Who are you, Stranger? {P; Robin}

Escuchaba con total atención cada una de las palabras que la jovencita le ofrecía como respuesta, aun luciendo aquel brillo de emoción en la mirada que mantenía fija en Shai, hubiese querido ponerse a tomar notas. Y es que casi no se lo creía, un arma, un arma de Shibusen hablando casualmente con él, respondiendo de buena gana la avalancha de preguntas que había soltado sin pensar, era un escenario que, tan solo un par de años atrás, había considerado totalmente fantasioso e imposible… pero aun así estaba pasándole, justo en ese instante, como si no fuera nada del otro mundo, una simple charla entre dos conocidos.

Aun sí aquella frase no fuera más que mera amabilidad y cortesía, oírlo venir directamente de alguien hacia él, le revolvía algo dentro; “Siempre hay una manera” ¿En verdad la había? Para alguien como él… quiso sacudir la idea de su mente de inmediato, pero el pensamiento de que, un tiempo atrás tampoco parecía haber una manera de entrar de la forma en que había hecho a la ciudad y ni mencionar el hablar con un arma del Shibusen… era aquello lo que lograba esa ligera inquietud dentro de sí. Le dedico una sonrisa leve a la chica-Quizá…-Acordó de forma suave, como si de verdad empezara a considerar dicha opción, y tal vez lo hacía.

La idea de asistir él mismo a clases, aprender directamente de la institución que se encargaba de formar correctamente a las armas y a sus usuarios, incluso tal vez tener oportunidad de ver a un arma transformarse en persona o hasta sostener una con sus propias manos… lograba darle cierto cosquilleo de emoción que no podía llegar a describir del todo. Pero tal vez estaba yendo demasiado lejos, tal vez se estaba dejando arrastrar más de lo que debía con todos aquellos pensamientos ¿No se había repetido hasta el cansancio que tomaría sus precauciones? Un paso a la vez, su plan original solo era turistear ¿no? Saltar de visitas casuales a enlistarse en la vocacional, en definitiva parecía demasiado y aun así… La idea no lograba abandonarlo del todo.

-¿Eh? No, no hay problema-Respondió rápidamente a la disculpa de la chica, sonriéndole de forma amplia y sincera-Siento haber preguntado tanto… Se me paso la mano un poco-Admitió con una risa corta, asintiendo después a las palabras de la joven prometiéndole ayudar a futuro, al menos hasta que detuvo el gesto de golpe y la miro un tanto confundido, parpadeando un par de veces con una sonrisa nerviosa-Espera… en… ¿En serio?-Preguntó alzando un poco la voz-¿C-cómo, volvernos a ver y hablar de esas cosas de nuevo?-Aquel resplandor en su mirada regreso-¡No sabes cuánto te lo agradecería! ¡Por favor!-Exclamó a la vez que hacia una reverencia corta, pero algo brusca a la chica-¡Si hay algo que puedo hacer para compensar todo, tienes que decírmelo!-Añadió finalmente, dando un pequeño paso al frente sin quitarle la vista de encima, si bien hasta ahora había sido el quien había estado totalmente emocionado y casi perdido en la situación, también quería llegar a serle de utilidad a la chica, o al menos compensarle o agradecerle de otra forma por todo.

Aunque se sentía en parte culpable por no haberle respondido correctamente, es decir, por no haber dado una respuesta en forma y no llena de interrogantes como las suyas, Robin se sentía complacido. Con eso, la rubia se sentía un tanto extrañada. Si bien el muchacho había indicado que sentía curiosidad por las armas, pero que no tenía ninguna fuente de información que le pudiera responder las cosas que quisiera, Shai se preguntó porque sonaba como si nunca se hubiera acercado a un arma anteriormente. Quizás era así, pero le dificultaba aceptar que, pareciendo Robin un chico tan curioso y despierto, no hubiera hablado con alguien anteriormente del tema. Era extraño, no lo suficiente como para causarle malestar, pero de alguna forma, sentía un pequeño empujón en su interior sobre preguntarle de aquello.– Bueno, me alegra haberte podido ayudar. Aunque sea un poco. –Agregó. Seguía sintiéndose disconforme. Seguramente, comenzaría a prestar mas atención a sus clases y pasando largas horas en la biblioteca.

Nuevamente, a causa de las palabras de la rubia, aquella mirada llena de brillo regresó al joven. La tomó un poco desprevenida, el que le dijera todas esas cosas, y más aún, que parecía disfrutar mucho de la compañía de ella.– Claro que podemos reunirnos de nuevo… Quiero decir–Tosió, recuperado un poco la compostura de la sorpresa ante la reacción del chico.– ¿Por qué no habríamos de hacerlo? –Se sorprendió a si misma pensando que quizás, Robin había malinterpretado sus palabras y acciones en algún momento, o que la idea de que ella seguía enojada por haber tirado aquella bebida en su vestido permanecía en su mente.– Podemos decidir un lugar y fecha para vernos de nuevo.. Aunque realmente no sé cómo te contactaría. Digo, tengo un celular, y a pesar de que no lo uso mucho, prometería prestarle más atención por las dudas.–Le respondió. Le daba cierta ternura que el chico estuviera tan feliz ante la idea de volver a reunirse, parecía un pequeño cachorro.

– Y bueno… de momento no hay nada que quiera, en serio lo digo. –Le respondió negando con ambas manos. No le pediría nada a cambio, no se sentía bien al respecto si decidía hacerlo. Le gustaba hablar con él, a pesar de que se conocían hace una media hora, se sentía tranquila, quizás por la inocencia que parecía irradiar.– De todas formas, podemos ver eso más adelante, cuando se me ocurra algo. –Agregó, aunque dudaba realmente de que alguna vez le pediría algo. No porque pensara que el chico no tenía nada para ofrecerle, si no porque… bueno, porque no pensaba que Robin tenía alguna obligación en hacerlo, por más que él se veía como si así fuese.

¿Por qué no habrían de hacerlo? Estaba seguro de tener una buena cantidad de razones para eso, podría enlistar una buena cantidad de motivos por los que en definitiva, no deberían de verse nunca más, un montón por los cuales, para empezar, no tendrían que haberse conocido en primer lugar. Pero aparentemente el detalle residía justamente en que era él quien podía hacer esa lista de motivos, no la chica frente a él. Para ella, él era un chico común y corriente, un joven turisteando con el que se había terminado tropezando por mero capricho del destino; No era alguien que estaba visitando la ciudad a escondidas, no era un brujo al que toda (Tal vez incluyéndola) le saltarían al cuello sin pensarlo dos veces. En ese momento era solo él. Robin y ya.

La sensación era rara pero no podía decir que le desagradara. El pensamiento de le había cruzado por la mente algunas veces, sobre que, tal vez, le hubiera gustado muchísimo más nacer como un humano común y corriente, con total libertad sobre su persona, sobre a donde ir, con quien hablar, qué hacer con su vida. Por supuesto no era que no le gustara ser… ser él, no despreciaba su raza ni su condición, simplemente en ocasiones, le cansaba, sin poder evitar pensar en que si pudiera ser otra persona durante un momento solamente… estaría bien. Se preguntaba si justo en ese momento lo estaba haciendo, no era que fuera otra persona pero… si había mentido, era él pero no del todo. Un él a medias, a conveniencia para adaptarse a la ciudad en la que estaba.

A pesar de dichos pensamientos rondándole la mente, no pudo evitar, finalmente, sonreír con sinceridad, con un leve tono rosado visible solo gracias al pálido tono de su piel-Hagámoslo entonces-Acordó claramente conforme con la idea, más ladeando la cabeza poco después, como si meditara como podían volver a encontrarse sin demasiados líos, notándose repentinamente nervioso ante la mención del teléfono-L-lo siento mucho pero yo no tengo uno…-¿Era raro no tenerlo? Estaba suponiendo de inmediato que sí, y de ahí el origen de su reacción-Voy  a conseguir uno…-Soltó, más como un pensamiento en voz alta que como una aclaración para su acompañante, dejando de darle importancia, tratando de deshacerse del pequeño tono de alarma que había terminado demostrando.

Pero aún tenían que acordar un lugar si es que querían volver a verse, por lo que tratando de pensar en algo conveniente para ambos dejo el bronce de su mirada recorrer su alrededor, misma que se detuvo en un panfleto pegado en uno de los postes de alumbrado del lugar, sonrió y no dudo en señalarlo de inmediato a la chica, había visto anuncios así durante todo su recorrido, pero no les había dado demasiada importancia hasta ahora-¡Podemos ir a eso!-Sugirió, refiriéndose al evento que los ya mencionados carteles promocionaban, señalándolo-Nunca he tenido oportunidad de ver cerezos en flor, y un festival suena divertido ¿no?-Hablaba sin dejar de mirar en dirección al cartel-Si los dos somos nuevos en la ciudad significa que ninguno ha ido a ese festival antes ¿cierto?-Dijo, aparentemente contento con la idea, regresando la vista a la chica, expectante-Claro, solo si te parece, si tienes una mejor idea…-Dejo al aire, sin ganas de ser petulante o imperativo al respecto, si ella tenía otros planes para ese día o simplemente prefería reunirse en otra ocasión, estaba bien para él. Sus intenciones, después de todo, eran simplemente convertir su ya cercano “adiós” en un “hasta luego”.

El albino parecía un poco alarmado por no tener un celular. Incluso en una ciudad donde todo funcionaba de manera diferente a como ella estaba acostumbrada, esperaba que aquel aparato fuera de uso común. Bueno, en realidad, la rubia ya no sabía que esperar específicamente. La ciudad le había demostrado que su sentido común no podía guiarla en determinadas situaciones, por ende, se culpaba por asumir cosas que luego veía que no eran así. Pero Robin, le había prometido conseguir uno, o al menos sonaba como que lo intentaría.– Esta bien, está bien, no hace falta que compres uno. Encontraremos otra forma de comunicarnos. –Lo alentó. Si tenía que ser sincera, ella no usaba tanto el aparato como otros esperarían. Las únicas llamadas y mensajes eran de su madre y ocasionalmente de su padre, donde lo único que querían saber más que nada era su desarrollo intelectual en el Shibusen, sus notas y como iba avanzando. Por eso, no lo llevaba encima tampoco. Solía dejarlo en su habitación, no quería que una llamada de sus progenitores le estropeara el paseo.

Aun así, el problema seguía presente. Shai no conocía demasiado bien la ciudad, y Robin tampoco al parecer. Por lo que debían de encontrar un lugar que ambos supieran su ubicación para poder concretar un encuentro en el futuro. Mientras ella trataba de recordar alguna ubicación, el albino trajo consigo una solución. Un festival, llamado Hanami, tendría lugar en la ciudad pronto y el muchacho, ofreció a Shai el encontrarse ahí. La rubia dirigió su mirada hacia el panfleto. Tenía un color rosa abundante, y por lo que alcanzo a leer, se trataría del florecimiento de los arboles de cerezo. Sonrió. Le parecía perfecto, además de que nunca había asistido a algo parecido.– Me parece muy bien. Y tienes razón, nunca eh ido a un festival como ese, así que podríamos explorarlo juntos. Por mi está más que bien.– Le respondió con una sonrisa en el rostro. Él se veía nervioso, al punto que llegaba a enternecer un poco a la rubia.– Entonces, ¿Te parece bien que nos veamos en la entrada un poco antes del mediodía? Así podemos explorar a fondo el festival sin que nos falte tiempo, si es que puedes a esa hora. –Ahora que recordaba, aquel evento le había sido mencionado en el Shibusen hace un par de días. Sus profesores habían alentando a los alumnos que asistieran y pasaran un buen rato. Claro que no habría actividad escolar, así que por su parte no tenía nada más que hacer. Dudaba si podía decir lo mismo de Robin.

La idea de volver a verse con la chica frente a él llegaba a parecer casi irreal, como si todo aquel encuentro no se tratara más que de una ilusión creada por su mente en un sueño, como si de un momento fuese a abrir los ojos y despertar medio adolorido sobre un escritorio con un libro abierto debajo. Sí estaba bien que él mismo lo dijera, su primera visita a la ciudad, a pesar de los constantes nervios y, claro, tropiezos, había salido mucho mejor de lo que pensaba. Tal vez estaba magnificando un encuentro tan casual como el que habían tenido, pero el asunto era que su intención, en gran parte, era esa, ser capaz de caminar con normalidad entre las calles, con encuentros sorpresa incluidos.

Así, aun con la sonrisa bien puesta en el rostro, asintió con entusiasmo ante la propuesta de la chica de la hora y el lugar, estaba de acuerdo con que podrían explorar todo sin mucha prisa, además de que era un punto de encuentro fácil de ubicar, incluso un tanto obvio, sí, totalmente normal-Bien, entonces en la entrada antes del mediodía-Repitió, confirmándolo y asegurándose de recordarlo por su cuenta-Y en verdad conseguiré un celular... tiene que ser útil, ¿no?-Agregó, con una pequeña risita, casi apenado. Soltó un respiro ligero tras mirar un instante al cielo y luego a la chica, ya venía siendo hora de que regresara a casa, si es que no quería terminar entrando a escondidas o metiéndose en algún otro lío-En verdad, fue un gusto conocerte, Shai-Dijo con la sinceridad reflejada en una suave sonrisa-¡Nos veremos en el festival!-confirmó una última vez, antes de, finalmente, regresar por donde había venido.