Debut~! Making an Impact [Privado Kanon & Lair]

El ruido provocado por las personas que se estaban acumularse frente al escenario había comenzado a fastidiarla ¿Cómo era posible que a la gente fuera capaz de pasar horas y horas bajo el sol y sin espacio solo para ver a alguien? Aquello estaba fuera de cualquier lógica para la chica de rubios cabellos que se encontraba del lado donde se armaban la escenografía, observando sin entender del todo la situación. Ante esto no pudo evitar cuestionarse la sensatez de tomar aquel trabajo que ahora le parecía tan molesto. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué bueno tenia trabajar como guardaespaldas de una niña que ansiaba por lograr ser famosa? La respuesta le parecía sencilla: Nada.


Se lamentó internamente mientras apoya su espalda contra una de las estructuras metálicas que le daban forma a aquella plataforma que conformaba el movible escenario.

El día anterior había llegado como era habitual los encargos que los mercenarios de la familia Crawford debían realizar. Entre ellos se encontraba el de “servir como protección a una idol emergente”. La paga no era mala, pero nada comparado con trabajos anteriores que la ojivioleta había realizado. Entonces ¿Por qué involucrarse si simplemente pudo haber enviado a uno de los trabajadores de su abuelo? Fácil, era por el lugar donde se realizaría el concierto.

Cuando la chica vio que se llevaría a cabo en Shibusen no pudo evitar sentir curiosidad. Aquella extraña escuela siempre la había llamado la atención, y aunque no deseara admitirlo, cuando era niña en algún momento deseo con toda su alma poder asistir algún día y ser parte de aquel sistema, deseo que finalmente nunca se cumplió.  Es por ello que ante la oportunidad tomó aquel caso sin pensarlo dos veces para la sorpresa de todos sus compañeros y servidores. Estos en un primer momento intentaron persuadirla para que olvidara aquella absurda idea, pero la terquedad de la chica fue más grande y ahora se encontraba pagando las consecuencias.

Aburrida de ver como los trabajadores continuaban con su labor de montar el escenario, decidió que era un buen momento para explorar un poco el lugar, después de todo, si su protegida no estaba, ningún sentido tenía que permaneciera como un estorbo que todos pedían que se moviera.
Luego de pasar un difícil momento intentando salir de la multitud, donde solo gano unas cuantas empujadas y personas que invadieran su muy querido espacio personal, logró subir unas cuantas escaleras obteniendo más espacio.
Alzó la mirada apreciando finalmente la imponente entrada de la que se llamaba ser una escuela. Sin prestar demasiada atención a las personas que circulaban intentando estar más cerca del espectáculo. Continuó con su ascenso por aquellas escaleras, deseaba poder llegar a las puertas. O así era hasta que un ruido probablemente perteneciente a uno de los parlantes la desconcentró, provocando que girara la mirada sin darse cuenta que frente a ella se cruzaba un chico igual de descuidado.
El choque fue inevitable, y el dolor proveniente de su frente la hizo girarse con rapidez y alzar las manos en dirección a la zona de su cabeza que pareció estrellarse con el mentón del sujeto. ¿Por qué siempre tenía que estrellarse contra alguien?


Se reprochó internamente antes de fijar finalmente su mirada en el desconocido. Frunció el ceño y dio unos pasos hacia atrás separándose del extraño rubio que ahora le pedía disculpas. En un primer momento pensó en derribarlo para darle una lección y que aprendiera a ver por donde caminaba, pero su mala experiencia con un acosador chico la hizo cambiar de parecer. Además, esta vez debía confesar también había sido en parte su culpa.
—Deberías tener más cuidado—Dijo con frialdad cruzándose de brazos para luego soltar un pequeño suspiro molesto —Pero sí, estoy bien para tu suerte —Bufó volviendo a llevar su mano a su frente —Pero ¿Y tú? ¿Qué tal estas? —Dijo en un tono más bajo. Ella no se disculparía, no le encontraba el sentido, pero si por el remoto caso de que, si haya sido en parte su responsabilidad, por lo menos el ojisangre merecía la pregunta por cortesía, pero solo eso.
—No es que me importe ni nada… —Intento aclarar para luego volver a dirigirse hacia él intentando desviar un poco el tema —Por cierto… por casualidad no has visto a una… Um… Como describirla… ¿Una chica muy MUY rosa? —Preguntó intentando sacar algo de provecho de aquella colisión, ya que la había golpeado por lo menos que la ayudara a encontrar a la desaparecida idol.