Cementerio [Evento].

Al fin había llegado la hora. El cementerio estaba vacío, bueno, exceptuándonos a los cinco que habíamos recibido la invitación, o eso creo que debió pasar con todos, igual que a mí.

Hace unos días estaba paseando por la ciudad mientras observaba a todos los niños y mayores preparar la gran  esperada fiesta de Halloween. Los niños hablaban de sus disfraces y de las rutas que harían para recolectar la mayor cantidad de caramelos posibles mientras los adultos hablaban sobre las decoraciones de las casas y calles de la ciudad. Yo, por lo contrario, no estaba muy interesado en ello. Todos los años hacia más o menos lo mismo: pasearme, robar caramelos a los niños, dormir… nada especial. Pero esa vez fue diferente. Un hombre encapuchado y vestido de negro me entregó una carta, la cual me invitaba a ir a una “prueba de valor” en el cementerio la noche de Halloween… y allí es donde me encuentro ahora.

Antes de dirigirme al cementerio para la prueba decidí darme una vuelta para robar todos los caramelos que pudiese. “Siempre hay que estar preparados… je je” decía mientras notaba los bolsillos pesados de la cantidad de golosinas robadas.

Cuando llegue finalmente al cementerio, nada más pisar la entrada, un fuerte olor a carne podrida. – ¡Puagh, que peste!… ¿quién olvidó enterrar el cadáver en descomposición…?- decía mientras miraba hacia el lugar de done provenía el olor. Ese viejo reloj podrido debía de ser un punto de encuentro, pues veía a un par o tres de chicos ya esperando. – ¿Es aquí la prueba? No llego tarde ni nada, ¿no?- decía mientras miraba el trozo podrido del suelo – ¿Y quién es el gracioso que adorna un reloj con carne podrida?- acabé diciendo mientras le daba una fuerte patada al trozo de carne para alejarlo aun mas.

Tras la explicación de un misterioso hombre, que vestía elegantemente y que apareció por detrás de nosotros ando palmadas, uno de los chicos, el peli-azul, parecía muy alegre y excitado. También estaba un chico peli-rosa, el cual recordaba un poco de haberlo conocido hace unos cuantos meses, su nombre era… Natsu si no recuerdo mal, el cual preguntaba por si había algún miedoso en el grupo. Una pequeña risa se escapó de mi boca, la cual había estado oculta detrás de mi bufanda durante la explicación – Por supuesto que va a ser divertido! Y no hemos de preocuparnos de los miedosos… después de todo, esto es una prueba de valor, así que los cobardes o no se presentan o se marchan. Pero ya que estamos aquí, vamos a ayudarnos los unos a los otros… así que, ¿Qué mejor que presentarnos? Soy Rugi Ninjdragon, podéis llamarme Rugi- decía mientras hacia una pequeña reverencia quitándome el sombrero. – Y ahora… ¿quién quiere caramelos?- termine diciendo mientras sacaba un gran puñado de caramelos del bolsillo. – coged los que queráis-.

-“Esto será divertido...”- Fue lo primero que pensó el ex-técnico, luego de que leyera la inusual invitación que se encontró al llegar a casa después del trabajo, la que aparentemente alguien había deslizado por debajo de la puerta de entrada en espera de que el dueño de hogar la encontrara apenas regresara. Una prueba de valor no sonaba para nada mal y menos en esa fecha, la que de hecho llevaba esperando durante todo el año ¡Ni más ni menos que Halloween! Su festividad favorita... aunque por el carácter infantil del mayor, toda festividad siempre era bien recibida, pero está en particular se llevaba todo el mérito y con creces ¿Cómo no amar una fecha en donde te daban dulces gratis? ¡¡Gratis!! Y daba igual la edad que tuvieras, pues el jolgorio se armaba por toda la ciudad y no había quién se fijara demasiado ¡La idea era divertirse!

Obviamente la invitación cambiaba un poco sus planes para ese año, pero nada que pudiera lamentar demasiado, la fiesta en el bar podía esperar dependiendo de cuanto durara la susodicha prueba. Así que como cada año preparo su disfraz, pero al no estar seguro de lo que le esperaba, se conformó con algo clásico y cómodo. La apariencia de "calaca" le quedaba, era sencilla y ya estaba acostumbrado de sobra al maquillaje, además, se podría camuflar con los esqueletos del cementerio ¿Qué mejor?... un zombie hubiera sido mejor... bah, ya era muy tarde para retractarse, pensaba el ahora esqueleto a mitad de camino hacia el cementerio, el punto de encuentro citado en la invitación para él y para todos los demás asistentes a la prueba.

-Ow, realmente le pusieron empeño a esto...- Comento al llegar y ver el reloj, bastante entretenido pese al mal aroma que desprendía el decorado, aunque no había demasiada gente, de hecho eran... ¿Un par? Al que luego se les unió un peculiar chico rubio que al igual que el llego hablando de lo más notorio en el lugar, sacándole una risa baja -Yep, aquí es... y no, creo que llegamos justo a tiempo- Respondió al muchacho, ya que igualmente había llegado hace poco. Sin embargo poco quedaba para hablar, antes de que otro de los aparentes participantes llegara y sorpresivamente el reloj sonara con su lúgubre replicar antes de desmoronarse... cool, enserio, fue genial. Pero como si eso fuera poco, otra persona misteriosa apareció entre aplausos, provocando que Jeff se volteara para verle y luego escuchar su pequeño y escalofriante discurso -“Paso... ya fui antes de salir”- Pensó antes de entrar al cementerio, por la sugerencia del señor sobre ir baño, no, él ya tenía sus “asuntos” resueltos en ese sentido, ahora nada más quedaba ver que les deparaba dentro del camposanto.

Hasta él, que solía frecuentar aquel cementerio con bastante regularidad, tenía que admitir como estas fechas ayudaban a la sugestión y hacían ver todo más espantoso, aunque también podía deberse a otra cosa. Pero dejo de poner atención a eso cuando uno de los miembros de aquel improvisado grupo hablo, el chico que llego último, a quién dedico una animada sonrisa por lo dicho -Of course!- Claro que iban a pasarlo bien, quería creer, aunque rápido observo con curiosidad al joven de cabello rosa, pensando que él mismo en particular no temía a nada realmente importante y que, claro, tampoco le molestaría ayudar a quién sí. Regresando su atención al rubio que de nuevo hablaba y que en algo tenía razón, de eso iba la prueba, pero luego dijo algo aún mejor... ¡Dulces! -Aw! Thanks!... yo soy Jeffrey, pero casi todos me dicen Jeff. Es un jodido gusto conocerlos- Hablo el ex-técnico, a la par que tomara un par de dulces ofrecidos por Rugi y se llevaba uno casi enseguida a la boca, sin envoltura, claro, que no era un inadaptado por completo, aunque si con su habitual insulto sin mala intención.

-Me pregunto si habrá alguien más dentro esperando asustarnos... sería gracioso jeje- Pensaba en voz alta, todavía animado, aunque seguro no sería divertido ser asustado pero ¿Qué gracia tendría una prueba de valor si no te enfrentabas a algo temible? Dígase, como si el sólo hecho de estar ahí no fuera suficiente, siempre te podían sorprender más... para bien o para mal.

Tras dar caramelos a todos los que querían y terminar las presentaciones, se nos indicó que nos adentráramos al cementerio a explorarlo. – Y bien, ¿por dónde empezamos? La cuestión seria buscar separados, pero ya que esto es una prueba, y encima es una prueba de valor, creo que lo mejor sería estar unidos y cooperar. No me fio para nada de que esto sea una simple búsqueda… y no quiero oír a nadie decir que soy un miedica, pues lo digo por su propia seguridad…- decía mientras esperaba las reacciones y comentarios de los demás.

Empezamos a caminar cuando una espesa niebla se esparció por el cementerio. Un escalofrió izo girarme hacia el punto de partida. Pero no se podía ver nada por culpa de la niebla. – ¿están todos bien? ¿Pueden verme u oírme? Oh, que estúpido, ¡pues claro que pueden oírme! A ver, tendríamos que juntarnos. ¿Alguien puede ver a través de la niebla?- decía hasta juntarme con el resto de mis compañeros. Mi vista empezaba a adaptarse a la niebla. No era lo mismo que la oscuridad de la noche, pero mi mitad gato podía ver un poco mejor ahora, por lo que propuse que todos me siguieran.- Si hay alguien que vea mejor que yo en la niebla, que se ponga delante. Si no, que alguien coja mi cola, que yo les intentaré guiar como pueda…-.

Unos minutos más tarde, topamos con un sepulcro gigante  de piedra totalmente musgosa, con una  gran puerta de barrotes con un enorme picaporte de oro. Al lado había una inscripción, la cual leí en voz alta para todos.



-Bien, veamos… ¿quién es el más fuerte del grupo en cuanto a fuerza física? ¿Y el más valiente? Esto no lo entendí… ¿solo puede entrar uno? ¿No podemos entrar todos a la vez? Y eso de que estamos solos y que les hagamos compañía a los fantasmas…- No tuve más tiempo para hablar, pues se empezaba a escuchar unos canticos espeluznantes, los cuales se acercaban mas a nuestra posición.- Aaah, ya entendí lo de hacer compañía a los fantasmas… Rápido, abran la puerta y vayan entrando… ¿quien se encargaba de la puerta?- decía mientras mis ojos se desviaban hacia mis compañeros, clavándose en el pelirosa. – Rápido, ábrela tu mismo...-  decía mientras me tapaba los oídos. Los canticos me estaban perforando los oídos.

Conocer los nombres de quienes estarían a su lado en aquella travesía -o en cualquier otra- siempre era útil y nunca estaba demás, pero por ahora era igual de importante saber que harían a continuación de haber entrado y cuál sería su primer destino a indagar -... ¿Eso crees? Mmm pues... alguna mierda sospechosa debe tener una invitación que te llega de la nada y sin saber de quién, supongo... je- Respondiendo a Rugi, aunque por su tono despreocupado y hasta divertido con la idea le quitaba toda seriedad al asunto. No sabía si todos recibieron una invitación, tampoco de que tan lejos llegaría todo aquello, pero la única forma de averiguarlo era participando.

-Holy shit...- Musito por la sorpresa que fue ver toda aquella niebla repentina que les rodeaba y le impedía ver a su alrededor, casi, a excepción de sus compañeros y el mausoleo que se erguía vistoso más adelante, porque claro, un camino de luces fantasmagóricas al lugar indicado era too mainstream y la niebla iba mejor con el ambiente. Pero a pesar de ver el camino frente a él, de todos modos fue y agarro la cola del rubio, con cuidado de no apretar ni tirar de ella, cuando vio que nadie más lo hacía y nada más por la gracia que le causaba, continuando con el camino mientras se dejaba llevar y trataba de ver sin éxito a su alrededor con la curiosidad siempre presente, que cada vez acercándose más y más a la cripta donde pretendían ser guiamos.

Ya para cuando llegaron y luego de leer a la par lo que les iba leyendo en voz alta el rubio, ya habiendo soltado su cola, aquel “acertijo” hizo dudar un poco a Jeff. No de su valentía, pero quizás no era el más fuerte entre los presentes, no luego de ver de nuevo al chico de cabello rosa que obviamente iba a más fornido. Pero rápido se distrajo con las palabras de Alan, para variar, su concentración volaba al más mínimo estimulo -¡Aw!.... honk?- Siendo rodeados de nueva cuenta, esta vez por espectros muy ruidosos e inquietantes, provocando que el mayor se encogiera de hombros y entrecerrara los ojos, como si eso ayudara a disminuir la molestia sin buenos resultados, obviamente -Fuck... luego de un rato esto va a doler...- Los gritos eran molestos, por supuesto, pero todavía eran soportables para él, acostumbrado al ruido en exceso por el bar y demás lugares donde trabajaba y la música no dejaba de sonar. Aunque esto estaba lejos de ser melodioso para cualquier oído y como siguiera así, también sufriría las consecuencias de estos.

Sin querer olvidar lo puesto en la inscripción, pero al ver como el peliazul trataba de abrir la puerta sin mucho éxito, avanzar hasta esta y tratar de ayudar al menor para abrirla fue inevitable para el músico -Vamos... ¡Ábrete!- Y aunque empujo con toda su fuerza la puerta y en gran medida fue abierta, aún faltaba un poco para que fuera accesible, murmurando aquello entre dientes, ya que gritar y apañar a los demás espectros y sus alaridos seguro no le hacía gracia a nadie. Con alguien más que diera un fuerte empujón bastaría para entrar.

¡Lograron entrar! Pero no de la manera más idónea y de hecho, algo extraño pasó un poco antes de prácticamente caer dentro del mausoleo, tanto porque la puerta que estaban empujando desapareció como por el impulso dado por el chico dragón desde atrás que terminó por ayudarles a entrar. Lo importante era que el desafío estaba cumplido y aunque terminó besando el suelo, una risa entre adolorida y divertida no se hizo esperar, un poco antes de la pregunta de quién fuera conocido como Natsu -Todo bien acá jaja ¿Y ustedes?... oh...- Hablaba el mayor mientras se levantaba y sacudía un poco su ropa, observando luego al chico peliazul para ver que tal estaba y si también tuvo el mal atino de caerse como él y ayudarle a levantarse si lo necesitaba. No demoro en notar como la presencia de la puerta había regresado, pese a no ver el momento exacto cuando lo hizo, pero volviendo a sentirse entre impresionado y curioso por lo que veía del otro lado del enrejado, más que preocuparse por estar atrapados dentro y sin aparente salida. Los espectros estáticos y callados ¡Por fin! Daban menos temor y eran mucho menos molestos que antes... pero no podía evitar sentir que había logrado oír algo ya estando dentro, algo que por el zumbido que todavía molestaba en sus oídos no logro a entender del todo pero se escuchó como que... ¿Iban a ayudarlos? Tal vez. Ya se encargarían de averiguarlo, suponiendo que no lo alucinó.

Aunque rápido se hizo notoria el aroma que reinaba dentro del mausoleo ¿La razón? Por desgracia no tardaron en descubrirla. Los ataúdes y las calaveras eran de esperarse dentro de una cripta, al igual que las flores y si ¿Por qué no? Las joyas y juguetes también. Sin embargo la escena era algo perturbadora contando los cadáveres a la vista y del cual provenía el “agradable” aroma que inundaba el lugar, sin contar el estado y la posición en la que encontraban -Men, que hijo de puta le robaría a un pobre fiambre...- Hablando mientras andaba por el camino, notando las evidentes señales de saqueo o de lo que aparentaba serlo. Esto de la decoración les estaba quedando genial a quién haya organizado todo aquello pero se estaba pasando un poco. Sólo un poco... okey, bastante. Sintiendo curiosidad por las mordidas y vagamente recordando el nombre de unas criaturas de las cuales había oído comían cadáveres, pero sintiendo que no era un dato relevante y guardándoselo mientras avanzaban hasta llegar al final de pasillo.

Llegando a la puerta todo pintaba para que simplemente la abrieran para poder continuar, a menos que la misma tuviera algo que decir al respecto ¡Y sí que lo hizo! Para su nueva sorpresa -... jajaja... wait ¿Yo?- Aquella calavera era graciosa, para el humor que tenía el mayor al menos, aunque como si no pudiera hacer más notoria si predilección por la planta del cáñamo, el mensaje le llego algo tarde, aunque eso no evito que lo demás siguiera pareciéndole gracioso conforme hablaba de sus compañeros y antes de que la seriedad regresara al curioso picaporte. Tenía que recordar que todo era una prueba, a fin de cuentas, igualmente volviendo a tener más compostura por la pregunta pese a que una sonrisa continuaba adornando sus labios, esta reflejaba su determinación -Esta calaca quiere seguir avanzando- Fue su única respuesta al señor calavera, antes de mirar de reojo al resto de sus compañeros para ver si pensaban igual, aunque si todos ya habían llegado hasta ahí era casi seguro que sí. Dejando que el chico dragón pasara hacia adelante como sugirió, sería realmente útil si realmente no había luz dentro, mientras que por su parte esta vez se quedó al final de todos, esperando que los demás pasaran antes y tomándose la libertad silenciosa de vigilar desde atrás y proteger la retaguardia del grupo, deseando ver al entrar de qué iba este tal infierno del que hablaba la calavera.

Mi cabeza aun estaba dando vueltas por culpa de esos malditos gritos. No podía evitarlo, mi mitad gato es sensible a los sonidos agudos… si no fuera por Natsu quizás me hubiera quedado fuera. – Aun me duele la cabeza, pero estoy bien… Gracias Natsu.- dije levantándome lentamente mientras me volvía hacia la puerta. – Parece que estamos encerrados… ya no hay vuelta atrás. – dije en un murmullo, mas para mí que para todos.

Empezamos a caminar por un largo pasadizo de ataúdes y muertos en descomposición. El olor era horrible, y la vista no era mejor que el olfato, aunque era más soportable. Natsu se acercó a mí preguntándome por el panorama. –No sé que es más nauseabundo, si la vista o el olor… - dije mientras me subía la bufanda hasta taparme la nariz completamente. Al final del largo y eterno pasadizo había una puerta con un extraño picaporte con forma de calavera. Más extraño fue cuando se puso a hablar y a contar chistes malos sobre nosotros, pero fue divertido. Unas carcajadas no iban mal para calentar el ambiente y relajar la tensión del grupo – ¡Jajajaa! ¡Qué bueno! Realmente tus chistes son muy malos y antiguos… por suerte no se me han comido la lengua, y por desgracia no sé cuántas vidas tengo. Creo que solo tengo una vida, pero nunca he probado de ver si tenía más… ¡aunque prefiero quedarme con la intriga, jaja!- decía con una sonrisita en la cara, aunque estaba escondida detrás de mi bufanda, la cual aun me estaba defendiendo contra el nauseabundo olor del lugar.

Tras la abertura de la puerta, Natsu se colocó en primer lugar por si se tenía que iluminar el lugar, pero Jeff se quedo atrás del grupo esperando a que pasáramos nosotros. – oye, Jeff, ¿estás seguro que quieres quedarte al final? He oído que en las películas de terror normalmente reciben más los de delante y los de detrás… aunque no te voy a obligar a nada, eres libre de hacer lo que quieras.- decía poniéndome detrás de Natsu, el cual ya había avanzado un poco hacia delante. – ¡Nos vemos dentro!- dije aun con a bufanda tapándome la nariz mientras avanzaba un poco.