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Wasserfall Leiter
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Wasserfall Leiter
Wasserfall
× Nombre completo: Wasserfall Leiter × Apodo: Wass – Light × Edad: 18 años × Raza: Arma × Orientación Sexual: Heterosexual × Ocupación: Estudiante de Shibusen. Suele hacer pequeños trabajos y encargos para toda Death City × Nacionalidad: Naha, Okinawa, Japón × Lealtad: Shibusen | Forma humana: Wasserfall es un chico de estatura promedio, alcanzando el metro setenta y dos. Posee un cuerpo bastante entrenado, marcado, aunque no al extremo. Su tonalidad de piel es clara y su rostro mantiene las características típicas de un joven japonés, con cabello corto azabache, despeinado. Sin embargo, sus ojos son de un destacable color miel brillante, parecido al oro. Finalmente, lo que llegaría a destacarle más de entre otras personas, son los extraños tatuajes qen forma de líneas y formas geométricas que recorren todo su cuerpo, incluyendo parte de su rostro. Éstas marcas podrían asimilarse con un diseño tribal, y están distribuidas simétricamente. En lo que respecta a vestimenta de vida diaria, no tiene nada favorito en particular, pudiendo usar desde simples conjuntos hasta algún que otro uniforme de Shibusen. En batalla o entrenamiento mantiene una marcada elección sobre sudaderas y pantalones cortos (junto con zapatillas deportivas) sobre otras prendas, debido a la comodidad. Referencia 1 Referebcia 2 Referencia 3 Forma de Arma: En su forma de Arma, Wasserfall pasa a ser una armadura que protege por completo le brazo del usuario (o su propio brazo en caso de estar solo). La amardura tiene color rojo metálico e incluye igualmente protección a la mano, cuyos dedos terminan en afiladas garras. La protección del hombro asimila una máscara de samurai, con una macabra sonrisa adornada de dientes (similar a la sonrisa de la luna). Die Schlange: En el interior de la “boca” de la máscara samurai, se esconde una extremidad cual esqueleto de serpiente. Llamada Die Schlange, este esqueleto metálico saldrá de su cautividad para pasar a ser una tercera extremidad del usuario. Sin embargo, es muy difícil controlarla, e incluso el mismo Wasserfall considera una molestia innecesaria el aprender a utilizarla. Referencia |
Perfil Psicológico
A primeras impresiones, el joven Leiter podrá parecer alguien bastante poco carismático y difícil de tratar. Tiende a adoptar una actitud orgullosa y hasta ególatra. Esto es debido a que tiene (o parece tener) una enorme confianza en sí mismo, y lo demostrará en cada pequeña oportunidad que tenga. Es bastante serio en lo que respecta a la vida en Shibusen, y realmente detesta a la gente que prefiere holgazanear y, en general, tomarselo todo a la ligera. Suele molestarse por aquellas personas a las cuales él considera débiles; esto es, personas de baja autoestima, poca confianza en sí mismos, que dejan que los pisoteen y pasen sobre ellos sin objeción alguna, las cuales se rinden sin haber peleado. Esto claro, si alguien ya se ha dirigido a él previamente, en caso contrario, se mantendrá con marcada indiferencia, sin prestar mayor atención.
Sin embargo, si alguien es lo suficientemente paciente para soportar estas actitudes, y logra hacerse un lugar entre las relaciones cercanas del muchacho, se encontrarán con una persona preocupada por los demás, que protegerá a los suyos y en el cual siempre se podrá confiar. Sintiendose más cómodo entre tales allegados, Wasserfall se relajará un poco e intentará disfrutar más de la compañía, llegando a hacer cosas tal vez impensadas de él en un principio.
En combate o entrenamientos, su seriedad es la que alcanza un punto máximo, al igual que su actitud orgullosa y su confianza. Sin embargo, no suele subestimar a sus rivales debido a que cree que quien puede dar frente a una batalla en la que se está arriesgando todo, ya es digno de cierto respeto. Siente una gran motivación a la hora de pelear, y su espiritu es difícil de quebrar, teniendo una mentalidad bastante positiva sin importar que tan mal vayan las cosas. Es muy dado a adoptar estrategias y gran diversidad de tácticas según la situación. Pero, quizás la mayor debilidad que posee es quizás una de sus mayores virtudes; su confianza. Es muy confiado y por la misma razón bastante obstinado, negándose a dar por hecho una derrota evidente. Saber cuando dar un paso al costado es una enorme lección que, por desgracia, Leiter aún no ha aprendido.
Cabe destacar que su actitud un poco conflictiva, deriva de los sucesos acontecidos en su juventud, los cuales forjaron su carácter y mentalidad.
Sin embargo, si alguien es lo suficientemente paciente para soportar estas actitudes, y logra hacerse un lugar entre las relaciones cercanas del muchacho, se encontrarán con una persona preocupada por los demás, que protegerá a los suyos y en el cual siempre se podrá confiar. Sintiendose más cómodo entre tales allegados, Wasserfall se relajará un poco e intentará disfrutar más de la compañía, llegando a hacer cosas tal vez impensadas de él en un principio.
En combate o entrenamientos, su seriedad es la que alcanza un punto máximo, al igual que su actitud orgullosa y su confianza. Sin embargo, no suele subestimar a sus rivales debido a que cree que quien puede dar frente a una batalla en la que se está arriesgando todo, ya es digno de cierto respeto. Siente una gran motivación a la hora de pelear, y su espiritu es difícil de quebrar, teniendo una mentalidad bastante positiva sin importar que tan mal vayan las cosas. Es muy dado a adoptar estrategias y gran diversidad de tácticas según la situación. Pero, quizás la mayor debilidad que posee es quizás una de sus mayores virtudes; su confianza. Es muy confiado y por la misma razón bastante obstinado, negándose a dar por hecho una derrota evidente. Saber cuando dar un paso al costado es una enorme lección que, por desgracia, Leiter aún no ha aprendido.
Cabe destacar que su actitud un poco conflictiva, deriva de los sucesos acontecidos en su juventud, los cuales forjaron su carácter y mentalidad.
Historia
Cualquiera que vea al muchacho con suficiente atención se preguntará, primeramente, que significa tanto tatuaje en su cuerpo. Seguidamente, si se llegaran a presentar, entonces sospecharía un poco de su nombre. En realidad, Wasserfall Leiter es simplemente un pseudónimo que adoptó en Shibusen, siendo su nombre verdadero Naoki Kashima. Con respecto a sus tatuajes… Bueno, veamos.
Él muchacho nació en una pequeña ciudad en la isla de Okinawa, ubicada en Japón. Sus padres eran una familia que estaba bien acomodada en aquella región y, por esta razón, Leiter vivió su infancia con bastante comodidad. Era un niño muy caprichoso, sí, pero igualmente muy inteligente; y realmente tenía todo lo que podría querer, desde juguetes y demás entretenimientos materiales, hasta el preciado cariño de sus padres, especialmente el de su madre, Marylitch. Con ella, el pequeño pasaba la mayor parte del tiempo jugando, debido a que su padre, Ikuno Kashima, siempre estaba trabajando en un proyecto propio, y aquello le consumía bastante tiempo sin su familia.
Continuó creciendo bajo el seno de una familia típica con aparente normalidad. A pesar de esto, de vez en cuando y a partir de sus inocentes cinco años de edad, comenzo a sufrir unas extrañas pesadillas que le impedían dormir bien por la noche. Eran unas visiones difusas, sin una forma clara, que le asaltaban y atormentaban en su sueño, haciéndole ver cosas inimaginablemente sádicas; desde deformidades que bailaban a su alrededor cantando con voces guturales, hasta oscuras sombras que le susurraban al oído en un idioma que desconocía, e impedían que se moviera. Sus padres parecían desconocer de este hecho, lo cual era, mínimo, llamativo, debido a que a menudo el jovencito se despertaba a los gritos, sudando y tembloroso. Tal vez el error fuera que el pequeño nunca iba hasta la habitación de sus padres, temeroso de que las criaturas de sus continuas pesadillas aparecieran en la realidad y se lo llevaran. A medida que esto continuaba, aquellas figuras sin forma de sus sueños se volvían cada vez más reales. A los seis años, comenzo a distinguir –en estas pesadillas de locura, ahora más frecuentes- que se encontraba en un mundo surrealista: una luna roja, sin rostro, que goteaba un liquido negro. Un infinito campo de maleza de tonalidades grises. Pequeñas figuras negras que surcaban el vacío cielo, cual aves. Y claro… Aquellos terroríficos personajes que continuaban infundiendole un miedo insano a su joven mente. Esta situación continuó, hasta el sorpresivo nacimiento de su hermanita: Kyoki Kashima. La llegada de la pequeña a la familia trajo un alivio a sus constantes noches de sufrimiento. Era extraño, pero al parecer la pequeña, sin quererlo, había terminado con todo eso, su nacimiento había acabado con aquella aparente maldición. La vida pareció tornarse nuevamente normal y empezó a disfrutar aún mas de todo.
Cumpliendo los ya doce años de edad, su padre al parecer había terminado con ese proyecto suyo por lo que pudo compartir mucho más con él. Su hermana menor, de seis años, solía salir a jugar con él a una de las plazas cercanas a la vivienda; y sus madre era la que los reprendía después por llegar tan tarde. Pero estos días de aparente tranquilidad terminaron tan súbitamente que a Wasserfall le cuesta entenderlo aún en el presente.
-¿Pesadillas? Eso es normal a veces, no te preocupes, nee-chan, nada de lo que veas en esos sueños pasará- Hablo tranquilamente el joven Leiter, mientras se columpiaba tranquilamente. Su hermanita acababa de revelarle que había tenido una pesadilla, aunque sin mucho más detalle.
La pequeña Kyoki, que se encontraba parada a un lado del columpio, tenía una mirada perdida –P-pero… pero- susurro suavemente, llevandose una de sus pequeñas manos a su cabeza, mientras cerraba los ojos y un gesto dolido se formaba en su rostro –¡Y-yo las tengo cada noche!- Gritó mientras comenzaba a temblar, ambas manos ahora cubriendo su rostro, en un intento de sofocar el venidero llanto –E-esas voces… Ellos cantan, pero no los entiendo. Y aún así- Se detuvo al sentir un par de manos sujetarla de sus pequeños hombros.
Su hermano, ahora con un gesto de inconfundible miedo, le veía, rodilla apoyada en el suelo para estar a su altura -¿Por qué no lo dijiste antes?- Pregunto, sin un tono que la reprendía realmente. Más bien, ahora que recordaba, en sus propias pesadillas él mismo no había podido decir nada a sus padres. Acaso serían ¿Las mismas pesadillas? ¿Lo habían dejado a él en paz, para empezar a acosar a su hermanita? Comenzó a sentir una gran ira hervir en su interior.
Negando con la cabeza, la pequeña se aparto bruscamente del agarre de su hermano, viéndole con una mirada perdida, nuevamente –Yo… Creo que lo entiendo ahora- Repentinamente se tranquilizó. Su rostro se transformó en un gesto apasible –Este sufrimiento ¡Debo compartirlo!- Riéndo a carcajadas, la pequeña se acercó a su ahora extrañado hermano, y llevo su suave mano a la cabeza del mismo.
El muchacho, pensando que quería jugar de nuevo, la dejo hacer. Grave error. Una fuerte punzada en su frente le hizo cerrar los ojos, soltando un leve gemido. Al hacerlo, todas aquellas visiones aterradoras de su infancia volvieron a proyectarse ante él. No pudo moverse, no pudo resistirse. Lágrimas comenzaron a caer de sus ojos cerrados, mientras la pequeña mantenía su mano inamovible en la cabeza de él. Finalmente, le liberó, y con eso el muchacho cayó inconsciente al suelo. La pequeña comenzo a caminar, con una sonrisa retorcida en su ahora no tan inocente rostro. A medida que avanzaba, extraños tatuajes comenzaron a dibujarse por todo su cuerpo. Se dirigiría a casa. Ya entendía todo, a la perfección. Llegaría a casa y saludaría a su madre. La saludaría por ultima vez. Luego, le daría las gracias a su padre. Él era el causante de sus sueños. Él pensaba que ella no lo sabía, que ella estaba dormida cuando él le picaba con esa aguja rara y el liquido comenzaba a entrar en su cuerpo. Pero ella lo sabía…
Cuando finalmente despertó, ya había anochecido. Estaba aún tirado en el cesped de aquel parque ¿Qué hora era? ¿Dónde estaba su-… -¡Kyoki!- Un terror invadió su corazón y, sin pensar más, hecho carrera hasta su casa. Al llegar, la escena que encontró todavía le asalta en sus sueños hoy en día: Su madre estaba tendida en el suelo, sobre un charco de sangre. Tenía una herida dividía su torso en dos, empezando del hombro derecho hasta cerca de la cintura. Encima del cadáver, donde no llegaba la sangre, un pequeño papel. Vomito en el suelo, y luego empezó a sollozar, para después llorar con todas sus fuerzas, arrinconado en el suelo. Estuvo así un par de horas, hasta que por fin se tranquilizó lo suficiente como para acercarse a su madre. No podía creerlo. La abrazó con todas sus fuerzas, manchándose de sangre. Grito con dolor, intentando despertarla, pero nada funcionó.
Luego, aún con lagrimas recorriendo su rostro, tomo la nota y leyó lo que esta decía: Hijo, he decidido iniciar la segunda parte de mi proyecto. Tu hermana ha venido conmigo… Espero que sepas perdonarla, ella estaba muy excitada con el viaje y con el regalo que le hice. Lamentablemente, a tu madre no le pareció buena idea y, bueno, ya podrás ver el resultado. Para terminar, no debes sentirte celoso. Te he dejado un pequeño regalo a ti también, que tu hermana se ha encargado de desenvolver para ti. Necesitarás dirigirte a Shibusen, ellos te enseñarán como usarlo adecuadamente. Eso es todo, me despido e igualmente tu hermana, nos vemos, hijo.
Las autoridades locales llegaron poco después. El joven estaba en estado de shock, por lo que lo dejaron en la estación luego de asegurarse que no estaba herido. Sin entender nada, observó sus propias manos, y se llevo una ligera sorpresa al ver que unas lineas negras se habían marcado en su piel. Eran simétricas y podían referirse como tribales. Parecían hechas por un tatuador experto. Fue entonces que recordó las palabras del papel.
Viajó a Shibusen, sin encontrar todavía una clara explicación a absolutamente nada de lo que le había acontecido. Allí, sin embargo, le encontraron algo interesante: Él era un arma. Aquella revelación pareció ser una epifanía: Recuerdos borrosos pero claros llegaron hasta su mente. Su padre había experimentado con él. Le inyectaba cosas, sustancias. Por eso las pesadillas. Por eso los tatuajes. Por eso él era un arma, y su herman-… Y Kyoki una asesina. Desde aquel momento, juró vengarse del responsable de todo su sufrimiento. ¿Y qué mejor que usar Shibusen para lograr esto?
Él muchacho nació en una pequeña ciudad en la isla de Okinawa, ubicada en Japón. Sus padres eran una familia que estaba bien acomodada en aquella región y, por esta razón, Leiter vivió su infancia con bastante comodidad. Era un niño muy caprichoso, sí, pero igualmente muy inteligente; y realmente tenía todo lo que podría querer, desde juguetes y demás entretenimientos materiales, hasta el preciado cariño de sus padres, especialmente el de su madre, Marylitch. Con ella, el pequeño pasaba la mayor parte del tiempo jugando, debido a que su padre, Ikuno Kashima, siempre estaba trabajando en un proyecto propio, y aquello le consumía bastante tiempo sin su familia.
Continuó creciendo bajo el seno de una familia típica con aparente normalidad. A pesar de esto, de vez en cuando y a partir de sus inocentes cinco años de edad, comenzo a sufrir unas extrañas pesadillas que le impedían dormir bien por la noche. Eran unas visiones difusas, sin una forma clara, que le asaltaban y atormentaban en su sueño, haciéndole ver cosas inimaginablemente sádicas; desde deformidades que bailaban a su alrededor cantando con voces guturales, hasta oscuras sombras que le susurraban al oído en un idioma que desconocía, e impedían que se moviera. Sus padres parecían desconocer de este hecho, lo cual era, mínimo, llamativo, debido a que a menudo el jovencito se despertaba a los gritos, sudando y tembloroso. Tal vez el error fuera que el pequeño nunca iba hasta la habitación de sus padres, temeroso de que las criaturas de sus continuas pesadillas aparecieran en la realidad y se lo llevaran. A medida que esto continuaba, aquellas figuras sin forma de sus sueños se volvían cada vez más reales. A los seis años, comenzo a distinguir –en estas pesadillas de locura, ahora más frecuentes- que se encontraba en un mundo surrealista: una luna roja, sin rostro, que goteaba un liquido negro. Un infinito campo de maleza de tonalidades grises. Pequeñas figuras negras que surcaban el vacío cielo, cual aves. Y claro… Aquellos terroríficos personajes que continuaban infundiendole un miedo insano a su joven mente. Esta situación continuó, hasta el sorpresivo nacimiento de su hermanita: Kyoki Kashima. La llegada de la pequeña a la familia trajo un alivio a sus constantes noches de sufrimiento. Era extraño, pero al parecer la pequeña, sin quererlo, había terminado con todo eso, su nacimiento había acabado con aquella aparente maldición. La vida pareció tornarse nuevamente normal y empezó a disfrutar aún mas de todo.
Cumpliendo los ya doce años de edad, su padre al parecer había terminado con ese proyecto suyo por lo que pudo compartir mucho más con él. Su hermana menor, de seis años, solía salir a jugar con él a una de las plazas cercanas a la vivienda; y sus madre era la que los reprendía después por llegar tan tarde. Pero estos días de aparente tranquilidad terminaron tan súbitamente que a Wasserfall le cuesta entenderlo aún en el presente.
-¿Pesadillas? Eso es normal a veces, no te preocupes, nee-chan, nada de lo que veas en esos sueños pasará- Hablo tranquilamente el joven Leiter, mientras se columpiaba tranquilamente. Su hermanita acababa de revelarle que había tenido una pesadilla, aunque sin mucho más detalle.
La pequeña Kyoki, que se encontraba parada a un lado del columpio, tenía una mirada perdida –P-pero… pero- susurro suavemente, llevandose una de sus pequeñas manos a su cabeza, mientras cerraba los ojos y un gesto dolido se formaba en su rostro –¡Y-yo las tengo cada noche!- Gritó mientras comenzaba a temblar, ambas manos ahora cubriendo su rostro, en un intento de sofocar el venidero llanto –E-esas voces… Ellos cantan, pero no los entiendo. Y aún así- Se detuvo al sentir un par de manos sujetarla de sus pequeños hombros.
Su hermano, ahora con un gesto de inconfundible miedo, le veía, rodilla apoyada en el suelo para estar a su altura -¿Por qué no lo dijiste antes?- Pregunto, sin un tono que la reprendía realmente. Más bien, ahora que recordaba, en sus propias pesadillas él mismo no había podido decir nada a sus padres. Acaso serían ¿Las mismas pesadillas? ¿Lo habían dejado a él en paz, para empezar a acosar a su hermanita? Comenzó a sentir una gran ira hervir en su interior.
Negando con la cabeza, la pequeña se aparto bruscamente del agarre de su hermano, viéndole con una mirada perdida, nuevamente –Yo… Creo que lo entiendo ahora- Repentinamente se tranquilizó. Su rostro se transformó en un gesto apasible –Este sufrimiento ¡Debo compartirlo!- Riéndo a carcajadas, la pequeña se acercó a su ahora extrañado hermano, y llevo su suave mano a la cabeza del mismo.
El muchacho, pensando que quería jugar de nuevo, la dejo hacer. Grave error. Una fuerte punzada en su frente le hizo cerrar los ojos, soltando un leve gemido. Al hacerlo, todas aquellas visiones aterradoras de su infancia volvieron a proyectarse ante él. No pudo moverse, no pudo resistirse. Lágrimas comenzaron a caer de sus ojos cerrados, mientras la pequeña mantenía su mano inamovible en la cabeza de él. Finalmente, le liberó, y con eso el muchacho cayó inconsciente al suelo. La pequeña comenzo a caminar, con una sonrisa retorcida en su ahora no tan inocente rostro. A medida que avanzaba, extraños tatuajes comenzaron a dibujarse por todo su cuerpo. Se dirigiría a casa. Ya entendía todo, a la perfección. Llegaría a casa y saludaría a su madre. La saludaría por ultima vez. Luego, le daría las gracias a su padre. Él era el causante de sus sueños. Él pensaba que ella no lo sabía, que ella estaba dormida cuando él le picaba con esa aguja rara y el liquido comenzaba a entrar en su cuerpo. Pero ella lo sabía…
Cuando finalmente despertó, ya había anochecido. Estaba aún tirado en el cesped de aquel parque ¿Qué hora era? ¿Dónde estaba su-… -¡Kyoki!- Un terror invadió su corazón y, sin pensar más, hecho carrera hasta su casa. Al llegar, la escena que encontró todavía le asalta en sus sueños hoy en día: Su madre estaba tendida en el suelo, sobre un charco de sangre. Tenía una herida dividía su torso en dos, empezando del hombro derecho hasta cerca de la cintura. Encima del cadáver, donde no llegaba la sangre, un pequeño papel. Vomito en el suelo, y luego empezó a sollozar, para después llorar con todas sus fuerzas, arrinconado en el suelo. Estuvo así un par de horas, hasta que por fin se tranquilizó lo suficiente como para acercarse a su madre. No podía creerlo. La abrazó con todas sus fuerzas, manchándose de sangre. Grito con dolor, intentando despertarla, pero nada funcionó.
Luego, aún con lagrimas recorriendo su rostro, tomo la nota y leyó lo que esta decía: Hijo, he decidido iniciar la segunda parte de mi proyecto. Tu hermana ha venido conmigo… Espero que sepas perdonarla, ella estaba muy excitada con el viaje y con el regalo que le hice. Lamentablemente, a tu madre no le pareció buena idea y, bueno, ya podrás ver el resultado. Para terminar, no debes sentirte celoso. Te he dejado un pequeño regalo a ti también, que tu hermana se ha encargado de desenvolver para ti. Necesitarás dirigirte a Shibusen, ellos te enseñarán como usarlo adecuadamente. Eso es todo, me despido e igualmente tu hermana, nos vemos, hijo.
Las autoridades locales llegaron poco después. El joven estaba en estado de shock, por lo que lo dejaron en la estación luego de asegurarse que no estaba herido. Sin entender nada, observó sus propias manos, y se llevo una ligera sorpresa al ver que unas lineas negras se habían marcado en su piel. Eran simétricas y podían referirse como tribales. Parecían hechas por un tatuador experto. Fue entonces que recordó las palabras del papel.
Viajó a Shibusen, sin encontrar todavía una clara explicación a absolutamente nada de lo que le había acontecido. Allí, sin embargo, le encontraron algo interesante: Él era un arma. Aquella revelación pareció ser una epifanía: Recuerdos borrosos pero claros llegaron hasta su mente. Su padre había experimentado con él. Le inyectaba cosas, sustancias. Por eso las pesadillas. Por eso los tatuajes. Por eso él era un arma, y su herman-… Y Kyoki una asesina. Desde aquel momento, juró vengarse del responsable de todo su sufrimiento. ¿Y qué mejor que usar Shibusen para lograr esto?
Habilidades
× Calm Down! (Pasiva): La seguridad, tranquilidad, y capacidad de mantener el control sin importar qué de Wasserfall son casi inquebrantables. Tanto así, que si logra tener una sincronización aceptable con su compañero de equipo, esta capacidad afectará también al alma del mismo, infundiéndole calma ante situaciones desesperantes. Igualmente, puede utilizarse para mantener a raya las ondas de locura que emanarían un Kishin o un payaso; sin embargo, no es tan efectiva contra estas amenazas, pero puede disminuir el efecto lo suficiente para mantener un grado de cordura decente.
× Ash Red Entsperren [Activa]: Con el entrenamiento de años en Shibusen, Wasserfall puede transformar uno de sus brazos en la forma de su arma. A la misma vez, las líneas de sus tatuajes comenzarán a brillar de un color verde esmeralda. A pesar de esto, tales fuerzas conllevan un gasto de energía bastante alto. En caso de tener un Técnico, este desgaste es compartido y por lo tanto permite usar la habilidad por un periodo un poco mayor de tiempo. En dicha situación, los tatuajes pasan a cubrir el cuerpo del Técnico, e igualmente mantendrán las franjas luminosas de color verdoso. Asimilando esta transformación, el arma (o Técnico) puede lograr combatir con capacidades tanto físicas (fuerza, destreza, agilidad, velocidad) como mentales (capacidad de reacción, enfocamiento en batalla, estabilidad mental, moral y voluntad) se incrementen de manera considerable.
En solitario: Duración de 3 turnos desde el momento que es activada. Finalizada el desgaste tanto físico como mental reducen las capacidades de combate a la mitad por el resto de la batalla. No es posible volver a utilizarla.
Con Técnico: Duración de 4 turnos desde el momento que es activada. Finalizada el desgaste tanto físico como mental reducen las capacidades de combate de ambos en un 25% por el resto de la batalla. Ncesario un lapso de 3 turnos para volver a utilizarla. No es posible activarla más de 2 veces.
× Fünf Jahre des Grauens (Debilidad): Pueden ser muchas las razones, los motivos de tal desgracia: no encontrar al compañero indicado, el trauma por la muerte de su madre, los experimentos con su cuerpo… Pero una cosa es segura, Wasserfall Leiter no es capaz de realizar una Resonancia de Almas efectiva. Según uno de los profesores que fue testigo de un intento fallido, dicha Resonancia, si es que se le puede llamar así al intento, solo puede alcanzar un porcentaje máximo de 13% de efectividad, completamente inservible para lograr un ataque efectivo. Todavía no se ha encontrado una razón a este hecho, y la única solución parece ser esperar.
× Der Mund der Schlange (Debilidad): Die Schlange, como ha llamado a aquella “extremidad” con cabeza de serpiente que surge del hombro de la armadura, no es una verdadera ventaja. Su control es muy difícil y realmente ni el mismo Leiter ha descubierto como utilizarla a su máximo potencial, mucho menos los Técnicos que han intentado manejarla. La verdadera razón está en que se necesita un compañero estable y tiempo de práctica con el mismo. Por esta razón, Wasserfall prefiere mantener a Die Schlange escondida en la boca de su hombro, esperando el momento indicado…
× Ash Red Entsperren [Activa]: Con el entrenamiento de años en Shibusen, Wasserfall puede transformar uno de sus brazos en la forma de su arma. A la misma vez, las líneas de sus tatuajes comenzarán a brillar de un color verde esmeralda. A pesar de esto, tales fuerzas conllevan un gasto de energía bastante alto. En caso de tener un Técnico, este desgaste es compartido y por lo tanto permite usar la habilidad por un periodo un poco mayor de tiempo. En dicha situación, los tatuajes pasan a cubrir el cuerpo del Técnico, e igualmente mantendrán las franjas luminosas de color verdoso. Asimilando esta transformación, el arma (o Técnico) puede lograr combatir con capacidades tanto físicas (fuerza, destreza, agilidad, velocidad) como mentales (capacidad de reacción, enfocamiento en batalla, estabilidad mental, moral y voluntad) se incrementen de manera considerable.
En solitario: Duración de 3 turnos desde el momento que es activada. Finalizada el desgaste tanto físico como mental reducen las capacidades de combate a la mitad por el resto de la batalla. No es posible volver a utilizarla.
Con Técnico: Duración de 4 turnos desde el momento que es activada. Finalizada el desgaste tanto físico como mental reducen las capacidades de combate de ambos en un 25% por el resto de la batalla. Ncesario un lapso de 3 turnos para volver a utilizarla. No es posible activarla más de 2 veces.
× Fünf Jahre des Grauens (Debilidad): Pueden ser muchas las razones, los motivos de tal desgracia: no encontrar al compañero indicado, el trauma por la muerte de su madre, los experimentos con su cuerpo… Pero una cosa es segura, Wasserfall Leiter no es capaz de realizar una Resonancia de Almas efectiva. Según uno de los profesores que fue testigo de un intento fallido, dicha Resonancia, si es que se le puede llamar así al intento, solo puede alcanzar un porcentaje máximo de 13% de efectividad, completamente inservible para lograr un ataque efectivo. Todavía no se ha encontrado una razón a este hecho, y la única solución parece ser esperar.
× Der Mund der Schlange (Debilidad): Die Schlange, como ha llamado a aquella “extremidad” con cabeza de serpiente que surge del hombro de la armadura, no es una verdadera ventaja. Su control es muy difícil y realmente ni el mismo Leiter ha descubierto como utilizarla a su máximo potencial, mucho menos los Técnicos que han intentado manejarla. La verdadera razón está en que se necesita un compañero estable y tiempo de práctica con el mismo. Por esta razón, Wasserfall prefiere mantener a Die Schlange escondida en la boca de su hombro, esperando el momento indicado…
× Padre: Ikuno Kashima (desaparecido) –Posible enemigo de Shibusen- × Madre: Marylitch Kashima (fallecida) × Hermanos: Kyoki Kashima (desaparecida) –Posible enemiga de Shibusen- × Otros familiares: Información desconocida. | × Cree que su padre es un Brujo. Eso explicaría el poder para experimentar con ellos (Kyoki y él). × Por la misma razón, no cree ser un Arma de nacimiento, sino que su condición sería resultado de las pruebas de su padre. × Todavía tiene algunas pesadillas, referentes tanto al extraño mundo que veía en su infancia, como también a visiones del cuerpo de su madre fallecida. × Ha tenido varios y variados compañeros a lo largo de sus años en Shibusen, pero nunca ninguno estable. Esto se debe a motivos como conflictos y, mayormente, su incapacidad para Resonar correctamente. × Jamás informo a Shibusen de lo que pasó con su familia. × Tiene una afición por el aire libre y la vida en la naturaleza. A soñado incluso con establecerse en algún bosque tranquilo, en algún futuro. |
"Que la presencia de la Pala sagrada, no se presente ante mi, ni ante mis amigos."
© Creado por Theta Sigma .
Última edición por Wasserfall Leiter el Jue Oct 10, 2013 4:25 pm, editado 1 vez
Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 07/10/2013
Puntos : 110
Localización : Shibusen, Death City~
Fecha de inscripción : 07/10/2013
Puntos : 110
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Wasserfall Leiter
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