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¿Sera una broma, no? [Libre]
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¿Sera una broma, no? [Libre]
Y por fin llegue, enfrente de esta inmensa creación arquitectónica con un calor al que no estaba acostumbrado, puesto que me encontraba alrededor de un desierto, y pensar que esto es una escuela, aquí en medio de la nada, no me lo podía creer aun, cuando llegue y lo vi a lo lejos pensé “Dios mío, eso tiene que ser el castillo de una persona muy importante”, ahora entiendo porque se rio aquel hombre mayor cuando le pregunte que si sabía dónde se encontraba esa escuela que entrenaba armas llamada Shibusen y que no la veía por ningún parte.
Alzando la vista me fije bien en su extraña decoración, muy extravagante y siniestra a la vez, esas divertidas calaveras que miran hacia todos lados, esos tres pinchos color rojo y esas… ¿velas?, ¿a quien se le ocurriría decorar algo así?, tenía temor y fascinación de ver cómo sería por dentro la escuela, tan pintoresca o ya sería más normal, solo podía averiguarlo de una forma, entrando, me dije mientras bajaba la vista y veía las escaleras, esas escaleras que parecían interminables, -¿Sera una broma, no?- dijo tras verlas detenidamente. Como narices puede haber tantos escalones, en mi vida había visto tantos, no sé cómo no me he podido fijar antes, sería que es aspecto de la escuela estaba llevándose toda mi atención
Pasaban los segundos y seguía mirando las escaleras de arriba a abajo, ya me dolían las piernas y notaba el cansancio con solo mirarlas, pero no me quedaba otra, había que subirlas si o si para empezar en esta nueva escuela, conocer a gente nueva y aprender sobre lo que soy, al menos puedo pensar que bajarlas será más ameno, pero igualmente no me reconfortaba para nada ese hecho. Después de pensarlo durante un minuto, inspire fuertemente y empecé a subir las escaleras con decisión con la mochila a cuestas, suerte que aún me quedaba medía botella de agua del viaje, entre las escaleras y el calor del ambiente no sé qué haría sin ella.
Cuando llegue arriba estaba fatigado lo primero que hice fue dejarme caer al suelo y sentarme como pude, me había tenido que hacer la coleta ya que el pelo largo se me estaba pegando a la cara y era demasiado incómodo y encima a mitad de las escaleras me quede sin agua, pensé que nunca llegaría, cuando alce la cabeza vi bastantes chicos y chicas, imagino que serán estudiantes, los que habían subido delante de mí habían llegado ya hace rato y estaban como rosas, tengo suerte de no poder mirarme en un espejo en este momento, tengo que tener unas pintas que están gritando que soy nuevo por todo Death City, pero bueno, el primer paso esta hecho, he llegado arriba, sonreí mirando las tres calaveras de la entrada, aunque esa sonrisa se desvaneció rápidamente al pensar que esto sería una rutina diaria.
Alzando la vista me fije bien en su extraña decoración, muy extravagante y siniestra a la vez, esas divertidas calaveras que miran hacia todos lados, esos tres pinchos color rojo y esas… ¿velas?, ¿a quien se le ocurriría decorar algo así?, tenía temor y fascinación de ver cómo sería por dentro la escuela, tan pintoresca o ya sería más normal, solo podía averiguarlo de una forma, entrando, me dije mientras bajaba la vista y veía las escaleras, esas escaleras que parecían interminables, -¿Sera una broma, no?- dijo tras verlas detenidamente. Como narices puede haber tantos escalones, en mi vida había visto tantos, no sé cómo no me he podido fijar antes, sería que es aspecto de la escuela estaba llevándose toda mi atención
Pasaban los segundos y seguía mirando las escaleras de arriba a abajo, ya me dolían las piernas y notaba el cansancio con solo mirarlas, pero no me quedaba otra, había que subirlas si o si para empezar en esta nueva escuela, conocer a gente nueva y aprender sobre lo que soy, al menos puedo pensar que bajarlas será más ameno, pero igualmente no me reconfortaba para nada ese hecho. Después de pensarlo durante un minuto, inspire fuertemente y empecé a subir las escaleras con decisión con la mochila a cuestas, suerte que aún me quedaba medía botella de agua del viaje, entre las escaleras y el calor del ambiente no sé qué haría sin ella.
Cuando llegue arriba estaba fatigado lo primero que hice fue dejarme caer al suelo y sentarme como pude, me había tenido que hacer la coleta ya que el pelo largo se me estaba pegando a la cara y era demasiado incómodo y encima a mitad de las escaleras me quede sin agua, pensé que nunca llegaría, cuando alce la cabeza vi bastantes chicos y chicas, imagino que serán estudiantes, los que habían subido delante de mí habían llegado ya hace rato y estaban como rosas, tengo suerte de no poder mirarme en un espejo en este momento, tengo que tener unas pintas que están gritando que soy nuevo por todo Death City, pero bueno, el primer paso esta hecho, he llegado arriba, sonreí mirando las tres calaveras de la entrada, aunque esa sonrisa se desvaneció rápidamente al pensar que esto sería una rutina diaria.
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Fecha de inscripción : 30/03/2016
Puntos : 60
Localización : Tirado en mi cama
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Lutoha
Re: ¿Sera una broma, no? [Libre]
Era una mañana, a decir verdad, agradable, la chica caminaba con ánimos por las calles de la ciudad de los muertos, disfrutando a cada instante de esa realidad que antes le había parecido tan lejana e inalcanzable, pero que ahora, tal vez no de las mejores formas, lograba vivir y sentir en carne propia. Su gran oportunidad, lo que siempre había anhelado y soñado, desde que tenía memoria, desde que no era más que una chiquilla con demasiados resfriados mirando la televisión con una capa roja a su espalda.
Así pues desde que había llegado a la imponente y singular Death City, se había propuesto no perder un solo segundo de su estadía. No podía, no debía, era su responsabilidad con la humanidad, con sus propios sueños y aspiraciones, una responsabilidad que palpitaba para ella misma más que para nadie más. Aunque muchos no tenían la confianza que ella ponía en todo lo anterior dicho, claro, con justas razones, incluso llega a ser realmente preocupante ¿Alguien como ella aspirando a todo lo que cantaba tan campante? Imposible, un suicidio, una tontería. Tal vez tuviesen razón, pero la ojirrosada hacía de oídos sordos y se esforzaba cada día un poco más.
Con apenas 1.58 de estatura la italiana que portaba el apellido Vitiello tenía una determinación que, al menos ella pensaba, podía desafiar los límites de su pequeño, delgado y un tanto enfermizo cuerpecillo. Lo cierto era que desde que había llegado a estudiar al Shibusen había gozado de buena salud, aun considerando los entrenamientos tan intensos a los que ella misma se sometía aun de forma extra escolar. Su buena salud la motivaba aún más “¡Es el destino!” Se repite con ánimos todas las mañanas antes de escabullirse a la escuela.
Así bien, ese día no era la excepción, pues los ánimos de la rubia estaban, una vez más, por los cielos. Las escaleras frete a ella casi la retaban y no dudo antes de tomar un gran respiro y empezar a subir a saltitos, subiendo dos escalones a la vez con energía envidiable.
Pequeñas gotas de sudor adornaban su rostro para cuando llego a la cima, jadeante, luchando por recuperar el aliento, pero con un brillo orgulloso en su mirada, aparentmente por lograr subir de aquella manera las escaleras. Claro que no era su primer día y por tanto estaba más habituada a las mismas, pero eso no quitaba que fuesen una verdadera prueba física. Se dio la media vuelta, como si se dispusiera a bajarlas, pero se quedó ahí parada, mirando unos momentos la vista tan hermosa que tenían de la ciudad desde tan arriba tomo una gran bocanada de aire-¡LOS HEROES NO SE RINDEN!-Gritó con toda la fuerza que sus pulmones le permitieron, sin reparar demasiado en el chico que estaba sentado justo a un lado suyo…
Así pues desde que había llegado a la imponente y singular Death City, se había propuesto no perder un solo segundo de su estadía. No podía, no debía, era su responsabilidad con la humanidad, con sus propios sueños y aspiraciones, una responsabilidad que palpitaba para ella misma más que para nadie más. Aunque muchos no tenían la confianza que ella ponía en todo lo anterior dicho, claro, con justas razones, incluso llega a ser realmente preocupante ¿Alguien como ella aspirando a todo lo que cantaba tan campante? Imposible, un suicidio, una tontería. Tal vez tuviesen razón, pero la ojirrosada hacía de oídos sordos y se esforzaba cada día un poco más.
Con apenas 1.58 de estatura la italiana que portaba el apellido Vitiello tenía una determinación que, al menos ella pensaba, podía desafiar los límites de su pequeño, delgado y un tanto enfermizo cuerpecillo. Lo cierto era que desde que había llegado a estudiar al Shibusen había gozado de buena salud, aun considerando los entrenamientos tan intensos a los que ella misma se sometía aun de forma extra escolar. Su buena salud la motivaba aún más “¡Es el destino!” Se repite con ánimos todas las mañanas antes de escabullirse a la escuela.
Así bien, ese día no era la excepción, pues los ánimos de la rubia estaban, una vez más, por los cielos. Las escaleras frete a ella casi la retaban y no dudo antes de tomar un gran respiro y empezar a subir a saltitos, subiendo dos escalones a la vez con energía envidiable.
Pequeñas gotas de sudor adornaban su rostro para cuando llego a la cima, jadeante, luchando por recuperar el aliento, pero con un brillo orgulloso en su mirada, aparentmente por lograr subir de aquella manera las escaleras. Claro que no era su primer día y por tanto estaba más habituada a las mismas, pero eso no quitaba que fuesen una verdadera prueba física. Se dio la media vuelta, como si se dispusiera a bajarlas, pero se quedó ahí parada, mirando unos momentos la vista tan hermosa que tenían de la ciudad desde tan arriba tomo una gran bocanada de aire-¡LOS HEROES NO SE RINDEN!-Gritó con toda la fuerza que sus pulmones le permitieron, sin reparar demasiado en el chico que estaba sentado justo a un lado suyo…
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Fecha de inscripción : 26/05/2015
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Alcyna Vitiello
Re: ¿Sera una broma, no? [Libre]
Aun se encontraba sentado observando con la mirada perdida en el ambiente que había en la pequeña plaza delante de las puertas de Shibusen mientras ese burlesco sol que se reía le quemaba lentamente la nariz, ya no estaba sentado por el cansancio que le había producido subir esas largas escaleras puesto que la fatiga ya se le había pasado, sino que el joven recién llegado se había inmerso en sus pensamientos de tal forma que no se percataba de lo que pasaba a su alrededor, pensado todo lo que podría hacer aquí y lo que podría aprender, imaginándose aventuras como las que veía en sus mangas y series, que le parecían tan irreales en su momento, pura ficción y fantasía, y ahora las veía tan cercanas, en la palma de su mano, aquello le traía la nostalgia de cuando jugaba a ser un Digimon de pequeño con sus amigos y luchaban contra ese imaginario “mal” que crea la mente de los niños en los juegos.
En este estado se encontraba tan inmerso en sus pensamientos que se había abstenido de la realidad durante un pequeño rato, hasta que de repente, desde su lado izquierdo, algo le despertó de esas bonitas fantasías de armas y técnicos devolviéndole a la realidad, una voz aguda gritando a los cuatro vientos –LOS HEROES NO SE RINDEN-. Fue algo tan inesperado que al escuchar el grito se sobresaltó de tal forma que giro la cabeza asustado buscando al responsable de aquel estruendo a la vez que le salía de la boca un instintivo –¡Joder!, que susto– que posiblemente habría escuchado bastante gente.
Levanto la cabeza entre pequeñas miradas nerviosas y con el pulso acelerado debido al shock para ver quién era el responsable de aquel susto que se acababa de llevar, estaba un poco colorado cuando alzo la vista y vio a una pequeña niña rubia de tez pálida con los ojos de un tono rosado que miraban las cosas centelleantemente, “¿una loli?” se dijo hacía sus adentros. Sin darse cuenta se quedó mirando esos ojos que le sorprendieron mucho por su color, nunca antes había visto unos así, para cuando quiso reaccionar llevaba mirándola sin decir nada un rato, desvió vergonzosamente la mirada durante un momento poniéndose algo rojo, respiro profundamente para calmarse un poco. –Me has asustado al gritar de esa forma tan cerca de mí, ¿se puede saber a qué ha venido eso?- le menciono finalmente un poco enojado a la vez que se levantaba del suelo y se sacudía un poco el polvo que tenía en el pantalón por ese ambiente desértico, aún tenía el pulso algo acelerado pero no podía hacerle nada a eso, son las desdichas de sobresaltarse tan fácilmente por los sustos o las sorpresas.
En este estado se encontraba tan inmerso en sus pensamientos que se había abstenido de la realidad durante un pequeño rato, hasta que de repente, desde su lado izquierdo, algo le despertó de esas bonitas fantasías de armas y técnicos devolviéndole a la realidad, una voz aguda gritando a los cuatro vientos –LOS HEROES NO SE RINDEN-. Fue algo tan inesperado que al escuchar el grito se sobresaltó de tal forma que giro la cabeza asustado buscando al responsable de aquel estruendo a la vez que le salía de la boca un instintivo –¡Joder!, que susto– que posiblemente habría escuchado bastante gente.
Levanto la cabeza entre pequeñas miradas nerviosas y con el pulso acelerado debido al shock para ver quién era el responsable de aquel susto que se acababa de llevar, estaba un poco colorado cuando alzo la vista y vio a una pequeña niña rubia de tez pálida con los ojos de un tono rosado que miraban las cosas centelleantemente, “¿una loli?” se dijo hacía sus adentros. Sin darse cuenta se quedó mirando esos ojos que le sorprendieron mucho por su color, nunca antes había visto unos así, para cuando quiso reaccionar llevaba mirándola sin decir nada un rato, desvió vergonzosamente la mirada durante un momento poniéndose algo rojo, respiro profundamente para calmarse un poco. –Me has asustado al gritar de esa forma tan cerca de mí, ¿se puede saber a qué ha venido eso?- le menciono finalmente un poco enojado a la vez que se levantaba del suelo y se sacudía un poco el polvo que tenía en el pantalón por ese ambiente desértico, aún tenía el pulso algo acelerado pero no podía hacerle nada a eso, son las desdichas de sobresaltarse tan fácilmente por los sustos o las sorpresas.
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Fecha de inscripción : 30/03/2016
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Localización : Tirado en mi cama
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Lutoha
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