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Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Death City :: Death City :: Parque
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Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
El invierno era una época que le gustaba bastante, el sonido de la lluvia y el no tener que soportar el agobiante calor le hacían sentir completamente bien. Sin embargo, como toda estación el año, tiene que irse para dar paso a la siguiente, siendo en este caso la agradable primavera. La calidez que se sentía no era sofocante, era cómoda de hecho, el renacimiento de las flores ofrecían un hermoso espectáculo todos los días y varios eventos bastante llamativos aparecían por esas fechas. Hazuki no era exactamente la chica más emocionada por esto último, podía vivir sin asistir a los festivales o cualquier cosa parecida, mas tampoco le molestaba disfrutar de uno de vez en cuando, siempre que no fuera sola.
Desde que estaba en dicha ciudad no tenía mucha gente con la cual socializar, por su apariencia firme y seria, la cual no quería demostrar intencionalmente, no se le acercaban tantas personas y tampoco es que ella quisiera acercarse voluntariamente solo para sentirse un poco más acompañada. Aún así, había logrado conseguir a alguien especial con quien poder pasar un buen rato todos los días, un compañero que le cayera bien y en quien pudiera comenzar a confiar. Por él, no se había molestado en aceptar la invitación de participar en el Hanami que había organizado la academia, tenía la certeza de que sería una buena oportunidad para conocerse mejor y pasar un buen día, nunca estaba demás el darse un descanso así.
- Me preguntó si estará bien así... - Susurró para sí misma, revisando su propia ropa con algo de disimulo, un kimono azul con diseños de flores blancas adornándolo; no sabía realmente si era necesario que fuera vestida de esa manera, pero tampoco le pareció mala idea. Su peinado no había cambiado en lo absoluto, mantenía su coleta y el flequillo cubriéndole el ojo, cosa que permanecería así sin importar la situación en la que estuviese. Llegó antes de lo acordado, al menos diez minutos antes, le gustaba ser estrictamente puntual, no podía justificar el dejar esperando a alguien. Estaba sentada en un banco, no muy alejada de la entrada del parque para poder encontrar a su compañero apenas llegara.
Sentada tranquilamente, llena de paciencia, admiraba el azul del cielo junto con las ramas de los árboles que dejaban florecer a los pétalos rosas, los cuales cubrían gran parte de la ciudad. No sabía qué hacer para entretenerse en la espera, aunque tampoco era alguien que necesitara estar en constante movimiento, definitivamente le bastaba con solo observar el entorno, a las personas de todas las edades divirtiéndose, a los vigilantes haciendo su labor para que nadie perturbara la paz del evento, a las aves que, alejadas de la gente, podían disfrutar del día también. De casualidad, mirando hacia una de las direcciones, una sonrisa leve se dibujó en su rostro al ver que su acompañante se acercaba a ella, notando un detalle que le llamó la atención.
Desde que estaba en dicha ciudad no tenía mucha gente con la cual socializar, por su apariencia firme y seria, la cual no quería demostrar intencionalmente, no se le acercaban tantas personas y tampoco es que ella quisiera acercarse voluntariamente solo para sentirse un poco más acompañada. Aún así, había logrado conseguir a alguien especial con quien poder pasar un buen rato todos los días, un compañero que le cayera bien y en quien pudiera comenzar a confiar. Por él, no se había molestado en aceptar la invitación de participar en el Hanami que había organizado la academia, tenía la certeza de que sería una buena oportunidad para conocerse mejor y pasar un buen día, nunca estaba demás el darse un descanso así.
- Me preguntó si estará bien así... - Susurró para sí misma, revisando su propia ropa con algo de disimulo, un kimono azul con diseños de flores blancas adornándolo; no sabía realmente si era necesario que fuera vestida de esa manera, pero tampoco le pareció mala idea. Su peinado no había cambiado en lo absoluto, mantenía su coleta y el flequillo cubriéndole el ojo, cosa que permanecería así sin importar la situación en la que estuviese. Llegó antes de lo acordado, al menos diez minutos antes, le gustaba ser estrictamente puntual, no podía justificar el dejar esperando a alguien. Estaba sentada en un banco, no muy alejada de la entrada del parque para poder encontrar a su compañero apenas llegara.
Sentada tranquilamente, llena de paciencia, admiraba el azul del cielo junto con las ramas de los árboles que dejaban florecer a los pétalos rosas, los cuales cubrían gran parte de la ciudad. No sabía qué hacer para entretenerse en la espera, aunque tampoco era alguien que necesitara estar en constante movimiento, definitivamente le bastaba con solo observar el entorno, a las personas de todas las edades divirtiéndose, a los vigilantes haciendo su labor para que nadie perturbara la paz del evento, a las aves que, alejadas de la gente, podían disfrutar del día también. De casualidad, mirando hacia una de las direcciones, una sonrisa leve se dibujó en su rostro al ver que su acompañante se acercaba a ella, notando un detalle que le llamó la atención.
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Hazuki Sakurai
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
A pesar de ser oriundo de un país que tenía la costumbre de hacer un festival hasta por si el presidente respiraba, nunca se había interesado mucho por estos principalmente por no tener nadie con quién ir, pero ese detalle había cambiado cuando consiguió hacer una amiga para variar, que aparte resultaba ser su arma. Apenas se enteró del Hanami fue directo a preguntarle a Hazuki si quería ir con él, y es que básicamente fue eso, llegar apresuradamente y sin siquiera saludar a ofrecerle que fueran juntos. Para su suerte ella aceptó y acordaron encontrarse el día después en uno de los lugares donde empezaba el recorrido del susodicho festival. La verdad la idea del festival en si no era lo que lo emocionaba, si no el salir un poco de su cuarto para variar. Y lo más importante, poder hacerlo con alguien pues era bien sabido que el muchacho no era un experto en relacionarse socialmente con otras personas.
Al otro día, un buen rato antes de la hora a la que habían acordado encontrarse Rin había comenzado a prepararse. Ciertamente no tenía nada elegante o no-tan-formal que ponerse, de hecho tan solo optó por una camiseta de manga corta blanca y lisa, unos pantalones negros largos pero aún así livianos, y un par de zapatillas algo viejas, poco más. El problema se presentó en el momento en el que iba a amarrar su pelo largo en la tan acostumbrada coleta que llevaba recargada sobre el hombro izquierdo, pues cuando quiso encontrar el adorno con el que lo hacía se tiró unos cuantos minutos en ello, no podía recordar dónde lo había dejado. No es que el pelo suelto le molestara demasiado, pero ciertamente prefería llevarlo en la coleta de siempre, aunque hoy parecía que no sería posible debido a lo cerca que estaba de la hora de encuentro. Decidió resignarse y dejar su cabello del modo en el que estaba y salió del cuarto que ocupaba en shibusen.
Le costó un poco encontrarla al principio, pero apenas la vio y ella lo vio a él, sonrió ampliamente y la saludó de forma energética con la mano, apuró el paso para llegar rápido hasta donde estaba su compañera sentada. Notó que iba vestida con un kimono, y se sintió un poco mal por estar tan informalmente vestido, al menos hasta recordar que realmente no tenía otra cosa para ponerse que no fuera ropa simple y casual. Tampoco tenía la culpa, ¿No?
—Te ves bien.
Fue lo primero que dijo, prácticamente ahorrándose cualquier tipo de saludo más allá del que hizo unos momentos antes desde lejos con la mano. Ni siquiera se molestó en sentarse con ella, pues suponía que directamente se irían y es que tenía energía para estar dando vueltas todo el día y de sobra.
Al otro día, un buen rato antes de la hora a la que habían acordado encontrarse Rin había comenzado a prepararse. Ciertamente no tenía nada elegante o no-tan-formal que ponerse, de hecho tan solo optó por una camiseta de manga corta blanca y lisa, unos pantalones negros largos pero aún así livianos, y un par de zapatillas algo viejas, poco más. El problema se presentó en el momento en el que iba a amarrar su pelo largo en la tan acostumbrada coleta que llevaba recargada sobre el hombro izquierdo, pues cuando quiso encontrar el adorno con el que lo hacía se tiró unos cuantos minutos en ello, no podía recordar dónde lo había dejado. No es que el pelo suelto le molestara demasiado, pero ciertamente prefería llevarlo en la coleta de siempre, aunque hoy parecía que no sería posible debido a lo cerca que estaba de la hora de encuentro. Decidió resignarse y dejar su cabello del modo en el que estaba y salió del cuarto que ocupaba en shibusen.
Le costó un poco encontrarla al principio, pero apenas la vio y ella lo vio a él, sonrió ampliamente y la saludó de forma energética con la mano, apuró el paso para llegar rápido hasta donde estaba su compañera sentada. Notó que iba vestida con un kimono, y se sintió un poco mal por estar tan informalmente vestido, al menos hasta recordar que realmente no tenía otra cosa para ponerse que no fuera ropa simple y casual. Tampoco tenía la culpa, ¿No?
—Te ves bien.
Fue lo primero que dijo, prácticamente ahorrándose cualquier tipo de saludo más allá del que hizo unos momentos antes desde lejos con la mano. Ni siquiera se molestó en sentarse con ella, pues suponía que directamente se irían y es que tenía energía para estar dando vueltas todo el día y de sobra.
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Rin Ryûta
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Observó como su compañero le saludó enérgicamente, tal como lo sospecharía de él, apenas la vio. Apenas se acercó, antes de siquiera poderle preguntar qué había sucedido con su cabello, recibió un cumplido que realmente no se esperaba. ¿Cómo debía reaccionar? La verdad no estaba para nada acostumbrada a ese tipo de frases, por lo que se ruborizó un poco y desvió la mirada hacia el suelo, tratando de buscar algo adecuado para decir. No pensó que el kimono le vendría tan bien, ella simplemente lo hizo por la formalidad del evento, porque suponía que era lo normal. - No... no es para tanto. - Fue lo único que consiguió emitir en ese momento, hasta que se dio cuenta de la actitud que estaba mostrando y rápidamente volvió a ponerse firme esperando que el sonrojo de sus mejillas no se notara tanto. - Tú también te ves muy bien, pero... ¿y tu coleta? - Preguntó para al fin resolver la duda que tenía desde que lo vio llegar.
De repente llegó a la conclusión de que la pregunta podría mal interpretarse; le había dicho que se veía bien así, sí, sin embargo sintió que debía explicarse mejor. Tratando de no ponerse nerviosa por todo el asunto y con el esfuerzo de mantener la calma que debería caracterizarla en parte, se justificó. - S-Sólo te pregunto porque es raro verte así. Debo admitir que me gusta como te queda el cabello suelto. - Listo, solucionado, no debería mal interpretarlo ahora. Aunque había añadido algo nuevo al comentario, muchos cumplidos por su parte y cada vez que se daba cuenta de alguno, volvía a ponerse algo nerviosa, disimulándolo. Decidió no decir nada más al respecto y simplemente dejar que Rin respondiese por sí mismo para que la conversación siguiera sin problemas, hablar de más no le estaba haciendo bien.
Ella se había levantado apenas el rubio llegó, no volvió a sentarse considerando que empezarían a recorrer todo inmediatamente. Echó un vistazo a lo que era el evento en sí, sin poder decidirse qué hacer primero. Más bien, sin poder deducir qué sería lo que su compañero elegiría hacer en primer lugar, pues tenía claro que él era el más entusiasmado y le dejaría escoger lo que quisiese hacer sin ninguna oposición. - ¿Qué te gustaría hacer primero? Tal vez comer algo o jugar directamente. - Volvía a sonreír con un poco más de tranquilidad, dando sus primeros pasos a velocidad lenta para no adelantar al chico, aunque lo común fuera que él la adelantara a ella. Admirando casualmente el panorama, le venían recuerdos a su mente, algo borrosos pero ahí estaban, sobre su infancia, en un festival parecido con sus padres.
- Creo que, solo una vez, pude participar en un evento como este. - Murmuraba mientras recordaba esos días que le parecían tan felices en el pasado y que ya no estaban. Pero ahora permanecía en el presente, debía reaccionar y seguir adelante, avanzaba sin prisa mientras observaba a Rin con una leve sonrisa, esperando a que le comentara la actividad que deseaba hacer en primer lugar. Tenía la intención de que fuera una tarde divertida para él, para ambos, esperaba no aburrirlo con su compañía. La alegría del rubio se contagiaba fácilmente y quería conseguir que eso perdurara por todo el día, pues era agradable verlo contento y poder disfrutar del tiempo con él.
De repente llegó a la conclusión de que la pregunta podría mal interpretarse; le había dicho que se veía bien así, sí, sin embargo sintió que debía explicarse mejor. Tratando de no ponerse nerviosa por todo el asunto y con el esfuerzo de mantener la calma que debería caracterizarla en parte, se justificó. - S-Sólo te pregunto porque es raro verte así. Debo admitir que me gusta como te queda el cabello suelto. - Listo, solucionado, no debería mal interpretarlo ahora. Aunque había añadido algo nuevo al comentario, muchos cumplidos por su parte y cada vez que se daba cuenta de alguno, volvía a ponerse algo nerviosa, disimulándolo. Decidió no decir nada más al respecto y simplemente dejar que Rin respondiese por sí mismo para que la conversación siguiera sin problemas, hablar de más no le estaba haciendo bien.
Ella se había levantado apenas el rubio llegó, no volvió a sentarse considerando que empezarían a recorrer todo inmediatamente. Echó un vistazo a lo que era el evento en sí, sin poder decidirse qué hacer primero. Más bien, sin poder deducir qué sería lo que su compañero elegiría hacer en primer lugar, pues tenía claro que él era el más entusiasmado y le dejaría escoger lo que quisiese hacer sin ninguna oposición. - ¿Qué te gustaría hacer primero? Tal vez comer algo o jugar directamente. - Volvía a sonreír con un poco más de tranquilidad, dando sus primeros pasos a velocidad lenta para no adelantar al chico, aunque lo común fuera que él la adelantara a ella. Admirando casualmente el panorama, le venían recuerdos a su mente, algo borrosos pero ahí estaban, sobre su infancia, en un festival parecido con sus padres.
- Creo que, solo una vez, pude participar en un evento como este. - Murmuraba mientras recordaba esos días que le parecían tan felices en el pasado y que ya no estaban. Pero ahora permanecía en el presente, debía reaccionar y seguir adelante, avanzaba sin prisa mientras observaba a Rin con una leve sonrisa, esperando a que le comentara la actividad que deseaba hacer en primer lugar. Tenía la intención de que fuera una tarde divertida para él, para ambos, esperaba no aburrirlo con su compañía. La alegría del rubio se contagiaba fácilmente y quería conseguir que eso perdurara por todo el día, pues era agradable verlo contento y poder disfrutar del tiempo con él.
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Hazuki Sakurai
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Si Rin hubiese tenido algo de registro por esa actitud nerviosa de algunas personas ante los cumplidos, probablemente le habría resultado raro, pero como ya se sabe que los pies en la tierra no los tiene precisamente la verdad es que no le prestó mucha atención a ello. Aunque cuando el cumplido fue dirigido a él, solo pudo ensanchar su sonrisa habitual más de lo que estaba de costumbre, sus mejillas con apenas unos pocos tonos rojos pero sin muestras de algo más que felicidad ante el comentario.
—¡Gracias! Ah, es que no encontraba nada para atarlo y se estaba haciendo tarde así que lo dejé. Uhm, ¿te sientes bien? Tienes la cara roja.
Su expresión cambió a la de preocupación, como ya dijimos, su nivel de percepción era penoso y tendía a malinterpretar todo menos lo malinterpretable. Avanzó un paso como un ademán de revisarle el rostro pero sin hacer más que el gesto de acercarse. Tal vez no debieron haber ido, no si ella se sentía mal, ¿Fiebre, quizás? No era médico ni mucho menos, pero el arte de la adivinación mediante mera suposición hacía que se diera una idea.
—Si no te sientes muy mal podemos ir por algo de comer, apenas almorcé.—Comentó mientras llevaba su mano derecha a uno de los bolsillos traseros del pantalón.
Su cara se transformó, en una expresión que era como una mezcla entre sorpresa y desesperación, mientras palpaba nuevamente el bolsillo anteriormente mencionado unas 3 veces más, para luego hacer lo mismo con el otro igualmente ubicado atrás, y repetir el proceso con los que se encontraban a los lados. Lo hizo un par de veces casi como si por arte de magia el objeto que buscaba apareciera en alguno de los bolsillos tras seguir una secuencia de toques en los mismos. Esbozó una sonrisita incómoda cuando ya se dio por vencido al respecto, no tenía más bolsillos que los cuatro del pantalón, no traía ningún tipo de abrigo y la camiseta sin mangas también carecía de cualquier lugar donde pudiera guardarla. Azúcar venía caminando a su lado, pues el pelo suelto le caía encima y eso parecía molestarle, aún así el rubio se puso en cuclillas y revisó el pelaje de su amigo con cierta esperanza, pero no logró más que levantarse con la mirada arrepentida.
—Olvidé la billetera en el dormitorio.
Fue todo lo que alcanzó a decir. Al menos quería creer que estaba en el dormitorio y que no se le había caído en el camino hacia el punto de encuentro, lo cual sería un problema aún mayor.
—Yo nunca vine a una de estas cosas —Admitió mientras miraba el lugar donde se notaba la aglomeración y la actividad propia del evento—. Mi padre nunca me llevó.
Esa última frase hizo que bajara la voz, la mirada perdida en la distancia casi como si un recuerdo flotara en su mente pero no pudiera alcanzarlo. Pero no era así, claro que recordaba, nunca podría olvidarse de cómo su padre lo trató, o más bien no lo trato, y luego intentó experimentar con él como si fuera cualquier cosa menos su hijo.
—En ese caso, hagamos que sea divertido.—Le dijo con una sonrisa, como si se hubiera olvidado de lo que anteriormente había recordado.
—¡Gracias! Ah, es que no encontraba nada para atarlo y se estaba haciendo tarde así que lo dejé. Uhm, ¿te sientes bien? Tienes la cara roja.
Su expresión cambió a la de preocupación, como ya dijimos, su nivel de percepción era penoso y tendía a malinterpretar todo menos lo malinterpretable. Avanzó un paso como un ademán de revisarle el rostro pero sin hacer más que el gesto de acercarse. Tal vez no debieron haber ido, no si ella se sentía mal, ¿Fiebre, quizás? No era médico ni mucho menos, pero el arte de la adivinación mediante mera suposición hacía que se diera una idea.
—Si no te sientes muy mal podemos ir por algo de comer, apenas almorcé.—Comentó mientras llevaba su mano derecha a uno de los bolsillos traseros del pantalón.
Su cara se transformó, en una expresión que era como una mezcla entre sorpresa y desesperación, mientras palpaba nuevamente el bolsillo anteriormente mencionado unas 3 veces más, para luego hacer lo mismo con el otro igualmente ubicado atrás, y repetir el proceso con los que se encontraban a los lados. Lo hizo un par de veces casi como si por arte de magia el objeto que buscaba apareciera en alguno de los bolsillos tras seguir una secuencia de toques en los mismos. Esbozó una sonrisita incómoda cuando ya se dio por vencido al respecto, no tenía más bolsillos que los cuatro del pantalón, no traía ningún tipo de abrigo y la camiseta sin mangas también carecía de cualquier lugar donde pudiera guardarla. Azúcar venía caminando a su lado, pues el pelo suelto le caía encima y eso parecía molestarle, aún así el rubio se puso en cuclillas y revisó el pelaje de su amigo con cierta esperanza, pero no logró más que levantarse con la mirada arrepentida.
—Olvidé la billetera en el dormitorio.
Fue todo lo que alcanzó a decir. Al menos quería creer que estaba en el dormitorio y que no se le había caído en el camino hacia el punto de encuentro, lo cual sería un problema aún mayor.
—Yo nunca vine a una de estas cosas —Admitió mientras miraba el lugar donde se notaba la aglomeración y la actividad propia del evento—. Mi padre nunca me llevó.
Esa última frase hizo que bajara la voz, la mirada perdida en la distancia casi como si un recuerdo flotara en su mente pero no pudiera alcanzarlo. Pero no era así, claro que recordaba, nunca podría olvidarse de cómo su padre lo trató, o más bien no lo trato, y luego intentó experimentar con él como si fuera cualquier cosa menos su hijo.
—En ese caso, hagamos que sea divertido.—Le dijo con una sonrisa, como si se hubiera olvidado de lo que anteriormente había recordado.
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Rin Ryûta
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Escuchó al rubio mientras se le acercaba más, sin darse cuenta el sonrojo que tenía en el rostro le aumento un poco, aun así decidió centrarse en responderle pues se estaba equivocando en su suposición. Así era Rin y lo iba aprendiendo poco a poco, sería un poco difícil que se diera cuenta de ciertas reacciones que eran comunes en las personas y que, si bien ella podía deducirlas fácilmente, él las malinterpretaba sin querer. Sin embargo, no pudo evitar sonreír levemente pues sabía que el chico presentaba buenas intenciones y eso lograba darle algo de ternura. Negó tras la pregunta, al ver su rostro de preocupación.
- Estoy bien, Rin, no me pasa nada. - Aclaró finalmente para que dejara de sentirse mal por ella, no tenía la intención de arruinar el día solo por hacerle pensar que se encontraba mal. La comida fue lo primero que sugirió el chico, después de todo confesó el hecho de que no había almorzado, a lo que la peliazul asintió levemente. Se quedó esperando a que su compañero hiciera lo que quería hacer, por su gesto pensó que estaría buscando el dinero en sus bolsillos, por su expresión dedujo que no lo encontraba y por su conocimiento sobre él dio por hecho que lo había dejado en su habitación, o al menos esperaba que fuera eso y no que se le hubiera perdido.
Contuvo la risa al ver como intentaba revisar a su mascota, quien no se encontraba en su hombro y no se dio cuenta de eso hasta ese instante. Era muy gracioso para ella lo que sucedía, no por lo del dinero, sino porque no era común intentar guardar cosas en una mascota y debía admitir que era muy divertido lo que estaba sucediendo, incluso asumiendo desde ya que tendría que pagar todo ella. Apenas escuchó sus palabras confirmando su suposiciones, no le quedó más que sonreír nuevamente, de una manera amable y, con cuidado, le revolvió cariñosamente el cabello, sin despeinarlo mucho. - No te preocupes, pagaré yo, pero ten más cuidado ¿si? - Normalmente era una chica estricta, mas con Rin no quería parecer muy ruda, si veía que algo estaba mal lo diría, de una forma más amigable.
Escuchaba a su técnico mientras comentaban el tema al caminar, sin mirarle directamente para no distraerse del camino, recordando el pasado con algo de dolor. Se obligó a cambiar su vista hacia su acompañante nada más escuchar lo último que dijo, pues había notado una baja de ánimo en su tono de voz. Por el momento, no tenía muy claro qué había sido del pasado de Rin, tampoco iba a preguntarle para revivir viejas heridas y menos en ese momento, aún así, se notaba que no fue nada particularmente alegre. Se sintió un poco mejor al ver como su actitud mejoraba tan rápido, estaba más que dispuesto a divertirse y no se lo impediría para nada. Tomó suavemente su mano, sin previo aviso.
- Pues vamos, no quiero que sigas teniendo hambre, debes alimentarte bien. - Había sujetado su mano para guiarlo mientras avanzaba un poco más rápido, un pequeño trote hasta el puesto de comida le haría olvidar cualquier sentimiento triste, probablemente, pues sabía que esa reacción de parte de ella le sorprendería. Evadiendo a unas cuantas personas, siempre con cuidado de no chocar a nadie, se acercó al puesto de comida más cercano, deteniéndose frente a él. - Adelante, pide lo que quieras, pero recuerda que debemos guardar dinero para lo que hagamos luego. - Lo estaba cuidando bastante y es que sentía que quería hacerlo. Esperó tranquilamente a que decidiera por algo de su preferencia, luego se preocuparía de ella misma.
- Estoy bien, Rin, no me pasa nada. - Aclaró finalmente para que dejara de sentirse mal por ella, no tenía la intención de arruinar el día solo por hacerle pensar que se encontraba mal. La comida fue lo primero que sugirió el chico, después de todo confesó el hecho de que no había almorzado, a lo que la peliazul asintió levemente. Se quedó esperando a que su compañero hiciera lo que quería hacer, por su gesto pensó que estaría buscando el dinero en sus bolsillos, por su expresión dedujo que no lo encontraba y por su conocimiento sobre él dio por hecho que lo había dejado en su habitación, o al menos esperaba que fuera eso y no que se le hubiera perdido.
Contuvo la risa al ver como intentaba revisar a su mascota, quien no se encontraba en su hombro y no se dio cuenta de eso hasta ese instante. Era muy gracioso para ella lo que sucedía, no por lo del dinero, sino porque no era común intentar guardar cosas en una mascota y debía admitir que era muy divertido lo que estaba sucediendo, incluso asumiendo desde ya que tendría que pagar todo ella. Apenas escuchó sus palabras confirmando su suposiciones, no le quedó más que sonreír nuevamente, de una manera amable y, con cuidado, le revolvió cariñosamente el cabello, sin despeinarlo mucho. - No te preocupes, pagaré yo, pero ten más cuidado ¿si? - Normalmente era una chica estricta, mas con Rin no quería parecer muy ruda, si veía que algo estaba mal lo diría, de una forma más amigable.
Escuchaba a su técnico mientras comentaban el tema al caminar, sin mirarle directamente para no distraerse del camino, recordando el pasado con algo de dolor. Se obligó a cambiar su vista hacia su acompañante nada más escuchar lo último que dijo, pues había notado una baja de ánimo en su tono de voz. Por el momento, no tenía muy claro qué había sido del pasado de Rin, tampoco iba a preguntarle para revivir viejas heridas y menos en ese momento, aún así, se notaba que no fue nada particularmente alegre. Se sintió un poco mejor al ver como su actitud mejoraba tan rápido, estaba más que dispuesto a divertirse y no se lo impediría para nada. Tomó suavemente su mano, sin previo aviso.
- Pues vamos, no quiero que sigas teniendo hambre, debes alimentarte bien. - Había sujetado su mano para guiarlo mientras avanzaba un poco más rápido, un pequeño trote hasta el puesto de comida le haría olvidar cualquier sentimiento triste, probablemente, pues sabía que esa reacción de parte de ella le sorprendería. Evadiendo a unas cuantas personas, siempre con cuidado de no chocar a nadie, se acercó al puesto de comida más cercano, deteniéndose frente a él. - Adelante, pide lo que quieras, pero recuerda que debemos guardar dinero para lo que hagamos luego. - Lo estaba cuidando bastante y es que sentía que quería hacerlo. Esperó tranquilamente a que decidiera por algo de su preferencia, luego se preocuparía de ella misma.
Última edición por Hazuki Sakurai el Miér Mar 01, 2017 11:09 am, editado 1 vez
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Hazuki Sakurai
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Su rostro preocupado se relajó un poco cuando su compañera le confirmó que su estado de salud se encontraba bien, aunque aún así tenía dudas, incluso él a veces mentía para poder hacer algo aunque se encontrara mal.
—Si tu lo dices… Pero si te llegas a sentir mal, dime, ¿Si? —Más que una petición era un súplica disfrazada.
Tras la escenita de la billetera en la que Rin hizo una búsqueda un tanto apurada y curiosa pues al parecer realmente creía que el dichoso objeto se podría haber metido al mullido pelaje de su amigo, el rubio se rindió al respecto. Aún así sonrío como todo un niño cuando le revolvieron el cabello, frotándose un poco contra su mano para recibir un poco más de cariño. Cada que lo trataban como a un niño parecía olvidarse de todo lo otro y centrarse en ser un poco consentido, olvidándose tanto de cosas más bien sencillas y de poca importancia como lo era el dejarse el dinero en la casa, hasta de recuerdos con un peso mayor como lo eran los sucesos de su pasado, los que a veces la actitud optimista y enérgica del rubio hacían parecer que se le había olvidado, pero que pequeñas escenas como la de hace apenas unos instantes dejaban entrever que aún quedaban marcas al respecto.
Se quedó bastante desconcertado al sentir el contacto con su mano, pues de la última persona de quién esperaría dicha acción, al menos respecto a ellos dos, era su compañera. Obviamente no se quejó, de hecho sonrió al mirar ambas manos juntas, por lo que acomodó la propia para estar más cómodo. Soltó una risita divertida al verse obligado a trotar en vez de caminar para poder seguirle el paso, por supuesto no le molestaba en lo más mínimo, aunque supuso que para ella sería incómodo correr con kimono. Azúcar venía dando saltitos desde detrás, al verse obligado a caminar siendo que ocupar espacio en el hombro de Rin sería incómodo para ambos mientras él llevara el pelo suelto.
Al llegar al puesto de comida más cercano, se quedó un tiempo considerable mirando sus opciones, ya que si de él dependiera, se lo comería todo. Finalmente, su atención quedó fija en un producto en particular.
—Ese —Pidió señalando algo que hasta donde él tenía entendido se llamaba taiyaki, esa cosa con forma de pescado con relleno que variaba. Decidió que apenas se vieran en la escuela le devolvería el dinero.
Su vista se centró en otro producto mientras su compañera pagaba. Esos bastones de galletas recubiertos con chocolate que él solía comprar cuando era niño, con la osada acción de tomar dinero a escondidas de la billetera de su padre y escaparse a la tienda más cercana. Le jaló de la manga del kimono a Hazuki, mirándola y a su vez señalando aquellas golosinas.
—¿Podemos? —Pidió como si de su madre se tratara, la vista en principio puesta en el mundo real, pero con su cabeza dentro de una maraña mezcla de sus traumas de la infancia y los pocos recuerdos buenos que traía de esa época.
—Si tu lo dices… Pero si te llegas a sentir mal, dime, ¿Si? —Más que una petición era un súplica disfrazada.
Tras la escenita de la billetera en la que Rin hizo una búsqueda un tanto apurada y curiosa pues al parecer realmente creía que el dichoso objeto se podría haber metido al mullido pelaje de su amigo, el rubio se rindió al respecto. Aún así sonrío como todo un niño cuando le revolvieron el cabello, frotándose un poco contra su mano para recibir un poco más de cariño. Cada que lo trataban como a un niño parecía olvidarse de todo lo otro y centrarse en ser un poco consentido, olvidándose tanto de cosas más bien sencillas y de poca importancia como lo era el dejarse el dinero en la casa, hasta de recuerdos con un peso mayor como lo eran los sucesos de su pasado, los que a veces la actitud optimista y enérgica del rubio hacían parecer que se le había olvidado, pero que pequeñas escenas como la de hace apenas unos instantes dejaban entrever que aún quedaban marcas al respecto.
Se quedó bastante desconcertado al sentir el contacto con su mano, pues de la última persona de quién esperaría dicha acción, al menos respecto a ellos dos, era su compañera. Obviamente no se quejó, de hecho sonrió al mirar ambas manos juntas, por lo que acomodó la propia para estar más cómodo. Soltó una risita divertida al verse obligado a trotar en vez de caminar para poder seguirle el paso, por supuesto no le molestaba en lo más mínimo, aunque supuso que para ella sería incómodo correr con kimono. Azúcar venía dando saltitos desde detrás, al verse obligado a caminar siendo que ocupar espacio en el hombro de Rin sería incómodo para ambos mientras él llevara el pelo suelto.
Al llegar al puesto de comida más cercano, se quedó un tiempo considerable mirando sus opciones, ya que si de él dependiera, se lo comería todo. Finalmente, su atención quedó fija en un producto en particular.
—Ese —Pidió señalando algo que hasta donde él tenía entendido se llamaba taiyaki, esa cosa con forma de pescado con relleno que variaba. Decidió que apenas se vieran en la escuela le devolvería el dinero.
Su vista se centró en otro producto mientras su compañera pagaba. Esos bastones de galletas recubiertos con chocolate que él solía comprar cuando era niño, con la osada acción de tomar dinero a escondidas de la billetera de su padre y escaparse a la tienda más cercana. Le jaló de la manga del kimono a Hazuki, mirándola y a su vez señalando aquellas golosinas.
—¿Podemos? —Pidió como si de su madre se tratara, la vista en principio puesta en el mundo real, pero con su cabeza dentro de una maraña mezcla de sus traumas de la infancia y los pocos recuerdos buenos que traía de esa época.
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Rin Ryûta
Re: Unexpected Spring Day [Priv. Rin] [Hanami]
Notar la preocupación que el rubio tenía por ella le hacía sonreír, se sentía bien que alguien demostrara afecto hacía uno mismo. Sabía que Rin estaba insistiendo un poco, ella también se sentiría así si el caso fuera al revés, mas su consciencia estaba tranquila pues no le mentía. Le sorprendió un poco ver como parecía pedir que lo acariciara más, al frotar su cabeza contra la mano de la joven, y no le negó el darle un poco más de cariño. Había veces en las que se sentía como una hermana mayor, o incluso como una madre, cosa que, en realidad, no podía evitar estando con Rin.
Después del trote hacia el puesto de comida, en el cual Azúcar no lo pasó muy bien, Hazuki esperó pacientemente a la decisión de su compañero, mientras ella también observaba la comida que había, decidiendo en silencio qué comería. Habiendo tanta variedad y siendo que la joven no era muy quisquillosa con la comida, se le estaba haciendo un tanto difícil elegir, hasta que la voz de su amigo le hizo reaccionar, observando luego su elección, taiyaki. Pensándolo bien, si ella misma no podía elegir algo para comer, ¿por qué no mejor comprar dos de lo mismo? De esa forma y sin planearlo, finalmente Rin terminó decidiendo por ella también.
- ¿Podría darme tres taiyaki? Y esto... ¿con qué relleno lo quieres, Rin? - Se acercó al vendedor para hacer el pedido, solo faltaba el último detalle para poder completar la compra. Sin embargo, lo vio distraído con otro producto, a lo que solo pudo sonreír y, para no interrumpirlo, adivinó según lo que le conocía, escogiendo ella el relleno. - Tres taiyaki con relleno de chocolate, por favor. - El vendedor, sonriente, buscó los pedidos en poco tiempo, entregándoselos luego a Hazuki, quien tenía el dinero correspondiente en la mano. Entregando su parte, de repente sintió que algo le jalaba el kimono suavemente, a lo que volteó su mirada para ver de qué se trataba. Era su compañero, quien le miraba como pidiendo un favor.
- ...También esa caja de pockys de chocolate, por favor. - No se pudo negar a la petición del rubio, se lo estaba pidiendo de una forma muy tierna, además ella no era quién para quitarle un poco de felicidad a su día, unos dulces más no harían daño a nadie. Al recibir el último pedido, entregó el dinero que correspondía a los bastones de galleta, dando las gracias finalmente para retirarse y dejar a los demás clientes realizar sus compras. Con cuidado, le entregó su taiyaki al técnico junto con la caja de pockys, luego se agachó con delicadeza, pues su kimono le incomodaba un poco a la hora de moverse demás. Estando frente a la mascota de Rin, le acercó el tercer taikayi que había comprado, suponiendo que le gustaría, ya que lo había visto comiendo dulces en ocasiones anteriores.
- Ten, es para ti, Azúcar. - Con una sonrisa, sostuvo el taiyaki frente a la criatura, esperando a que lo recibiera y rezando porque de verdad la gustara. Supuso que después de tener que trotar atrás de ellos y con todo el caos de la mañana, no habría comido mucho. Dirigió su mirada a Rin, específicamente a los pockys que estaba sosteniendo, analizando un poco lo que había comprado. - ¿Te llamaron la atención esos dulces? Creo que nunca los he probado. - No recordaba haberlos consumido en su vida, si lo había hecho, era imposible rememorar ese momento en ese preciso instante. Lo único que sabía de los pockys, es que mucha gente suele hacer un tipo de juego con ellos, aunque era un tanto vergonzoso.
Después del trote hacia el puesto de comida, en el cual Azúcar no lo pasó muy bien, Hazuki esperó pacientemente a la decisión de su compañero, mientras ella también observaba la comida que había, decidiendo en silencio qué comería. Habiendo tanta variedad y siendo que la joven no era muy quisquillosa con la comida, se le estaba haciendo un tanto difícil elegir, hasta que la voz de su amigo le hizo reaccionar, observando luego su elección, taiyaki. Pensándolo bien, si ella misma no podía elegir algo para comer, ¿por qué no mejor comprar dos de lo mismo? De esa forma y sin planearlo, finalmente Rin terminó decidiendo por ella también.
- ¿Podría darme tres taiyaki? Y esto... ¿con qué relleno lo quieres, Rin? - Se acercó al vendedor para hacer el pedido, solo faltaba el último detalle para poder completar la compra. Sin embargo, lo vio distraído con otro producto, a lo que solo pudo sonreír y, para no interrumpirlo, adivinó según lo que le conocía, escogiendo ella el relleno. - Tres taiyaki con relleno de chocolate, por favor. - El vendedor, sonriente, buscó los pedidos en poco tiempo, entregándoselos luego a Hazuki, quien tenía el dinero correspondiente en la mano. Entregando su parte, de repente sintió que algo le jalaba el kimono suavemente, a lo que volteó su mirada para ver de qué se trataba. Era su compañero, quien le miraba como pidiendo un favor.
- ...También esa caja de pockys de chocolate, por favor. - No se pudo negar a la petición del rubio, se lo estaba pidiendo de una forma muy tierna, además ella no era quién para quitarle un poco de felicidad a su día, unos dulces más no harían daño a nadie. Al recibir el último pedido, entregó el dinero que correspondía a los bastones de galleta, dando las gracias finalmente para retirarse y dejar a los demás clientes realizar sus compras. Con cuidado, le entregó su taiyaki al técnico junto con la caja de pockys, luego se agachó con delicadeza, pues su kimono le incomodaba un poco a la hora de moverse demás. Estando frente a la mascota de Rin, le acercó el tercer taikayi que había comprado, suponiendo que le gustaría, ya que lo había visto comiendo dulces en ocasiones anteriores.
- Ten, es para ti, Azúcar. - Con una sonrisa, sostuvo el taiyaki frente a la criatura, esperando a que lo recibiera y rezando porque de verdad la gustara. Supuso que después de tener que trotar atrás de ellos y con todo el caos de la mañana, no habría comido mucho. Dirigió su mirada a Rin, específicamente a los pockys que estaba sosteniendo, analizando un poco lo que había comprado. - ¿Te llamaron la atención esos dulces? Creo que nunca los he probado. - No recordaba haberlos consumido en su vida, si lo había hecho, era imposible rememorar ese momento en ese preciso instante. Lo único que sabía de los pockys, es que mucha gente suele hacer un tipo de juego con ellos, aunque era un tanto vergonzoso.
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Fecha de inscripción : 22/12/2015
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Hazuki Sakurai
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