Reencuentro en el mercado [ Priv. Chloe ]

Madam Rose atendía con el profesionalismo digno de cualquier vendedor que llevaba ya años en el negocio. Con solo echar un vistazo a la lista de ingredientes de Chloe, afirmo que tenía todas las cosas, menos el pelo de mamut que llegaría en unos días, según ella. Bueno, algo era algo, de todas formas, podrían seguir buscando ese ingrediente en otros lugares o Chloe volvería en unos días a retirarlo, si es que recordaba hacerlo claro.– ¿En serio? Eso es fantástico, entonces ya tengo casi todo listo. –Exclamo juntando la palma de sus manos en señal de victoria. Ni ella misma esperaba poder encontrar todo tan rápido. La Bruja Rose salió por un momento, dejándolos a ambos solos, para ir a buscar lo de la lista.– Fue como un golpe de suerte ¿No? Lo del pelo de mamut podría conseguirlo en otro lado, pero da igual. –Seguía sumamente contenta por el logro.

Y mientras esperaba, Chloe se acerco nuevamente a esos extraños cuadros.

Los cuerpos de los seres detrás del marco parecían estirados, y el fondo también lo estaba. Sus expresiones eran aterradoras, parecían querer gritar o llorar. Pero la albina ignoro todo miedo que le pudieran causar, estaba totalmente metida en adivinar que es lo que era. Estiro lentamente su mano para rozar con el marco dorado de uno de los cuadros, y antes de que pudiera tocar el lienzo, Madam Rose regresó con una bolsa de papel en una mano y en la otra la lista que Rugi le había dado.– Y aquí está todo, menos el pelo de mamut claro, ya saben cómo es por esta época, escasea y los pocos que encontraras tendrán precios elevados, les recomendaría esperar unas semanas antes de querer comprar uno, si no lo necesitan urgentemente, claro está. –Aunque hablaba dirigiéndose  ambos, miraba más que nada a Rugi. Pero ahora, su atención se centro en la bruja albina, preguntándole que es lo que quería hacer con esos ingredientes. A lo que Chloe contesto simplemente sin mostrar mucho interés.– Uhm.. en realidad no estoy tan segura aun. Vine a comprarlos porque algunas de estas cosas se me acabaron, y puede que las necesite, aunque… –Hablaba mientras recorría la tienda.– esta mañana tenía ganas de hacer una poción repelente. Ya sabe, de esas que habitúan tomar cuando uno va a entrar en territorio de Moskes. Tienen un olfato muy delicado, y cuando uno ingiere el líquido, estos se alejan del individuo.– Finalizo mientras observaba con una sonrisa a la bruja de pelo amarillo muy llamativo. Esta, inmediatamente contestó.– Ya veo. Bueno, suerte con eso, supongo. –Los tres, en tan solo unos minutos, completaron la compra y se dirigieron ahora a la puerta por donde habían ingresado. Antes de salir completamente del lugar, Chloe estiro el cuello para ver de reojo los cuadros, y sin ocultar su curiosidad, le pregunto directamente que era.

– Ah, ¿Ellos? –Dijo Madam Rose dando vuelta la cabeza.– Son mis clientes insatisfechos. Gente que debería tener mas cuidado antes de hablar mal de mi tienda o mis servicios.– Respondió como cualquier otra cosa. Pero la razón, era algo escalofriante. Sin demorar más, los despidió, recordándole a la albina que tendría el pelo de mamut la semana siguiente por si quería regresar de nuevo.

– Entonces, ahora solo nos falta lo tuyo, ¿No Rugi?. Espero que lo encontremos rápido. –Sonrió mirando al rubio.

Desde siempre, había sido mala para llevar una cuenta del tiempo que pasaba. Los segundos parecían ir rápidamente en su cabeza, y aunque tenía varios relojes distribuidos en su hogar, nunca les prestaba demasiada atención. No tenía idea de cuánto tiempo llevaba ya dando vueltas en el mercado negro y mucho menos hace cuanto había encontrado a Rugi; Pero había sido una suerte que el muchacho haya topado con ella. Porque la albina seguramente no habría conseguido todos, o más bien casi, los ingredientes que quería; Habría seguramente tardado más o se habría distraído, como siempre sucedía.

Había logrado su cometido, no tenía nada más que hacer en el mercado, salvo deambular por allí. Pero quería acompañar a Rugi, más que nada por curiosidad de lo que él buscaba. Recordaba que le había comentado algo de un collar, más la chica no tenía muchas ideas de donde encontrarlo. Algo había recordado sobre artefactos lujosos como suponía que era el collar. Para suerte de ambos, Rugi también sabía dónde encontrarlo, así que sin cuestionarlo y con entusiasmo lo siguió, claro que siempre echando un vistazo a sus alrededores.

Llegaron a una especie de caravana, que tenía un descuidado cartel con el nombre del negocio. Su dueño, tenía también una apariencia bastante misteriosa y descuidada, pero de alguna manera pegaba cómicamente con la imagen del lugar. Parecía hasta salido de una obra de teatro, y esa idea hizo que mientras Rugi se concentraba en encontrar la joya, Chloe deslizara una graciosa sonrisa. Cuando el joven Shinigami se volvió para hablarle nuevamente, la albina dedico su atención ahora a él.– Me alegro de que hayas encontrado lo que buscabas. Eso fue realmente rápido. –Insistió juntando ambas palmas de sus manos, no consiente del tiempo que ya llevaban en ese gran mercado.

Pero, antes de que pudieran comenzar su camino de regreso, un grito a la distancia los detuvo. Era un muchacho, joven, que se dirigía a ellos con una apariencia bastante agitada. El chico en cuestión le hablaba a Rugi, sin mirar si quiera de reojo a la albina a su lado. Esta, simplemente lo miraba con curiosidad, pensando que sería un conocido del rubio. Y por poco acertó, porque si bien el otro pareció reconocer su identidad, no se veían en muy buenos términos. Aquel chico que parecía muy agitado de repente comenzó a irradiar otro tipo de aura. Ya no se veía tan frágil, si no que al comenzar a reírse, su voz parecía hasta maliciosa. Chloe entonces, lo miro más fijamente, mientras se inclinaba un poco al rubio.– ¿Qué le sucede? ¿Es alguien que conoces? –Pero no recibió una respuesta, o al menos no una que contestara sus preguntas.
El rubio, quien quizás no la había escuchado con claridad, le habló diciéndole que debería correr tras de él, como si lo persiguiera.– ¿Uh? ¿Por qué? –Lo miro un tanto confundida.

Y la risa del muchacho se transformo en el grito de una sola palabra; Shinigami.

Al instante, todo el mercado pareció enmudecer. Todos dieron vuelta, dejando de lado lo que estuvieran haciendo para acercarse al trió frente a la extraña tienda. La cantidad de seres ahí presentes comenzaron a murmurar entre ellos, en diferentes lenguas, algunos solo eran gruñidos. Pero otros, no se tomaron tantas molestias y expresaron sus dudas y asombro sin importarles quien pudiera escucharlos.– ¿Un Dios de la Muerte? Aquí, ¿En el mercado?. –Alrededor de ellos se iba formando un semi circulo.– Tiene que ser una broma, ¿Por qué vendría uno de ellos a estos lugares? –Comentó otro, mostrando su rechazo a los Shinigamis.– ¿Crees que el Shibusen este tramando algo? ¿Quieren espiarnos o algo asi? ¿Quieren acabar con nosotros? –Preguntaba un tercero con aires de desesperación.

Pero, de entre todos, un grupo sonreía pícaramente. Era difícil saber que tipo de criaturas eran, cualquiera diría que alguna vez fueron humanos, pero quisieron explorar algún tipo de magia prohibida y ahora sus cuerpos eran diferentes; Tenían piernas de animales como guepardos, y algunos brazos como tigres. Uno, el más robusto con una corta melena de león, se aproximo a Rugi claro, aun manteniendo su distancia.– Hey, ¿Es eso verdad? ¿Eres un Dios de la Muerte?. Porque de ser así… –Su mano comenzaba a bajar lentamente hacia un cuchillo que tenía en la cintura.– Pueden darnos mucho dinero por tu cabeza, ¿Cierto?.–Miro de reojo a los otros seres parecidos a él que se encontraban a solo unos pasos a su espalda.

Instintivamente Chloe comenzó a retroceder. Despacio, como si fuera un pequeño animal frente a un enorme carnívoro. Bueno, la situación más o menos daba ese aire. Solo que el hombre con el cuchillo que miraba a Rugi como una fuente de dinero, no le estaba prestando demasiada atención.– ¿Qué sucede? ¿Qué hacemos? –Pregunto en un murmullo, esperando que alguien le brindara las respuestas que esperaba. Pero nadie lo hizo.

Todos seguían tensos, mirando, y esperando quizás poder agarrar a Rugi. Lo que, esa especie de mercenario o mercader, había dicho les había dado a todos la misma idea; Si lograban capturar al rubio, podían venderlo o intercambiarlo por algo sumamente valioso. Después de todo, era un Shinigami.

La albina se había quedado congelada, simplemente mirando la reacción de la gente y a Rugi frente a ella, como si fuera una película, como si en realidad no estuviese ahí. Ella misma no veía mucho el peligro que estaba cerca, los seres que comerciaban o simplemente pasaban por el mercado negro, en su mayoría, tenían un odio profundo hacia cualquiera que tuviera una conexión con el Shibusen. Claramente, muchos ya parecían esperar el momento en el que se confirmase el origen de Rugi y Chloe para atacarlos. El rubio reacciono rápidamente, haciéndose pasar por otro brujo, hermano al parecer de la albina, que tan solo estaba en medio de una discusión a raíz de un disgusto por parte del otro muchacho que pedía el collar. Era bastante asombroso que aquello se le ocurriera tan rápido, y más que nada que pudiera improvisarlo. Ahora se encontraban más a salvo, algunas criaturas decidieron seguir con su camino e ignorar ese conflicto, mas otros, se quedaron con sospechas.

El joven shinigami le susurro sin levantar sospechas, pidiéndole que simplemente, le siguiera el juego. Era, en parte, vital que ella también afirmara el hecho de que eran hermanos, asi quizás, las sospechas serían reducidas a cero y podrían seguir con lo suyo.– Esta bien. –Le susurro de vuelta. Comenzó a retroceder unos centímetros, poco a poco, sin levantar sospechas. Los ojos de la mayoría estaban enfocados al rubio y sus posibles atacantes. De un momento a otro, Rugi la miró y le gritó que corriera. Ella, reaccionó lo más rápido que pudo, metiéndose entre una pequeña multitud, dejando atrás al Shinigami. No escucho más que murmullos y lo que parecía el sonido del agua, ella estaba concentrada en correr.

Se metió a un callejón, agitada, apoyándose en la pared para recuperar el aliento. Y tras hacerlo, se dio vuelta, solo para percatarse de que estaba sola.– ¿Rugi? –Lo llamó, como si el muchacho fuese a aparecer tras la esquina. Ella no lo había escuchado correr por detrás, entonces, puede que haya tomado otro camino o simplemente que se hubiera quedado. Nunca lo había visto pelear, y por más que fuese un Shinigami y que por ende tuviera una fuerza considerable, Chloe no pudo evitar preocuparse. ¿Debería volver a él? ¿O esperarlo aquí?.

En el mercado, nada había cambiado. Los diferentes seres seguían circulando como siempre, otros ofrecían su mercadería; Era la vista habitual de cualquier día.

La albina se había detenido a mitad del camino, y aunque rozaba y llegaba a chocarse con otros, quienes le lanzaban un gruñido o la veían molestos, ella no les prestaba la más mínima atención. Estaba con la vista perdida entre el mar de gente, buscando alguna señal de Rugi o algo que siquiera, le hiciera reaccionar. El grito del chico, el silencio que se produjo al decir Shinigami, la pelea en la que Rugi se vio involucrado, todo eso parecía como un sueño lejano, como si nunca hubiera pasado. Claro que disputas como esas pasaban todos los días en un lugar como ese, siempre había alguien dispuesto a pelear por la razón que fuera. Chloe había visto de lejos discusiones que a veces terminaban en un intercambio de golpes, pero siempre se había alejado. Los seres que frecuentaban el lugar también estaba ya acostumbrados, no era nada nuevo el ver patadas y puños siendo lanzados al aire.

Y ahora, a diferencia de otras veces, la albina ahora si estaba más involucrada. No podía simplemente seguir su camino y ya, Rugi la había protegido, y ella actuó como él le dijo; Había huido dejándolo detrás. Ahora bien, la joven bruja sabía que el chico no era débil, siendo un Shinigami, podía cuidarse solo. Sin embargo, el no haber escuchado ni una sola palabra de él, o no haberlo encontrado luego de huir le daba una mala sensación. No podía evitar pensar que podría haberse quedado, que no tendría que haber huido. Pero vamos, ella era alguien más bien pacifica, nunca buscaba peleas, y casi siempre escapar era su primera opción. Así era como había sobrevivido.

Pero, el dia de hoy, si bien había venido sola, se había encontrado con Rugi. Sentía que no podía dejarlo solo, la había ayudado a conseguir los ingredientes, e incluso había ideado una manera en la que ella pudiera escapar sana y salva. Le debía bastante, quería ayudarlo. Y por ende, decidió retomar el rumbo. Comenzó a caminar, abriéndose paso entre la muchedumbre que poca atención le prestaba. No sabía por dónde comenzar, pero no importaba, tenía que mantenerse en movimiento. Como si algún ser omnipresente le hubiera leído el pensamiento, entre todo el ruido, logro distinguir una pequeña conversación entre dos criaturas no muy lejos de ella.– …Y si, de nuevo ese Chikze se metió en otra pelea, honestamente, ¿Por qué sigue aquí? Solo causa más problemas. –Afirmaba el que parecía ser mayor. Tenía una larga barba, pero ojos de reptil. Su compañero, con facciones más juveniles, le respondió.– Escuche que esta vez, fue porque al parecer, había un Shinigami en el mercado. ¿Tienes idea de lo que vale la cabeza de uno de esos?. –Pregunto mostrando el poco cariño a los Dioses de la Muerte. El primero le respondió inmediatamente.– ¡Claro que lo sé! Pero no puede ser tan imbécil de creer que esas criaturas entrarían aquí y menos que se dejarían atrapar tan fácilmente. –Concluyó el anciano. Nadie parecía prestarles atención, y ellos hablaban como si no hubiera nadie alrededor tampoco. Pero la albina se les acerco lo más rápido que pudo, ignorando que empujaba a algunos a su paso.– D-Disculpen, ¿Saben donde ocurrió esa disputa?. –Pregunto agitada.

El más alto la miro de arriba hacia abajo, como queriendo saber quién demonios era. Fue el más joven quien contesto sin molestarse.– Creo que aun siguen peleando, puedes encontrarlos en esa dirección, muchacha. –Le señalo un camino con su dedo índice. La albina agradeció y comenzó a correr de vuelta al lugar de donde había huido en primera instancia.

Llego tarde, o justo a tiempo mejor dicho. Rugi parecía caerse hacia el suelo, y ella como pudo lo sostuvo de un brazo.– ¡Rugi! ¡Rugi!. –Esperaba que el rubio le respondiera, que abriera sus ojos, pero se veía cansado. La albina trató de tranquilizarse, sabía que si se desesperaba, no podría ayudarlo. Los seres a su alrededor no daban mucha atención que digamos, seguían su camino con solo dar una mirada de reojo, pero otros, ni siquiera se molestaban en notar a los dos muchachos ahí presentes. Chloe trato de levantarlo como pudo, caminando a través de la muchedumbre que poca ayuda brindaba, tratando de alejarse y de que el rubio reposara en un lugar más tranquilo. Con ese pensamiento en mente, ambos comenzaron a alejarse del mercado negro. Nuevamente Chloe pudo comprobar el tipo de gente que habituaba ese lugar; Ninguno les prestaba más de un minuto de atención, y aunque ella debería estar un poco molesta, no se encontraba en lugar para hacerlo. También había visto antes victimas de peleas, y no se había acercado nunca a ellas. Acababa de comprobar los dos lados de una sola moneda.

Y podría seguir comparando su situación actual, pero ahora debía de centrarse en el rubio. No había movido un musculo desde que había perdido la conciencia en medio del mercado negro, aunque si estaba respirando, esa debía ser una buena señal, ¿No?. Acostándolo a un extremo del camino de tierra, se disponía nada más a mirarlo, esperando que despertara. Chloe no tenía ninguna habilidad curativa, y en estos momentos se resentía el no haber llevado ningún tipo de poción que pudiera auxiliarla.

¿Cuándo había sido la última vez que había cuidado de alguien? Para empezar, no había habido ni primera vez.

La albina siempre se había encargado de ella sola, al menos desde el incidente de su niñez el cual poco recordaba. Claro que cuando había sido pequeña, había enfermado o se había lastimado en sus juegos habituales, pero siempre había habido alguien que se preocupaba y encargaba de que Chloe se encontrara bien, su padre. Desgraciadamente, la niña tuvo que separarse de él a una edad temprana, donde apenas podía levantarse y distinguir que le serviría de desayuno. De alguna u otra forma, había sobrevivido, pero claro, nunca había tenido tanta compañía ni por tanto tiempo como para que desarrollara habilidades en caso de cuidar a otra persona. Así que, en este momento, la chica hacia lo que le parecía correcto.

El rubio estaba acostado, o más bien apoyado contra una pared que parecía caerse en cualquier momento. El callejón donde se encontraban no daba buena pinta, pero vamos, ningún lugar en el mercado negro lo hacía. No parecía que nadie viniera, y bueno, tampoco es como si la gente que frecuentaba el lugar estaría dispuesta a darles una mano. Para la mayoría era comer o ser comido, así que, la pequeña bruja se encontraba sola.

No supo cuanto tiempo estuvo esperando que Rugi despertara, tenía las rodillas pegadas al pecho, mientras envolvía sus piernas con sus brazos; Daba toda la impresión de ser una postura clásica de una niña asustada. Pero extrañamente, no lo estaba. No tenía miedo, si no preocupación. Si bien era la segunda vez que se encontraba con el rubio, no era la primera vez que él la había salvado. Estaba en deuda con él, por más que nunca haya pasado por algo como eso antes. No quería dejarlo solo a un costado del camino, y menos sabiendo que tipo de personas caminaban por ahí. Y aunque para ella fuese como si el tiempo se hubiera detenido, el rubio despertó finalmente. Le habló, y eso fue suficiente para que la albina volteara toda su atención sobre él.– ¡Si! Soy yo. –Le respondió alegre. Lo estaba, de verdad estaba aliviada que el muchacho haya despertado. No se veía demasiado mal, seguramente con más descanso y en un lugar mejor, su condición se incrementaría. Chloe se arrodillo a su lado.– ¿Cómo te sientes? No te moviste durante un tiempo, ni diste señales de ningún tipo. ¿Tienes hambre? ¿Sed?. –Preguntaba interesada, aunque lo único que tenía a mano eran los ingredientes que había adquirido horas antes. Aunque dudaba que eso le fuera a ayudar.

El rubio no estaba en tan malas condiciones como parecía. Sentía un poco de dolor en la cabeza, y al parecer aun no podía pararse, sin embargo, el resto de él parecía estar bien. Chloe esbozo una sonrisa, estaba aliviada, puesto que la joven bruja pensaba que el muchacho se había llevado una buena paliza detrás suyo.– Te ves bien. –Se sentó a su lado. Él no podía moverse con total libertad, así que ella se quedaría a su lado hasta que eso cambiara. No iba a dejarlo solo; Si bien el joven Shinigami tendría habilidades para cuidarse solo, prefería intentar, al menos, protegerlo ella. Rugi ya lo había hecho anteriormente, y de alguna forma, sentía que debía de comportarse de la misma manera.

Cualquiera pensaría que un Shinigami y una Bruja estarían masacrándose entre si, pero helos aquí, ambos charlando con total naturalidad y cuidándose las espaldas. Parecía otro cuento de hadas más.

– Lo siento, no tengo nada a mano para darte. –Respondió. Se sintió un poco culpable por no haber predicho que el chico necesitaría al menos un trago de agua fresca, pero como se dijo antes, nunca había cuidado de alguien. Nuevamente, el rubio salía con una solución al problema; Le indico que vendiera el collar que él había estado buscando, y aquel culpable de que ahora estuvieran así. De lo que ganara, podría conseguir fácilmente algo de comida y agua, e incluso le sobraría, era un collar de diamantes. Lo agarró, un poco desconfiada, y al mismo tiempo, hipnotizada por el bonito brillo que desprendían las piedras preciosas.– Esta bien, veré que encuentro, aunque… –No finalizó la frase. No quería decírselo, menos en este momento, pero la albina no quería utilizarlo. Habían pasado mucho por esa joya, y desprenderse de la misma parecía un error, más aún cuando el objetivo de Rugi era encontrarla.

En su mano derecha llevaba colgando la bolsa con los ingredientes que ella había comprado antes, y en la izquierda, el dichoso collar. No tardo demasiado en encontrar alimentos y agua, a pedido del rubio por supuesto, pero no utilizo el dinero del collar. Es más, se negó a venderlo a pesar de que le ofrecieron una buena cantidad por él. No podía, y más importante, no quería. Aunque no era una experta en relacionarse con los demás, llegaba a comprender que ese collar era algo necesario para el rubio, no sabía en qué tamaño de importancia, pero lo necesitaba, claro. Así que, como su fuera una persona totalmente diferente a la niña que sueña despierta de día, logró cambiar algunos de los ingredientes por lo que necesitaba. Y con la misma rapidez, volvió al muchacho, quien aun la esperaba en el mismo lugar.

Le extendió la bolsa con una especie de sándwich de jamón y queso, solo que el pan tenía unas especies de frutas o condimentos, no se sabría decir con exactitud.– Ten, esto es lo que pude encontrar. –Le sonrió, mientras le dejaba a un lado, una botella llena hasta la mitad de agua. Pero, sin dar más rodeos, le entrego el collar.– No quise vender nada. Se que estabas buscando esto, y pasaste por mucho para conseguirlo… –Examino un poco su condición física. No había moretones o marcas visibles de la pelea, pero se lo notaba un poco fatigado aun.– Sería un desperdicio hacerlo. No te preocupes, conseguí cambiarlo por algo más.– Asintió, para tratar de tranquilizarlo un poco.

Aquel momento de tranquilidad, no duraría demasiado. No podían quedarse ahí, en un callejón de un lugar poco amigable.– Hey… tienes que volver pronto a tu casa, hacer que te revisen bien. Aunque no tengas marcas físicas… –Se giro para verlo directamente.– Hay muchos hechizos y magia que te dañan internamente. No se sabe si alguno de ellos–Dirigiéndose a los hombres con características de animales–Pudo haberte lanzado algo. Después de todo, este es el mercado negro, no sería nada extraño el usar magia. –Se paró, limpiando un poco su falda. Camino un par de metros, quería asegurarse de que no se los encontrara de nuevo, a aquel grupo no muy amigable que digamos, eso solo empeoraría las cosas.– ¿Puedes caminar? –Le pregunto. Ahora solo restaba esperar que si, y que pudieran salir del lugar sin problemas.

A pesar de todo lo que había pasado en tan corto tiempo, Rugi seguía igual que siempre. O casi. Estaba la posibilidad de que tuviera algún daño interno, pero el rubio se mostraba alegre como siempre. La albina lo escuchaba con atención, él le agradecía a  ella y expresaba su duda ante porque ambas especies se llevaban tan mal. No lo culpaba por preguntárselo, Chloe también, antes de conocerlo, temía al Shibusen en general, pero los Shinigamis eran de los seres que fácilmente hacían que se le erizara la piel con solo acordarse de ellos. Eran de las amenazas más grandes que una usuaria mágica como ella pudiera tener, y aun así, ahora se preocupaba por el mencionado.– Me alegro que ya no pienses así. Y no eres el único, a decir verdad. –Le comentó.–  Antes, ni siquiera quería acercarme al Shibusen, y los Shinigamis eran criaturas que me provocaban miedo como ninguna otra. Para las brujas en general, cualquier afiliado a la Escuela de técnicos y armas es una amenaza pero… –Lo miro fijamente para luego sonreír.– Creo que el hecho de que ambos sigamos aquí, hablando tranquilamente, es prueba de que todo eso puede cambiar, y quizás, ese cambio ya está sucediendo. –Finalizó. Era algo positivo. No eran meros conocidos, ambos se preocupaban por el otro, y no les importaba en absoluto su raza.

Al mencionar que sería bueno volver a casa, el rubio se mostro algo ¿Melancólico? Quizás era solo su imaginación, después de todo, Chloe no era alguien que tuviera un sexto sentido que acertase, su empatía aún tenía mucho que progresar. Nunca se le había cruzado por la mente el lugar donde Rugi viviría, no podía ser el Shibusen, por más que fuera un Shinigami ¿Cierto? Seguramente tendría una casa, con sus comodidades y cosas en general. Y aunque quería preguntarle sobre aquello, el rubio la interrumpió para aceptar aquello, decidiéndose que si volvería. Al levantarse, hizo un poco de esfuerzo para moverse correctamente, aun parecía un poco mareado, pero podía manejarse solo.– Me alegro de que te veas mejor, al parecer, no te hicieron demasiado daño. –Comentó. Quizás por su condición de Dios de la Muerte, tuviera algún tipo de rápida recuperación, fuese lo que fuese, ella estaba contenta de que sus oponentes en el mercado no hicieran algo más grave.

Asintió. No era bueno que volvieran al lugar pronto, después de todo, ambos destacaban físicamente y no los olvidarían de un día para el otro. Además, en su condición actual, no estaban preparados ni para huir si es que Chikze los encontraba nuevamente.– Tienes razón en irnos, pero no te preocupes. No creo que se acuerden de nosotros en un tiempo, en el mercado pasan muchas cosas a diario, y seguramente no somos los primeros a los que han atacado de esa manera. –Lo animó. Chikze se veía como el típico personaje que le gustaba abusar de otros. Pronto, su mente estaría ocupada con una nueva víctima, quizás no volvería a acordarse de ambos. Aun así, Rugi se veía especialmente preocupado, y no lo culpaba, pero contrastaba bastante tapándose mientras ella caminaba sin una preocupación en el mundo.

Al salir, solo les quedaba despedirse. Era raro, de alguna manera, que tantas cosas hubieran pasado en tan solo una tarde. Pero Chloe admitía que de alguna forma había sido divertido e innovador, no lo habría pasado bien sin Rugi con ella. Antes del adiós casi definitivo, el rubio le dio una tarjeta, dándole a entender que podía llamarlo cuando quisiera, especialmente si tenía algún recado. Ella sonrió, tenía la sensación de que ya había pasado por algo similar anteriormente con un muchacho de profundos ojos azules y audífonos.– ¡Gracias! Seguro que lo hare. –Prometió. Aunque a decir verdad, era probable que perdiera el número entre tantas cosas que tenía en su hogar y que lo encontrara nuevamente en meses. Daba igual, no olvidaría que Rugi le había ofrecido aquello, o al menos esperaba no hacerlo.– No tengo nada como eso para ofrecerte pero… uhm. ¡Ya se!. –Exclamó.– Puedes buscarme, y pedirme ayuda con cualquier cosa que necesites. Especialmente si esos brujos te lanzaron algo. –Era algo así como un intercambio, de alguna forma ella también le ofrecía sus servicios, aunque no tuviera una tarjeta ni nada parecido.– Si, también me divertí mucho el día de hoy. –Asintió. Se dio media vuelta y antes de perder a Rugi de su visión, le echo un pequeño saludo de despedida moviendo su mano de un lado al otro, para ahora emprender su camino a… a… a quien sabe donde.