Ghost Hunters [Privado. Luki]

Cuando recibió las palmaditas en la cabeza, se encogió levemente sobre sí y esbozó una sonrisita infantil, si hubiera estado en su forma animal, habría sacudido la cola al igual que hacen los perros. Se acomodó el sombrero y el cabello que le habían quedado desordenados, aunque en general no estaban demasiado arreglados, para variar.

Esbozó una mueca de extrañeza ante el planteamiento del rubio, puesto que ella podía mover fácilmente la llama hacia su lado y que él siguiera guiando, pues estaba de más decir que a brujita sentía un miedo considerable por la oscuridad y los truenos, y por alguna razón sentía mejor el hecho de no estar adelante. Se echó levemente hacia atrás cuando sus miradas se cruzaron, aunque ambos tenían un color de ojos bastante fuera de lo común, el color carmesí de los de él parecían ser aún más imponentes que los violetas de ella. —¿Así que qué? —Preguntó, con una mirada de sospecha, justo antes de que el rubio se ubicara detrás de ella. Abrió la boca para reprocharle, pero luego dirigió la mirada hacia adelante. Su llama no iluminaba demasiado más adelante, lo que la hizo tragar saliva al pensar en lo que podría llegar a haber más adelante. Le temblaron las manos y rápidamente tomó a Zerick de la manga de la ropa y lo hizo ponerse adelante de ella de nuevo, luego, movió la llama hacia adelante de modo que quedara al lado de él. —No gracias, estoy bien aquí —Agregó con una sonrisita de niña pequeña. Pero luego dirigió su mirada hacia atrás, donde ya no había más que oscuridad, y la idea de ir atrás no le pareció tan buena como antes. —Aunque pensándolo bien… —Murmuró y avanzó un par de pasos, de modo que quedó al lado del otro. —Listo, mejor así.

Su pequeña satisfacción por la astucia de como se había ubicado para que ninguno tuviera que ir delante del otro, se disipó cuando oyó la pregunta del otro. Comenzó a caminar, agarrando con apenas los dedos la camisa del chico para asegurarse de que iba al mismo ritmo que ella, y además, le resultaba tan reconfortante como si le tomase la mano. —No lo había notado —Admitió, pues era cierto que recién caía en la cuenta de que no había más sonido que sus pasos y sus voces.— Tal vez se hizo de noche… —Ni ella se lo creía, el nerviosismo en su voz dejaba en claro que era solo un intento de encontrar explicaciones lógicas para lo que pasaba. Un escalofrío le recorrió la espalda y llamó la atención de Zerick con un leve movimiento—Zerick, creo que algo nos está siguiendo...

Luego de la momentánea indecisión, se vio colocado al lado de la chica, en vez del frente o atrás de ella, su manga celosamente sujetada por la mano de la bruja. Así, finalmente comenzaron a avanzar de nuevo, subiendo aquellos escalones que se erguían hasta la oscuridad de más arriba, como si fueran interminables, la vieja madera chirreando a cada nuevo paso. Era muy extraño avanzar en completo silencio cuando minutos antes resonaban los fuertes truenos y la tormenta del exterior.

Escuché las siguientes palabras de compañera en crimen, de que nos estaban ¿siguiendo? E inmediatamente miré hacia nuestras espaldas, girando mi cabeza y con la percepción de almas todavía activada. Mis ojos escanearon toda la zona, pero nada pude encontrar. ¿Tal vez fueran imaginaciones de Luki? Pero había un problema con eso. -Sí, yo también pude sentir una presencia.- Mis palabras bajas, serias y sombrías. Pero interiormente sonreía. De hecho estaba que saltaba de la emoción. ¡Esto era genial! Estábamos viviendo eventos paranormales, era algo emocionante. Y eso era a lo que había venido, para encontrar algo así.

Conducí nuestros pasos hacia la baranda del gran balcón interno que conectaba con la escalera. Desde allí podías tener una vista privilegiada del gran salón de la planta baja... pero aún así la oscuridad absoluta era un obstáculo difícil de ignorar. Apoyando mis manos en la baranda, incliné mi cuerpo hacia adelante, mientras mis ojos seguían repasando cuanto podían a una velocidad insospechada. Finalmente di un salto hacia atrás, aparentemente asustado -¿¡Qué es eso!?- Un grito exagerado acompañado por mi dedo señalando hacia ningún punto en particular, y seguidamente eché a correr como si mi vida dependiera de ello, internándome por el pasillo más cercano que tuviera a mano. Sin embargo, moderé mi corrida para que Luki no pudiera perderme de vista. Además, sin su llama me era imposible distinguir o siquiera ver algo en aquel vacío negro y tuve mucha suerte en mi corrida de no haberme cruzado con ningún obstáculo. Cuando creí que era suficiente, me volteé esperando verla y echarme a reír por mi jugada tan infantil e inmadura...

Solo que ella no estaba allí. -¿Luki?- pregunté, todavía sonriendo y con ganas de reír aunque ciertamente comenzando a sentir cierto bichito de culpa y preocupación picándome en la consciencia. ¿Tal vez me había perdido? Pero era imposible, había regulado mi velocidad y podría asegurar que venía atrás mio... ¿O se trataba de aquella presencia extraña la que realmente me había seguido? Mierda.

El ambiente en si ya no le gustaba, aunque tenía que admitir que sentía chispitas de emoción por la situación. Léase el estar investigando algo misterioso como lo era ese lugar, no el ser perseguida por una presencia desconocida de la que ni siquiera había certeza de que fuera inofensiva, y probablemente no lo era. No sabría decir si era algo bueno o malo el hecho de que no se lo haya imaginado, por un lado su mente no empezaba a imaginar cosas, y por el otro, bueno. Algo los seguía. A Luki no le agradaba ese tono siniestro, sentía que no era la mejor idea justo en ese momento, por otro lado ¿Por qué su llama alumbraba tan poco? Era como si la oscuridad fuera gas y obstruyera el paso de la luz del fuego mágico.

Decidió no agregar más palabras a la conversación, si es que ésta existía siquiera, y prefirió centrarse en mantener la llama guiando como hasta ahora, pues a veces se le apagaba por error. Llegaron a un balcón que daba a la sala de antes, o eso supuso la brujita que ciertamente no veía nada más que lo poco que alumbraba su llama mágica había demasiada oscuridad ahí abajo. Podría haber usado más llamas para alumbrar, pero ciertamente le daba algo de miedo pensar en qué podría encontrarse una vez la zona estuviera provista de iluminación. Dio un respingo al escuchar el grito del chico, y lo repentino que fue el asunto y lo rápido que sucedió todo no le dio tiempo a reaccionar. Para cuando se quiso dar cuenta, el chico ya había salido corriendo, y, lo que era más, no había nada ahí donde había señalado.

No sabía si sentirse traicionada o asustada, pues la habían abandonado. En medio de una mansión vieja. Fuera de la ciudad. Todo oscuro. Perfecto. La brujita miró nerviosa a los lados, pero no veía nada más que las pequeñas zonas que la llama alumbraba, pero sabía que quedarse allí no era la más sensata de sus ideas, por lo que comenzó a caminar despacito. No tenía ni la más remota idea de a donde había salido corriendo el rubio, ella estaba de espaldas cuando gritó.

—¿Z-Zerick? —Pronunció en voz baja, como si subir mucho la voz hiciera que algo la agarre del pie y la arrastre por toda la estructura. ¿Acaso se había perdido?¿Justo ahí? Solía perderse, pero no en lugares potencialmentes peligrosos como lo era ese, al cual de plano solo había entrado por estar en compañía, y al menos prefería salir también en compañía.

Me quedé esperando en el mismo lugar en el que había detenido mi corrida durante no sé cuanto tiempo, pero sabía que era el suficiente como para saber que en verdad me había alejado demasiado de la pobre y seguramente ambos estábamos perdidos. Por más que mirara con suma atención con la percepción de almas y a pesar de que mis ojos ya se habían ajustado a la oscuridad, todavía me era muy difícil distinguir algo más allá de un par de pasos de distancia. Busqué una pared cercana y me apoyé en ella, mirando a ambos lados del largo pasillo en el que me había internado. Debido a la desorientación y a la sorpresa de encontrarme solo, de cierta forma había, hm… perdido la dirección por la que había llegado. -Idiota.- susurré de manera pesada, intentando determinar cual era el camino de regreso. A pesar de la contrariedad de la situación y de sentirme ciertamente culpable por haber dejado atrás a Luki, aún así me sentía sumamente emocionado.

Finalmente me decidí por una dirección y comencé a caminar a un paso sumamente pausado debido a mi dificultad para distinguir por dónde iba. Principalmente me ayudaba de mis manos para tantear el terreno y seguir la pared del pasillo. No estaba totalmente seguro de que era la dirección por la que había llegado, pero era mejor que pararme allí a esperar que sucediera algo. En ciertos momentos podía percibir cierta presencia detrás de mi, pero al girar disimuladamente mi cabeza y escanear el terreno con la percepción de almas nunca podía encontrar nada fuera de lugar. No pensaba dejar que algo tan insignificante como aquello me hiciera perder la calma, pero era indudable que a parte de estar emocionado por un posible encuentro con algo desconocido, también estaba un poco nervioso.

-Luki, Luki ¿Dónde estás? Si no sales el monstruo te atra-pa-rá~ Luki, Luki ven a jugar, que si sola estás una sorpresa te lle-va-rás~- Había decidido que cantar sería la mejor manera de llamar la atención de mi compañera si es que llegaba a estar cerca. Aunque creo que mi letra era algo tenebrosa, pero lo importante es que la escuchara. -Luki, Lu-...- Un repentino golpe detuvo mi cantar justo cuando llegaba al mejor verso. El golpe pareció provenir directamente al frente de mi persona, por lo que inmediatamente cerré los ojos, me concentré, tomé una bocanada de aire y los abría nuevamente para observar todo con la percepción de almas. Tuve que pestañear levemente para asegurarme que mi visión no me fallaba cuando la percepción por fin captó algo. Era el alma de otra criatura, justo frente a mi. Podía mirar su enorme onda de alma, a pesar de que no podía captar detalle alguno ni leer absolutamente nada. Pero de algo podía estar seguro, no era un alma de bruja. No era Luki. Fruncí el ceño levemente mientras me inclinaba un poco, adoptando una posición básica de combate. En un acto natural para alguien que se vería posiblemente envuelto en un combate, dirigí una rápida y discreta mirada a mis alrededores para tener un conocimiento del terreno, y considerar cualquier obstáculo que pudiera dificultarme o ayudarme en la pelea. Al parecer la otra criatura no tenía las misma intenciones que yo debido que al devolver mi mirada hacia ella, ya no estaba allí. Había desaparecido, como si esfumarse de la nada fuera uno de sus trucos bajo la manga. -… ¿No le gustó mi canción?- A pesar de que denotaba seguridad y sobre todo un gran ego al realizar esa tonta pregunta, mi corazón estaba latiendo bastante rápido. Podría atribuirlo a la adrenalina causada por la anticipación de un posible combate, pero no sería raro decir que estaba latiendo con tanta fuerza debido a la criatura o persona desconocida que había encontrado momentos antes.

Comencé a avanzar, esta vez con mayor rapidez y seguridad en mis pasos. Debía encontrar a Luki antes de algo más la encontrara a ella. A pesar de que la conocía hace poco, sabía que aquella pequeña e inocente bruja era muy asustadiza si se daba la oportunidad. El miedo y la desesperación pueden causar grandes problemas, en especial para alguien que puede controlar el fuego y se encuentra dentro de una edificación. Eso asumiendo que Luki pudiera sentir el básico instinto de superviviencia y defenderse en caso de que algo la atacara, claro.

Decidió que comenzar a caminar era su mejor opción justo ahora, así que eso hizo, sin problemas de tropiezos claro pues tenía la llama mágica. Mantenía esta misma en un tamaño moderado, de modo que no quemara nada por accidente, no era el mejor lugar para prender una llama pero no tenía de otra. Aunque quería que diera suficiente luz para llamar la atención del rubio, donde quiera que esté en ese momento, pero no quería atraer compañías no deseadas de ninguna manera tampoco por lo que eso y un muy probable incendio potencial hacía que le diera algo de mal rollo usar su magia. Pero quería aún menos caminar a oscuras, por lo que mantuvo la llama entre sus manos para controlarla.

O el chico había corrido muy lejos, o ella estaba yendo por la dirección equivocada, pues calculó al menos cinco minutos caminando y solo había visto cuadros terroríficos y oscuridad, muchísima oscuridad. Ya no quería mirar a los costados, prefería no saber que podía encontrarse en caso de hacerlo, y si ambos se encontraban, iban a verse de frente antes que de costado, o al menos uno lo iba a hacer. Intentó ubicarse; seguía en el balcón, eso era seguro pues vio la baranda de reojo, había muchas puertas también, cada 4 cuadros había una más o menos, la bruja quería creer que lo que había pasado había sido solo una broma de mal gusto que había salido mal, y que ambos preferían encontrar al otro, lo último que quería y necesitaba era estar sola más tiempo ahí. Lo que es más, no quería tener que revisar bajo ninguna circunstancia alguna de las habitaciones tras las susodichas puertas.

Se detuvo de repente al escuchar un ruido, había sido corto el momento en el que se escuchó que suficiente nitidez para el oído de Luki, pero ella lo había identificado como una respiración, algo pesada y no muy lejos de ella. Maldición. Quiso volver a caminar pero sintió un tirón repentino de la ropa, más precisamente de la espalda de su vestido, que resultó en una especie de intento de arrancarle un trozo de ropa que la hizo caer sentada, apagando la flama por instinto para que no resulte en un accidente. Se dio la vuelta rápidamente para no darle la espalda a lo que sea que la haya tirado, prendiendo una nueva llama para alumbrar, pero ya no había nada. La cara de confusión de la pelirroja habría sido bastante memorable si hubiera habido alguien para poder verla, ¿Como no había nada? en general no sentía ninguna presencia relativamente cerca, se levantó y sacudió la tierra que había juntado del suelo con la caída, comprobó con la mano que su ropa no estaba rota como podría haber sido, así que siguió caminando.

Luego de unos minutos más caminando, ya casi a punto de decidirse por buscar la salida y no a su compañero, que ahora que lo consideraba era una idea mucho más segura que seguir con lo que estaba en ese momento, su llama logró alumbrar algunos cabellos rubios. Vamos a ver, estaba prácticamente segura al cien por cien de que era él, todas las formas que tenía de comprobarlo a simple vista en ese momento indicaban que si, aunque se permitió una más. Considerando que estaba de espaldas a ella, aprovechó para darle un zape con fuerza moderada en la cabeza. Ya se sentía realizada.

De nuevo. En serio, de nuevo. De nuevo me había perdido. Es decir, no es como si hubiera comenzado a andar sin destino internándome más por quien sabe qué zona de aquella gigantesca mansión, pero sí que había perdido la orientación y el sentido. Ya no sabía por dónde venía y hacia dónde debía dirigirme. Estaba seguro de que había sido por aquel misterioso encuentro con la entidad desconocida. Aquello me había afectado de alguna forma, me había perturbado y ahora me encontraba sin destino nuevamente. Lo peor de todo es que había llegado a un cruce de pasillos, por lo que tenía cuatro direcciones posibles. Llevé mis manos a mi cintura mirando cada detalle en aquella profunda oscuridad, consiguiendo distinguir muy poco. -Tal vez el extraño podría volver para consultarle por direcciones.- Mencioné a nadie en especial, porque ciertamente nadie se encontraba conmigo, o eso creía.

Mis ojos se estrecharon con inquietud al percibir un cambio en la cantidad de luz que me rodeaba. Aunque apenas era perceptible al principio, comenzó a hacerse evidente a medida que unos pasos se acercaban hasta mi posición. Tal vez el extraño de verdad había decidido volver, pero… aquella luz. Cuando por fin mis ideas se aclararon y analicé bien el origen de aquella luz tan cálida, recibí un ligero golpe en mi cabeza. Me volteé lentamente llevando una de mis manos a la zona agredida, mientras en mi rostro se dibujaba un gesto de culpa y arrepentimiento. -Luki.- Susurré con cuidado cuando por fin mi mirada dio con aquella persona que había estado buscando todo este tiempo. Sentí cierta punzada en el pecho al caer en cuenta de que era ella quien me había encontrado a mi, y que seguramente me había estado buscando incluso al ver que yo la había dejado atrás con mi estúpida broma. La pequeña bruja se veía sumamente alterada y nerviosa, seguramente por haber quedado sola en aquel manto de oscuridad. Solo esperaba que no hubiera tenido que sufrir ningún encuentro paranormal como le que había vivido yo hacia poco tiempo. -¡Lo siento! ¡De verdad, lo siento mucho!- Mis disculpas salieron con una sinceridad y arrepentimiento obvios, debido a que realmente me sentía responsable de cualquier cosa que podría haberle pasado al dejarla sola. -Cuando comencé a correr creí que me seguirías, pero no me fijé en que no me estabas prestando atención y-… De verdad, lo siento.- Solté un pesado suspiro mientras desviaba inconscientemente mi mirada, incapaz de verla a los ojos mientras hablaba. ¿Que más podía decirle? Todo esto había resultado mi culpa a fin de cuentas, y seguramente ella se habría ahorrado tantos problemas de no haberme conocido a mi y a mi estúpida curiosidad.

-Yo puedo, hm… está bien si quieres buscar la salida ahora y que nos larguemos de aquí lo antes posible. Supongo que no pasaste un momento agradable quedándote sola, ¿verdad?- Al menos ahora que sabía que ella venía por aquel pasillo que se había encontrado a mi espalda, no se haría tan difícil el buscar la salida. Decidí no mencionarle sobre mi encuentro con aquella criatura desconocida, fuera lo que fuera. -¿Estás bien? No s-…- Mis palabras se vieron interrumpidas cuando, de la nada, todas las luces de la vieja mansión comenzaron a encenderse por sí solas, iluminando todo a nuestro alrededor. Candelabros colgantes, como el que teníamos sobre nuestras cabezas, velas que se posicionaban sobre las paredes repartidas a un lado de los cuadros, incluso las lámparas que descansaban sobre pequeñas mesas en las esquinas de cada pasillo. Tuve que cerrar mis ojos frente al repentino cambio, y fue hasta unos segundos después cuando por fin pude volver a abrirlos con lentitud para ver todo…

-Qué demonios.- … Y volví a llevarme una sorpresa. La mansión no se veía para nada tan derruida y olvidada como lo aparentaba bajo la oscuridad. De hecho, el edificio parecía muy bien cuidado, como si todavía se encontrara activo. Todo estaba casi intacto, sin rastros de polvo o suciedad, de daño o algo que indicara el pasar del tiempo. Es como si hubiéramos viajado años al pasado para volver a los años en los que aquella mansión todavía contaba con habitantes. Pero lo más llamativo, si no es que completamente extraño, era que las pinturas parecían… normales. En la oscuridad aquellas pinturas de personas parecían completamente inhumanas y hasta con figuras demoníacas o temibles, pero ahora se veían completamente normales. Mujeres, hombres, niños, gente de avanzada edad, todos ellos tenían una imagen de alta clase pero sobre todo se veían normales y no como yo las había visto en un primer momento al estar envueltas en oscuridad. ¿Qué estaba pasando?

Miré nuevamente a la pequeña bruja y con mis ojos le hice saber mi duda. En ella estaba la decisión de continuar e intentar saber qué estaba pasando, o simplemente irnos lo más rápido posible antes de que algo grave pasara. Cualquiera fuera su elección la acataría completamente, sin discusión, porque ciertamente aquella intrusión en una mansión olvidada se había convertido en algo mucho más grande de lo que me habría imaginado jamás.

Lo primero que uno veía si dirigía la mirada a la brujita, era un rostro enojado. Bueno, enojado lo que se dice enojado, no realmente, era más una mezcla de enojo y puchero de niña pequeña que solo podía transmitir una clara disconformidad con las bromitas “inocentes” por parte de su compañero de aventuras. Aunque si algo caracterizaba a la pobre Luki, era que el optimismo que tenía a veces hacía que fuera imposible que se enoje, tal vez eso y un algo mezclado con el encanto del rubio. Aunque no era una persona realmente violenta, sentía ganas de darle otro zape como el anterior, pero su expresión se ablandó al escuchar las desesperadas disculpas por parte del chico. Mantuvo un silencio incómodo tras que el chico acabó de hablar, haciendo un esfuerzo por mantener un rostro enojado o lo más parecido a eso que le fuera posible. Finalmente, suspiró, rindiéndose ante su incapacidad de enojarse por mucho tiempo, dejando de do su epresión molesta pero aún cruzada de brazos.

—No vuelvas a hacer eso. —Respondió finalmente mientras inflaba una mejilla y desviaba la mirada, en su mejor intento de ponerse digna por más que no le saliera. Aún así con ese enojo momentáneo que había tenido, no se arrepentía de haberse metido a una mansión aparentemente embrujada con un desconocido, era una experencia divertido a fin de cuentas por más que involucrase un ente desconocido empujando y golpeando intrusos descuidados que se metían por donde no deberían.—Bueno, no fue muy lindo, pero hubo algo que... —Había empezado justo antes de que tuviera que cerrar los ojos ante el súbito cambio de luz que se produjo de golpe. En un principio quiso evitar abrir los ojos, pero supo que no lograría nada, no importaba si así se llevaba una visión horrible o algo, por lo que comenzó a separar los párpados lentamente, y apenas logró obtener una vista relativamente clara del lugar, abrió los ojos con sorpresa. Ciertamente, nada que ver con lo que había parecido ser todo ese tiempo, no había nada fuera de lo normal, bueno, para ser una mansión pues que algo estaba mal ciertamente era cierto.

—¿Una ilusión? —Se preguntó a sí misma en voz baja, ¿Acaso se había desvanecido la ilusión de alguien? no, imposible, el regreso de la luz había sido muy natural(Visualmente) para ser una ilusión, a menos que haya sido una muy buena, y aún así poner ilusiones sobre objetivos tan grandes como una mansión. Pocos brujos tenían ese nivel. Apagó la llama con la que había alumbrado hasta entonces pues lógicamente ya no le era necesaria. —¿Qué fue eso? —Dijo cuando su oído captó un sonido proveniente del piso de abajo, pues aún estaban en el balcón de antes. Se asomó por la baranda y miró al suelo, escudriñando cada rincón, hasta que, escurriéndose por una puerta entreabierta, divisó algo negro, como si fuera una sombra. Desgraciadamente, no era la puerta de salida. —¿Lo viste? —Preguntó al chico una vez que se dio la vuelta a mirarlo, y, sin esperar respuesta u opinión, lo tomó de la mano y se lo llevó, bajando las escaleras con pasos cortos pero rápidos. No, si el chico había objetado no le importó.

Finalmente llegó hasta la puerta por donde había visto desaparecer la sombra, y de golpe se sintió algo insegura de investigar lo que había detrás de esa puerta, pero la curiosidad le podía y, por sobretodo, no quería haber recibido sustos en vano así que si eso los llevaba hasta el culpable(Si es que había uno), mucho mejor. —¿Vamos? —Preguntó al rubio mientras lo miraba por sobre el hombro.[/b][/color]

-¡De verdad fui un idiota, no volverá a repetirse!- Asumí la posición de un saludo militar para contestar a sus primeras palabras. De verdad me sentía mal por todo el lío que había causado y no quería que la bruja se molestara aun más, por lo mismo había respondido de aquella manera. Podría parecer una burla pero lo único que quería era aliviar un poco el enfado de la de peculiar cabello naranja. De todas formas, el gesto de molestia de la contraria se le había hecho muy curioso, como si se estuviera esforzando por parecer realmente enfadada pero fracasando y solamente logrando hacer un pequeño puchero con su rostro. -No te preocupes, de verdad no volverá a ocurrir.- Con aquellas palabras mencionadas en un tono más serio, llevé una de mis manos a la cabeza de ella, dándole pequeñas palmaditas por encima de su sombrero, en un acto que esperaba que terminara con toda duda o enfado que pudiera conservar. Quién iba a pensar que me encontraría en un intercambio tan llamativo de palabras y gestos, justamente con una bruja. Siendo sinceros, esta experiencia me estaba abriendo los ojos de una manera que no hubiera sido capaz de alcanzar de no ser por aquel encuentro. Ahora podía entender mejor el concepto de que no todo era blanco y negro, no todo tenía que ser Shibusen y el Concilio, el bien y el mal. Podía ver las distintas gamas de grises que se repartían entre ambos extremos, pero sobre todo que no podía ver a la totalidad de aquella raza como mi enemigo en común con la academia…

Devolviendo mi atención a la realidad y saliendo de aquellos pensamientos tan específicos y profundos, me encontré con la bruja asomándose por sobre el barandal para mirar al piso de abajo. Me acerqué a ella mientras igualmente llevaba mis ojos al piso inferior, buscando con la mirada lo que sea que había captado la curiosidad de la bruja, ¿Podría ser aquel individuo con el que me había encontrado antes? Nuevamente me encontré a mi mismo cerrando los ojos para, al abrirlos, escanear la zona con la percepción de almas, en búsqueda de algo que sobresaliera. Curiosamente ahora, al estar todo iluminado, no veía de mucha utilidad a la habilidad enseñada en Shibusen, pero aún así era de mucha ayuda si quería rastrear algo que se estuviera “ocultando”. Mis ojos se estrecharon con sospecha al notar por fin algo de movimiento, pero apenas había sido un segundo antes de que perdiera de vista al causante. No había logrado distinguir mucho, pero, -¿Lo viste?- esta vez al parecer no me estaba imaginando cosas, ya que mi compañera también parecía haber captado lo mismo que yo. Seguidamente mi mano se encontró capturada por la ajena para entonces ser guiado hasta las escaleras y de allí bajar a la planta baja. Me permití sonreír entre divertido y emocionado. No, definitivamente no tenía ninguna intención de negarme a perseguir a lo que sea que habíamos visto. De hecho ya sentía que era el momento de que comenzáramos a recibir respuestas. En aquella mansión estaban ocurriendo cosas totalmente fuera de lo común y al internarnos tanto en ella era tiempo de que sacáramos nuestras propias conclusiones, ¿Y qué mejor que buscar la fuente del problema?

Pude notar cierta inseguridad en la bruja y por lo mismo le ofrecí un leve asentir con la cabeza ante su pregunta, pero no dejé que fuera ella quien abriera la dichosa puerta. Dándole un pequeño tirón con la mano que todavía se encontraba unida a la de ella, hice que retrocediera unos pasos para poder colocar mi propia humanidad en frente de la puerta, que todavía se encontraba apenas entreabierta. Revisé por aquel espacio con mis ojos, dando un pequeño agradecimiento de que en el interior también parecía haber fuentes de luz. De lo poco que pude sacar asumí que se trataba de una alcoba, pero no estaba del todo seguro. Respiré hondo y solté todo en un suspiro, preparándome para abrir la puerta y enfrentar lo que sea que hubiera del otro lado. Sin embargo, al dirigir mi mano hacia el pomo, al estar mis dedos a pocos centímetros de tocarlo, la puerta se cerró de golpe y de un portazo frente a mi cara. Abrí los ojos ante la sorpresa, alejando mi mano, encontrándome ahora cara a cara con la puerta. Había faltado poco para que me golpeara. Parpadeé mientras mis labios se movían para formar una pequeña mueca cual puchero, ¿Acaso no querían que entráramos? Cerré en un puño la mano que tenía libre y, llevándola hasta la puerta de madera, toqué un par de veces. Y luego toqué de nuevo. Nadie me respondió de ninguna forma del otro lado. Me encogí de hombros mientras volvía a suspirar, esta vez con cierto cansancio, y devolví mano hacia el pomo que momentos antes no había podido tocar. Sin perder más tiempo solté una descarga de onda de alma a la vez que hacía fuerza para abrir la puerta, solo para asegurarme de no ser detenido si se habían tomado la molestia de asegurar la puerta. Debido a que la descarga salió con un poco más de fuerza de la que tenía intencionada, la puerta se abrió de golpe, revelándonos por fin el interior. -Disculpeeeen la intrusión, pero necesitábamos-…- A pesar de mi fachada de tranquilidad había estado en todo momento preparado para reaccionar a algún tipo de ataque o represalia, principalmente porque tenía cierta intranquilidad a parte de aquella curiosidad al abrir la puerta, pero lo que nos recibió del otro lado era…

-De ve-verdad, ¿¡Cómo es que no se han asustado con todos mis intentos por hacerlos sa-salir!? ¡Odio a los adolescentes como u-ustedes que ingresan para probar su pequeño coraje aunque en realidad estén asustados hasta la médula!- Lo que había del otro lado era… una pequeña ¿Niña? Su apariencia física así lo definía, pero su manera de hablar indicaba lo contrario, como si tuviera más años. Tenía el cabello café y rizado, abultado en su cabeza como si recién se hubiera levantado de la cama, un tanto despeinado. Llevaba lentes con un grueso marco negro, y vestía lo que creía era un conjunto de pijama, siendo una camisa verde con pequeñas estrellas y lunas dibujadas por todos lados, y un pantalón con el mismo diseño. A parte de eso llevaba unas curiosas pantuflas que se asemejaban a las patas de un león. Bien, bien, ¿Qué demonios estaba pasando aquí? Miré de reojo a mi compañera de aventuras para confirmar que la ridícula imagen que tenía frente a mi no era producto de alguna ilusión o algo parecido. -¿Quieren irse de una vez? ¡N-ni siquiera estoy bien vestida!- Devolviendo mi mirada a la pequeña, la misma nos veía con el ceño fruncido y haciendo una mueca de fastidio similar a la mía. Por otra parte, el interior de la habitación no era nada como me lo había imaginado en un principio. No era una alcoba, sino más bien se asimilaba a una biblioteca, con estanterías repletas de libros pegadas a las paredes. En el centro estaba ubicado un piano y en el asiento del mismo era donde se encontraba sentada la pequeña y curiosa señorita.

Bueno, ciertamente no sabían que estaba del otro lado de la puerta, por lo que aún con todas las luces prendidas, la bruja no se sentía muy segura de querer ver que había del otro lado pero a su vez estaba un poco harta de todo el jueguito de las luces y los fantasmas aunque normalmente sería algo que le emocionaba, pues siempre buscaba algo para entretenerse en ese mundo aburrido, especialmente cuando se era una raza bastante despreciada por el mundo. Por más inofensiva que pudiese resultar la brujita, no era difícil encontrar a más de uno que quisiera acabar con su vida solo por lo que era. Pero esta vez simplemente no estaba segura de abrir la puerta. Y lo estuvo aún menos cuando su compañero quiso tomar la iniciativa pero la puerta solo respondió cerrándose de golpe. Pues vaya, alguien definitivamente no los quería ahí, y Luki comenzó a pensar que ya era hora de irse si no fuera porque no alcanzó a decir nada pues el rubio se había encargado ya de forzar la puerta, “forzar”, en realidad ni siquiera estaba asegurada por lo que si Zerick hubiese querido podría haberla tirado con facilidad. Y lo que había dentro no era otra cosa que algo raro. Muy raro.

Era una niña, así tal cual una niña. Que además estaba vestida como si no se encontrara en una mansión(que ya no sabía si decir que estaba abandonada o no) en medio de la nada, con dos extraños que se pasaron la tarde curioseando por una mansión aparentemente embrujada. Bueno, no era la ciudad más normal del mundo después de todo, pero esto resultaba peculiar hasta para Death City. Giró la cabeza hacia el chico a la vez que él hacía lo mismo, solo para encogerse de hombros y expresar su poco entendimiento con una mueca, y luego regresar la extrañada mirada hacia la chica, ¿Cuántos años tenía? Es decir, se veía como apenas una niña, pero su manera de hablar era propia de alguien mayor, bastante mayor de lo que aparentaba. Por otra parte, ¿Acaso estaba en pijama? Bueno, de estarlo estaba, sin mencionar esas peculiares pantuflas, y en general el escenario era muy raro. Luki se preguntó qué hubiera pasado si hubieran revisado esa puerta en primer lugar en vez de curiosear por ahí como lo habían hecho, ¿Se habrían encontrado a la niña también? Además, la chica en cuestión parecía haber montado todo el teatro de la casa abandonada, en un intento de echarlos de ahí, como había dicho, aunque no quedaban realmente claras sus razones.

— Eso no importa porque ya nos vamos —Mencionó nerviosa, para luego acercarse al chico y susurrarle—. Ya nos vamos, ¿Verdad?

Sinceramente había pasado un par de sustos que no le habían dejado muchas ganas de permanecer allí demasiado tiempo más, aún con las luces prendidas y con el culpable de todo lo que pasó descubierto, el mal sabor de boca no se le iba a quitar estando ahí dentro. Independientemente de la respuesta del otro, lo tomó de la ropa y tironeó para apurarlo, o intentar apurarlo al menos.

Continué analizando la situación con mi mirada, escaneando el lugar y a los involucrados. Ya me había recuperado de la sorpresa e incredulidad inicial. Es decir, sí, todo lo vivido dentro de aquella mansión podría haber superado a cualquier que no hubiera estado preparado pero nosotros habíamos entrado allí buscando una aventura como aquella, ¿No? Así que de cierta manera y a pesar de los idas y vueltas todo había pasado como queríamos en un principio. Mis ojos se pasearon por las estanterías observando rápidamente los libros que descansaban en ellas, ¿De qué tratarían? La gran mayoría parecían ser mucho más viejos que la misma mansión al verla desde el exterior, y ciertamente no reconocía a ninguno de ellos. De todas formas y por culpa de mi curiosidad había olvidado de responder a las palabras de la pequeña, ¿Niña? Que estaba vestida de pijama frente a nosotros. Sus palabras de hecho igualmente habían captado mi atención, y si no me equivocaba podía ahora hacerme una idea de por donde iba el asunto. Ella era la causante de los eventos paranormales que habíamos vividos. Lo hacía para ahuyentar a quien quiera que entrara en la vivienda pero, ¿Por qué? ¿No era más fácil restaurar la vivienda y ya? Tal vez ni siquiera era suya, pero… Ugh, tenía tantas dudas que podría jurar que le preguntaría donde estaba la cocina para ir a preparar unas tazas con algo caliente y escuchar una buena y larga explicación. Pero toda esa idea se vio interrumpida cuando escuchó la voz de quien me había acompañado en toda esa locura. Habló, tal vez contestando a la pequeña, quien solo posó su mirada sobre la bruja mientras alzaba una ceja, como si, al igual que yo, no se hubiera esperado aquello. Seguidamente escuché su susurro y fue entonces que pude entender la incomodidad de Luki y caí en cuenta de lo que ella había tenido que sufrir sin que yo estuviera presente. Era normal que quisiera irse. -Entonces… ¡¿Para qué han entrado aquí en primer lugar?! No… ¿Saben qué? No me interesa. Simplemente salgan de este lugar.- Terminó de hablar la extraña, exasperada al principio pero recuperando su calma al final. Solté un pequeño suspiro. Suponía que las respuestas a tantas dudas no vendrían ahora.

-Disculpe la intrusión, no sabíamos que el lugar estaba… ocupado.- Hablé finalmente, inclinándome para mostrar que de cierta manera estaba realmente arrepentido por las molestias. Bueno, no era nada cordial ingresar a la vivienda de alguien sin permiso, ¿Verdad? -Nosotros ya nos retiramos. Uh, podría usar sus ¿trucos? ¿Para indicarnos la salida?- El pedido pareció caer como inesperado para la de lentes, quién abrió la boca como incrédula de que tuviera la cara para hacer tal pedido. Finalmente se recuperó y negó con la cabeza levemente antes de comenzar a caminar hacia nosotros. -Les mostraré la salida yo misma.- Se notaba el fastidio en su tono de voz, pero al menos había accedido y por alguna razón no sentía ninguna mala intención de parte de ella, a pesar de que tampoco me iba a confiar lo suficiente como para bajar mi aparentemente inexistente guardia. Con eso devolví mi mirada hacia la bruja y le ofrecía una pequeña sonrisa, asegurando con ella que todo terminaría pronto. Suficientes emociones por hoy. Comencé a caminar detrás de la pequeña de rizados cabellos, mientras éramos guiados hacia lo que esperaba fuera la salida de aquella extraña mansión. -Oiga, en algún momento puedo volver para ten-…- Rápidamente fui interrumpido. -No.- Rodé los ojos sin intenciones de dejarme derrotar. -Promento no deambular por la casa s-…- Esta vez soltó un pequeño gruñido para cortarme antes de mirarme por sobre su hombro, lo cual era una imagen algo graciosa tomando en cuenta la diferencia de altura. -Este lugar está fuera de la protección de Shinigami-sama. Si sigues con esa actitud saldrá lastimado, niño. Y lo mismo va para ti, aunque tú no cuentas con la protección de ese dios, ¿Verdad?- Aquello me hizo finalmente cerrar la boca, siendo que la atención se había desviado a la joven de cabello naranja/rojizo. Sin embargo una sonrisa se formó en mi rostro. A Zerick Jericho le gustaban los retos. Seguramente volvería, en algún momento, ¡Mi curiosidad no había sido satisfecha!

Una vez ambos de los invitados pusimos los pies fuera de la mansión la puerta principal de la misma se cerró de un portazo, la enana de anteojos sin siquiera despedirse. Curiosamente, en el exterior no parecía haber signo alguno de la tormenta que se había desencadenado momentos antes, cuando habíamos ingresado y la cual habíamos escuchado estando dentro del edificio, El suelo estaba seco y el cielo despejado. Por alguna razón ese punto no me sorprendió. Lo que sí era de notar es que había atardecido y parecían ser los minutos finales para la luz del sol. Y sé que resultaba reiterativo, peor otra cosa a destacar era que el portón había perdido aquel portón que impedía su uso. El mismo estaba tirado en el suelo y el portón en sí estaba abierto, aparentemente esperando a que nosotros saliéramos. Bueno, ese sí era un detalle lindo de parte de la mujer de lentes a pesar de su aparente hostilidad. Aunque seguramente era para que abandonaramos el lugar de una buena vez. -Fue divertido, ¿No lo crees?- Volví a hablar finalmente a quien había sido mi acompañante en toda esa expedición. Lo más importante de todo es que sentía que había conseguido mucho más de lo que había venido a buscar desde un principio. Mucho, mucho más. Mi visión sobre la raza llamada como Brujas había cambiado casi radicalmente. Me había divertido más de la cuenta y tal vez había conseguido un amigo. Tal vez. Miré a la chica con ojos entre curiosos y algo brillantes por las emociones tan positivas que me invadían. -Lamento haberte metido en tantos problemas y, uhm, solo espero que lo hayas pasado relativamente bien.- Suponía que la hora de despedirse había llegado. A pesar de que estaba curioso de dónde podría vivir ella, me imaginaba que tenía sus medios, pero aún así estaba dispuesto a acompañarla. Era lo mínimo que podía hacer después de todo.