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La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
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La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Las tardes en Death City eran todas muy parecidas… el sol risueño empezaba a esconderse detrás del inmenso horizonte. El frio y el calor se mezclaban, formando una agradable brisa que soplaba suavemente. Y era uno de los mejores momentos del día, tanto para mí como para Albert… habían acabado las clases… por desgracia, la mañana siguiente deberíamos hacer la misma rutina de siempre… pero eso no importa, ya estaba acostumbrado.
-¿Y bien, que prefieres hacer hoy, Albert?- dije en voz alta, mirando el anaranjado cielo,
-Sabes que no puedo ir a ningún sitio sin ti y que puedes hacer lo que quieras con tu cuerpo… ¿para qué demonios quieres que decida yo, estúpido?-
- Jaja… venga, no te pongas así… ¿qué te parece un helado?-
- Helado…- se escuchó en mi mente. Porque daba igual en que estación estuviéramos, un helado puede relajar a cualquiera.
La salida del colegio solía ser bastante caótica, pues todos los alumnos de Shinigami-sama salían corriendo para… ¿escapar de la escuela? Aunque todos sabíamos que deberíamos volver mañana, todos hacíamos lo mismo. Albert me presionaba para que fuera más rápido, mientras que los de detrás de mi me empujaban para que saliera antes… lo que provocó que me tropezara. Esquivé como pude la avalancha de estudiantes. Recibí cuatro o cinco pisotones, pero algo me empujó hacia fuera de la estampida.
-¡Agh!… como odio la salida del colegio… ¡te dije que fueras más rápido!-
- No podía… había… mucha… gente…- caí exhausto, al lado de la entrada. De algún modo, algo o alguien me había sacado de ahí. Una figura borrosa se acercó hacia mí, deteniéndose enfrente de mí. – ¿eh? … ¿Q-quién es? – pregunté dudoso, intentando incorporarme.
-¿Y bien, que prefieres hacer hoy, Albert?- dije en voz alta, mirando el anaranjado cielo,
-Sabes que no puedo ir a ningún sitio sin ti y que puedes hacer lo que quieras con tu cuerpo… ¿para qué demonios quieres que decida yo, estúpido?-
- Jaja… venga, no te pongas así… ¿qué te parece un helado?-
- Helado…- se escuchó en mi mente. Porque daba igual en que estación estuviéramos, un helado puede relajar a cualquiera.
La salida del colegio solía ser bastante caótica, pues todos los alumnos de Shinigami-sama salían corriendo para… ¿escapar de la escuela? Aunque todos sabíamos que deberíamos volver mañana, todos hacíamos lo mismo. Albert me presionaba para que fuera más rápido, mientras que los de detrás de mi me empujaban para que saliera antes… lo que provocó que me tropezara. Esquivé como pude la avalancha de estudiantes. Recibí cuatro o cinco pisotones, pero algo me empujó hacia fuera de la estampida.
-¡Agh!… como odio la salida del colegio… ¡te dije que fueras más rápido!-
- No podía… había… mucha… gente…- caí exhausto, al lado de la entrada. De algún modo, algo o alguien me había sacado de ahí. Una figura borrosa se acercó hacia mí, deteniéndose enfrente de mí. – ¿eh? … ¿Q-quién es? – pregunté dudoso, intentando incorporarme.
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Silver / Albert Froste
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
La mañana se hizo inmensamente larga, no podía pensar que estudiar las conexiones entre técnicos y armas fuera tan aburrido, pero bueno, tampoco podía dejarlo a un lado y no ir a clase, quería convertirme en un gran arma, mientras estaba inmerso en mis pensamientos la campana de salida sonó, por lo que llego la hora de salir de clase, era nuevo aquí así que no estaba acostumbrado a aquella cantidad de gente saliendo a toda prisa por huir de aquella gigantesca escuela, en mi universidad no llegaríamos ni a las 300 personas y bueno…la gente no corría desesperada por salir de allí, esto me sorprendía mucho siempre que lo veía y como no quería morir aplastado me fui hacía un lado para ir con más calma, no tenía ninguna necesidad ni prisa por salir antes que los demás, así que fui a mi ritmo.
Podía visualizar la puerta principal a lo lejos, ya quedaba menos, cuando entre el tumulto de chicos que se estaban empujándose entre sí para salir visualice a un chico de pelo blanco que había perdido el equilibrio y estaba recibiendo algunos pisotones, no parecía muy mayor por lo que me metí un poco dentro del tumulto y le saque de allí lanzándole fuera antes de que pudiera recibir algún pisotón más, cuando le saque de aquel infierno, se dejó caer en el suelo cerca de la entrada mientras balbuceaba algunas palabras , no le entendí bien por lo que me acerque mientas le miraba extrañado hasta que finalmente me pregunto que quien era y me presente. – Buenas, me llamo Luto, soy nuevo aquí, he visto que te tropezabas y no podía quedarme mirando, así que un placer, y ten más cuidado la próxima vez chico – mis palabras aunque cercanas, sonaban con un tono de seriedad, podría haber acabado bastante lastimado si no le llego a sacar de ahí.
Podía visualizar la puerta principal a lo lejos, ya quedaba menos, cuando entre el tumulto de chicos que se estaban empujándose entre sí para salir visualice a un chico de pelo blanco que había perdido el equilibrio y estaba recibiendo algunos pisotones, no parecía muy mayor por lo que me metí un poco dentro del tumulto y le saque de allí lanzándole fuera antes de que pudiera recibir algún pisotón más, cuando le saque de aquel infierno, se dejó caer en el suelo cerca de la entrada mientras balbuceaba algunas palabras , no le entendí bien por lo que me acerque mientas le miraba extrañado hasta que finalmente me pregunto que quien era y me presente. – Buenas, me llamo Luto, soy nuevo aquí, he visto que te tropezabas y no podía quedarme mirando, así que un placer, y ten más cuidado la próxima vez chico – mis palabras aunque cercanas, sonaban con un tono de seriedad, podría haber acabado bastante lastimado si no le llego a sacar de ahí.
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Lutoha
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
-¿Luto? ¿Tú me has sacado de la estampida de alumnos? M-muchas gracias...- dije un tanto avergonzado de mi mismo. Pero, allí estaba Albert, para estropearlo todo. Rápidamente tomo el control de mi cuerpo y se levantó, dirigiéndose al chico. – ¡Pero que conste, que yo no he tropezado! Han sido esos... imbéciles, que no dejaban de empujarme...-.
El problema vino después de que Albert me devolviera mi cuerpo. Albert solo era un fantasma, un alma que vivía dentro de mi cuerpo. No solía notar con frecuencia mis dolores si no me controlaba completamente. Así mismo, tras devolver mi cuerpo, un dolor en mi pierna derecha y en mi hombro izquierdo me obligaron a volver a caer al suelo. – Agh… Duele…-. Al parecer, dos de los pisotones que me habían dado acabaron produciéndome moratones. El del hombro no dolía tanto, pero el de la pierna era más visible y doloroso.
-¡Oh! Y siento lo que te he dicho antes… perdón… aunque es cierto, no debería haber dicho eso…-. Intenté volver a levantarme, pero mi pierna cedió.- Duele…- murmullaba mientras me cogía con fuerza la pierna. – Esto no me había pasado nunca… ni siquiera jugando al futbol. Bueno… cosas de la vida… oye… ¿Luto, no? ¿Podrías… ayudarme con esto?- dije, dirigiéndome hacia el chico que me había sacado de la muchedumbre antes.
El problema vino después de que Albert me devolviera mi cuerpo. Albert solo era un fantasma, un alma que vivía dentro de mi cuerpo. No solía notar con frecuencia mis dolores si no me controlaba completamente. Así mismo, tras devolver mi cuerpo, un dolor en mi pierna derecha y en mi hombro izquierdo me obligaron a volver a caer al suelo. – Agh… Duele…-. Al parecer, dos de los pisotones que me habían dado acabaron produciéndome moratones. El del hombro no dolía tanto, pero el de la pierna era más visible y doloroso.
-¡Oh! Y siento lo que te he dicho antes… perdón… aunque es cierto, no debería haber dicho eso…-. Intenté volver a levantarme, pero mi pierna cedió.- Duele…- murmullaba mientras me cogía con fuerza la pierna. – Esto no me había pasado nunca… ni siquiera jugando al futbol. Bueno… cosas de la vida… oye… ¿Luto, no? ¿Podrías… ayudarme con esto?- dije, dirigiéndome hacia el chico que me había sacado de la muchedumbre antes.
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Silver / Albert Froste
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Aquel chico era un poco extraño, se había levantado de golpe para hablar, pero al parar había vuelto a caerse y luego no podía levantarse, por no decir que no paraba de pedir disculpas por un comentario que me parecía más que normal, pero vamos, tampoco es que le conozca a fondo, o mejor dicho ni siquiera se su nombre. – Claro sin problemas, pero al menos dime cómo te llamas, que no te has presentado -, me agache para agarrarle de la espalda – Vamos, ¡Arriba! – dije mientras le ayudaba a levantarse, tras un pequeño y costoso esfuerzo por su parte conseguimos ponernos de pie, me coloque mejor y le agarre el hombro mientras le sujetaba la espalda con el brazo, al ser el chico bajito tenía que ir algo encorvado, era molesto pero tampoco me voy a poner quisquilloso.
Empezamos a movernos lentamente, al principio íbamos bastante descoordinados y no avanzábamos casi nada, hasta que al final le pillamos el truco – Me parece raro que no puedas andar por un pisotón, sí que te han tenido que pisar con ganas para causar esto – deje soltar una pequeña risa tras el comentario, finalmente conseguimos salir de la gran escuela, pasando sus inmensas puertas llegamos a la extensa entrada, donde había multitud de estudiantes hablando, cuando caí en que no sabía a donde quería ir el chico le pregunte intrigado, ya que por mi parte era salir de allí, pero por la suya ni idea – Por cierto, ¿a dónde quieres ir?, que estamos yendo hacia adelante sin que sepa ningún rumbo -, mire al cielo y le eche una mirada a las nubes que se movían rápidamente, al salir de aquel edificio se notaba que el día era más caluroso que esta mañana cuando había venido a clase, iba a ser un largo e incomodo día por ello, aun no estaba acostumbrado.
Empezamos a movernos lentamente, al principio íbamos bastante descoordinados y no avanzábamos casi nada, hasta que al final le pillamos el truco – Me parece raro que no puedas andar por un pisotón, sí que te han tenido que pisar con ganas para causar esto – deje soltar una pequeña risa tras el comentario, finalmente conseguimos salir de la gran escuela, pasando sus inmensas puertas llegamos a la extensa entrada, donde había multitud de estudiantes hablando, cuando caí en que no sabía a donde quería ir el chico le pregunte intrigado, ya que por mi parte era salir de allí, pero por la suya ni idea – Por cierto, ¿a dónde quieres ir?, que estamos yendo hacia adelante sin que sepa ningún rumbo -, mire al cielo y le eche una mirada a las nubes que se movían rápidamente, al salir de aquel edificio se notaba que el día era más caluroso que esta mañana cuando había venido a clase, iba a ser un largo e incomodo día por ello, aun no estaba acostumbrado.
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Lutoha
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Me incorporé como pude y, con la ayuda de Luto, pude levantarme y mantenerme estable. – Oh, si… soy Silver… Silver Froste, un placer- dije dirigiéndole una sonrisa tímida al chico, el cual me sujetaba. – Ay ay ay… cuidado… también me han pisado en el hombro izquierdo… cuidado por donde mi coges…- añadí cuanto me agarró el hombro, intentándome ayudar a caminar. – No me duele tanto, pero no me cojas demasiado fuerte allí…-.
Nuestra coordinación era desastrosa. Yo aun cojeaba mucho, así que nuestros pasos iban descoordinados a más no poder. Por suerte, empezamos a coordinarnos mejor. Yo ya no cojeaba tanto, y nuestra movilidad aumentó. Tras el comentario de Luto, Albert decidió tomar mi cuerpo, vigilando el dolor de mi pierna, para contestar, - Esos necios solo desean salir del colegio para aprovechar la tarde… así que como mas fuerte pisas, para ellos es mas impulso para salir antes… y si alguien cae, pues se queda allí… la gran mayoría de alumnos son unos descerebrados incompetentes que deberían relajarse un poco… pero la vida es así, y una ha de aguantarse… yo quería ir a comprar un helado, pero ahora… bagh, déjalo….-.
Albert me devolvió el cuerpo para que yo pudiese contestar la siguiente pregunta del chico. – Lo cierto es que yo tampoco sé muy bien donde ir… ¿la enfermería debería de estar cerrada ya?… no, espera, la enfermera no ha venido hoy… en ese caso, lo mejor es salir a fuera. Con un poco de suerte, algún profesor podrá ayudarnos…- dije un poco dudoso de mi mismo.
Salimos a fuera. Empezamos a observar de lado a lado de la entrada. – Debería de haber algún profesor por aquí…- dije mirando de derecha a izquierda y viceversa. Pero ningún profesor estaba allí. Casi dándome por vencido, y preparado para decirle a Luto que me dejase en el suelo, alguien llamó mi atención por detrás. – ¡Hey, ustedes dos!… ¿qué les ocurre?-. Miré hacia atrás. Era un profesor, completamente desconocido para mí. Después de todo, el Shibusen era una escuela grande, y había muchos profesores, de los cuales solo conocía dos o tres. – Hey, Hey… ¿qué les ha pasado? ¿Se encuentran bien?-. Yo asentí con la cabeza, y seguidamente mostré mi pierna, con el moratón en ella. El profesor pareció entender la situación. – Vaya… ¿qué ha pasado? Ha sido la salida, ¿cierto? Bueno… no te preocupes, se te pasará rápido. Solo tienes que ponerte hielo y se te pasará en seguida, ya lo veras… y yo tengo prisa. ¡Nos vemos mañana, chicos!- dijo felizmente mientras se alejaba.
Como un estúpido, me quedé inmóvil. ¿Por qué no recordaba que a todos los dolores se ponía hielo para calmar la herida? Y fui más estúpido aún, pues yo podía crear hielo. – Luto vamos a las escaleras y sentémonos allí… oh, y apártate unos cuantos metros, por favor…-. Tras decir eso, esperé a que Luto se alejara unos metros para poder crear una pequeña aguja de hielo con el “Paisaje Helado”. Las agujas se esparcieron a mí alrededor a unos 5 metros, y yo cogí la más grande y me la puse encima del golpe. – Bien… creo que esto ya esta… nos sentamos un rato? Para charlar y eso… ¿o tienes que irte?- le pregunté a Luto mientras me sentaba en el primer escalón de las interminables escaleras.
Nuestra coordinación era desastrosa. Yo aun cojeaba mucho, así que nuestros pasos iban descoordinados a más no poder. Por suerte, empezamos a coordinarnos mejor. Yo ya no cojeaba tanto, y nuestra movilidad aumentó. Tras el comentario de Luto, Albert decidió tomar mi cuerpo, vigilando el dolor de mi pierna, para contestar, - Esos necios solo desean salir del colegio para aprovechar la tarde… así que como mas fuerte pisas, para ellos es mas impulso para salir antes… y si alguien cae, pues se queda allí… la gran mayoría de alumnos son unos descerebrados incompetentes que deberían relajarse un poco… pero la vida es así, y una ha de aguantarse… yo quería ir a comprar un helado, pero ahora… bagh, déjalo….-.
Albert me devolvió el cuerpo para que yo pudiese contestar la siguiente pregunta del chico. – Lo cierto es que yo tampoco sé muy bien donde ir… ¿la enfermería debería de estar cerrada ya?… no, espera, la enfermera no ha venido hoy… en ese caso, lo mejor es salir a fuera. Con un poco de suerte, algún profesor podrá ayudarnos…- dije un poco dudoso de mi mismo.
Salimos a fuera. Empezamos a observar de lado a lado de la entrada. – Debería de haber algún profesor por aquí…- dije mirando de derecha a izquierda y viceversa. Pero ningún profesor estaba allí. Casi dándome por vencido, y preparado para decirle a Luto que me dejase en el suelo, alguien llamó mi atención por detrás. – ¡Hey, ustedes dos!… ¿qué les ocurre?-. Miré hacia atrás. Era un profesor, completamente desconocido para mí. Después de todo, el Shibusen era una escuela grande, y había muchos profesores, de los cuales solo conocía dos o tres. – Hey, Hey… ¿qué les ha pasado? ¿Se encuentran bien?-. Yo asentí con la cabeza, y seguidamente mostré mi pierna, con el moratón en ella. El profesor pareció entender la situación. – Vaya… ¿qué ha pasado? Ha sido la salida, ¿cierto? Bueno… no te preocupes, se te pasará rápido. Solo tienes que ponerte hielo y se te pasará en seguida, ya lo veras… y yo tengo prisa. ¡Nos vemos mañana, chicos!- dijo felizmente mientras se alejaba.
Como un estúpido, me quedé inmóvil. ¿Por qué no recordaba que a todos los dolores se ponía hielo para calmar la herida? Y fui más estúpido aún, pues yo podía crear hielo. – Luto vamos a las escaleras y sentémonos allí… oh, y apártate unos cuantos metros, por favor…-. Tras decir eso, esperé a que Luto se alejara unos metros para poder crear una pequeña aguja de hielo con el “Paisaje Helado”. Las agujas se esparcieron a mí alrededor a unos 5 metros, y yo cogí la más grande y me la puse encima del golpe. – Bien… creo que esto ya esta… nos sentamos un rato? Para charlar y eso… ¿o tienes que irte?- le pregunté a Luto mientras me sentaba en el primer escalón de las interminables escaleras.
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Silver / Albert Froste
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Vino un hombre, que imagino que sería un profesor, pero vamos, como si nada, fue un simple hola y adiós sin ningún afecto por sus alumnos, puede que no se conocieran, no sabía cuántos profesores y trabajadores tenía la escuela pero posiblemente muchos. Acabamos llegando a las escaleras, Silver me pidió que me apartase un poco, no tenía ni idea de que se disponía a hacer o simplemente tendría vergüenza de estar tanto rato junto a mí, pero estaba completamente equivocado, el ambiente empezó a refrescarse y en cuestión de segundos salieron una gran cantidad de pequeños carámbanos de hielo de la nada, mis cejas se habían levantado solas al ver aquello, mi cara de asombro debía de hacerme parecer tonto, jamás había visto algo así no podía creérmelo, se notaba que era nuevo, seguía con mi estupefacta mirada mientras le observaba coger uno de esos trozos y llevárselo a la herida, acto seguido yo también cogí un trozo de hielo, no sabía muy bien porque, pero necesitaba ver si era real, y ya de paso como hacía un calor sofocante, pues pensé que me vendría bien ponérmelo en la frente para refrescarme un poco.
El chico me pregunto si tenía que irme, negué moviendo la cabeza sutilmente de lado a lado –No, no tengo ninguna prisa, tampoco tengo nada que hacer, así que me quedarte contigo –, tras contestarle no tarde en soltar las palabras de asombro que estaba guardando desde aquel frio espectáculo – ¿Cómo narices has hecho eso?, o sea, lo de sacar hielo de la nada, ¿eres un brujo o algo de ese estilo? – tenía demasiadas dudas, ser nuevo en esa escuela era raro, solo sabía que existían técnicos y armas, ¿pero brujos también?, aun me quedaba mucho por aprender, puede que también hubiera caballeros, dragones incluso hadas, cada vez que lo pensaba se me hacía un nudo de mariposas en el estómago.
De repente vino a mi mente una cosa que me dijo el chico con anterioridad – Oye, antes has dicho que querías un helado, ¿no? O eso creo haber escuchado, si quieres puedo pasarme por la cafetería en un momento y ver si tienen algún tipo de helados, pillarlos y volver, que si te digo la verdad me está entrando el gusanillo de comer algo -. Si tenía hambre, así que algo que llevarme a la boca sería lo mejor, aunque fuese un helado, era comida y refrescaba, y ya de paso podría comprarme un bocadillo para después en la cafetería ya que no me apetecía cocinar hoy nada.
El chico me pregunto si tenía que irme, negué moviendo la cabeza sutilmente de lado a lado –No, no tengo ninguna prisa, tampoco tengo nada que hacer, así que me quedarte contigo –, tras contestarle no tarde en soltar las palabras de asombro que estaba guardando desde aquel frio espectáculo – ¿Cómo narices has hecho eso?, o sea, lo de sacar hielo de la nada, ¿eres un brujo o algo de ese estilo? – tenía demasiadas dudas, ser nuevo en esa escuela era raro, solo sabía que existían técnicos y armas, ¿pero brujos también?, aun me quedaba mucho por aprender, puede que también hubiera caballeros, dragones incluso hadas, cada vez que lo pensaba se me hacía un nudo de mariposas en el estómago.
De repente vino a mi mente una cosa que me dijo el chico con anterioridad – Oye, antes has dicho que querías un helado, ¿no? O eso creo haber escuchado, si quieres puedo pasarme por la cafetería en un momento y ver si tienen algún tipo de helados, pillarlos y volver, que si te digo la verdad me está entrando el gusanillo de comer algo -. Si tenía hambre, así que algo que llevarme a la boca sería lo mejor, aunque fuese un helado, era comida y refrescaba, y ya de paso podría comprarme un bocadillo para después en la cafetería ya que no me apetecía cocinar hoy nada.
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Lutoha
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Luto se sentó a mi lado, mientras decía que no tenía nada que hacer. Aunque fue rápida su expresión de asombro hacia mi “poder”, si así se le puede decir. – Bueno… al parecer, mi longitud de onda es un tanto fría… seguramente debido a mi infancia en Hokkaido… y además, mi transformación en arma me “ayudó” a adquirir este extraño control sobre el hielo… - Dije mientras la mano que no sujetaba el hielo se transformaba en el final de mi forma de arma, dejando la mitad de mi brazo congelado y terminado en una especie de explosión de cristales helados. – Realmente mi forma de arma es un tanto extraña… pero se podría decir que soy una espada de hielo- Añadí mientras miraba la parte final del filo de mi brazo-espada.
Volví a transformar mi brazo, haciendo desaparecer mi forma de arma en mi brazo. – Pero no es de extrañar que otros alumnos de la escuela tengan algún poder especial… esto es Death City, ¡y puede pasar de todo! Además, he escuchado que, aparte de Técnicos y Armas, el Shibusen también tiene algún que otro Brujo como alumno… pero yo no conozco a ninguno… seguramente sean rumores que pasan…- dije, girándome hacia el imponente edificio que de alzaba a nuestras espaldas.
Unos pocos minutos más tarde, Luto se ofreció para ir a buscar comida. Albert estaba bastante contento con la idea, pero yo no quería que se preocupara tanto por ese capricho de antes. – Enserio, no hace falta que…- no terminé la frase, Albert ya había tomado mi cuerpo y ya me estaba haciendo babear. – Pero ya que quieres ir… venga, no seré malo- dijo mientras se metía una mano en el bolsillo y sacaba un poco de dinero. – Venga, ten. Cómprame un helado de… de limón, ya sabes, ese de palo... y si no hay, diles que quiero un cucurucho de chocolate…- dijo fantaseando en los helados. Esta vez no negué su acción. Por una vez, Albert había hecho algo correctamente.
Luto se marchó a la cafetería, dejándome solo. – Solo espero que la cafetería siga abierta… por cierto, bien hecho, Albert… no sabía que podías llegar a ser tan amable…- Dije un poco en voz alta.
-¡¿Eh?! ¿Es que no ya no confías en mí? Yo soy bueno… supongo… bueno, dejémoslo en que he hecho una buena obra para la Navidad…-
-Para eso queda mucho…-
-¡D-Déjalo ya! Ahora solo quiero comer helado…-
Y así me quedé esperando al regreso de Luto, olvidando ya, prácticamente el dolor de pierna.
Volví a transformar mi brazo, haciendo desaparecer mi forma de arma en mi brazo. – Pero no es de extrañar que otros alumnos de la escuela tengan algún poder especial… esto es Death City, ¡y puede pasar de todo! Además, he escuchado que, aparte de Técnicos y Armas, el Shibusen también tiene algún que otro Brujo como alumno… pero yo no conozco a ninguno… seguramente sean rumores que pasan…- dije, girándome hacia el imponente edificio que de alzaba a nuestras espaldas.
Unos pocos minutos más tarde, Luto se ofreció para ir a buscar comida. Albert estaba bastante contento con la idea, pero yo no quería que se preocupara tanto por ese capricho de antes. – Enserio, no hace falta que…- no terminé la frase, Albert ya había tomado mi cuerpo y ya me estaba haciendo babear. – Pero ya que quieres ir… venga, no seré malo- dijo mientras se metía una mano en el bolsillo y sacaba un poco de dinero. – Venga, ten. Cómprame un helado de… de limón, ya sabes, ese de palo... y si no hay, diles que quiero un cucurucho de chocolate…- dijo fantaseando en los helados. Esta vez no negué su acción. Por una vez, Albert había hecho algo correctamente.
Luto se marchó a la cafetería, dejándome solo. – Solo espero que la cafetería siga abierta… por cierto, bien hecho, Albert… no sabía que podías llegar a ser tan amable…- Dije un poco en voz alta.
-¡¿Eh?! ¿Es que no ya no confías en mí? Yo soy bueno… supongo… bueno, dejémoslo en que he hecho una buena obra para la Navidad…-
-Para eso queda mucho…-
-¡D-Déjalo ya! Ahora solo quiero comer helado…-
Y así me quedé esperando al regreso de Luto, olvidando ya, prácticamente el dolor de pierna.
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Silver / Albert Froste
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Fue una sorpresa que Silver se entusiasmase tanto por el helado, sí que tenía ganas de tomarse uno, asique no le hice esperar mucho, me levante de la escalera y me sacudí los pantalones, me desperece estirando los brazos hacia arriba y le di la espalda haciendo un gesto con la mano – Volveré lo antes posible -, tras aquello puse mis manos detrás de la cabeza y empecé la marcha. En el poco tiempo que llevaba allí solo me había quedado con tres recorridos de aquella inmensa escuela, de la entrada a mi clase, de mi clase a la cafetería y de la cafetería al baño, todo lo demás era un laberinto para mí, haciéndome sentir insignificante entre sus paredes.
Siguiendo los pasillos que me eran conocidos e ignorando los desconocidos acabe llegando a la cafetería, aun había ambiente en ella a pesar de la hora que era, gente comiendo algo, charlando, utilizando sus portátiles y poco más. Me dirigí al mostrador y les pedí que me enseñaran la carta de helados que tuvieran, - A ver…almendrado, chocolate, fresa… ¡Ah!, aquí esta, os quedan de Limon? – La señora del mostrador afirmo con la cabeza con gran desgana. – Póngame dos entonces -. Una vez que los tuve marche a ritmo rápido para que no se derritieran antes de llegar, me puse los dos envoltorios de los polos en los mofletes, se estaba tan fresquito que podría estar así todo el día.
No tarde mucho en salir de la escuela, la cafetería no estaba muy lejos de la entrada, volvi a donde había dejado a Silver y me puse de nuevo a su lado – Toma aquí tienes, un polo de limón como me dijiste – se lo lance desde arriba sobre sus piernas. – Y toma, a este invito yo –. Le devolví el dinero que me había dado en un principio para pagar el helado mientras me sentaba de nuevo a su lado. Abrí el envoltorio de mi polo, lo olí y le pegue un muerdo. – Hacia tiempo que no probaba los polos de limón, están más ricos de lo que recordaba – deje caer una sonrisa tras mis palabras. Tenía mi helado en la mano derecha cuando me vino a la mente lo que me dijo antes de controlar el elemento hielo por su longitud de alma y trasforme mi antebrazo izquierdo en parte de mi cañón. – Mira, esta es mi arma, es un arma demoniaca cañón que dispara aire, ¿crees que podría controlar el aire como tú haces con el hielo por ser mi elemento afín? –. Tras pensar en eso estaba bastante entusiasmado la verdad, desconocía que las armas pudiéramos controlar nuestros elementos afín al alma sin entrar en este modo, desconocía muchas cosas sobre este mágico mundo en el que me encontraba actualmente y no me vendría mal empezar a aprender un poco más sobre él.
Siguiendo los pasillos que me eran conocidos e ignorando los desconocidos acabe llegando a la cafetería, aun había ambiente en ella a pesar de la hora que era, gente comiendo algo, charlando, utilizando sus portátiles y poco más. Me dirigí al mostrador y les pedí que me enseñaran la carta de helados que tuvieran, - A ver…almendrado, chocolate, fresa… ¡Ah!, aquí esta, os quedan de Limon? – La señora del mostrador afirmo con la cabeza con gran desgana. – Póngame dos entonces -. Una vez que los tuve marche a ritmo rápido para que no se derritieran antes de llegar, me puse los dos envoltorios de los polos en los mofletes, se estaba tan fresquito que podría estar así todo el día.
No tarde mucho en salir de la escuela, la cafetería no estaba muy lejos de la entrada, volvi a donde había dejado a Silver y me puse de nuevo a su lado – Toma aquí tienes, un polo de limón como me dijiste – se lo lance desde arriba sobre sus piernas. – Y toma, a este invito yo –. Le devolví el dinero que me había dado en un principio para pagar el helado mientras me sentaba de nuevo a su lado. Abrí el envoltorio de mi polo, lo olí y le pegue un muerdo. – Hacia tiempo que no probaba los polos de limón, están más ricos de lo que recordaba – deje caer una sonrisa tras mis palabras. Tenía mi helado en la mano derecha cuando me vino a la mente lo que me dijo antes de controlar el elemento hielo por su longitud de alma y trasforme mi antebrazo izquierdo en parte de mi cañón. – Mira, esta es mi arma, es un arma demoniaca cañón que dispara aire, ¿crees que podría controlar el aire como tú haces con el hielo por ser mi elemento afín? –. Tras pensar en eso estaba bastante entusiasmado la verdad, desconocía que las armas pudiéramos controlar nuestros elementos afín al alma sin entrar en este modo, desconocía muchas cosas sobre este mágico mundo en el que me encontraba actualmente y no me vendría mal empezar a aprender un poco más sobre él.
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Lutoha
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
Durante el tiempo que esperé el regreso de Luto, me quedé embobado mirando las nubes del ya anaranjado cielo, notando la brisa den todo mi cuerpo. Sintiéndome… ¿refrescado quizás? Aunque no tanto como para no aceptar comerme mi helado…
La voz de Luto me despertó a tiempo para coger el helado con las dos manos casi a punto que se me escurriera de las piernas. Sin darme cuenta, el hielo que había usado para calmar el moratón de mi pierna se había deshecho, dejando solo agua fresca mojándome la pierna. – ¿E-Eh? Pero… - callé un momento. Realmente no hacía falta discutir por el tema de dinero, el cual me lo devolvía junto al helado. – Déjalo… gracias por todo – acabé añadiendo con una sonrisa. “- Y yo que por una vez hago una buena acción…-
-La intención es lo que cuenta, Albert-” discutimos mentalmente mientras guardaba el dinero en mi bolsillo y abría el envoltorio del helado de limón que me había invitado Luto. Empecé lamiéndolo durante un buen rato. Para mí, esa era la mejor manera de aprovechar todo el gusto de un helado. Mientras lo iba lamiendo, Luto lanzó una extraña pregunta al aire, acompañada de su presentación como arma demoníaca. –Vaya… ahora sí que me has dejado confuso… No lo sé, realmente- dije un poco decepcionado por no saber bien que contestar. – Quizás haya alguna posibilidad de poder hacerlo… con entrenamiento y esfuerzo, todo se puede lograr… o casi todo… el caso es que siendo tu elemento afín el aire, quizás deberías buscar alguien que pueda enseñarte alguna técnica o algo parecido… - dije haciendo una pausa. – ¿Sabes? hay gente de todo tipo en esta escuela… por lo que es probable que haya gente con habilidades, otos con poderes sobrenaturales… otros con síntomas raros… jeje – dije con una risa tonta después de decir “síntomas raros”… por supuesto, me refería a mi caso de doble identidad… aunque nadie nunca dijo que no podían haber otros como yo o con “síntomas raros” desconocidos para mi… - El caso es que alguien debe de haber por aquí que pueda ayudarte… y si no, entrena por tu cuenta. Desarrolla tus técnicas y busca maneras de aprovechar tu elemento – dije mirando mi brazo, el que anteriormente había transformado en arma, y luego le di un mordisco al helado.
– Ciertamente esta mas bueno de lo que yo también recordaba… y eso que me comí uno la semana pasada… ¡nunca dejara de gustarme este helado! – dije con una pequeña carcajada. Y seguidamente me volví a quedar embobado mirando el cielo. No sabía porque, pero hoy el cielo estaba más… atractivo que otros días… o algo parecido, no lo sé.
La voz de Luto me despertó a tiempo para coger el helado con las dos manos casi a punto que se me escurriera de las piernas. Sin darme cuenta, el hielo que había usado para calmar el moratón de mi pierna se había deshecho, dejando solo agua fresca mojándome la pierna. – ¿E-Eh? Pero… - callé un momento. Realmente no hacía falta discutir por el tema de dinero, el cual me lo devolvía junto al helado. – Déjalo… gracias por todo – acabé añadiendo con una sonrisa. “- Y yo que por una vez hago una buena acción…-
-La intención es lo que cuenta, Albert-” discutimos mentalmente mientras guardaba el dinero en mi bolsillo y abría el envoltorio del helado de limón que me había invitado Luto. Empecé lamiéndolo durante un buen rato. Para mí, esa era la mejor manera de aprovechar todo el gusto de un helado. Mientras lo iba lamiendo, Luto lanzó una extraña pregunta al aire, acompañada de su presentación como arma demoníaca. –Vaya… ahora sí que me has dejado confuso… No lo sé, realmente- dije un poco decepcionado por no saber bien que contestar. – Quizás haya alguna posibilidad de poder hacerlo… con entrenamiento y esfuerzo, todo se puede lograr… o casi todo… el caso es que siendo tu elemento afín el aire, quizás deberías buscar alguien que pueda enseñarte alguna técnica o algo parecido… - dije haciendo una pausa. – ¿Sabes? hay gente de todo tipo en esta escuela… por lo que es probable que haya gente con habilidades, otos con poderes sobrenaturales… otros con síntomas raros… jeje – dije con una risa tonta después de decir “síntomas raros”… por supuesto, me refería a mi caso de doble identidad… aunque nadie nunca dijo que no podían haber otros como yo o con “síntomas raros” desconocidos para mi… - El caso es que alguien debe de haber por aquí que pueda ayudarte… y si no, entrena por tu cuenta. Desarrolla tus técnicas y busca maneras de aprovechar tu elemento – dije mirando mi brazo, el que anteriormente había transformado en arma, y luego le di un mordisco al helado.
– Ciertamente esta mas bueno de lo que yo también recordaba… y eso que me comí uno la semana pasada… ¡nunca dejara de gustarme este helado! – dije con una pequeña carcajada. Y seguidamente me volví a quedar embobado mirando el cielo. No sabía porque, pero hoy el cielo estaba más… atractivo que otros días… o algo parecido, no lo sé.
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Silver / Albert Froste
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
No me incomodaba el silencio, la verdad es que se estaba bastante a gusto allí sentado con los helados, mientras observaba la vista de la ciudad y el desierto perdiéndose en el horizonte desde lo alto de aquellas escaleras, podría decirse que era visualmente bonito por el contraste que le daba el color del cielo del momento, le di un muerdo a mi polo y lo saboreé lentamente. – Pues intentare darlo todo para mejorar mis habilidades, que como solo llevo unas semanas aquí ando aun perdido en esos temas y solo se hacer lo poco que he aprendido por mi cuenta -, no apartaba la mirada del frente, las nubes se estaban moviendo bastante rápido y en consecuencia estaba corriendo un poco de aire, pero tampoco voy a ser muy tiquismiquis con eso, mientras no haga un frió extremo podía aguantarme. – Por cierto, no entiendo muy bien las distribuciones de las clases, o sea hay gente de todas las edades, pero como lo hacen ¿por rangos de habilidades?, ya que no me suena haberte visto por mi aula, e incluso podríamos coincidir en un futuro como los dos somos armas – le mire con una pequeña sonrisa que asomaba por mi cara. – Y si no es molestia, ¿cuántos años tienes?, no pareces tener más de 15 y bueno, me ha entrado la duda -.
Podía ver a la gente bajar, parecían hormigas desde allí arriba, me resultaba gracioso, pero eso me hizo pensar en la pierna de Silver y en el rato que llevábamos allí sentados tranquilamente por ello. – Ah, me acabo de acordar de tu pierna, ¿qué tal estas?, ¿crees que ya puedes andar mejor?, me gustaría dar una vuelta si no es mucha molestia -. Se estaba bien, pero si por mi fuera me gustaría andar un rato y dar un vuelta, se me estaban empezando a dormir las piernas y el culo de estar allí sentado, puede que fuese por la posición en la que estaba sentado, ya que eran unas escaleras y no eran precisamente cómodas. Ya casi me había acabado el polo, solo me quedaban unos muerdos más que estaban alrededor del palo, es la putada de comértelos a mordiscos, están más ricos pero se acaban antes.
Lo que me quedaba no me duro ni un minuto, solo me quedaba el palo y en vez de tirarlo me lo quede en la boca para morderlo y jugar con él, era una manía que tenia de chico, como mucha gente, el morder los bolis, lápices y ese tipo de cosas. Me levante tras terminarlo y me estire un poco, levante un poco mi pierna derecha y la moví haciendo que temblara – Vaya asco, se me ha quedado dormida la pierna y es como si tuviera hormigas dentro – no pude evitar soltar unas carcajadas, me pasaba con bastante frecuencia y era algo incómodo, pero nunca me acostumbraba a ello.
Podía ver a la gente bajar, parecían hormigas desde allí arriba, me resultaba gracioso, pero eso me hizo pensar en la pierna de Silver y en el rato que llevábamos allí sentados tranquilamente por ello. – Ah, me acabo de acordar de tu pierna, ¿qué tal estas?, ¿crees que ya puedes andar mejor?, me gustaría dar una vuelta si no es mucha molestia -. Se estaba bien, pero si por mi fuera me gustaría andar un rato y dar un vuelta, se me estaban empezando a dormir las piernas y el culo de estar allí sentado, puede que fuese por la posición en la que estaba sentado, ya que eran unas escaleras y no eran precisamente cómodas. Ya casi me había acabado el polo, solo me quedaban unos muerdos más que estaban alrededor del palo, es la putada de comértelos a mordiscos, están más ricos pero se acaban antes.
Lo que me quedaba no me duro ni un minuto, solo me quedaba el palo y en vez de tirarlo me lo quede en la boca para morderlo y jugar con él, era una manía que tenia de chico, como mucha gente, el morder los bolis, lápices y ese tipo de cosas. Me levante tras terminarlo y me estire un poco, levante un poco mi pierna derecha y la moví haciendo que temblara – Vaya asco, se me ha quedado dormida la pierna y es como si tuviera hormigas dentro – no pude evitar soltar unas carcajadas, me pasaba con bastante frecuencia y era algo incómodo, pero nunca me acostumbraba a ello.
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Lutoha
Re: La temible salida del colegio [Priv. Lutoha]
-¡Esa es la actitud!- le dije después de escuchar su respuesta mientras seguía lamiendo y degustando mi helado. Atento a su próxima pregunta, quedé un poco confuso. – Ahora que lo dices… no lo sé. No sé cómo nos clasifican, pues yo he estado en clases con chicos de 16 o mayores… supongo que dependerá de lo que hayas decidido estudiar, de tus aspiraciones… de tu forma… pero no lo sé exactamente, jeje- dije disimulando una pequeña sonrisa.
Esa pregunta me hizo pensar. Realmente había pasado bastante tiempo en la escuela vocacional del Shinigami, y sin embargo había muchas cosas que desconocía completamente: pasadizos a aulas de la escuela, funcionamientos internos, el sótano prohibido a los estudiantes… tantas cosas… pero esos pensamientos solo me hicieron despistarme y embobarme de nuevo, mirando sin rumbo al horizonte. De lo embobado que estaba, no alcancé a escuchar la pregunta que me hizo Luto. Por suerte, Albert si la oyó, con lo que respondió el por mí, tomando mi cuerpo. – ¡ding ding ding! ¡Correcto! No sobrepaso los 15. Casi, pero aún no. Solo tengo 14… pero bueno, cada uno tiene sus años. Seguro que tú no sobrepasas los 20, aunque no tienes pinta de tener 16… ¿cuantos tienes tú, Luto? – dijo añadiendo una risa final.
En cuanto a la otra pregunta de Luto, yo, sincera y personalmente, no la escuché. Seguía en mi mundo, pensando ya en cualquier tontería, de seguro. Pero claro, esa pregunta la había de responder yo, pues Albert no podía decir si me hacía daño o no mi propia pierna. Disimuladamente, Albert repitió la pregunta mientras me daba golpes en la frente. – Mi pierna… mi pierna… -. Sobresaltado, reaccioné un poco… diferente de lo que estaba diciendo Albert. – ¿Eh? ¿Ah? ¿Mi pierna? ¿Qué le pasa a mi pierna?- dije mirándomela. Estaba bastante mojada, ya que el hielo se había deshecho lentamente antes. – Ah, sí, mi pierna… ya no me duele tanto…- dije levantándome. Me tambalee un poco, pero no por culpa de del moratón, sino más bien porque se me habían dormido ambas piernas. - Se me durmieron las piernas… suele pasar cuando te sientas en la escalera por un rato largo… algunos notan hormigueos, yo siento como… si me lanzaran descargas eléctricas cada vez que piso el suelo… raro, ¿no crees?- dije con una sonrisa.
Empecé a dar saltitos para que se me despertaran un poco las piernas. – ¿Un paseo, entonces?- le dije a Luto, el cual también se había levantado y empezaba a tambalear su pierna, también dormida. Y así empezamos a bajar las interminables escaleras de la escuela. – Antes dijiste que eras nuevo, ¿no?... dime, ¿cómo lo llevas por la escuela? ¿Has hecho amigos? ¿Enemigos? Buscas Técnico… realmente es complicado conocer a todo el alumnado, pero para los nuevos siempre es más difícil… todos hemos sido nuevos. Yo por suerte tuve un buen compañero desde el inicio- dije recordando los primeros días en la escuela, cuando Albert aún estaba vivo e íbamos a todos los lugares de la escuela juntos, cruzándonos con gente… Albert era muy protector en aquel entonces. Esos recuerdos me provocaron que una lágrima cayera disimuladamente por mi mejilla. “-¡Hey! ¡Ni se te ocurra llorar por mí! Como si estuviera muerto… ah, sí lo estoy… ¡bueno, tú no llores!-” oía decir a Albert en mi mente. – Lo siento, solo se escapó una, y fue involuntaria - dije en voz alta. Rápidamente sequé mi lágrima y continué caminando. – y… ¿que llevó a la escuela vocacional? ¿Descubrirte… mejorar?- Albert tomó la última palabra - ¿Venganza, quizás?- y se le quedó mirando, con una amplia sonrisa en la boca.
Esa pregunta me hizo pensar. Realmente había pasado bastante tiempo en la escuela vocacional del Shinigami, y sin embargo había muchas cosas que desconocía completamente: pasadizos a aulas de la escuela, funcionamientos internos, el sótano prohibido a los estudiantes… tantas cosas… pero esos pensamientos solo me hicieron despistarme y embobarme de nuevo, mirando sin rumbo al horizonte. De lo embobado que estaba, no alcancé a escuchar la pregunta que me hizo Luto. Por suerte, Albert si la oyó, con lo que respondió el por mí, tomando mi cuerpo. – ¡ding ding ding! ¡Correcto! No sobrepaso los 15. Casi, pero aún no. Solo tengo 14… pero bueno, cada uno tiene sus años. Seguro que tú no sobrepasas los 20, aunque no tienes pinta de tener 16… ¿cuantos tienes tú, Luto? – dijo añadiendo una risa final.
En cuanto a la otra pregunta de Luto, yo, sincera y personalmente, no la escuché. Seguía en mi mundo, pensando ya en cualquier tontería, de seguro. Pero claro, esa pregunta la había de responder yo, pues Albert no podía decir si me hacía daño o no mi propia pierna. Disimuladamente, Albert repitió la pregunta mientras me daba golpes en la frente. – Mi pierna… mi pierna… -. Sobresaltado, reaccioné un poco… diferente de lo que estaba diciendo Albert. – ¿Eh? ¿Ah? ¿Mi pierna? ¿Qué le pasa a mi pierna?- dije mirándomela. Estaba bastante mojada, ya que el hielo se había deshecho lentamente antes. – Ah, sí, mi pierna… ya no me duele tanto…- dije levantándome. Me tambalee un poco, pero no por culpa de del moratón, sino más bien porque se me habían dormido ambas piernas. - Se me durmieron las piernas… suele pasar cuando te sientas en la escalera por un rato largo… algunos notan hormigueos, yo siento como… si me lanzaran descargas eléctricas cada vez que piso el suelo… raro, ¿no crees?- dije con una sonrisa.
Empecé a dar saltitos para que se me despertaran un poco las piernas. – ¿Un paseo, entonces?- le dije a Luto, el cual también se había levantado y empezaba a tambalear su pierna, también dormida. Y así empezamos a bajar las interminables escaleras de la escuela. – Antes dijiste que eras nuevo, ¿no?... dime, ¿cómo lo llevas por la escuela? ¿Has hecho amigos? ¿Enemigos? Buscas Técnico… realmente es complicado conocer a todo el alumnado, pero para los nuevos siempre es más difícil… todos hemos sido nuevos. Yo por suerte tuve un buen compañero desde el inicio- dije recordando los primeros días en la escuela, cuando Albert aún estaba vivo e íbamos a todos los lugares de la escuela juntos, cruzándonos con gente… Albert era muy protector en aquel entonces. Esos recuerdos me provocaron que una lágrima cayera disimuladamente por mi mejilla. “-¡Hey! ¡Ni se te ocurra llorar por mí! Como si estuviera muerto… ah, sí lo estoy… ¡bueno, tú no llores!-” oía decir a Albert en mi mente. – Lo siento, solo se escapó una, y fue involuntaria - dije en voz alta. Rápidamente sequé mi lágrima y continué caminando. – y… ¿que llevó a la escuela vocacional? ¿Descubrirte… mejorar?- Albert tomó la última palabra - ¿Venganza, quizás?- y se le quedó mirando, con una amplia sonrisa en la boca.
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