Por fin en Shibusen

Miraba aquella hoja de papel con fijeza, a pesar de que había releído tantas veces aquel documento seguía repasándolo a cada rato, me enfocaba mas en un numero aquel B15 escrito en letras un poco mas grandes que el resto. De mi cuello colgaban dos idénticas llaves con una etiqueta con el mismo numero, que abrían nuestra nueva habitación. Las manos me sudaban, no sabía si estaba nervioso o emocionado, o inclusive ambas, ansiaba llegar a la habitación.

-Ya falta poco, Tranquilo-

Kumashi caminaba a unos cuantos pasos tras de mi, aunque iba algo apurado debido a que su vejiga estaba repleta y debía ir al baño. Pudo pasar al entrar, pero alego que era capaz de aguantarse. Aunque no contó que la escuela era enorme y que nos íbamos a perder buscando la habitación. Por fin había encontrado el lote de habitaciones B, ahora solo debíamos buscar la del número 15. Aunque mas que un "debíamos" era un "debía" puesto que mi mejor amigo tenía otras cosas en las que pensar.

Por fin encontramos la habitación, tome la llave plateada que colgaba de mi cuello,abrí la puerta y procedí a entrar. Era una habitación ni muy grande ni muy chica, dos camas individuales colocadas paralelamente al centro de la habitación pegada la cabecera a la pared derecha de la habitación. Enfrente de las camas y ocupando gran parte de la pared estaba un gran armario, que según yo estaría vació. En la pared opuesta a la que habíamos entrado había otra puerta que conducía al baño.

Entre arrastrando aquella maleta azul con ruedas, que muy amablemente la abuela de Kumashi me había regalado. La subí a la cama mas cercana a la puerta y la abrí dispuesto a comenzar a desempacar.

-Por fin aqui, Kuma-Dije sin voltear aunque seguramente estaba tras aquella otra puerta.

Me maldecía a mi mismo por no haber pasado al baño cuando había tenido la oportunidad, aunque claro nunca pensé que esta condenada escuela fuese tan inmensa, inmensa y en extremo confusa ¡Parecía un laberinto! Sin mencionar que, desde que habíamos llegado a esta ciudad de locos todo era raro, en las calles había gente que vestía raro, la fachada de la escuela, era, en extremo rara, no solo la de la escuela, muchos edificios en esta ciudad lo eran, incluso el maldito sol... ¡Parecía un psicópata! Pero todos los que estaba ya instalados aquí parecían tomarlo con total naturalidad. Bufe, caminando raro, como si hiciera un bailecito detrás de Suppi, que se encargaba de buscar nuestra habitación entre el mar de puertas y pasillos que había.

En cuanto el pelinegro encontró la habitación y abrió la puerta entre con desesperación, botando la maleta en es suelo y corriendo hacia la puerta del baño, suspirando con alivio al por fin poder entrar al mismo, salí poco tiempo después, mucho más tranquilo, mi compañero desempacaba con cuidado, ordenando todas sus cosas.

-Hey, Suppi, vamos a explorar por ahí-Dije tirándome en la cama que él había dejado libre, como había mencionado, la ciudad era singular en muchísimos sentidos, era raro, y un poco tenebroso en ciertos detalles, pero sin duda era singular y daba curiosidad, quería ir a verla-¿No viste el sol? Esta ciudad parece estar loca toda ella-añadí riendo, mirando la maleta y suponiendo que  Hajime no me dejaría poner un pie fuera hasta desempacar, me levante y la tome, tan pronto como la abrí, toda la ropa hecha bolas dentro de ella se desparramo, abrace todo el bulto de ropa arrugada y lo metí así como estaba al pequeño armario, cerrándolo a la fuerza, solté un respiro y sacudiéndome las manos mire a mi compañero-Listo, ¿nos vamos?

Escuche como entro el baño, así como un leve suspiro de relajación y el como tiraban la cadena, era algo incomodo eso, aunque debía acostumbrarme, iba a vivir con el.

Comencé a sacar prenda por prenda, no era mucho trabajo, ya que la había doblado al empacarla, el armario estaba perfecto para poder guardar toda mi ropa y la de Kumashi cómodamente, no habría problema, pues realmente yo no tenía mucha ropa, como para que ocupara un espacio.

-Claro en cuanto terminemos todo esto- Dije en un tono un tanto cantado, me entretenía guardar las cosas de alguna forma. Ni siquiera vi lo que hizo, al voltear tan solo lo vi sacudiendo las manos y con la puerta a punto de abrirse. Molestó camine hacia donde el, abriendo la puerta del armario, haciendo que toda la ropa cayera echa bolas al suelo. -Esto no es estar listo, hasta que lo dobles saldremos-Probablemente terminaría doblando todo yo , el chiste es que al menos lo intentara.

Negando con la cabeza regrese a donde estaban mis cosas, saque una foto, en la que salían nuestras familias y la observe, me traía el recuerdo de esta mañana.

Nuestras mamás nos habían acompañado al aeropuerto, llevando consigo a Yumeha y Dean, habíamos llegado desde temprano a esperar el vuelo, era mi primera vez en un avión, aunque no la de Kiyoshi pues su abuela lo había llevado demasiadas veces. Y justo ella nos había pagado los vuelos a shibusen, había sido un regalo muy amable por parte de ella, Regalo que muy apenados tuvimos que aceptar, a mamá y papá no les gustaba depender de otros.

-¡Pero si tu acabas de tirarla toda al suelo!-El castaño protesto, el tono de puchero en su voz era más que notorio-¡Y recién la había guardado!-Se cruzo de brazos, inflando los mofletes con actitud sumamente infantil, ignorando por completo el regaño de su compañero, no pensaba doblar la ropa, si era sincero consigo mismo, ni siquiera sabia como hacerlo apropiadamente. Se volvió a tirar a la cama, mirando con fastidio el techo para luego lanzar una mirada ladina a su compañero, más lo hacia sin levantarse, el chico de oscura mirada observaba una foto donde las familias de ambos jóvenes, compartían un agradable momento, la ultima fiesta de cumpleaños de los dos, pues habían tomado, desde hacia ya bastante tiempo, el habito de celebrar aquello unidos, en parte parecía que el fuerte lazo de los chicos había logrado unir a sus familias también.

-Ordenare más tarde si nos vamos ahora-Le ofreció a su amigo, esperando que aceptara su oferta y lograran salir a entretenerse un rato-Lo prometo-Bostezo perezosamente mientras se incorporaba para quedar sentado en la cama, mirando la arrugada plasta de ropa que yacía en el suelo con fastidio, ¿Quien necesitaba ropa doblada? Consideraba, por mucho, más practico y rápido tirarla por ahí en dos montones, la ropa sucia y la limpia, hacia todo más sencillo.

-Yo no tire nada-Dijo el pelinegro, regañandolo como lo hace un hermano mayor a un niño pequeño, era común para el hablarle al castaño como a un niño pequeño, tal como hacía con Dean. -Eso no se llama guardar-Volteó a verlo mientras señalaba la ropa tirada en el suelo toda hecha bolas. Continuo con su labor, doblando toda su ropa.

-Kumashi, sabes que no lo haras, anda y hazlo ahora, si te ayudo terminamos rápido y salimos-Ya solo le faltaba un cuarto del total de su ropa, realmente tenía muy poca.

Recordé la despedida de esa mañana, Dean y Yumeha habían estado jugando todo el tiempo, a pesar de que Dean era mayor , Yumeha facilmente podia controlarlo. Realmente esa niña controlaba fácilmente a todos. Durante todo el camino al aeropuerto, mamá estuvo nerviosa, parecía realmente triste de que me fuera a ir a otro país a estudiar. Realmente yo estaba aterrado, la idea era realmente loca, creo que la unica razon fue que Kumashi iría conmigo.

Inflo los mofletes, tal como haría un niño pequeño y se echó en la cama de nuevo, escondiendo la cara en la almohada y dando pataditas-¡Pero no quiero, ya te dije que así está bien!-Se quejó una vez más, quedándose en esa posición, en silencio y sin moverse un rato, podría haberse quedado dormido de no ser por qué enserio quería ir a pasear con su compañero.

Se incorporo y lo vio con fastidio, doblando todo como siempre, ordenando todo como siempre, haciendo lo aburrido primero como siempre-Dudas de mis promesas Hajime-Dijo con un bufido justo antes de tomar la almohada y lanzarsela con puntería perfecta justo al rostro para luego tirarse de nuevo.

-Ya se-Hablo sin despegar la cara del colchón, por lo que se oía algo gangoso-¿No quieres salir verdad? Es eso seguro... por eso eres pálido y todo, por que no te gusta salir-Se quejo-Pero esta bien, soy considerado ¿sabes? Deberías agradecerme por ser tan tan tan considerado y pensar en otra cosa para no tener que salir-Despego ladinamente el rostro de la cama y lo miro con una sonrisita de suficiencia-Solo tienes que transformarte, ¡ya sabes que adoro jugar contigo!-le soltó mirándolo con el ojo despegado del colchón, más se podia apreciar aquel brillo singular en la mirada, aquel que parecía brotarle cuando le molestaba.

Miraba a mi amigo, haciendo ahí su berrinche, debía admitir que era de las pocas veces que no me agradaba su forma de ser, aún así, de alguna forma su chantaje resultaba exitoso en mí, pues era mi mejor amigo al fin y al cabo, y por más que me molestara que me chantajeara, me era imposible no atender a sus peticiones. Sin embargo esta vez su lloriqueo era demasiado infantil(al menos más de lo que comúnmente eran) así que no pensaba hacerle caso, no quería que su ropa se hiciera un desorden, es más le estaba haciendo un favor.

-No chantajes Kuma, solo termina y salimos, no te llevara más de 20 minutos-Dije algo molesto, debía aprender a ser más ordenado, su ropa hecha bolas haría que en un futuro fuera un desorden. Yo ya llevaba la mitad de mi ropa, si no hiciera tanto escándalo y doblara su ropa pronto ya estaríamos afuera. Pero no, se negaba a hacerlo por lo que terminaría haciéndolo yo.

-No dudo de tu palab…-No pude terminar la frase, ya que una almohada llego como proyectil a mi cara, y luego mis horribles reflejos hicieron imposible que detuviera la almohada-Eres un inmaduro- Resoplé, molesto

Continúe doblando, molesto por el cómo se hacía la víctima, incluso estaba insultándome aunque lo dejaría pasar, no iba a ganar nada si le contradecía, ya le conocía. Cuando mencionó lo de transformarme no pude evitar sonrojarme y bajar la mirada, dejando de doblar por un momento, me apenaba mucho el ser usado como un juguete, pero que dijera que adoraba usarme, no pude evitar que el rojo se notara en mis mejillas-No..no no creo que sea buena idea…Ku..kuma-

Yumeha y Dean habían dejado de jugar en cuanto estábamos por abordar el avión, parecían haber entendido la gravedad, asimilado que Kumashi y yo nos iríamos, mamá había comenzado a llorar desde que llegamos al aeropuerto, aunque fue hasta ese momento que rompió en llanto y me abrazo. No pude evitarlo así que rompí en llanto yo también. La madre de Kiyo igual se despedía de él, aunque ella no lloraba, probablemente se estaba aguantando todo, debía aparentar ser fuerte. Dean y Yumeha solo veían todo, incluso Yumeha se veía sin su malicia habitual. Voltee a ver a la señora Arino, cruzamos miradas y tan solo me sonrio.

Una sonrisa ladina se dibujo en su rostro en cuanto su compañero se sonrojo, de inmediato se incorporo, sentándose en la orilla de la cama, mirando con picardía como el propósito de su petición había resultado exitoso-Suppi-Canturreo levemente, con la achocolatada mirada fija en el pelinegro-¿Por favor? ¡Claro que es buena idea!-Exclamo, haciendo lo posible por no echarse a reír de un momento a otro-¡Hace una eternidad que no me dejas practicar! ¡Te enseñare unos trucos geniales que vi en internet el otro día!-Se le escapo una leve y fugaz carcajada, más se reincorporo al momento-¡Apuesto que puedo hacerlo mil veces mejor contigo! y ehm...-Se detuvo pensando en algo que hiciera sonar su chantaje más convincente-E-esos trucos sirven para... ya sabes, pelear y eso-Termino sin dejar de clavarle la mirada, como un cachorro que quiere un poco de comida.

Lo cierto era que en serio quería salir, recorrer la escuela, hacer algo genial en su primer día allí, quería enviar una carta tan pronto como pudiese a casa, relatando toda clase de cosas geniales, para que su hermanita tuviese algo de que presumir (para variar) en lugar de hablar de lo "soso" que era todo el tiempo. A pesar de la relación tan "tensa" que solía llevar con la pequeña de ojos aguamarina, ambos se tenían mucho aprecio, pero no se podia evitar tener ese tipo de relación con Yumeha, incluso Dean, el hermanito de su compañero, tenia que soportarla, aunque el parecía completamente ajeno a los malos tratos de la castaña, por lo que se llevaban bastante bien... en general los Arino y los Powell tenían una amistad estrecha entre familia, ellos, sus hermanos y sus propias madres, incluso los habían dejado todos juntos en el aeropuerto, era un recuerdo definitivamente cálido a pesar de que algunas lagrimas se habían derramado... recordaba haberle prometido a la madre de su amigo que estaría al pendiente de él, aunque con promesa o no, era algo que pensaba hacer de igual forma.

-Oye...¡Por favor!-Suspiro exasperado, entornando los ojos-Tendremos una eternidad para doblar ropa...¡Pero solo un primer día!-Se levanto, encaminándose a la puerta.

Mantenía una playera entre las manos, apenado y escuchando las palabras. Su chantajeo parecía mas para molestarme que otra cosa, sabía que me apenaba que hablara de eso. -T..t.tu sólo te quieres burlar de mi, soy un arma no un juguete-Dije molesto, aunque tartamudeando y con las mejillas totalmente rojas -No.. no vamos a practicar aquí en el cuarto, podríamos romper algo- Desvie la mirada,molesto, el castaño sabía como manipularme, mis puntos débiles y fuertes, siempre se salía con la suya y pues como no, tantos años de conocernos había hecho que Kiyoshi supiera como convencerme y yo descubri que darle lo que quería era mejor.

-De acuerdo-Dije molesto, arrojando esa playera que ya se había arrugado entre mis manos sobre la cama-Pero en la noche no dormiras hasta que todo este escombrado- Dicho esto acomodé la ropa que faltaba por doblar, colocando las manos en la cintura y mirándole.-Siempre es lo mismo contigo-

Me despedí de su madre, que me susurro al oído que no le dejara dormir tan tarde. No era específicamente eso, era más un "cuídalo", pero con palabras mas fáciles de decir. Me acerque a Dean, quien había comenzado a llorar, y le acaricie la cabeza, haciendo lo mismo con Yumeha. Caminamos juntos hacía el avión.El avión era realmente asombroso,busque los lugares y me acerque, le dejé el asiento junto a la ventana después de tanto que insistió y me senté a su lado, comenzando aquella aventura, junto a él.