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Mensaje por Alan White Lun Sep 07, 2015 11:05 pm

Tenía los ojos fijos en un punto ciego de aquella enorme escalera, Alan se maldecía mentalmente por haber aceptado dicho desafío, ¿Quién en su sano juicio haría algo así? Pues claro, solo el de cabellos y ojos celestes se mandaría a lo loco para hacer cualquier cosa que su hermano le dijera que era imposible, pero a pesar de todo ya lo estaba consiguiendo. Bajo el siguiente escalón mientras una gota de sudor bajaba por su mentón golpeando en el concreto y secándose al instante por el devastador calor que hacía aquella tarde. Las manos de Alan estaban quemándose por lo caliente que estaban los escalones mientras el trataba de mantener el equilibro con sus piernas. ¿Qué es lo que estaba haciendo? Eso era algo fácil de explicar.

Aquella tarde Zerick y Alan habían comenzado con los desafíos cuando Alan había encontrado un huevo caduco en el refrigerador, retando a su hermano a que lo comiera y además de todo crudo. Zerick al inicio había dudado pero después de las burlas que el peliazul  había hecho termino por comerse aquello y entonces se desato el caos. Pues ambos hermanos fueron por ahí retándose entre ellos a hacer cosas asquerosas o simplemente imposibles. Y ahora Zerick seguramente disfrutaba con el sufrimiento de Alan, pues este tenía que bajar y subir las escaleras de shibusen solo usando sus manos. ¡Vaya locura! Pero aun así el había aceptado como si nada, se paró de manos y avanzo hacia las escaleras, al bajar el primer peldaño sintió que resbalaría o que sus manos se quemarían en el intento, es más el sol sonreía de una manera tan escalofriante que Alan hubiera jurado que se burlaba de él.

Continuo bajando con sumo cuidado cada uno de los peldaños mientras las personas que pasaban a su lado le veían extraño, la camiseta se la había fajado para que no callera pero debido a la gravedad ya venía un poco desfajada pero aun así nada de lo que preocuparse. Las miradas iban desde sorprendidas hasta desconcertadas, pues aquellas escaleras del infierno eran demasiado como para subirlas a pie, ya ni hablar de bajar y subirlas con solo las manos. Así que el peliazul trato de bajar lo más rápido posible pues sabía que el verdadero reto estaría en subirlas nuevamente. Una vez que llego abajo algunas personas que se habían quedado a observar su progreso literalmente aplaudieron atrayendo las miradas de otros curiosos que solo se quedaban viendo al chico empapado en sudor.

Estando abajo se puso de pie y después miro a la cima donde su hermano le esperaba con una, sonrisa burlona y volvió a pararse solo con las manos y comenzar a subir las escaleras lo más rápido que podía sintiendo como sus brazos pedían que parase, pero su orgullo no podría hacerle eso, mas todo lo que había logrado fue en vano cuando escucho un -¡CUIDADO! –el grito le saco de concentración haciendo que tratara de levantar el rostro solo para ser golpeado en la cara por un ¿pato? No tuvo tiempo de pensar muy bien o de concentrarse en nada que no fuera su equilibrio el cual no duro pues el golpe había sido directo lo cual termino por hacerlo caer rodando por las escaleras mientras veía como el pato huía. ¿Qué demonios con el pato? Así que sin pensarlo dos veces y después de haber caído de los seis escalones que ya había subido se paró y atrapo al pato en sus brazos el cual le atacaba directo al rostro, pero Alan no tomo mucha importancia de eso, si no de la chica que se había parado frente suyo quien parecía cansada. También lucia como que quería el pato. -¿Este pato es tuyo? –pregunto interesado en la respuesta de ella, mientras seguía siendo atacado por el animal y su hermano bajaba por las escaleras.
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Mensaje por Ruri Togashi Sáb Sep 26, 2015 12:25 am

Tal vez estaba mal que ella misma lo dijera, en especial cuando, por supuesto, lo decía cada que planeaba algo nuevo a gran escala, pero siempre pensaba y motivaba así a sus "muchachos", que la superación era importante, siempre dar un paso hacia adelante, ¡No conformarse con lograr lo mejor y buscar siempre un poco más! ¡Dar el 110%! La rubia mantenía y defendía fervientemente esta ideología... hasta que le preguntaban por sus deberes, claro, pero ese no es el punto. El punto en ese momento era que, gracias a ciertas circunstancias un tanto singulares, tenían una oportunidad que no podían ni pensaban malgastar.

Todo había empezado un día antes… Uno de los chicos con los que la lanza almorzaba normalmente, anunció que se saltaría dicha hora para ir a solicitar un dormitorio temporal en Shibusen, cuando el grupo pidió una explicación de la repentina mudanza, pues el joven tenía casa propia, él mismo suspiró con pesadez y rascándose la cabeza declaró como si fuese algo de todos los días, que tenía una plaga de patos en su patio y que no había tardado nada en expandirse a dentro de la casa. Se tuvo que repetir esta historia aproximadamente cuatro veces y media para que el grupo entero terminara encogiéndose de hombros y asintiendo, de acuerdo todos en que era una situación lamentable… Los exterminadores siempre cobran extra por las aves. Fue cuando la chica se levantó de forma abrupta, golpeando la mesa con las palmas para hacer énfasis-¡No vas a pedir nada de dormitorio!-Exclamó con convicción, señalando al joven de tan patoso problema-¡¿No lo entienden?!-Subió a la silla, colocando un pie en el respaldo, consiguiendo una pose de líder nata-¡No están viendo más allá! ¡El mar de posibilidades!-Anunció con una determinación feroz en la mirada, mientras el singular grupo de ñoños tan fracasados como ella le vitoreaban, nunca esperaban menos de su líder.

Procedieron como si en verdad fuese una buena idea. Atraparlos había sido relativamente sencillo, aunque definitivamente no de forma que una organización de protección de animales hubiese aprobado, la rubia pensó que estaba bien, mientras solo fuera un rato, no tenía por qué pasar nada malo con los animales. Así pues, el equipo terrorista se preparó para su jugada, con varios sacos bastante grandes, que no paraban de agitarse de forma tan violenta que se requería un verdadero esfuerzo para sujetarlas-¡Ejem! Bien, ¿estamos listos para la segunda fase?-Preguntó, mirando con decisión a sus compañeros-¿Recuerdan sus posiciones? Haremos un repaso de los pasos y entonces comenzamos…-Dijo, mientras sacaba una hoja arrugada y manchada de varias cosas donde aparentemente tenía el plan, se aclaró la garganta, dispuesta a empezar a leer cuando un graznido especialmente fuerte la interrumpió.

La escena parecía sacada de una de esas películas fatalistas de animales asesinos, uno de los patos había logrado salir y al parecer no estaba de muy buen humor, tal vez le había molestado que lo metieran a un saco junto con otros patos, pero fuese cual fuese la razón de su enojo, no tardo en lanzarse contra cualquiera que veía, de forma violenta y acelerada. El ataque solo provoco que eventualmente, todos terminaran soltando su cargamento de patos, dejándolos libres y al parecer, tan enojados como el primero. En cuestión de unos segundos, una horda de patos atacaba a diestra y siniestra no solo a la pandilla de la espectacular idea, sino a todos los presentes en la explanada de la vocacional, el grito de retirada no fue necesario, pues antes de que incluso fuese oportuno darlo, ya todos corrían por sus vidas. Una escuela de estudiantes especializados en matar demonios… aterrorizada por patos… sonaba bastante convincente.

Ok, su plan tal vez no había sido tan espectacular como ella esperaba, más bien, había sido un completo desastre, gajes del oficio, pero por el momento tenía que preocuparse de dos cosas especialmente: 1) No ser comida de pato. 2) Que no hubiese nadie por ahí que la pudiese reconocer e ir de soplón. Sí la atrapaban en esta, si se iba a meter en una grande. Recorrió con la mirada la explanada rápidamente, solo para encontrar un único problema potencial en ella, cierto chico rubio con el que compartía algunas clases, podía o no recordarla pero… ¿Podía arriesgarse? ¿La había visto cargar y dirigir con los costales de patos? Tal vez un empujón a las escaleras… “Ah fue un pato, que lamentable… era un buen compañero, extraño verlo lamer botas en clase”… No, descarto la idea de inmediato y tuvo que concentrarse en escapar y tal vez salvar todas las vidas que pudiese en el proceso, especialmente cuando uno de los patos comenzó a correr escaleras abajo, y los otros comenzaban a seguirlo.

-¡CUIDADO!-Iba gritando mientras bajaba corriendo, sin tropezar a duras penas, un chico que el Shinigami sabría qué estaba haciendo no alcanzo a tomar acciones con la advertencia y termino como víctima del pato, se acercó, con la respiración agitada a darle el adiós al pobre chico, una perdida lamentable, pero aceptable, pensó-Descansa en p- Ah, ¿estas vivo?-Sonrió con nerviosismo y miro de reojo hacia arriba, donde la apocalipsis aviar se estaba dando lugar y que no tardaría mucho en llegar hasta ahí, entonces respondió la pregunta del chico que habia dado por muerto-Eh… no… U-una tanda de locos soltó un montón de patos allá arriba… q-que irresponsabilidad, deberías correr también sabes… y soltar esa…-tragó saliva y señalo con un movimiento de barbilla al pato- Cosa…

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Mensaje por Zerick Jericho Vie Oct 09, 2015 4:45 pm

Ugh, solo verle era doloroso. El chico acababa de terminar con su interesante recorrido escalera abajo y ahora comenzaría a subirla de regreso. A subirla con las manos. A la escalera del Shibusen. Mi sonrisa rebosante de satisfacción y confianza se amplió un poco más. Estaba en la cima de la escalera, con los brazos cruzados sobre mi pecho, dando una imagen de absoluta superioridad a mi rival en aquella heroica y valiente tanda de retos. Valiente para nosotros, infantil y totalmente desequilibrada para otros, como los espectadores y el pequeño grupo que se había reunido para observar en su extraña hazaña al de cabellos celestes, pero eso no importaba. Negué con la cabeza levemente mientras esperaba el instante en que sus brazos explotaran de manera impresionante y sangrienta debido a la sobredosis de esfuerzo que estaban realizando, como en alguna película que había visto. Eso o que simplemente se rindiera y se dejara caer sobre las escaleras, pero por algún motivo sabía que eso no iba a ocurrir en un momento cercano, sabía lo obstinado que se volvía mi hermano con respecto a no perder en esta clase de competencias auto-impuestas.

¿Y mi reto, se preguntarán? Pues ahora mismo lo estaba cumpliendo. Era un reto bastante simple, de hecho, pues creo que luego de verme vomitar de manera bastante gráfica debido a aquel huevo caducado, mi hermano había decidido tener un poco de compasión sobre mi, demostrando aquella amabilidad natural que llevaba siempre encima. Pobre ingenuo, la compasión era una peligrosa debilidad si con lo que estabas tratando era un juego de retos, todo el mundo lo sabía. Pero bueno, mi reto. Como había dicho, no era nada del otro mundo y-… ¿Qué demonios fue ese sonido? Había escuchado un sonido gutural a mis espaldas que tranquilamente podría haber provenido de algún demonio sacado de los peores confines del inframundo. De hecho estaba seguro de que se trataba del ataque de alguna criatura malévola y sobrenatural debido a la seguidilla de gritos de auxilio que escuché de parte de los estudiantes que estaban descansando en el patio. Por un momento mi valor flaqueó y no me atreví a darme la vuelta, pero al ver como una chica rubia pasaba a mi lado persiguiendo a un-… Esperen, ¿Un pato? Volteé rápidamente y por un segundo no pude creer lo que lo que veía. La imagen era mucho más impresionante de lo que esperaba en un principio, cuando creía que se trataba de algún ser demoníaco. De todas formas, un escalofrío recorrió mi espalda al ver a los causantes de tanto pánico. -- Mis ojos se encontraron con la mirada penetrante e intimidante de uno de los patos. Me imaginaba que se estaba preguntando por qué este humano no estaba corriendo despavorido como todos los demás. -Que este día llegaría, yo sabía.- Mi rostro finalmente reflejó la confianza de antes, abandonando cualquier rastro de sorpresa mientras una nueva sonrisa se dibujaba en el mismo. -Pero vencerte mi deber es. Hablar como Yoda mi dichoso reto es, pero sin problemas lo cumpliré.- Sin embargo, mi sonrisa se borró en el instante que vi como todos los patos parecían unir sus fuerzas ante mi persona. Seguro no soportaban que nadie les hiciera frente. Pero hablando como el gran maestro Jedi de las películas de ciencia ficción podía sentir la fuerza fluyendo sobre mi cuerpo. Sin dudas yo era el elegido, The Chosen One, era mi deber encargarme de estas criaturas y, y, y creo que por ahora lo mejor era una retirada estratégica porque los patos habían comenzado a graznar y avanzar contra mi con claras intenciones de hacerme daño. Me di la vuelta sin perder tiempo y comencé a bajar las escaleras dando grandes saltos, tratando de no perder el equilibrio a pesar de lo rápido que estaba huyendo, aunque claro, con mi suerte una hoja que volaba al fuerte viento de aquella altura se pegó contra mi cara y me hizo perder tanto el equilibrio como la visión de por donde iba, resultando en una caída bastante aparatosa y poco agraciada. Maldita sea, ¿Quién soltaba hojas al viento en medio de una escalera tan transitada? ¡Era peligroso!

Al llegar a los pies de las escaleras con mi caída, me quité la hoja de la cara mientras me levantaba como si nada hubiera pasado, y para mi sorpresa y curiosidad me encontré con mi hermano sosteniendo en sus brazos a una de aquellas temibles criaturas, por lo que lo señalé con un gesto incrédulo en mi rostro. -Criatura del infierno esa es, ¡Soltarla tu deber es!- Antes de poder continuar mis ojos dieron nuevamente con la chica de cabellos tan rubios como los míos, y ahora que la veía con mayor atención podía recordarla de alguna de mis clases, por lo que le ofrecí una pequeña sonrisa. -Ru-… Rudi…- Negué con la cabeza sin poder recordar el nombre antes de que mis ojos se iluminaran. -¡Ruriko tu eres!- Mi exclamación salió un poco más animada de lo que quería, supongo que por la adrenalina de haber estado a punto de perder la vida frente a un grupo de patos, así que solté una pequeña tos fingida para disimular antes de continuar. -Zerick Jericho mi nombre es, pero seguramente recordarme tu debes. Y Alan el nombre del chico sudado es.- Presenté a mi querido hermano, aunque tal vez ya habrían tenido la oportunidad o incluso ya se conocían, teniendo en cuenta que al unirme a ellos parecían haber estado hablando. Pero eso no importaba, solo quería excusas para continuar hablando de aquella forma tan ridi-… tan genial. Por cierto, que ya no estuviera subiendo las escaleras con las manos ¿significaba que yo había ganado? Aunque de ser así no sé cuanto tiempo tendría para festejar antes de que la amenaza de los patos nos alcanzara. Lo cual me llevó a recordar la hoja que tenía en mis manos y la cual llevé frente a mis ojos para analizarla con el ceño fruncido. No podía entender mucho porque la hoja estaba tanto arrugada como manchada con algún líquido del cual no quería saber su procedencia, pero por lo poco que pude sacar de la misma mis mirada se fue ensombreciendo y las manos que sostenían la hoja comenzaron a temblar. ¿A-acaso eran las indicaciones de como invocar a aquellos patos del mal? ¿Un ritual oscuro para traer a este mundo a esas criaturas? Sonaba descabellado pero los dibujos de patos y letras crípticas parecían indicar que así era. Increíble.
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Mensaje por Alan White Mar Oct 20, 2015 3:47 am

¿Cómo explicar aquellos eventos de una manera cuerda? De hecho ¿Había algo cuerdo en todo aquello? Alan se levantó con el pato en manos mientras miraba a la chica, esperen. – ¡Que estoy vivo! –casi grito cuando la chica hablo, mirándola de manera extraña. La miro un tanto extrañado mientras se ponía de pie sin soltar al ave solo para mirar hacia la cima de las escaleras de donde se aproximaba Zerick corriendo a una gran velocidad. Cuando este grito que le soltara Alan hizo caso omiso pasando por alto incluso aquel tono particular de voz. – ¿Pe-pero de donde salieron estas aves? –pregunto aún demasiado incrédulo. Porque toda aquella situación le parecía demasiado extraña, como sacada de alguna caricatura, pero tratándose de shibusen todo podía ser ¿No? Además… Técnicos que luchaban contra kishin ahuyentados por patos ¿Cuál era el futuro de aquella academia?

Negó con el rostro y después tomo –arrebato– el papel que Zerick tenía en las manos y que parecía estar afectándole demasiado. Bajo al pato con la delicadeza de un orangután mientras este se quedaba picoteando su pierna y la de los demás. ¿Qué era aquel papel? No entendía nada, ¿acaso era algún lenguaje antiguo que su hermano había aprendido y que el mismo no lo había hecho? Se llevó una mano a la boca mientras sentía que se ponía pálido, seguramente había sido transportado a una dimensión desconocida donde los demonios a vencer eran nada más y nada menos que… chan chan chan chaaaaaaan. Patos.

Estaba a punto de decir algo sobre sus sospechas cuando observo aquel ataque del demonio, una parvada de patos bajaban a toda velocidad por las escaleras del shibusen al inicio se detuvieron y parecía que observaban el ambiente, mientras que los ojos de todos los técnicos miraban hacia las escaleras, al sonido de un graznido del pato que estaba con ellos todas las aves comenzaron a bajar de golpe con unos ojos llenos de furia y prácticamente color rojos. Alan sintió un escalofrió y tomo al pato que seguía atacando a su pierna, lo más probable es que el mismo era el líder de aquella parvada y es por eso que todos le seguían. Tenían que eliminar al líder.

Zerick, puedes dejar de hablar como yoda. Tenemos que hacer que este pato nos cuente los secretos de su clan. –dijo completamente convencido de sus palabras mientras lo ponía debajo de su brazo y jalaba de la muñeca de Ruri con un poco de fuerza, claro porque tenían que protegerla a ella también. Observo a su hermano por unos simples segundos pero que para el peli azul parecían eternos, ¿sería la última vez que vería a su hermano después de aquel ataque? Sin más corrió por todo lo que era el rededor de la escuela jalando de la rubia sin pensar realmente lo hacía hasta que observo los cubos de basura tomando la tapa de aluminio y lanzadora a Zerick para que la usara a modo de escudo. –Lo mejor sería si nos dividiéramos, pero tú eres la mente criminal, hermano. –comento lanzando al pato hacia su hermano quien lo atrapo casi sin problemas, pero claro el pato no quería ser tan fácil atrapado y comenzó a picotear los costados de su hermano. Esperando que este soportara Alan siguió corriendo agarrando la muñeca de Ruri.

Hermano, si morirnos aquí, quiero que sepas que escondí tus historietas debajo del refrigerador. –se confesó finalmente acerca de una broma que le había hecho semanas atrás haciendo molestar al rubio porque tenía todos los números de Súper Cucaracha, una cucaracha creada genéticamente por su resistencia para atrapar a los malos. Pero claro aquello no importaría se dé hecho morían en aquel momento. –Y una cosa más… Cucaracha man no muere después de que cortaran su cabeza, pues debido a su fisionomía sobrevive lo suficiente para que vuelvan a implantarla. –grito contando el final de dicha saga de historietas, si iba a morir al menos no moriría con arrepentimientos, y si lograba ganar, haría definitivamente pato a la naranja con aquellas aves malignas, aunque si eran demonios ¿aun así podrían comerlas?

Dio la vuelta en una esquina esperando que su hermano hubiera hecho lo mismo y se pegó contra la pared de la pequeña callejuela a un lado de la escuela observando como la parvada de patos pasaba rápidamente por un lado de ellos sin mirarles realmente, al menos eso había creído en su escondite detrás del basurero, cuando observo a al menos tres o cuatro patos entrar en el mismo buscándoles, como si olieran el miedo. –Demonios, estamos fritos. –dijo como últimas palabras mientras soltaba la mano de la rubia y se hacía ovillo ocultándose un poco más detrás del contenedor de basura.
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Mensaje por Ruri Togashi Vie Oct 23, 2015 5:23 pm

-¡No lo estarás por mucho tiempo si no sueltas esa cosa!-Reclamó ante la aclaración del peliazul, señalando acusatoriamente al emplumado animal. El otro chico, el chupa medias que había pensado en elim… Salvar de la parvada de patos más arriba se hizo presente, dándole la razón en que debía de soltar a ese enviado del averno, mientras hablaba de forma rara, como el legendario maestro Jedi, solo que en vez de parecer un legendario maestro Jedi, viniendo de él le hacía pensar que tal vez tenía problemas de lenguaje o dislexia o simplemente era un rarito de primera. Pero que fuera un rarito era el menor de sus problemas; tal y como ella lo recordaba a él, él la recordaba a ella, chasqueo la boca y desvió la mirada, aun no estaba todo perdido, es decir… la recordaba ¿y? No quería decir que supiera que todo había sido obra suya, solo tenían que largarse de ahí, como hacían todos los demás, correr por sus vidas como si fueran un trio de victimas más… Asintió para sí misma un par de veces, sí, eso, estaba bien, no tenían por que saber nad…

¿¡Y DE DÓNDE HABIA SACADO EL CONDEANDO PAPEL!?

Lo reconoció al instante por las manchas que lucía, aun así instintivamente se llevó las manos a los bolsillos en una búsqueda frenética e inútil por lo que Zerick había encontrado y ahora el otro le acababa de arrebatar. Estaba frita, no solo frita, frita servida con algún tipo de aderezo caro y verduras al vapor, de esta no iba a salir bien parada, era la responsable de la peor tragedia en Shibusen, al menos de esta semana claro, y todos los sabrían, empezó a pensar en que podían dar de bocadillos en su funeral, era tan joven… a no ser que… Una sonrisa que fácilmente se podría categorizar como malvada se hizo presente en su rostro-Ahora también tiene sus huellas...-Les murmuró, con expresión sombría y manteniendo la tétrica sonrisa, sin estar demasiado segura si lograrían escucharle o no, debido al escándalo general-¡A-ahora est…!-Pero antes de que pudiese explicar todo, Alan la tomó de la muñeca y empezó a correr, sin previo aviso o siquiera preguntarle.

Se limitó a seguirle pues el huir en ese preciso instante estaba entre sus prioridades… al parecer aun no notaban que ella era la autora de tan precaria situación, por lo que era mejor mantener el perfil bajo, conformarse con el papel de víctima y simplemente huir en el anonima… ¡¿QUÉ ESE RUBIO CON PROBLEMAS DE HABLA ERA LA MENTE CRIMINAL?! ¡ANONIMATO Y UN COMINO, ESE ERA SU TITULO Y NADIE, MUCHO MENOS UN NIÑO CARA BONITA CON DISLEXIA LE IBA A QUITAR! No no, no podía explotar y reclamar como quería, la cara se le torno roja y mantuvo las mejillas bien infladas… tenía que pensar claro, huir y salir sin repercusiones… s-solo era un crédito estúpido y a final de cuentas vacío, ella no necesitaba ese tipo de cosas, no le pesaba tanto el orgullo… por supuesto que no.

-¡¿LLAMAS A ESE NOVATO LA MENTE CRIMINAL?! ¡¿ESTAS MAL DE LA CABEZA?!-Pateó uno de los botes de basura, habiendo fallado notoriamente en su intento de humildad, señalo al rubio con aura casi retadora, como si llamas de competitividad y orgullo le envolvieran en ese mismo instante, incluso los patos parecían haber parado a presenciar el espectáculo-¡NO ME LLEGAS A LOS TALONES, JERICHO!-Declaró desbordante de seguridad y bufó-¡JAMÁS LOGRARIAS ALGO COMO ESTO, CASUAL!-Terminó, respirando un tanto agitada por la carrera y el griterío, solo para notar que en efecto, estaban rodeados de patos, muchos más que al principio pues al parecer el ruido los atraía… demonios… al menos moriría con su titulo intacto.
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Mensaje por Zerick Jericho Jue Nov 05, 2015 11:22 pm

Siempre me había preguntado cómo sería estar en un apocalipsis de alguna clase. Ya saben, como esas películas algo malas que pasan en el horario de la tarde y que la gente generalmente no mira. Apocalipsis de algún tipo, no importaba cual, fuera causado por una catástrofe natural tanto como si era una epidemia que se escapaba de algún laboratorio y que convertía a los muertos en feroces devoradores de carne humana. Y, bueno, ¡Lo había logrado! Estaba en medio de un apocalipsis causado por peligrosos patos, la idea en sí era tanto emocionante como ridícula, pero allí estábamos, bajo el ataque de unos plumíferos con mala actitud. Y solo una cosa tenía en mente en aquellos momentos: Huir. ¡Huir por nuestras condenadas vidas! ¿Acaso esperaban que nos enfrentáramos a esas invocaciones del averno? ¡Por supuesto que no! Huir era la respuesta. Después de todo no veías a ninguno de los tan llamados enviados del mismo Shinigami-sama haciéndoles frente, ¡Todos ellos igual estaban huyendo! Así que solo asentí ante la primera indicación de mi hermano, notando con mi mirada como la de ojos ámbares se ponía un tanto nerviosa y parecía tener un debate interno o alguna clase de problema existencial. Incluso tuve que fruncir el ceño levemente con clara sospecha al escucharla susurrar algo ciertamente sombrío y extraño, ¿Nuestras huellas? No sabía a que se refería pero por el momento lo ignoré para enfocarme en el problema entre nuestras manos. Atrapé el pato entre mis brazos así también como el improvisado escudo, asintiendo y con una sonrisa orgullosa al ser llamado la mente criminal. Ciertamente lo era, aunque yo no había tenido nada que ver con el incidente que ahora asolaba Shibusen, pero bueno. La idea de dividirse era buena así que comencé a correr en dirección contraria a ellos, sintiendo los molestos picotazos del animal en mis brazos. Avance por los pasillos aledaños a los muros del Shibusen, pensando que el plan iba sin problemas, hasta que al cruzar por un atajo me encontré nuevamente con los otros dos, lo que causó un incosciente tic en mi ojo izquierdo, ¿Qué demonios? Se suponía que la idea era dividirse…

-Alan, eres un idiota.- De ninguna forma iba a aceptar la culpa por el error en el plan, aunque claramente había tomado algunos cruces que me habían cambiado de dirección, pero eso nadie tenía que saberlo. -Espera, ¿Qué?- Mis ojos se posaron en el de particulares cabellos azules con incredulidad, mientras el pato en mis manos pareció compadecerse por mi desdicha e hizo lo mismo, posando su fría mirada sobre el contrario. -¿L-la escondiste? Pensé que las había perdido para siempre, mi querida colección…- Creo que estaba divagando un poco, hablando en un tono de voz bajo y sintiendo como el animal volvía a su tarea de picotearme para que le soltara. Aunque al escuchar lo siguiente de parte de mi querido hermano creo que una lágrima de felicidad cayó por mi rostro mientras levantaba al pato con mis brazos para mirarle con felicidad -¡Lo sabía! Cucarachaman no podría morir así!- Hubiera continuado con mi alegría de no ser porque el animal no parecía tan contento como yo y ante mi movimiento comenzó a aletear con fuerza finalmente logrando liberarse de mi agarre. Igualmente noté como ahora nos encontrábamos en un callejón cerrado y del otro lado los amigos del pato nos habían rodeado. Ciertamente estábamos perdidos. Demonios, pero si yo tenía tantas cosas por hacer en mi vida. Estaba seguro de que me esperaban cosas grandes, no era posible que mi fin estuviera en aquel lugar tan poc-… -¿¡A quién llamas novato, enana insolente!?- La señalé con el dedo índice y seguidamente tiré el al suelo la tapa de aluminio, contestando a la patada que la rubia había dado a uno de los cubos. No podía ser menos. -I'm the King of Jokes, Blondie! ¡Nadie puede superarme en esto, llevo años en el negocio! ¡Mi reputación me precede!-

… Realmente no tenía muy claro por qué se había puesto así pero no me iba a dejar pisotear y menos por la de actitud tan extrovertida. Sí, sí, las bromas y actuaciones que solía hacer en clases eran ciertamente para considerarla como una de las mejores en el negocio, incluso se podría decir que algunas de sus jugadas me habían inspirado a mi para joder a mi hermano, pero eso no importaba. No cuando mi orgullo y renombre estaban en juego, no cuando tantos años de b-… -¿L-lo de los patos fue tu idea?- La miré con algo de miedo por el movimiento tan atrevido antes de negar con la cabeza levemente y sonreírle. -Bien jugado, Ruri, bien jugado.- Por esta vez podía darle la victoria a ella, pero aún así mi demostración de respeto se vio cortada por el avance de uno de los animales que entre tanto lío nos habían rodeado. El maldito me atacó la pierna mientras graznaba como si no hubiera mañana. Retrocedí de un salto mientras me preparaba para lo que sería nuestro fin. Si iba a irme al otro mundo al menos sería luchando, o tal vez gritando y quejándome. -Bien, Alan, tú por los cuatro de la izquierda y yo por el que está sólo a la derech-… ¡Alan! ¿En serio?- Dirigí una mirada hacia mi hermano, el cual estaba hecho un una bolita en una de las esquinas del basurero, y no pude evitar que el tic en mi ojo volviera, solo por unos segundos, antes de devolver mi confiada mirada a la rubia. -… Bien. Mira y aprende Blondie. Cuando se hagan a un lado nosotros nos largamos corriendo, ¿Entendido? ¡Alan, deja de hacer una escena y pon en marcha el Plan 33 B!- Le grité a mi hermano con entusiasmo, dichoso por dentro de que por fin nuestros años de elaboración de planes de acción ante situaciones absurdas no fueran en vano. Rápidamente tomé uno de los cubos de basura y utilicé un mechero que llevaba en el bolsillo -Porque, ¿Quién no lleva uno hoy en día? Aunque no se fume- y encendí la basura que estaba dentro. Cual fuera la sustancia que tuviera en su interior, seguramente restos de aquella horrible tarta de carne que servían en la cafetería, comenzó a arder con facilidad y con una llamarada bastante grande. Sonreí a los patos mientras cerraba el cubo con la tapa de aluminio y la pateaba, haciéndola rodar directo a la formación de plumíferos que nos habían acorralado. Claramente aquellos animales del demonio eran inteligentes porque se apartaron sin dejar que el cubo los tocara, pero ese era el plan, abrirnos camino. Sin perder tiempo volví a repetir mi acción con un nuevo cubo de basura, lanzándolo hacia el enemigo y esperé a que Alan hiciera lo suyo con uno de los cubos sobrantes antes de tomar carrera y comenzar a correr como si mi vida dependiera de ello en dirección hacia donde todo había comenzado, las escaleras de Shibusen, pasando por el espacio que nos habían dejado los patos, los cuales parecían bastante sorprendidos por nuestras acciones extremistas. Solo esperaba que el fuego de los cubos de basura no se extendiera, aunque nadie podía culparnos, todo era válido en una situación de vida o muerte, ¿No?
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Retos, travesuras y un pato [Priv. Un par de rubios(?)]  Empty Re: Retos, travesuras y un pato [Priv. Un par de rubios(?)]

Mensaje por Alan White Lun Nov 09, 2015 2:09 pm

Se giró para escuchar la discusión de los otros dos levantando una ceja ¿es que eran niños pequeños? Por qué estaban discutiendo como tales, ¿Qué no se daban cuenta de que sus vidas corrían grave peligro? Aun así se dispuso a ignorar la pelea de niños que los otros dos estaban teniendo mientras colocaba sus manos sobre la cabeza fingiendo ser un cubo más de basura en caso de que los patos quisieran devorar a alguien, que los devoraran a ellos hasta que escucho aquello. Se giró nuevamente hacia la chica ¿ella era la invocadora de dichos demonios? – ¡Pero que habilidad más rara! –exclamo mirando a la chica con un tanto de miedo. -¡Jamás había escuchado de alguien capaz de invocar patos! Debe de ser útil, para cuando tienes hambre y no hay que comer. –comento Alan con cierta sorpresa mientras sacaba el papel y lo agitaba frente a la chica. –Seguro que estos son los pasos para la invocación de los patos… Los patos malditos.

Rodo los ojos pero se puso de pie a regañadientes al escuchar a su hermano arrebatando el mechero de sus manos y encendiendo uno de los botes para después lanzarlos contra los patos, pero claro no se podía quedar atrás y había dado cierto efecto de chanfle en el mismo que no hizo más que girar contra algunos de los patos razonado las llamas en sus plumajes lo cual no hizo sino enfadarlos más de lo que ya se encontraban si es que se podía claro. Lo único malo en el cálculo de Alan es que no había puesto la tapa al cubo haciendo que este saliese volando por ahí sin rumbo y descontrolado… Ya pensaría en algo después, además… solo era basura ¿no? Y sin fijarse realmente del bote tomo nuevamente a Ruri de la muñeca jalando de ella como alma que se la lleva el diablo siguiendo a su hermano y escuchando un montón de graznidos detrás de ellos, pero esta ocasión no se escuchaban molestos si no… ¿asustados? Soltó la muñeca de Ruri y se giró para ver como su cubo de basura había llegado hasta un montón de cajas que estaban abiertas llenas de juegos pirotécnicos. – ¡Fuck! Hey Brother… -grito sin dejar de mirar como las mechas se encendían. ¿Pero quién era tan inconsciente para dejar cajas con fuegos pirotécnicos en el suelo sin protección cuando un cubo de basura envuelto en llamas iba hacia allí?

Ladeo la cabeza y después negó con el rostro lleno de sudor. Le dolían los brazos y además los patos los habían visto de nuevo corriendo hacia ellos con furia desencadenada por haberlos atacado nuevamente. –Creo que mejor deberíamos atrapar a todos los patos antes de que causen aún más daño. –Comento el peliazul mientras salía corriendo cuando los fuegos pirotécnicos comenzaron a estallar y volar por los cielos haciendo que un montón de gente comenzara a salir para observar la escena con cara de horror creyendo que estaban bajo alguna clase de ataque. –Si nos metemos en problemas por esto te culpare totalmente a ti. –le dijo a su hermano con cierta seriedad en el tono de su voz mientras observaba hacia atrás esperando que Ruri los estuviera siguiendo. Después de todo ella era la invocadora de patos. –Sea lo que sea que hallas hecho, has que los patos desaparezcan ahora mismo Ruriko. –soltó el peliazul no muy confiado de que ella pudiera desaparecer a aquellas bestias del mismo infierno.

Cuando llegaron al shibusen parecía como si un apocalipsis acabara de comenzar, había gente corriendo por todos lados personas ocultas atacando a patos a palos y  unos tantos tratando de huir del mismo. Dejo salir un suspiro cansado y después negó con el rostro ¿Y ellos se hacían llamar cazadores de kishin? Inhalo profundamente y después sonrió con algo de autosuficiencia, por algo que había pensado de manera rápida. -¡HEY! ¡SHINIGAMI DARA UNA MISION ESPECIAL A QUIEN MAS PATOS LOGRE RECOLECTAR! –Grito Alan con tanta emoción que hizo que todos le miraran extrañados y confundidos, pero aquellos que conocían al peliazul sabían lo bueno y nada mentiroso que este era, así que debía ser cierto. Y después de un momento todos estaban siguiendo patos a diestra y siniestra mientras las aves se defendían como podían. Se giró hacia los rubios y después rodo los ojos. Señalándolos a ambos. -¿Se dan cuenta lo que me han hecho hacer? Ustedes y sus planes maquiavélicos que no funcionan. –dijo con un cierto tono de autoridad. Así es, Alan estaba en modo serio, rara vez se comportaba como alguien de su edad, pero cuando pasaba no había quien lo hiciera cambiar de opinión. Depuse miro a ambos chicos. –Ahora tendrán que hacer lo que yo diga.

Pero mientras el chico de ojos azules disfrutaba de su momento todo se vino abajo. Escucho los gritos de los técnicos y armas y mientras se giraba abrió los ojos como platos. –… ¿Cómo es que siguen siendo derrotados? –miro a la Rubia y después a los patos que de alguna manera no solo habían vencido a los técnicos si no que ahora se veían un más molestos y lanzándose contra la gente en grupos, incluso parecía que se habían hecho un trono humano. – ¿Pues esos patos de que infierno los sacaste? –le pregunto a la rubia. Y aun para peor los cohetes comenzaron a caer en la mismísima explanada del shibusen. Así es, caían trozos de cohetes estallando de una manera tal que aquello comenzaba a lucir como una invasión.

-Demonios… seremos conquistados por patos y harán técnicos a la naranja. –comento llevando ambas manos a su rostro mirando la escena sin saber que hacer ahora.
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Retos, travesuras y un pato [Priv. Un par de rubios(?)]  Empty Re: Retos, travesuras y un pato [Priv. Un par de rubios(?)]

Mensaje por Ruri Togashi Sáb Feb 11, 2017 12:28 am

Infló el pecho con orgullo, mirando hacia abajo al chico rubio, deleitándose con la expresión que puso naturalmente al enterarse mientras sonreía con autosuficiencia y satisfacción, sí, acababa de delatarse totalmente, pero se sentía tan bien tener el crédito que realmente no le importaba demasiado si tenía que afrontar consecuencias más tarde, de momento y esperando honor de bromistas, tenía la esperanza de que el rubio y su amigo mantuvieran la boca bien cerrada al respecto.

Miro al peliazul tratando de distinguir sobre si bromeaba o iba en serio con lo de “invocar” los patos, incluso trato de intercambiar una mirada con su compañero para tratar de obtener una respuesta al respecto, abrió la boca dispuesta a formular la pregunta con sus propias palabras, pero un graznido enfadado la interrumpió, cierto, estaban en problemas, bastantes problemas. Se mordió el labio con algo de fuerza mientras trataba de idear algo para lograr zafarlos de esa. Sin embargo, el rubio y su amigo actuaron primero esta vez, realizando lo que, a cualquiera en otras situaciones, le hubiese parecido un acto bruto de vandalismo, pero que arrebato una sonrisa del rostro del arma, tenían, al menos de momento, una abertura para salvar sus pobres almas de ser devoradas por aves acuáticas.

- ¡No está mal Jericho! No te quedas tan atrás-Le admitió mientras pegaba la carrera a la par que el peliazul tomaba su muñeca-Alan igual pareces muy bien acostumbrado a trabajar con el chup- -Antes de que terminara su segundo elogio la maldición soltada por aquel que tiraba de ella al unísono con una explosión preocupantemente cercana la hizo, por mero reflejo, girar en torno al estridente sonido solo para encontrarse con un espectáculo de fuegos artificiales, que, en otra ocasión, seguramente hubiese aplaudido y festejado ¡Un cierre de oro para una broma tan espectacular! ¿Cómo no se le había ocurrido? El único problema era que el asunto ya no era tanto una broma, ni las explosiones estaban del todo planeadas.

Graznidos, explosiones y gritos de pánico era todo lo que podían escuchar en ese momento, los patos les pisaban los talones en lo que parecía una escena mal escrita de una película por cable barata, del tipo que mezclaría tornados y tiburones. Aun así y con cierto deje de culpa, se estaba dentro de lo posible, divirtiendo con eso. Al menos hasta que Alan le confrontó.

- ¿Cómo piensas atrapar estas cosas? ¡A nosotros nos tomó casi seis horas y no estaban siquiera enojados! -Replicó de inmediato al plan del peliazul, quien respondió con su comentario la pegunta que se había hecho hacia unos minutos- ¡C-Claro que no los invoque! ¿¡Estas mal de la cabeza!? ¿¡Quién demonios podría invocar tantos patos!?-Les espetó algo desconcertada- ¡Ya lo dije, los atrapamos a mano, pero no estaban enfadados entonces! -Confesó con aire desolado, los patos parecían más enfadados aun gracias a las explosiones.

Aunque subir de nuevo las escaleras de la escuela no era exactamente algo que le entusiasmo hacer, al llegar a la explanada principal de la vocacional una nueva luz de esperanza se encendió con Alan anunciando una falsa recompensa que motivo a gran parte de los estudiantes a defenderse-¡B-Bien pensado A-Alan!-Dijo de forma entrecortada mientras trataba de recuperar el aliento, pensando, optimistamente, solo era cuestión de ayudar y esperar a que todos, como la escuela de guerreros de elite finalmente… ¡¿F-Fueran derrotados por las aves?!

No daba crédito a lo que veía, en verdad los patos parecían apoyados por las explosiones y habían ganado terreno, una escuela llena de estudiantes que serían la esperanza de la humanidad ante amenazas demoniacas… estaba siendo arrasada por patos.

-Pues parece que es el final-Dijo derrotada, en medio de los dos chicos, colocando una mano en el hombro de cada uno-La verdad nunca los conocí bien, pero Zerick tus bromas eran de nivel profesional, no tanto como las mías claro, pero lo eran… Y Alan… Eres raro. En fin fue un placer conocerlos… me habría gustado hacer más cosas con ustedes además de pelear con patos, no lo sé tal vez una broma en equipo, o pegar papel mojado en el techo del baño, iniciar una guerra de comida con la “tarta” de carn…-Se cortó de golpe, abriendo los ojos como platos, mismos que se iluminaron con una idea, un último recurso, la última esperanza en aquella desolada tierra por plumas y pirotecnia.

- ¡LA TARTA DE CARNE! -Gritó totalmente inspirada-¡ZERICK, ALAN, ESO ES!-Pegó un brinco para colocarse frente a ambos y hablar con ferocidad en la mirada-¡No hay un ser vivo que pueda comer eso y vivir!-Y entonces señalo con violencia a los patos-¡Pero ellos no lo saben! ¡Aún debe de sobrar suficiente en la cafetería! ¿Entienden lo que significa? -Tomo aire, llenándose de determinación y mirando por detrás de si el campo de guerra que estaba antes de la entrada a la escuela- ¡Solo tenemos que llegar hasta allá! -Declaró, totalmente decidida a intentarlo al menos.
Ruri Togashi
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