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Nada Nuevo Bajo El Sol [Priv. Lair]
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Re: Nada Nuevo Bajo El Sol [Priv. Lair]
Curiosos ojos comenzaron a detenerse en la entrada de aquel poco concurrido callejón, llamados por el intercambio de palabras que los dueños de los mismos no se habían percatado que habían aumentado de volumen. Ruido que fue reemplazado por el absoluto silencio cuando la una de las partes se desplomó sin una razón aparente.
La chica de rubios cabellos que se encontraba ahora apoyada en el suelo sin ser capaz de alzar la vista por la vergüenza que le significaba encontrarse con la mirada de su acompañante, desvió la cabeza en búsqueda de distracción mientras esperaba que el chico se alejara del lugar y la dejara finalmente sola. Mas esto no ocurrió y antes de que se diera cuenta de que estaba sucediendo ya se encontraba alejada del frió piso y apegada a un cálido pecho. Alzó la mirada con confusión cuestionándose una vez más que es lo que pasaba por la mente de aquel extraño hombre con el que siempre parecía estarse despidiendo pero que terminaba por envolverse junto a él en otra inimaginable situación.
—¿Q-Qué haces? — Pronuncio con dificultad casi en un murmullo. Se encontraba lo suficientemente desorientada como para gritarle como deseaba hacer ¿La razón? Las acciones del chico no tenían ninguna lógica para ella ¿Qué lo motivaba a hacer aquello si hace solo unos segundos había proclamado desear no volver a verla en su vida? Su anhelo se habría cumplido si solo hubiera seguido su orden… Pero no… Ahí estaba él cargándola sin parecer importarle nada de lo que ella pudiese protestar.
—No quiero desahogarme, podría haberte odiado por siempre y sería suficiente… Es más ¡Habría actuado como que esto nunca paso! Ahora ya suéltame yo... —Sus palabras se vieron interrumpidas cuando el chico ocultó el rostro de la ojivioleta con una de sus manos y comenzó a caminar en dirección a la calle. Una expresión de terror se dibujó en el rostro de la rubia al darse cuenta de lo planeaba el arma ¿Salir así? No, no podía permitirlo, aquello seria en definitiva una de las cosas más humillantes por las que habría tenido que pasar, debía detenerlo, debía detenerse.
—¡¿Qué crees que haces?! No puedes salir cargándome ¡No puedes! P-puedo caminar por mí misma, solo perdí el equilibrio por unos segundos ¡Ni que fuera una mujer indefensa! —Intentó hacerle cambiar de opinión, pero el chico parecía seguir ignorando sus alegatos. Volvió la vista a la entrada del callejón solo para encontrarse con algunas desconocidas miradas que los observaban con curiosidad.
Sus mejillas cambiaron de color adquiriendo un tono claramente más cercano al rojo que a su usual palidez al darse cuenta de su salida al púbico parecía ser inevitable. Avergonzada y aterrada de ser descubierta siendo cargada como una “princesa herida” apego más su rostro al pecho del chico intentando de esta manera ocultarlo del resto de las personas. Llevo una de sus manos a la chaqueta del chico y la utilizo para cubrir aún más su cabeza, no podía ser reconocida, aquello significaría una deshonra para el orgullo Crawford o por lo menos así lo sentía ella.
—Eres un…—Murmuro en un tono en que solo el pudiese escuchar —Claro que puedo caminar y andar por mi cuenta, lo hacía perfectamente antes de que tú te cruzaras en mi vida.— Dijo removiéndose un poco para luego morder su labio inferior frustrada —De hecho…y aunque no estuviera bien, eso no sería de tu incumbencia, tu solo eres un desconocido— Sentencio frunciendo ligeramente el ceño ¿Quién era él para intentar “protegerla” ahora?, para la ojos amatista, él representaba el mayor peligro en aquel momento.
—Si tanto me detestas, no quieres seguir discutiendo, daño tu salud mental y no quieres volverte a cruzar en mi vida ¿Por qué haces esto? Tu deseo estaba de cumplirse a la distancia que significaba alejarte de mí en ese callejón… No te entiendo— Confiesa aferrándose con su mano libre a la camisa del castaño, todo le parecía tan confuso —Puedo asegurar no eres de los que ayudan a los desamparados solo por ayudar así que no me tragare si dices que no podías dejar a una chica abandonada… tampoco tengo intenciones de pagarte absolutamente nada por lo que no estoy pagando tus “honorarios” … Entonces…— Se interrumpe para soltar un simple suspiro y guardar silencio unos segundos, no planeaba hacer una escena, no siendo cargada.
Sus ojos se abrieron con algo de sorpresa y pestañeo algo confusa para luego alzar una de sus cejas cuando el chico finamente rebeló su nombre. Descubrió un poco su rostro para alzar la mirada y observar el rostro del castaño ¿Por qué se lo decía ahora? Dos personas que planean no volverse a ver nunca no necesitan conocer cómo se llama el otro, es innecesario.
—Que me digas tu nombre ahora no quita el hecho de que me utilizaste como una mujerzuela— Bufa para luego volver a fruncir el ceño —No es un gusto, Dan, mi nombre es… Katherine— Dijo volviendo a ocultar su rostro bajo la chaqueta del chico. —Ahora… dime ¿Dónde me llevas o debo considerar esto un secuestro? Porque si es lo segundo mis “Reclamos sin sentido” no serán nada en comparación a que viene.
La chica de rubios cabellos que se encontraba ahora apoyada en el suelo sin ser capaz de alzar la vista por la vergüenza que le significaba encontrarse con la mirada de su acompañante, desvió la cabeza en búsqueda de distracción mientras esperaba que el chico se alejara del lugar y la dejara finalmente sola. Mas esto no ocurrió y antes de que se diera cuenta de que estaba sucediendo ya se encontraba alejada del frió piso y apegada a un cálido pecho. Alzó la mirada con confusión cuestionándose una vez más que es lo que pasaba por la mente de aquel extraño hombre con el que siempre parecía estarse despidiendo pero que terminaba por envolverse junto a él en otra inimaginable situación.
—¿Q-Qué haces? — Pronuncio con dificultad casi en un murmullo. Se encontraba lo suficientemente desorientada como para gritarle como deseaba hacer ¿La razón? Las acciones del chico no tenían ninguna lógica para ella ¿Qué lo motivaba a hacer aquello si hace solo unos segundos había proclamado desear no volver a verla en su vida? Su anhelo se habría cumplido si solo hubiera seguido su orden… Pero no… Ahí estaba él cargándola sin parecer importarle nada de lo que ella pudiese protestar.
«No lo entiendo, definitivamente no lo entiendo…»
—No quiero desahogarme, podría haberte odiado por siempre y sería suficiente… Es más ¡Habría actuado como que esto nunca paso! Ahora ya suéltame yo... —Sus palabras se vieron interrumpidas cuando el chico ocultó el rostro de la ojivioleta con una de sus manos y comenzó a caminar en dirección a la calle. Una expresión de terror se dibujó en el rostro de la rubia al darse cuenta de lo planeaba el arma ¿Salir así? No, no podía permitirlo, aquello seria en definitiva una de las cosas más humillantes por las que habría tenido que pasar, debía detenerlo, debía detenerse.
—¡¿Qué crees que haces?! No puedes salir cargándome ¡No puedes! P-puedo caminar por mí misma, solo perdí el equilibrio por unos segundos ¡Ni que fuera una mujer indefensa! —Intentó hacerle cambiar de opinión, pero el chico parecía seguir ignorando sus alegatos. Volvió la vista a la entrada del callejón solo para encontrarse con algunas desconocidas miradas que los observaban con curiosidad.
«N-no…»
Sus mejillas cambiaron de color adquiriendo un tono claramente más cercano al rojo que a su usual palidez al darse cuenta de su salida al púbico parecía ser inevitable. Avergonzada y aterrada de ser descubierta siendo cargada como una “princesa herida” apego más su rostro al pecho del chico intentando de esta manera ocultarlo del resto de las personas. Llevo una de sus manos a la chaqueta del chico y la utilizo para cubrir aún más su cabeza, no podía ser reconocida, aquello significaría una deshonra para el orgullo Crawford o por lo menos así lo sentía ella.
—Eres un…—Murmuro en un tono en que solo el pudiese escuchar —Claro que puedo caminar y andar por mi cuenta, lo hacía perfectamente antes de que tú te cruzaras en mi vida.— Dijo removiéndose un poco para luego morder su labio inferior frustrada —De hecho…y aunque no estuviera bien, eso no sería de tu incumbencia, tu solo eres un desconocido— Sentencio frunciendo ligeramente el ceño ¿Quién era él para intentar “protegerla” ahora?, para la ojos amatista, él representaba el mayor peligro en aquel momento.
—Si tanto me detestas, no quieres seguir discutiendo, daño tu salud mental y no quieres volverte a cruzar en mi vida ¿Por qué haces esto? Tu deseo estaba de cumplirse a la distancia que significaba alejarte de mí en ese callejón… No te entiendo— Confiesa aferrándose con su mano libre a la camisa del castaño, todo le parecía tan confuso —Puedo asegurar no eres de los que ayudan a los desamparados solo por ayudar así que no me tragare si dices que no podías dejar a una chica abandonada… tampoco tengo intenciones de pagarte absolutamente nada por lo que no estoy pagando tus “honorarios” … Entonces…— Se interrumpe para soltar un simple suspiro y guardar silencio unos segundos, no planeaba hacer una escena, no siendo cargada.
Sus ojos se abrieron con algo de sorpresa y pestañeo algo confusa para luego alzar una de sus cejas cuando el chico finamente rebeló su nombre. Descubrió un poco su rostro para alzar la mirada y observar el rostro del castaño ¿Por qué se lo decía ahora? Dos personas que planean no volverse a ver nunca no necesitan conocer cómo se llama el otro, es innecesario.
—Que me digas tu nombre ahora no quita el hecho de que me utilizaste como una mujerzuela— Bufa para luego volver a fruncir el ceño —No es un gusto, Dan, mi nombre es… Katherine— Dijo volviendo a ocultar su rostro bajo la chaqueta del chico. —Ahora… dime ¿Dónde me llevas o debo considerar esto un secuestro? Porque si es lo segundo mis “Reclamos sin sentido” no serán nada en comparación a que viene.
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Lair Crawford
Re: Nada Nuevo Bajo El Sol [Priv. Lair]
Y estoy seguro que puedes hacerlo. –comento sonriendo de forma divertida, algo en aquel momento a pesar de que debería de molestarle le parecía ridículo. Definitivamente toda aquella situación era ridícula. –Pero también estoy seguro que ya no tienes energías después de pasártelo peleando con un sujeto como yo. –comento mirándola. –En eso estamos de acuerdo, yo no soy del tipo que ayuda a los demás, de echo detesto el tener que involucrarme con la gente, de ser posible espero poder evitar el contacto humano lo mas posible. –dicho esto una sonrisa traviesa se curva en su rostro al recordar los besos con la chica sin poder evitarlo, pero sin mencionar nada debido al echo de que ella volvería a gritarle, decidiendo que lo mejor era no recordar lo que para la chica seria una mala experiencia. –Y antes de que lo preguntes, no, no tengo idea de porque estoy haciendo esto pero lo estoy haciendo así que no me reclames.
Dan soltó una risa a media calle, una demasiado fuerte que llamo la atención de las miradas curiosas de las personas. –Para nada. –comento aun riendo. –No estoy interesado en el secuestro, es más problemático que solo asesinar a alguien. –comenta avanzando hasta un banco en un lugar solitario, la coloca sobre este sentándose a su lado y observándola, coloca los codos en sus piernas ocultando el rostro entre sus manos. –Dios… este día ha sido más agotador de lo que pensé que sería. –admitió y después se recargo en el respaldo del banco mirando hacia el cielo, de verdad que se sentía agotado, hasta ahora lo iba notando. Aquello le resultaba de lo as extraño, el agotamiento no era algo normal en su rutina, generalmente no se sentía agotado, ni si quiera después de una misión, normalmente se sentiría como si nada, especialmente por solo discutir; aquella chica de verdad lo llevaba al límite.
Pero además de eso había una extraña corriente que le estaba recorriendo el cuerpo desde hacía un buen rato, ya lo había sentido desde hacía un rato, no sabía aun si se debía al enojo, al hecho de no poder descargar su ira mediante la violencia como normalmente hacia o simplemente era por el extraño cambio que había manejado en su actitud hacia un tiempo. Desde hacía algún par de meses había comenzado a tratar con más gente, se había hecho un tanto social, eso lo irritaba, pero al mismo tiempo se sentía mejor porque estaba al fin dejando su etapa de adolecente inmaduro, pero con aquella chica a su lado volvía a regresar a una extraña etapa de encaprichamiento, quería ganar, quería a toda costa ganar y todo era por culpa de ella. Y si rememoraba todo, aquella situación ridícula, nacida de un simple choque.
Soltó una carcajada fuerte, justo en ese momento noto lo estúpido que había sido la situación, algo que se habría evadido si alguno de los dos hubiera puesto más atención. – ¿Si notaste que esta situación, nuestro choque, pelea se derivó a un estúpido choque, y después a un choque de egos? –pregunto mirando a la chica. Ahora mismo le parecía incluso ridículo preguntarlo. -Nos pudimos haber evitado tanto de solo pedir una disculpa en su momento ambos… o de haber puesto atención. –sonrió y después volvió a soltar una carcajada, ahora que estaba más relajado de verdad se sentía estúpido.
Dan soltó una risa a media calle, una demasiado fuerte que llamo la atención de las miradas curiosas de las personas. –Para nada. –comento aun riendo. –No estoy interesado en el secuestro, es más problemático que solo asesinar a alguien. –comenta avanzando hasta un banco en un lugar solitario, la coloca sobre este sentándose a su lado y observándola, coloca los codos en sus piernas ocultando el rostro entre sus manos. –Dios… este día ha sido más agotador de lo que pensé que sería. –admitió y después se recargo en el respaldo del banco mirando hacia el cielo, de verdad que se sentía agotado, hasta ahora lo iba notando. Aquello le resultaba de lo as extraño, el agotamiento no era algo normal en su rutina, generalmente no se sentía agotado, ni si quiera después de una misión, normalmente se sentiría como si nada, especialmente por solo discutir; aquella chica de verdad lo llevaba al límite.
Pero además de eso había una extraña corriente que le estaba recorriendo el cuerpo desde hacía un buen rato, ya lo había sentido desde hacía un rato, no sabía aun si se debía al enojo, al hecho de no poder descargar su ira mediante la violencia como normalmente hacia o simplemente era por el extraño cambio que había manejado en su actitud hacia un tiempo. Desde hacía algún par de meses había comenzado a tratar con más gente, se había hecho un tanto social, eso lo irritaba, pero al mismo tiempo se sentía mejor porque estaba al fin dejando su etapa de adolecente inmaduro, pero con aquella chica a su lado volvía a regresar a una extraña etapa de encaprichamiento, quería ganar, quería a toda costa ganar y todo era por culpa de ella. Y si rememoraba todo, aquella situación ridícula, nacida de un simple choque.
Soltó una carcajada fuerte, justo en ese momento noto lo estúpido que había sido la situación, algo que se habría evadido si alguno de los dos hubiera puesto más atención. – ¿Si notaste que esta situación, nuestro choque, pelea se derivó a un estúpido choque, y después a un choque de egos? –pregunto mirando a la chica. Ahora mismo le parecía incluso ridículo preguntarlo. -Nos pudimos haber evitado tanto de solo pedir una disculpa en su momento ambos… o de haber puesto atención. –sonrió y después volvió a soltar una carcajada, ahora que estaba más relajado de verdad se sentía estúpido.
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Localización : Con cierta rubia
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Dan Foster
Re: Nada Nuevo Bajo El Sol [Priv. Lair]
Alzó ligeramente su mirada en dirección al rostro del chico para poder ver su expresión ¿De verdad no sentía vergüenza de cargar a una chica por plena calle? ¿Qué era lo que estaba pasando por su cabeza? ¿Por qué ahora de un momento a otro parecía tan divertido? No lo entendía, realmente la rubia no era capaz de comprender el funcionamiento de la mente del arma.
—Me alegro que estemos de acuerdo en algo, por lo menos en el hecho de que no eres el tipo de persona caritativo. —Dijo intentando parecer despectiva, pero, la situación en la que se encontraba le quitaba algo de credibilidad a sus palabras. Pegada al pecho del contrario con el rostro sonrojado producto a la vergüenza sin mencionar que podía sentir la mirada de los transeúntes sobre ellos le habían hecho perder un poco de su común tono mordaz.
—¿Evitas el contacto humano? Pues déjame decirte que esa aseveración deja mucho que desear —Rueda los ojos aferrándose un poco más a las ropas del chico. — Creo que he tenido tanto contacto contigo que quitarme tu maldito olor de encima me tomará más de un baño antes de que deje de apestar a ti —Chasqueo la lengua mientras fruncía el ceño y dirigía su mirada al suelo. —Y claro que sigo teniendo energías, es solo que me niego a ser material de entretenimiento para personas desconocidas en plena calle, ya es suficientemente humillante que me lleves como si no pudiera hacerlo por mí misma. —Respondió con la intención de ignorarlo hasta que el castaño la dejara en libertad, pero el comentario de que: “No sabía por qué estaba haciendo todo aquello” la tomó por sorpresa.
—¿Cómo que no sabes? ¡Si no sabes entonces no deberías hacerlo! —Exclamó volviendo a dirigir su mirada al rostro del contrario, esta vez alzando sus manos también para poder atrapar las mejillas del arma y jalar de ellas con fuerzas. Si debía agradecer algo de aquella posición es que el chico al tener los brazos ocupado no podía detener su “ataque”. —No me pidas imposibles— Bufa para luego soltarle y volver a desviar la mirada.
La sonora risa del chico volvió a llamar su atención ¿De verdad se estaba divirtiendo con todo aquello?
—Entonces… ¿Me asesinaras? Porque de otra forma no comprendería tus acciones— Dijo con indiferencia antes de sentir como al fin el castaño la bajaba hasta dejarla sentada en una banca. Podría levantarse e irse, correr y dejarlo ahí y no volver a verlo en su vida, pero… Primero, correr y huir de un vagabundo era algo denigrante y segundo, si era verdad que se encontraba algo agotada. Unos minutos más de tortura junto al egocéntrico chico no le haría nada.
Intentó arreglar un poco su cabello y acomodar un poco su traje tratando de quitar una que otra arruga que se había formado, para luego sentarse de forma recta y colocar sus manos sobre sus rodillas mientras su cabeza se giraba ligeramente en dirección al castaño.
—¿Y me lo dices a mí? Se suponía hoy sería mi día libre en donde solo compraría un libro y volvería a casa —Dice soltando un ligero suspiro. Por alguna extraña razón sentía que habían pasado semanas y no horas desde que había salido de su hogar.
—Y… espero que no te estés refiriendo a que cargarme termino por agotar tus energías porque eso sería descortés, después de todo lo hiciste por tu cuenta sin consultarme. —Agregó alzando la mirada hacia el cielo imitando al arma.
Aun le costaba creer en todo lo que se había desencadenado solo por un simple choque. Demasiadas emociones en tan poco tiempo solo por no haber prestado más atención a su andar.
La nueva risa del chico la sacó de sus pensamientos obligándola a que volviera a prestarle atención.
— Querrás decir que nos lo habríamos ahorrado si tu prestaras atención y no fueras tan impulsivo… Pero si, me había percatado de ello, de ahora en adelante no subestimare los choques —Soltó un nuevo suspiro. La verdad es que en cierto punto concordaba con el arma, admitía que había exagerado al hacerlo caer solo por regañarla luego de su choque. Pero solo eso, aun pensaba que la mayor parte de la culpa era del contrario, una cosa es discutir y otra no respetar el espacio personal.
—Muy bien, ahora que lo propones, espero tu disculpa — Lo miro con superioridad, pero esta vez, a diferencias de las otras veces en las que se dirigía hacia él había un tono divertido en su voz, más parecido a una broma que a una orden. El extraño buen humor del castaño le había comenzado a afectar, tanto así que ante su última carcajada no pudo evitar dibujar una ligera sonrisa en su rostro, todo le parecía tan absurdo. Al darse cuenta de su nueva expresión no pudo evitar sentir como sus mejillas volvían a sonrojarse por lo que rápidamente desvió la mirada y frunció el ceño para volver a parecer molesta. Debía odiarlo, no reírse junto a él de aquella absurda situación.
«¡Te beso, te cargo y te humillo, no se merece ni una de tus muestras de cortesía! El cansancio ya está comenzando a afectarte…»—Pensó mientras llevaba una de sus manos a su frente.
—Bien… “Dan” ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Qué es lo que quieres ahora? —Preguntó con curiosidad observando al chico de soslayo —Ya te dije que no te daría nada, menos pagaría por ti una cena y dudo quieras acabar con mi vida en pleno espacio público y no concibo la idea de que quieras pasar tiempo de caridad conmigo puesto que estoy segura que soy la peor compañía que has tenido hasta ahora como tú eres la mía… entonces… ¿Quieres decirme algo antes de que me aleje de aquí para poner una orden de alejamiento de por lo menos 2 metros de distancia en tu contra? —Termino de decir girándose completamente en su dirección esperando alguna respuesta.
—Me alegro que estemos de acuerdo en algo, por lo menos en el hecho de que no eres el tipo de persona caritativo. —Dijo intentando parecer despectiva, pero, la situación en la que se encontraba le quitaba algo de credibilidad a sus palabras. Pegada al pecho del contrario con el rostro sonrojado producto a la vergüenza sin mencionar que podía sentir la mirada de los transeúntes sobre ellos le habían hecho perder un poco de su común tono mordaz.
—¿Evitas el contacto humano? Pues déjame decirte que esa aseveración deja mucho que desear —Rueda los ojos aferrándose un poco más a las ropas del chico. — Creo que he tenido tanto contacto contigo que quitarme tu maldito olor de encima me tomará más de un baño antes de que deje de apestar a ti —Chasqueo la lengua mientras fruncía el ceño y dirigía su mirada al suelo. —Y claro que sigo teniendo energías, es solo que me niego a ser material de entretenimiento para personas desconocidas en plena calle, ya es suficientemente humillante que me lleves como si no pudiera hacerlo por mí misma. —Respondió con la intención de ignorarlo hasta que el castaño la dejara en libertad, pero el comentario de que: “No sabía por qué estaba haciendo todo aquello” la tomó por sorpresa.
—¿Cómo que no sabes? ¡Si no sabes entonces no deberías hacerlo! —Exclamó volviendo a dirigir su mirada al rostro del contrario, esta vez alzando sus manos también para poder atrapar las mejillas del arma y jalar de ellas con fuerzas. Si debía agradecer algo de aquella posición es que el chico al tener los brazos ocupado no podía detener su “ataque”. —No me pidas imposibles— Bufa para luego soltarle y volver a desviar la mirada.
La sonora risa del chico volvió a llamar su atención ¿De verdad se estaba divirtiendo con todo aquello?
—Entonces… ¿Me asesinaras? Porque de otra forma no comprendería tus acciones— Dijo con indiferencia antes de sentir como al fin el castaño la bajaba hasta dejarla sentada en una banca. Podría levantarse e irse, correr y dejarlo ahí y no volver a verlo en su vida, pero… Primero, correr y huir de un vagabundo era algo denigrante y segundo, si era verdad que se encontraba algo agotada. Unos minutos más de tortura junto al egocéntrico chico no le haría nada.
Intentó arreglar un poco su cabello y acomodar un poco su traje tratando de quitar una que otra arruga que se había formado, para luego sentarse de forma recta y colocar sus manos sobre sus rodillas mientras su cabeza se giraba ligeramente en dirección al castaño.
—¿Y me lo dices a mí? Se suponía hoy sería mi día libre en donde solo compraría un libro y volvería a casa —Dice soltando un ligero suspiro. Por alguna extraña razón sentía que habían pasado semanas y no horas desde que había salido de su hogar.
—Y… espero que no te estés refiriendo a que cargarme termino por agotar tus energías porque eso sería descortés, después de todo lo hiciste por tu cuenta sin consultarme. —Agregó alzando la mirada hacia el cielo imitando al arma.
Aun le costaba creer en todo lo que se había desencadenado solo por un simple choque. Demasiadas emociones en tan poco tiempo solo por no haber prestado más atención a su andar.
La nueva risa del chico la sacó de sus pensamientos obligándola a que volviera a prestarle atención.
— Querrás decir que nos lo habríamos ahorrado si tu prestaras atención y no fueras tan impulsivo… Pero si, me había percatado de ello, de ahora en adelante no subestimare los choques —Soltó un nuevo suspiro. La verdad es que en cierto punto concordaba con el arma, admitía que había exagerado al hacerlo caer solo por regañarla luego de su choque. Pero solo eso, aun pensaba que la mayor parte de la culpa era del contrario, una cosa es discutir y otra no respetar el espacio personal.
—Muy bien, ahora que lo propones, espero tu disculpa — Lo miro con superioridad, pero esta vez, a diferencias de las otras veces en las que se dirigía hacia él había un tono divertido en su voz, más parecido a una broma que a una orden. El extraño buen humor del castaño le había comenzado a afectar, tanto así que ante su última carcajada no pudo evitar dibujar una ligera sonrisa en su rostro, todo le parecía tan absurdo. Al darse cuenta de su nueva expresión no pudo evitar sentir como sus mejillas volvían a sonrojarse por lo que rápidamente desvió la mirada y frunció el ceño para volver a parecer molesta. Debía odiarlo, no reírse junto a él de aquella absurda situación.
«¡Te beso, te cargo y te humillo, no se merece ni una de tus muestras de cortesía! El cansancio ya está comenzando a afectarte…»—Pensó mientras llevaba una de sus manos a su frente.
—Bien… “Dan” ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Qué es lo que quieres ahora? —Preguntó con curiosidad observando al chico de soslayo —Ya te dije que no te daría nada, menos pagaría por ti una cena y dudo quieras acabar con mi vida en pleno espacio público y no concibo la idea de que quieras pasar tiempo de caridad conmigo puesto que estoy segura que soy la peor compañía que has tenido hasta ahora como tú eres la mía… entonces… ¿Quieres decirme algo antes de que me aleje de aquí para poner una orden de alejamiento de por lo menos 2 metros de distancia en tu contra? —Termino de decir girándose completamente en su dirección esperando alguna respuesta.
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Lair Crawford
Re: Nada Nuevo Bajo El Sol [Priv. Lair]
Ya estando ahí sentado observando a las personas pasar la situación se le tornaba cada vez más estúpida si es que fuera posible, aquello era todo tan ridiculo que que quería comenzar a reír más fuerte de lo que había echo ya. De hecho aquella tarde había sido un completo desastre considerando que todo lo que quería era alejarse de las multitudes algo que definitivamente no había logrado. No solo eso al parecer se había vuelto un acosador ¿cuando en su vida actuó de una forma tan irresponsable? ¡Nunca!
Bueno puede que durante su adolescencia hubiera sido un poco más inmaduro que nada, pero aquello no era para nada en comparación con su ahora, se suponía que era alguien que aborrecía compartir el mismo aire que otros y aún así había sido él quien había invitado toda aquella pelea, si lo pensaba correctamente el había iniciado con aquello después de haber besado a la chica. —Tal vez si debería asesinarte. —comentó de forma casual observando al cielo que comenzaba a pintarse de un color rojizo. —Por que nunca nadie me había sacado de mis casillas como tú, o quiero que se repita aunque es obvio que cuando te vuelva a ver, lo cual espero que no pase, daré media vuelta y me iré de ahí. —la sonrisa en su rostro podría haberse ensanchado más pero la verdad es que era el primer momento al lado de aquella chica en el que no perdía los estribos y hablaban como personas normales.
No pesas más que un saco de patatas. —la miro y levantó una ceja —Si, te compare con un saco de patatas. —y ahí estaba de nuevo ese lado juguetón suyo, un lado que rara vez sacaba y lo odiaba porque eso solo significaba que comenzaba a sentirse cómodo con la presencia de aquella chica y no debía sentirse así. Debía simplemente ponerse de pie y largarse de ahí, aquel era el momento perfecto para hacerlo porque de lo contrario la chica volvería a sacarlo de sus casillas y terminaría por besarla nuevamente lo cual si lo pensaba no era tan mala idea... ¡demonios Dan! Tenía que dejar de pensar en sus labios si es que quería seguir molesto con ella... debía ser por la falta de contacto humano, claro era eso. Estaba tan acostumbrado a su soledad que el roce de los labios de cualquier mujer sería suficiente para encender sus hormonas. No tenía nada que ver el que ella fuera hermosa.
¿Lo siento? —Probo observándola fijamente fingiendo una cara de niño bueno sonriendo amablemente y todo para después empujarla suavemente por el hombro a modo de juego. —No quiero nada... aunque de ser posible si me vuelves a ver da media vuelta. Haré lo mismo. —extendió su mano hacia ella mientras sonreía de forma amable para que cerraran aquel trato pero retirándola inmediatamente y cerrándola antes de que pudiera siquiera tocar la mano ajena. —una orden de dos metros si que me quieres lejos. Aunque siempre tendremos ese primer y segundo beso a y no olvidemos el tercero. —Comenzó a reír nuevamente para después poco a poco incorporarse. —Me iré primero así que no me sigas. —Dijo sonriendo mientras comenzaba a caminar en dirección contraria a su hogar. No es que no confiara en la chica, cosa que de hecho no hacia. Más bien pensaba qué tal vez trataría de tomar venganza y sinceramente no estaba de humor para proteger su casa las 24 horas del día.
Pero antes de salir del campo de visión de la chica dio media vuelta regresando hasta ella y observando para después agacharse y volver a unir sus labios con los ajenos una última vez. Tenía que probar aquel sabor para no olvidarlo jamás, era por ello que cuando se separó sonrío de una forma auténtica. —Y ese último beso, tal vez algún día le cuentes a tus nietos de el. —Se incorporó y se fue de ahí caminando a paso rápido mientras hundía las manos en las bolsas del pantalón y caminaba sin rumbo, seguramente sería lo que haría las próximas horas tratando de recordar el rostro de la chica ante su último beso.
Bueno puede que durante su adolescencia hubiera sido un poco más inmaduro que nada, pero aquello no era para nada en comparación con su ahora, se suponía que era alguien que aborrecía compartir el mismo aire que otros y aún así había sido él quien había invitado toda aquella pelea, si lo pensaba correctamente el había iniciado con aquello después de haber besado a la chica. —Tal vez si debería asesinarte. —comentó de forma casual observando al cielo que comenzaba a pintarse de un color rojizo. —Por que nunca nadie me había sacado de mis casillas como tú, o quiero que se repita aunque es obvio que cuando te vuelva a ver, lo cual espero que no pase, daré media vuelta y me iré de ahí. —la sonrisa en su rostro podría haberse ensanchado más pero la verdad es que era el primer momento al lado de aquella chica en el que no perdía los estribos y hablaban como personas normales.
No pesas más que un saco de patatas. —la miro y levantó una ceja —Si, te compare con un saco de patatas. —y ahí estaba de nuevo ese lado juguetón suyo, un lado que rara vez sacaba y lo odiaba porque eso solo significaba que comenzaba a sentirse cómodo con la presencia de aquella chica y no debía sentirse así. Debía simplemente ponerse de pie y largarse de ahí, aquel era el momento perfecto para hacerlo porque de lo contrario la chica volvería a sacarlo de sus casillas y terminaría por besarla nuevamente lo cual si lo pensaba no era tan mala idea... ¡demonios Dan! Tenía que dejar de pensar en sus labios si es que quería seguir molesto con ella... debía ser por la falta de contacto humano, claro era eso. Estaba tan acostumbrado a su soledad que el roce de los labios de cualquier mujer sería suficiente para encender sus hormonas. No tenía nada que ver el que ella fuera hermosa.
¿Lo siento? —Probo observándola fijamente fingiendo una cara de niño bueno sonriendo amablemente y todo para después empujarla suavemente por el hombro a modo de juego. —No quiero nada... aunque de ser posible si me vuelves a ver da media vuelta. Haré lo mismo. —extendió su mano hacia ella mientras sonreía de forma amable para que cerraran aquel trato pero retirándola inmediatamente y cerrándola antes de que pudiera siquiera tocar la mano ajena. —una orden de dos metros si que me quieres lejos. Aunque siempre tendremos ese primer y segundo beso a y no olvidemos el tercero. —Comenzó a reír nuevamente para después poco a poco incorporarse. —Me iré primero así que no me sigas. —Dijo sonriendo mientras comenzaba a caminar en dirección contraria a su hogar. No es que no confiara en la chica, cosa que de hecho no hacia. Más bien pensaba qué tal vez trataría de tomar venganza y sinceramente no estaba de humor para proteger su casa las 24 horas del día.
Pero antes de salir del campo de visión de la chica dio media vuelta regresando hasta ella y observando para después agacharse y volver a unir sus labios con los ajenos una última vez. Tenía que probar aquel sabor para no olvidarlo jamás, era por ello que cuando se separó sonrío de una forma auténtica. —Y ese último beso, tal vez algún día le cuentes a tus nietos de el. —Se incorporó y se fue de ahí caminando a paso rápido mientras hundía las manos en las bolsas del pantalón y caminaba sin rumbo, seguramente sería lo que haría las próximas horas tratando de recordar el rostro de la chica ante su último beso.
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Dan Foster
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