Las temidas escaleras de la academia [Priv. Iori]

Las mañanas eran regularmente iguales para cualquier persona que asistiera a la prestigiosa academia para técnicos y armas; salir de sus casas o habitaciones según donde vivieran y a qué clase pertenecieran, recorrer el camino a la academia y, como no, subir las interminables, muy conocidas escaleras de la entrada. Asuka estaba acostumbrada a esa rutina, no le pasaba nada fuera de lo común en cada viaje de la escuela a su residencia o al revés, los innumerables escalones se le habían hecho fáciles de cruzar con el tiempo, así que no suponían ningún problema para ella actualmente, incluso lograba saltarse algunos para subir con más velocidad y más diversión, según ella.

Se dirigía en un nuevo día de clases a Shibusen, caminando tranquilamente con una postura recta y firme, junto con una leve sonrisa dibujada en el rostro mirando atentamente por donde caminaba. Llevaba sus audífonos puestos para escuchar música a un volumen moderado, lo que hacía más ameno su trayecto. Al llegar al comienzo de las escaleras siguió como normalmente lo hacía, hasta alcanzar cierto punto en el que encontró algo que le llamó la atención, lo suficiente como para detenerse a observar más. Unos cuantos escalones arriba parecía haber una pequeña persona subiendo las escaleras, no destacaría tanto si no fuera porque la joven arma presintió algo en ese momento. Quitándose los audífonos, decidió simplemente acercarse para conocer más.

- Oh vaya ¿qué tenemos por aquí? - Fue la frase que expresó en un tono amable y alegre, mostrando una amistosa sonrisa en el rostro mientras se acercaba a la chica hasta quedar a su lado para poder hablarle de mejor manera. - Estas escaleras son un sufrimiento ¿no? ¿Necesitas ayuda para el camino? - Pensó que tal vez podría estar cansada, no todos los alumnos tenían buenas habilidades físicas y usualmente para los nuevos subir esas escaleras era como una tortura, razón por la cual se ofreció a ayudar o aunque sea a acompañar a la interesante estudiante que había encontrado. Poco miedo tenía a llegar tarde a sus clases ya que se había levantado bastante temprano ese día, le sobraba tiempo para socializar.

Mientras el sol las iluminaba desde lo alto de un día semi nublado, Asuka observaba a la curiosa chica que se había encontrado al estar subiendo las escaleras de la academia sin borrar la amistosa sonrisa que llevaba en su rostro. Aunque aquella ciudad podía parecer de lo más extraña, no era normal ver a una persona descansando donde la joven de cabello rosa lo estaba haciendo, mucho menos a un nivel tan bajo a comparación de los escalones que aún faltaban por subir. Ese pequeño pensamiento le bastó para deducir que definitivamente estaba cansada, probablemente le faltaba mejorar su condición física. Confirmó aún más su punto al ver como se levantaba para volver al suelo gracias a una pérdida de equilibrio, no había nada más que analizar por ahora, aceptó su ayuda por lo que procedió a tomar su mano para ayudarle a volver a ponerse de pie.

- Veo un severo caso de cansancio por aquí. Pero descuida, el rescate ha llegado. - Mencionó a la vez que se aseguraba de que se mantuviera firme para continuar con el camino, pensó que con solo llevarla y animarla durante la subida le podría ser suficiente, mas la certeza se fue desvaneciendo al considerar la cantidad de escalones que subió antes de caer dormida. Haría lo de siempre, improvisar lo que fuera necesario cuando el momento lo requiriera. - Asuka Tachibana, orgullosa arma del Shibusen. ¿Cuál es el nombre de la señorita que me acabo de encontrar? - Se presentó tranquilamente a la vez que avanzaba por los escalones, a paso lento para no hacer que la chica se esforzara demasiado sin saber hasta donde llegaba su capacidad. De vez en cuando observaba hacia el frente, luego devolvía la mirada a su acompañante para hablarle.

- No parece que lleves mucho tiempo aquí, no te había visto antes. - Tampoco era como si Asuka hubiera socializado tanto con la gente de la academia, sin embargo, tenía una buena memoria al ver a las personas todos los días, lo suficiente como para identificar si alguien se presentaba a diario o no. - Sin embargo, siempre es bueno hacer nuevas amistades. - Sonrió de forma un poco más amplia tras decir esto, le gustaba tener una conversación agradable, aunque también mantenía cuidado de no hablar mucho y dejar a la otra persona sin poder decir ni una palabra. Observaba de vez en cuando con más atención a la chica, confiaba en que si se sentía muy mal para seguir se lo diría para detenerse o tomar otra medida.

Normalmente avanzaría a una velocidad más alta, a veces incluso corriendo por las escaleras con tal de divertirse un rato, sin embargo ahora intentaba caminar lentamente para esperar a la joven con la cual se había encontrado, mientras alternaba su vista hacia adelante y hacia ella. Escuchó claramente sus palabras, deduciendo antes de que se presentara que por su forma de hablar sería una técnica, y así lo confirmó después de decir su nombre, notando algo curioso en lo que mencionaba a lo que simplemente sonrió para sí misma.

- En ese caso, debo decirte, querida Iori, bienvenida a Shibusen. - Se detuvo en ese momento para alzar su uno de sus brazos, señalando a la academia mientras mantenía su amigable sonrisa, como si estuviera presentando la institución a todo un público. - Espero que podamos llevarnos bien. - Tras finalizar con esas palabras, continuó con el arduo camino de las escaleras, como siempre esperándole a ella si veía que se adelantaba mucho. Al oír su pregunta, con mucha atención, no se detuvo, sino que continuó a paso lento, sin necesidad de girarse para responderle.

- ¿Y por qué no lo haría? - Le observó brevemente, girando un poco su cabeza para luego volver a dirigir su vista hacia adelante. - Todos necesitamos ayuda en algún momento. - Realmente ella veía a todas las personas como iguales, no pensaba juzgar a nadie hasta conocerlo bien, cada uno debía tener sus razones para ser quienes eran. Y aunque eso no quería decir que ella se acercaría a cualquier persona o que no podría presentir algo bueno o malo de alguien a quien veía por primera vez, ese ya era otro tema. No puedo continuar pues vio como su acompañante llegaba a su limite, definitivamente no podía seguir sola.

- No, no, no me habría detenido a ayudarte si no estuviera dispuesta llevarte hasta la academia. - Se negaba completamente a dejarla ahí sola, no lo pensó dos veces y con cuidado se agachó hasta su altura para cargarla entre sus brazos con cuidado. Asuka no era la persona más fuerte, aún así, creía poder llevarla a juzgar por su pequeño tamaño en comparación a ella misma. - Espero que no te incomode, pero es la mejor forma de ayudarte ahora. Sujetate bien, pequeña princesa, este viaje será rápido. - Le sonrió una vez más, mencionando el apodo de princesa por la forma en la que la estaba llevando, mirando hacia adelante y sin previo aviso, comenzando a correr por las escaleras sin detenerse hasta llegar al final. Una vez arriba, con cuidado la bajó para que pusiera los pies en el suelo, mientras Asuka se recuperaba del pequeño agotamiento.

Era necesario admitir, al menos para sí misma, que se encontraba un poco cansada, aunque eso no era nada comparado con el entrenamiento físico que debía hacer y seguiría haciendo en su formación como arma demoníaca sin técnico. Suspiró con energía, recuperándose completamente del ligero ejercicio que había hecho, sin dejar de sonreír en ningún momento, observando a su pequeña acompañante y notando los completamente normales nervios que tenía al ser su primer día en la escuela. La joven también dirigió su mirada a la entrada, tan solo por un instante. Sin necesidad de voltear hacia ella, escuchó su pregunta con atención, asintiendo como respuesta rápida. Luego dio una media vuelta par sentarse en el primer escalón que tenía en frente, apuntando hacia esa dirección con una mano.

- Este paisaje vale la pena. - Señalaba hacia la ciudad para que se diera cuenta de lo bien que se podía ver desde esa altura. Una de las razones por las cuales realmente se sentía bien el poder superar la terrible escalera de la academia todos los días era por eso, por la maravillosa vista que se podía admirar. Definitivamente era un claro ejemplo de que tanto esfuerzo tiene su recompensa. Buscó entre su mochila una botella de agua, ideal para esos momentos en los que la requería tanto y no se encontraba en casa, siempre llevaba una con ella, lo consideraba necesario, no solo porque calmaba la sed, sino porque simplemente le gustaba beber agua.

- Creo que lo necesitas más que yo. - Comentó sonriente, en un tono amable a la vez que le acercaba la botella con agua a Iori, dejándola en el suelo junto a ella, esperando a que la aceptara. Luego se quedó observando el paisaje nuevamente, reflexionando quién sabe qué cosas en su mente. - Poco a poco te irás acostumbrando a estas escaleras, todos empezamos más o menos igual. - Recordando, la arma al llegar a su primer día se había cansado bastante con la subida, a pesar de eso nunca se detuvo hasta llegar al final. Desde un principio tenía algo de buena condición física, no era espectacular pero la ha ido mejorando.

- Si de verdad lo quieres, te volverás una muy buena técnica, te lo aseguro. - A pesar de que al ver como se había puesto tan solo con mirar a la entrada, cualquiera pensaría que necesitaba unas palabras de aliento, Asuka no comentaba esa frase solo para subirle el ánimo, sino porque consideraba que era una gran verdad. Ella, incluso si no lo admitía, se animaba a sí misma para cumplir su objetivo de volverse más fuerte cada día, incluso si no sabía qué haría después de conseguir graduarse.