé por el patio, mirando a la gente pintada. Me distancié un poco de Zerick para no levantar sospechas, y adopté mi “cara de preocupación”. Fui mirando, escuchando y vigilando a la puerta por si la monitora de pasillo aparecía por allí. Internamente, Albert y yo nos estábamos muriendo a carcajadas, aunque pude aguantarlo bien para que no se notara desde fuera. Fue realmente divertido y, aunque una parte de mí se sentía culpable, la otra se reía por los comentarios de los alumnos, cubiertos de pintura.
Ya vi al rubio marchar hacia las escaleras, así que hice lo mismo. Bajé al lado de mi compañero, en silencio, por las escaleras gigantes del Shibusen. La bajada fue bastante… silenciosa. Ambos parecíamos estar meditando lo que había ocurrido ese día, y yo aún iba girándome a ver si alguien sospechaba de nosotros, algo que no ocurrió. Y llegamos al final. Albert, increíblemente, también había estado callado durante la bajada, pero ya habíamos aguantado bastante. Y de repente, como si estuviera pactado, todos rompimos a carcajadas. Zerick dijo alguna cosa en una lengua extranjera, la cual me sonaba levemente pero no sabía su significado, y me cogió con el brazo por el cuello, mientras seguíamos nuestra marcha hacia el barrio de nuevo. Lubi se acercó a nosotros y se sentó al lado de Zerick. Parecía que non había estado esperando, y encima también parecía haberle cogido cariño al rubio.
Zerick miró al cielo. Parecía haberse perdido en él. – ¡Hey, despierta! El cielo puede ser bonito, pero aun no es momento de dormir… ¡y menos dormir despierto! – rompía Albert, con una amplia sonrisa hacia el rubio. Tenía que admitir que Albert se lo había pasado bien. Hacía mucho tiempo que Albert no se lo pasaba así… supongo que hacer algo que le gustaba en vez de hacer lo que yo hubiera hecho le había despertado de su aburrimiento. Y he de admitir, que esta experiencia la repetiría otra vez, ya sea para hacer feliz a mi hermano o para divertirme un poco más en esa vida tan… ¿gris? - ¡Oh! ¿Eh? ¡Ah, si aquí lo tienes! – dije dándole mi teléfono. No era muy nuevo ni increíble, pero podía mandar mensajes de texto y recibir llamadas, así que me bastaba… - Si no, puedes encontrarnos en nuestro apartamento, en el dormitorio de chicos de la escuela. Es la… era el… -. – Dormitorio B06 – dije un poco decepcionado ver que mi hermano no sabía ni dónde vivía. – ¡Si, ese mismo! ¡Ya sabes dónde encontrarnos! -. Mientras le iba diciendo eso, me di cuenta que algo pasaba en el teléfono móvil del rubio, pues este parecía bastante preocupado. – ¿Zerick? ¿Pasa algo? -. Rápidamente, el rubio de ojos ensangrentados nos abrazó. Incluso nos elevó un poco del suelo, pero siempre se ha de decir que éramos más bajos… bueno, era mas bajo.
Finalmente nos soltó, se despidió de Lubi y se marchó, corriendo… y chocándose con algún que otro transeúnte más. Con una leve sonrisa, le dije adiós con la mano. Luego miré a Lubi. Este ladeó la cabeza un poco. – No te preocupes, Lubi… tu no estas pulgoso… ¿cierto? -. Y miramos hacia donde se fue el rubio, ya desaparecido, antes de dar media vuelta e irnos al dormitorio… no sin antes pasar por la pastelería de esta mañana. Creo que hoy nos merecíamos una recompensa… los tres.
Ya vi al rubio marchar hacia las escaleras, así que hice lo mismo. Bajé al lado de mi compañero, en silencio, por las escaleras gigantes del Shibusen. La bajada fue bastante… silenciosa. Ambos parecíamos estar meditando lo que había ocurrido ese día, y yo aún iba girándome a ver si alguien sospechaba de nosotros, algo que no ocurrió. Y llegamos al final. Albert, increíblemente, también había estado callado durante la bajada, pero ya habíamos aguantado bastante. Y de repente, como si estuviera pactado, todos rompimos a carcajadas. Zerick dijo alguna cosa en una lengua extranjera, la cual me sonaba levemente pero no sabía su significado, y me cogió con el brazo por el cuello, mientras seguíamos nuestra marcha hacia el barrio de nuevo. Lubi se acercó a nosotros y se sentó al lado de Zerick. Parecía que non había estado esperando, y encima también parecía haberle cogido cariño al rubio.
Zerick miró al cielo. Parecía haberse perdido en él. – ¡Hey, despierta! El cielo puede ser bonito, pero aun no es momento de dormir… ¡y menos dormir despierto! – rompía Albert, con una amplia sonrisa hacia el rubio. Tenía que admitir que Albert se lo había pasado bien. Hacía mucho tiempo que Albert no se lo pasaba así… supongo que hacer algo que le gustaba en vez de hacer lo que yo hubiera hecho le había despertado de su aburrimiento. Y he de admitir, que esta experiencia la repetiría otra vez, ya sea para hacer feliz a mi hermano o para divertirme un poco más en esa vida tan… ¿gris? - ¡Oh! ¿Eh? ¡Ah, si aquí lo tienes! – dije dándole mi teléfono. No era muy nuevo ni increíble, pero podía mandar mensajes de texto y recibir llamadas, así que me bastaba… - Si no, puedes encontrarnos en nuestro apartamento, en el dormitorio de chicos de la escuela. Es la… era el… -. – Dormitorio B06 – dije un poco decepcionado ver que mi hermano no sabía ni dónde vivía. – ¡Si, ese mismo! ¡Ya sabes dónde encontrarnos! -. Mientras le iba diciendo eso, me di cuenta que algo pasaba en el teléfono móvil del rubio, pues este parecía bastante preocupado. – ¿Zerick? ¿Pasa algo? -. Rápidamente, el rubio de ojos ensangrentados nos abrazó. Incluso nos elevó un poco del suelo, pero siempre se ha de decir que éramos más bajos… bueno, era mas bajo.
Finalmente nos soltó, se despidió de Lubi y se marchó, corriendo… y chocándose con algún que otro transeúnte más. Con una leve sonrisa, le dije adiós con la mano. Luego miré a Lubi. Este ladeó la cabeza un poco. – No te preocupes, Lubi… tu no estas pulgoso… ¿cierto? -. Y miramos hacia donde se fue el rubio, ya desaparecido, antes de dar media vuelta e irnos al dormitorio… no sin antes pasar por la pastelería de esta mañana. Creo que hoy nos merecíamos una recompensa… los tres.
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Puntos : 170
Edad : 24
Localización : Paseando a Lubi o en el Shibusen
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Localización : Paseando a Lubi o en el Shibusen
Silver / Albert Froste
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