Can you find it? [Privado]

No debería ser algo extraño, en realidad, pero creo que por fin había aprendido algo de uno de mis castigos impuestos. Bueno, francamente se debería creer que luego de la primer travesura o las primeras uno, al menos con la suficiente inteligencia y madurez, debería detener su comportamiento infantil y comenzar a actuar con más propiedad, acorde a los estándares de la sociedad. Aprender algo, básicamente. Pero yo simplemente me saltaba esa fase del correctivo y solo acudía a una nueva broma sin recibir mayor experiencia de lo ocurrido más que, bueno, la diversión de la joda realizada. Pero esta vez sí que me había traído algo positivo. Varias cosas, de hecho. La primera era que, a pesar de que mi castigo de supervisar, ayudar y actuar como un tutor en un par de clases de uno de los años inferiores, durante todo un mes, realizar aquella función me había resultado tan entretenida que había decidido continuar con la tarea y llevar acabo esa actividad luego de que mi castigo terminara. Seguramente no era ni de cerca el profesor o tutor perfecto, pero me sentía muy a gusto haciéndolo y, sobre todo, creo que los alumnos aprendían algo además de divertirse conmigo. Era un buen grupo a pesar de ser algo pequeño, y de cierta forma les había tomado cierto cariño.

-Hm, ¿Vuelta en esta esquina? ¿O estoy en el lado equivocado?- Y por otro lado y como ya había mencionado, yo también podía aprender algo de mi castigo y, en este caso, de mis alumnos. Por esa misma razón ahora me encontraba en mi hora libre, rondando entre los laberínticos pasillos del enorme establecimiento que era Shibusen, con lo que era un mapa algo rústico en mis manos y mi bastante poco sentido de orientación. Mi rostro se arrugó en una mueca de frustración mientras daba un giro de 180° para dar un vistazo a lo que había estado recorriendo. Negué solo un par de veces con la cabeza antes de voltearme de nuevo, llevando una de mis manos al nudo de la corbata negra que sostenía el cuello de mi simple camisa, y desajusté el mismo antes de soltar un pequeño suspiro. -Este mapa no tiene sentido, esos malditos deben estar jugando conmigo.- Sin embargo, comencé a avanzar de nuevo siguiendo lo que creía era el camino correcto que estaba remarcado en aquel mapa, las incontables líneas trazadas en el mismo pareciendo el trabajo de un adolescente. A un lado de lo que, creía yo, eran planos con los diversos niveles de la escuela vocacional, estaba también una lista de indicaciones que, realmente, no tenían mucha coherencia. Sí, estaba empezando a creer que los chicos me habían hecho una broma fabricando tan complejo mapa solo para hacerme perder el tiempo. Pero habían parecido sinceramente emocionados y animados al entregarme el mismo y encomendarme la misión de encontrar aquel dichoso punto rojo que, se supone, era un tesoro. Según mis alumnos, se lo habían dejado a uno de los chicos en su casillero, junto a una nota firmada por tres alumnos del último curso. Y considerando mi pequeña reputación, habían decidido que yo fuera el encargado de encontrar el objetivo marcado en el mapa. -Pero las conexiones de este plano no tienen sentido… ¿O tal vez remodelaron el edificio luego de que este plano fuera hecho? Y por qu-…- Tuve que detenerme a mitad frase al notar el siguiente paso que estaba por realizar estaba tocando absolutamente nada. Alcé mi mirada por sobre el enorme papel en el que consistía el mapa solo para encontrarme con una escaleras que daban con un pasillo inferior. Habían algunos chicos caminando por los pasillos, y uno de ellos, justamente, estaba subiendo la relativamente corta escalera.

¿No sería ese un buen momento para un cliché? Sí señor. El típico de “nos conocimos luego de chocar el uno con el otro”. El muchacho de apariencia joven y revoltoso cabello castaño estaba ya a mitad del recorrido de escalones cuando decidí que sería lo ideal conseguir un cómplice que realmente no supiera demasiado del tema del tesoro y estuviera dispuesto a ayudarme. Un completo extraño. Pero, ¿por qué accedería ayudarme? Pues… Eso tendría que idearlo una vez consiguiera su atención. Y, de nuevo, qué mejor forma que con un cliché. Por lo que, a la algo-falsa-pero-tal-vez-creíble-para-alguien-que-no-me-conocía tonada de -¡Ay que me caígo, cuidado!- Me lancé de forma poco sutil luego de bajar un par de escalones, en dirección al chico. Con suerte iría lo suficientemente distraído o ignorante de mi presencia como para que funcionara. De todas formas, intenté controlar mi torpeza para que el impacto no resultara demasiado duro contra el contrario. Después de todo le quería vivo y lo suficientemente sano como para que me escuchara. Genius, Zerick, genius.

Salir de clases, algo tan reconfortante como angustioso, a pesar de tener memoria eidética me resulta muy soporífero el tener que sentarme frente a un libro y pasar paginas aunque sean sólo unos minutos, estudiar para un examen que tarde o temprano llegará me resulta algo demasiado aburrido por lo que lo que hago para entretenerme es pensar, crear y construir, esas tres cosas me resultan tan esplendidas y es quizás por lo único que aún puedo sentir felicidad, así que esta mañana cuando creé un pequeño cohete con un fuego artificial y una botella de refresco y alteré la pólvora para que tomara forma de mascara de Shinigami e hice que se viera esa misma mascara en Death City no me pude sentir mejor y creo que hasta una pequeña sonrisa se me escapó. Y aquí me encuentro, sentado tras las clases en una banca, pensando que pueda hacer, veo mi cuaderno de ideas y veo bocetos e ideas sin completar de hace años y noto que aún con el pasar de los años mi imaginación no se ha oxidado y me enorgullezco de ello.

La idea de hacer un pequeño robot con forma de mono que pueda entender lo que le digo y responder a mis preguntas es un sueño aún sin cumplir y aunque lo intento, no lo logro además que si poseo al menos diez bocetos de él con más de veinte ideas para mejorar su funcionamiento son pocos. Y noto que mi tiempo pasa y queda poco para la siguiente clase, así que me levanto y en el acto veo que a un chico se le cae un jugo sobre mí, reaccionando velozmente quito el cuaderno de ideas para que no se moje más mi ropa no tiene la misma suerte y termina toda mojada, así que ahora debo buscar donde limpiarme, meto mi cuaderno de ideas en mi mochila y con la cabeza atrofiada de pensamientos inútiles y vanos sobre insultos que podría proferir muchas barbaridades y atentar contra la vida de la persona que acaba de hacer eso, pero sólo decido voltear mi cara hacia él, hacer un gesto que expresa que estoy molesto e irme a buscar un baño, pero por alguna razón no logro encontrarlos, aún a pesar de que me sé todo Shibusen de memoria y podría recorrer sus pasillos sin necesidad de la vista no logro encontrar un baño porque los pensamientos y la ira atrofia mi memoria eidética y hacen que mis recuerdos sobre los pasillos se vuelvan borrosos.

Y empiezo a pensar un lugar donde desahogarme y gritar todo lo que quiero decir, pero no se me ocurre nada así que me encuentro dando vueltas cerca de la banca donde estaba sentado intentando no proferir contra alguien que no lo merece, la incapacidad de crear el pequeño mono, el jugo en mi ropa, mis ideas que crecen cada vez más y el examen que se aproxima, todas esas cosas juntas hacen que no lo soporte y que busque urgentemente un baño, muevo mis pelos castaños en señal de desesperación y reprimo un pequeño impulso de golpear al chico ya que sé que me llevaré un castigo y no quiero otro más por lo que solo amago y cuando estoy a pocos centímetros de su cara alejo mi puño pero no puedo reprimir otro impulso y golpeo la banqueta fuertemente con mi pierna y le hago una pequeña raja que denota que por poco no la rompa, ahora con mi rabia un poco más calmada me alejo rápido y furioso de el lugar con la localización de todos los baños de Shibusen en mi mente, veo las escaleras en busca del baño más cercano pero antes de empezar a subirlas no puedo reprimirlo más y suelto un pequeño grito que suelta un poco más de la rabia que emana de mí.

Así que empiezo a subir las escaleras pensando en el examen pero no tan distraído como para evitar oír las palabras de un chico y ver al estudiante que viene hacia mí de la forma más torpe posible como si lo hiciera a propósito y no puedo soportarlo más y en una décima de segundo dos opciones pasan por mi mente: a) Evitar que se choque conmigo simplemente quitándome y que caiga por las escaleras, lastimándose así y no me da tiempo de pensar más cuando opto por la b, por lo que aprieto mi puño y lo golpeo cuando está tan cerca de mí que su respiración me llega a un mechón de cabello, ignorando todo como si nada hubiera pasado sigo con mi trayectoria al baño, cuando llego intento secar un poco mi ropa, me calmo y reflexiono un poco sobre lo que hice.

Genius, Zerick, gen-… -Oh.- Sí, mi poca ortodoxa forma de conseguir la atención de aquel joven desconocido no terminó del todo bien para mi salud. Es decir, en un momento estaba encima de él, practicamente a un suspiro de distancia, cuando sentí algo conectar con mi mejilla. Un golpe, lo más aparente. Mi trayectoria entonces fue desviada de mi objetivo hacia la pared que estaba a un lado y luego de vuelta hacia el suelo. Y por alguna razón, en esos segundos que parecían horas, en los que me encontraba a mi mismo cayendo sin remedio hacia el duro suelo, mi mente solo podía pensar en lo fuerte que había sido ese golpe, en como sospechaba que no había sido solo para evitar que chocara con él, sino que la fuerza que había liberado en el mismo parecía ser acompañada de cierto enfado o molestía. Como si realmente no iba dirigido a mi, sino que yo solo era un medio para liberar las frustraciones de un mal día, y qu-… No, no Zerick, estás sobrepensando esto. Eso fue lo que me dije a mi mismo mentalmente, mientras podía notar como el suelo estaba ya a nada de dar con mi cara, o mejor dicho mi rostro estaba a nada de besar el suelo. La parte más humorística de mi cabeza comenzó a relatarlo todo como si hubiera sido un momento salido de un combate de artes marciales mixtas, esas luchas televisadas que tan famosas se habían vuelto en el último tiempo. “OH MY GOD, ZERICK'S OUT, HE'S OUT. THE KID JUST KNOCK HIM OUT OF THIS ARENA.” Y ante aquello una imperceptible sonrisa se formó en mi rostro antes de que finalmente mi cuerpo terminara de ser víctima de la gravedad y yo aterrizara al pie de las escaleras.

El golpe seco de mi cabeza contra el suelo fue lo que más sentí, de inmediato notando que tal vez me había cortado la cabeza o algo parecido, pues podía sentir cierta humedad en mi cabello y frente, como si hilillos de sangre se deslizaran por la misma, lo cual seguramente no estaría muy lejos de la realidad. También comencé a sentir el verdadero grado de dolor que había venido de mano con aquel sorpresivo golpe. Muy bien conectado, la verdad, se notaba que el chico había sido adoctrinado por los duros entrenamientos de la escuela vocacional. Respiré hondo, porque podía sentir como la sangre en mi cuerpo hervía clamando venganza, y decidí calmarme. No tenía nada que protestar después de todo, ¿no? Yo me lo había buscado al tomar una acción tan exagerada como esa. Luego de aclararse del todo, mi mente me recordó que yo tenía un motivo para haber realizado todo eso y entonces me levanté de mi posición muerta en el suelo. Creo que me había quedado allí, tirado como si estuviera inconsciente, por algo más de diez minutos, pero ahora que mi cabeza estaba de nuevo donde debía, reaccioné y tomé una posición arrodillada en el frío suelo, mi mirada moviéndose rápidamente por los alrededores, escaneando el lugar en busca del dichoso mapa que antes había tenido en mis manos. Sentí una punzada de dolor a la altura de mi ceja izquierda, donde había dado el puñetazo del desconocido, y llevé una de mis manos a la zona, sintiendo como la misma comenzaba a inflamarse. Oh no, no quería tener un ojo morado. -… Nooo, ¿dónde estás, mapa?- Hablé en apenas un silencioso murmuro, antes de tener que zarandear mi cabeza durante un par de segundos, solo para terminar por despertarme.

¿Y si el chico me había golpeado solo para luego llevarse el mapa? La loca idea apareció en mi cabeza como si de un relámpago cayendo sobre la tierra se tratase. Abrí los ojos, -bueno, el ojo, el otro realmente no podía abrirlo demasiado.- como platos y me volteé de inmediato, alzando mi mirada hacia las escaleras. Curiosamente, no había nadie allí, tal vez el desconocido ya se había retirado. Sí, eso era lo más seguro. Pero, por otro lado, el mapa sí que estaba allí, descansando sobre uno de los escalones a mitad de la escalera. Solté un nuevo suspiro, esta vez de alivio, antes de levantarme y ascender hasta poder alcanzarlo con una de mis manos, revisando que no se hubiera dañado. No, al parecer todo estaba bien. Llevé mis ojos nuevamente a lo alto de la escalera, pensando en qué hacer. El chico probablemente había huído o algo. Aunque su acción sí que me había sorprendido y hasta levantado mi curiosidad, por lo terminé de ascender las escaleras hasta regresar al pasillo que antes había recorrido con tanta calma, buscando con mis ojos, uno de ellos ahora notoriamente hinchado, al causante de mi pequeño tropiezo. Tal vez podría pedirle una explicación. O solo preguntarle si estaba bien.