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Ghost Hunters [Privado. Luki]
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Ghost Hunters [Privado. Luki]
-Hm, interesante.- Mi voz resonó en el silencio de la soledad que me acompañaba. Ya no podía distinguir ni un alma a mi alrededor, sea usando mi percepción de almas, o simplemente dando un vistazo rápido por la zona. Sí había algo que distinguir, de hecho, eran las construcciones viejas que ahora mismo me rodeaban, repartidas de manera aleatorea a lo largo de la calle en la que estaba transitando de forma tan solitaria. Podía suponer que la mayoría, sino es que todas ellas, estaban completamente inhabitadas. Y con justa razón. Más allá de aquellas construcciones derruídas por el tiempo, también divisaba árboles de un aspecto tétrico, que no hacían más que terminar de darle forma a aquella descripción de “lugar olvidado por Dios” que le había dado mi mente. Dios o, en este caso, Shinigami-sama. Me daba gracia, porque se suponía que todavía estaba dentro de los límites de Death City ¿No?
-¿Y cómo mierda terminé aquí?- Pregunté en voz alta y clara, sacando provecho de que seguramente era el único individuo en kilómetros. Dirigiendo una mirada hacia arriba, noté que el cielo acompañaba al clima frío que se podía sentir, estando completamente cubierto por nubes grises. Parecían anunciar una pronta lluvia, cosa graciosa tomando en cuenta que esto era un maldito desierto. Pero tenía su lógica, si estabas en el los límites de una ciudad, y que contiene al mismísimo diós del mundo, pues... -Ya, Zerick, déjale los pensamientos tontos a Alan.- Solté un bufido de victoria ante mi burla, lástima que mi hermano no se encontraba cerca para escucharla. Caminando hacia una de las construcciones abandonadas, la más cercana a mi persona, me puse a verla y analizarla, mientras en mi mente sacaba cuenta de las cosas que podía hacer ahora. -Ya está anocheciendo. Y no recuerdo de dónde vine exactamente. Nunca tuve buena-...- Detuve mi pequeña charla conmigo mismo en seco, al sentir un ruido a mi derecha. Girando mi cabeza para poder ver, no me encontré con nada. Podría haber jurado que había escuchado algo, tal vez pasos, pero seguramente mi cabeza me estaba jugando alguna broma. De todas formas, más de una vez había escuchado historias de criaturas oscuras que deambulaban las afueras de la ciudad de la Muerte. Tal recuerdo me hizo levantar una ceja levemente, un poco incrédulo. -Si eres un fantasma, no te burles de mi hábito para hablar solo, por favor.- Solté una carcajada ante mis ocurriencias, y devolví mi mirada hacia la vieja estructura frente a mi, sonriendo abiertamente mientras me cruzaba de brazos.
La estructura en cuestión, no era otra cosa que una mansión de dimensionas bastante grandes, prácticamente enorme. Sus ventanas y la destacable puerta de entrada estaban protegidas con tablones y, dentro de todo, parecía conservarse bastante bien. Su enorme patio, además, estaba rodeado con un cerco de un alto considerable -más de dos metros- que delimitaba la propiedad con el resto de la calle y terrenos aledaños. El portón estaba bloqueado con un candado, y desde el mismo iniciaba un sendero de cemento hasta la puerta de la mansión. Contaba también, con un viejo y gran árbol desprovisto de cualquier follaje, y una fuente completamente seca, ambos repartidos a cada lado de la entrada. En efecto, como había mencionada antes... interesante.
-¿Y cómo mierda terminé aquí?- Pregunté en voz alta y clara, sacando provecho de que seguramente era el único individuo en kilómetros. Dirigiendo una mirada hacia arriba, noté que el cielo acompañaba al clima frío que se podía sentir, estando completamente cubierto por nubes grises. Parecían anunciar una pronta lluvia, cosa graciosa tomando en cuenta que esto era un maldito desierto. Pero tenía su lógica, si estabas en el los límites de una ciudad, y que contiene al mismísimo diós del mundo, pues... -Ya, Zerick, déjale los pensamientos tontos a Alan.- Solté un bufido de victoria ante mi burla, lástima que mi hermano no se encontraba cerca para escucharla. Caminando hacia una de las construcciones abandonadas, la más cercana a mi persona, me puse a verla y analizarla, mientras en mi mente sacaba cuenta de las cosas que podía hacer ahora. -Ya está anocheciendo. Y no recuerdo de dónde vine exactamente. Nunca tuve buena-...- Detuve mi pequeña charla conmigo mismo en seco, al sentir un ruido a mi derecha. Girando mi cabeza para poder ver, no me encontré con nada. Podría haber jurado que había escuchado algo, tal vez pasos, pero seguramente mi cabeza me estaba jugando alguna broma. De todas formas, más de una vez había escuchado historias de criaturas oscuras que deambulaban las afueras de la ciudad de la Muerte. Tal recuerdo me hizo levantar una ceja levemente, un poco incrédulo. -Si eres un fantasma, no te burles de mi hábito para hablar solo, por favor.- Solté una carcajada ante mis ocurriencias, y devolví mi mirada hacia la vieja estructura frente a mi, sonriendo abiertamente mientras me cruzaba de brazos.
La estructura en cuestión, no era otra cosa que una mansión de dimensionas bastante grandes, prácticamente enorme. Sus ventanas y la destacable puerta de entrada estaban protegidas con tablones y, dentro de todo, parecía conservarse bastante bien. Su enorme patio, además, estaba rodeado con un cerco de un alto considerable -más de dos metros- que delimitaba la propiedad con el resto de la calle y terrenos aledaños. El portón estaba bloqueado con un candado, y desde el mismo iniciaba un sendero de cemento hasta la puerta de la mansión. Contaba también, con un viejo y gran árbol desprovisto de cualquier follaje, y una fuente completamente seca, ambos repartidos a cada lado de la entrada. En efecto, como había mencionada antes... interesante.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Si bien la ciudad a veces era algo ajetreada, el desierto que la rodeaba era mas que desolado. Mas vale, Narrador estúpido, es un desierto al fin y al cabo. Había solo polvo, polvo, mas polvo, y otra vez: polvo. Mas bien era arena, pero eso no hacia diferencia a la soledad que se encontraba a varios kilómetros a la redonda, y mas allá.
Pero entre tanta desolación, un pequeño bulto de color anaranjado estaba dando saltitos, disfrutando de como sus pequeñas patitas se marcaban en la arena. No era un zorro cualquiera, comenzando por el hecho de que un zorro como tal jamás optaría por un hábitat como el desierto, además de peculiares ojos violetas, y un gorrito puntiagudo en su cabeza. Estaba muy contenta para estar en un desierto...no, el problema no era tan así el desierto, sino el hecho de que no tenía ni la mas remota idea de donde había llegado a parar. Parecía no reparar en ese hecho.
Miraba de vez en cuando al cielo, que de tanto en tanto soltaba alguna que otra gota, pronto llovería, algo que no solo le era indicado por el cielo, si no también por el aroma a lluvia.
Trotó hasta que llegó a lo que parecía una mansión enorme y abandonada, pero esto último era imposible afirmarlo. Miró alrededor, el ambiente ahora mismo resultaba algo lúgubre, y al ver una figura desconocida a no muy lejos de ella, agradeció tener el Soul Protect activado. Se acercó un poco mas, con cautela, y descubrió que se trataba de un chico rubio. Una bruja normalmente huiría ante alguien desconocido, o al menos la mayoría, pero para Luki solo significaba alguien para jugar. Se agazapó, sacudió la esponjada cola, y saltó.
-¡Gottcha!
Exclamó con una voz extrañamente aguda mientras salvaba de un salto la distancia que lo separaba del otro.
Pero entre tanta desolación, un pequeño bulto de color anaranjado estaba dando saltitos, disfrutando de como sus pequeñas patitas se marcaban en la arena. No era un zorro cualquiera, comenzando por el hecho de que un zorro como tal jamás optaría por un hábitat como el desierto, además de peculiares ojos violetas, y un gorrito puntiagudo en su cabeza. Estaba muy contenta para estar en un desierto...no, el problema no era tan así el desierto, sino el hecho de que no tenía ni la mas remota idea de donde había llegado a parar. Parecía no reparar en ese hecho.
Miraba de vez en cuando al cielo, que de tanto en tanto soltaba alguna que otra gota, pronto llovería, algo que no solo le era indicado por el cielo, si no también por el aroma a lluvia.
Trotó hasta que llegó a lo que parecía una mansión enorme y abandonada, pero esto último era imposible afirmarlo. Miró alrededor, el ambiente ahora mismo resultaba algo lúgubre, y al ver una figura desconocida a no muy lejos de ella, agradeció tener el Soul Protect activado. Se acercó un poco mas, con cautela, y descubrió que se trataba de un chico rubio. Una bruja normalmente huiría ante alguien desconocido, o al menos la mayoría, pero para Luki solo significaba alguien para jugar. Se agazapó, sacudió la esponjada cola, y saltó.
-¡Gottcha!
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Mi analisis del edificio frente a mi no me estaba llevando a algún tipo de conclusión exacta, principalmente porque no me enteraba del todo qué estaba analizando. ¿Si iba a entrar o no? Ya había tomado la decisión mucho antes. Apenas ver el edificio, a la lejanía, lo había decidido. Obviamente iba a entrar. No estaba Alan para impedirme hacer nada -aunque seguramente me habría acompañado antes que detenerme- y realmente no encontraba otra cosa más entretenida que hacer por el momento. Con algo de suerte, en el interior de la olvidada mansión encontraría algo interesante. Tal vez algún Kishin que lo utilizaba como su morada, o tal vez... -¿Eh?- Mis ojos se abrieron completamente ante la sorpresa, y mis postura calmada se desvaneció. Tan solo por un instante, claro, ya que inmediatamente dirigí mi mirada hacia el causante de mi descuido.
Mi sorpresa se incrementó al verme con un pequeño animal que, por reflejo, había atrapado entre mis brazos. Ladeé la cabeza, todavía confundido. No sabía de zorros deambulando por un páramo tan desolado como este. Tomé al pequeño animal entre mis manos y lo elevé, mientras le daba un rápido vistazo a sus características físicas. Extrañamente, contaba con un pequeño sombrero, que le hacía ver bastante tierno. Por otra parte, podría jurar que por un momento el pequeño había hablado al saltarme encima, pero no me parecía algo claro.
Sin saber que más hacer, me incliné para dejarle en el suelo. Sin perderle de vista. Luego de haberlo pensado un poco, comencé a sospechar de la verdadera naturaleza de este pequeño individuo. -Deberías saludar antes de avanzar sobre alguien de esa manera, ¿sabes?- Mi voz salió con un tono tranquilo, y le ofrecí una leve sonrisa, mientras adoptaba una posición relajada, sentándome en el suelo en una postura similar a la india. Por otra parte, no había hecho más que referirme al animal como si se tratara de un macho, pero luego de verle mejor, no parecía ser el caso -¿Cómo te llamas, pequeña?- Ahí estaba de nuevo la trampa. Si me respondía con palabras, mis sospechas estarían más cerca de volverse realidad. De reojo, observé rápidamente a la mansión a mi lado. Había dejado de provocarme aquel interés de hace unos momentos. Ahora mismo, mi atención estaba en otro lugar, más precisamente, en este pequeño animal. Nunca me había encontrado con un ser mágico, aquellos que no son humanos, sino algo más. Mi corazón se pareció palpitar más rápido ante la emoción del encuentro. Maybe... I was in front of a witch?
Mi sorpresa se incrementó al verme con un pequeño animal que, por reflejo, había atrapado entre mis brazos. Ladeé la cabeza, todavía confundido. No sabía de zorros deambulando por un páramo tan desolado como este. Tomé al pequeño animal entre mis manos y lo elevé, mientras le daba un rápido vistazo a sus características físicas. Extrañamente, contaba con un pequeño sombrero, que le hacía ver bastante tierno. Por otra parte, podría jurar que por un momento el pequeño había hablado al saltarme encima, pero no me parecía algo claro.
Sin saber que más hacer, me incliné para dejarle en el suelo. Sin perderle de vista. Luego de haberlo pensado un poco, comencé a sospechar de la verdadera naturaleza de este pequeño individuo. -Deberías saludar antes de avanzar sobre alguien de esa manera, ¿sabes?- Mi voz salió con un tono tranquilo, y le ofrecí una leve sonrisa, mientras adoptaba una posición relajada, sentándome en el suelo en una postura similar a la india. Por otra parte, no había hecho más que referirme al animal como si se tratara de un macho, pero luego de verle mejor, no parecía ser el caso -¿Cómo te llamas, pequeña?- Ahí estaba de nuevo la trampa. Si me respondía con palabras, mis sospechas estarían más cerca de volverse realidad. De reojo, observé rápidamente a la mansión a mi lado. Había dejado de provocarme aquel interés de hace unos momentos. Ahora mismo, mi atención estaba en otro lugar, más precisamente, en este pequeño animal. Nunca me había encontrado con un ser mágico, aquellos que no son humanos, sino algo más. Mi corazón se pareció palpitar más rápido ante la emoción del encuentro. Maybe... I was in front of a witch?
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Tal vez debería pensárselo dos veces antes de lanzarse como tonta hacia alguien. Sintió como ambas manos la tomaban y la dejaban suspendida en el aire. Pestañeó mientras miraba fijamente al individuo, un rubio bastante grande ya en edad, Luki calculó que debía tener unos 16 o 17 años aproximadamente. Se puso a sacudir las patitas histéricamente mientras el contrario la miraba curioso. En un par de ocasiones tuvo que acomodarse el sombrero para que no se le caiga.
Comenzó a replantearse la idea de que a lo mejor debería haber pensado en la posibilidad de que el otro fuera del shibusen, si bien era consciente de que no todo shibusen intentaría matarla sin hacer nada, agradeció andar con Soul protect(Algo que en un principio le pareció algo absurdo siendo que estaba "Sola" en un jodido desierto, pero que ahora mismo la aliviaba mucho. Sintió como era levemente depositada en el suelo, apoyando las patitas que se enterraron a medias en la arena.
Sabía que no debía responder, aunque su sombrero la dejaba bastante evidenciada, no podía arriesgarse. Movió las orejitas pensativa, observando detenidamente al otro individuo. Era rubio -sea dicho antes-, de ojos color carmesí, y tez pálida, no destacaba mucho a simple vista. Con cierto instinto, Luki se paró en las dos patas traseras, levantando las delanteras, para parecer mas grande, aunque era obvio que no funcionaría. Una vez que notó que la diferencia de tamaño seguía siendo demasiada, decidió que debería tomar el plan B. De ese modo se acercó de un par de saltitos hasta el otro, lo suficiente como para intentar escurrirse en su camisa, que, con su tamaño, no debería resultarle difícil.
Comenzó a replantearse la idea de que a lo mejor debería haber pensado en la posibilidad de que el otro fuera del shibusen, si bien era consciente de que no todo shibusen intentaría matarla sin hacer nada, agradeció andar con Soul protect(Algo que en un principio le pareció algo absurdo siendo que estaba "Sola" en un jodido desierto, pero que ahora mismo la aliviaba mucho. Sintió como era levemente depositada en el suelo, apoyando las patitas que se enterraron a medias en la arena.
Sabía que no debía responder, aunque su sombrero la dejaba bastante evidenciada, no podía arriesgarse. Movió las orejitas pensativa, observando detenidamente al otro individuo. Era rubio -sea dicho antes-, de ojos color carmesí, y tez pálida, no destacaba mucho a simple vista. Con cierto instinto, Luki se paró en las dos patas traseras, levantando las delanteras, para parecer mas grande, aunque era obvio que no funcionaría. Una vez que notó que la diferencia de tamaño seguía siendo demasiada, decidió que debería tomar el plan B. De ese modo se acercó de un par de saltitos hasta el otro, lo suficiente como para intentar escurrirse en su camisa, que, con su tamaño, no debería resultarle difícil.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Mi sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco hasta borrarse por completo. El hecho de que hubieran pasado varios minutos y la pequeña todavía no me respondiera no podía ser algo bueno para que mis sospechas se confirmaran. La única respuesta que obtuve fue, básicamente, al pequeño animal devolviéndome la mirada con curiosidad, tal vez confusión. ¿Me había equivocado? Tal vez, debido a la emoción, había saltado a conclusiones que nada tenían que ver con la cría de zorro frente a mi. -Hmm, no hablas mucho ¿no?- pregunté haciendo un último intento, aunque realmente no esperara un resultado diferente. Creo que me había equivocado. El pequeño animal, aparte del curioso sombrero a medida que tenía en su cabeza, no parecía mostrar nada fuera de lo común. Tal vez su pelaje entre rojizo, marrón y blanco resultaba único igualmente, pero no podía confirmarlo.
Sin poder evitarlo reí al ver su pequeña lucha por intentar verse más grande y, pensaba yo, amenazadora. Parándose en sus dos patitas traseras e intentando alcanzar la mayor altura posible. Creo que esa simple acción terminó por borrar aún más cualquier sospecha que yo tuviera sobre su verdadera naturaleza. De todas formas, no podía ignorar el hecho de que existían criaturas cuyas artimañas eran variadas e irreconocibles... pero por el momento podía permitirme bajar la guardia.
O eso creía. Al momento menos esperado la pequeña se acercó de manera inocente hacia mi, haciéndome ladear la cabeza, para luego, sin previo aviso alguno, dar un último salto e intentar internarse bajo mi camisa. -¡Oye!- Solté un par de involuntarias risas al sentir la frialdad de las patitas sobre mi abdomen. Mi camisa repentinamente estirándose y adquiriendo un pequeño vulto que se revolvía bajo ella -¿Qué crees que haces? Asaltando a una persona de esa forma...- Mis palabras salieron con fingidos tonos de reprimenda y vergüenza. Tal vez me estaba atacando, o era como la acción con la cual me había sorprendido al principio. En cualquiera de los casos, suspiré levemente y decidí ignorar sus verdaderas intenciones. De hecho, decidí ignorarla por completo, devolviendo mi mirada hacia la mansión de antes. Recobré mi anterior interés por aquel edificio aparentemente abandonado y, considerando las cosas, tal vez ahora no debería internarme en él solo. -¿Qué dices, me acompañas?- susurré al pequeño animal, mientras abría los botones superiores de mi camisa para poder verla y, de paso, para que no se asfixiara. Sin esperar respuesta alguna, dí un salto hacia el marco del portón que compartía la protección del patio junto al resto de la cerca. No sabía si la palabra cerca era apropiada, siendo que en realidad aquella barrera se asimilaba más a la muralla de alguna antigua fortaleza. Realmente los antiguos señores de esta fabulosa estructura no habían ahorrado en gastos para su propiedad.
Repentinamente, una idea llegó a mi cabeza y, sin más, decidí llevarla a cabo. Sonriendo bobamente y con una mirada risueña, di un salto hacia el patio. Al último momento, sin embargo, decidí fingir un pequeño tropiezo. Caí hacia el suelo desde aquella altura, no menos de tres metros. De espaldas, claro, para no hacerle ningún daño a la zorrito que me acompañaba. Como era de esperarse, el aterrizaje al empolvado suelo dolió bastante, de hecho, más de lo que había calculado en un principio, pero no dejé que ninguna queja saliera de mis labios. Al contrario, me quedé allí, tirado, como si estuviera muerto. No podía aguantar mi respiración por un largo periodo de tiempo para llegar a ese extremo, pero al menos podía fingir estar incosciente. ¿La razón de tan estúpido plan? Quería ver cual era la reacción de mi pequeña acompañante, claro.
Sin poder evitarlo reí al ver su pequeña lucha por intentar verse más grande y, pensaba yo, amenazadora. Parándose en sus dos patitas traseras e intentando alcanzar la mayor altura posible. Creo que esa simple acción terminó por borrar aún más cualquier sospecha que yo tuviera sobre su verdadera naturaleza. De todas formas, no podía ignorar el hecho de que existían criaturas cuyas artimañas eran variadas e irreconocibles... pero por el momento podía permitirme bajar la guardia.
O eso creía. Al momento menos esperado la pequeña se acercó de manera inocente hacia mi, haciéndome ladear la cabeza, para luego, sin previo aviso alguno, dar un último salto e intentar internarse bajo mi camisa. -¡Oye!- Solté un par de involuntarias risas al sentir la frialdad de las patitas sobre mi abdomen. Mi camisa repentinamente estirándose y adquiriendo un pequeño vulto que se revolvía bajo ella -¿Qué crees que haces? Asaltando a una persona de esa forma...- Mis palabras salieron con fingidos tonos de reprimenda y vergüenza. Tal vez me estaba atacando, o era como la acción con la cual me había sorprendido al principio. En cualquiera de los casos, suspiré levemente y decidí ignorar sus verdaderas intenciones. De hecho, decidí ignorarla por completo, devolviendo mi mirada hacia la mansión de antes. Recobré mi anterior interés por aquel edificio aparentemente abandonado y, considerando las cosas, tal vez ahora no debería internarme en él solo. -¿Qué dices, me acompañas?- susurré al pequeño animal, mientras abría los botones superiores de mi camisa para poder verla y, de paso, para que no se asfixiara. Sin esperar respuesta alguna, dí un salto hacia el marco del portón que compartía la protección del patio junto al resto de la cerca. No sabía si la palabra cerca era apropiada, siendo que en realidad aquella barrera se asimilaba más a la muralla de alguna antigua fortaleza. Realmente los antiguos señores de esta fabulosa estructura no habían ahorrado en gastos para su propiedad.
Repentinamente, una idea llegó a mi cabeza y, sin más, decidí llevarla a cabo. Sonriendo bobamente y con una mirada risueña, di un salto hacia el patio. Al último momento, sin embargo, decidí fingir un pequeño tropiezo. Caí hacia el suelo desde aquella altura, no menos de tres metros. De espaldas, claro, para no hacerle ningún daño a la zorrito que me acompañaba. Como era de esperarse, el aterrizaje al empolvado suelo dolió bastante, de hecho, más de lo que había calculado en un principio, pero no dejé que ninguna queja saliera de mis labios. Al contrario, me quedé allí, tirado, como si estuviera muerto. No podía aguantar mi respiración por un largo periodo de tiempo para llegar a ese extremo, pero al menos podía fingir estar incosciente. ¿La razón de tan estúpido plan? Quería ver cual era la reacción de mi pequeña acompañante, claro.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Era bastante dificultoso entrar en la ropa del ajeno, pero la brujita no desistía de su tarea, tuvo que abandonar a su pobre sombrero que con tanto cariño llevaba para poder escurrirse por debajo de la camisa. Ciertamente estaba siendo medianamente aplastada, digamos que para su cuerpito la camisa no era precisamente muy elástica. Pataleo un poco, y finalmente pudo abrirse paso, aún aplastada entre el pecho del contrario y la camisa. Se alivió al ver como algo de luz se filtraba por arriba, y sacó la cabecita por el espacio que dejaron los botones al desabrocharse. Luego se apresuró a recoger su sombrero nuevamente, pero no se lo puso, para no incomodar la cara del otro. Sacudió las orejas como afirmación a su pregunta, le gustaba explorar, y la mansión había activado su infantil curiosidad.
Se sujetó fuertemente con las patitas delanteras a la camisa, para no caer durante el salto que pegó el otro para salvar la altura, aunque tuvo que hacer un esfuerzo para aferrarse y de paso, sostener el sombrero. Sentía la brisa en la cara y eso le agradaba, ya que para ser un desierto, resultaba agradable. Había olvidado completamente que no sabía donde estaba. Se dispersó de sus pensamientos cuando sintió la caída precipitada. Se revolvió dentro de la ropa, y salió de la camisa para mirar al otro.
Estaba...¿Inconsciente?¿Muerto?No sabía con certeza, así que lo toco levemente con la patita. Al no conseguir respuesta, se vio obligada a hacer algo que había evitado hasta ahora, algo que podría costarle la vida.
-Oyee, no te mueras, no quiero esconder el cadaver...
Le suplicó mientras ponía ambas patas en las mejillas del cuerpo "inconsciente" del otro, dándole vueltas al asunto, para finalmente, hacer una mueca. De modo que se quitó el sombrero, se echó boca arriba con la espalda apoyada sobre el pecho del chico, cerró los ojos, y sacó la lengua poniendo el sombrero sobre su abdomen. Haciéndose la muertita.
Se sujetó fuertemente con las patitas delanteras a la camisa, para no caer durante el salto que pegó el otro para salvar la altura, aunque tuvo que hacer un esfuerzo para aferrarse y de paso, sostener el sombrero. Sentía la brisa en la cara y eso le agradaba, ya que para ser un desierto, resultaba agradable. Había olvidado completamente que no sabía donde estaba. Se dispersó de sus pensamientos cuando sintió la caída precipitada. Se revolvió dentro de la ropa, y salió de la camisa para mirar al otro.
Estaba...¿Inconsciente?¿Muerto?No sabía con certeza, así que lo toco levemente con la patita. Al no conseguir respuesta, se vio obligada a hacer algo que había evitado hasta ahora, algo que podría costarle la vida.
-Oyee, no te mueras, no quiero esconder el cadaver...
Le suplicó mientras ponía ambas patas en las mejillas del cuerpo "inconsciente" del otro, dándole vueltas al asunto, para finalmente, hacer una mueca. De modo que se quitó el sombrero, se echó boca arriba con la espalda apoyada sobre el pecho del chico, cerró los ojos, y sacó la lengua poniendo el sombrero sobre su abdomen. Haciéndose la muertita.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
No había pensado en las cosquillas al sentir a la pequeña removerse de mi camisa, sin embargo, pude contener cualquier risa o gesto que me delatara, aunque mi respiración se agitó un poco al evitar reírme. Por otra parte, sentí cierta mirada dirigida a mi rostro, lo que me tentó por unos segundos a abrir los ojos y ver el gesto que hiciera la zorrita, pero debía abstenerme, sino el dolor de la caída habría sido en vano. Hubo un momento de silencio, todavía podía sentir el liviano peso sobre mí, por lo que estaba seguro que no se había ido. Algo en mi interior me dijo que tal vez estaba llevando la broma un poco lejos, así que me decidí a darle un susto final... pero entonces algo me sorprendió a mi. La escuché hablar, hablarme. Esta vez estaba seguro, y mi mente comenzó a dar mil vueltas con ideas locas y cientos de teorías, mientras sentía sus frías patitas aplastando mis mejillas. Mi corazón comenzó a latir a un ritmo acelerado, seguramente perceptible para la pequeña que estaba encima de mi pecho, cuando finalmente caía en cuenta de la que era la respuesta más lógica.
Ella es una bruja. No hay otra respuesta, está ahí. O tal vez es una criatura diferente. No intentes evadir la realidad ¿Por qué lo haces? Tienes todas las pruebas, y lo sabías desde un principio. Todo puede tener otra explicación, nunca hay que asumir- Su forma animal, ella puede hablar. También está el sombrero. Pero no puedo sentir su alma de bruja, ella n- El Soul Protect ¿recuerdas? enseñanza básica de Shibusen. Y contéstame algo... ¿Por qué se ha acercado a ti tan libremente? No lo sé. Está jugando contigo, eres una simple pieza en su tablero de diversión propia. No. ¿Quieres saber cómo terminarás? No, no. ¿Recuerdas a tu hermana pequeña? Sí, recuerdas lo que le pasó, recuerdas lo que se la llevó, sin que tú pudieras hacer nada. No puedes olvidar lo que te ha hecho sufrir por tanto tiempo. Fue por culpa de una de ellas. Una de su calaña, todas son iguales. Dime ¿por qué has llegado hasta Shibusen? Para recuperar a tu hermanita, para evitar que algo así vuelva a suceder. Para exterminarlas...
Abrí mis ojos, respirando agitadamente. No quería recordar aquellas cosas, y por culpa de mi estúpida curiosidad ahora lo había hecho. Toda mi aparente tranquilidad se desvaneció en ese instante. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Enfrentarla? ¿Capturarla? ¿Matarla? Ella, la pequeña criatura sobre mi, no había hecho nada malo. Pero como saberlo. Como saber que sus intenciones no eran otras. Sin embargo, todo este tiempo de debate en mi propia cabeza, todo este tiempo de dudas, de cuestionamientos, de oscuros recuerdos y falsas promesas. Todo este tiempo... había ignorado algo muy simple. Y al ver a la pequeña zorrito sobre mi pecho, fingiendo estar muerta, actuando con esa inocencia que ni yo mismo podía ver en tantas otras personas dentro y fuera de Shibusen, fue entonces que pude verlo al fin. No todas aquellas criaturas desconocidas para mi tenían que ser malas. No todas las brujas debían ser terribles. Solté una risa ahogada, que salió quebrada. De alguna manera se había formado un nudo en mi garganta. A la vez, abracé a la zorrita con un cariño tal vez exagerado, pero era algo que en ese momento necesitaba. Tragué saliva, y pude sentir como un par de lágrimas se deslizaban desde mis mejillas hasta el mentón. Maldita sea, no me había portado así desde que era un niño. Ahora podía entender aquellas palabras de que no debías guardarte las cosas para ti mismo, mucho menos las angustias.
-Me pregunto por qué no habías hablado desde un principio. ¿No confiabas en mi, no?- Susurré, sin dejar de sonreír y sin dejar de abrazarla, mientras sentí una gota helada caer en mi cabello. Seguidamente, otra gota más, y otra, hasta que el aguacero finalmente se liberó, cayendo sobre nosotros con toda su frialdad y fuerza. Por un lado agradecía que así fuera, las lágrimas que había soltado antes podrían disimularse de esta manera. Pero, por otra parte, no quería enfermarme en vano. Me levanté, tomando a la pequeña ¿brujita? Entre mis brazos y cubriéndola con la parte superior de mi cuerpo antes de que pudiera mojarse más. Corrí hasta el techado que se elevaba sobre los escalones de la entrada, pasando al lado de la fuente y el viejo árbol. Finalmente, nos encontramos frente a la imponente puerta, donde dejé al animal en el suelo, al que imaginaba cansado de que le tuviera tanto en brazos. La puerta en cuestión, no tenía ninguna madera que evitara la entrada, ni siquiera un candado. Por lo que me dispuse a intentar abrirla usando el pomo. Sin embargo, antes de que mi mano tocara dicho elemento, una luz a mis espaldas iluminó todo por un breve instante. Seguidamente un estruendoso rugir resonó por todo el lugar, lo que me hizo abrir los ojos con sorpresa. ¿Truenos? No pensaba que el día estuviera tan grave como para liberar una tormenta en medio del desierto. -No me jodas, Death City.- susurré un poco nervioso. Sin darme cuenta, me había quedado inmóvil, mi mano a centímetros del pomo.
Ella es una bruja. No hay otra respuesta, está ahí. O tal vez es una criatura diferente. No intentes evadir la realidad ¿Por qué lo haces? Tienes todas las pruebas, y lo sabías desde un principio. Todo puede tener otra explicación, nunca hay que asumir- Su forma animal, ella puede hablar. También está el sombrero. Pero no puedo sentir su alma de bruja, ella n- El Soul Protect ¿recuerdas? enseñanza básica de Shibusen. Y contéstame algo... ¿Por qué se ha acercado a ti tan libremente? No lo sé. Está jugando contigo, eres una simple pieza en su tablero de diversión propia. No. ¿Quieres saber cómo terminarás? No, no. ¿Recuerdas a tu hermana pequeña? Sí, recuerdas lo que le pasó, recuerdas lo que se la llevó, sin que tú pudieras hacer nada. No puedes olvidar lo que te ha hecho sufrir por tanto tiempo. Fue por culpa de una de ellas. Una de su calaña, todas son iguales. Dime ¿por qué has llegado hasta Shibusen? Para recuperar a tu hermanita, para evitar que algo así vuelva a suceder. Para exterminarlas...
Abrí mis ojos, respirando agitadamente. No quería recordar aquellas cosas, y por culpa de mi estúpida curiosidad ahora lo había hecho. Toda mi aparente tranquilidad se desvaneció en ese instante. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Enfrentarla? ¿Capturarla? ¿Matarla? Ella, la pequeña criatura sobre mi, no había hecho nada malo. Pero como saberlo. Como saber que sus intenciones no eran otras. Sin embargo, todo este tiempo de debate en mi propia cabeza, todo este tiempo de dudas, de cuestionamientos, de oscuros recuerdos y falsas promesas. Todo este tiempo... había ignorado algo muy simple. Y al ver a la pequeña zorrito sobre mi pecho, fingiendo estar muerta, actuando con esa inocencia que ni yo mismo podía ver en tantas otras personas dentro y fuera de Shibusen, fue entonces que pude verlo al fin. No todas aquellas criaturas desconocidas para mi tenían que ser malas. No todas las brujas debían ser terribles. Solté una risa ahogada, que salió quebrada. De alguna manera se había formado un nudo en mi garganta. A la vez, abracé a la zorrita con un cariño tal vez exagerado, pero era algo que en ese momento necesitaba. Tragué saliva, y pude sentir como un par de lágrimas se deslizaban desde mis mejillas hasta el mentón. Maldita sea, no me había portado así desde que era un niño. Ahora podía entender aquellas palabras de que no debías guardarte las cosas para ti mismo, mucho menos las angustias.
-Me pregunto por qué no habías hablado desde un principio. ¿No confiabas en mi, no?- Susurré, sin dejar de sonreír y sin dejar de abrazarla, mientras sentí una gota helada caer en mi cabello. Seguidamente, otra gota más, y otra, hasta que el aguacero finalmente se liberó, cayendo sobre nosotros con toda su frialdad y fuerza. Por un lado agradecía que así fuera, las lágrimas que había soltado antes podrían disimularse de esta manera. Pero, por otra parte, no quería enfermarme en vano. Me levanté, tomando a la pequeña ¿brujita? Entre mis brazos y cubriéndola con la parte superior de mi cuerpo antes de que pudiera mojarse más. Corrí hasta el techado que se elevaba sobre los escalones de la entrada, pasando al lado de la fuente y el viejo árbol. Finalmente, nos encontramos frente a la imponente puerta, donde dejé al animal en el suelo, al que imaginaba cansado de que le tuviera tanto en brazos. La puerta en cuestión, no tenía ninguna madera que evitara la entrada, ni siquiera un candado. Por lo que me dispuse a intentar abrirla usando el pomo. Sin embargo, antes de que mi mano tocara dicho elemento, una luz a mis espaldas iluminó todo por un breve instante. Seguidamente un estruendoso rugir resonó por todo el lugar, lo que me hizo abrir los ojos con sorpresa. ¿Truenos? No pensaba que el día estuviera tan grave como para liberar una tormenta en medio del desierto. -No me jodas, Death City.- susurré un poco nervioso. Sin darme cuenta, me había quedado inmóvil, mi mano a centímetros del pomo.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Tal vez había sido mala idea el habla repentina, pensó la brujita una vez que comenzó a sentir los latidos acelerados. Sentía el corazón repiquetear contra su lomo, se temió la posibilidad de haberlo asustado demasiado, ¿Qué hará ahora? ¿La mataría? ¿Revelaría su ubicación? ¿La capturaría? La mente de la pequeña se inundó con un mar algo doloroso de posibilidades ahora que se delató. Se tranquilizó levemente una vez que entre esa marea enredosa de ocurrencias, asomó el pensamiento de que a lo mejor podría considerarla una criatura mágica. Pero esa esperanza se fue tan rápido como vino; Si la considerase una criatura mágica, ¿Por qué su corazón había acelerado tan de golpe? Tal vez la sorpresa, pero su mente le insistía: “Solo mírate, ¿Quién en su sano juicio te confundiría? El sombrero, la actitud extrañamente humana para ser un zorro”, esos momentos de madurez solo sobresalían en verdaderos momentos de miedo o tensión. Luki se dijo que al principio él no la creyó una bruja, o al menos, si esa idea cruzó su cabeza, no la expresó en palabras.
El miedo se apoderó del pequeño cuerpo canino, comenzó a temblar, e inmediatamente se paró en las 4 patas y se alejó un poco de donde había estado echada pretendiendo estar muerta, aunque a pesar de todo, olvidó que aún seguía sobre el otro. Las dos patas traseras apoyadas en el estómago del rubio (Que si pesase más posiblemente le haría daño, pero era tan liviana que a lo mejor no lo sentiría) y las patas delanteras apoyadas por debajo de los pectorales. Comenzaba a sentir algo de frío pero eso era lo de menos en ese momento. Su mente volvía a formularse mil preguntas acerca de que le pasaría ahora. Hasta que, nuevamente, asomó una mota de esperanza. ¿Qué le aseguraba a ella que era alguien del shibusen? A lo mejor se había alterado por la posibilidad de que ella, siendo bruja, pudiera hacerle algo y él no pueda defenderse ni nada parecido. Eso logró que dejase de temblar y se tranquilizara un poco, volviendo a tomar el sombrero y poniéndolo sobre su cabeza otra vez. Aún tenía sus dudas, pero el tener más opciones en la cabeza hacía que no anduviera tan tensa, y, en cualquier otro caso, no veía que el chico poseyera arma alguna, ya sea arma como las de shibusen, o una simple katana o cuchillo. Pensó que en dicho caso, podría huir.
Pero todas sus especulaciones dieron un giro inesperado cuando fue rodeada por los brazos (Bastante grandes en comparación a su pequeño cuerpito) del otro, algo que además de tomarla por sorpresa, por alguna razón agradeció. Eso era una clara de señal de que nadie iba a resultar dañado, aunque ella lo dio por hecho una vez que sintió las lágrimas del otro caer en su pelaje que, a decir verdad era lo suficientemente corto para percibir la humedad de los líquidos. Aunque al principio no comprendía del todo el porqué de esa acción tan repentina, pensó que a lo mejor eran recuerdos dolorosos o alguna cosa por el estilo, por lo que solo se le ocurrió hacer un esfuerzo por devolver el abrazo, que, a decir verdad, era algo que conllevaba cierta dificultad cuando poseías patitas realmente cortas y medías menos de lo que mide un gato.
-Si se vive en una ciudad con una escuela que se dedica a la educación de niños de inclusive 12 años a los cuáles por alguna razón mandan a misiones suicidas para que se enfrenten a tu raza tratando de exterminarla…¿Acaso desconfiar de los desconocidos no es lo más lógico? -Wow, eso había sonado genial. ¿De dónde salía tanta madurez repentina?
El agua había comenzado a caer, primero, de a pequeñas gotas, luego, la tempestad se hizo evidente con un aguacero que no tardó en empaparlos a ambos. El sombrero de Luki por poco y se caía, así que procuró ajustárselo más firmemente a la cabeza y procurar no perderlo. Por acción involuntaria(Ya que era claramente en vano), la pequeña se sacudió para quitarse el agua, algo tonto si lo veías desde el punto de que estaba lloviendo a mil y el pelaje se mojaría rápidamente, otra vez. Pero aun así lo hizo. Permitió que el otro la cubriese para evitar que se moje más de lo que ya se había mojado, no tenía razones para removerse y resistirse, así que solo se acomodó. Era sinceramente raro esto de que lloviese en el desierto, pero, nuevamente, recordó que estaba en nada más y nada menos que Death City, a decir verdad eso le quitaba un poco lo raro, pero no por completo. Llegaron a la entrada de la puerta, una puerta grande, cabe decir, y realmente daba algo de mala espina. Fue depositada en el suelo (Aunque a decir verdad le gustaba ser llevada en brazos, en vista de ser algo faldera. ) , y admiró la gran estructura ya algo antigua.
Era verdaderamente grande, pensó, y era una opinión que prevalecería aún en su forma humana. Le pareció mejor idea seguir como animal, no se sentía segura respecto a liberar el Soul protect, no por no confiar en el rubio, no, simplemente era una sensación extraña que tuvo de golpe. Desearía que esa idea se hubiera cumplido como tal, ya que en cuestión de segundos, el estruendo de la tormenta no tardó en lograr que Luki reaccionase y pegara un saltito del susto, y, a su vez , soltar el Soul protect. Decidió que con lo que tardó en recuperarse del sobresalto, no valía la pena volver a ponerse la protección, que, en cualquier caso, podría huir(O eso pensaba). Ya con el corazón latiendo con normalidad, miró a todas partes, deteniendo su mirada en el pomo de la puerta y en el inmóvil chico rubio (del cuál ahora que caía en cuenta, todavía no sabía el nombre) que jamás la abrió. Impaciente, cargó su peso en las patas traseras, y saltó hacia el susodicho pomo, colgándose de este, pero al estar a una altura de la cual no quería caer, permaneció aferrada en el lugar.
El miedo se apoderó del pequeño cuerpo canino, comenzó a temblar, e inmediatamente se paró en las 4 patas y se alejó un poco de donde había estado echada pretendiendo estar muerta, aunque a pesar de todo, olvidó que aún seguía sobre el otro. Las dos patas traseras apoyadas en el estómago del rubio (Que si pesase más posiblemente le haría daño, pero era tan liviana que a lo mejor no lo sentiría) y las patas delanteras apoyadas por debajo de los pectorales. Comenzaba a sentir algo de frío pero eso era lo de menos en ese momento. Su mente volvía a formularse mil preguntas acerca de que le pasaría ahora. Hasta que, nuevamente, asomó una mota de esperanza. ¿Qué le aseguraba a ella que era alguien del shibusen? A lo mejor se había alterado por la posibilidad de que ella, siendo bruja, pudiera hacerle algo y él no pueda defenderse ni nada parecido. Eso logró que dejase de temblar y se tranquilizara un poco, volviendo a tomar el sombrero y poniéndolo sobre su cabeza otra vez. Aún tenía sus dudas, pero el tener más opciones en la cabeza hacía que no anduviera tan tensa, y, en cualquier otro caso, no veía que el chico poseyera arma alguna, ya sea arma como las de shibusen, o una simple katana o cuchillo. Pensó que en dicho caso, podría huir.
Pero todas sus especulaciones dieron un giro inesperado cuando fue rodeada por los brazos (Bastante grandes en comparación a su pequeño cuerpito) del otro, algo que además de tomarla por sorpresa, por alguna razón agradeció. Eso era una clara de señal de que nadie iba a resultar dañado, aunque ella lo dio por hecho una vez que sintió las lágrimas del otro caer en su pelaje que, a decir verdad era lo suficientemente corto para percibir la humedad de los líquidos. Aunque al principio no comprendía del todo el porqué de esa acción tan repentina, pensó que a lo mejor eran recuerdos dolorosos o alguna cosa por el estilo, por lo que solo se le ocurrió hacer un esfuerzo por devolver el abrazo, que, a decir verdad, era algo que conllevaba cierta dificultad cuando poseías patitas realmente cortas y medías menos de lo que mide un gato.
-Si se vive en una ciudad con una escuela que se dedica a la educación de niños de inclusive 12 años a los cuáles por alguna razón mandan a misiones suicidas para que se enfrenten a tu raza tratando de exterminarla…¿Acaso desconfiar de los desconocidos no es lo más lógico? -Wow, eso había sonado genial. ¿De dónde salía tanta madurez repentina?
El agua había comenzado a caer, primero, de a pequeñas gotas, luego, la tempestad se hizo evidente con un aguacero que no tardó en empaparlos a ambos. El sombrero de Luki por poco y se caía, así que procuró ajustárselo más firmemente a la cabeza y procurar no perderlo. Por acción involuntaria(Ya que era claramente en vano), la pequeña se sacudió para quitarse el agua, algo tonto si lo veías desde el punto de que estaba lloviendo a mil y el pelaje se mojaría rápidamente, otra vez. Pero aun así lo hizo. Permitió que el otro la cubriese para evitar que se moje más de lo que ya se había mojado, no tenía razones para removerse y resistirse, así que solo se acomodó. Era sinceramente raro esto de que lloviese en el desierto, pero, nuevamente, recordó que estaba en nada más y nada menos que Death City, a decir verdad eso le quitaba un poco lo raro, pero no por completo. Llegaron a la entrada de la puerta, una puerta grande, cabe decir, y realmente daba algo de mala espina. Fue depositada en el suelo (Aunque a decir verdad le gustaba ser llevada en brazos, en vista de ser algo faldera. ) , y admiró la gran estructura ya algo antigua.
Era verdaderamente grande, pensó, y era una opinión que prevalecería aún en su forma humana. Le pareció mejor idea seguir como animal, no se sentía segura respecto a liberar el Soul protect, no por no confiar en el rubio, no, simplemente era una sensación extraña que tuvo de golpe. Desearía que esa idea se hubiera cumplido como tal, ya que en cuestión de segundos, el estruendo de la tormenta no tardó en lograr que Luki reaccionase y pegara un saltito del susto, y, a su vez , soltar el Soul protect. Decidió que con lo que tardó en recuperarse del sobresalto, no valía la pena volver a ponerse la protección, que, en cualquier caso, podría huir(O eso pensaba). Ya con el corazón latiendo con normalidad, miró a todas partes, deteniendo su mirada en el pomo de la puerta y en el inmóvil chico rubio (del cuál ahora que caía en cuenta, todavía no sabía el nombre) que jamás la abrió. Impaciente, cargó su peso en las patas traseras, y saltó hacia el susodicho pomo, colgándose de este, pero al estar a una altura de la cual no quería caer, permaneció aferrada en el lugar.
- Off rol:
- Entiende que esto es mucho mas de lo que podría escribir, pero me inspiré (? ah, y cambiate el color de diálogo, es prácticamente el mismo que el mío .3.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Había escuchado la explicación de la zorrita con cierta ternura, y, a su vez, sorpresa. Sorpresa porque ahora entendía que aquel miedo que muchos profesaban hacia las brujas era el mismo que ellas podían llegar a sentir hacia nosotros, los miembros de Shibusen. Realmente ahora sentía que el encuentro tan casual que había sufrido con esta curiosa criatura había sido muy provechoso, y sobre todo, podía asumir con seguridad que mi visión sobre las temibles brujas estaba severamente errada. Tal vez no por completo, pero al menos en este peculiar caso. Un nuevo estruendo me trajo de vuelta al momento actual que estaba viviendo, parado como idiota con la mano a punto de tocar el pomo. Sin embargo, ladee mi cabeza al darme cuenta de que el estruendo que me había despertado de mi letargo no era el de un trueno, sino más bien el rechinar de la puerta al abrirse. Y quien había efectuado tal acción, se ve que con algo de dificultad, no era otra más que mi compañera de aventuras. -Oh, bien hecho. Me quedé ausente ahí por un momento.- La puerta no se había abierto por completo, por lo que la empujé con mi mano hasta que la misma chocó con la pared cercana.
Analicé el escenario rápidamente con mis ojos. Frente a nosotros había un largo pasillo, y al final de este se podía ver lo que sería un comedor, o eso creía. Ingresé llevando ambas manos al calor de los bolsillos de mi pantalón. Caminé sin detenerme, mirando de pasada las antiguas pinturas que colgaban de las paredes a mi izquierda y derecha, la mayoría de ellas dedicadas, extrañamente, a los rostros de payasos que yo no podía reconocer de ningún lado. Igualmente, iba escuchando como con mis pisadas el piso de madera soltaba leves crujidos de molestia. Sin embargo, a medida que avanzaba, me fui enterando de un pequeño problema: la luz, o mejor dicho, la falta de ella. Tal vez podría utilizar mi móvil, pero no creía que llegara a durar demasiado. Girando mi cabeza, miré a la zorrita para preguntarle si tendría alguna solución. En su lugar, me encontré con algo fascinante. -¡Tu alma!- Era diferente, ya no parecía la de una criatura común y corriente. Ahora podía distinguir aquellos rasgos únicos que solo se podían apreciar en el alma de una verdadera bruja. Eso es lo que había aprendido en Shibusen. -Con que así es el alma de una bruja...- Comenté en voz baja, entrecerrando los ojos e inclinándome hacia la pequeña con mirada sospechosa. A pesar de que no era un genio en el uso de la habilidad de detección de almas, sí que podía distinguir algo tan aparente y visible como el alma de una bruja. Luego de unos segundos de analizarla, sonreí y continué caminando hasta llegar al comedor.
-Esto sí que es nobleza.- Mi mirada se paseo por el enorme salón una vez cruzamos el umbral del pasillo. Una mesa de refinada forma y gran porte se mantenía en el medio. La rodeaban unas sillas igualmente de intrincado tallado. Ya había sacado mi celular para poder iluminar algo, aunque mis ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad, principalmente debido a que las ventanas y cualquier otro orificio exterior estaba tapado con tablones. Aunque igualmente podías escuchar la tormenta que se había desatado afuera. Todo estaba cubierto de polvo, y era aparente que nadie había habitado el lugar en años. Sin embargo, en los pisos superiores siempre podías escuchar el gemido de las tablas del piso, como si alguien caminara sobre ellas. Tal vez fuera cosa del horrendo clima que se había desatado. Tal vez en realidad no estuviéramos solos en el lugar. -¿Qué dices? ¿Te da miedo explorar este lugar?- pregunté, mientras mis ojos se seguían paseando por el comedor con curiosidad.
Analicé el escenario rápidamente con mis ojos. Frente a nosotros había un largo pasillo, y al final de este se podía ver lo que sería un comedor, o eso creía. Ingresé llevando ambas manos al calor de los bolsillos de mi pantalón. Caminé sin detenerme, mirando de pasada las antiguas pinturas que colgaban de las paredes a mi izquierda y derecha, la mayoría de ellas dedicadas, extrañamente, a los rostros de payasos que yo no podía reconocer de ningún lado. Igualmente, iba escuchando como con mis pisadas el piso de madera soltaba leves crujidos de molestia. Sin embargo, a medida que avanzaba, me fui enterando de un pequeño problema: la luz, o mejor dicho, la falta de ella. Tal vez podría utilizar mi móvil, pero no creía que llegara a durar demasiado. Girando mi cabeza, miré a la zorrita para preguntarle si tendría alguna solución. En su lugar, me encontré con algo fascinante. -¡Tu alma!- Era diferente, ya no parecía la de una criatura común y corriente. Ahora podía distinguir aquellos rasgos únicos que solo se podían apreciar en el alma de una verdadera bruja. Eso es lo que había aprendido en Shibusen. -Con que así es el alma de una bruja...- Comenté en voz baja, entrecerrando los ojos e inclinándome hacia la pequeña con mirada sospechosa. A pesar de que no era un genio en el uso de la habilidad de detección de almas, sí que podía distinguir algo tan aparente y visible como el alma de una bruja. Luego de unos segundos de analizarla, sonreí y continué caminando hasta llegar al comedor.
-Esto sí que es nobleza.- Mi mirada se paseo por el enorme salón una vez cruzamos el umbral del pasillo. Una mesa de refinada forma y gran porte se mantenía en el medio. La rodeaban unas sillas igualmente de intrincado tallado. Ya había sacado mi celular para poder iluminar algo, aunque mis ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad, principalmente debido a que las ventanas y cualquier otro orificio exterior estaba tapado con tablones. Aunque igualmente podías escuchar la tormenta que se había desatado afuera. Todo estaba cubierto de polvo, y era aparente que nadie había habitado el lugar en años. Sin embargo, en los pisos superiores siempre podías escuchar el gemido de las tablas del piso, como si alguien caminara sobre ellas. Tal vez fuera cosa del horrendo clima que se había desatado. Tal vez en realidad no estuviéramos solos en el lugar. -¿Qué dices? ¿Te da miedo explorar este lugar?- pregunté, mientras mis ojos se seguían paseando por el comedor con curiosidad.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Se regodeó en si misma con el elogio por haber logrado abrir la puerta, pero cuando el otro la empujó junto a la puerta, se dio cuenta de que se estaba yendo y ella estaba aún colgando del pomo, de donde no quería bajar, porque no caería parada como un gato. Se quedó colgada, pensando en que el otro era algo despistado. Se balanceo en la perilla, pensando en una manera de bajarse. De pronto se acordó de que ella no era un zorro, sino una bruja. Fue entonces cuando sus orejas comenzaron desaparecer, al igual que su pelaje, y comenzaba la metamorfosis a su forma humana. Al acabar, solo su mano quedó agarrada al pomo, así que se levantó, se sacudió la tierra y se levantó. Volvió a su forma canina, por mera comodidad, mirando hacia atrás y corriendo para alcanzar al otro.
Apuró las patitas para no quedarse atrás. Siguió al rubio por el pasillo, observando las intimidantes pinturas que se extendían varios metros más allá, sin mencionar que la bruja podía casi asegurar que los ojos de algunas pinturas la seguían. Intrigada por eso, se quedó observando una con atención, cuando notó que volvía a quedarse atrás, tomo carrera para volver a alcanzar al otro. Poco a poco la luz disminuía, aunque los ojos caninos la ayudaban a ver un poco mejor, sumado a como sus ojos se acostumbraban a la falta de luz. Tal vez podría usar algún hechizo para hacer luz, pero no estaba segura. Levantó la cabeza con un sobresalto cuando su compañero (Del cuál ahora caía, no sabía su nombre. ) exclamó lo que había tardado un poco en descubrir. Que su alma era diferente. Luki parpadeó mientras se miraba el pecho, como si así ella misma pudiera ver su alma, mientras movía la esponjosa cola. No se había detenido a pensar que tal vez el otro jamás había visto el alma de una bruja, puesto que no se había detenido a pensar que las brujas normalmente se esconden de los ojos de otros. Cuando finalmente volvió a levantar la cabeza, le devolvió la sonrisa y lo siguió.
Pensó nuevamente en usar un hechizo para alumbrar, y recordó que le sería imposible si permanecía como una bola de pelos. De nuevo, comenzó la metamorfosis a forma humana, para un minuto después, volvía ser la chica pelirroja que era hace un rato, estaba juntando las manos para intentar hacer luz, cuando se dio cuenta de que volvía a quedarse demasiado atrás. Apuró el paso, aunque esta vez sus zapatos repiqueteaban contra la madera vieja, y ya no eran los silenciosos pasos que sus patitas pequeñas hacían. Una vez que llegó adonde el otro, se puso a observar cuidadosamente a todos lados. Que estaba abandonado ya era un hecho, todo lleno de polvo, las ventanas tapadas con tablones, y ningún otro signo de vida aparte de ellos dos.
-Si da un poco de….
“Miedo” habría dicho, si un fuerte trueno no la hubiera interrumpido. La realidad era que si bien no le temía a fantasmas y cosas por el estilo, los truenos eran algo que la espantaba. Pegó un gritito, aunque ahora en su forma humana la voz era algo más gruesa y ya no sonaba como un patito de goma. Estaba con las manos ocupadas en cubrir sus ojos con el sombrero, y estaba lo más encogida posible sobre si, temblando por el repentino susto.
Apuró las patitas para no quedarse atrás. Siguió al rubio por el pasillo, observando las intimidantes pinturas que se extendían varios metros más allá, sin mencionar que la bruja podía casi asegurar que los ojos de algunas pinturas la seguían. Intrigada por eso, se quedó observando una con atención, cuando notó que volvía a quedarse atrás, tomo carrera para volver a alcanzar al otro. Poco a poco la luz disminuía, aunque los ojos caninos la ayudaban a ver un poco mejor, sumado a como sus ojos se acostumbraban a la falta de luz. Tal vez podría usar algún hechizo para hacer luz, pero no estaba segura. Levantó la cabeza con un sobresalto cuando su compañero (Del cuál ahora caía, no sabía su nombre. ) exclamó lo que había tardado un poco en descubrir. Que su alma era diferente. Luki parpadeó mientras se miraba el pecho, como si así ella misma pudiera ver su alma, mientras movía la esponjosa cola. No se había detenido a pensar que tal vez el otro jamás había visto el alma de una bruja, puesto que no se había detenido a pensar que las brujas normalmente se esconden de los ojos de otros. Cuando finalmente volvió a levantar la cabeza, le devolvió la sonrisa y lo siguió.
Pensó nuevamente en usar un hechizo para alumbrar, y recordó que le sería imposible si permanecía como una bola de pelos. De nuevo, comenzó la metamorfosis a forma humana, para un minuto después, volvía ser la chica pelirroja que era hace un rato, estaba juntando las manos para intentar hacer luz, cuando se dio cuenta de que volvía a quedarse demasiado atrás. Apuró el paso, aunque esta vez sus zapatos repiqueteaban contra la madera vieja, y ya no eran los silenciosos pasos que sus patitas pequeñas hacían. Una vez que llegó adonde el otro, se puso a observar cuidadosamente a todos lados. Que estaba abandonado ya era un hecho, todo lleno de polvo, las ventanas tapadas con tablones, y ningún otro signo de vida aparte de ellos dos.
-Si da un poco de….
“Miedo” habría dicho, si un fuerte trueno no la hubiera interrumpido. La realidad era que si bien no le temía a fantasmas y cosas por el estilo, los truenos eran algo que la espantaba. Pegó un gritito, aunque ahora en su forma humana la voz era algo más gruesa y ya no sonaba como un patito de goma. Estaba con las manos ocupadas en cubrir sus ojos con el sombrero, y estaba lo más encogida posible sobre si, temblando por el repentino susto.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Me adelanté un poco más, en dirección izquierda y rodeando la mesa con incontables sillas a su alrededor. La tenue luz de mi móvil guiándome, mis ojos atentos a cualquier estorbo que debiera esquivar en mi camino. A propia izquierda, el lado que daba a la pared, pude notar varias puertas, pero mi objetivo era otro que el continuar ingresando a otros cuartos de la planta baja. Gracias a la poca luz que se filtraba de vez en cuando originada por los rayos de afuera, había visto algo que llamó mi atención. La escalera al segundo piso. Tenía la intriga de ver si estaba en condiciones o no para ser usada. Además de la puerta, más cuadros extraños continuaron ilustrando mi caminar, todos ellos sobre personas que parecían poseer gran porte social, al igual que toscas y frías miradas en sus rostros. Si tuviera que adivinar, diría que eran miembros de la familia.
Quedé a medio camino de donde suponía estaba ubicada la escalera cuando, de la nada, comencé a escuchar golpes al suelo detrás de mi, como si alguien caminara con cierto calzado humano. A pesar de no exteriorizarlo, sentí cierta intranquilidad ante ese pensamiento, considerando que quien me acompañaba era un animal de cuatro patas. Bueno, algo así. Tal vez... me volteé al escuchar una voz que, a pesar de reconocer, tenía un timbre algo distinto, más ¿adulto? No podría definirlo. Al parecer me iba responder a la pregunta que había dejado en el aire momentos antes, pero un fuerte impacto del exterior la interrumpió, al igual que mi tren de pensamientos. La luz blanca del rayo fue suficiente para iluminarla por un instante, pero no era necesario nada más para que me diera cuenta. Frente a mi y no estaba el curioso animalito de antes, si no una muchacha, en apariencia más joven que yo, incluso. Y más guapa, por supuesto. Su ropa no era exactamente el estilo que le hacía cuando pensaba en una temible bruja como siempre me las habían vendido en Shibusen, pero tampoco es que me estuviera quejando. Por aquel breve instante me quedé sin habla, tal vez por el fuerte trueno. O tal vez fuera por haber caído en cuenta de un pequeño detalle, que no había pensado antes. En su forma animal ella había... uh, ingresado dentro de mi camisa. Una camisa que yo todavía llevaba puesta. -Ah.- Pestañeé, dejando de lado aquella estupefacción momentánea al haber sido invadido mi espacio personal con tanta facilidad, y me acerqué a ella al verla en un estado bastante indefenso, sensible y, como no, tierno. Me incliné un poco, iluminándola con la luz artificial e improvisada que llevaba en mi mano, a pesar de que la batería comenzaba a descargarse con cierta velocidad. -Hey, escucha...- comencé a picar su cabeza cubierta por el sombrero de manera repetida, algo que podría resultar molesto a la larga. -No dejes que unos ruidos fuertes del afuera te ganen. ¿Me vas a dejar solo en la divertida exploración que vamos a hacer? ¿A mi, el extraño y apuesto muchacho del que apenas conoces nada, ni siquiera su nombre? Vamos, no puedes hacerlo. Oye. Ánimo. Come on~- Con cada palabra tocaba rítmicamente su cabeza con mi dedo, esperando que se animara ante mi tonto acto y aún mas ridículas palabras.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro, al sentir ya cierta afinidad con la extraña bruja, cosa que no me hubiera imaginado hacer ni un millón de años en otras circunstancias. Pero seguramente era parte del encanto de la pequeña zorrita. Continué molestándola hasta lograr alguna reacción de ella, cuando sentí un escalofrío en mi espalda, que hubiera ignorado. Sin embargo, sentí la obligación de voltear la cabeza y desviar mi atención de la joven con cierta rapidez e intranquilidad, frunciendo levemente el ceño. Esa sensación... podría haber jurado que alguien nos estaba observando desde la oscuridad. Ojos penetrantes que analizaban nuestra curiosa interacción. ¿Tal vez un animal? O puede que fuera algo sobrenatural. Como un poderoso ser de otro mundo, dispuesto a encerrarnos en el vacío eterno. O que tal un un unicornio. ¿Qué? Me daba gracia la idea de tener una criatura así observándonos desde las sombras. Aparte ¿A quién no le gustaría ver un maldito unicornio en persona? Hm. Mejor no respondan.
Quedé a medio camino de donde suponía estaba ubicada la escalera cuando, de la nada, comencé a escuchar golpes al suelo detrás de mi, como si alguien caminara con cierto calzado humano. A pesar de no exteriorizarlo, sentí cierta intranquilidad ante ese pensamiento, considerando que quien me acompañaba era un animal de cuatro patas. Bueno, algo así. Tal vez... me volteé al escuchar una voz que, a pesar de reconocer, tenía un timbre algo distinto, más ¿adulto? No podría definirlo. Al parecer me iba responder a la pregunta que había dejado en el aire momentos antes, pero un fuerte impacto del exterior la interrumpió, al igual que mi tren de pensamientos. La luz blanca del rayo fue suficiente para iluminarla por un instante, pero no era necesario nada más para que me diera cuenta. Frente a mi y no estaba el curioso animalito de antes, si no una muchacha, en apariencia más joven que yo, incluso. Y más guapa, por supuesto. Su ropa no era exactamente el estilo que le hacía cuando pensaba en una temible bruja como siempre me las habían vendido en Shibusen, pero tampoco es que me estuviera quejando. Por aquel breve instante me quedé sin habla, tal vez por el fuerte trueno. O tal vez fuera por haber caído en cuenta de un pequeño detalle, que no había pensado antes. En su forma animal ella había... uh, ingresado dentro de mi camisa. Una camisa que yo todavía llevaba puesta. -Ah.- Pestañeé, dejando de lado aquella estupefacción momentánea al haber sido invadido mi espacio personal con tanta facilidad, y me acerqué a ella al verla en un estado bastante indefenso, sensible y, como no, tierno. Me incliné un poco, iluminándola con la luz artificial e improvisada que llevaba en mi mano, a pesar de que la batería comenzaba a descargarse con cierta velocidad. -Hey, escucha...- comencé a picar su cabeza cubierta por el sombrero de manera repetida, algo que podría resultar molesto a la larga. -No dejes que unos ruidos fuertes del afuera te ganen. ¿Me vas a dejar solo en la divertida exploración que vamos a hacer? ¿A mi, el extraño y apuesto muchacho del que apenas conoces nada, ni siquiera su nombre? Vamos, no puedes hacerlo. Oye. Ánimo. Come on~- Con cada palabra tocaba rítmicamente su cabeza con mi dedo, esperando que se animara ante mi tonto acto y aún mas ridículas palabras.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro, al sentir ya cierta afinidad con la extraña bruja, cosa que no me hubiera imaginado hacer ni un millón de años en otras circunstancias. Pero seguramente era parte del encanto de la pequeña zorrita. Continué molestándola hasta lograr alguna reacción de ella, cuando sentí un escalofrío en mi espalda, que hubiera ignorado. Sin embargo, sentí la obligación de voltear la cabeza y desviar mi atención de la joven con cierta rapidez e intranquilidad, frunciendo levemente el ceño. Esa sensación... podría haber jurado que alguien nos estaba observando desde la oscuridad. Ojos penetrantes que analizaban nuestra curiosa interacción. ¿Tal vez un animal? O puede que fuera algo sobrenatural. Como un poderoso ser de otro mundo, dispuesto a encerrarnos en el vacío eterno. O que tal un un unicornio. ¿Qué? Me daba gracia la idea de tener una criatura así observándonos desde las sombras. Aparte ¿A quién no le gustaría ver un maldito unicornio en persona? Hm. Mejor no respondan.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Se mantuvo temblando, en esa posición encogida que ella consideraba le brindaba cierta “protección”(Como si sus manos protegieran mucho), al menos hasta que sintió el toque en la cabeza. Los toques, pues se repetían constantemente y con rapidez. Aún temblando, la bruja abrió un ojo y levantó un poco la cabeza para ver al causante de eso(Que si no era el rubio, iba a ser un problema.
—¿Apuesto? —Preguntó, extrañada, era lo que más le había llamado la atención de la oración(Pues que era un extraño ya lo había dado por hecho), enderezó un poco más la postura y abrió la boca como para discutirle ese punto en concreto, pero la cerró cuando lo miró bien. Está bien… Feo no era, de hecho, si era bastante apuesto, pero así como Luki no lo negó, tampoco pensaba admitirlo.Al ver que persistía con su toquecito molesto en la cabeza, levantó el rostro lo suficiente para morder suavemente, aunque con algo de fuerza, el dedo del chico. Se incorporó totalmente, aunque aún tenía los brazos encogidos, como queriendo proteger su torso de… lo que fuese que pudiese hacerle daño. Si, eso, eso mismo. A pesar de todo, tenía algo de miedo, y se encargó de no separarse demasiado de su compañero, de hecho, se le había acercado un poco más.
Su atención también se vio desviada a un rincón oscuro en concreto, seguido por una especie de escalofrío extraño que le recorrió la espalda, como si algún diminuto insecto caminara rápidamente por su columna vertebral, indicándole que algo no estaba demasiado bien. Se quedó observando durante un rato, como esas veces que los gatos se quedan mirando un punto fijo de tu casa con las pupilas dilatadas, y tú estás ahí, cagado hasta las patas porque no sabes qué diablos está viendo el mugroso animal. Bueno, si, algo así. Finalmente sacudió la cabeza para despejar ese mal sabor de boca que le daba la situación. Bueno, podría ser peor de estar sola, ¿No? Aprovecho este último factor para “esconderse” detrás del rubio. ¿Esconderse de que? A saber, pero si eso le inspiraba seguridad a Luki, era seguro que iba a hacerlo. Le dio un muy leve empujoncito al chico, como instándolo a avanzar. No, como no, lo estaba instando a avanzar, algo así como “Ni loca voy primero, te sigo de cerca” pues la oscuridad y la tormenta le daban más miedo a Luki del que a ella le gustaría.
—Aún no se tu nombre...—Le recordó, cuando hizo memoria de lo que había dicho hace unos minutos. No es que fuera importante, okey, si lo era, pues a la bruja no le hacía mucha gracia seguir refiriéndose a él como “el chico rubio”, no, no sonaba tan bonito luego de que lo decías varias veces.—Yo me llamo Luki —Se presentó, pues por más idiota o infantil que fuera, sabía que era de mala educación exigir algo tan importante como el nombre y no dar el propio. Si, señores, eso eran modales, a ver si aprenden, para variar.
—¿Apuesto? —Preguntó, extrañada, era lo que más le había llamado la atención de la oración(Pues que era un extraño ya lo había dado por hecho), enderezó un poco más la postura y abrió la boca como para discutirle ese punto en concreto, pero la cerró cuando lo miró bien. Está bien… Feo no era, de hecho, si era bastante apuesto, pero así como Luki no lo negó, tampoco pensaba admitirlo.Al ver que persistía con su toquecito molesto en la cabeza, levantó el rostro lo suficiente para morder suavemente, aunque con algo de fuerza, el dedo del chico. Se incorporó totalmente, aunque aún tenía los brazos encogidos, como queriendo proteger su torso de… lo que fuese que pudiese hacerle daño. Si, eso, eso mismo. A pesar de todo, tenía algo de miedo, y se encargó de no separarse demasiado de su compañero, de hecho, se le había acercado un poco más.
Su atención también se vio desviada a un rincón oscuro en concreto, seguido por una especie de escalofrío extraño que le recorrió la espalda, como si algún diminuto insecto caminara rápidamente por su columna vertebral, indicándole que algo no estaba demasiado bien. Se quedó observando durante un rato, como esas veces que los gatos se quedan mirando un punto fijo de tu casa con las pupilas dilatadas, y tú estás ahí, cagado hasta las patas porque no sabes qué diablos está viendo el mugroso animal. Bueno, si, algo así. Finalmente sacudió la cabeza para despejar ese mal sabor de boca que le daba la situación. Bueno, podría ser peor de estar sola, ¿No? Aprovecho este último factor para “esconderse” detrás del rubio. ¿Esconderse de que? A saber, pero si eso le inspiraba seguridad a Luki, era seguro que iba a hacerlo. Le dio un muy leve empujoncito al chico, como instándolo a avanzar. No, como no, lo estaba instando a avanzar, algo así como “Ni loca voy primero, te sigo de cerca” pues la oscuridad y la tormenta le daban más miedo a Luki del que a ella le gustaría.
—Aún no se tu nombre...—Le recordó, cuando hizo memoria de lo que había dicho hace unos minutos. No es que fuera importante, okey, si lo era, pues a la bruja no le hacía mucha gracia seguir refiriéndose a él como “el chico rubio”, no, no sonaba tan bonito luego de que lo decías varias veces.—Yo me llamo Luki —Se presentó, pues por más idiota o infantil que fuera, sabía que era de mala educación exigir algo tan importante como el nombre y no dar el propio. Si, señores, eso eran modales, a ver si aprenden, para variar.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Ladeé la cabeza al ver su reacción. Al menos parecía haberse tranquilizado, considerando la libertad con la que mordió mi dedo. Después de haber solucionado eso, ella se escondió detrás de mi, como si me tratara como un improvisado escudo para defenderse en caso de ataque causado por las sombras que se deslizaban por la vieja mansión. Me imaginaba que tranquilamente eso podía pasar, así que dirigí mi mirada una vez más hacia la oscuridad eterna que era aquel comedor frente a nosotros. La linterna de mi celular comenzó a atenuarse poco a poco, señal de que estaba a minutos de caer muerto. Mientras avanzaba lentamente, teniendo a mi espalda y empujando a la bruja, mi mente comenzó a preguntarse muchas cosas con respecto a ella. Desde su historia, hasta como había llegado a las afueras de Shibusen, y por qué no vivía entre aquella famosa sociedad de brujas de la que tanto se hablaba en Shibusen. Sin embargo, su voz nuevamente me llamó, esta vez para pedirme un nombre y a la vez que se presentaba con el suyo. Luki. Simple, pero bonito a fin de cuentas. Como ahora me tocaba a mi presentarme, supuse que hacerlo de la misma y típica manera resultaría aburrido, así, tomando la billetera de uno de los bolsillos traseros de mi pantalón, decidí improvisar. Ayudándome con la luz de mi móvil, revisé el interior de la cartera, pasando por una tarjeta de lavandería y mi identificación de la DWMA, hasta finalmente dar con lo que buscaba.
-Aquí tienes~- Mostré el pequeño papel rectangular, mientras cuidaba de iluminarlo con lo que le quedara de luz a mi celular, y se lo pasé para que pudiera tomarlo y verlo con mayor detenimiento. El mismo era, o al menos intentaba ser, una tarjeta de presentación personal. Bastante improvisada. Ni siquiera estaba hecha digitalmente, escrita simplemente con unos marcadores de colores. Contenía en letras mayúsculas de color negro, mi nombre “ZERICK JERICHO” y más abajo mi oficio “Meister y estudiante de la DWMA” en letras más pequeñas. Lo más interesante, si no es que de lleno vergonzoso -o gracioso, según quién lo viera- Era el dibujo al lado izquierdo, el cual parecían unos garabatos de un niño pequeño, pero que de cierta manera tenía un parecido a mi. -Puedes quedártela.- Sonreí con elegancia, y fue entonces cuando mi móvil murió. Lo peor de todo es que nos habíamos detenido cerca del inicio de las escaleras que llevaban al segundo piso, lo cual me hizo mirar hacia arriba, siguiendo la espaciosa escalera. Nada. Solamente oscuridad. Había aprendido, a través de las miles de enseñanzas en Shibusen, que si te encontrabas en un momento como este y eras capaz de realizarla, la percepción de almas era algo útil. O al menos era mejor que nada. Por lo que cerré mis ojos, solté el aire que en un pequeño suspiro, y los abrí. Mis pupilas color carmesí parecían brillar con luz propia, aunque obviamente tenue. Tampoco así pude encontrar nada fuera de lugar. Aunque siendo sinceros, a pesar de que sabía cómo utilizar aquella habilidad básica, estaba lejos de perfeccionarla. Y tampoco sabía si la percepción de almas se podía extender a aquellas que deambulaban en pena. Jum. De todas formas, lo que más me preocupaba ahora es que mi acompañante no terminara por asustarse al completo. Es que... asustarla era mi trabajo.
-Aquí tienes~- Mostré el pequeño papel rectangular, mientras cuidaba de iluminarlo con lo que le quedara de luz a mi celular, y se lo pasé para que pudiera tomarlo y verlo con mayor detenimiento. El mismo era, o al menos intentaba ser, una tarjeta de presentación personal. Bastante improvisada. Ni siquiera estaba hecha digitalmente, escrita simplemente con unos marcadores de colores. Contenía en letras mayúsculas de color negro, mi nombre “ZERICK JERICHO” y más abajo mi oficio “Meister y estudiante de la DWMA” en letras más pequeñas. Lo más interesante, si no es que de lleno vergonzoso -o gracioso, según quién lo viera- Era el dibujo al lado izquierdo, el cual parecían unos garabatos de un niño pequeño, pero que de cierta manera tenía un parecido a mi. -Puedes quedártela.- Sonreí con elegancia, y fue entonces cuando mi móvil murió. Lo peor de todo es que nos habíamos detenido cerca del inicio de las escaleras que llevaban al segundo piso, lo cual me hizo mirar hacia arriba, siguiendo la espaciosa escalera. Nada. Solamente oscuridad. Había aprendido, a través de las miles de enseñanzas en Shibusen, que si te encontrabas en un momento como este y eras capaz de realizarla, la percepción de almas era algo útil. O al menos era mejor que nada. Por lo que cerré mis ojos, solté el aire que en un pequeño suspiro, y los abrí. Mis pupilas color carmesí parecían brillar con luz propia, aunque obviamente tenue. Tampoco así pude encontrar nada fuera de lugar. Aunque siendo sinceros, a pesar de que sabía cómo utilizar aquella habilidad básica, estaba lejos de perfeccionarla. Y tampoco sabía si la percepción de almas se podía extender a aquellas que deambulaban en pena. Jum. De todas formas, lo que más me preocupaba ahora es que mi acompañante no terminara por asustarse al completo. Es que... asustarla era mi trabajo.
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Zerick Jericho
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Ella quería un nombre, y de hecho se mantuvo un buen rato esperándolo, pues solo veía al chico revolver en su billetera en busca de algo. Estuvo mirándose las uñas y cuando estaba a punto de preguntar su nombre de nuevo, cuando le extendió un papelito, que apenas y podía ver gracias a la tenue luz del celular del otro.
—Zerick… —Murmuró involuntariamente mientras leía, tratando de dejar de lado el hecho de que no era más que un papelito escrito con marcadores de colores, y… bueno, también intentó ignorar el dibujo que si no fuera por los datos que la tarjeta ofrecía, no se habría dado cuenta de que pretendía ser un “autorretrato” por decirlo de alguna manera, pero no dijo nada relacionado con su opinión sobre la tarjetita.— Uh, si… Gracias. —Sonrió nerviosa. Había algo que le agradaba en la sonrisa del otro. O lo que había alcanzado a ver de su sonrisa, pues no tardaron en quedarse a oscuras, prácticamente en su totalidad, luego de que el móvil de Zerick dijera adiós a la poca batería que le quedaba. La pelirroja se quedó totalmente quieta, como si temiera que al moverse, lo que sea que pudiese ocultarse en la oscuridad fuese a saltar sobre ella para hacer quién sabe qué. No veía al rubio, pero no lo había escuchado alejarse por lo que entendía que ahí seguía, miró alrededor -solo dirigió la mirada, pues realmente no había nada que ver- y trató de percibir algo, lo que fuera, pero no hubo caso.
—Creo que… —Murmuró, aunque audible, mientras ubicaba sus manos de modo que parecía que sostenía una pelota invisible. Era notable que estaba asustada, al menos por su tono de voz, por más que intentara ocultarlo. Una muy suave luz se generó entre sus palmas, a medida que una pequeña llama crecía y alumbraba cada vez más, hasta detenerse en el punto en el que tenía el tamaño aproximado de una bombilla estándar de luz. Sonrió de lado al ver que había logrado generar algo de luz. Dejó que la llama flotara a su lado, pues al fin y al cabo ésta era fruto de su magia y no haría nada que ella no quisiera que haga. Se sentía internamente orgullosa por haber encontrado una solución pronto.
—Zerick… —Murmuró involuntariamente mientras leía, tratando de dejar de lado el hecho de que no era más que un papelito escrito con marcadores de colores, y… bueno, también intentó ignorar el dibujo que si no fuera por los datos que la tarjeta ofrecía, no se habría dado cuenta de que pretendía ser un “autorretrato” por decirlo de alguna manera, pero no dijo nada relacionado con su opinión sobre la tarjetita.— Uh, si… Gracias. —Sonrió nerviosa. Había algo que le agradaba en la sonrisa del otro. O lo que había alcanzado a ver de su sonrisa, pues no tardaron en quedarse a oscuras, prácticamente en su totalidad, luego de que el móvil de Zerick dijera adiós a la poca batería que le quedaba. La pelirroja se quedó totalmente quieta, como si temiera que al moverse, lo que sea que pudiese ocultarse en la oscuridad fuese a saltar sobre ella para hacer quién sabe qué. No veía al rubio, pero no lo había escuchado alejarse por lo que entendía que ahí seguía, miró alrededor -solo dirigió la mirada, pues realmente no había nada que ver- y trató de percibir algo, lo que fuera, pero no hubo caso.
—Creo que… —Murmuró, aunque audible, mientras ubicaba sus manos de modo que parecía que sostenía una pelota invisible. Era notable que estaba asustada, al menos por su tono de voz, por más que intentara ocultarlo. Una muy suave luz se generó entre sus palmas, a medida que una pequeña llama crecía y alumbraba cada vez más, hasta detenerse en el punto en el que tenía el tamaño aproximado de una bombilla estándar de luz. Sonrió de lado al ver que había logrado generar algo de luz. Dejó que la llama flotara a su lado, pues al fin y al cabo ésta era fruto de su magia y no haría nada que ella no quisiera que haga. Se sentía internamente orgullosa por haber encontrado una solución pronto.
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Luki
Re: Ghost Hunters [Privado. Luki]
Luego de escanear por segunda vez los alrededores, llegué a la conclusión de que no había nada sospechoso. No, de hecho, estaba mintiendo. Sí había algo muy extraño en el interior de esta mansión, y que había podido percibir solamente hace algunos minutos. Era como si-... -¿Oh?- Teniendo una pequeña sensación de calor a mi espalda, me volteé solo para encontrarme con que mi compañera de aventuras había creado una fuente de luz, no artificial, sino mas bien ¿mágica? -Que conveniente.- susurré divertido, observando como la pequeña llama se ubicaba a un lado de su creadora. -¡Bien hecho! Ya no tendremos problemas para continuar.- Llevé mi mano a darle unas palmaditas en la cabeza, a manera de felicitación. Nunca pensé en que llegaría a colaborar con una bruja, y mucho menos para algo como explorar una mansión abandonada.
Devolviendo mi atención a las escaleras que se erguían ante nosotros, y de esa manera dándole la espalda a la bruja, continué hablando. -¿Sabes? Ahora que no soy yo el de la fuente de luz, creo que se me haría difícil guiar el camino.- El tono con el que decía aquellas palabras era frío, hasta un poco siniestro. Como si tuviera las intenciones de abandonarla de un momento a otro. -Así que...- Girando mi cabeza para poder verla por sobre mi hombro, dejé que mis penetrantes ojos carmesí -que por el juego de tenue luz y sombras debería ser una imagen algo perturbadora, tomando en cuenta que muchas veces me habían dicho que poseía la mirada de un delincuente- se posaran en los ojos ajenos, para crear contacto visual. Contacto visual que duró unos segundos antes de que de un solo y rápido movimiento me colocara detrás de ella.
-¡Así que por favor guía el camino! No querrás que me capture algún ser de la oscuridad por no poder ver bien ¿Verdad?- Pregunté, mientras le daba suaves golpecitos con las palmas de mis manos a su delicada espalda, como para darle confianza. Igualmente, estaba sonriendo con inocencia por si volteaba a verme para golpearme o algo por mis actitudes poco profesionales. -Lo cierto es que desde hace rato vengo sintiendo algo extraño.- Agregué, ahora hablando con más seriedad. -¿Lo has notado, verdad? Ya no se escuchan truenos del exterior. Tampoco la caída de la lluvia contra el tejado. Puede que haya terminado la tormenta, pero ¿y la luz del sol? Tampoco se filtra por las rendijas de las ventanas.- Expliqué en voz baja, casi un susurro, repasando aquellos curiosos hechos yo mismo a medida que los relataba. Hubiera mencionado también aquella presencia que en ciertos momentos podía sentir observándonos, pero puede que solo fuera mi imaginación. Mi mente jugando con la situación. Si buscabas darle la vuelta a la falta de tormenta y de luz exterior ¿tal vez hubieran pasado varias horas y la noche finalmente había caído? Pero era muy poco probable. Sobre todo porque no se sentía que hubiéramos estado dentro de la mansión más que unos cuantos minutos. Continué divagando en aquellos pensamientos mientras esperaba que Luki comenzara a caminar para poder seguirla, o en su defecto hiciera alguna jugada para dejarme de nuevo como guía. Realmente eso no me importaba, y me había colocado detrás de ella para molestarla más que otra cosa.
Devolviendo mi atención a las escaleras que se erguían ante nosotros, y de esa manera dándole la espalda a la bruja, continué hablando. -¿Sabes? Ahora que no soy yo el de la fuente de luz, creo que se me haría difícil guiar el camino.- El tono con el que decía aquellas palabras era frío, hasta un poco siniestro. Como si tuviera las intenciones de abandonarla de un momento a otro. -Así que...- Girando mi cabeza para poder verla por sobre mi hombro, dejé que mis penetrantes ojos carmesí -que por el juego de tenue luz y sombras debería ser una imagen algo perturbadora, tomando en cuenta que muchas veces me habían dicho que poseía la mirada de un delincuente- se posaran en los ojos ajenos, para crear contacto visual. Contacto visual que duró unos segundos antes de que de un solo y rápido movimiento me colocara detrás de ella.
-¡Así que por favor guía el camino! No querrás que me capture algún ser de la oscuridad por no poder ver bien ¿Verdad?- Pregunté, mientras le daba suaves golpecitos con las palmas de mis manos a su delicada espalda, como para darle confianza. Igualmente, estaba sonriendo con inocencia por si volteaba a verme para golpearme o algo por mis actitudes poco profesionales. -Lo cierto es que desde hace rato vengo sintiendo algo extraño.- Agregué, ahora hablando con más seriedad. -¿Lo has notado, verdad? Ya no se escuchan truenos del exterior. Tampoco la caída de la lluvia contra el tejado. Puede que haya terminado la tormenta, pero ¿y la luz del sol? Tampoco se filtra por las rendijas de las ventanas.- Expliqué en voz baja, casi un susurro, repasando aquellos curiosos hechos yo mismo a medida que los relataba. Hubiera mencionado también aquella presencia que en ciertos momentos podía sentir observándonos, pero puede que solo fuera mi imaginación. Mi mente jugando con la situación. Si buscabas darle la vuelta a la falta de tormenta y de luz exterior ¿tal vez hubieran pasado varias horas y la noche finalmente había caído? Pero era muy poco probable. Sobre todo porque no se sentía que hubiéramos estado dentro de la mansión más que unos cuantos minutos. Continué divagando en aquellos pensamientos mientras esperaba que Luki comenzara a caminar para poder seguirla, o en su defecto hiciera alguna jugada para dejarme de nuevo como guía. Realmente eso no me importaba, y me había colocado detrás de ella para molestarla más que otra cosa.
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Zerick Jericho
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