Death City
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Mensaje por Mack Doors Lun Dic 28, 2015 3:00 pm

Era relativamente temprano aquel día de invierno faltando tal vez un poco más de dos horas antes de que llegara el mediodía. El cielo estaba recubierto por un manto de nubes y el sol no estaba por donde ser visto. Si había algo que el muchacho de tranquila mirada no se esperaba es que a los pocos días de que llegara se sintiera el invierno de tal forma, pues, Death City estaba en medio del desierto, ¿no? A lo mucho sería la noche la encargada de enfriarlo todo, pero al parecer hoy era diferente. Bueno, era un detalle que no debería sorprenderle pues hacía años, cuando se encontraba cursando en la escuela de Shinigami-sama, era igual. Pero eso había sido hace mucho tiempo.

Y, ciertamente, el tiempo ayudaba que el cambio llegara y las cosas que damos por ciertas un día se vuelvan solo recuerdos ambiguos a la siguiente fecha. Por eso mismo ahora el muchacho se encontraba deambulando sin un rumbo claro entre los callejones de la reconocida ciudad de la muerte. Su mirada se paseaba entre los edificios aledaños, aquellas viviendas tan cercanas unas de otras que parecían formar un muro a cada lado. Y cada vez que llegaba a una nueva encrucijada sus cejas se alzaban, como si realmente no supiera que dirección tomar. El mayor de los hermanos ahora separados se había levantado temprano ese día para dar un paseo de reconocimiento, para ver que tanto había cambiado la ciudad desde que él partiera. Tal vez, con un poco de suerte, para encontrar a alguno de sus conocidos, fuera este su hermano, o fuera aquella joven a la cual se había encontrado durante su… sus viajes. Pero nada, no había conseguido demasiados resultados. De hecho y si necesitaba ser sincero, se había perdido. No podía entender como todo había cambiado tanto, pues podría haber jurado que el lugar en el que se encontraba ahora sería la zona céntrica y con comercios de la ciudad. La zona más conglomerada de personas dentro de toda la ciudad. Y sin embargo estos laberínticos callejones en los que había estado transitando por horas no tenían mucha pinta de zona comercial. Más bien parecía un lugar de mala muerte.

Pero de todas formas continuó avanzando. Para su fortuna estaba bien abrigado, ropa que le cubría del frío y complementos que le ayudaban a mantener calor, como guantes o la bufanda negra que llevaba y la cual cubría parte de su rostro. En una de sus manos tenía lo que parecía ser una guía o mapa. El problema es que no podía ubicarse con los nombres de las calles y no había ningún cartel que señalara algo en aquellos callejones. Tampoco se había encontrado con nadie hacía un tiempo y desde que había decidido internarse en aquel aparente laberinto.

O así fue hasta que giró en la siguiente esquina para encontrarse con un nuevo cruce de calles. Esta vez, sin embargo, tuvo la suerte de dar con alguien más. Bueno, con varias personas más, al parecer. -Oye guapa, parece que te has perdido, ¿Te vienes con nosotros para encontrarte?- Aquello pareció provenir de quien estaba en medio del grupo de personas, los cuales le estaban dando la espalda y parecían encarar hacia alguien más, una mujer se imaginaba, por sus comentarios, aunque no podía confirmarlo porque la espalda de los sujetos de apariencia y comentarios sospechosos le estorbaban la vista. Se mantuvo mirando con neutralidad la aparente confrontación, pues ninguno de ellos le daba la sensación de ser un verdadero problema. De todas formas, no podía asumir nada pues no conocía a ninguno de los involucrados, pero tenía ciertas sospechas. Eran tres tipos por lo que podía contar, todos ellos con apariencias de delincuentes que francamente daba para encajarles en algún estereotipo sin sentirte culpable por ofender a nadie. Además de eso, los tres estaban ciertamente estorbando el camino de la mujer a la cual todavía no había podido divisar. -¡Hazle caso a mi amigo, niña! Sí que te vamos a ayudar a encontrarte…- Y con eso los tres estallaron en carcajadas, entre cínicas y burlonas. Francamente el joven vestido con bufanda no consideraba aquello su problema, pero había algo que le estaba incomodando. Todavía tenía que ubicarse, tal vez podría pedir direcciones y ayuda. Aunque descartó de inmediato a los pseudo-brabucones y optó por la opción más segura. Esa decisión significaría involucrarse en asuntos ajenos, algo que preferiría haber evitado al menos por el momento, pero no había nada que hacerle. Sin más avanzó hacia el grupito y se metió entre ellos, apartando con un empujón al más bajo de ellos, quien apenas le llegaba al hombro al de cabellera negra. Él mismo no pareció esperarlo pues apenas con aquel toque inconsciente había ido a caer por el suelo en una escena algo graciosa, e igualmente los otros tipos que le acompañaban no parecían haberse enterado de mi presencia hasta ese momento. -Disculpe, señorita, ¿necesito ayuda con unas direcciones?- Preguntó, sonriendo con cordialidad e ignorando las miradas casi intimidantes de los sujetos que ahora se habían reunido en torno a él. Casi porque, pues, ellos no le interesaban. Incluso parecían estarle diciendo alguna clase de insulto o amenaza, no estaba seguro, pues su atención ahora mismo se había enfocado en la joven frente a él.
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Mensaje por Aria Clownlay Miér Dic 30, 2015 2:09 pm

Alce mi vista hacia el congestionado cielo, las nubes cubrían por completo el basto espacio que se expandía por sobre la ciudad, impidiendo hasta que los rayos de sol se filtraran a través de ellas. El clima parecía anunciar que el invierno había llegado, y que por ende el frio y mal tiempo comenzarían a ser un hecho continuo. Extraño, porque a pesar  de que Death city se encontraba en pleno desierto, desde que había llega e instalado en la ciudad, siempre había podido notar los cambios de estaciones con sus comunes características… seguramente debía ser cosa de shinigami-sama, eso o que tuviera un micro clima, no había otra explicación lógica… no sé, todo era ciertamente extraño en Death city.

Cubrí un poco mi boca y nariz con la bufanda que había decidido usar el día de hoy, la verdad que se podía percibir más frió de lo habitual, por lo que para mí y mi mala regulación de la temperatura la ropa extra era algo fundamental, por lo que había agregando a mi vestuario casual una chaqueta color negro, medias gruesas, unas orejeras simples y guantes ¡Todo para no morir de hipotermia!. A pesar de esto debo confesar amo los días de invierno, por lo que el mal tiempo no me detuvo para decidir salir de mi habitación en los dormitorios de Shibusen y  encaminarme a comprar una dona y dar un paseo por la ciudad. Todo había transcurrido bien, había logrado conseguir unas cuantas donas en mi tienda favorita y el paseo iba de maravilla, al ser de mañana y además al haber mal clima producía que no hubieran muchas personas transitando por las calles, era una combinación que solía hacer desear a la gente quedarse descansando en la calidez de su hogar, y no los juzgaba, pero para mí y su falta de ellos solo hacía que el viaje fuera agradable, reconfortante y tranquilo… bueno… hasta que se me ocurrió la brillante idea de probar un nuevo atajo.

Mi sentido de la orientación no era el mejor, y solía desconcentrarme cuando daba mis “paseos” por lo que cuando volví a prestar atención a mi entorno y me encontré vagando por unas calles que parecían no ser las más seguras de Death city no me sorprendí del todo. «Rayos… estos barrios parecen de mala muerte… Seria peligros si una chica indefensa despistada o los niños llegaran a parar en estos lados… tal vez debería comentárselo a Shinigami-sama» Medite llevando una de las donas a mi boca para luego retomar mi travesía hacia las calles principales. Doblé en una de las calles llegando a un nuevo cruce, el que como era de esperarse, no reconocía para nada. Suspiré con resignación, tal vez me demoraría más del tiempo que esperaba en encontrar una salida al laberinto en el que ahora me sentía ¿Por qué las calles debían ser tan enredadas? ¡¿En que estaban pensado cuando las construyeron?!, Refunfuñe internamente volviendo a morder del dulce.

Mi queja interna fue interrumpida cuando divise, apoyados en una de las tantas murallas, a un grupo de chico que parecía observarme con curiosidad. Tal vez podrían darme direcciones o algo… aunque sus vestimentas me hacían desconfiar un poco, era el típico estilo cliché de las películas estadounidense en donde se mostraban a los matones de las calles o traficantes de… bueno se entiende la idea, aunque yo no era nadie para criticar… Después de todo había salido de barrios parecidos. Intenté imaginar cómo hubiera sido mi vida si Shinigami-sama no me hubiese llevado a Shibusen, probablemente sería jefa de mafia o huevo de kishin, quién sabe.

Antes de darme cuenta los chicos se habían acercado formando un semicírculo a mi alrededor que me permitía  observar sus rostros más de cerca pero me irrumpían el paso, ¿Qué rayos querían?, no quería ser prejuiciosa pero si deseaban robarme poco y nada conseguirían, es decir… estoy tan pobre y cesante que estaba a un paso de comenzar a pedir limosnas a fuera de Shibusen, de seguro si conseguían mi bolso les daría tanta pena que de seguros ellos me terminarían prestando algo de dinero… Aunque pensándolo desde que había conocido a Doors mi economía había mejorado considerablemente, ir a misiones me daba algo más de presupuesto para sobrevivir permitiéndome hasta pequeños gustos, como ahora, de poder comer donas...Esperaba algun día poder agradecérselo  de alguna forma.

—Oye guapa, parece que te has perdido, ¿Te vienes con nosotros para encontrarte? —Dijo el chico que se encontraba en medio del grupo justo en frente, interrumpiendo de esta forma mis pensamientos sobre mi presupuesto mensual. ¿Guapa? Miré hacia ambos lados intentando encontrar a la persona a la que se pudieron referir así, mas no vi a nadie… no se estarían refiriendo a mi ¿Verdad? Quizás era el apodo de uno de ellos o algo, que extraños eran. Volví nuevamente la vista hacia ellos ladeando levemente la cabeza hacia un lado ¿Cómo sabían que estaba perdida? Quizás ser pandillero te daba el poder de leer las mentes… tal vez no habría sido mala idea terminar como jefa de mafia, me estaría ahorrando toda esta situación.

—¿Con ustedes? Ni que fuera una niña pequeña, gracias pero no, puedo encontrar el camino por mí misma — Mi madre hipotética estaría orgullosa de mí, había rechazado a unos desconocidos. Intenté dar un paso pero me lo volvieron a impedir… maldición ¿Por qué nunca se quedaban conformes con esa respuesta?. Di un paso hacia atrás y alce una de mis cejas para volver a dar una mueva mordida a mi dona mientras proseguían.  

—¡Hazle caso a mi amigo, niña! Sí que te vamos a ayudar a encontrarte…— La risa de los sujetos invadió por completo el lugar mientras yo solo pude Suspirar cansada ¿De verdad? ¿Era necesario?... ellos no me ayudarían ni a encontrar a wally. Debía hacer algo… tal vez intimidarlos… si, intimidarlos era una buena idea.

Para mi desgracia y arruinando por completo mi plan un cuarto sujeto salió de Dios sabe dónde, empujando a uno de los chicos iniciales hacia atrás para el tomar su posición. El recién llegado, a diferencia de los otros tres se encontraba mejor vestido, es más, si no fuera porque nos encontrábamos en unos barrios que hasta los perros les daba miedo andar, lo habría confundido un modelo o algo. Entonces una revelación llego a mi… tal vez… él era el líder… tal vez… ¡Él era el que tenía el apodo de “Guapa”!

—¿Cómo rayos quieres que sepa si necesitas direcciones?... ¿Tengo cara de adivina o algo? —Le respondí confundida al escuchar su pregunta, bueno no importaba, tenía que hacer algo para zafarme de la situación. Sin saber qué hacer y sin pensarlo demasiado lleve mi mano libre a mi frente para poder “peinar” mi flequillo hacia atrás mientras intentaba realizar una mueca con mi boca y entrecerrar mis ojos intentando lograr una apariencia más “intimidante”, no deseaba hacerles daño, así que si lograba que se asustaran o desistieran de su idea de molestar sería perfecto, en otros tiempos simplemente habría acabado con sus vidas.

—A como no se alejen y me dejen pasar los golpeare a todos hasta la muerte, ¡y tú! —Dije apuntando con mi dona al ojiazul — A como me hagas una broma como ellos terminaras más doblado que… que… ¡Ah!... ¡Qué wantán! —Intente decir con un tono de matón sin mucho éxito, esto era más difícil de lo que parecía. Los chicos se abrieron un poco, generando un espacio entre ellos y el pelinegro comenzando a lanzar insultos, los que no sabía si eran dirigidos hacia mí o hacia el recién llegado ¿Por qué? no se suponía que era su líder… y si lo había confundido… y si él chico tratase de ayudarme… No, no, no… imposible ¿Cierto? Yo no tenía cara de necesitar ayuda…¿Verdad?.

—Hey… tu eres su líder….¿Cierto? —Pregunte con algo de nerviosismo sin bajar la dona en ningún momento, ante la mirada expectante de los otros sujetos que parecían esta vez rodearnos a ambos.
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Mensaje por Mack Doors Lun Ene 25, 2016 6:21 pm

El muchacho, que continuaba con la bufanda cubriendo parte de su rostro incluyendo la boca, Ladeó la cabeza ante la respuesta un tanto extraña. De hecho parpadeó confundido pues no se la había esperado, pero luego de unos segundos entendió el por qué. No le habían entendido. -Fue una pregunta de cortesía, pues pareces tener asuntos pendientes y tal vez no podrías ayudarme.- Respondió al final pero no pareció ser escuchado, pues ahora podía percibir cierto cambio de aire en la chica. Pareció adoptar un gesto amenazante en su rostro, o al menos intentarlo, antes de hacer que el joven recién llegado a la ciudad alzara las cejas ante la amenaza. Aquella dona apuntando a su rostro se veía deliciosa, y eso le hizo recordar que todavía no había desayunado. Y entonces sonrió. Una pequeña sonrisa que no fue percibida por nadie hasta que finalmente decidió bajar la bufanda de su rostro para luego comenzar a mirar de reojo a quienes les habían rodeado. El sujeto que había caído ya se había reincorporado y ahora parecía mirarle con posible odio, lo cual era caundo menos curioso tomando en cuenta que ni siquiera se conocían. Supuso que era por haber interrumpido su diversión. -No me considero alguien muy bueno para las bromas, señorita, así que no debe preocuparse por eso.- Sus ojos seguidamente regresaron a la chica con cabello tan peculiar. De hecho, recorrió el mismo con su mirada, así como las facciones de su rostro, ignorando la pose tan curiosa que había adoptado. Había algo sumamente familiar en ella, algo que parecía encender una luz en sus recuerdos pasados, ocultos en la oscuridad de lo que alguna vez había sido la locura que le había invadido. -Como dije, yo solo quiero indica-…- Sus palabras fueron interrumpidas cuando sintió como le sujetaban del hombro, haciendo que dirigiera su mirada a dicha zona. -… -ciones. No tengo relación alguna con ustedes, ¿Verdad?- Preguntó, mirando fijamente al tipo que le sostenía de su hombro. El mismo tenía su rostro arrugado, deformado por el fastidio que era claro que estaba sintiendo. -Mira niño bonito, ¡La única relación que vas a tener conmigo es la de mi puño conectando con tu cara!- Gritó el posible delincuente. Y ante esto la sonrisa del mayor de los hermanos Doors se amplió un poco más. Tal vez debería encargarse de ellos antes de continuar de satisfacer su interés por la contraria.

Y efectivamente, el pandillero lanzó un gancho dirigido al rostro del despreocupado muchacho. Despreocupado porque continuaba con aquella tranquilidad de saber que ellos no serían un problema, ¿Pero cómo podría asegurarlo? Ladeó su cabeza, inclinándola un poco y esquivando fácilmente el golpe. A la misma vez tomó el brazo del atacante con ambas manos y, utilizando la propia fuerza de su ataque en su contra, realizó un giro con su cuerpo, haciendo que el pandillero pasara sobre su espalda antes de estrellarse de lleno contra el frío suelo. Sus ojos desorbitados indicando que había quedado fuera de combate. Rápidamente el que estaba más cercano a la muchacha de llamativo cabello entre albino y rosado se abalanzó contra ella, con el único propósito de sujetarla e inmovilizarla, ¿tal vez conseguir una ventaja al tomarla como rehén? Mack siguió su movimiento con los ojos, pero por alguna razón sintió cierta alerta. No por el bienestar de la muchacha, sino, al contrario, por la del pandillero. Seguro era que él estaba subestimando a los atacantes, pero ellos también estaban subestimando a la muchacha. Por lo mismo el chico de ojos azules dejó que todo se desenvolviera, para confirmar sus sospechas. Sospechas de que la joven no era ninguna niña indefensa.

El último de los adversarios continuaba solamente como un espectador. Y cuando el muchacho de bufanda dirigió una rápida mirada hacia él, el pandillero retrocedió un paso. Y luego uno más, mientras negaba levemente con la cabeza. Tal vez fuera por miedo a compartir el mismo destino que su compañero caído, tal vez fuera por ver que la muchacha a la que habían intentado molestar tranquilamente podía defenderse sola. Tal vez fuera porque estaba comenzando a arrepentirse de todas las acciones y decisiones que les habían llevado a ese momento. O tal vez Mack solo lo estaba pensando demasiado. Por lo mismo devolvió su atención a la joven. -No lo dejes inconsciente, por favor. No creo que el restante pueda cargar con ambos.- Ya estaba seguro de que los delincuentes la habían subestimado y que, en efecto, ella podía con un simple vago que intentara molestarla. Y como si estuviera resaltando sus palabras, alzó por la ropa al delincuente que había noqueado y lo lanzó hacia el susodicho, que ahora parecía bastante asustado. Por suerte lo atrapó y cargó como pudo sobre su hombro. Y Mack y él esperaron a que el resultado del otro “enfrentamiento” no terminara tan mal para el que había decidido cargar contra la de vivos ojos celestes. Esos ojos, tan expresivos y de un color tan peculiar, tan llamativo, color cian… -No puede ser…- Abrió sus propios ojos ante la posibilidad que ahora se formaba en su cabeza, pero que a medida que lo analizaba no parecía tan loca. Todo esto mientras la observaba fijamente, con rostro sorprendido, como si estuviera ante una revelación que podría cambiarlo todo. Y es que eso le pasaba… ¿La había encontrado? -¿Anya?- Nada más que un susurro, y tuvo que tragar saliva luego del mismo, sintiendo como la sola mención de ese nombre le traía una marea de recuerdos gratos. Únicos…. Tal vez había sido bueno que se perdiera.
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Mensaje por Aria Clownlay Sáb Mayo 07, 2016 7:44 pm

Cuando el chico comenzó a "defenderse" intentando aclarar que el solo deseaba indicaciones, mis ojos se entrecerraron dejando reflejar las sospechas que aún mantenía. Si lo que decía era cierto, entonces eso significaba que había errado en juzgarlo tan apresuradamente << Rayos Aria ¿Es qué nunca aprendiste a no juzgar a un libro por su portada? ¡Mamá -hipotética- estaría decepcionada!>> Me regañé internamente para luego sacudir un poco mi cabeza para alejar aquellas ideas. En realidad, no podía decir que lo había inculpado por su aspecto... es decir, el chico parecía un ídolo adolescente perdido en las calles... ¡Tal vez era un tipo de famoso extraviado!... ¿Qué tipo de mafioso tiene cara de niño de pasarela? o rayos... creo que si me había equivocado.

Cuando el remordimiento y la culpa comenzaron a surgir por la posibilidad del error, la confirmación de la inocencia del chico llego tan rápido como lo que cuesta decir "Mira niño bonito, ¡La única relación que vas a tener conmigo es la de mi puño conectando con tu cara!". Mis ojos se abrieron con sorpresa al darme cuenta del malentendido, ¡Lo había discrimine por ser atractivo! << ¿Qué clase de racista eres Aria?... ¿Cómo puedes discriminar a la gente por haber nacido más favorecidos que otros?>>.

Tuve la intención de apresurarme y ayudar al pelinegro antes de que aquella burda amenaza pudiera cumplirse, pero una vez mi boca fue más rápida que mis pensamientos, traicionándome una vez más.
—¡Oh! ¡No soy la única que piensa que parece protagonista de telenovela!— Exclamé para luego agregar sin ser capaz de detenerme — ¡En la cara no que lo dejaras sin trabajo probablemente! — Dije para luego detenerme y desviar la mirada avergonzada. Rápidamente aclare mi garganta e intente volver a mi antigua expresión de amenaza para luego inclinarme ligeramente haciendo ademan de ir en defensa del pobre extraviado chico, pero esto no fue necesario. El chico con toda tranquilidad esquivo el puñetazo del sujeto como si hubiese sido efectuado en cámara lenta y aprovechando aquel impulso y baja de defensa para derribó e inmovilizó por completo a su atacante.

Alce una de mis cejas y lo observe con curiosidad. Él sabía pelear y defenderse por su cuenta, no quedaban dudas de ello. Prediciendo sus habilidades posiblemente aquellos sujetos no serían nada para él, no tenía nada de qué preocuparme.
—Vaya, parece que no solo eres una cara bonita — Bromee sonriendo un poco ocultando que aquello me había asombrado — Esta bien, te creo por ahora… ¡Pero de todos modos te estaré vigi…! — Antes de lograr finalizar mi frase, sentí como unos brazos me atrapaban en un claro intento de inmovilizarme. Rayos, había bajado la guardia un segundo por prestarle atención a la escena de película de adolescente y me tomaban por “rehén” … ¿Es que acaso creían que tenía cara o potencial para ser la chica en peligro? Pobres ilusos… seguro nunca imaginaron que mi rol sería más bien el de… el monstruo, si el dragón malvado.

Bufé para luego suspirar y girar mi cabeza intentando observar la cara de mi opresor.
—Creo que te metiste con la chica equivocada… hubieras tenido más suerte intentándolo con el chico guapo. — Trate de advertirle, pero como suponía fue inútil. El sujeto solo soltó una carcajada mientras aumentaba la fuerza del agarre, tomando mis palabras como si de una broma se tratase.
—Que consté que te lo advertí…— Comenté antes de escuchar las palabras del pelinegro, a las que simplemente asentí.
—Lo tendré en men… —Toda consideración que pudiese haber albergado por aquellos sujetos acabó en el momento en que mi vista se fijó en la bolsa de donas que ahora se encontraba tirada en el suelo, dejando esparcido su contenido por toda la superficie mostrándome una de las peores escenas de asesinato de toda mi vida. Mi rostro palideció y una ira momentánea hizo aparición controlando por unos segundos mis movimientos. El escaso tiempo que fue suficiente para que en un rápido movimiento enterrara mi codo en el estómago del sujeto para luego enredar una de mis piernas en las del contrario estabilizándolo y provocando su caída. Transforme una de mis manos en un filo de daga y me deje caer sujetando con la otra el cuello de su camisa, acercando el arma al cuello del hombre.
—¡Piérdanse! — Ordené soltando con brusquedad sus ropas para luego incorporarme y destransformar mi mano.

Me quede quieta observando como los sujetos escapaban del lugar arrastrando consigo al inconsciente mientras soltaban algunas maldiciones tales como “Monstruos” “Hijo de perra” y “Maldita zorra”. Solté un leve suspiro para luego girarme y fijar mi vista en el chico, el que ahora me observaba como si de un fantasma me tratase. Miré a mi alrededor intentando encontrar la causa de su desconcierto mas no encontré nada. Tal vez lo había asustado… rayos, primero lo confundía con un delincuente y luego lo asustaba, ¿Es que estaba destinada a tratar mal sin querer al pobre hombre?
Mis pensamientos se interrumpieron cuando aquel singular nombre salió de los labios del ojiazul: “Anya”.

Una punzada de dolor atravesó mi cabeza y una fugaz imagen reflejo lo que parecía una memoria lejana. Una pequeña niña de no más de un año con un singular color de cabello entre albino y rubio y unos grandes ojos de un intenso color cian. << No es ella Aria, concéntrate… esa es solo una de tus ilusiones falsas que creaste… es imposible que se trate de tu hermana >>
—¿Anya? No no… te equivocas si te refieres a mí con ese nombre, pero estuviste cerca, mi nombre es Aria— Dije acercándome a él con cautela —Creo que me estas confundiendo con alguien— afirme fijándome mejor en su rostro intentando encontrarlo en mis recuerdos. Por algún extraño motivo sus facciones y ojos me recordaban en cierta forma al extraño chico puerta que ahora era mi compañero << Genial Aria, ahora lo vez hasta en los desconocidos ¡Te estas volviendo loca y psicópata! >>
Hice una mueca al darme cuenta de mis pensamientos para luego acercarme y agacharme para recoger lo que una vez fue mi desayuno intentando distraerme.
—Malditos bastardos… Mis donas —Me lamente para volver a levantarme y dirigirme una vez más al chico.
—Lamento lo de antes y haberte confundido con un delincuente líder de una banda — Me disculpe encogiéndome de hombros sintiéndome algo mal al recordar como había respondido a sus preguntas — Quizás no sea “Anya” pero puedo ayudarte con tu dirección como forma de agradecer que me ayudaras, ¿Dónde quieres ir? — Pregunte mirándolo con curiosidad para luego darme cuenta que aun conocía ni su nombre.
—Por cierto… ¿Cómo te llamas? Me pareces extrañamente familiar a un amigo… — Murmure lo último más para mí misma que esperando algún tipo de respuesta por su parte, de hecho, esperaba que no hubiese escuchado.

Aquel día sí que había partido de una forma extraña, solo esperaba que los sucesos que prosiguieran fueran mejor, ¡no podía continuar con tan mala suerte, me había levantado pensando que sería un buen día! Me queje internamente mientras fijaba mi vista en los ojos del contrario esperando alguna respuesta.
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Mensaje por Mack Doors Sáb Mayo 21, 2016 2:08 pm

El mismo gesto de sorpresa se había mantenido en el joven adulto y, al mismo tiempo, la imagen de la chica que había conocido hace un tiempo no demasiado extenso, parecía ser la misma que quien ahora se encontraba sacándose de encima, con tanta facilidad, al pobre diablo que había intentado retenerla segundos antes. Por un momento se maldijo internamente al no ser capaz de recordar con toda claridad lo que había acontecido aquel día, al conocerla. Porque la Locura parecía nublar su memoria, al menos la mayor parte desde que se había alejado de Shibusen y de su hermano. Y, sin embargo, sabía que la persona ante la que se encontraba ahora, esa joven de comentarios tan divertidos y de cierta forma simpáticos, se trataba de alguien especial. Lo sabía, estaba seguro de eso, entonces, ¿Por qué no podía sacar una conclusión certera? Fue entonces, al ver como la contraria pasaba a transformar parcialmente una de sus extremidades en lo que parecía ser el filo de una daga, que aquella laguna mental en su cabeza comenzó a dispersarse poco a poco y en su lugar, finalmente, ideas y memorias claras comenzaron a reemplazarla.

Pero su ansiedad y casi euforia por al fin haberla encontrado se convirtió en duda y confusión, nuevamente, al escucharla hablar para aclararle su nombre. -Aria…- Susurró aquella palabra con un poco de contrariedad, incluso desdicha, ¿No era ella? Había estado cerca, muy cerca, pero no se trataba de la misma persona, no… pero entonces, ¿Por qué seguía sintiendo esta extraña familiaridad para con ella? Como si hubiera algo más allí, en ese encuentro, que se supone que debería saber. Algo que tenía que recordar. -Es-… creo que sí te he confundido.- Sus palabras salieron con un tono algo desanimado y, a pesar de todo, la misma sonrisa que siempre portaba pero realmente no decía mucho volvió a dibujarse en su rostro, mientras se acercaba a ella luego de haber visto de reojo como los vándalos se alejaban dedicándoles toda clase de insultos a ambos. Y tuvo que admitirlo, al menos para sí mismo, la imagen de la de albinos cabellos inclinada y lamentándose sobre sus bocadillos perdidos le resultó, como mínimo, llamativo y adorable a la vez. -No hay problema, no solo me confundiste con líder de pandilla sino también con modelo, así que eso lo compensa.- Bromeó para luego soltar una pequeña risa, dejando claro que no le había molestado, de hecho solo lo había considerado curioso y, a decir verdad, los comentarios tan random de la de ojos claros se le habían hecho bastante graciosos, de hecho por un momento le habían recordado nuevamente a la personalidad alegre y extrovertida de aquella a quien buscaba. Pero allí llegó de nuevo, lo negaba nuevamente, y estaba claro ya para el técnico de Shibusen que ella, en efecto, no era Anya Clownlay, el arma que había conocido y que de alguna forma había logrado sacarle de aquel pozo de locura en el que se había hundido.

Alzó el mapa que había estado cargando en su mano y se lo ofreció a la muchacha, tal vez a ella le serviría mejor pues a él no le había dado ningún resultado el utilizarlo. -Bueno, a decir verdad solo salir de este laberinto de callejones y cruces estaría bien, pero…- Quedó unos segundos en silencio, su mirada deteniéndose durante ese instante en la comida desperdiciada que antes había pertenecido a Aria. -Si me logras sacar de esta zona con vida yo te invito a un desayuno con donas, ¿Qué te parece?- Su sonrisa ladina se amplió solo un poco más al hacer aquel ofrecimiento. Definitivamente no quería que las cosas quedaran solo en eso, pues seguía teniendo este sentimiento de familiaridad. Esa sensación de que se estaba olvidando de algo importante. -¡Ah! Lo siento, se me pasó completamente el presentarme.- Inmediatamente extendió una mano enguantada para que fuera estrechada en señal de saludo. -Mi nombre es Mack Doors, y es un gusto, Aria~ Por favor, no te burles de mi apellido también.- Expresó al final, alzando su otra mano para rascar su mejilla en un aparente gesto de timidez, aunque solo estuviera bromeando de nuego y realmente no le molestara que lo hiciera. Seguro hasta tendría algún comentario ingenioso. -… Uh, tal vez esté equivocado pero, por casualidad, ¿Tu apellido no es... Clownlay? A decir verdad tú también te me haces familiar y, bueno, solo quiero confirmar una cosa.- Sí, se estaba arriesgando, ¿Pero qué perdía con intentarlo? Aquella sensación prácticamente le estaba consumiendo y tenía que saberlo ahora mismo, al diablo su cautela. Tenía que saber si ella era de quien le habían hablado hace tiempo. De quien le había hablado la misma Anya. Porque sí, por fin había atado todos los clavos sueltos, por fin había recordado. Y como si de una señal se tratara, de que algo como mínimo especial estaba aconteciendo, de las nubes blancas que se posaban cubriendo todo el cielo finos pero brillantes copos de nieve comenzaron a caer. Tal vez una casualidad, o tal vez algo más.
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Mensaje por Aria Clownlay Dom Jun 05, 2016 3:14 pm

Asentí con la cabeza cuando el confuso chico repitió mi nombre como si no creyera por completo que me perteneciese. ¿Tanto me parecía a la persona que buscaba? Era difícil de creer… es decir ¿Cuántas chicas tienen un color de pelo indescifrable entre rosado/blanco/rubio? No es que fuera un fenómeno o buscara instalar tendencia, pero sabía que era en cierta forma extraña físicamente. << Tal vez es mi gemela perdida… o NO, MI DOPPELGANGER…>> tenía que asegurarme de preguntarle donde la había visto para nunca encontrarme con ella, no quería morir tan pronto… ¡Tenia tantas cosas por hacer! No es que creyera en esas cosas, pero hey, había que ser precavida.
La confirmación de su error me hizo que un ligero sentimiento de pesar se alojara en mi pecho, el pobre chico realmente parecía decepcionado.  << Ojalá vuelvan a encontrarse… Es casi como una historia de esas tristes en donde dos jóvenes se enamoran, pero luego ella debe irse porque sus padres no lo aprueban y la llevan a casa obligada y él consumido por la locura intenta olvidarla, pero no puede y la busca y y… concéntrate Aria, comienzas a divagar otra vez, eso solo pasan en las novelas>>

Una ligera sonrisa se dibujó en mi rostro cuando el chico dijo que mi mal comportamiento se compensaba por haberlo confundido con un modelo, era realmente amable. Momento… ¡¿No era modelo?! ¿De verdad? No pude evitar abrir los ojos con sorpresa fijando mi vista en su rostro.
ꟷSemejante desperdicio…ꟷDije pensando que solo lo había pronunciado en mi mente, pero mi boca me traiciono una vez más. Al darme cuenta de mis palabras no pude evitar sentirme algo avergonzada ¿Cómo podía soltar tantas tonterías en un tiempo tan corto?  
ꟷE-es decir… ya sabes, si no logras conseguir trabajo o pasas por tiempos difíciles te recomiendo busques una agencia o algo… yo solo digo ꟷComenté intentando arreglar mi comentario anterior mientras desviaba la mirada.

Mi bochornoso momento terminó cuando el pelinegro extendió lo que parecía ser un mapa. Lo tomé mientras escuchaba su petición, la que sinceramente no sería muy difícil de cumplir, es decir, conocía los callejones como si fuesen mi hogar.
Antes de que pudiese aceptar ayudarlo, el chico pronuncio aquella recompensa que parecía un regalo de Shinigami-sama. Alcé mi vista para observarlo con ilusión, aquellos glaseados dulces eran mi debilidad, cualquiera que me regalase una porción se ganaría mi agradecimiento eterno.
ꟷ¡Claro! ¡Trato hecho! Seré como tu guardaespaldas, no te preocupes te sacaré sano y salvo de estas peligrosas calles. ꟷDije con emoción mientras una amplia sonrisa se dibujaba en mi rostro.

Fijé mi vista en la mano del chico cuando este la extendió en forma de presentación. Tenía la intención de aceptarla inmediatamente, pero al escuchar su apellido me detuve y volvía a alzar la vista hacia su rostro buscando en él los rasgos de Izaak.
ꟷ¿Puertas?... ꟷPregunte con algo de confusión ¿Qué tan común era ese apellido? Yo hasta que conocí al chico que ahora era mi técnico nunca lo había oído a no ser que… << Vamos Aria, sí que lo has oído… >>
ꟷMack… Doors… ꟷSusurré aquel nombre mientras lo intentaba buscar entre mis desordenados recuerdos.

Cuando pensaba que la confusión no podía ser mayor, el pelinegro pronuncio mi apellido provocando que mis ojos se abrieran por la sorpresa.
ꟷ¿Cómo lo…? Sí, mi apellido es Clownlay ꟷAquello era raro, ¡Más que raro! ¿Cómo sabia eso? No tenía sentido... A no ser que mi doppelganger tuviera además un nombre parecido al mío no le encontraba otra explicación ¡Quizás el chico era adivino!

<<  Tal vez la idea que sea tu hermana no es tan alocada como imaginaste >>

No, no, no… imposible, los recuerdos de mi familia eran posiblemente una fantasía creada por mi mente para soportar los años que había estado encerrada, no me podía ilusionar, ya habían pasado suficientes años como para darme cuenta de que aquellos milagros no existían.

Un pequeño copo de nieve cayo en mi nariz logrando saliera de mi lucha mental por entender que sucedía. Sacudí mi cabeza para aclarar mis ideas y poder volver a encarar al chico.
ꟷIzaak…ꟷ Susurre antes de acercarme al pelinegro con pasos decididos mientras alzaba mis manos hacia su rostro y posandolas finalmente sus mejillas para poder examinarlo mejor.
<< Cabello negro… ojos azulados… facciones… similar nariz… No puede ser que sea… >>
ꟷ¡Izaak creciste! ꟷExclame pero al darme cuenta de lo poco probable que sería aquello me apresure a decir la segunda opción más lógica.
ꟷDigo…¡Eres su hermano! ꟷAfirmé soltándolo y dando algunos pasos hacia atrás. Los recuerdos de aquella platica en donde mi amigo me había confesado que deseaba  poder encontrar a su hermano, el que actualmente se encontraba desaparecido, llegaron a mi mente aclarando toda aquella extraña situación. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? En aquellos momentos maldecía mi mala memoria en cuanto a nombres se refiere.
ꟷ¿Eres su hermano?... ¿Verdad? ꟷ Pregunté expectante. Si se trataba de él debía llevarlo como fuera lugar donde Doors se encontraba. ¿Cómo sería cuando lo viese y supiera que estaba bien? ¿Se pondría feliz? ¿Estaría emocionado? ¿Confuso?. Sabía que se trataba de su única familia… Rayos debía lograr que se encontrasen de nuevo, aunque el pelinegro que ahora tenía frente a mi parecía más preocupado por encontrar a su extraviada chica misteriosa que a su pequeño hermano.

<< Claro…  conoce a una chica y se vuelve lo más importante y todo lo demás desaparece, ¡Seguimos con los clichés de las novelas! >>

Pensé, pero al darme cuenta de que volvía a especular sobre algo que no sabía intente quitar aquella idea de mi mente o comenzaría a odiar injustificadamente a la pobre chica o a él por apasionado.
Me quede esperando por su respuesta o confirmación mientras la nieve continuaba cayendo cubriendo con su blanco manto la ciudad. Hace mucho tiempo no aguardaba algo con tantas ansias… tal vez si se podría convertir en un buen día si lograba confirmar el parentesco entre ambos chicos, es decir Izaak se pondría feliz y si él era feliz yo también.
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Mensaje por Mack Doors Miér Jun 08, 2016 4:17 pm

Tuvo que soltar un pequeño “Te lo dije.” mental acompañado de una sonrisa un tanto más amplia, al escuchar la palabra Puertas salir de los labios de la joven arma frente a él. Sí, era un apellido demasiado curioso después de todo, no podía culparla a pesar de que le había pedido que no se burlara en un principio. Sin embargo, dejó eso de lado al notar que la confusión de la de ojos cual zafiros parecía ir un poco mas allá de lo raro de su apellido, pues la reacción cuando el muchacho acertó con su propio nombre completo no pasó desapercibida por parte del más alto. Y es por eso que ahora sus ojos se habían abierto con más sorpresa de lo que antes había demostrado, su respiración se aceleró un poco y su corazón pareció palpitar solo una milésima de segundo más rápido, ¿Y por qué ahora se había quedado sin palabras? Era el momento tal vez más definitivo desde que había llegado a la ciudad. Porque a pesar de que no había encontrado a Anya Clownlay, quien estaba frente a él ahora era nada más y nada menos que su hermana desaparecida. -Yo-…- Tragó saliva, pues a pesar de que había decidido arriesgarse y que ahora todo estaba confirmado, Mack, tal vez por primera vez en su vida, se encontraba sin palabras para poder expresarse. Y  como si eso no fuera suficiente, toda la locura en la que se había convertido aquel encuentro pareció dar un vuelco todavía más abrupto cuando sus oídos percibieron aquel nombre, en apenas un susurro, dicho por la de cabello entre albino y rubio. Izaak.

Izaak, ¿su hermano?.

Su boca se abrió solo un poco, el frío invernal invadiendo sus pulmones con la primera bocanada de aire que tomó. El fino tacto de parte de las manos de la contraria contra sus mejillas, mientras aquellos ojos, que parecían expresar la misma incertidumbre y sorpresa que ahora los propios del mayor demostraban, le analizaban con cuidado. Y a pesar de todo, el muchacho soltó una pequeña risa, apenas perceptible, al escuchar las primeras palabras de la contraria luego de que le soltara. Pero era mucho más que una risa ante el comentario tan ocurrente, era una risa de alivio. De alegría. De felicidad. Todavía sin haber podido dar con las palabras que necesitaban sacar de dentro suyo, el muchacho solo se animó a asentir con la cabeza, con una sonrisa, mucho mas real que las falsas que había usado antes, aflorando en su rostro. La chica había dado justo en el clavo con su segunda afirmación, ni siquiera lo había dudado, ¿Acaso no solo se conocían con su pequeño hermano, sino que Iza además le había hablado sobre él? La idea era un tanto descabellada. Pero con todo lo que había pasado en los últimos minutos parecía quedar lugar todavía para más casualidades, ¿No? Casi era como un plan trazado celosamente por una entidad superior, y por un instante la imagen del viejo Shinigami se vislumbró en la mente de Mack.

-Aria, debes decirme.- Pronunció finalmente en un susurro, casi rogando, sus ojos ahora fijándose en la acera de aquel callejón en el que se encontraban, notando como poco a poco la nieve comenzaba a hacerse un lugar en aquel frío suelo. -¿Cómo puedo encontrarlo? Apenas he llegado a Death City, pero-…- Y nuevamente se interrumpió así mismo, tomando una nueva bocanada de aire mientras sus ojos volvían a fijarse nuevamente en los azules zafiros de la joven arma. -Estoy siendo un egoísta, lo siento.- Negó con la cabeza un par de veces antes de dar un paso y luego otro hacia la chica, ambas de sus manos posándose rápidamente en los hombros de ella. Aquella sonrisa todavía en su rostro. -No sólo el modelo tiene a alguien a quien buscar el día de hoy.- No, además de estar a un paso de poder encontrar a su hermano, también… -Anya está aquí también, estoy seguro. Anya Clownlay.- Pronunció aquel nombre con la mayor seriedad que podía evocar en aquel instante, sin dejar de ver a la contraria a los ojos para darle a entender de quien estaba hablando. -¡Ella está buscándote a ti, mi guardaespaldas!- Lo afirmó como si se tratara nada más que la verdad mientras le daba una pequeña zarandeada a la joven amante de las donas, a pesar de que él mismo no podía tener total certeza de eso. Pero la chica que había conocido hace tanto, lo que le parecía una eternidad aunque estuviera exagerando, le había contado su lado de la historia. Sabía que a estas alturas si Anya no la había encontrado entonces la estaba buscando sin descanso, ¿Y qué mejor lugar para hacer aquella búsqueda que la propia Death City? Pero todavía le quedaba el otro lado de la moneda. Tal vez Aria no la recordaba, o tal vez también le habían mentido. Por eso, a pesar de que se encontraba con unas ganas enormes de ver a su hermano de nuevo, también quería que la chica frente a él tuviera su propio momento feliz. Era lo menos que podía hacer por ella luego de todo lo que le había ayudado.
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Mensaje por Aria Clownlay Sáb Jun 25, 2016 1:52 pm

Mis ojos se abrieron con sorpresa y una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando el pelinegro pregunto cómo encontrar a Izaak. ¿Entonces era cierto? ¿Él era el desaparecido hermano de Doors? ¿El que creyó muerto? ¡Era demasiada coincidencia para ser cierta! Debía guiarlo ¡Tenía que llevarlo con él cuanto antes!
— ¡No! Está bien, a decir verdad, en estos momentos solo deseo llevarte a su lado… ¡Así que no pienses en escapar! ¡Juro que si no, te cazare y no será difícil porque no pasas especialmente desapercibido! — Exclame extendiendo uno de mis brazos para tomar el del contrario en un gesto que dejaba entender que no lo dejaría marchar, o por lo menos no sin usar la fuerza.
—No estas siendo egoísta… Por favor dime que me acompañaras donde se encuentra Izaak… él piensa que tu podrías estar muerto y… eres su única familia y… ¡Vamos! ¿Desde cuándo intentar encontrar a un familiar es sinónimo de egoísmo! — Respondí sacudiendo un poco el brazo del peli azul cuando este negó con su cabeza.

Las manos del chico sobre mis hombros me sorprendieron, haciendo que mi momentáneo regaño se detuviera para obligarme a alzar la vista en dirección a su rostro en búsqueda de respuestas.
—¿A qué te refieres con que no solo el modelo tiene que buscar a alguien el día de hoy?... juro que me gusta mucho las donas, pero no estoy tan loca como para anteponerlas a est…— Mis palabras se vieron interrumpidas cuando aquel nombre volvió a salir de los labios del chico.  

<< Anya Clownlay, Anya Clownlay, Anya Clownlay, Anya Clownlay, Anya Clownlay>>

Nuevamente aquel dolor en mi cabeza provocado por la mención de aquella chica que consideraba una completa desconocida hizo aparición. Era como si mi mente intentara recordar algo, como si se esforzara en traer de vuelta algo que se encontraba enterrado en lo más profundo de mi memoria, pero era imposible ¿Verdad? Además ¿Por qué compartíamos apellido? Eso no tenía sentido… ¿Cuántas Clownlay había? Juraría que aquel apellido me lo había asignado Shinigami-sama aleatoriamente ¿Es que acaso era otra niña rescatada como yo? Si… debía ser eso… yo no tenía familia después de todo.

Sacudí mi cabeza intentando alejar aquellas ideas y dudas que comenzaban a albergarme ¿Por qué tenía que mencionar su nombre ahora? ¿Por qué se preocupaba de ella cuando le había dicho que sabía dónde se encontraba su hermano menor?
<< ¿Es que este chico no puede pensar en otra cosa? ¡Hombres! ¿Qué le habrá hecho esta chica para que sea lo único que tenga en la cabeza? ¡A como vuelva nombrarla juro que no me importara si queda sin trabajo un tiempo por dañar su rostro! ¡Que me odie la población femenina y los gays! ¡No me importa! >>

—¡Si vuelves a nombrarla prometo que…!— Mi expresión de enfado paso a una de desconcierto absoluto en el momento en el que el chico aclaro que la enigmática chica me está buscando a mí. Me quede observándolo unos segundos esperando que se rectificara y confesara que aquello había sido una broma o una confusión.

<< Y si fuera… >>

La sacudida del chico me permitió volver del caos que eran mis pensamientos en aquellos momentos para volver a fijar mi vista en sus ojos en búsqueda de respuestas.
—Eso no tiene sentido…— Dije finalmente cerrando los ojos para tomar algo de aire y bajar los brazos derrotada — ¿Por qué me estaría buscando a mí? Es decir… Está bien que quieras buscar a tu mujer, pero no tienes que usarme de escusa…Los guardaespaldas siguen a su protegido sea donde vayan—intente bromear llevando una de mis manos a mi frente cuando una nueva punzada de dolor atravesó mi cabeza.

—Y-yo… Yo no tengo familia… Es decir, creo que sí pero no la recuerdo o no sé si existieron de verdad… no estoy segura de nada— Confesé con algo de dificultad, eso no era especialmente algo de lo que quisiera hablar en el primer encuentro con alguien, pero me pareció era necesario aclararlo si el chico insinuaba que había encontrado a una de mis supuestas parientes.
—No recuerdo nada antes de los 6 años… No sé si las memorias que tengo de mi “familia” son recuerdos o delirios de una joven mente atrapada en una oscura celda… por lo que si me dices que esta supuesta Anya es mi…— Y entonces una lagrima callo por uno de mis ojos inesperadamente sorprendiéndome un poco —¿Eh?... que es esto… lo siento yo…— Intente explicar aquella extraña reacción sin mucho éxito. Di unos pasos hacia atrás eliminando con una de mis manos el rastro de aquella muestra de debilidad.

—Yo… de verdad no sé qué me pasa… p-pero cuando la nombras solo viene a mi mente una pequeña mano… nada más—Dije aceptando un poco aquella posibilidad mientras me abrazaba a mí misma en búsqueda de calor. El frió comenzaba a sentirse más intenso al igual que los copos de nieve habían aumentado en frecuencia de caída. —Ahora pensaras que estoy loca y traumada… creo que he perdido un futuro trabajo — Intente dibujar una sonrisa en mi rostro antes de volver a acercarme a él
—Entonces… ¿Vienes conmigo a buscar a tu hermano? — Pregunté tratando volver al tema principal mientras atrapaba con una de mis manos un poco de la tela del brazo de su chaqueta —Y-y tal vez podrías platicarme un poco más sobre ella… S-solo por curiosidad— Dije jalando de él para que comenzaran a moverse.
—Hablaba enserio cuando cuando dije que te llevaría frente él... Lo haré aunque deba arrastrarte y no me subestimes Shinigami-sama sabe que soy capaz de eso y más ¡Ah! ¡y ni pienses que he olvidado la promesa de las donas!— Lo amenace mientras sonreía de una forma más relajada y comenzaba a avanzar de espaldas sin soltarlo, no esperaría su respuesta, después de todo debía ser un "si".

<< Que no te confunda Aria… tu misión es llevarlo como sea donde Izaak>>
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Mensaje por Mack Doors Sáb Jul 09, 2016 3:47 pm

Entonces Izaak sí le había contado de él. Aquello lo pudo confirmar al escuchar las palabras de la joven frente a su persona, la cual hablaba con un tono tan o más emocionado que el del propio técnico. Y mientras en otro momento aquello habría sido suficiente, tal vez, para disparar el lado desconfiado y posesivo que el mayor de los hermanos Doors guardaba en lo profundo de su ser, en este caso no fue así porque, pues…

Confiaba en ella. ¿Y era capaz de evitar que el lado más oscuro comenzara a invadirle? Pues, tal vez no al principio pero sí luego de haber intercambiado unas cuantas palabras, ella se había mostrado sumamente amable, amistosa y, sobre todo, sincera, ¡Incluso estaba más que dispuesta a hacer el reencuentro con su hermano pequeño una realidad! ¿Cómo podría siquiera empezar a sentir algo negativo hacia ella, fuera esto envidia o celos?

Además, todavía quedaba aquella enorme pieza por encajar del rompecabezas. El rompecabezas en el que se había convertido la historia entrelazada de los Doors y Clownlay. Y esa pieza estaba en manos de la propia Aria, que, sin embargo, se negaba a jugar. Nuevamente, el nombre de Anya parecía ser tabú frente a la joven de albinos cabellos, como si no terminara de creerle, sus ojos expresando duda y desconcierto en vez del alivio y felicidad que el de profundos ojos azules esperaba ver en ella. Incluso hasta enfado pareció mostrarse en su rostro mientras comenzaba un reclamo por haberla nombrado nuevamente, ¡Pero si lo estaba haciendo por ella! Entonces, ¿por qué se esmeraba tanto en negarlo? Incredulidad fue lo que se reflejó en los ojos del graduado estudiante mientras escuchaba el intento de excusa por parte de la contraria. -Aria…- Apenas un susurro al ver aquel pequeño gesto de dolor que no pasó desapercibido mientras hablaba, como si el sólo hablar del tema le trajera una jaqueca…

… Y fue entonces que el Meister terminó por caer. No es que lo estuviera negando adrede. No es que no quisiera recordarla o aceptar la realidad de que su hermana estaba en Death City buscando por ella. Es que simplemente las memorias no estaban ahí, o, mejor dicho, no estaban del todo claras. Y tuvo que bajar la mirada avergonzado al no haberlo asumido antes, al no haber caído en cuenta de que ellos dos eran más parecidos de lo que podría aparentar a simple vista. Ella tenía una enorme laguna mental al igual que el propio Mack Doors. Tal vez fuera en momentos diferente de sus vidas, y por causas diferentes, pero la similitud estaba ahí, por lo que sólo pudo negar despacio al ver aquella solitaria lágrima deslizarse por la mejilla de la contraria. -Está bien, aunque no lo creas yo igual… lo entiendo. Te entiendo.- Habló con tranquilidad, acercándose a ella sólo un par de pasos mientras ella hacía lo mismo, mencionando unas palabras que me causaron cierta gracia considerando mi propia situación. -Hah, te equivocas, sólo hay un loco presente aquí y puedo asegurarte que no eres tú, así que no te preocupes, sigo siendo tu cliente, mi guardaespaldas.- Le ofreció una pequeña sonrisa para terminar de tranquilizarla, asintiendo con la cabeza ante su siguiente pregunta. -Claro, me muero por ver como está ese idiota.- Se permitió soltar una pequeña risa antes de sentir el contacto con su ropa, comenzando a seguirla sin ninguna protesta una vez notó que ella comenzaba a avanzar.

-Por supuesto, te diré todo lo que pueda de ella. Por dónde podría comenzar…- Llevó una mano a su barbilla tomando una postura pensativa mientras caminaban, aunque interiormente se alegraba al ver que por fin parecía aceptar, al menos un poco, la existencia de Anya. Sin embargo, ante sus últimas palabras nuevamente soltó una pequeña risa, negando con la cabeza levemente, enfocando sus ojos en los zafiros de la contraria. -¿Arrastrarme? Entonces supongo que no tengo de otra mas que seguirte sin protestar. Resultaste ser una guardaespaldas más mandona de lo que imaginaba… Y no te preocupes, las donas son una promesa y es lo menos que puedo hacer por ti cuando me estás ayudando tanto.- Lo último salió en palabras de un tono un poco más bajo que al inicio. -De todas formas, ¡Anya! Concentrate en ella antes que las donas.- Se permitió regañarla aunque con una juguetona sonrisa antes de desviar su mirada al amplio cielo completamente cubierto por nubes blancas.

-Pues, primero que nada, la razón por la que al principio te confundí con ella es porque tienen un gran parecido físico. Una vez te miré bien, por un momento estuve seguro de que eras ella. Sus ojos, las facciones de sus rostros… Incluso la tonalidad de su cabello es muy parecida. Solamente desde ese punto de vista no hay dudas del parentesco que tienen.- Alzó la mano libre para rascar su mejilla, sintiéndose algo intranquilo por no saber si lo estaba haciendo bien. No quería darle demasiada información de golpe pero menos andarse con rodeos en cosas innecesarias. -Yo la conocí hace unos meses… En Rumania. Ella había escapado de casa, lo recuerdo bien ahora…- Una pequeña pero sincera sonrisa se instauró en el rostro del chico, sin que él se diera cuenta, mientras hablaba. -Apenas había descubierto que era un arma y yo me ofrecí a ayudarle, pues para ese entonces yo ya había terminado con Shibusen.- Devolvió su mirada a la joven que ahora caminaba a su lado y, sin pensarlo, llevó una de sus manos a la cabeza de la chica para revolverle el cabello con cierto cariño, como si estuviera rememorando una acción de ese tiempo. -… Ella me habló de ti, me contó de su pasado y-… Es por eso que no tengo dudas de la relación que tienen ustedes dos y de que ella te está buscando en este preciso instante, pero,- Finalmente apartó su mano de la cabeza de la contraria antes de ofrecerle una nueva sonrisa tan simple como las anteriores. -no queda en mi decirte esas cosas, no soy el indicado. El pasado que comparten es sólo de ustedes y por ello debes hablarlo sólo con ella, cuando la encontremos… O ella nos encuentre a nosotros.- Soltó un pequeño suspiro luego de haberse sincerado de esa forma, quedando un rato en silencio para que la contraria pudiera sacar sus propias conclusiones, antes de volver a hablar. -Y digo que ella nos encuentre porque una vez algo se le mete en la cabeza no hay quien la detenga, pero aún así, ¿hay algo en especial que quieras saber? ¿Tal vez que tiene un pequeño complejo con su estatura, o que a veces suele perderse en sus propios y raros pensamientos?- Rio despacio antes de que sus ojos se pasearan por los alrededores y fue entonces que se dio cuenta de que estaban llegando a una zona más concurrida. Adultos y niños caminaban por allí y lejos había quedado la soledad de los laberínticos callejones.

-Lograste sacarme a salvo de esa zona tan peligrosa con vida, ¡Muchas gracias!- Se mostró mucho más animado, mirando hacia todos lados con curiosidad, tomando ahora él del brazo de la chica para darle unos suaves tirones. -¿Ahora dónde? ¿Izaak vive en una mansión llena de lujos junto a su compañero arma luego de haber llevado una carrera corta pero exitosa como Técnico del Shibusen? ¿Siquiera consiguió un arma permanente o sigue con eso de andar usando a cualquiera? ¿Tal vez tú la-… conozcas-...- Se frenó de lleno cuando terminó por asimilar la última sentencia que había salido de su boca. Y fue entonces que se volteó a mirar con extrema curiosidad a la de albinos cabellos, una sonrisa mucho más divertida que antes dibujándose en su rostro y la duda que esperaba confirmar reflejándose claramente en sus ojos, ¡Aria era su arma! ¿Verdad?
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Like reflections of another person [Privado Aria] Empty Re: Like reflections of another person [Privado Aria]

Mensaje por Aria Clownlay Mar Dic 27, 2016 1:29 am

“Está bien, aunque no lo creas yo igual… lo entiendo. Te entiendo”

¿Entender? ¿Cómo es que podía entenderme si ni yo misma podía comprender la razón de mi confusión? ¿Si no era capaz de identificar el por qué aquel simple y desconocido nombre removía tantos sentimientos en mi interior? ¿Cómo es que era capaz de asegurar tan firmemente que lo entendía? ¿Cómo…?

<< Ah… Porque él debe encontrarse en una situación similar. >>

No podía especular ni asegurar nada, pero, la expresión reflejada en el rostro del chico me daba aquella impresión. Tal vez teníamos más cosas en común de las que imaginaba… Solo tal vez.
—¡No sabes que tan loca puedo estar! ¡No subestimes mi locura! — Bromee esbozando una divertida sonrisa en mi rostro— Pero me alegro no perder mi trabajo por mi rasgo predominante, aunque me gustaría que lo mantuvieras en secreto, por alguna extraña razón las personas se espantan cuando se los confieso— Agregué jalando un poco más de sus ropas para que me siguiera. Me emocionaba en sobre manera que el chico quisiera encontrarse con Izaak, eso hacia las cosas mucho más fáciles, es decir ¡Ahora solo me faltaba reunirlos!

—Estoy segura que tu hermano también está deseoso de saber cómo te encuentras… Idiotas ambos hermanos por no reunirse antes —
Murmure fijando mi vista al frente doblando por uno que otro callejón para encontrar la salida. Nunca he sido especialmente buena para orientarme, pero cuando se vive en las calles tanto tiempo como yo cuando llegue a esta ciudad, conocer los pasadizos se convierte en un factor de vida o muerte.

<< Vida o muerte… que exagerada eres Aria >> Me regañe internamente para luego dejar que las memorias de aquellos días envolvieran por unos segundos mi mente. Recordar aquella época de mi vida era exactamente lo que me hacía escéptica a las palabras del pelinegro con rostro de modelo.
¿Una familia? Hace mucho que había descartado la simple idea de poder encontrarlos en el caso que aun estuvieran vivos… ¿Una hermana? Me parecía casi imposible. No es que fuera pesimista, pero, en el caso de que si existiera

¿Por qué me buscaría?

Si calculaba la edad en la que probablemente fui separada de mis padres no debería haber superado los 5 años y por como el chico me había confundido con ella nuestra diferencia de edad no debería ser mucha. Por lo que seguramente no podría recordarme… o no por lo menos con memorias significativas que te hicieran desear volver a ver a alguien. Para ella no debería ser más que un fugaz recuerdo.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por las nuevas palabras del ojiazul, las que me hicieron girarme en su dirección para encontrarme con su mirada.
—¿Mandona? Y eso que aun ni empiezo y claro que las donas son un hecho, nadie me promete donas y luego se retracta sin sufrir el castigo por jugar con mis frágiles sentimientos azucarados —Bromee dibujando una ladina sonrisa en mi rostro. — De todos modos, tu eres una estrella de telenovela más dócil de lo que esperaba, es decir, siempre imagine que los modelos tuvieran ese egocentrismo y aura de divos… Parece que esa tal Anya te entreno bien —Dije sin borrar la expresión de mi rostro para luego soltar un pequeño suspiro— Aun no te he ayudado en nada… No hasta que haga que el par de Puertas se reencuentren. —Dije con determinación para luego bajar la mirada y retomar el rumbo hacia la salida de los callejones. —Y te puedo asegurar que esa tal Anya no abandona mis pensamientos en estos momentos así que te escucho… Estoy lista para saber de ella. — Agregue para luego guardar silencio para dejar que el chico comenzara con su descripción, limitándome simplemente a seguir caminando.

Me era difícil imaginar que existía alguien tan similar a mi físicamente hablando, a tal punto de que se asegurara un parentesco sanguíneo. Pero, había muchos casos de personas que se parecen y no están relacionadas, es decir, de algún lado tenía que haber salido la teoría del doppelganger.

<< Estas siendo demasiado escéptica >> —Me regañe internamente al darme cuenta de que ante el primer comentario ya había comenzado a buscar argumentos en contra.
Me giré ligeramente para observarlo cuando dejo de hablar por unos segundos. Parecía algo confundido, se podía ver claramente que no estaba seguro de como continuar. Iba intentar intervenir para que no se preocupara, que en realidad no necesitaba contarme sobre ella si el tema le complicaba pero antes de que pudiese pronunciar cualquier palabra el chico prosiguió.

<< Bucarest… Rumania >>

Una nueva puntada de dolor atravesó mi cabeza. Ese era mi país de origen, no había dudas en ello…No era algo que el pudiera adivinar y no era algo que yo pudiera rebatir.
—¿Escapó? ¿Por qué? —Me giré para encararlo con una preocupación que no podía explicar dejando que el pelinegro me revolviera un poco con cabellos, aunque estaba casi segura que aquella acción no iba dirigida realmente a mí, sino al recuerdo de aquella chica. Una triste sonrisa se dibujó en mi rostro sin poder evitarlo.
—No se mi pasado… o no por lo menos esa parte de mi pasado… por lo que, lo que superpuestamente te conto de mi probablemente ni yo misma lo conozco. —Suspiré y negué con la cabeza. — No logro entender por qué me buscaría… ¿Por qué ahora? Estoy segura que no debería tener muchos recuerdos de mí y yo ya no soy precisamente la niña que desapareció de su vida… Por lo que déjame dudar de la parte de “El pasado que les pertenece” porque de ser real debe ser mínimo. —Dije más bajo de lo que me proponía.

Alcé mi mirada al cielo como si él fuera capaz de darme la claridad para comprender todo aquello, de asimilar la posibilidad de que tuviera una familia.

<< Tal vez… No solo eras mercancía para brujas… >>

Mis sombríos pensamientos fueron ocultados por una espontánea risa que salió de mis labios luego de escuchar aquellas características de mi supuesta hermana.
—Tal vez nos parezcamos más que en solo lo físico, divagar en pensamientos estúpidos debe ser de familia entonces, todo podría tomar sentido y tendría una excusa para aquel defecto — Dije antes de percatarme que ya nos encontrábamos próximos a la salida.
—La verdad es que tengo muchas dudas, pero creo que seguiré tu consejo de preguntárselo directamente... Si es que realmente resulta ser mi familiar.

Una vez nos encontramos finalmente en la concurrida calle que marcaba el final de nuestra travesía para salir de los callejones, me cruce de brazos para observarlo con orgullo.
—¡Claro que lo logre! Es mi trabajo después de todo… Ahora… El problema es… ¿Cómo hago para ocultar tu cara para que no te acechen los buitres mientras te llevo con Izaak? — Me cuestione llevando una de mis manos a mi mentón pensativa al ver como varias miradas se posaban en mi acompañante— Ser guardaespaldas es más difícil de lo que pensaba —Murmuré descartando la idea de los típicos lentes de sol puesto que llamaría más la atención al llevarlos con este clima. —Nunca me había cuestionado que difícil la tienen las personas que parecen modelos… ¡Y la mayoría de la gente piensa que ser guapos les soluciona la vida! —Me lamenté dramáticamente hasta que sentí como el chico tomaba mi brazo para tirar un poco de él.
Las preguntas me tomaron algo por sorpresa, provocando que abriera un poco los ojos sin saber que decir. ¿Cómo se supone que debía comunicarle que hoy las coincidencias estaban de lo más descabelladas?

<< Claro, típico… vas un día normal comiendo donas cuando te encuentras con el hermano perdido de tu mejor amigo y técnico, el que además es conocido de tu supuesta hermana perdida que te anda buscando, aunque tú no recuerdes su existencia… ya saben, algo común, pan de cada día... >>

—Y-yo…—Me detuve y me giré en su dirección sin mirarlo directamente mientras soltaba una risa nerviosa, al parecer el pelinegro sospechaba algo… perfecto, además de modelo adivino ¿Es que nunca pueden ser equitativos con los dones y talentos? — No vive precisamente en una mansión, pero eso ya lo veras por ti mismo, aunque no debo negar que es un buen lugar. Sobre lo de corta carrera de técnico creo que tienes razón, es bastante popular — Respondí las preguntas sencillas sin dar demasiados detalles, hasta que llegué al punto crítico y extraño de las preguntas— Sobre lo de su compañero… Hace poco aún era un gigolo de armas, pero… —Dudé unos segundos, pero luego solté un resignado suspiro para luego tomar aire y apuntarme a mí misma con uno de mis pulgares —¿Pensaste tendría un arma genial? ¡Pero no, era yo, Aria! Lo adopte, le puse correa y lo desparasite, ahora es mi técnico exclusivo.

<< Aria… ¿Por qué eres así? ¿De todas las formas que habías pensado en presentarte al hermano perdido de Izaak se te ocurre soltar la más idiota? ¿Ahora qué imagen le quedara? Seguro ya lo traumaste y te rechaza de compañera de su hermanito… >>

—D-digo…— Tosí un poco para aclarar mi garganta e intentar arreglar la estupidez que había dicho — Yo soy su compañera actual, Qué coincidencia ¿verdad? — Sonreí tímidamente para luego sacar el teléfono móvil con el propósito de mandarle un mensaje de texto para que nos reuniéramos urgentemente ahora.
—¿Dónde quieres que nos reunamos? ¿Quieres ir a su apartamento o a la tienda de donas? Agradece que soy amable y no simplemente te arrastra hasta que lo encontremos —Dije intentando desviar un poco el tema esperando su respuesta mientras volvía a jalar de su ropa para que me siguiera, después de todo ambos lugares quedaban en la misma dirección.

—Por cierto…Dijiste que ayudaste a Anya a practicar cuando descubrió que era un arma… eso significa que ¿También fueron compañeros? De ser así creo que me compraría ahora mismo un boleto de lotería… demasiadas coincidencias para ser reales…—Bromee mientras comenzaba a redactar el mensaje, no podía esperar hasta que aquellos hermanos al fin se reunieran.
Aria Clownlay
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Aria Clownlay
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