Feria Abandonada [Evento]

Si uno no pensaba demasiado en que, bueno, el lugar estaba desierto, los sonidos de risas y voces no resultaban tan… bueno si eran escalofriantes, pero si se lograsen acostumbrar no serían gran cosa, después de todo tras varios minutos de estar caminando hacia dentro de la feria no parecían tener un cambio real, variaban, por supuesto, pero no dejaban de aparentar lo que era, sonido de gente disfrutando atracciones y un día de diversión.

Al parecer eran libres de hacer lo que gustasen, subir a cualquier juego que les viniera en gana, entrar a cualquier recinto, jugar cualquiera de los juegos que les prometían un premio por ganar o… tomar simplemente el premio, claro, no había nadie para evitarlo aunque… ¿Sería buena idea tomar uno de esos peluches sin haberlo ganado? Pueden darle vueltas al asunto o simplemente ¡Hey, premios gratis! El ambiente podría ameritar una manzana acaramelada, palomitas o un algodón de azúcar… dichos alimentos de repente logran hacer agua en su boca con sus aromas impregnándose en… ¿Aromas? Bueno, un extra, al parecer el olor típico de dulces de feria impregna el aire, detalles, en verdad se esfuerzan en todo esto.

Reflectores se encendieron, alumbrando al cielo, como si de una premier de cine se tratara. Las luces y una mayor concentración de risas y vocecitas se dirigían a cierta carpa, donde una voz que sonaba como si saliera de un megáfono, anunciaba su atracción.


Con esto varias voces a su alrededor actuaban con emoción y expectación, hablando sobre ir rápidamente a dicha carpa para ver el espectáculo… Tal vez deberían unírseles.

Todo lo que estaba sucediendo parecía ser parte de una película de terror; Un lugar abandonado misteriosamente, un grupo de extraños que por alguna u otra razón se habían juntado allí, y la decisión de deambular sin importar que esto parecía haber sido hecho por algún loco desquiciado que encontraba divertido el asustar.

Pero si había algo que diferenciaba del resto de las historias, eran los convocados.

Era sumamente curioso que al parecer, hubiera otras personas además de Chloe que encontrara esto más cómico e interesante que aterrador. La albina veía fascinada a su alrededor. Aunque se notaba el desgaste en las maquinas y en general, en todo el lugar, los sonidos que podían percibir eran sin duda de personas. Personas alegres, que reían y pasaban un buen rato en el lugar. Perfecto, como si el lugar no diera suficiente mala espina ya. Y aun con eso, ninguno de los presentes parecía particularmente asustado.

Al parecer, había varios ya que se conocían, y aunque se presentaron en general, la albina no había logrado retener el nombre de ninguno de ellos, no de momento al menos. No era ningún secreto que tenía una mala memoria, aunque claro, no porque lo quisiera ni porque siempre hubiera sido así. Pero aun con estos desconocidos, no se sentía mal o incomoda. Le caían bien e incluso estaba dispuesta a disfrutar de la feria con ellos. Los pasos del grupo no parecían ir a ningún lugar en particular. Toda la feria se veía como si les invitara a participar en cualquier actividad, mas no todos se veían interesados. Claro que había una gran incógnita. ¿Podían hacer eso? ¿Participar como si todo fuera… ¨normal¨? A estas alturas, nada del lugar podría ser considerado común, para empezar.

La albina se acerco a un puesto de comida. Los alimentos parecían frescos, como si hace unos minutos nada más, alguien los hubiera hecho y dejado ahí para la venta al público. No se lo pensó demasiado, nunca lo hacía, quería una de las manzanas acarameladas.– Se ven deliciosas… –Dijo mientras buscaba en sus bolsillos algo de dinero. Tenía hambre, o más bien antojo por algo dulce, y el caramelo que el rubio le había invitado amablemente no había servido demasiado para ignorara aquella sensación.– ¿Eh?. –Sacó de su bolsillo unas cuantas monedas. Eran muy pocas para llegar al supuesto precio de las manzanas, que se encontraba pintado en un cartel. Pero no podría importarle menos a Chloe, las dejo sobre el mostrador, y se sirvió ella sola el alimento.– Luego le traeré el resto. –Murmuro mientras comenzaban los bocados. Se dudaba seriamente de que lo haría, no porque no fuera alguien que cumplía lo que decía, si no porque lo recordara.

Así, con la manzana en mano, un poco mordisqueada, se junto nuevamente con el resto. La fruta no tenía el sabor habitual al esperado, pero al mismo tiempo, se sentía común como cualquiera que hubiera comido anteriormente. Si le preguntaran cual era esa supuesta diferencia, la albina no sabría responder. Al parecer, no solo el ambiente era extraño, y hablando de este, no había muchos cambios. Las risas seguían escuchándose en el aire, esa tétrica música que no parecía tener fin, y todas las atracciones continuaban abiertas. Ahora aparecía otra duda, ¿Dónde debían subirse? De lejos se podía apreciar que las maquinas no eran nuevas, se dudaba de que siquiera pudieran subirse con seguridad de que bajarían con vida o completos. De todas formas, no tuvieron mucho tiempo para discutirlo, o para simplemente dar a conocer su preferencia; Se escucho una voz que se alzaba sobre todas las otras. Esta no era un murmullo, era más bien un anuncio, una invitación a lo que parecía ser una especie de espectáculo, o algo así, dentro de una carpa.

Aquel muchacho rubio, quien le había invitado el caramelo anteriormente, se puso en movimiento sin dudarlo. Parecía absorbido en la idea  de entrar a la carpa, Chloe lo miró unos segundos, para voltearse a ver al resto alrededor, pero tampoco lo dudo demasiado.– Suena divertido. –Admitió, para detrás del joven muchacho, ponerse a caminar en dirección a la entrada de la carpa. La manzana en mano, casi se terminaba, pero ella estaba ya tratando de imaginar qué maravilla encontraría dentro. Era algo así como abrir un cofre del tesoro.