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Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Death City :: Resto del Mundo :: África
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Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
El sonido del repiqueo de las llantas mientras el vehículo andaba era todo lo que había estado escuchando las últimas horas, mientras sus brazos rodeaban su cabeza y su frente se apoyaba en sus rodillas, dobladas contra su propio cuerpo. Sentía el calor insistente, rozando lo agobiante, inundándose desde todas direcciones, su respiración era lo más fresco que podía sentir en aquel caluroso día y en ese tan concurrido espacio. Sus ojos se elevaron, abriéndose luego de un par de horas sin haberse molestado en mirar a su alrededor, el cual había ya casi memorizado al ser lo único visto desde hacía casi las 3 horas que había durado su viaje. A su alrededor había varias cajas y algunos objetos sueltos como lámparas de pie y relojes de madera, un sofá amontonado en el fondo y un televisor de caja cercano a su propia persona. Un suspiro suave escapo de sus labios una vez más, mientras estiraba su cuello y sentía los rayos del sol llegar a su rostro entre las hendiduras de la madera que conformaban la parte trasera de aquel camión.
Una sacudida un poco más fuerte que las anteriores fue suficiente para hacer el aquel ser que llevaba lo albino a otro nivel despertara por completo, apegando su rostro a la pared de la caja de tablones de madera en la cual estaba. Entre las hendiduras de la madera, ya vieja y derruida en algunas zonas, pudo mirar el exterior, encontrándose con la sabana extendiéndose de manera casi infinita, unos pocos árboles y arbustos, aunque mayormente matorrales, alzándose por el área casi seca que era aquella zona. En fin, la típica imagen de la sabana era lo que los blancos ojos del chico podían apreciar a través de ese espacio entre los tablones de madera, al menos así hasta que igual mente sus ojos captaron un letrero con el nombre de una ciudad y bajo el mismo, la distancia que falta para llegar a la misma, luego de lo cual se puso en pie.
Era un poco difícil que se moviera entre tantos objetos que había en aquel camión de carga rustico en el cual se había subido desde la ciudad vecina. Normalmente tal vez debería preocuparse de hacer algún ruido que alertara su presencia a los conductores, los cuales estaba seguro no tenían la menor idea de que él se encontraba presente ahí atrás, pero por suerte el tamborileo del camión y el continuo ruido del motor y las llantas en aquella carretera de tierra eran suficientes para amortiguar cualquier posible sonido que el pudiera crear al moverse. Tambaleando un poco en sus pasos se abrió camino hasta la puerta de aquel pequeño remolque de madera, inclinándose cuando estuvieran los seguros inferiores a su alcance. Si le preguntaran algún motivo por el cual el peliblanco hubiera elegido aquel camión para poder llegar a la siguiente ciudad, era por el hecho de que era un modelo antiguo, rustico, tosco, que igual poseía la peculiaridad de que sus seguros podían ser abiertos desde adentro, acción pensada para cuando alguien fuera atrás cuidando las cosas que se transportaban. Sin mayor preámbulo el peliblanco alzo los seguros y entreabrió la puerta desde adentro, notando aun el camión en movimiento y tambaleándose, pero logrando equilibrarse de una forma casi inexplicable. Se giró sobre sus talones para quedar afuera, cerrando la puerta de nuevo mientras se sostenía de la que había dejado cerrada, bastándole un pie para aplastar y asegurar los seguros inferiores y así volver a cerrar la puerta, terminando por dar un salto corto hacia arriba, soltándose de la puerta.
-Ah…
Notando el sol a su espalda mientras daba aquel salto, el joven albino se sintió casi vigorizado cuando todo su cuerpo se encontrara en el aire, sin sus manos que lo sujetaran de ningún lugar o sus pies que lo mantuvieran en tierra. Dando aquel salto sintió su cuerpo recordar alguna sensación del pasado, solo por instantes. Siempre que estaba en el aire era igual, se sentía libre, se sentía entero, se sentía bien. Aun así rápidamente aquella sensación acabo cuando sus pies tocaron tierra, corriendo un poco para adelante para amortiguar la aceleración que había perdido de estar en el camión, la cual por suerte no era mucha.
Cuando la nube de polvo que el camión hubiera levantado frente a su mismo se hubiera disipado, observando de soslayo el camión ya a la distancia, vio los límites de la ciudad a la cual se había estado dirigiendo. Ciudad tal vez fuera exagerarlo un poco, ya que en si podía ser considerado un pueblo grande, seguramente no contaba con ninguna tienda especializada ni franquicias comerciales, tampoco servicios de salud de calidad ni de entretenimiento. Aun así, el tamaño se notaba considerable y varios comercios rurales debían ser seguros en aquel poblado que seguramente hubiera visto mejores años hacía ya un par de décadas. Sin esperar más avanzo por la aquella carretera de tierra en dirección a la ciudad, seguramente solo unos pocos minutos le costaría llegar ahí, luego de lo cual vería que cosas podría encontrar en aquel lugar.
Una sacudida un poco más fuerte que las anteriores fue suficiente para hacer el aquel ser que llevaba lo albino a otro nivel despertara por completo, apegando su rostro a la pared de la caja de tablones de madera en la cual estaba. Entre las hendiduras de la madera, ya vieja y derruida en algunas zonas, pudo mirar el exterior, encontrándose con la sabana extendiéndose de manera casi infinita, unos pocos árboles y arbustos, aunque mayormente matorrales, alzándose por el área casi seca que era aquella zona. En fin, la típica imagen de la sabana era lo que los blancos ojos del chico podían apreciar a través de ese espacio entre los tablones de madera, al menos así hasta que igual mente sus ojos captaron un letrero con el nombre de una ciudad y bajo el mismo, la distancia que falta para llegar a la misma, luego de lo cual se puso en pie.
Era un poco difícil que se moviera entre tantos objetos que había en aquel camión de carga rustico en el cual se había subido desde la ciudad vecina. Normalmente tal vez debería preocuparse de hacer algún ruido que alertara su presencia a los conductores, los cuales estaba seguro no tenían la menor idea de que él se encontraba presente ahí atrás, pero por suerte el tamborileo del camión y el continuo ruido del motor y las llantas en aquella carretera de tierra eran suficientes para amortiguar cualquier posible sonido que el pudiera crear al moverse. Tambaleando un poco en sus pasos se abrió camino hasta la puerta de aquel pequeño remolque de madera, inclinándose cuando estuvieran los seguros inferiores a su alcance. Si le preguntaran algún motivo por el cual el peliblanco hubiera elegido aquel camión para poder llegar a la siguiente ciudad, era por el hecho de que era un modelo antiguo, rustico, tosco, que igual poseía la peculiaridad de que sus seguros podían ser abiertos desde adentro, acción pensada para cuando alguien fuera atrás cuidando las cosas que se transportaban. Sin mayor preámbulo el peliblanco alzo los seguros y entreabrió la puerta desde adentro, notando aun el camión en movimiento y tambaleándose, pero logrando equilibrarse de una forma casi inexplicable. Se giró sobre sus talones para quedar afuera, cerrando la puerta de nuevo mientras se sostenía de la que había dejado cerrada, bastándole un pie para aplastar y asegurar los seguros inferiores y así volver a cerrar la puerta, terminando por dar un salto corto hacia arriba, soltándose de la puerta.
-Ah…
Notando el sol a su espalda mientras daba aquel salto, el joven albino se sintió casi vigorizado cuando todo su cuerpo se encontrara en el aire, sin sus manos que lo sujetaran de ningún lugar o sus pies que lo mantuvieran en tierra. Dando aquel salto sintió su cuerpo recordar alguna sensación del pasado, solo por instantes. Siempre que estaba en el aire era igual, se sentía libre, se sentía entero, se sentía bien. Aun así rápidamente aquella sensación acabo cuando sus pies tocaron tierra, corriendo un poco para adelante para amortiguar la aceleración que había perdido de estar en el camión, la cual por suerte no era mucha.
Cuando la nube de polvo que el camión hubiera levantado frente a su mismo se hubiera disipado, observando de soslayo el camión ya a la distancia, vio los límites de la ciudad a la cual se había estado dirigiendo. Ciudad tal vez fuera exagerarlo un poco, ya que en si podía ser considerado un pueblo grande, seguramente no contaba con ninguna tienda especializada ni franquicias comerciales, tampoco servicios de salud de calidad ni de entretenimiento. Aun así, el tamaño se notaba considerable y varios comercios rurales debían ser seguros en aquel poblado que seguramente hubiera visto mejores años hacía ya un par de décadas. Sin esperar más avanzo por la aquella carretera de tierra en dirección a la ciudad, seguramente solo unos pocos minutos le costaría llegar ahí, luego de lo cual vería que cosas podría encontrar en aquel lugar.
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Azael Seirim
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
No podía estar tan equivocada. Giró su cabeza mirando hacia atrás, tratando de confirmar de donde era ese sonido. Pero tras unos minutos, donde solo escucho el viento soplar y uno que otro animal, se convenció de que quizás, había sido producto de su imaginación.– Puede que esté cerca… o no tan lejos. –Se dio coraje a sí misma, y continuo caminando por el sendero de tierra.
La albina siempre había sido del tipo que le gustaba explorar nuevas tierras. De pequeña había tenido ese espíritu aventurero, leyendo libros de geografía y de las diferentes culturas del mundo. Ya no recordaba cuando había sido la primera vez que se había aventurado de esa forma. Antes de instalarse en Death City, era una especie de nómade. Viajando, ocultándose de aquellos que atentaban contra su alma, o que simplemente, no quisieran simpatizar con ella. Y si, había sido una buena experiencia, pero viajar teniendo un lugar donde volver era otra cosa. Tampoco estaba aquí por la misma razón que la había conducido a Asia anteriormente; No tenía ningún negocio que la involucrara como bruja. Hoy, y los próximos días quizás, estaba como una simple turista.
Había pedido algunas direcciones, quería conocer pueblos del lugar, aunque estos ya no sean tan rústicos como siempre los pintaron. Y quizás también ver animales en su hábitat natural. Eso último la emocionaba, especialmente porque era una amante de la naturaleza. Así que, con valentía, se había decidido en caminar por lugares donde no había consultado. Porque guiarse con un mapa era aburrido, según ella, simplemente avanzando podía descubrir más cosas. Pero ya llevaba una hora, o más, y no había visto señal de vida humana. A otros les preocuparía aquello, ¿Dónde demonios estaba la ciudad más cercana? Quizás a Chloe, por su naturaleza de bruja o simplemente por lo descuidada que era, eso no le importaba. Podría distraerse y desviarse del camino, olvidando a donde iba y eligiendo un nuevo destino a medida que sus pies la llevaban a quien sabe dónde.
Llevaba en la cabeza, un sombrero de color amarillo. Este, le protegía un poco del sol, pero no demasiado. El astro se aseguraba de hacer saber a todos que estaba ahí, arriba en el cielo, mandando olas de calor que le sacarían las ganas a cualquiera de salir afuera. Si, se sospechaba que solo quería molestar a las personas, pero era su naturaleza el calentar la Tierra. A pesar de eso, ella extrañamente se sentía fresca, teniendo en cuenta que una de sus habilidades era mantener su temperatura corporal elevada sin siquiera pensarlo.
Perdida en sus pensamientos, y entusiasmada sobre todo lo que podría ver, no noto que a lo lejos se podían ver unas siluetas. ¿Espejismos? Quizás. Hacia un buen rato que no ingería buena cantidad de agua o alimento. Bah, le daba igual, eso no impediría que fuera atraída hasta estas sombras para ver de que se trataba. Y, ¡Sorpresa! No eran de su imaginación, eran reales. Se veían pequeños edificios en la distancia, quizás era un pueblo, o una ciudad incluso. Fuese lo que fuese, era la señal más grande de civilización que había encontrado en horas. Claro que no dudo en encaminarse, ansiosa por saber que le esperaba entre todas esas estructuras.
Pero, lo que vio acercándose a la ciudad, hizo que se detuviera bruscamente. Ahora, esto si tenía que ser una broma de mal gusto, o su cerebro finalmente se había asado con el sol. En medio del camino, mirando hacia la ciudad, estaba el cuerpo de un muchacho. Parado, dándole la espalda a ella. Parecía cualquier otro chico que uno podría encontrar, pero este, tenía un cabello blanco, muy parecido al de ella. Se veía delgado, y no es por sacar conclusiones apresuradas, pero también parecía joven. La joven bruja se le acerco por la espalda, estaba como hipnotizada por él. Casi parecía una figura fantasmagórica en medio de la nada.– Disculpa… –Dijo, cerrando un poco más la distancia entre ambos. Ya no le importaba que los edificios se vieran más grandes, que ya se pudiera distinguir la cercanía entre la localidad y ellos. Su atención estaba hacia el muchacho, que lentamente también, avanzaba en la misma dirección.– Tu, ¿Puedes escucharme? –Alzo un poco la voz, esperando ahora una respuesta por parte de él.
La albina siempre había sido del tipo que le gustaba explorar nuevas tierras. De pequeña había tenido ese espíritu aventurero, leyendo libros de geografía y de las diferentes culturas del mundo. Ya no recordaba cuando había sido la primera vez que se había aventurado de esa forma. Antes de instalarse en Death City, era una especie de nómade. Viajando, ocultándose de aquellos que atentaban contra su alma, o que simplemente, no quisieran simpatizar con ella. Y si, había sido una buena experiencia, pero viajar teniendo un lugar donde volver era otra cosa. Tampoco estaba aquí por la misma razón que la había conducido a Asia anteriormente; No tenía ningún negocio que la involucrara como bruja. Hoy, y los próximos días quizás, estaba como una simple turista.
Había pedido algunas direcciones, quería conocer pueblos del lugar, aunque estos ya no sean tan rústicos como siempre los pintaron. Y quizás también ver animales en su hábitat natural. Eso último la emocionaba, especialmente porque era una amante de la naturaleza. Así que, con valentía, se había decidido en caminar por lugares donde no había consultado. Porque guiarse con un mapa era aburrido, según ella, simplemente avanzando podía descubrir más cosas. Pero ya llevaba una hora, o más, y no había visto señal de vida humana. A otros les preocuparía aquello, ¿Dónde demonios estaba la ciudad más cercana? Quizás a Chloe, por su naturaleza de bruja o simplemente por lo descuidada que era, eso no le importaba. Podría distraerse y desviarse del camino, olvidando a donde iba y eligiendo un nuevo destino a medida que sus pies la llevaban a quien sabe dónde.
Llevaba en la cabeza, un sombrero de color amarillo. Este, le protegía un poco del sol, pero no demasiado. El astro se aseguraba de hacer saber a todos que estaba ahí, arriba en el cielo, mandando olas de calor que le sacarían las ganas a cualquiera de salir afuera. Si, se sospechaba que solo quería molestar a las personas, pero era su naturaleza el calentar la Tierra. A pesar de eso, ella extrañamente se sentía fresca, teniendo en cuenta que una de sus habilidades era mantener su temperatura corporal elevada sin siquiera pensarlo.
Perdida en sus pensamientos, y entusiasmada sobre todo lo que podría ver, no noto que a lo lejos se podían ver unas siluetas. ¿Espejismos? Quizás. Hacia un buen rato que no ingería buena cantidad de agua o alimento. Bah, le daba igual, eso no impediría que fuera atraída hasta estas sombras para ver de que se trataba. Y, ¡Sorpresa! No eran de su imaginación, eran reales. Se veían pequeños edificios en la distancia, quizás era un pueblo, o una ciudad incluso. Fuese lo que fuese, era la señal más grande de civilización que había encontrado en horas. Claro que no dudo en encaminarse, ansiosa por saber que le esperaba entre todas esas estructuras.
Pero, lo que vio acercándose a la ciudad, hizo que se detuviera bruscamente. Ahora, esto si tenía que ser una broma de mal gusto, o su cerebro finalmente se había asado con el sol. En medio del camino, mirando hacia la ciudad, estaba el cuerpo de un muchacho. Parado, dándole la espalda a ella. Parecía cualquier otro chico que uno podría encontrar, pero este, tenía un cabello blanco, muy parecido al de ella. Se veía delgado, y no es por sacar conclusiones apresuradas, pero también parecía joven. La joven bruja se le acerco por la espalda, estaba como hipnotizada por él. Casi parecía una figura fantasmagórica en medio de la nada.– Disculpa… –Dijo, cerrando un poco más la distancia entre ambos. Ya no le importaba que los edificios se vieran más grandes, que ya se pudiera distinguir la cercanía entre la localidad y ellos. Su atención estaba hacia el muchacho, que lentamente también, avanzaba en la misma dirección.– Tu, ¿Puedes escucharme? –Alzo un poco la voz, esperando ahora una respuesta por parte de él.
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Chloe
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Era bien conocido el hecho de que el calor juega con la mente de las personas, los espejismos e ilusiones provocados por el calor y la luz del sol eran un conocido habitual de los desiertos e incluso de los lugares como aquel, donde los grandes espacios vacíos entre ciudades, los llanos y las sabanas, hacían que la mente desease tanto poder encontrar un lugar donde protegerse del sol y descansar, que los espejismos e ilusiones tenían más fácil acceso al interior de las mentes de los incautos desesperados por un simple lugar para reposar. Aun así, a pesar de eso, aquellas ilusiones solo eran juegos de la luz, engaños visuales… Y la voz que pareció llamar al joven de blancos cabellos, no podía ser para nada un juego de su mente.
Sus pasos se detuvieron a mitad de su camino. La distancia que le separaba con la pequeña ciudad, que bien podría clasificarse de pueblo, se había reducido drásticamente desde que hubiera bajado del camión que había usado de vehículo, pero aun así escuchar una voz a esas alturas resultaba muy raro. De haber sido el repiqueo de un camión, el gruñido de algún animal o el sonar del viento, hubiera sido más fácil de aceptar, sonidos normales en ese ambiente. Pero aquella era una voz clara, femenina, nada que ver con lo que pudiera haber esperado. Finalmente, el joven de blancos cabellos giro su rostro, observando así, a una distancia prudente pero aun así cercana, a una joven de blancos cabellos como los suyos, causando una leve reacción de impresión en las facciones del albino, el cual solo atino a girarse por completo, mirando a la chica.-Hola...-
El joven Seirim observo unos instantes a la chica, sin responder momentáneamente a su interrogante, solo fijándose en ella. Era una imagen sin duda peculiar, aquella joven que debía tener una edad similar a la suya, al menos en apariencia, sus blancos cabellos cayendo alrededor de su rostro, cubierta su cabeza por un sombrero amarillo amplio, muy adecuado para poder protegerse de aquel incesante sol que llenaba cada rincón del lugar. La imagen era algo peculiar, como para un cuadro, con aquel fondo vasto y amplio, más de pensarlo bien, el joven albino debía dar una imagen parecida. Sus ojos blancos no se despegaban de la chica, fijos en los violáceos de ella, sus cabellos del mismo tono, cortos, se balanceaban suavemente con el viento que ahí había. Finalmente, algo recalcable, es que a pesar de la caminara, el joven albino no parecía acalorado en lo absoluto, ni siquiera el mas mínimo rastro de sudor o incomodidad. De la misma forma en que la joven del sombrero parecía fresca y tranquila, el chico se mantenía relajado, como si aquel sol insistente no causara efecto en su persona, cosa que era cierta, ya que el calor no le afectaba como al resto de las personas, siendo que él no era exactamente una.
-Si… Puedo escucharte… ¿Por qué no podría?-La pregunta fue realizada con sincera curiosidad por el joven de blancos cabellos. En ella no había ni rastro de malicia o burla, era una pregunta sincera y curiosa hacia la joven, al no acabar de entender si él daría una impresión de ser incapaz de escuchar, o tal vez de comprender su idioma podría ser, cosa que tampoco era el caso ya que hablaba con total calma hacia ella.-Tu… ¿Qué haces aquí? ¿Perdiste un camión o algo?-El joven de blancos cabellos trataba de indagar un poco por qué motivo una chica joven y bella estaría sola en mitad de un camino rural casi abandonado. Solo podía pensar que la chica hubiera tenido un accidente de algún tipo que arruinara su vehículo, o tal vez se hubiera separado de las personas con las que venía, no podía estar seguro de nada, solo indagar-¿Igual ibas a ese pueblo…?-
La voz del joven era suave, aterciopelada y relajante, una que sería usada para recitar alguna nana o para leer algún libro. Con calma el chico señalo al pueblo que había a la distancia, mismo al cual se estaba dirigiendo él, como para reafirmar su pregunta. Giro la vista para volver a observar a la chica de blancos cabellos, aun intrigado por su presencia, igual por aquella cabellera que se asemejaba tanto a la suya, resultando en una verdadera curiosidad, después de todo no era muy común ver personas de cabello blanco como él, mucho menos en un lugar como aquel.
Sus pasos se detuvieron a mitad de su camino. La distancia que le separaba con la pequeña ciudad, que bien podría clasificarse de pueblo, se había reducido drásticamente desde que hubiera bajado del camión que había usado de vehículo, pero aun así escuchar una voz a esas alturas resultaba muy raro. De haber sido el repiqueo de un camión, el gruñido de algún animal o el sonar del viento, hubiera sido más fácil de aceptar, sonidos normales en ese ambiente. Pero aquella era una voz clara, femenina, nada que ver con lo que pudiera haber esperado. Finalmente, el joven de blancos cabellos giro su rostro, observando así, a una distancia prudente pero aun así cercana, a una joven de blancos cabellos como los suyos, causando una leve reacción de impresión en las facciones del albino, el cual solo atino a girarse por completo, mirando a la chica.-Hola...-
El joven Seirim observo unos instantes a la chica, sin responder momentáneamente a su interrogante, solo fijándose en ella. Era una imagen sin duda peculiar, aquella joven que debía tener una edad similar a la suya, al menos en apariencia, sus blancos cabellos cayendo alrededor de su rostro, cubierta su cabeza por un sombrero amarillo amplio, muy adecuado para poder protegerse de aquel incesante sol que llenaba cada rincón del lugar. La imagen era algo peculiar, como para un cuadro, con aquel fondo vasto y amplio, más de pensarlo bien, el joven albino debía dar una imagen parecida. Sus ojos blancos no se despegaban de la chica, fijos en los violáceos de ella, sus cabellos del mismo tono, cortos, se balanceaban suavemente con el viento que ahí había. Finalmente, algo recalcable, es que a pesar de la caminara, el joven albino no parecía acalorado en lo absoluto, ni siquiera el mas mínimo rastro de sudor o incomodidad. De la misma forma en que la joven del sombrero parecía fresca y tranquila, el chico se mantenía relajado, como si aquel sol insistente no causara efecto en su persona, cosa que era cierta, ya que el calor no le afectaba como al resto de las personas, siendo que él no era exactamente una.
-Si… Puedo escucharte… ¿Por qué no podría?-La pregunta fue realizada con sincera curiosidad por el joven de blancos cabellos. En ella no había ni rastro de malicia o burla, era una pregunta sincera y curiosa hacia la joven, al no acabar de entender si él daría una impresión de ser incapaz de escuchar, o tal vez de comprender su idioma podría ser, cosa que tampoco era el caso ya que hablaba con total calma hacia ella.-Tu… ¿Qué haces aquí? ¿Perdiste un camión o algo?-El joven de blancos cabellos trataba de indagar un poco por qué motivo una chica joven y bella estaría sola en mitad de un camino rural casi abandonado. Solo podía pensar que la chica hubiera tenido un accidente de algún tipo que arruinara su vehículo, o tal vez se hubiera separado de las personas con las que venía, no podía estar seguro de nada, solo indagar-¿Igual ibas a ese pueblo…?-
La voz del joven era suave, aterciopelada y relajante, una que sería usada para recitar alguna nana o para leer algún libro. Con calma el chico señalo al pueblo que había a la distancia, mismo al cual se estaba dirigiendo él, como para reafirmar su pregunta. Giro la vista para volver a observar a la chica de blancos cabellos, aun intrigado por su presencia, igual por aquella cabellera que se asemejaba tanto a la suya, resultando en una verdadera curiosidad, después de todo no era muy común ver personas de cabello blanco como él, mucho menos en un lugar como aquel.
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Azael Seirim
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
El muchacho se dio vuelta, quedando ahora, ambos frente a frente. En ese momento, Chloe pudo percatarse de que no solo tenía el cabello albino como ella, también disponía de unos ojos de color... bueno, no sabía decirlo a primera vista; parecían totalmente blancos y al mismo tiempo, la joven bruja estaba casi segura de que podía definir una escala un tanto extraña de grises. No parecía ser mucho más alto que ella, sumándole al hecho de que bajo la ropa, parecía tan delgado como la misma. Podría haberse quedado observándolo más, tratando de buscar alguna diferencia entre ella y él, pero lo que parecía la voz del contrario la forzó a verlo directamente a los ojos.
Le contesto con un simple saludo, aunque parecía levemente impresionado. Seguramente él también se había percatado de lo similares que eran físicamente, al menos en cuanto al cabello y ojos. También, afirmo que podía escucharla, preguntándole a su vez que razón habría para que aquello no fuera posible. Parado en medio del camino, con un semblante en los ojos de una persona que parecía desorientada, no se podía culpar a Chloe por pensar que era un fantasma, una misteriosa aparición en medio de la sabana. Antes de que ella pudiera formular una respuesta, un par de preguntas más por parte del desconocido le siguieron. Espero, pacientemente, ya que el hablar del contrario era lento, cada palabra salía con calma, sin apuro alguno, pero en el tono de voz se podía apreciar cierta curiosidad. Asi que, ella, tratando de responderle de la misma manera, le hablo.– Es que... desde la distancia parecías un fantasma. Aunque de serlo, quizás me habrías escuchado de todas formas. –Poso su dedo índice bajo su barbilla.– En algunos libros leí de espíritus que podían escuchar y otros que simplemente deambulaban... Agregando que bajo el sol, tu silueta parecía distorsionada. –Explico, dando razones para que ella pensara de esa manera. A continuación se dispuso a responder el resto de las preguntas.– No perdí ningún camión. En realidad, no vi ninguno desde hace un buen rato. ¿Tu si lo perdiste?. –Poco a poco comenzaría a ser ella quien le cuestionara, al menos de ambas partes habría un interrogatorio o algo parecido. Él no daba una sensación de temor o peligro, no había nada que le dijera a la albina que era una mala persona, pero incluso aunque estuvieran sus brazos cubiertos de sangre, antes de huir ella preguntaría la razón de aquello. No sacaba conclusiones, ni se guiaba tanto por las primeras impresiones, formaba sus opiniones en base a lo que los demás respondían. Era fácil engañarla, era como un niño pequeño sediento por la curiosidad.
Estiro su cabeza para poder ver sobre el hombro del muchacho. A lo lejos, la silueta de los edificios parecían moverse de un lado al otro, un espejismo a causa del sol, claro. Volvió nuevamente a estar derecha para enfocarse en él.– Pensaba hacerlo. Vine para poder ver la fauna natural, y comprobar algunas cosas si es que podía. Pero hace un rato que no encuentro lo que busco, asi que se me ocurrió que sería buena idea preguntarle a alguien del lugar. –Concluyo. Le había dicho todas sus razones para estar en ese lugar, no le había mentido en nada. De por sí, Chloe era asi, sincera e inocente, no se daba cuenta de que quizás él podría sacar provecho de eso, quizás hasta herirla de alguna manera. Ella se sentía en confianza, aun cuando cualquier persona pensaría, que tras la calma del albino, se podía esconder una tormenta.– ¿Y tú? ¿También viniste de paseo? Sin duda de día hace un calor muy fuerte, o eso es lo que suelen decir. –Continúo con la charla. En ambos, parecía que los rayos del sol no hacían ningún efecto. Se veían en buenas condiciones, cualquiera se sentiría curioso de saber porque.– ¿Siempre sueles venir por aquí?. –Quizás no era alguien local, pero una persona familiarizada con el entorno le vendría bien.
Le contesto con un simple saludo, aunque parecía levemente impresionado. Seguramente él también se había percatado de lo similares que eran físicamente, al menos en cuanto al cabello y ojos. También, afirmo que podía escucharla, preguntándole a su vez que razón habría para que aquello no fuera posible. Parado en medio del camino, con un semblante en los ojos de una persona que parecía desorientada, no se podía culpar a Chloe por pensar que era un fantasma, una misteriosa aparición en medio de la sabana. Antes de que ella pudiera formular una respuesta, un par de preguntas más por parte del desconocido le siguieron. Espero, pacientemente, ya que el hablar del contrario era lento, cada palabra salía con calma, sin apuro alguno, pero en el tono de voz se podía apreciar cierta curiosidad. Asi que, ella, tratando de responderle de la misma manera, le hablo.– Es que... desde la distancia parecías un fantasma. Aunque de serlo, quizás me habrías escuchado de todas formas. –Poso su dedo índice bajo su barbilla.– En algunos libros leí de espíritus que podían escuchar y otros que simplemente deambulaban... Agregando que bajo el sol, tu silueta parecía distorsionada. –Explico, dando razones para que ella pensara de esa manera. A continuación se dispuso a responder el resto de las preguntas.– No perdí ningún camión. En realidad, no vi ninguno desde hace un buen rato. ¿Tu si lo perdiste?. –Poco a poco comenzaría a ser ella quien le cuestionara, al menos de ambas partes habría un interrogatorio o algo parecido. Él no daba una sensación de temor o peligro, no había nada que le dijera a la albina que era una mala persona, pero incluso aunque estuvieran sus brazos cubiertos de sangre, antes de huir ella preguntaría la razón de aquello. No sacaba conclusiones, ni se guiaba tanto por las primeras impresiones, formaba sus opiniones en base a lo que los demás respondían. Era fácil engañarla, era como un niño pequeño sediento por la curiosidad.
Estiro su cabeza para poder ver sobre el hombro del muchacho. A lo lejos, la silueta de los edificios parecían moverse de un lado al otro, un espejismo a causa del sol, claro. Volvió nuevamente a estar derecha para enfocarse en él.– Pensaba hacerlo. Vine para poder ver la fauna natural, y comprobar algunas cosas si es que podía. Pero hace un rato que no encuentro lo que busco, asi que se me ocurrió que sería buena idea preguntarle a alguien del lugar. –Concluyo. Le había dicho todas sus razones para estar en ese lugar, no le había mentido en nada. De por sí, Chloe era asi, sincera e inocente, no se daba cuenta de que quizás él podría sacar provecho de eso, quizás hasta herirla de alguna manera. Ella se sentía en confianza, aun cuando cualquier persona pensaría, que tras la calma del albino, se podía esconder una tormenta.– ¿Y tú? ¿También viniste de paseo? Sin duda de día hace un calor muy fuerte, o eso es lo que suelen decir. –Continúo con la charla. En ambos, parecía que los rayos del sol no hacían ningún efecto. Se veían en buenas condiciones, cualquiera se sentiría curioso de saber porque.– ¿Siempre sueles venir por aquí?. –Quizás no era alguien local, pero una persona familiarizada con el entorno le vendría bien.
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Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
¿Podía el calor jugar con su mente a pesar de que no lo sintiera físicamente? El cuerpo del peliblanco era un misterio para él mismo, tantas características y rasgos que no había acabado de entender cuando lo había inspeccionado alguna vez. Había sido cuestión de tiempo y paciencia el poder entenderse un poco mejor a si mismo luego de haber despertado sin memoria alguna en aquel bosque hace algún tiempo. Sabía que el frio y el calor no lo sentían como las personas normales, había estado en zonas de baja temperatura, donde la nieve abundaba en las calles y se amontona en pequeñas colinas, sin sentir la necesidad de abrigarse o taparse. Incluso en ese momento se encontraba en un lugar de calurosa temperatura, que si bien no era un desierto tampoco era un clima cómodo para muchos, y no sentía en realidad más que un par de grados más de los que se sentía normalmente.
Por ello mismo, estando de pie delante de la peliblanca, se había sentido levemente intrigado al verla en un estado parecido al propio. Ambos, a pesar de las condiciones a las cuales estaban expuestos, parecían no tan incomodos u ofuscados como deberían estarlo realmente, casi como si aquel clima fuera cómodo para ambos. Le resultaba curioso ver como la chica mantenía un semblante relajado y tranquilo, a pesar de la extraña situación en la que debían de estar ambos, dos chicos albinos en el continente africano, a las afueras de un poblado casi desconocido a una hora donde la temperatura estaba en su cúspide. Aun así para Azael, una persona que desconocía los parámetros de la normalidad y la anormalidad, aquello no resultaba fuera de lugar, pudiendo corresponder a las preguntas de la chica frente suya con naturalidad y soltura.
-Uhm… La distorsión provocada por el calor sí que juega con la mente, no dudo me debiera ver difuso…-Susurro, aunque sin saber muy porque sabía eso, el concepto básico de un espejismo y el efecto de la temperatura en la atmosfera, pero aun así hablaba con seguridad en sus palabras, confiado en ellas- No soy un fantasma, por si acaso aclaro…-Ladeando el rostro con la misma expresión calmada hacia la chica, pero sin ser su comentario malicioso o despectivo, solo lo decía como quien comentaba el clima, sintiendo que era necesario aclararlo-Y no… No lo perdí, me baje antes…-
Aquello ultimo era cierto en su totalidad, el peliblanco se había bajado antes para no ser descubierto como un polizón, pero eso ultimo lo omitiría, ya que sabía aquello no era del todo correcto, a pesar de que lo había hecho por necesidad, pero la otra albina no necesitaba saber eso en realidad-¿Eres alguna zoóloga o ecóloga?-Una vez más el peliblanco usaba palabras que no sabría decir de donde había aprendido, cuyo significado solo entendía de forma muy vaga, imitando a un presentimiento, como alguien que sabía que el fuego quemaba o el agua mojaba-No he visto animales por aquí, así que no te podría ayudar… Solo algunas aves de carroña… Espera… ¿Entonces como llegaste aquí?-Cuestiono el peliblando algo extrañado, ya que aquella chica parecía haber estar caminando como él, ¿Pero acaso había estado avanzando todo su camino desde alguna ciudad próxima? Era algo difícil de creer, algo que uno no pensaría normalmente, era más factible que ella hubiera venido en algún vehículo.-¿Caminaste desde otro poblado mientras buscabas? Eso sería increíble…-Afirmo, a pesar de que sabía pudiera ser considerado raro que alguien caminara tanto mientras buscaba especímenes naturales de aquella región, para el solo mostraba una recalcable fuerza de voluntad y dedicación, hacia aquello que la oji violácea parecía estudiar.
-Y no... No suelo venir por aquí, estoy de visita… Escuche una historia sobre este poblado y quise venir a conocer un poco…-Admitió el chico, el cual no estaba ahí solo por el ocio o por dejarse ir a donde el viento le llevara-¿Te parece si vamos juntos? Ahí podrás obtener información de la fauna que buscas…-Propuso finalmente, girando a ver la ciudad en la cual ambos originalmente habían puesto su objetivo. El camino aun duraría un poco más, y mientras avanzaban podrían platicar un poco más, un modo de borrar aquella monotonía que parecía envolver el ambiente y que podría terminar por afectarles a ambos. Al menos con compañía y una buena charla, seria todo mas ameno.
Por ello mismo, estando de pie delante de la peliblanca, se había sentido levemente intrigado al verla en un estado parecido al propio. Ambos, a pesar de las condiciones a las cuales estaban expuestos, parecían no tan incomodos u ofuscados como deberían estarlo realmente, casi como si aquel clima fuera cómodo para ambos. Le resultaba curioso ver como la chica mantenía un semblante relajado y tranquilo, a pesar de la extraña situación en la que debían de estar ambos, dos chicos albinos en el continente africano, a las afueras de un poblado casi desconocido a una hora donde la temperatura estaba en su cúspide. Aun así para Azael, una persona que desconocía los parámetros de la normalidad y la anormalidad, aquello no resultaba fuera de lugar, pudiendo corresponder a las preguntas de la chica frente suya con naturalidad y soltura.
-Uhm… La distorsión provocada por el calor sí que juega con la mente, no dudo me debiera ver difuso…-Susurro, aunque sin saber muy porque sabía eso, el concepto básico de un espejismo y el efecto de la temperatura en la atmosfera, pero aun así hablaba con seguridad en sus palabras, confiado en ellas- No soy un fantasma, por si acaso aclaro…-Ladeando el rostro con la misma expresión calmada hacia la chica, pero sin ser su comentario malicioso o despectivo, solo lo decía como quien comentaba el clima, sintiendo que era necesario aclararlo-Y no… No lo perdí, me baje antes…-
Aquello ultimo era cierto en su totalidad, el peliblanco se había bajado antes para no ser descubierto como un polizón, pero eso ultimo lo omitiría, ya que sabía aquello no era del todo correcto, a pesar de que lo había hecho por necesidad, pero la otra albina no necesitaba saber eso en realidad-¿Eres alguna zoóloga o ecóloga?-Una vez más el peliblanco usaba palabras que no sabría decir de donde había aprendido, cuyo significado solo entendía de forma muy vaga, imitando a un presentimiento, como alguien que sabía que el fuego quemaba o el agua mojaba-No he visto animales por aquí, así que no te podría ayudar… Solo algunas aves de carroña… Espera… ¿Entonces como llegaste aquí?-Cuestiono el peliblando algo extrañado, ya que aquella chica parecía haber estar caminando como él, ¿Pero acaso había estado avanzando todo su camino desde alguna ciudad próxima? Era algo difícil de creer, algo que uno no pensaría normalmente, era más factible que ella hubiera venido en algún vehículo.-¿Caminaste desde otro poblado mientras buscabas? Eso sería increíble…-Afirmo, a pesar de que sabía pudiera ser considerado raro que alguien caminara tanto mientras buscaba especímenes naturales de aquella región, para el solo mostraba una recalcable fuerza de voluntad y dedicación, hacia aquello que la oji violácea parecía estudiar.
-Y no... No suelo venir por aquí, estoy de visita… Escuche una historia sobre este poblado y quise venir a conocer un poco…-Admitió el chico, el cual no estaba ahí solo por el ocio o por dejarse ir a donde el viento le llevara-¿Te parece si vamos juntos? Ahí podrás obtener información de la fauna que buscas…-Propuso finalmente, girando a ver la ciudad en la cual ambos originalmente habían puesto su objetivo. El camino aun duraría un poco más, y mientras avanzaban podrían platicar un poco más, un modo de borrar aquella monotonía que parecía envolver el ambiente y que podría terminar por afectarles a ambos. Al menos con compañía y una buena charla, seria todo mas ameno.
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Azael Seirim
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Chloe lo escuchaba atentamente. Siendo sinceros, le gustaba la compañía, de cualquier persona en realidad. Siempre habría sido del tipo que se consideraba social, o metiche, no había una línea entre ambas cosas en cuanto a ella. Pero no esperaba encontrarse con alguien en medio del desierto, aquel acontecimiento la había sorprendido, pero estaba feliz, alegre de tener a alguien con quien hablar, aunque sea por un momento. La calma que el muchacho irradiaba era particular, de alguna extraña forma, parecía fundirse con el ambiente y al mismo tiempo, lo hacía resaltar. Tenían muchas similitudes entre ambos, aunque de momento, la joven bruja no se había percatado de aquello.
Pero algo le llamo la atención, y como siempre, no pudo evitar comentar sobre eso.– ¿Te bajaste? ¿De donde?. –Quizá había una parada de autobús o algo cerca, la existencia de algo así le habría facilitado mucho las cosas, para empezar, habría encontrado lo que buscaba desde hacía un buen rato. Mientras más charlaban, más parecía un enigma aquel muchacho. Y él no se quedaba atrás, no se limitaba a simplemente responderle sus preguntas, sino que también formulaba las propias. Quizá finalmente la albina podría sentir lo que sentían otros al ser sometidos a su clásico interrogatorio, con preguntas que podían llegar a ser disparadas como una metralleta.– No, no soy nada como eso. –Le explico. Si lo fuera, tendría mayores razones para deambular en un territorio como en el que estaban.– Aunque sería sumamente di vertido el serlo ¿No? Estudiar a los diferentes animales, y saber cada detalle de ellos. –Había leído libros sobre diferentes especies, pero nunca se había dedicado expresamente a ellos. En realidad, era difícil definir que era Chloe. No tenia estudios, oficiales al menos, de ningún tipo. Simplemente era alguien que adoraba leer y que invertía su tiempo investigando cualquier cosa que se le pasara por la cabeza, sin ninguna razón aparente, solo porque quería hacerlo y ya.
Las aves de carroña no formaban parte del grupo de animales que ella quería observar, pero a estas alturas, sin haber encontrado nada, cualquier cosa estaba bien, al menos de momento. Antes de que pudiera, sin embargo, preguntarle la localización de las mismas, el albino le formulo otra pregunta.– Pues… –Y aquí entraba en duda. ¿Debería ser sincera con él? No parecía una mala persona, pero siempre había sido todo un desafío saber cómo reaccionarían otros al decirles la verdad de quien era, una bruja. Había tardado tan solo tres días en llegar a su ubicación actual. Primero viajo en barco, luego a caballo, una experiencia inolvidable, pero al percatarse de que no había muros en la costa, decidió que usando su magia llegaría más rápido; Se traslado por el cielo, planeando poco a poco, hasta hace un par de horas, que es cuando comenzó a caminar. Se dio cuenta de que seguramente, habría pueblos y ciudades, y no sería nada bueno para ella si llamaban al Shibusen indicando que una persona volaba por el cielo.– Tome varios transportes. –Contesto simplemente. No le gustaba mentir, pero no lo estaba haciendo. Era la verdad, llegó por varias formas.– En realidad comencé a caminar hace un rato, pero no desde otro poblado simplemente… desde el camino. –Le explico, insegura si el lograría comprender.
Se acerco a él, entusiasmada, demostrando cuanto le gustaba la idea que le había propuesto.– ¡Si si! ¡Sera divertido! De esa forma podremos encontrar lo que buscamos más rápido. –Le contesto alegremente.– Por cierto, me llamo Chloe. –Le extendió su mano, esperando un saludo.
Pero algo le llamo la atención, y como siempre, no pudo evitar comentar sobre eso.– ¿Te bajaste? ¿De donde?. –Quizá había una parada de autobús o algo cerca, la existencia de algo así le habría facilitado mucho las cosas, para empezar, habría encontrado lo que buscaba desde hacía un buen rato. Mientras más charlaban, más parecía un enigma aquel muchacho. Y él no se quedaba atrás, no se limitaba a simplemente responderle sus preguntas, sino que también formulaba las propias. Quizá finalmente la albina podría sentir lo que sentían otros al ser sometidos a su clásico interrogatorio, con preguntas que podían llegar a ser disparadas como una metralleta.– No, no soy nada como eso. –Le explico. Si lo fuera, tendría mayores razones para deambular en un territorio como en el que estaban.– Aunque sería sumamente di vertido el serlo ¿No? Estudiar a los diferentes animales, y saber cada detalle de ellos. –Había leído libros sobre diferentes especies, pero nunca se había dedicado expresamente a ellos. En realidad, era difícil definir que era Chloe. No tenia estudios, oficiales al menos, de ningún tipo. Simplemente era alguien que adoraba leer y que invertía su tiempo investigando cualquier cosa que se le pasara por la cabeza, sin ninguna razón aparente, solo porque quería hacerlo y ya.
Las aves de carroña no formaban parte del grupo de animales que ella quería observar, pero a estas alturas, sin haber encontrado nada, cualquier cosa estaba bien, al menos de momento. Antes de que pudiera, sin embargo, preguntarle la localización de las mismas, el albino le formulo otra pregunta.– Pues… –Y aquí entraba en duda. ¿Debería ser sincera con él? No parecía una mala persona, pero siempre había sido todo un desafío saber cómo reaccionarían otros al decirles la verdad de quien era, una bruja. Había tardado tan solo tres días en llegar a su ubicación actual. Primero viajo en barco, luego a caballo, una experiencia inolvidable, pero al percatarse de que no había muros en la costa, decidió que usando su magia llegaría más rápido; Se traslado por el cielo, planeando poco a poco, hasta hace un par de horas, que es cuando comenzó a caminar. Se dio cuenta de que seguramente, habría pueblos y ciudades, y no sería nada bueno para ella si llamaban al Shibusen indicando que una persona volaba por el cielo.– Tome varios transportes. –Contesto simplemente. No le gustaba mentir, pero no lo estaba haciendo. Era la verdad, llegó por varias formas.– En realidad comencé a caminar hace un rato, pero no desde otro poblado simplemente… desde el camino. –Le explico, insegura si el lograría comprender.
Se acerco a él, entusiasmada, demostrando cuanto le gustaba la idea que le había propuesto.– ¡Si si! ¡Sera divertido! De esa forma podremos encontrar lo que buscamos más rápido. –Le contesto alegremente.– Por cierto, me llamo Chloe. –Le extendió su mano, esperando un saludo.
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Chloe
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Las expresiones del peliblanco podían llegar a ser tan limitadas como curiosas. Su propia forma de ser, aquella continua sensación de desconexión que transmitía el albino a su alrededor, como si fuera un personaje de una pintura recortado y cosido en otra, acentuaba aquella sensación de peculiaridad que daba, eso sumado a su peculiar apariencia, lo volvían comúnmente un centro de atención para los ojos curiosos, algunos intrigados, de que pudiera haber una persona asi. Y en esos momentos, de pie delante de la otra chica albina, se postraba tan tranquilo y desinteresado tal cual ave en medio de algún parque, mirando a diferentes lugares sin mostrarse totalmente centrado en su acompañante, aunque siempre dándole cortas miradas, atento a ella. Una imagen que daba como resultado un peculiar cuadro.
-De un camión, venia en él pero me baje antes de llegar a la ciudad-Contesto de forma sincera el peliblanco. Normalmente la gente seria más reservada al hablar con algún desconocido, como era el caso de los dos albinos presentes, pero el de ojos blancos no poseía aquellas barreras nacidas del sentido común, para el aquellos sentidos de alerta o precaución, eran inexistentes, podía entender por qué la gente lo hacía, pero el mismo no podía sentir la necesidad de hacerlo, ni lo hacía por decisión propia.-Y supongo sería divertido si te gustan los animales… De no ser asi, creo sería muy poco placentero-
El peliblanco hablaba casi como si se lo comentara a sí mismo, sin morar directamente a Chloe al momento de comentarlo, pero alzando la vista para observarla dando a entender que le hablaba a ella. Luego de eso, el peliblanco giro la cabeza un poco, mirando a su alrededor, el área donde estaba, tan vacía como antes, solo el pueblo al que se dirigían a la distancia como objetivo, causando un corto suspiro al notar su proximidad.-Varios transportes… Suena que llevas un buen rato viajando-Aventuro el chico, mientras jugaba un poco con sus manos de forma distraída, escuchando las palabras de la chica y su repentino entusiasmo ante la idea de viajar juntos, ante lo cual solo asintió de forma tranquila, con una corta sonrisa cortes en sus labios, como reflejo de la expresión de la bruja albina.
-Yo me llamo Azael…-Respondió con simpleza el joven, mientras alzaba su mano y estrechaba la de la chica. Cuando lo hizo, se pudo notar el color negro que cubría los dedos del joven Seirim, los cuales estaban marcados con decenas de pequeñas líneas negras que se cruzaban una sobre otra, como diminutos tatuajes que cubrían solo los dedos de sus manos, casi cubriéndolos por completo, pero sin hacerlo. Como si no notara la rareza de las marcas de sus manos, o como si no le diera importancia alguna, el joven acabo de estrechar la mano de la chica y la soltó, para sonreír con calma mirando el camino hacia la aldea.-Vamos…-
Sin perder más tiempo, empezó a andar a un paso tranquilo el cual fuera cómodo de seguir para la chica, pero que igual pudiera llevarlos a su destino antes de que se ocultara el sol.- ¿Habías estado antes en el pueblo? ¿O lo encontraste de casualidad? No sé si haya posadas o algo ahí, que una vez oscurezca, no será bueno estar afuera…-Las palabras del peliblanco eran suaves, aunque para el no había peligro alguno en dormir afuera, el desconocía por completo la naturaleza de su acompañante y de sus poderes. En aquella zona, la temperatura sin duda decaería bastante durante la noche, no siendo recomendable el estar fuera, pero el peliblanco era inmune a aquel cambio, asi que sus palabras eran más bien para que la chica lo tuviera en cuenta, que buscar un refugio era lo mejor para ella.
-¿Y que son esas cosas que querías comprobar? Mencionaste querías hacerlo…-Pregunto con calma el chico mientras avanzaban, no tanto por hacer platica, su personalidad le hacían el tipo de persona que sin problemas pudiera estar sin hablar con alguien que tuviera al lado durante un buen rato, si no lo hacía por simple curiosidad, aquella que no era contenida ni se aguantaba, si no que cuando una pregunta llegaba a su mente, el cuestionamiento surgía de sus labios de forma natural, siendo esa la forma de ser del chico.
-De un camión, venia en él pero me baje antes de llegar a la ciudad-Contesto de forma sincera el peliblanco. Normalmente la gente seria más reservada al hablar con algún desconocido, como era el caso de los dos albinos presentes, pero el de ojos blancos no poseía aquellas barreras nacidas del sentido común, para el aquellos sentidos de alerta o precaución, eran inexistentes, podía entender por qué la gente lo hacía, pero el mismo no podía sentir la necesidad de hacerlo, ni lo hacía por decisión propia.-Y supongo sería divertido si te gustan los animales… De no ser asi, creo sería muy poco placentero-
El peliblanco hablaba casi como si se lo comentara a sí mismo, sin morar directamente a Chloe al momento de comentarlo, pero alzando la vista para observarla dando a entender que le hablaba a ella. Luego de eso, el peliblanco giro la cabeza un poco, mirando a su alrededor, el área donde estaba, tan vacía como antes, solo el pueblo al que se dirigían a la distancia como objetivo, causando un corto suspiro al notar su proximidad.-Varios transportes… Suena que llevas un buen rato viajando-Aventuro el chico, mientras jugaba un poco con sus manos de forma distraída, escuchando las palabras de la chica y su repentino entusiasmo ante la idea de viajar juntos, ante lo cual solo asintió de forma tranquila, con una corta sonrisa cortes en sus labios, como reflejo de la expresión de la bruja albina.
-Yo me llamo Azael…-Respondió con simpleza el joven, mientras alzaba su mano y estrechaba la de la chica. Cuando lo hizo, se pudo notar el color negro que cubría los dedos del joven Seirim, los cuales estaban marcados con decenas de pequeñas líneas negras que se cruzaban una sobre otra, como diminutos tatuajes que cubrían solo los dedos de sus manos, casi cubriéndolos por completo, pero sin hacerlo. Como si no notara la rareza de las marcas de sus manos, o como si no le diera importancia alguna, el joven acabo de estrechar la mano de la chica y la soltó, para sonreír con calma mirando el camino hacia la aldea.-Vamos…-
Sin perder más tiempo, empezó a andar a un paso tranquilo el cual fuera cómodo de seguir para la chica, pero que igual pudiera llevarlos a su destino antes de que se ocultara el sol.- ¿Habías estado antes en el pueblo? ¿O lo encontraste de casualidad? No sé si haya posadas o algo ahí, que una vez oscurezca, no será bueno estar afuera…-Las palabras del peliblanco eran suaves, aunque para el no había peligro alguno en dormir afuera, el desconocía por completo la naturaleza de su acompañante y de sus poderes. En aquella zona, la temperatura sin duda decaería bastante durante la noche, no siendo recomendable el estar fuera, pero el peliblanco era inmune a aquel cambio, asi que sus palabras eran más bien para que la chica lo tuviera en cuenta, que buscar un refugio era lo mejor para ella.
-¿Y que son esas cosas que querías comprobar? Mencionaste querías hacerlo…-Pregunto con calma el chico mientras avanzaban, no tanto por hacer platica, su personalidad le hacían el tipo de persona que sin problemas pudiera estar sin hablar con alguien que tuviera al lado durante un buen rato, si no lo hacía por simple curiosidad, aquella que no era contenida ni se aguantaba, si no que cuando una pregunta llegaba a su mente, el cuestionamiento surgía de sus labios de forma natural, siendo esa la forma de ser del chico.
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Azael Seirim
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Ésta sin duda, era la primera vez que Chloe se encontraba frente a alguien, que quizá, fuera muy similar, tanto físicamente como en la forma de actuar. Y ella se sentía extrañamente a gusto con eso; respuestas cortas y sinceras, aunque eso ultimo no había forma de confirmarlo, pero el albino no se veía como alguien propenso a mentir. Ella había hablado con muchas personas a lo largo de su vida, siempre fue una niña sociable, sin miedo a los extraños. Y aunque sonara raro, alguna vez tuvo a alguien quien le advertía de hablar con desconocidos. En parte, esa era una de las razones por las que ella era como lo era, la ausencia de alguien importante y los recuerdos que se iban desvaneciendo poco a poco. Y ahora, parecía estar parada frente a alguien que parecía estar tan perdido o más que ella. Bueno, perdido no era la palabra que lo describía plenamente, quizá… ¿Despistado? ¿Ajeno a su alrededor? Como fuese, no cambiaba el hecho de que fuera peculiar.
Al parecer, había llegado a este lugar por un camión. Cosa peculiar, pues la albina había visto un camino de tierra similar a una carretera, pero no había escuchado ningún motor ni nada parecido. De todas formas, debido a su peculiar forma de transportarse, había decidido evitar los caminos que posiblemente eran transitados.– Me gustan mucho los animales. ¿A ti no? –Respondió a su segundo comentario. Otra razón de evitar las carreteras y similares, era eso, poder contemplar en su hábitat natural los animales.
Azael era su nombre, y al escucharlo, Chloe no pudo evitar pensar en un libro de demonios. Estaba segura, que una de las tantas criaturas que residían en el infierno tenía ese nombre. Lo curioso, era que el albino no se veía como ese ser que su libro describía, despiadado y hambriento de almas humanas. Se veía inofensivo, para ser sinceros. Como ahora, que luego de responder el saludo a la joven bruja, le sonrió para continuar caminando juntos hacia la ciudad.– Es un nombre peculiar. –Comentó. Pero le gustaba, y para ser sinceros, se moría de ganas de preguntarle si tenía relación alguna con aquel demonio del libro, porque por más que pudiera ser una coincidencia, ella no descartaría ninguna posibilidad.– Sabes, leí alguna vez que Azazel también era el nombre de un demonio. –Le dijo totalmente despreocupada, como si estuviera comentando sobre el clima del día. La muchacha simplemente no tenía esa vocecita en la cabeza que le decía que sus palabras podían ser groseras o que simplemente, no era algo para recalcar. Solo esperaba la respuesta del muchacho, y mientras lo hacía, decidió ser ella ahora quien le respondía.– Quería verlos, nada más. Siempre leí en libros sus características, pero quería comprobarlas por mí misma, además que siendo sincera, nunca tuve la oportunidad de verlos en su hábitat natural. Y en un zoológico no sería lo mismo. –Nunca le habían gustado esos lugares, los había visitado un par de veces, pero prefería viajar que verlos tras barrotes de acero.– Siento pena por ellos al verlos así, encerrados, aunque me digan que los cuidan como se debe hacerlo… –Le explicó.– Ah, y no, nunca estuve antes en el pueblo. A decir verdad, ésta es la primera vez que estoy tanto tiempo en el continente. La última vez fue hace años, y solo estaba de paso, así que no lo conozco para ser sincera. –Recordó con cierta nostalgia. Porque la última vez que había pisado esas tierras, fue antes de instalarse en DC, cuando su estilo de vida era más como la de un nómada.
Al parecer, había llegado a este lugar por un camión. Cosa peculiar, pues la albina había visto un camino de tierra similar a una carretera, pero no había escuchado ningún motor ni nada parecido. De todas formas, debido a su peculiar forma de transportarse, había decidido evitar los caminos que posiblemente eran transitados.– Me gustan mucho los animales. ¿A ti no? –Respondió a su segundo comentario. Otra razón de evitar las carreteras y similares, era eso, poder contemplar en su hábitat natural los animales.
Azael era su nombre, y al escucharlo, Chloe no pudo evitar pensar en un libro de demonios. Estaba segura, que una de las tantas criaturas que residían en el infierno tenía ese nombre. Lo curioso, era que el albino no se veía como ese ser que su libro describía, despiadado y hambriento de almas humanas. Se veía inofensivo, para ser sinceros. Como ahora, que luego de responder el saludo a la joven bruja, le sonrió para continuar caminando juntos hacia la ciudad.– Es un nombre peculiar. –Comentó. Pero le gustaba, y para ser sinceros, se moría de ganas de preguntarle si tenía relación alguna con aquel demonio del libro, porque por más que pudiera ser una coincidencia, ella no descartaría ninguna posibilidad.– Sabes, leí alguna vez que Azazel también era el nombre de un demonio. –Le dijo totalmente despreocupada, como si estuviera comentando sobre el clima del día. La muchacha simplemente no tenía esa vocecita en la cabeza que le decía que sus palabras podían ser groseras o que simplemente, no era algo para recalcar. Solo esperaba la respuesta del muchacho, y mientras lo hacía, decidió ser ella ahora quien le respondía.– Quería verlos, nada más. Siempre leí en libros sus características, pero quería comprobarlas por mí misma, además que siendo sincera, nunca tuve la oportunidad de verlos en su hábitat natural. Y en un zoológico no sería lo mismo. –Nunca le habían gustado esos lugares, los había visitado un par de veces, pero prefería viajar que verlos tras barrotes de acero.– Siento pena por ellos al verlos así, encerrados, aunque me digan que los cuidan como se debe hacerlo… –Le explicó.– Ah, y no, nunca estuve antes en el pueblo. A decir verdad, ésta es la primera vez que estoy tanto tiempo en el continente. La última vez fue hace años, y solo estaba de paso, así que no lo conozco para ser sincera. –Recordó con cierta nostalgia. Porque la última vez que había pisado esas tierras, fue antes de instalarse en DC, cuando su estilo de vida era más como la de un nómada.
Última edición por Chloe el Miér Jul 27, 2016 3:57 pm, editado 1 vez
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Chloe
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Pensar en los animales no era una de las cosas preferidas de Azael. Él normalmente no se llevaba del todo bien con los animales. Su presencia ponía nerviosos a la mayoría de ellos, como si notaran en Azael algo por debajo de su ser, ni que el mismo conociera. Aun asi, el no odiaba a los animales, eran solo seres vivientes no pensantes, si no instintivos. Sentía que decir que no le agradaba un animal era lo mismo que decir que no le agradaba un árbol, eran una parte del orden de las cosas, y una emoción como el desagrado, era difícil de entender por el albino.-No me llevo muy bien con ellos… No sé, los pongo nerviosos.-
Mientras avanzaban notaba los efectos del calor a su alrededor. Podía ver la difuminarían de su visión distante, aquel curioso juego visual donde las fronteras se distorsionaban como si fueran vistas a través de algún cristal mal enfocado. Por aquella apreciación del ambiente que les rodeaba, el joven Seirim se encontró algo distraído cuando ella empezó a hablar de su nombre. Le tomo algunos segundos el recuperar y seguir el hilo de la conversación, pero cuando ella dio aquel dato sobre los demonios, giro el rostro en dirección al pueblo al cual se dirigía, solo unos minutos y estarían en él.
-Azael fue un angel… Según la creencia popular. Les enseño a los hombres sobre la metalurgia, a las mujeres sobre la seducción… Se revelo contra dios y fue despojado de todo privilegio, tirado a la tierra y condenado al exilio… Finalmente se volvió demonio, y cambio su nombre a Azazel-De nuevo, hablaba como si recitara lo leído en un libro, aunque no recordara haberlo hecho. La información salía de él como si hubieran metido una enciclopedia en su mente y esta se le ocurriera mostrarse a voluntad propia. Cuando el arco de madera del poblado se hizo presente y sus desgastadas letras fueron algo mas visibles, el joven albino giro su rostro para ver los ojos violáceos de la chica, curioso-Es curioso hablemos de eso…-
Giro su rostro al poblado, mirando su calle principal, a los laterales de la misma se extendían casas cuidadas pero rusticas, algunos pobladores paseando por distintos puntos, algunas tiendas hechas de ladrillos y concreto desgastado, todo con muestras del estrago de vivir en una zona tan calurosa y casi desértica, el color desgastado de las paredes y las estructuras agrietadas y descuidadas.- Me gustan los ángeles… No sé por qué, solo sé que me parecen interesantes… Y se dice que en este poblado, una vez un ángel vino…-Y era ese, el motivo de su visita, la motivación que le había traído ahí para, hasta esa zona tan remota en un continente tan gigantesco. La historia del ángel que hacía años había llegado a aquel poblado, y que había traído esperanza y fe, para luego convertirla en calamidad.
-Uhm… Y nunca he visitado un Zoologico que yo recuerde… Aunque bueno, sé que son, y puedo entender algo de cómo te sientes…-Confeso el chico, mientras finalmente llegaban al arco de la entrada del pueblo, mirando aquella extensión que apenas tendría un par de kilómetros de zona semi urbanizada. Algunos ojos se posaron en ellos dos desde las ventanas más cercanas de la entrada del pueblo, aunque nada hostil, tampoco antipático, eran simples miradas curiosas por la llegada de gente desconocida, aquel no era un punto turístico, tampoco de cultura o de entretenimiento. Motivos muy raros debían de tener quienes llegaran ahí, o una fortuna muy pobre que les hiciera perderse en el desierto y buscar refugio en aquel lugar.
-Es más pequeño de lo que creía…-Giro de nuevo a ver a Chloe, pensando cual sería la mejor ruta para seguir. Ambos tenían diferentes propósitos y objetivos con aquel poblado, el venía a buscar historias, y ella… Bueno, entendía que ella venia por un punto de tranquilidad, donde reponerse un poco para seguir con su curiosa travesía-Vamos a ver si hay alguna posada… Es mejor tener un sitio seguro, viajar tanto a pie te afectara al final…-Aunque el mismo no parecía especialmente cansado o acalorado, era como si su cuerpo estuviera perfectamente adaptado a aquel clima, aún más que los propios nativos, pero pensaba Chloe necesitara un descanso, ella había caminado más distancia que él, y en una persona normal, como el la consideraba, eso supondría llevarlo cerca del limite
OFF: Perdon perdon perdon perdon, en serio lo lamento D: no hay excusa por hacerte esperar de esa forma, solo que la U y el trabajo me mataron toda vena rolera que tenia >< una sincera disculpa y te prometo no hacerte esperar de esa forma de nuevo, ya he logrado tener tiempo libre y volveré a esta mas presente en el rol, en serio perdona, por que no era ni es mi intención abandonar el tema
Mientras avanzaban notaba los efectos del calor a su alrededor. Podía ver la difuminarían de su visión distante, aquel curioso juego visual donde las fronteras se distorsionaban como si fueran vistas a través de algún cristal mal enfocado. Por aquella apreciación del ambiente que les rodeaba, el joven Seirim se encontró algo distraído cuando ella empezó a hablar de su nombre. Le tomo algunos segundos el recuperar y seguir el hilo de la conversación, pero cuando ella dio aquel dato sobre los demonios, giro el rostro en dirección al pueblo al cual se dirigía, solo unos minutos y estarían en él.
-Azael fue un angel… Según la creencia popular. Les enseño a los hombres sobre la metalurgia, a las mujeres sobre la seducción… Se revelo contra dios y fue despojado de todo privilegio, tirado a la tierra y condenado al exilio… Finalmente se volvió demonio, y cambio su nombre a Azazel-De nuevo, hablaba como si recitara lo leído en un libro, aunque no recordara haberlo hecho. La información salía de él como si hubieran metido una enciclopedia en su mente y esta se le ocurriera mostrarse a voluntad propia. Cuando el arco de madera del poblado se hizo presente y sus desgastadas letras fueron algo mas visibles, el joven albino giro su rostro para ver los ojos violáceos de la chica, curioso-Es curioso hablemos de eso…-
Giro su rostro al poblado, mirando su calle principal, a los laterales de la misma se extendían casas cuidadas pero rusticas, algunos pobladores paseando por distintos puntos, algunas tiendas hechas de ladrillos y concreto desgastado, todo con muestras del estrago de vivir en una zona tan calurosa y casi desértica, el color desgastado de las paredes y las estructuras agrietadas y descuidadas.- Me gustan los ángeles… No sé por qué, solo sé que me parecen interesantes… Y se dice que en este poblado, una vez un ángel vino…-Y era ese, el motivo de su visita, la motivación que le había traído ahí para, hasta esa zona tan remota en un continente tan gigantesco. La historia del ángel que hacía años había llegado a aquel poblado, y que había traído esperanza y fe, para luego convertirla en calamidad.
-Uhm… Y nunca he visitado un Zoologico que yo recuerde… Aunque bueno, sé que son, y puedo entender algo de cómo te sientes…-Confeso el chico, mientras finalmente llegaban al arco de la entrada del pueblo, mirando aquella extensión que apenas tendría un par de kilómetros de zona semi urbanizada. Algunos ojos se posaron en ellos dos desde las ventanas más cercanas de la entrada del pueblo, aunque nada hostil, tampoco antipático, eran simples miradas curiosas por la llegada de gente desconocida, aquel no era un punto turístico, tampoco de cultura o de entretenimiento. Motivos muy raros debían de tener quienes llegaran ahí, o una fortuna muy pobre que les hiciera perderse en el desierto y buscar refugio en aquel lugar.
-Es más pequeño de lo que creía…-Giro de nuevo a ver a Chloe, pensando cual sería la mejor ruta para seguir. Ambos tenían diferentes propósitos y objetivos con aquel poblado, el venía a buscar historias, y ella… Bueno, entendía que ella venia por un punto de tranquilidad, donde reponerse un poco para seguir con su curiosa travesía-Vamos a ver si hay alguna posada… Es mejor tener un sitio seguro, viajar tanto a pie te afectara al final…-Aunque el mismo no parecía especialmente cansado o acalorado, era como si su cuerpo estuviera perfectamente adaptado a aquel clima, aún más que los propios nativos, pero pensaba Chloe necesitara un descanso, ella había caminado más distancia que él, y en una persona normal, como el la consideraba, eso supondría llevarlo cerca del limite
OFF: Perdon perdon perdon perdon, en serio lo lamento D: no hay excusa por hacerte esperar de esa forma, solo que la U y el trabajo me mataron toda vena rolera que tenia >< una sincera disculpa y te prometo no hacerte esperar de esa forma de nuevo, ya he logrado tener tiempo libre y volveré a esta mas presente en el rol, en serio perdona, por que no era ni es mi intención abandonar el tema
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Azael Seirim
Re: Just Another Hottest Day [Priv. Chloe]
Chloe escuchó atentamente las palabras del joven, quien le brindó información más detallada de aquel ser cuyo nombre sonaba parecido al del peliblanco. La bruja tenía mucha información en su cabeza, consecuencia de haber vivido durante muchos años y haber visitado lugar tras lugar. Pero, no era como cualquier otro ser, puesto que la niña sufría una mezcla intensa de memorias y recuerdos. Por eso, muchas veces las cosas quedaban fácilmente en el olvido, teniendo dificultades para delimitar lo que paso en ¨X¨ momento. Pero, al escuchar la explicación del albino, vino a su mente aquel libro que hace unos segundos había recordado hojear. No sabía de dónde lo había sacado, pero en este momento no importaba, no realmente al menos.– Si, ahora lo recuerdo mejor. Leí sobre él, pero no específicamente. –Simplemente había caído en sus manos un libro sobre demonios en general. Aunque había vivido durante muchos años, todas esos mitos, historias, leyendas, siempre le habían llamado la atención fuertemente. Y aquellos conectados con la región, o cualquier tipo de creencia, no eran ninguna excepción.
Aún así, no tuvo oportunidad de comentar más sobre el tema, ya que su destino estaba a poca distancia de ambos: un poblado que parecía estar en medio de la nada. O esa era la sensación que Chloe recibía. Incluso sus edificios, por llamarlos así ya que no eran nada más que casas de un tamaño mediano tirando a pequeño, se veían claramente afectadas por la zona donde les había tocado ser construidas. Había pocas personas caminando, que los miraban curiosos. Y es que, bueno, ambos no eran del tipo que podía pasar desapercibido, al menos no por su apariencia física. Pero cuando su acompañante menciono que se decía que un ángel había bajado hace tiempo, la mente de Chloe se enfocó solo en eso.– ¿En serio? ¿Sabes donde se supone que estuvo? ¿Fue por algo en particular que vino o simplemente lo hizo? –Estaba entusiasmada, y las palabras salían como balas de una metralleta de ella. Pero, el albino había dicho que no era frecuente de ese lugar, por ende, lo mejor sería preguntar a alguien que si viviera ahí, o al menos estuviera más familiarizado con el ambiente. Así que, mientras Azael sugirió que lo mejor sería encontrar una posada o algo parecido, para descansar, la bruja ya estaba divagando entre mil teorías sobre la bajada del supuesto Ángel.– Quizás vino por algo bueno… o malo. En muchas culturas los ángeles llegan a ser preludios de que una catástrofe se acerca. –Hablaba en voz alta, pero sin dirigirse a nadie en particular. Era algo que hacía casi siempre, especialmente cuando el tema le interesaba.
– Ah, no te preocupes por el cansancio. Yo estoy bien, eh viajado distancias más largas anteriormente. –Y claro que no iba a pasarla mal. Era una bruja, una usuaria de la magia, y cualquiera se habría dado cuenta de que el albino no lo sabía, o al menos, no lo habría confirmado aun.– ¿Tu estas cansado? De todas formas, nunca viene mal una bebida o algo parecido. –Opinó.– Por cierto, nunca me dijiste la razón de que quisieras venir aquí… ¿O simplemente seguiste el camino?. –Lo miro curiosa. Al mismo tiempo, ya habían comenzado a recorrer las calles del lugar, y si era tan pequeño como parecía, no tardarían en encontrar un lugar para detenerse.
Aún así, no tuvo oportunidad de comentar más sobre el tema, ya que su destino estaba a poca distancia de ambos: un poblado que parecía estar en medio de la nada. O esa era la sensación que Chloe recibía. Incluso sus edificios, por llamarlos así ya que no eran nada más que casas de un tamaño mediano tirando a pequeño, se veían claramente afectadas por la zona donde les había tocado ser construidas. Había pocas personas caminando, que los miraban curiosos. Y es que, bueno, ambos no eran del tipo que podía pasar desapercibido, al menos no por su apariencia física. Pero cuando su acompañante menciono que se decía que un ángel había bajado hace tiempo, la mente de Chloe se enfocó solo en eso.– ¿En serio? ¿Sabes donde se supone que estuvo? ¿Fue por algo en particular que vino o simplemente lo hizo? –Estaba entusiasmada, y las palabras salían como balas de una metralleta de ella. Pero, el albino había dicho que no era frecuente de ese lugar, por ende, lo mejor sería preguntar a alguien que si viviera ahí, o al menos estuviera más familiarizado con el ambiente. Así que, mientras Azael sugirió que lo mejor sería encontrar una posada o algo parecido, para descansar, la bruja ya estaba divagando entre mil teorías sobre la bajada del supuesto Ángel.– Quizás vino por algo bueno… o malo. En muchas culturas los ángeles llegan a ser preludios de que una catástrofe se acerca. –Hablaba en voz alta, pero sin dirigirse a nadie en particular. Era algo que hacía casi siempre, especialmente cuando el tema le interesaba.
– Ah, no te preocupes por el cansancio. Yo estoy bien, eh viajado distancias más largas anteriormente. –Y claro que no iba a pasarla mal. Era una bruja, una usuaria de la magia, y cualquiera se habría dado cuenta de que el albino no lo sabía, o al menos, no lo habría confirmado aun.– ¿Tu estas cansado? De todas formas, nunca viene mal una bebida o algo parecido. –Opinó.– Por cierto, nunca me dijiste la razón de que quisieras venir aquí… ¿O simplemente seguiste el camino?. –Lo miro curiosa. Al mismo tiempo, ya habían comenzado a recorrer las calles del lugar, y si era tan pequeño como parecía, no tardarían en encontrar un lugar para detenerse.
- Spoiler:
- No te hagas problema D:, tambien tuve el tiempo muy limitado, ni siquiera entre tanto xD. En serio, no te preocupes por la frecuencia de las respuestas, cosas como el trabajo y la U te vienen encima como avalancha (?) ;^; creeme que lo entiendo.
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