Tiempo sufficiente [Priv. Wasserfall Leiter]

Al salir sin mucha dificultad al patio principal, nuestra persecución ya se había hecho obvia para la gran mayoría, por lo que algunos intentaban entorpecer el camino mientras otros, un poco más relajados y sonriendo, nos abrían el paso para poder continuar nuestro improvisado escape. También podías escuchar los gritos de nuestro perseguidores ordenando que nos detuviéramos, pero estaba claro que eso no iba a pasar. -Salir fuera de Shibusen es lo mejor que podemos hacer ahora.- Respondí mirando hacia la entrada. Aquel enorme portón que servía como salida al exterior. Tuve que soltar un insulto al igual que Doors al ver como nuestra vía de escape era cerrada por unos estudiantes.

Supuse que el de cabellos azabache había pensado en lo mismo que yo, ya que su mirada ahora se había enfocado en el enorme muro. Mientras un par de preguntas más salían de su boca, yo me permití sonreír abiertamente. Hacía mucho tiempo que no me divertía tanto. Siempre me había mantenido con una actitud recta ante las normas y los estudios en la institución, pero por una vez que rompiera con todo aquello para sacar unas buenas risas, supongo que tampoco estaba mal. -Será sencillo, Doors. ¡Te veo del otro lado!- Mis palabras salieron con una enorme confianza, a pesar de que sentía todo mi cuerpo arder debido al esfuerzo físico que había estado realizando a lo largo de todo el día. Me separé un poco de mi compañero mientras aceleraba en mi carrera y me preparaba para el gran salto. Finalmente, a una distancia que me separaba del muro de un tamaño igual a la altura del mismo, dí un salto, elevándome con facilidad y pasando por algunas cabezas que se habían posicionado para cortarnos también aquella vía de escape. En el aire me tomé una fracción de segundo para contemplar por sobre mi hombro todo el caos. Un grupo de personas persiguiéndonos, con el imponente entrenador de Izaak al frente; una cantidad de otros estudiantes sonriendo y riendo divertidos con la escena y finalmente aquellos a quienes parecía darles igual el pequeño show.

Devolviendo mi mirada al frente, apoyé mi mano sobre el muro al pasar sobre el mismo para darme el impulso final al exterior, adoptando una posición similar a los atletas que saltaban obstáculos en disciplinas olímpicas, aunque sintiendo un fuerte pinchazo en la muñeca al hacerlo. Mi movimiento me llevo a caer con poca gracia sobre uno de los tejados de una vivienda, desde donde rodé hasta caer a un callejón. Logré estabilizarme y caer de pie, mientras miraba ahora hacia unas escaleras frente a mi. No tenía mucho sentido seguir huyendo ahora, pero por el bien de estar seguros comencé a correr por aquel pasillo que dividía una de otra vivienda. Me encantaba la arquitectura de Death City, a veces haciéndote sentir que avanzabas por un laberinto de callejones sin saber a dónde terminarías. Me detuve ocultando mi cuerpo detrás de una de un edificio al final de la calle. Estaba respirando agitadamente y podía sentir un dolor exasperante en la mano con la cual me había apoyado en el muro. Me deslicé por la pared hasta quedar sentado en el suelo producto del cansancio que sentía. Sin embargo, comencé a reír como nunca mientras llevaba mi mano al rostro para limpiar una que otra lágrima producto de la risa. -Joder, eso fue estúpidamente divertido.- Comencé a mirar hacia todos lados en busca de quien me había metido en todo esto, ¿no le habrían atrapado, no? Esperaba que en cualquier momento apareciera por uno de los callejones riendo tanto como yo. Uff, pensar que un día de mierda se había vuelto tan entretenido. Debería juntarme más con Izaak, eso seguro.

Luego de tranquilizar mi risa y recuperar un ritmo de respiración más calmada fue que el otro fugitivo me encontró, doblando por la esquina del callejón en el que yo me había detenido. Tuve que soltar una pequeña carcajada ante su saludo tan casual, como si no hubiera pasado nada. Sus siguientes palabras me dieron curiosidad ¿de verdad importábamos tanto como para que enviaran partidas de búsqueda? Negué con la cabeza ante el pensamiento mientras una leve sonrisa se dibujaba en mi rostro. -Están locos, ya no pudieron atraparnos estando en Shibusen y se les ocurre buscarnos aquí afuera.- Respondí mientras el chico se sentaba a mi lado riendo. Nuevamente tuve que volver a reír, ahora compartiendo unas risas junto a quien me había metido en tantos líos.

-Sí, sí. Lo repetiremos si es que quedamos vivos luego de que nos castiguen por esta vez.- Le respondí sonriendo. -Ese tipo, tu entrenador, te va a matar con alguna rutina de ejercicios del infierno, te lo digo.- Reí ante mi comentario un poco más, vagamente recordando que era lo típico que haría mi propio entrenador. De verdad, hacía mucho que no me divertía tanto. -¿Y cómo demonios nos encontró la enfermera antes que todos ellos?- Pregunté todavía incrédulo ante la asombrosa hazaña de la pequeña encargada del ala médica de Shibusen. Había presenciado cosas locas estando en en la singular academia pero nunca había visto a nadie escapar mientras era perseguido por una turba de gente enfadada. Mucho menos a dos personas. Ja, me daba gracia pensar que sería recordado en la escuela, no por mis méritos académicos o mis habilidades de combate, sino más bien por una escena tan ridícula como la que habíamos protagonizado.

Rebusqué entre mi bolsillo sacando un pequeño objeto. Era el silbato de aquel sujeto. Mi sonrisa se amplió un poco más al recordar como se lo había arrebatado, prácticamente robado de sus manos. -Supongo que yo igual tendré que disculparme con tu entrenador. Espero que no sea muy duro. A ti deberían darte la peor parte.- Bromeé, jugando con el instrumento entre mis manos. -A todo esto, ¿Fue cosa mía o los idiotas encapuchados también nos estaban persiguiendo junto a un profesor?- Aquella duda me había estado persiguiendo desde que había dado ese vistazo hacia atrás para ver toda la escena que habíamos montado. Juraría que había visto de nuevo a los supuestos bravucones, o al menos a uno de ellos.

Ayudándome con la pared a mi espalda, me levanté y di un rápido vistazo por el filo de la pared hacia la calle que tenía a mi lado. Todo despejado. Con suerte ya se habían rendido en su búsqueda. -Hm, de todas formas...- Hablé, finalmente dejando de espiar y devolviendo mi mirada a al chico de cabellos azabaches. -... me debes una grande, Doors. Que no se te olvide.- Le sonreí levemente, haciéndole saber que no lo decía con fastidio o algún sentimiento parecido. Francamente aquellos eventos tan locos era lo que necesitaba para descargar algo de energía y de paso divertirme a lo grande. Aún así, con aquello dicho creo que ya era hora de despedirme y devolverme a mi departamento. Con suerte una ducha caliente relajaría mi cuerpo lo suficiente como para hacerme olvidar de los dolores musculares y diversas heridas. Sin embargo, antes de decir nada esperé a que el otro chico decidiera que haría.

Solté un suspiro, tanto de alivio como de cansancio, al escuchar su respuesta a lo del silbato del entrenador. -Es bueno saber eso, en ese caso te entrego esto.- Le arrojé el silbato para que lo atrapara. -Ya puedes dárselo tu.- Luego asentí levemente ante su explicación de uno de los encapuchados haciéndose pasar por víctima. Supongo que tendríamos que afrontar un par de problemas más, pero francamente me daba igual. A estas alturas un castigo más o un castigo menos no hacían la gran diferencia.

-Bien, te tomaré la palabra entonces y cuando necesite ayuda del tipo violenta entonces te llamaré.- Devolví la sonrisa levemente y miré hacia el final del callejón. -Creo que esta vez tienes razón. Tú también deberías hacer lo mismo e ir a descansar. Mañana te espera un largo día.- Reí levemente y con eso le di la espalda al chico para comenzar a alejarme por uno de los pasillos. Levanté mi mano en señal de despedida, y sabía que el muchacho estaría haciendo lo mismo de regreso.

Realmente había sido un día bastante singular, incluso para alguien que asiste a una academia tan poco común como lo es Shibusen. Creo que era una buena anécdota para contar de aquí a algún tiempo, o tal vez para reír junto a Izaak cuando nos volviéramos a ver de nuevo. Sí, seguramente volvería a cruzarme con aquel rebelde pero bien intencionado chico. Sin embargo, espero que cuando ese momento llegue no me haga caer una vez más por alguna escalera. Gruñendo levemente, estiré mi espalda sintiendo como algunos huesos tronaban ante la acción. Ah, definitivamente necesitaba una ducha caliente, tratar los golpes y heridas más graves para que no se infectaran y alguna comida para reponer fuerzas. Luego de eso directo a la cama. Mañana iba a ser un día ajetreado. Tendría que presentarme con la enfermera y pedir disculpas. Recibir también el castigo por culpa de los de capucha y seguramente algún regaño más por haber desobedecido órdenes del profesorado al no detenerme en nuestro escape junto a Doors...

… Al menos mañana no tenía que ir a entrenar. Eso si no se entera de todo el escándalo de un chico encapuchado y otro con tatuajes extraños escapando de Shibusen. Sí, seguramente la palabra ya habría corrido y llegado hasta él. Mierda.