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Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Death City :: Death City :: Parque
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Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Aun pensaba en aquella mirada que ella le había dado cuando se lanzó a invadir el espacio personal de Aria, aun no sabía o tenía idea de que es lo que estaba haciendo y sinceramente quería continuar así, sin ser dueño de sus actos porque normalmente ya hubiera dejado que ella se fuera rápidamente, pero esta vez no era el caso, en esta ocasión de verdad que quería que ella se quedara ahí, que lo siguiera mirando de esa forma, como si a sus ojos solo estuviera Izaak y nadie más… ¿Qué demonios estaba pensando? Ella seguro estaba pensando en la mejor forma de alejarlo, claro que si, a nadie le gustaba que una persona a quien recién conoces se acerque de esa manera, pero… cuando habían estado de las manos ella no lo había rechazado ¿No? O tal vez solo se estaba lavando el mismo la mente a su conveniencia… definitivamente eso tenía que ser.
Pero cuando ella hablo, ella lo excusaba, por alguna razón se sentía bien, como si ella le permitiera haber hecho eso, no lo cuestionaba y estaba claramente sonrojada… ¿La había puesto nerviosa? Cerro los ojos y los apretó con fuerza negando con la mente, no, él no podía permitirse esa clase de pensamiento egoísta sobre Aria, ella no estaba nerviosa, tal vez solo no estaba acostumbrada a las personas tan confianzudas como Izaak mismo se estaba mostrando, por lo cual se reprendió mentalmente. Sonrió y dejo salir una carcajada al escucharla mirándola de arriba hacia abajo de forma coqueta pero jugando. –Pues déjame decirte que para comer como vaca, estas demasiado delgada. ¡Ah ya entiendo! Solo comes verdura ¿No? –Aquello lo dijo con un tono bromista como el que habían estado usando todo el día, sus ojos brillaban con cierto aire infantil al decir eso y después negó con el rostro entrando detrás de ella al local.
El lugar era demasiado sencillo, una cafetería en realidad, las mesas estaban dispersas así que solo siguió a la chica hasta donde esta quisiera colocarse. Inmediatamente noto sus movimientos, ella evitaba su mirada ¿No? ¿Por qué? El que debería de estar de cierta forma avergonzado era Izaak, aun así mantenía firma después de levantar su rostro para encontrarse con el ajeno. Ella se quedó pasmada un momento, sus miradas se encontraron e Izaak se quedó pasmado por un momento. ¿Por qué iba a llorar? ¿Tanto le había desagradado el técnico? Por un momento se levantó del asiento, de forma un poco brusca generando un ruido fuerte, pero al notar que ella se escondía detrás de la carta nuevamente se relajó y tomo asiento. ¿Qué tenía que hacer en ese momento? Trago de forma ruidosa y después desvió la vista un poco más rápido de lo normal. Pensando en dejar pagado todo lo que ella consumiera y después irse de ahí para mejor dejarla en paz, tal vez después de todo no tenían tan buena química como el había pensado en un principio… y de nuevo ahí estaba ella, diciendo cosas que hacían que Izaak tuviera ilusión dentro de sí, su pecho comenzaba a exaltarse de tal forma que sentía que ella y todos en el lugar lo escucharían de un momento a otro.
Eso suena… -Claro no lo dejo terminar cuando comenzó con lo otro y una nueva carcajada salió de su garganta. Aquella chica le hacía pensar las cosas más de dos veces, lo cuestionaba y parecía de verdad estar interesada. ¿Con cuantas? Con ninguna, él no quería tener nada que ver con nadie en realidad, se sorprendía a si mismo de haberlo pedido a Aria consoló unas horas de conocerla; se estaba desconociendo. Pero aun así negó con el rostro divertido y después se cruzó de brazos recargándose contra el respaldo de la silla. –Con ninguna, si es preferente no me gusta tener un compañero o compañera… -comento desviando la mirada y después levantándola, decidido hacia ella, con total confianza en lo que diría ahora, consciente de que lo haría. –Pero creo que contigo es diferente… Sin conocerte siento que te conozco… Eso sonó raro ¿No? Disculpa, estoy siendo raro… pero es la verdad. –sus palabras eran sinceras, dichas hacia una persona que consideraba la ideal, como si por alguna razón el mundo hubiera decidido ponerlos en el mismo camino aquel día, después de 18 años mandando a Izaak por un camino errado, sentía como si todo se perdonara en el solo instante en que ella había decido despertarlo aquella mañana. Estaba siendo demasiado romántico aquel día.
Levanto la vista avergonzado hacia la chica que ahora miraba a Aria de una forma extraña, mas abrió los ojos como platos al escuchar lo que ella pedía sin creérselo del todo. De verdad que comía demasiado esa chica. Dejo salir una suave risa y negó con el rostro. –Pues vaya que no era mentira lo de la forma de comer. –comento nada más terminara de hablar tomando por primera vez la carta, todo eran prostres, giro la carta… vaya también tenían algunos alimentos no dulces. –Entonces pediré un Club Sándwich. Y… creo que una soda de cola. –dijo casi al final para después negar con el rostro. –Tomare algo caliente después de comer ¿vale? Además, no soy tan débil. –comento guiñándole un ojo de manera coqueta con el mismo sistema de bromas que habían llevado durante el día, dándose cuenta que la mesera los seguía observando y después le lanzaba una mirada extraña a Aria de nuevo. ¿Es que acaso tenía algo en el rostro?
Cuando la mesera se hubo ido miro curioso al arma y después sonrió divertido. –Dudo que puedas comer todas esas donas, te va a doler el estómago. –comento riendo y después recargando ambos brazos en la mesa acercándose un poco más con la silla para mirar mejor el rostro ajeno perdiéndose en su mirada por unos momentos antes de desviar el rostro un poco avergonzado, estaba siendo demasiado desvergonzado aquel día.
Pero cuando ella hablo, ella lo excusaba, por alguna razón se sentía bien, como si ella le permitiera haber hecho eso, no lo cuestionaba y estaba claramente sonrojada… ¿La había puesto nerviosa? Cerro los ojos y los apretó con fuerza negando con la mente, no, él no podía permitirse esa clase de pensamiento egoísta sobre Aria, ella no estaba nerviosa, tal vez solo no estaba acostumbrada a las personas tan confianzudas como Izaak mismo se estaba mostrando, por lo cual se reprendió mentalmente. Sonrió y dejo salir una carcajada al escucharla mirándola de arriba hacia abajo de forma coqueta pero jugando. –Pues déjame decirte que para comer como vaca, estas demasiado delgada. ¡Ah ya entiendo! Solo comes verdura ¿No? –Aquello lo dijo con un tono bromista como el que habían estado usando todo el día, sus ojos brillaban con cierto aire infantil al decir eso y después negó con el rostro entrando detrás de ella al local.
El lugar era demasiado sencillo, una cafetería en realidad, las mesas estaban dispersas así que solo siguió a la chica hasta donde esta quisiera colocarse. Inmediatamente noto sus movimientos, ella evitaba su mirada ¿No? ¿Por qué? El que debería de estar de cierta forma avergonzado era Izaak, aun así mantenía firma después de levantar su rostro para encontrarse con el ajeno. Ella se quedó pasmada un momento, sus miradas se encontraron e Izaak se quedó pasmado por un momento. ¿Por qué iba a llorar? ¿Tanto le había desagradado el técnico? Por un momento se levantó del asiento, de forma un poco brusca generando un ruido fuerte, pero al notar que ella se escondía detrás de la carta nuevamente se relajó y tomo asiento. ¿Qué tenía que hacer en ese momento? Trago de forma ruidosa y después desvió la vista un poco más rápido de lo normal. Pensando en dejar pagado todo lo que ella consumiera y después irse de ahí para mejor dejarla en paz, tal vez después de todo no tenían tan buena química como el había pensado en un principio… y de nuevo ahí estaba ella, diciendo cosas que hacían que Izaak tuviera ilusión dentro de sí, su pecho comenzaba a exaltarse de tal forma que sentía que ella y todos en el lugar lo escucharían de un momento a otro.
Eso suena… -Claro no lo dejo terminar cuando comenzó con lo otro y una nueva carcajada salió de su garganta. Aquella chica le hacía pensar las cosas más de dos veces, lo cuestionaba y parecía de verdad estar interesada. ¿Con cuantas? Con ninguna, él no quería tener nada que ver con nadie en realidad, se sorprendía a si mismo de haberlo pedido a Aria consoló unas horas de conocerla; se estaba desconociendo. Pero aun así negó con el rostro divertido y después se cruzó de brazos recargándose contra el respaldo de la silla. –Con ninguna, si es preferente no me gusta tener un compañero o compañera… -comento desviando la mirada y después levantándola, decidido hacia ella, con total confianza en lo que diría ahora, consciente de que lo haría. –Pero creo que contigo es diferente… Sin conocerte siento que te conozco… Eso sonó raro ¿No? Disculpa, estoy siendo raro… pero es la verdad. –sus palabras eran sinceras, dichas hacia una persona que consideraba la ideal, como si por alguna razón el mundo hubiera decidido ponerlos en el mismo camino aquel día, después de 18 años mandando a Izaak por un camino errado, sentía como si todo se perdonara en el solo instante en que ella había decido despertarlo aquella mañana. Estaba siendo demasiado romántico aquel día.
Levanto la vista avergonzado hacia la chica que ahora miraba a Aria de una forma extraña, mas abrió los ojos como platos al escuchar lo que ella pedía sin creérselo del todo. De verdad que comía demasiado esa chica. Dejo salir una suave risa y negó con el rostro. –Pues vaya que no era mentira lo de la forma de comer. –comento nada más terminara de hablar tomando por primera vez la carta, todo eran prostres, giro la carta… vaya también tenían algunos alimentos no dulces. –Entonces pediré un Club Sándwich. Y… creo que una soda de cola. –dijo casi al final para después negar con el rostro. –Tomare algo caliente después de comer ¿vale? Además, no soy tan débil. –comento guiñándole un ojo de manera coqueta con el mismo sistema de bromas que habían llevado durante el día, dándose cuenta que la mesera los seguía observando y después le lanzaba una mirada extraña a Aria de nuevo. ¿Es que acaso tenía algo en el rostro?
Cuando la mesera se hubo ido miro curioso al arma y después sonrió divertido. –Dudo que puedas comer todas esas donas, te va a doler el estómago. –comento riendo y después recargando ambos brazos en la mesa acercándose un poco más con la silla para mirar mejor el rostro ajeno perdiéndose en su mirada por unos momentos antes de desviar el rostro un poco avergonzado, estaba siendo demasiado desvergonzado aquel día.
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Izaak Doors
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Alce una de mis cejas al escuchar la espontanea carcajada del chico, ¿Por qué se reía? Mi pregunta había sido seria, de verdad tenia curiosidad de cuantos compañeros tenia, aquello no era una broma… <<”¿Por qué?”>> Me cuestione al darme cuenta de mis pensamientos, la verdad es que el chico había sido sincero, había confesado que poseía aquella extraña habilidad para amoldar su alma a la de las demás, no sería extraño que tuviera más de un compañero <<“Estas siendo egoísta…”>> Me dije como si me estuviera juzgando a mí misma, pero tenía razón ¿Por qué debía molestarme?.
Observe como el pelinegro se cruzaba de brazos y apoyaba su espalda en el respaldo de la silla, a la espera de su respuesta, la que en un primer momento me dejo algo desconcertada.
—Entonces…¿Por qué…? —Mis palabras se vieron interrumpidas con la nueva aclaración del técnico produciendo que mis ojos se abrieran con algo de sorpresa. La verdad es que lo entendía, después de todo había tenido el mismo sentimiento, pero lo real era que solo se conocían hace unas cuantas horas… aquello era imposible ¿No? O por lo menos no racional.
—¿Cómo puedo ser diferente? ¡En realidad puedo ser una psicópata ladrona asesina huevo de kishin oculta! No deberías confiar tan rápido en los desconocidos —Lo regañe levantando mi dedo incide intentando imitar a una madre, para luego tomar uno de los tenedores de la mesa para apuntarlo con el como si un arma se tratase, realizando un tipo de mueca de matón sin mucho éxito— Rayos… ahora que te revele mi identidad tendré que matarte.. o ¡mejor! Entrega todas tus cosas, deja el dinero y márchate si no quieres que… que… ¡te pinche con este tenedor envenenado! —Bromee para luego soltar una pequeña risa dejando mi “Arma” en la mesa nuevamente guardando silencio esperando el terminara de pedir su orden, mientras me ganaba una nueva mirada de la mesera antes de retirarse… realmente no me salvaría es ella.
Me gire nuevamente para ver al pelinegro algo confundida ante su afirmación. Ladee un poco mi cabeza para luego volver a sonreír — Claro, yo no miento, que conste que intente advertirte, creo quedo claro no como solo verdura ¡20 donas no son nada para mí!— Asentí para luego llevar una de mis manos a mi mentón analizándolo— El problema es que tu comes como una niña, Por un minuto pensé que pedirías una ensalada y agua— Bromee nuevamente— Y si, de verdad espero que luego tomes algo caliente… insisto en que no quiero te enfermes por mi culpa y luego me recuerdes como la chica que te hizo caer en cama— Negué con el rostro antes de encontrarme nuevamente con aquella mirada azulada en la que me volvía a perder…<< El tiempo se vuelve a detener… tal vez sea otra de sus habilidades extrañas >> , pero entonces el chico rompe aquel “ataque” desviando el rostro algo…¿Sonrojado? ¡Rayos si se estaba enfermando!.
En un acto irracional y precipitado me estire sobre la mesa colocándome de pie para poder, con mi mano alcanzar la frente del chico corroborando su temperatura, la que si estaba un poco alta — O no…¡Si se te estas enfermando! —Solté un poco más alto de lo normal ganándome las miradas de algunos curiosos— Si fue una mala idea venir ahora… lo siento…—Dije más bajo acercándome un poco más a su rostro tocando esta vez su mejilla, la que también estaba algo acalorada. —¿Te sientes bien? —pregunte volviendo a mi lugar mirándolo algo preocupada.
—Si quieres puedo llevarte a ca…— Antes de terminar propuesta un aclaramiento de garganta me interrumpió, girándome hacia un lado pude ver a la mesera que venía ya con nuestra orden. Dejo el emparedado de Izaak en la mesa junto a su refresco y luego mis 20 donas de fresa con el café — G-gracias —Le dije dirigiéndome a ella con una expresión de disculpas mientras ella asentía retirándose, pero antes alzándome un pulgar en forma de ¿Aprobación? ¡¿Qué rayos significaba aquello?!.
—Como decía… perdón…Si te sientes mal podemos irnos—Dije cambiando mi café por su bebida, por lo menos si se tenía que quedar un momento más producto a la comida que tomara algo caliente. Tome una dona y la lleve a mi boca disfrutando de su sabor, quien pensaría que iniciaría el día con ellas, conocería un extraño chico con ella y terminaría comiendo nuevamente aquellas masas redonda con glaseado… definitivamente eran las mejores.
—S-si quieres puedo darte una — Dije extendiéndole uno de los dulces mientras mantenía la otra en mi boca mientras esperaba su respuesta.
Observe como el pelinegro se cruzaba de brazos y apoyaba su espalda en el respaldo de la silla, a la espera de su respuesta, la que en un primer momento me dejo algo desconcertada.
—Entonces…¿Por qué…? —Mis palabras se vieron interrumpidas con la nueva aclaración del técnico produciendo que mis ojos se abrieran con algo de sorpresa. La verdad es que lo entendía, después de todo había tenido el mismo sentimiento, pero lo real era que solo se conocían hace unas cuantas horas… aquello era imposible ¿No? O por lo menos no racional.
—¿Cómo puedo ser diferente? ¡En realidad puedo ser una psicópata ladrona asesina huevo de kishin oculta! No deberías confiar tan rápido en los desconocidos —Lo regañe levantando mi dedo incide intentando imitar a una madre, para luego tomar uno de los tenedores de la mesa para apuntarlo con el como si un arma se tratase, realizando un tipo de mueca de matón sin mucho éxito— Rayos… ahora que te revele mi identidad tendré que matarte.. o ¡mejor! Entrega todas tus cosas, deja el dinero y márchate si no quieres que… que… ¡te pinche con este tenedor envenenado! —Bromee para luego soltar una pequeña risa dejando mi “Arma” en la mesa nuevamente guardando silencio esperando el terminara de pedir su orden, mientras me ganaba una nueva mirada de la mesera antes de retirarse… realmente no me salvaría es ella.
Me gire nuevamente para ver al pelinegro algo confundida ante su afirmación. Ladee un poco mi cabeza para luego volver a sonreír — Claro, yo no miento, que conste que intente advertirte, creo quedo claro no como solo verdura ¡20 donas no son nada para mí!— Asentí para luego llevar una de mis manos a mi mentón analizándolo— El problema es que tu comes como una niña, Por un minuto pensé que pedirías una ensalada y agua— Bromee nuevamente— Y si, de verdad espero que luego tomes algo caliente… insisto en que no quiero te enfermes por mi culpa y luego me recuerdes como la chica que te hizo caer en cama— Negué con el rostro antes de encontrarme nuevamente con aquella mirada azulada en la que me volvía a perder…<< El tiempo se vuelve a detener… tal vez sea otra de sus habilidades extrañas >> , pero entonces el chico rompe aquel “ataque” desviando el rostro algo…¿Sonrojado? ¡Rayos si se estaba enfermando!.
En un acto irracional y precipitado me estire sobre la mesa colocándome de pie para poder, con mi mano alcanzar la frente del chico corroborando su temperatura, la que si estaba un poco alta — O no…¡Si se te estas enfermando! —Solté un poco más alto de lo normal ganándome las miradas de algunos curiosos— Si fue una mala idea venir ahora… lo siento…—Dije más bajo acercándome un poco más a su rostro tocando esta vez su mejilla, la que también estaba algo acalorada. —¿Te sientes bien? —pregunte volviendo a mi lugar mirándolo algo preocupada.
—Si quieres puedo llevarte a ca…— Antes de terminar propuesta un aclaramiento de garganta me interrumpió, girándome hacia un lado pude ver a la mesera que venía ya con nuestra orden. Dejo el emparedado de Izaak en la mesa junto a su refresco y luego mis 20 donas de fresa con el café — G-gracias —Le dije dirigiéndome a ella con una expresión de disculpas mientras ella asentía retirándose, pero antes alzándome un pulgar en forma de ¿Aprobación? ¡¿Qué rayos significaba aquello?!.
—Como decía… perdón…Si te sientes mal podemos irnos—Dije cambiando mi café por su bebida, por lo menos si se tenía que quedar un momento más producto a la comida que tomara algo caliente. Tome una dona y la lleve a mi boca disfrutando de su sabor, quien pensaría que iniciaría el día con ellas, conocería un extraño chico con ella y terminaría comiendo nuevamente aquellas masas redonda con glaseado… definitivamente eran las mejores.
—S-si quieres puedo darte una — Dije extendiéndole uno de los dulces mientras mantenía la otra en mi boca mientras esperaba su respuesta.
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Aria Clownlay
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
¿Cómo puede ser diferente? Izaak se preguntaba lo mismo, ¿Cómo podía ser diferente? –No lo sé, tampoco lo entiendo es solo como si fuera mi alma gemela. –dijo de sopetón sin pensar en sus palabras realmente y después sintió como el sonrojo en sus mejillas aumentan considerablemente, estaba diciendo demasiadas cosas aquel día ¿Por qué? El estar con Aria hacia que perdiera y cayera e un extraño estado de nerviosismos y ansiedad, una ansiedad que le ordenaba a gritos que se parara y la abrazara. Por shinigami. ¿De verdad estaba teniendo esa clase de pensamientos ahora? Porque nunca se había sentido así, porque no sabía cómo se suponía que tenía que controlar aquella situación. Y antes de que ella dijera nada levanto una mano. –En realidad confié en ti porque me diste de comer. Los gatos somos agradecidos. –comento con nerviosismo y algo de broma en su voz, para después dejar salir una carcajada por las palabras de Aria. –Bueno, entonces para que estemos a mano, que sepas que soy un espía que el servicio secreto del shinigami contrato para descubrir a gente como tú, te tenemos vigilada. –comento con una sonrisa en el rostro y aquel tono juguetón que estaba acostumbrando usar con ella.
Una vez que llegaron las coas y ella hizo aquella declaración Izaak asintió de forma un tanto bromista. –Tienes razón ha quedado demasiado claro, parece que las próxima vez que salgamos será mejor no llevarte a una tienda de donas. –comento con una sonrisa. –Aunque espero que ese apetito te de bastante para que tengas mucha energía porque debo decir que eres demasiado delgada para de verdad comer todo eso. –comento con una sonrisa en el rostro totalmente abierta. De verdad que ella era demasiado graciosa. Y de alguna forma no podía evitar de verdad perderse en su mirada ¿Por qué seria? Se olvidó de todas sus intrincadas dudas y después sonrió de forma ladina. –Tranquila no soy tan princesa. –Dice sonriendo –de hecho solo pedí esto porque en casa me espera todo un banquete. –dice de forma bromista antes de observar los movimientos de Aria ¿Qué es lo que planeaba hacer?
Al sentir la mano de Aria sobre su frente abrió los ojos de forma exagerada mirándole directamente a los ojos y sintiéndose un poco más nervioso de lo que admitiría. Después trago con un poco de fuerza sintiendo el mismo como subía su temperatura pero estaba seguro de que no era por la fiebre sino por el contacto ajeno, mirándola fijamente sin decir nada por un momento. Aquella mano que se posaba primero en su frente, después en su mejilla y la que tenía ganas de tomar nuevamente ente sus manos, Izaak se estaba volviendo egoísta al no querer que ella le soltara, porque él quería poder estar así por mucho tiempo. ¿Qué tan malo era eso? –No, no estoy enfermo es solo… -bajo la mirada un momento y después volvió a levantarla con cierta lentitud posado sus ojos en los de ella—Me siento nervioso en este momento. –Así es Izaak no podía guardarse las cosas por demasiado tiempo, terminando casi por soltar la verdad en ese mismo instante, una verdad que el mismo no era capaz de asimilar del todo aun. ¿Pero que se suponía que dijera a la chica? Que se sentía hechizado por ella de alguna manera, definitivamente no. Pero si de algo estaba seguro es que aquella mañana, cuando había hecho resonancia con la misma se había sentido tan asombrado y fascinado por aquel acontecimiento. Negó con el rostro a sus palabras y después sonrió para ella. –No es necesario que tomes mi soda… -dice cambiando las bebidas de nuevo ignorando un poco a la mesera que había posado sus ojos en el como si le analizara. Después tendría que preguntarle a Aria acerca de eso.
¡No! –exclamo; casi grito. De solo pensar en tener que separarse de ella le hizo sentir un nudo en el estómago y mirándola con algo de vergüenza por solar eso así de golpe se agacho. –Disculpa, quise decir, que no es necesario… quiero decir… no me siento mal, de echo me siento en óptimas condiciones. –dijo sin mirarla y después levantando el rostro hacia ella mirándola a los ojos cuando esta le ofreció la dona, pero en lugar de tomarla como una persona normal se puso de pie y se agacho en dirección a ella dando una mordida al dulce que Aria tenía en sus manos para después tomar asiento nuevamente y cuando se hubo dado cuenta de lo que había hecho abrió los ojos como platos. –Por shinigami! –dijo mirándola. –De verdad que hoy me estoy comportando más extraño de lo normal. –sus palabras salieron aun con el dulce en la boca por lo cual se cubrió la boca mientras hablaba y negó con el rostro, una vez que se pasó el bocado comenzó a reír de forma nerviosa y a negar con el rostro.
Lo siento, de verdad lo siento… -dijo calmándose un poco, relajando los músculos y mirándola a los ojos con una enorme sonrisa dibujada en el rostro. –Pero estando contigo me siento totalmente cómodo como con nadie más.- Admitió con una sonrisa. –Así que por favor discúlpame si en algún momento te he incomodado en lo que va de nuestra charla o nuestro día. –dijo repensando las cosas mirando al techo, para volver a bajar la mirada y observarla a los ojos perdiéndose nuevamente en aquella azulada mirada.
Una vez que llegaron las coas y ella hizo aquella declaración Izaak asintió de forma un tanto bromista. –Tienes razón ha quedado demasiado claro, parece que las próxima vez que salgamos será mejor no llevarte a una tienda de donas. –comento con una sonrisa. –Aunque espero que ese apetito te de bastante para que tengas mucha energía porque debo decir que eres demasiado delgada para de verdad comer todo eso. –comento con una sonrisa en el rostro totalmente abierta. De verdad que ella era demasiado graciosa. Y de alguna forma no podía evitar de verdad perderse en su mirada ¿Por qué seria? Se olvidó de todas sus intrincadas dudas y después sonrió de forma ladina. –Tranquila no soy tan princesa. –Dice sonriendo –de hecho solo pedí esto porque en casa me espera todo un banquete. –dice de forma bromista antes de observar los movimientos de Aria ¿Qué es lo que planeaba hacer?
Al sentir la mano de Aria sobre su frente abrió los ojos de forma exagerada mirándole directamente a los ojos y sintiéndose un poco más nervioso de lo que admitiría. Después trago con un poco de fuerza sintiendo el mismo como subía su temperatura pero estaba seguro de que no era por la fiebre sino por el contacto ajeno, mirándola fijamente sin decir nada por un momento. Aquella mano que se posaba primero en su frente, después en su mejilla y la que tenía ganas de tomar nuevamente ente sus manos, Izaak se estaba volviendo egoísta al no querer que ella le soltara, porque él quería poder estar así por mucho tiempo. ¿Qué tan malo era eso? –No, no estoy enfermo es solo… -bajo la mirada un momento y después volvió a levantarla con cierta lentitud posado sus ojos en los de ella—Me siento nervioso en este momento. –Así es Izaak no podía guardarse las cosas por demasiado tiempo, terminando casi por soltar la verdad en ese mismo instante, una verdad que el mismo no era capaz de asimilar del todo aun. ¿Pero que se suponía que dijera a la chica? Que se sentía hechizado por ella de alguna manera, definitivamente no. Pero si de algo estaba seguro es que aquella mañana, cuando había hecho resonancia con la misma se había sentido tan asombrado y fascinado por aquel acontecimiento. Negó con el rostro a sus palabras y después sonrió para ella. –No es necesario que tomes mi soda… -dice cambiando las bebidas de nuevo ignorando un poco a la mesera que había posado sus ojos en el como si le analizara. Después tendría que preguntarle a Aria acerca de eso.
¡No! –exclamo; casi grito. De solo pensar en tener que separarse de ella le hizo sentir un nudo en el estómago y mirándola con algo de vergüenza por solar eso así de golpe se agacho. –Disculpa, quise decir, que no es necesario… quiero decir… no me siento mal, de echo me siento en óptimas condiciones. –dijo sin mirarla y después levantando el rostro hacia ella mirándola a los ojos cuando esta le ofreció la dona, pero en lugar de tomarla como una persona normal se puso de pie y se agacho en dirección a ella dando una mordida al dulce que Aria tenía en sus manos para después tomar asiento nuevamente y cuando se hubo dado cuenta de lo que había hecho abrió los ojos como platos. –Por shinigami! –dijo mirándola. –De verdad que hoy me estoy comportando más extraño de lo normal. –sus palabras salieron aun con el dulce en la boca por lo cual se cubrió la boca mientras hablaba y negó con el rostro, una vez que se pasó el bocado comenzó a reír de forma nerviosa y a negar con el rostro.
Lo siento, de verdad lo siento… -dijo calmándose un poco, relajando los músculos y mirándola a los ojos con una enorme sonrisa dibujada en el rostro. –Pero estando contigo me siento totalmente cómodo como con nadie más.- Admitió con una sonrisa. –Así que por favor discúlpame si en algún momento te he incomodado en lo que va de nuestra charla o nuestro día. –dijo repensando las cosas mirando al techo, para volver a bajar la mirada y observarla a los ojos perdiéndose nuevamente en aquella azulada mirada.
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Izaak Doors
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Abrí los ojos con sorpresa sintiendo como mi rostro comenzaba a arder cuando escuche las palabras del chico ¿Alma gemelas? ¿Había escuchado bien? No, no, era imposible… seguro se refería a otra cosa… o alguien más… después de todo había dicho “como si fuera” ¡Ya estaba comenzando a tergiversar palabras! ¡No! Seguro era otra de sus bromas… si, si, si… o talvez se refería al hecho de que hacíamos una buena pareja técnico-Arma, si, debía ser eso.
Luego de cuestionarme internamente y pelear conmigo misma por unos segundos, tuve el valor para intentar preguntarle sobre aquello mas fui detenida por su mano la que se alzó como señal de permitirle continuar.
Al escuchar su “real” razón por la que confió en mí solo pude soltar una pequeña risa. Ya sabía que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, solo se trataba de otra de nuestras bromas.
—Ya veo…No sabía que los gatos fueran tan agradecidos, pero me alegro de haberte alimentado entonces, pero… ¿No te enseñaron a recibir comida de desconocidos? ¡Imagina te hubiera drogado, raptado o algo! —Exagere lo último negando con mi cabeza en señal de reprobación para terminar esbozando una pequeña sonrisa, la que se borró cuando relevo su “verdadero” trabajo. Intente realizar una mueca de horror para luego mirar a ambos lados y volver a ocultarme bajo el menú.
— ¡Rayos! Sabía que tarde o temprano me descubrirían… ¡Tendré que huir del país!... mi nuevo nombre será Ariala de las Rosas Rosales —Murmure para luego bajar la carta y sonreírle.
— ¿La próxima vez que salgamos? —Pregunte entrecerrando los ojos y sonriendo de forma ladina — ¿Eso significa que realmente gane la segunda cita? —Bromee dando una nueva mordida a mi dona —Pero es una lástima… las donas realmente son geniales. —Dije antes de alzar uno de mis brazos intentando mostrar mi “musculo” — ¡Soy solo fibra! Y puedo asegurarte peso más de lo que aparento, de hecho morirías aplastado si te caigo encima —Asegure antes de volver a observarlo pero mi sonrisa se borró por un segundo ¿Banquete en casa? ¿Ahora resultaba que era un chico rico o algo así?... o acaso ¿Alguien lo esperaba en casa? ¿Su familia?. Sentía la curiosidad crecer en mí, realmente quería preguntarle pero ¿Eso era de mi incumbencia?...¿Hasta qué punto podía preguntarle para saber de él?... ya sabía que ser un poco antisocial me sacaría la cuenta algún día— Ya veo...— Susurre sin más.
Luego de tocar sus mejillas para corroborar su temperatura abrí los ojos con algo de culpa cuando el chico al verme confeso que aquello le daba vergüenza… ¿Qué había hecho? ¿Se había tomado demasiadas atribuciones? ¿Había abusado de la confianza? …<< Rayos… ahora parezco un confianzuda… >> me regañe internamente, de segura ahora huía << “¡Felicidades Aria! Acabas de espantar al primer posible amigo que tienes en mucho…” >> .
—Y-yo… de verdad lo siento… creo que me precipite… ¡perdón! No volverá a pasar… lamento mi descortesía —dije bajando un poco mi mirada para volver a comer de mi dona, escuchando como decía que no necesitaba cambiar mi bebida por la de él.
Luego de lo que pareció ser mi mala sugerencia sobre retirarnos, el pelinegro exclamo un “¡No!” repentino que me hizo dar un pequeño salto en la silla y alzar la vista hacia él algo confundida. ¿De verdad se encontraba bien? ¿No se estaba sobre esforzando… verdad? Tal vez se había enfadado porque insinué que era débil… realmente no entiendo a los hombres. Mis dudas y cuestionamientos internos terminaron en el momento en el que el pelinegro se estiro sobre la mesa para dar una mordida directa a la dona que le ofrecía. Por alguna extraña razón mis mejillas volvieron a arder ¿Es que acaso ahora yo era la que me estaba enfermando? No, no, no… imposible me sentía de maravilla…
—N-no te preocupes — Intente restarle importancia pero sin despegar mi vista de la dona que había sido mordida por el contrario— En realidad es lo mismo para mi… lamento también si he actuado extraño… la gente suele decir que soy rara pero creo que hoy lo fue más de lo usual — Me excuse para volver a mirar su rostro— Tal vez se te está pegando extraño… ¡Soy contagiosa! —Reí un poco para luego bajar la mirada algo ¿Avergonzada?... si talvez ese ere el sentimiento, cuando me di cuenta de había dicho que se sentía cómodo a mi lado. — Y-yo también, eres un gigolo bastante agradable —Admití para volver a fijar mi vista en sus ojos.
Rompí el contacto en el que había vuelto a quedar inmersa metiendo una nueva dona en mi boca para disgustarla, para luego volver a comer otra cuando esta se terminó. Fue entonces que me di cuenta de que aún mantenía en la otra mano la dona que el chico había mordido…¡¿Qué se supone debía hacer con ella?!... << Tranquila Aria no es tan difícil >> intente tranquilizarme comenzando a pensar en las opciones:
1.-¡Podía dejarla a un lado o botarla!... no, no, NO… eso sería como decir “Que asco… la mordió, seguro se me pega la rabia o alguna infección”… y eso definitivamente haría que el chico me odiara… ¡Descartado!
2.-¡Podía comerla de todos modos!... No creo que fuera una buena idea… de hecho no me molestaba pero… si ya me había dicho que lo ponía nervioso con esto… seguro huía y me etiquetaba de acosadora, confianzuda, aprovechada… o le diera asco… rayos porque tenía que ser tan difícil… ¡Descartado!
3.-¡Podía dejarla caer accidentalmente!... eso ni yo me lo creería… se me están acabando las ideas…¡Descartado!
Cuando ya comenzaba a sudar frio y evaluaba seriamente golpear mi cabeza contra la mesa una idea salvadora surgió. << Es mi última esperanza… creo es lo más correcto que podría hacer en esta situación pues bien…¡Que inicie la idea cuatro! >>.
Luego de todo aquel trance mental alce mi mano que mantenía aun la dona del chico nuevamente hacia su dirección. —¿Q-quieres un poco más? Dijiste que los gatos eran agradecidos con la comida… imagine desearías terminarla —Dije dibujando una nueva sonrisa en el rostro mientras esperaba su respuesta. —Por cierto… dijiste que un banquete te esperaba en casa… ¿De verdad no es problema que estés perdiendo el tiempo aquí conmigo? —Le pregunte sin poder parar mi curiosidad tomando con mi mano libre el café llevándolo a mi boca para beber un poco para luego volver a dejarlo en la mesa — Cálido~ —Murmure alegre.
Luego de cuestionarme internamente y pelear conmigo misma por unos segundos, tuve el valor para intentar preguntarle sobre aquello mas fui detenida por su mano la que se alzó como señal de permitirle continuar.
Al escuchar su “real” razón por la que confió en mí solo pude soltar una pequeña risa. Ya sabía que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, solo se trataba de otra de nuestras bromas.
—Ya veo…No sabía que los gatos fueran tan agradecidos, pero me alegro de haberte alimentado entonces, pero… ¿No te enseñaron a recibir comida de desconocidos? ¡Imagina te hubiera drogado, raptado o algo! —Exagere lo último negando con mi cabeza en señal de reprobación para terminar esbozando una pequeña sonrisa, la que se borró cuando relevo su “verdadero” trabajo. Intente realizar una mueca de horror para luego mirar a ambos lados y volver a ocultarme bajo el menú.
— ¡Rayos! Sabía que tarde o temprano me descubrirían… ¡Tendré que huir del país!... mi nuevo nombre será Ariala de las Rosas Rosales —Murmure para luego bajar la carta y sonreírle.
— ¿La próxima vez que salgamos? —Pregunte entrecerrando los ojos y sonriendo de forma ladina — ¿Eso significa que realmente gane la segunda cita? —Bromee dando una nueva mordida a mi dona —Pero es una lástima… las donas realmente son geniales. —Dije antes de alzar uno de mis brazos intentando mostrar mi “musculo” — ¡Soy solo fibra! Y puedo asegurarte peso más de lo que aparento, de hecho morirías aplastado si te caigo encima —Asegure antes de volver a observarlo pero mi sonrisa se borró por un segundo ¿Banquete en casa? ¿Ahora resultaba que era un chico rico o algo así?... o acaso ¿Alguien lo esperaba en casa? ¿Su familia?. Sentía la curiosidad crecer en mí, realmente quería preguntarle pero ¿Eso era de mi incumbencia?...¿Hasta qué punto podía preguntarle para saber de él?... ya sabía que ser un poco antisocial me sacaría la cuenta algún día— Ya veo...— Susurre sin más.
Luego de tocar sus mejillas para corroborar su temperatura abrí los ojos con algo de culpa cuando el chico al verme confeso que aquello le daba vergüenza… ¿Qué había hecho? ¿Se había tomado demasiadas atribuciones? ¿Había abusado de la confianza? …<< Rayos… ahora parezco un confianzuda… >> me regañe internamente, de segura ahora huía << “¡Felicidades Aria! Acabas de espantar al primer posible amigo que tienes en mucho…” >> .
—Y-yo… de verdad lo siento… creo que me precipite… ¡perdón! No volverá a pasar… lamento mi descortesía —dije bajando un poco mi mirada para volver a comer de mi dona, escuchando como decía que no necesitaba cambiar mi bebida por la de él.
Luego de lo que pareció ser mi mala sugerencia sobre retirarnos, el pelinegro exclamo un “¡No!” repentino que me hizo dar un pequeño salto en la silla y alzar la vista hacia él algo confundida. ¿De verdad se encontraba bien? ¿No se estaba sobre esforzando… verdad? Tal vez se había enfadado porque insinué que era débil… realmente no entiendo a los hombres. Mis dudas y cuestionamientos internos terminaron en el momento en el que el pelinegro se estiro sobre la mesa para dar una mordida directa a la dona que le ofrecía. Por alguna extraña razón mis mejillas volvieron a arder ¿Es que acaso ahora yo era la que me estaba enfermando? No, no, no… imposible me sentía de maravilla…
—N-no te preocupes — Intente restarle importancia pero sin despegar mi vista de la dona que había sido mordida por el contrario— En realidad es lo mismo para mi… lamento también si he actuado extraño… la gente suele decir que soy rara pero creo que hoy lo fue más de lo usual — Me excuse para volver a mirar su rostro— Tal vez se te está pegando extraño… ¡Soy contagiosa! —Reí un poco para luego bajar la mirada algo ¿Avergonzada?... si talvez ese ere el sentimiento, cuando me di cuenta de había dicho que se sentía cómodo a mi lado. — Y-yo también, eres un gigolo bastante agradable —Admití para volver a fijar mi vista en sus ojos.
Rompí el contacto en el que había vuelto a quedar inmersa metiendo una nueva dona en mi boca para disgustarla, para luego volver a comer otra cuando esta se terminó. Fue entonces que me di cuenta de que aún mantenía en la otra mano la dona que el chico había mordido…¡¿Qué se supone debía hacer con ella?!... << Tranquila Aria no es tan difícil >> intente tranquilizarme comenzando a pensar en las opciones:
1.-¡Podía dejarla a un lado o botarla!... no, no, NO… eso sería como decir “Que asco… la mordió, seguro se me pega la rabia o alguna infección”… y eso definitivamente haría que el chico me odiara… ¡Descartado!
2.-¡Podía comerla de todos modos!... No creo que fuera una buena idea… de hecho no me molestaba pero… si ya me había dicho que lo ponía nervioso con esto… seguro huía y me etiquetaba de acosadora, confianzuda, aprovechada… o le diera asco… rayos porque tenía que ser tan difícil… ¡Descartado!
3.-¡Podía dejarla caer accidentalmente!... eso ni yo me lo creería… se me están acabando las ideas…¡Descartado!
Cuando ya comenzaba a sudar frio y evaluaba seriamente golpear mi cabeza contra la mesa una idea salvadora surgió. << Es mi última esperanza… creo es lo más correcto que podría hacer en esta situación pues bien…¡Que inicie la idea cuatro! >>.
Luego de todo aquel trance mental alce mi mano que mantenía aun la dona del chico nuevamente hacia su dirección. —¿Q-quieres un poco más? Dijiste que los gatos eran agradecidos con la comida… imagine desearías terminarla —Dije dibujando una nueva sonrisa en el rostro mientras esperaba su respuesta. —Por cierto… dijiste que un banquete te esperaba en casa… ¿De verdad no es problema que estés perdiendo el tiempo aquí conmigo? —Le pregunte sin poder parar mi curiosidad tomando con mi mano libre el café llevándolo a mi boca para beber un poco para luego volver a dejarlo en la mesa — Cálido~ —Murmure alegre.
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Aria Clownlay
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Abrió los ojos y negó con el rostro haciendo una equis con las manos y después sonriendo para mirarla. –En realidad nadie me enseño acerca de los desconocidos, siendo un gato la comida de cualquier persona que nos parezca confiable. Además si hubieras querido envenenarme ya estaría medio muerto a media clase el día de hoy. –comento sonriendo de forma bromista antes de volver a posar sus ojos en ella. Durante todo aquel día le había sido imposible despegar su mirada de ella por más de cinco minutos, incluso en clase, incluso durante el combate, todo el tiempo había mantenido sus ojos en ella, era como si de un imán se tratase, simplemente no podía evitar hacerlo.
¿Quién lo diría? El uno de los chicos más retraídos socialmente estaba ahí con algo como lo que los chicos habían dicho antes. ¿Amor a primera vista? Sonrió para sí mismo y negó con el rostro. Ella era especial si, pero nadie se enamora en solo unas horas ¿no? Pero sus nuevas palabras le hicieron soltar un par de carcajadas teniéndose que llevar las manos al estómago y después elevo la mano estirándola por sobre la mesa para tomar la ajena. –Espera Ariala, antes de que huyas tengo que ofrecerte este trato en el que te dejamos vivir a cambio de que seas mi compañera. –comento mirándola mientras sostenía la mano ajena, perdiéndose un momento en aquellos orbes tan azules como los propios. Sin mentirse a sí mismo estaba seguro de que podría quedarse ahí, mirándola por la eternidad.
Aun así tuvo que soltarla después de sentir que había tenido demasiada confianza con ella ¿Qué haría si terminaba por espantarla? Se volvió a recargar en el respaldo de la silla sintiendo un pequeño cosquilleo en la mano con la que había tomado la ajena y después levanto la vista con una sonrisa traviesa en el rostro. – ¿Tu ganar la segunda cita? –pregunto divertido. –Se supone quien la trataba de ganar era yo. Después de todo ya quedo claro que te llamare cada vez que pueda para poder salir aunque solo sea un momento. –comento dándose cuenta de que de echo ese era su deseo, poder seguirla viendo cada día aunque solo fuera un momento. Y soltó una nueva risa al escucharla ¿Cómo podía ser tan divertida? Negó con el rostro y después la observo con simpatía. –Tú no podrías aplastarme. –comento riendo.
Negó con el rostro ante sus disculpas ¿había malinterpretado la situación? –No, no, no fuiste descortés. Es solo que… dios no es como decirlo. ¿Recuerdas que dije lo de las almas gemelas? –pregunto sin quitar sus ojos de ella, sintiéndose de alguna manera como si se fuera a confesar o algo similar. –Yo… yo no creo en las almas gemelas, pero al conocerte hoy, y darme cuenta de lo fácil que es hablar contigo o lo bien que se acoplaron nuestras almas… me pregunto si solo fue una coincidencia o fue el destino que sabía que nos comprenderíamos. –comento mirando hacia otro lado aun avergonzado de sus palabras. –Algo así como si el mismo shinigami supiera que nos hacíamos falta. –termino más después volvió a girar su rostro hacia ella posando sus ojos en los ajenos. –Al menos tú a mí. –las palabras salían de su boca tal cual como las ideas fluyen en la mente, estaba siendo demasiado directo, lo había sido todo el día desde el momento en que la viera y ahora, aun ahora no sabía de donde salía todos esos pensamientos. Se sentía de alguna manera cómodo al decirlo, pero al igual que las veces anteriores al reaccionar ante lo que decía se quedaba callado sin saber que más decir o hacer. ¿Qué le estaba pasando?
Observo a la chica y la dona que le ofrecía, estiro la mano para tomarla mientras asentía, sí que necesitaba algo dulce en aquel momento. Tomo la golosina y la comió de un bocado recostándose hacia atrás nuevamente sin quitar sus ojos de ella, mientras escuchaba sus palabras y después volvió a reír de forma estridente sin saber que decirle exactamente. –No, no, en realidad nadie me espera en casa. –comento sonriendo. –solo un departamento medio vacío y la soledad de mis pensamientos. –comento hablando como un poeta mientras terminaba la dona.
Demasiado dulce. –Vivo en un departamento cercano al parque. –comento a pesar de que ella no hubiera preguntado nada. –A veces salgo a jugar un rato con los chicos en el parque, son de mis pocos amigos y compañía, la mayor parte del tiempo lo paso… -estaba a punto de revelar algo de lo que no se sentía orgulloso. Su obsesión con las brujas, su odio hacia las mismas y su necesidad de verlas a todas muertas sin importar que. Podía que le hubieran dicho antes que estas eran buenas, pero el mismo no se lo creía, las brujas no podían ser buenas, eran sádicas y maliciosas, buscaban saciar su propia curiosidad sin importar sobre quien pasaran, por esa razón las odiaba con todo su ser. –En la librería. –comento finalizando mientras miraba hacia otro lado. –Me gusta mucho leer.
¿Quién lo diría? El uno de los chicos más retraídos socialmente estaba ahí con algo como lo que los chicos habían dicho antes. ¿Amor a primera vista? Sonrió para sí mismo y negó con el rostro. Ella era especial si, pero nadie se enamora en solo unas horas ¿no? Pero sus nuevas palabras le hicieron soltar un par de carcajadas teniéndose que llevar las manos al estómago y después elevo la mano estirándola por sobre la mesa para tomar la ajena. –Espera Ariala, antes de que huyas tengo que ofrecerte este trato en el que te dejamos vivir a cambio de que seas mi compañera. –comento mirándola mientras sostenía la mano ajena, perdiéndose un momento en aquellos orbes tan azules como los propios. Sin mentirse a sí mismo estaba seguro de que podría quedarse ahí, mirándola por la eternidad.
Aun así tuvo que soltarla después de sentir que había tenido demasiada confianza con ella ¿Qué haría si terminaba por espantarla? Se volvió a recargar en el respaldo de la silla sintiendo un pequeño cosquilleo en la mano con la que había tomado la ajena y después levanto la vista con una sonrisa traviesa en el rostro. – ¿Tu ganar la segunda cita? –pregunto divertido. –Se supone quien la trataba de ganar era yo. Después de todo ya quedo claro que te llamare cada vez que pueda para poder salir aunque solo sea un momento. –comento dándose cuenta de que de echo ese era su deseo, poder seguirla viendo cada día aunque solo fuera un momento. Y soltó una nueva risa al escucharla ¿Cómo podía ser tan divertida? Negó con el rostro y después la observo con simpatía. –Tú no podrías aplastarme. –comento riendo.
Negó con el rostro ante sus disculpas ¿había malinterpretado la situación? –No, no, no fuiste descortés. Es solo que… dios no es como decirlo. ¿Recuerdas que dije lo de las almas gemelas? –pregunto sin quitar sus ojos de ella, sintiéndose de alguna manera como si se fuera a confesar o algo similar. –Yo… yo no creo en las almas gemelas, pero al conocerte hoy, y darme cuenta de lo fácil que es hablar contigo o lo bien que se acoplaron nuestras almas… me pregunto si solo fue una coincidencia o fue el destino que sabía que nos comprenderíamos. –comento mirando hacia otro lado aun avergonzado de sus palabras. –Algo así como si el mismo shinigami supiera que nos hacíamos falta. –termino más después volvió a girar su rostro hacia ella posando sus ojos en los ajenos. –Al menos tú a mí. –las palabras salían de su boca tal cual como las ideas fluyen en la mente, estaba siendo demasiado directo, lo había sido todo el día desde el momento en que la viera y ahora, aun ahora no sabía de donde salía todos esos pensamientos. Se sentía de alguna manera cómodo al decirlo, pero al igual que las veces anteriores al reaccionar ante lo que decía se quedaba callado sin saber que más decir o hacer. ¿Qué le estaba pasando?
Observo a la chica y la dona que le ofrecía, estiro la mano para tomarla mientras asentía, sí que necesitaba algo dulce en aquel momento. Tomo la golosina y la comió de un bocado recostándose hacia atrás nuevamente sin quitar sus ojos de ella, mientras escuchaba sus palabras y después volvió a reír de forma estridente sin saber que decirle exactamente. –No, no, en realidad nadie me espera en casa. –comento sonriendo. –solo un departamento medio vacío y la soledad de mis pensamientos. –comento hablando como un poeta mientras terminaba la dona.
Demasiado dulce. –Vivo en un departamento cercano al parque. –comento a pesar de que ella no hubiera preguntado nada. –A veces salgo a jugar un rato con los chicos en el parque, son de mis pocos amigos y compañía, la mayor parte del tiempo lo paso… -estaba a punto de revelar algo de lo que no se sentía orgulloso. Su obsesión con las brujas, su odio hacia las mismas y su necesidad de verlas a todas muertas sin importar que. Podía que le hubieran dicho antes que estas eran buenas, pero el mismo no se lo creía, las brujas no podían ser buenas, eran sádicas y maliciosas, buscaban saciar su propia curiosidad sin importar sobre quien pasaran, por esa razón las odiaba con todo su ser. –En la librería. –comento finalizando mientras miraba hacia otro lado. –Me gusta mucho leer.
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Izaak Doors
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Entrecerré mis ojos y negué con la cabeza para observarlo con desaprobación —Así que aceptas la comida de cualquiera… supongo tuve suerte de andar con donas en la mañana — Dije soltando un pequeño suspiro — Creo no estaba tan equivocada en nombrarte gigolo — Bromee para luego asentir con seguridad, en señal de aprobación a sus palabras— Tienes razón, si te hubiese querido envenenar ya estarías bajo tierra, tenlo por seguro, pero eso no quita que este bien y que no sea peligroso, debería escuchar de ahora en adelante mi consejo. No más comida aceptada de desconocidos en la calle para ti. — Le ordene intentando utilizar nuevamente una voz de “madre”.
Bromear con Izaak era realmente divertido, podía realizarlo de una forma tan natural que disfrutaba de una manera inusual hablar con el pelinegro, como si aquello fuera lo más común y cotidiano del mundo.
Siempre tuve problemas para comunicarme efectivamente con las personas. La mayoría de la gente tiene la extraña percepción antes de conocerme de que soy una chica seria y solitaria –Debido probablemente por mi aspecto y semblante- y la otra gran mayoría solo considera que soy un algo extraña –Lo que no está muy fuera de la realidad-. No los puedo juzgar, después de todo yo misma me había ganado aquella reputación por mis acciones. Tampoco me sorprendería que alguien me viese con desconfianza y odio, de hecho agradecía que el ojiazul no reconociera mi forma como arma, significaba que afortunadamente nunca a él ni a su familia le había hecho daño. Verdaderamente no me importaba ser odiada, me lo merecía… pero por alguna extraña razón no deseaba que él lo hiciera, quería por primera vez agradarle a alguien.
Mis oscuros pensamientos se vieron interrumpidos cuando el chico tomo de mi mano, produciendo que inmediatamente mi vista se alzara hasta encontrarme con su rostro. Mis mejillas ardieron en el acto al sentir el tato del contrario, y a pesar de que sus palabras habían sido en el contexto de la broma, solo pude simplemente asentir y sonreír ampliamente. Aquellas simples palabras me hacían sentir feliz, raramente feliz.
— M-me parece un trato justo, dependo de ti entonces para poder mantenerme en este país — Dije recuperándome. El sentimiento de culpa comenzó a invadirme de pronto al darme cuenta de lo que conllevaba aquella unión ¿Estaba realmente bien que yo fuera compañera de alguien? ¿No mancharía sus manos también? << ¿En qué te estas metiendo Aria?… ¿En qué lo estas involucrando a él? >>
Sacudí mi cabeza para quitar aquellos pensamientos de mi mente. No, no podía seguir con aquello, este no era el momento de dudar, no frente a él.
Mis ojos se volvieron a encontrar con los suyos, perdiéndome en ellos una vez más mientras mordía mi labio inferior cuestionándome el hecho de revelarle o no aquello de mi pasado.
<< No es el momento… probablemente se enterará de todas formas por alguien, si luego me rechaza no habrá nada que hacer… pero de todos modos ¿Qué le diría? Un “¡HEY! Sabes Izaak, olvide decirte algo importante… en realidad lo que dije de ser una asesina ladrona tal vez no sea tan alejado a la realidad, espero no te importe, es solo un mero detalle”… podría agregar una sonrisa… ¡see! Eso definitivamente lo convence y lo deja pasar…si… No sé porque soy tan idiota… >>
—De verdad espero que no te arrepientas… — Dije involuntariamente en un murmullo cuando el chico soltó de mi mano. Al darme cuenta de mis palabras entreabrí un poco mi boca sin saber que más agregar o como explicar aquello, sintiendo como mis mejillas volvían arder en el proceso —N-no, lo q-que quiero decir es que… es que…— << ¡Vamos Aria piensa!¡Piensa! >> —N-no te arrepientas de resguardar la identidad de una sospechosa ¡Podría traerte problemas! Jajaja…—Intente soltar una risa que a pesar de todo seguía pareciendo falsa, casi estaba segura de que había fallado. Desvié mi mirada nerviosa y volví a comer de mi dona algo avergonzada.
—Sí, yo gane la segunda “cita”, ¡No intentes quitarme mis victorias! — Le reclame volviendo a bromear girándome nuevamente hacia su dirección, recuperando mi ánimo. Quizás le estaba dando demasiadas vueltas al asunto — Pobre señora encargada de las habitaciones de chica, se sentirá como telefonista y yo sí podría aplastarte, peso mucho más de lo que aparento —Sonreí molestándolo un poco.
Mis ojos se abrieron cuando el chico volvió a mencionar lo referente a las almas gemelas, sintiendo por un segundo como si mente se fuera a blanco intentando procesar sus palabras. Mis mejillas volvieron a arder y mi corazón dio un extraño vuelco ¿Por qué?. << Adorable… >> Por un segundo pensé que realmente se veía tierno.
—¡Y-yo me siento casi igual! Es decir… Lo que paso hoy me sorprendió mucho… nunca espere encontrar a alguien que mi alma no rechazara… No creo mucho en las coincidencias y el destino pero creo que esto pudo ser algo similar —Sonreí ampliamente — O tal vez Shinigami-sama tenga buen ojo para juntar compañeros… ¡Yo creo que podemos llegar a ser un gran equipo definitivamente! —¿Equipo? ¿Verdad? ¿De eso hablaba? Si era así esperaba no defraudarlo… —Es más yo… —Me removí un poco en mi asiento y comencé a jugar con mis dedos bajando la vista avergonzada— Y-yo… y-yo…realmente quiero… —Mordí mi labio inferior para luego alzar mi vista hacia él para verlo con determinación —¡Espero que podamos ser grandes amigos! — Aquella última frase era lo más sincero que había dicho durante bastante tiempo. Realmente esperaba poder llegar a ser una persona cercana a aquel pelinegro que había hecho de mi día el más interesante y divertido en mucho.
Pestañee un poco al escuchar que nadie lo esperaba en casa —Pero tu dijiste que… Ya veo —Dije sin querer indagar más, tal vez vivía solo en la ciudad y su familia se encontraba en otro lugar… quizas le preguntara sobre eso en otro momento, por algún extraño motivo sentía que aquello era un tema más personal, un tema que no debía ser tocado en el primer encuentro.
—Vaya, eso es nuevo, ¿Entonces, también tienes como pasatiempo dormir en el parque? — Pregunte con curiosidad volviendo a comer otra dona mientras lo escuchaba atenta — Yo creo que tienes más amigos, como los chicos que me presentaste hoy… esa pareja, Sempai y su técnico…—Lleve una de mis manos a mi frente para intentar recordar sus nombres sin mucho éxito, realmente era mala recordando nombres…¡Rayos! Si solo lo hubiera leído en algún lugar.
El silencio me extraño, aquella pausa no había sido del todo natural, mas lo deje pasar, y cuando el chico menciono lo de la librería sonreí ampliamente —¡Yo también amo leer! —Exclame con entusiasmo — ¿Cuál es tu…? —Mi pregunta fue interrumpida cuando una pequeña tos proveniente de la mesera se dejó escuchar. Me giré en su dirección para encontrarme con su rostro el que parecía algo más serio de lo habitual.
—Lamento informarles que ya es hora de cerrar… —Dijo con vergüenza sin saber cómo continuar, se notaba algo incomoda teniendo que decirnos que ya era hora que nos marcháramos.
—Oh! —Mire a mi alrededor para corroborar que efectivamente éramos los últimos clientes en el lugar. La volví a observar y asentí con la cabeza.—Sí, perdón, ya nos vamos —Le sonreí y antes de agregar algo más la chica me paso una pequeña caja para que metiera mis donas restantes y luego se retiró.
—Que rápido pasa el tiempo…— Murmure para luego volver la vista al chico —Creo que el día a terminado… —Dije metiendo las escasas 6 donas que quedaron en la caja y terminando de beber mi café.
Una vez el chico terminara de comer me levantaría de la silla y despidiéndome con un pequeño gesto de mano de la mesera saldría de la tienda esperándolo. Realmente había sido un día inesperado y divertido… solo lamentaba no poder conocer más acerca de mi nuevo compañero, aunque esperaba tener más oportunidades en el futuro de poder hablar con él.
—Los días interesantes deberían ser más largos… — Murmure alzando mi vista hacia el cielo que aún se mantenía cubierto y dejaba caer unas cuantas gotas de lluvia.
Bromear con Izaak era realmente divertido, podía realizarlo de una forma tan natural que disfrutaba de una manera inusual hablar con el pelinegro, como si aquello fuera lo más común y cotidiano del mundo.
Siempre tuve problemas para comunicarme efectivamente con las personas. La mayoría de la gente tiene la extraña percepción antes de conocerme de que soy una chica seria y solitaria –Debido probablemente por mi aspecto y semblante- y la otra gran mayoría solo considera que soy un algo extraña –Lo que no está muy fuera de la realidad-. No los puedo juzgar, después de todo yo misma me había ganado aquella reputación por mis acciones. Tampoco me sorprendería que alguien me viese con desconfianza y odio, de hecho agradecía que el ojiazul no reconociera mi forma como arma, significaba que afortunadamente nunca a él ni a su familia le había hecho daño. Verdaderamente no me importaba ser odiada, me lo merecía… pero por alguna extraña razón no deseaba que él lo hiciera, quería por primera vez agradarle a alguien.
Mis oscuros pensamientos se vieron interrumpidos cuando el chico tomo de mi mano, produciendo que inmediatamente mi vista se alzara hasta encontrarme con su rostro. Mis mejillas ardieron en el acto al sentir el tato del contrario, y a pesar de que sus palabras habían sido en el contexto de la broma, solo pude simplemente asentir y sonreír ampliamente. Aquellas simples palabras me hacían sentir feliz, raramente feliz.
— M-me parece un trato justo, dependo de ti entonces para poder mantenerme en este país — Dije recuperándome. El sentimiento de culpa comenzó a invadirme de pronto al darme cuenta de lo que conllevaba aquella unión ¿Estaba realmente bien que yo fuera compañera de alguien? ¿No mancharía sus manos también? << ¿En qué te estas metiendo Aria?… ¿En qué lo estas involucrando a él? >>
Sacudí mi cabeza para quitar aquellos pensamientos de mi mente. No, no podía seguir con aquello, este no era el momento de dudar, no frente a él.
Mis ojos se volvieron a encontrar con los suyos, perdiéndome en ellos una vez más mientras mordía mi labio inferior cuestionándome el hecho de revelarle o no aquello de mi pasado.
<< No es el momento… probablemente se enterará de todas formas por alguien, si luego me rechaza no habrá nada que hacer… pero de todos modos ¿Qué le diría? Un “¡HEY! Sabes Izaak, olvide decirte algo importante… en realidad lo que dije de ser una asesina ladrona tal vez no sea tan alejado a la realidad, espero no te importe, es solo un mero detalle”… podría agregar una sonrisa… ¡see! Eso definitivamente lo convence y lo deja pasar…si… No sé porque soy tan idiota… >>
—De verdad espero que no te arrepientas… — Dije involuntariamente en un murmullo cuando el chico soltó de mi mano. Al darme cuenta de mis palabras entreabrí un poco mi boca sin saber que más agregar o como explicar aquello, sintiendo como mis mejillas volvían arder en el proceso —N-no, lo q-que quiero decir es que… es que…— << ¡Vamos Aria piensa!¡Piensa! >> —N-no te arrepientas de resguardar la identidad de una sospechosa ¡Podría traerte problemas! Jajaja…—Intente soltar una risa que a pesar de todo seguía pareciendo falsa, casi estaba segura de que había fallado. Desvié mi mirada nerviosa y volví a comer de mi dona algo avergonzada.
—Sí, yo gane la segunda “cita”, ¡No intentes quitarme mis victorias! — Le reclame volviendo a bromear girándome nuevamente hacia su dirección, recuperando mi ánimo. Quizás le estaba dando demasiadas vueltas al asunto — Pobre señora encargada de las habitaciones de chica, se sentirá como telefonista y yo sí podría aplastarte, peso mucho más de lo que aparento —Sonreí molestándolo un poco.
Mis ojos se abrieron cuando el chico volvió a mencionar lo referente a las almas gemelas, sintiendo por un segundo como si mente se fuera a blanco intentando procesar sus palabras. Mis mejillas volvieron a arder y mi corazón dio un extraño vuelco ¿Por qué?. << Adorable… >> Por un segundo pensé que realmente se veía tierno.
—¡Y-yo me siento casi igual! Es decir… Lo que paso hoy me sorprendió mucho… nunca espere encontrar a alguien que mi alma no rechazara… No creo mucho en las coincidencias y el destino pero creo que esto pudo ser algo similar —Sonreí ampliamente — O tal vez Shinigami-sama tenga buen ojo para juntar compañeros… ¡Yo creo que podemos llegar a ser un gran equipo definitivamente! —¿Equipo? ¿Verdad? ¿De eso hablaba? Si era así esperaba no defraudarlo… —Es más yo… —Me removí un poco en mi asiento y comencé a jugar con mis dedos bajando la vista avergonzada— Y-yo… y-yo…realmente quiero… —Mordí mi labio inferior para luego alzar mi vista hacia él para verlo con determinación —¡Espero que podamos ser grandes amigos! — Aquella última frase era lo más sincero que había dicho durante bastante tiempo. Realmente esperaba poder llegar a ser una persona cercana a aquel pelinegro que había hecho de mi día el más interesante y divertido en mucho.
Pestañee un poco al escuchar que nadie lo esperaba en casa —Pero tu dijiste que… Ya veo —Dije sin querer indagar más, tal vez vivía solo en la ciudad y su familia se encontraba en otro lugar… quizas le preguntara sobre eso en otro momento, por algún extraño motivo sentía que aquello era un tema más personal, un tema que no debía ser tocado en el primer encuentro.
—Vaya, eso es nuevo, ¿Entonces, también tienes como pasatiempo dormir en el parque? — Pregunte con curiosidad volviendo a comer otra dona mientras lo escuchaba atenta — Yo creo que tienes más amigos, como los chicos que me presentaste hoy… esa pareja, Sempai y su técnico…—Lleve una de mis manos a mi frente para intentar recordar sus nombres sin mucho éxito, realmente era mala recordando nombres…¡Rayos! Si solo lo hubiera leído en algún lugar.
El silencio me extraño, aquella pausa no había sido del todo natural, mas lo deje pasar, y cuando el chico menciono lo de la librería sonreí ampliamente —¡Yo también amo leer! —Exclame con entusiasmo — ¿Cuál es tu…? —Mi pregunta fue interrumpida cuando una pequeña tos proveniente de la mesera se dejó escuchar. Me giré en su dirección para encontrarme con su rostro el que parecía algo más serio de lo habitual.
—Lamento informarles que ya es hora de cerrar… —Dijo con vergüenza sin saber cómo continuar, se notaba algo incomoda teniendo que decirnos que ya era hora que nos marcháramos.
—Oh! —Mire a mi alrededor para corroborar que efectivamente éramos los últimos clientes en el lugar. La volví a observar y asentí con la cabeza.—Sí, perdón, ya nos vamos —Le sonreí y antes de agregar algo más la chica me paso una pequeña caja para que metiera mis donas restantes y luego se retiró.
—Que rápido pasa el tiempo…— Murmure para luego volver la vista al chico —Creo que el día a terminado… —Dije metiendo las escasas 6 donas que quedaron en la caja y terminando de beber mi café.
Una vez el chico terminara de comer me levantaría de la silla y despidiéndome con un pequeño gesto de mano de la mesera saldría de la tienda esperándolo. Realmente había sido un día inesperado y divertido… solo lamentaba no poder conocer más acerca de mi nuevo compañero, aunque esperaba tener más oportunidades en el futuro de poder hablar con él.
—Los días interesantes deberían ser más largos… — Murmure alzando mi vista hacia el cielo que aún se mantenía cubierto y dejaba caer unas cuantas gotas de lluvia.
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Aria Clownlay
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
¡No de cualquiera! –exclamo en tono ofendido. –Solo de las chicas llamadas Aria y me tienen que despertar de forma singular. –comento sonriéndole. Era raro, estar con ella se estaba volviendo extrañamente fácil, fácil como con ninguna otra persona. El tiempo se pasaba lento en su cabeza sin notar que pasaba más rápido de lo que el imaginaba, porque estaba entretenido, feliz, y por alguna razón emocionado. Asintió a sus siguientes palabras con una sonrisa. –No aceptar comida de nadie que no seas tú. De acuerdo. –comento sonriendo.
De verdad estaba ansioso por pasar un poco más de tiempo con ella, pero más allá de eso había algo que le incomodaba, ella no tenía por qué saber acerca de su objetivo ¿no? Pero si eran compañeros entonces podría confiar en ella de forma abierta, tenía que poder decirle lo que de verdad sentía y de aquel rencor que le corroía por las brujas. Su obsesión más profunda, su necesidad de asesinar y torturar hasta la muerte a cada ser de esa raza, porque ya habían hecho demasiado daño al mundo, porque por culpa de estas demasiado sufrimiento se corría por el mundo, y los traumas generados no eran algo de cualquier día. Pero si ella cocía aquella obsesión ¿no se asustaría? Seguramente se alejaría, probablemente lo denunciaría con el shinigami… pero eso no era lo que le daba miedo, ser descubierto era una cosa menor, por alguna razón no quería defraudar a esta chica. No, no podía decirle aquello, al menos no aun.
Al escuchar sus palabras levanto el rostro, él era quien debía decir esa frase, era el quien estaba lleno de secretos con un pasado lleno de torturas y sadismo. –Espero que no seas tú quien se arrepienta. –comento sintiendo de forma amable, ocultando todo el miedo que sentía de que ella dijera adiós. Aquello le preocupaba demasiado. Cuando ella dijo aquello se dio cuenta de algo, él no era el único con dudas, también ella, por lo que volvió a estirar su mano tomando la ajena, apretándole con un poco de fuerza, quería poder transmitirle aunque solo fuera un poco de seguridad.
Sonrió negando con el rostro. –Nepe, el mérito de la segunda cita es mío, no me lo quites de las manos. –comento riendo y mostrándole la palma de la mano. – ¿Lo ves? Eso significa que te llamare lo más pronto posible. –comento sonriendo, probablemente la llamaría esa misma noche, o al siguiente día, porque quería poder verla de ahora en adelante cada día. Porque era difícil pasar por alto el hecho de que en ese mismo momento no quería pensar en el momento en que tuviera que separarse de ella. Pero no había mucho que pudiera hacer, ella tenía que ir a casa ¿no? –probablemente termine odiándome. –comento sonriendo de forma abierta.
Cuando el mismo rebelo sus sentimientos sobre aquella tarde y al escuchar los contrarios sintió un enorme alivio, era como si ella estuviera viendo sus pensamientos, porque le resultaba extrañamente cómodo, como si se conocieran de años y no de horas. Escucharla emocionada el querer ser su amiga solo hacía que de echo Izaak se sintiera aún más animado, él quería conocerla y poder pasar un montón de tiempo a su lado, tal vez por eso se sentía tan animado. Porque ella resultaba ser particularmente interesante para el pelinegro. Hasta un punto raro. –Shinigami siempre sabe lo que hace… pero esta ocasión de verdad que acertó. –comento sonriendo, si el shinigami los había unido porque los consideraba apropiados, sinceramente se lo agradecía, porque el jamás hubiera esperado conocer a una persona como ella, alguien con quien pudiera encajar de aquella manera como lo había hecho.
Ellos no son mis amigos. –aclaro sonriendo, de hecho no los consideraba amigos, eran más como personas con quienes había trabajado en ocasiones anteriores, los conocía y a veces aceptaba misiones a su lado, pero lo cierto es que ellos no eran sus amigos. –Ellos son meros conocidos, especialmente la sempai, solo he trabajado con ella en dos o tres ocasiones. –comento restándole importancia al asunto, porque de verdad no estaba interesado en esas personas que buscaban algo más allá del trabajo en equipo. Si no que se acercaban a ti a conveniencia.
Quería escucharla más, conversar un poco más con ella, pero no, el tiempo les había ganado, el tiempo se los había llevado por delante de nuevo, el día había pasado en un abrir y cerrar de ojos y ahora finalmente y encontrar de todos sus deseos, tenía que alejarse de ella. Saco su billetera y pago por todo, sonrió para la camarera dejándole una buena propina mientras observaba como Aria salía del local. Suspiro dándole una última sonrisa ala camarera antes de salir a encontrarse con Aria. Al salir la observo mirando al cielo, sin poder retirar la mirada de ella sonrió, una cálida sonrisa, animado se acercó a ella jalando suavemente de su muñeca. –Si deberían de serlo. –comento sonriendo para ella, mirándola y finalmente alejándose un poco. –Supongo que ahora es cuando debemos despedirnos ¿no? –comento no muy convencido, pero aun así sabía que tenía que ser de esa forma. Se acercó a ella nuevamente sonriendo. –Entonces Aria, veámonos de nuevo pronto. –comento sonriendo y agachándose para besar su mejilla con suavidad antes de separarse y despedirse con un movimiento de mano, los dormitorios del shibusen no quedaban lejos de ese lugar, y sinceramente pensaba que si la acompañaba no querría separarse de ella nuevamente… Demasiado egoísta.
Suspiro y se dio vuelta para mirarla una última vez antes de su siguiente encuentro mientras se despedía con movimientos de mano y se alejaba.
De verdad estaba ansioso por pasar un poco más de tiempo con ella, pero más allá de eso había algo que le incomodaba, ella no tenía por qué saber acerca de su objetivo ¿no? Pero si eran compañeros entonces podría confiar en ella de forma abierta, tenía que poder decirle lo que de verdad sentía y de aquel rencor que le corroía por las brujas. Su obsesión más profunda, su necesidad de asesinar y torturar hasta la muerte a cada ser de esa raza, porque ya habían hecho demasiado daño al mundo, porque por culpa de estas demasiado sufrimiento se corría por el mundo, y los traumas generados no eran algo de cualquier día. Pero si ella cocía aquella obsesión ¿no se asustaría? Seguramente se alejaría, probablemente lo denunciaría con el shinigami… pero eso no era lo que le daba miedo, ser descubierto era una cosa menor, por alguna razón no quería defraudar a esta chica. No, no podía decirle aquello, al menos no aun.
Al escuchar sus palabras levanto el rostro, él era quien debía decir esa frase, era el quien estaba lleno de secretos con un pasado lleno de torturas y sadismo. –Espero que no seas tú quien se arrepienta. –comento sintiendo de forma amable, ocultando todo el miedo que sentía de que ella dijera adiós. Aquello le preocupaba demasiado. Cuando ella dijo aquello se dio cuenta de algo, él no era el único con dudas, también ella, por lo que volvió a estirar su mano tomando la ajena, apretándole con un poco de fuerza, quería poder transmitirle aunque solo fuera un poco de seguridad.
Sonrió negando con el rostro. –Nepe, el mérito de la segunda cita es mío, no me lo quites de las manos. –comento riendo y mostrándole la palma de la mano. – ¿Lo ves? Eso significa que te llamare lo más pronto posible. –comento sonriendo, probablemente la llamaría esa misma noche, o al siguiente día, porque quería poder verla de ahora en adelante cada día. Porque era difícil pasar por alto el hecho de que en ese mismo momento no quería pensar en el momento en que tuviera que separarse de ella. Pero no había mucho que pudiera hacer, ella tenía que ir a casa ¿no? –probablemente termine odiándome. –comento sonriendo de forma abierta.
Cuando el mismo rebelo sus sentimientos sobre aquella tarde y al escuchar los contrarios sintió un enorme alivio, era como si ella estuviera viendo sus pensamientos, porque le resultaba extrañamente cómodo, como si se conocieran de años y no de horas. Escucharla emocionada el querer ser su amiga solo hacía que de echo Izaak se sintiera aún más animado, él quería conocerla y poder pasar un montón de tiempo a su lado, tal vez por eso se sentía tan animado. Porque ella resultaba ser particularmente interesante para el pelinegro. Hasta un punto raro. –Shinigami siempre sabe lo que hace… pero esta ocasión de verdad que acertó. –comento sonriendo, si el shinigami los había unido porque los consideraba apropiados, sinceramente se lo agradecía, porque el jamás hubiera esperado conocer a una persona como ella, alguien con quien pudiera encajar de aquella manera como lo había hecho.
Ellos no son mis amigos. –aclaro sonriendo, de hecho no los consideraba amigos, eran más como personas con quienes había trabajado en ocasiones anteriores, los conocía y a veces aceptaba misiones a su lado, pero lo cierto es que ellos no eran sus amigos. –Ellos son meros conocidos, especialmente la sempai, solo he trabajado con ella en dos o tres ocasiones. –comento restándole importancia al asunto, porque de verdad no estaba interesado en esas personas que buscaban algo más allá del trabajo en equipo. Si no que se acercaban a ti a conveniencia.
Quería escucharla más, conversar un poco más con ella, pero no, el tiempo les había ganado, el tiempo se los había llevado por delante de nuevo, el día había pasado en un abrir y cerrar de ojos y ahora finalmente y encontrar de todos sus deseos, tenía que alejarse de ella. Saco su billetera y pago por todo, sonrió para la camarera dejándole una buena propina mientras observaba como Aria salía del local. Suspiro dándole una última sonrisa ala camarera antes de salir a encontrarse con Aria. Al salir la observo mirando al cielo, sin poder retirar la mirada de ella sonrió, una cálida sonrisa, animado se acercó a ella jalando suavemente de su muñeca. –Si deberían de serlo. –comento sonriendo para ella, mirándola y finalmente alejándose un poco. –Supongo que ahora es cuando debemos despedirnos ¿no? –comento no muy convencido, pero aun así sabía que tenía que ser de esa forma. Se acercó a ella nuevamente sonriendo. –Entonces Aria, veámonos de nuevo pronto. –comento sonriendo y agachándose para besar su mejilla con suavidad antes de separarse y despedirse con un movimiento de mano, los dormitorios del shibusen no quedaban lejos de ese lugar, y sinceramente pensaba que si la acompañaba no querría separarse de ella nuevamente… Demasiado egoísta.
Suspiro y se dio vuelta para mirarla una última vez antes de su siguiente encuentro mientras se despedía con movimientos de mano y se alejaba.
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Izaak Doors
Re: Compartiendo con una desconocida [Priv. Aria]
Los recuerdos de los acontecimientos del día hicieron que una ligera sonrisa se dibujara en mi rostro. Había sido, sin duda, uno de los más divertidos y extraños de toda mi vida, ¿Quién imaginaria que despertar a un supuesto vagabundo traería tantas experiencias nuevas? Quizás debería comenzar a recomendarlo… algo así como: “¿Tienes un día aburrido? ¿Tu vida se está volviendo una rutina? ¿Quieres conocer personas interesantes? ¡Pues tengo la solución para todos tus problemas! ¿Cómo, te preguntaras? ¡Pues fácil! ¡Compra unas donas y despierta a un vago… no te arrepentirás! ¡Si tienes suerte tal vez puedas adoptarlo!...” Ok…no.. está bien… mucha azúcar para mi hoy.
Sacudí mi cabeza para intentar alejar aquellas casi delirantes ideas, centrándome una vez más en el nublado cielo. Cerré mis ojos e inhale un poco de aire para disfrutar de aquel singular olor que quedaba luego de la lluvia.
Mi momento de espera termino abruptamente cuando una fuerza jalo de mi mano haciendo que instintivamente me girara en dirección del dueño, que como esperaba, se trataba de Izaak. Mis ojos se abrieron un poco y una incontrolable risa salió de mi boca cuando el pelinegro estuvo de acuerdo con mi reclamo en relación al tiempo.
—Es un reclamo valido, es injusto que solo en los días aburridos las horas parezcan semanas. —Dije sin borrar la sonrisa de mi rostro, o por lo menos así fue hasta que llegó el momento de decir adiós.
—Si… supongo ya es tiempo de despedirnos — Pronuncie sin mucho ánimo, sorprendiéndome a mí misma por mi extraño decaimiento ¿No hace solo unos segundos estaba inmersa casi en el mundo de la alegría?... quizás comenzaba a desarrollar bipolaridad… perfecto… primero me enfermo y ahora me estaba volviendo loca.
Mis cuestionamientos internos terminaron de golpe cuando el chico, sin previo aviso y como si fuera alguna especie de ninja–O por lo menos así pareció para mí- se acercó y beso mi mejilla, la que no se demoró mucho tiempo en arder. Estaba casi completamente segura que su color debía ser más parecido al de un tomate que al de la piel de un humano normal.
Sin que las palabras pudieran salir de mi boca el pelinegro comenzó a alejarse, despidiéndose al mismo tiempo con un movimiento de mano. Mientras yo, aun sorprendida solo pude llevar una de mis manos a zona “atacada” y observarlo. Talvez… así es como se despedían todos los amigos… o los que intentaban serlo… ¡talvez así se despedía toda la gente!.
<< Rayos Aria, te quedaste en el siglo pasado… ¡Esto te pasa por ser tan mala socializando! >>Me regañé internamente.
Cuando finalmente logre reaccionar alce mi brazo y comencé a moverlo en forma de despedida.
—¡N-nos vemos Izaak! —Alce la voz un poco más alto de lo que tenía planeado, mas no me importo, y continúe con mi despedida dibujando una amplia sonrisa para luego girarme y comenzar a caminar en dirección a mi hogar.
—Definitivamente fue un día interesante…. —Murmure alzando la vista una vez más al cielo para comenzar a tararear una alegre melodía.
Sacudí mi cabeza para intentar alejar aquellas casi delirantes ideas, centrándome una vez más en el nublado cielo. Cerré mis ojos e inhale un poco de aire para disfrutar de aquel singular olor que quedaba luego de la lluvia.
Mi momento de espera termino abruptamente cuando una fuerza jalo de mi mano haciendo que instintivamente me girara en dirección del dueño, que como esperaba, se trataba de Izaak. Mis ojos se abrieron un poco y una incontrolable risa salió de mi boca cuando el pelinegro estuvo de acuerdo con mi reclamo en relación al tiempo.
—Es un reclamo valido, es injusto que solo en los días aburridos las horas parezcan semanas. —Dije sin borrar la sonrisa de mi rostro, o por lo menos así fue hasta que llegó el momento de decir adiós.
—Si… supongo ya es tiempo de despedirnos — Pronuncie sin mucho ánimo, sorprendiéndome a mí misma por mi extraño decaimiento ¿No hace solo unos segundos estaba inmersa casi en el mundo de la alegría?... quizás comenzaba a desarrollar bipolaridad… perfecto… primero me enfermo y ahora me estaba volviendo loca.
Mis cuestionamientos internos terminaron de golpe cuando el chico, sin previo aviso y como si fuera alguna especie de ninja–O por lo menos así pareció para mí- se acercó y beso mi mejilla, la que no se demoró mucho tiempo en arder. Estaba casi completamente segura que su color debía ser más parecido al de un tomate que al de la piel de un humano normal.
Sin que las palabras pudieran salir de mi boca el pelinegro comenzó a alejarse, despidiéndose al mismo tiempo con un movimiento de mano. Mientras yo, aun sorprendida solo pude llevar una de mis manos a zona “atacada” y observarlo. Talvez… así es como se despedían todos los amigos… o los que intentaban serlo… ¡talvez así se despedía toda la gente!.
<< Rayos Aria, te quedaste en el siglo pasado… ¡Esto te pasa por ser tan mala socializando! >>Me regañé internamente.
Cuando finalmente logre reaccionar alce mi brazo y comencé a moverlo en forma de despedida.
—¡N-nos vemos Izaak! —Alce la voz un poco más alto de lo que tenía planeado, mas no me importo, y continúe con mi despedida dibujando una amplia sonrisa para luego girarme y comenzar a caminar en dirección a mi hogar.
—Definitivamente fue un día interesante…. —Murmure alzando la vista una vez más al cielo para comenzar a tararear una alegre melodía.
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Aria Clownlay
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