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Anything but an ordinary meeting [Privado Aria]
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Anything but an ordinary meeting [Privado Aria]
Las clases ciertamente le resultaban aburridas, muy aburridas, tanto así que la mayor parte del tiempo que se encontraba en estas se dedicaba a no apuntar nada de lo visto y hacer avioncitos de papel, barquitos de papel, o dibujitos en las hojas en las que se supone que debía escribir lo que decía el profesor y lo que estaba escrito en la pizarra. Se suponía, porque a fin de cuentas nunca hacía tal cosa. Pero rara vez se quedaba dormido, era muy poco común que el sueño lo venciera en clase, aunque estaba posicionado en un lugar del salón donde cualquiera aprovecharía para dormir, jamás lo hacía, solo se distraía. Pero esa vez había sido diferente, por alguna razón que Rin desconocía se había quedado dormida a mitad de la clase, pero ese día Hazuki no había ido a clases y nadie más se molestó en despertarlo, pues ya todos habían salido y cuando Rin se despertó…
No había absolutamente nadie.
Estuvo muy desorientado en un principio, pero luego sacudió la cabeza para despejarse, ¿había dormido así de tanto? ¿Que hora era? Escuchaba gente en los pasillos así que probablemente la clase no había acabado hace demasiado rato, . Azúcar permanecía dormido en su hombro, a simple vista no se veía pero el rubio podía sentir su respiración tranquila, preguntándose por un momento si las criaturas como él soñaban, y si era así, ¿Que estaría soñando? ¿Con dulces de miel, tal vez? ¿O dulces de menta? ¿O chocolates? No sabía la mayor parte de cosas sobre su mascota, pues esta era apenas expresiva, no emitía más que gruñidos que solo Rin alcanzaba a escuchar pues la tenía siempre muy cerca del oído. Pero no es que le preocupara demasiado eso. Había comenzado a recoger sus cosas para irse a casa, al fin y al cabo no había más que hacer ahí. Estaba terminando de guardar sus cosas cuando se fijó en algo, un objeto que colgaba de un algo que sobresalía de la pared. Era un bolso, ¿Como había llegado ahí? Tal vez alguien le había jugado una broma a un compañero y había escondido sus cosas en un lugar donde no las alcance.
Acabó de meter lo que quedaba de sus materiales en su bolso y se acercó hasta la pared, mirando hacia arriba, hacia el bolso. ¿Tal vez podría alcanzarlo? era bastante alto y solo bastaba con saltar un poco, ¿verdad? Hizo un intento pero su mano no alcanzaba el bolso, miró alrededor y busco una silla.
— ¿De quién será?
Se preguntó mientras arrastraba la silla que usaba el profesor hacia abajo del bolso, se subió a la misma y saltó, pero no la alcanzó, por lo que saltó unas tres veces más hasta lograr engachar la correa del objeto con la mano y saltar directo al suelo. ¿De quién podría ser? Tal vez en algún cuaderno de dentro había algo, pero estaba mal husmear en las cosas ajenas, ¿Como se suponía que debía averiguarlo?.
No había absolutamente nadie.
Estuvo muy desorientado en un principio, pero luego sacudió la cabeza para despejarse, ¿había dormido así de tanto? ¿Que hora era? Escuchaba gente en los pasillos así que probablemente la clase no había acabado hace demasiado rato, . Azúcar permanecía dormido en su hombro, a simple vista no se veía pero el rubio podía sentir su respiración tranquila, preguntándose por un momento si las criaturas como él soñaban, y si era así, ¿Que estaría soñando? ¿Con dulces de miel, tal vez? ¿O dulces de menta? ¿O chocolates? No sabía la mayor parte de cosas sobre su mascota, pues esta era apenas expresiva, no emitía más que gruñidos que solo Rin alcanzaba a escuchar pues la tenía siempre muy cerca del oído. Pero no es que le preocupara demasiado eso. Había comenzado a recoger sus cosas para irse a casa, al fin y al cabo no había más que hacer ahí. Estaba terminando de guardar sus cosas cuando se fijó en algo, un objeto que colgaba de un algo que sobresalía de la pared. Era un bolso, ¿Como había llegado ahí? Tal vez alguien le había jugado una broma a un compañero y había escondido sus cosas en un lugar donde no las alcance.
Acabó de meter lo que quedaba de sus materiales en su bolso y se acercó hasta la pared, mirando hacia arriba, hacia el bolso. ¿Tal vez podría alcanzarlo? era bastante alto y solo bastaba con saltar un poco, ¿verdad? Hizo un intento pero su mano no alcanzaba el bolso, miró alrededor y busco una silla.
— ¿De quién será?
Se preguntó mientras arrastraba la silla que usaba el profesor hacia abajo del bolso, se subió a la misma y saltó, pero no la alcanzó, por lo que saltó unas tres veces más hasta lograr engachar la correa del objeto con la mano y saltar directo al suelo. ¿De quién podría ser? Tal vez en algún cuaderno de dentro había algo, pero estaba mal husmear en las cosas ajenas, ¿Como se suponía que debía averiguarlo?.
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Fecha de inscripción : 16/12/2015
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Rin Ryûta
Re: Anything but an ordinary meeting [Privado Aria]
“Aburrido”
La percepción de almas sirve para poder observar el alma de otras personas, y de evaluar, de forma tanto objetiva como subjetiva el poder y capacidad que tiene el adversario.
“ABURRIDO”
Según las dimensiones espaciales del alma, calculando tanto área como volumen se puede predecir de una forma más exacta el nivel de desarrollo de la persona.
“TAN ABURRIDO”
Pensé pegando mi frente a la mesa que en estos momentos sostenía mis objetos. ¿Cuál era el objetivo de enseñar sobre la percepción de alma si yo, como arma por ejemplo, ¡No lo utilizaría nunca!. Tampoco me interesaba saber como calcular la fuerza según las dimensiones de la misma… es decir, en una batalla, ¿Un técnico sacaría su calculadora para comenzar a medir el alma de un adversario para ver que tan fuerte era? ¡NO! Seria como “Oh, espera un minuto… dejame sacar el volumen de tu alma para ver si tengo posibilidades de vencerte o huyo como niña...” Inútil, si su alma fuera el triple de la mía simplemente pensaría que ya valí madre, sin necesidad de calcular nada.
Alce un poco la vista para observar como el profesor comenzaba a escribir en la pizarra lo que parecía ser una formula de álgebra, maravilloso… esto se pondría mejor. Bostece sin poder evitarlo cuando el extraño docente inicio con la explicación de la misma, en ocasiones como esta deseaba poder pedir mi graduación adelantada, por fortuna solo me faltaban unos cuantos meses para finalizar, sino, no se como seria capaz de soportar más tortura como esta.
No me di cuenta el momento en que mis ojos se comenzaron a cerrar, entre bostezo y bostezo y una lucha interna por mantener mi atención puesta en la clase, acomode mis brazos y apoyando mi cabeza en los mismo, encontré la posición exacta para finalmente rendirme ante el aburrimiento. Fue entonces que las palabras del docente se escucharon cada vez más lejanas hasta que finalmente todo se volvió negro y silencioso.
Abrí los ojos con dificultada y pereza, acostumbrándome nuevamente a la luz ambiental, la que para mi sorpresa se encontraba algo más apagada que cuando había cerrado los ojos ¿Qué hora era? Pensé mientras me incorporaba con lentitud. Miré a mi alrededor intentando orientarme y comprender que había ocurrido mas no encontré a nadie… el salón se encontraba completamente vació. Maldije internamente en forma de regaño, había vuelto a fallar en mi compromiso de no dormir más en clase….¡¿Por qué rayos me resultaba tan difícil?!, me lamente recordando todos los regaños que había recibido por el mismo motivo en diversas clases.
Baje la mirada hacia la mesa que me había servido de soporte para mi reparador descanso, realizando una mueca cuando me encontré con mi libreta de clases, en la que, se podía leer con facilidad una nota de parte -probablemente- del profesor, la que decía: “Ultima advertencia, a la próxima no podrá volver a entrar a mi clase”. Aquello era claramente una llamada de atención, aunque ni quería estar es aquella clase… quizás era lo mejor… era la excusa perfecta para saltarme aquel curso que posiblemente igualmente aprobaría.
Me levanté de mi asiento recogiendo mi cuaderno con el objetivo de guardarlo cuando una nueva nota callo de el. Sin apresurarme le recogí para poder leerla y ver que decía esta ves. Estas eran sus palabras: “Por cierto, suerte encontrando tu cosas, consideralo como un pequeña sanción a tu falta de respeto por la clase”.
Pestañee un poco para volver a leer la nueva anotación ¿Qué?… no no, debía ser una broma, ¿Mis cosas? Imposible, ni que el profesor fuera tan ocioso como para…
—¡Maldición!— Solté un poco más fuerte de lo que esperaba cuando al girarme para recogerme mi bolso este no se encontraba en el lugar. Me agache con rapidez para buscar bajo la mesa y silla pero tampoco tuve éxito… al parecer realmente lo habían ocultado, pero ¡¿Dónde?! ¡Shibusen era enorme!… ¡me demoraría años en recorrerlo completo! Pensé exageradamente.
Sin perder tiempo comencé a recorrer cada una de las salas con el objetivo de poder encontrar mis pertenencias, pero por mas habitaciones que revisase no lograba encontrar nada mis cosas parecían haberse desvanecido. según lo que recordaba en el interior del bolso se encontraban mi billetera con el poco dinero que tenia para el mes, una bolsa con 3 donas, 2 libretas de anotaciones, el reproductor de música y… eso.
Ya comenzaba a perder mis esperanzas hasta que en una sala colgado, cerca del puesto del profesor, se encontraba mi bolso. Me acerque con rapidez, sin prestar atención al resto del salón, para recuperarlo, pero la maldita cosa se encontraba absurdamente alto, o al menos para mi. Analice mis posibilidades de conseguirlo si me subía a una silla pero parecía seguir siendo imposible, maldita gente alta, debía encontrar otra forma. Entonces recordé la escalera que se encontraba en la sala del conserje ¡Esa era mi solución!.
Una vez logre volver ya con la escalera y viendo mi meta cada vez más cerca, al llegar al umbral de la puerta del salón de mi objetivo visualice al interior a un chico que sostenía entre sus manos … mi bolso. Me quede estática unos segundos simplemente observándolo hasta que solté de golpe la escalera y me acerque velozmente a mi bolso abrazándolo, arrebatándolo de las manos al chico en el proceso.
—¡Gracias a Shinigami!— dije aliviada para luego abrirlo con la fe de encontrar todo dentro… fe que fue completamente destruida cuando al meter mi mano solo encontré una nueva nota.
—DAMN!— Maldije en mi lengua natal para luego caer al suelo derrotada, seria una larga tarde.
Una vez pude recuperarme del golpe casi letal al enterarme de que mis donas habían sido usurpadas y devoradas por un malvado y vil hombre, alce mi vista para ver al chico que había olvidado se encontraba también en el lugar… y que me había visto hacer todo ello… y… en estos momentos agradecía haber perdido el pudor o ahora estaría enterrando mi cabeza en el suelo. Me incorpore con rapidez, sacudiendo un poco mi ropa intentando “parecer normal”.
—H-hola— Salude con algo de vergüenza fijándome por primera vez en él. Tenia el cabello color oro, su flequillo cubría uno de sus grises ojos y… tenia una cosa tierna en el cuello que parecía ser una animal. Mi atención cayo en el ser que parecía un monstruo tierno de felpa, teniendo el extraño impulso de idiotez de tomarlo para ver si era efectivamente un ser vivo.
Sacudí mi cabeza un poco para lograr concentrarme volviendo mi vista una vez más al chico de rubios cabellos, mirándolo esta vez con algo de desconfianza.
—Tu… ¿Eres un cómplice?— Pregunte con rapidez pero luego negué con la cabeza —No espera… Más importante ¿Eso esta vivo?— Pregunte apuntando a su hombro donde descansaba el animal mirándolo con curiosidad.
Si pudiera haber visto mi rostro en esos minutos me habría dado cuenta que tenia escrito en mis mejillas un “No debo dormir en clases”.
Alce un poco la vista para observar como el profesor comenzaba a escribir en la pizarra lo que parecía ser una formula de álgebra, maravilloso… esto se pondría mejor. Bostece sin poder evitarlo cuando el extraño docente inicio con la explicación de la misma, en ocasiones como esta deseaba poder pedir mi graduación adelantada, por fortuna solo me faltaban unos cuantos meses para finalizar, sino, no se como seria capaz de soportar más tortura como esta.
No me di cuenta el momento en que mis ojos se comenzaron a cerrar, entre bostezo y bostezo y una lucha interna por mantener mi atención puesta en la clase, acomode mis brazos y apoyando mi cabeza en los mismo, encontré la posición exacta para finalmente rendirme ante el aburrimiento. Fue entonces que las palabras del docente se escucharon cada vez más lejanas hasta que finalmente todo se volvió negro y silencioso.
Abrí los ojos con dificultada y pereza, acostumbrándome nuevamente a la luz ambiental, la que para mi sorpresa se encontraba algo más apagada que cuando había cerrado los ojos ¿Qué hora era? Pensé mientras me incorporaba con lentitud. Miré a mi alrededor intentando orientarme y comprender que había ocurrido mas no encontré a nadie… el salón se encontraba completamente vació. Maldije internamente en forma de regaño, había vuelto a fallar en mi compromiso de no dormir más en clase….¡¿Por qué rayos me resultaba tan difícil?!, me lamente recordando todos los regaños que había recibido por el mismo motivo en diversas clases.
Baje la mirada hacia la mesa que me había servido de soporte para mi reparador descanso, realizando una mueca cuando me encontré con mi libreta de clases, en la que, se podía leer con facilidad una nota de parte -probablemente- del profesor, la que decía: “Ultima advertencia, a la próxima no podrá volver a entrar a mi clase”. Aquello era claramente una llamada de atención, aunque ni quería estar es aquella clase… quizás era lo mejor… era la excusa perfecta para saltarme aquel curso que posiblemente igualmente aprobaría.
Me levanté de mi asiento recogiendo mi cuaderno con el objetivo de guardarlo cuando una nueva nota callo de el. Sin apresurarme le recogí para poder leerla y ver que decía esta ves. Estas eran sus palabras: “Por cierto, suerte encontrando tu cosas, consideralo como un pequeña sanción a tu falta de respeto por la clase”.
Pestañee un poco para volver a leer la nueva anotación ¿Qué?… no no, debía ser una broma, ¿Mis cosas? Imposible, ni que el profesor fuera tan ocioso como para…
—¡Maldición!— Solté un poco más fuerte de lo que esperaba cuando al girarme para recogerme mi bolso este no se encontraba en el lugar. Me agache con rapidez para buscar bajo la mesa y silla pero tampoco tuve éxito… al parecer realmente lo habían ocultado, pero ¡¿Dónde?! ¡Shibusen era enorme!… ¡me demoraría años en recorrerlo completo! Pensé exageradamente.
Sin perder tiempo comencé a recorrer cada una de las salas con el objetivo de poder encontrar mis pertenencias, pero por mas habitaciones que revisase no lograba encontrar nada mis cosas parecían haberse desvanecido. según lo que recordaba en el interior del bolso se encontraban mi billetera con el poco dinero que tenia para el mes, una bolsa con 3 donas, 2 libretas de anotaciones, el reproductor de música y… eso.
Ya comenzaba a perder mis esperanzas hasta que en una sala colgado, cerca del puesto del profesor, se encontraba mi bolso. Me acerque con rapidez, sin prestar atención al resto del salón, para recuperarlo, pero la maldita cosa se encontraba absurdamente alto, o al menos para mi. Analice mis posibilidades de conseguirlo si me subía a una silla pero parecía seguir siendo imposible, maldita gente alta, debía encontrar otra forma. Entonces recordé la escalera que se encontraba en la sala del conserje ¡Esa era mi solución!.
Una vez logre volver ya con la escalera y viendo mi meta cada vez más cerca, al llegar al umbral de la puerta del salón de mi objetivo visualice al interior a un chico que sostenía entre sus manos … mi bolso. Me quede estática unos segundos simplemente observándolo hasta que solté de golpe la escalera y me acerque velozmente a mi bolso abrazándolo, arrebatándolo de las manos al chico en el proceso.
—¡Gracias a Shinigami!— dije aliviada para luego abrirlo con la fe de encontrar todo dentro… fe que fue completamente destruida cuando al meter mi mano solo encontré una nueva nota.
“Gracias por las donas, estaban deliciosas, ¡Animo con la búsqueda!.”
—DAMN!— Maldije en mi lengua natal para luego caer al suelo derrotada, seria una larga tarde.
Una vez pude recuperarme del golpe casi letal al enterarme de que mis donas habían sido usurpadas y devoradas por un malvado y vil hombre, alce mi vista para ver al chico que había olvidado se encontraba también en el lugar… y que me había visto hacer todo ello… y… en estos momentos agradecía haber perdido el pudor o ahora estaría enterrando mi cabeza en el suelo. Me incorpore con rapidez, sacudiendo un poco mi ropa intentando “parecer normal”.
—H-hola— Salude con algo de vergüenza fijándome por primera vez en él. Tenia el cabello color oro, su flequillo cubría uno de sus grises ojos y… tenia una cosa tierna en el cuello que parecía ser una animal. Mi atención cayo en el ser que parecía un monstruo tierno de felpa, teniendo el extraño impulso de idiotez de tomarlo para ver si era efectivamente un ser vivo.
Sacudí mi cabeza un poco para lograr concentrarme volviendo mi vista una vez más al chico de rubios cabellos, mirándolo esta vez con algo de desconfianza.
—Tu… ¿Eres un cómplice?— Pregunte con rapidez pero luego negué con la cabeza —No espera… Más importante ¿Eso esta vivo?— Pregunte apuntando a su hombro donde descansaba el animal mirándolo con curiosidad.
Si pudiera haber visto mi rostro en esos minutos me habría dado cuenta que tenia escrito en mis mejillas un “No debo dormir en clases”.
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Aria Clownlay
Re: Anything but an ordinary meeting [Privado Aria]
De repente una chica de pelo muy claro irrumpió en el salón con una escalera en la mano, parecía no haberse esperado encontrar al rubio pues compartieron un momento bastante incómodo mientras se miraban el uno al otro, Rin intrigado por su aparición repentina y la chica mirando lo que al parecer era su bolso. Duda que se disipó cuando ésta se acercó corriendo y le arrebató el objeto de las manos al chico, que hizo una mueca ante esos modales, tranquilamente podría haberle pedido que se lo de y él gustoso lo haría hecho, no es que le faltara cortesía al chico.
— ¡Hola! —Dijó con una alegría algo excesiva tal vez mientras saludaba también con su mano.
Tenía una sonrisita en su cara como le pasaba cada vez que se encontraba a alguien más, aunque a simple vista pareciera que no le importaba nada ni nadie, ni se mostraba entusiasmado por acercarse a las personas que lo rodeaban(Y estas mucho menos querían acercarse a él, con la excusa de que era un chico rarito) y todo su día se basaba en no prestar especial atención en clase y alimentar y mimar a la criaturita que descansaba en su hombro.
— ¿Cómplice? ¿Cómplice de qué? —Preguntó con genuina curiosidad mientras ladeaba la cabeza— No soy cómplice de nada, solo encontré el bolso ahí arriba. —Aclaró mientras señalaba el lugar donde había visto el bolso.— ¡Y claro que está vivo!
Se había sentido hasta ofendido con la duda, pues claro, él sentía como la bestia respiraba y emitia leves sonidos pues lo tenía constantemente pegado al hombro y eso le permitía sentir como su estómago subía y bajaba, tanto así se había acostumbrado que olvidaba que Azúcar se pasaba el 90% del tiempo durmiendo y que por eso la gente podría llegar a pensar que era poco más que un adorno algo extravagante y caluroso, en vez de su mascota. Por eso, resolvió tomar al bicho con ambas manos, desenganchar las pequeñas garras del mismo de su ropa, y acercárselo a la chica rubia para mostrárselo, aunque la pequeña bestia siguiera dormida. Era de paso una de esas formas de decir “por favor admira esta belleza”, para él, Azúcar era la belleza más grande existente, la octava maravilla del mundo, a pesar de que era solo un pequeño animal recubierto de un espeso pelaje y con una cara que inspira de todo menos confianza.
— Se llama Azúcar —Dijo sin que se lo preguntaran y como si fuera lo más interesante del mundo y luego colocó a éste encima de su cabeza como si nada, mientras aún dormía— ¡Y yo soy Rin! —Se presentó a continuación con una sonrisita tonta en el rostro mientras acariciaba al animal en su cabeza.
— ¡Hola! —Dijó con una alegría algo excesiva tal vez mientras saludaba también con su mano.
Tenía una sonrisita en su cara como le pasaba cada vez que se encontraba a alguien más, aunque a simple vista pareciera que no le importaba nada ni nadie, ni se mostraba entusiasmado por acercarse a las personas que lo rodeaban(Y estas mucho menos querían acercarse a él, con la excusa de que era un chico rarito) y todo su día se basaba en no prestar especial atención en clase y alimentar y mimar a la criaturita que descansaba en su hombro.
— ¿Cómplice? ¿Cómplice de qué? —Preguntó con genuina curiosidad mientras ladeaba la cabeza— No soy cómplice de nada, solo encontré el bolso ahí arriba. —Aclaró mientras señalaba el lugar donde había visto el bolso.— ¡Y claro que está vivo!
Se había sentido hasta ofendido con la duda, pues claro, él sentía como la bestia respiraba y emitia leves sonidos pues lo tenía constantemente pegado al hombro y eso le permitía sentir como su estómago subía y bajaba, tanto así se había acostumbrado que olvidaba que Azúcar se pasaba el 90% del tiempo durmiendo y que por eso la gente podría llegar a pensar que era poco más que un adorno algo extravagante y caluroso, en vez de su mascota. Por eso, resolvió tomar al bicho con ambas manos, desenganchar las pequeñas garras del mismo de su ropa, y acercárselo a la chica rubia para mostrárselo, aunque la pequeña bestia siguiera dormida. Era de paso una de esas formas de decir “por favor admira esta belleza”, para él, Azúcar era la belleza más grande existente, la octava maravilla del mundo, a pesar de que era solo un pequeño animal recubierto de un espeso pelaje y con una cara que inspira de todo menos confianza.
— Se llama Azúcar —Dijo sin que se lo preguntaran y como si fuera lo más interesante del mundo y luego colocó a éste encima de su cabeza como si nada, mientras aún dormía— ¡Y yo soy Rin! —Se presentó a continuación con una sonrisita tonta en el rostro mientras acariciaba al animal en su cabeza.
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Rin Ryûta
Re: Anything but an ordinary meeting [Privado Aria]
Mire su sonriente rostro con algo de sorpresa, pestañeando un poco en el proceso para corroborar que no se trataba de una ilusión. El chico había sonreído… y a pesar de todo y mis acusaciones, me había saludado con más alegría y cortesía de las me creía merecedora en aquellos momentos. <<No, no, no Aria, concéntrate, tal vez es solo una actuación para luego burlarse de ti>> Intente volver a centrarme en mi propósito de interrogarlo sin mucho éxito, el chico realmente se veía agradable… tal vez solo había sido un malentendido… rayos me estaba comenzando a sentir mal ¿Por qué siempre tenía que joderla? Por cosas como esta la idea de terminar viviendo sola con gatos sin ningún amigo no parecía tan lejana a la realidad. Mi nivel de sociabilización seguro estaba en números negativos.
Y entonces cuando mis dudas ya casi se habían dispersado, el rubio, con una expresión que parecía genuina y en la que se leía claramente un “Ni idea de que rayos estás hablando maldita loca” -Bueno, quizás la última parte no, pero era un autocastigo por haberlo acusado sin corroborar nada antes- negó cualquier tipo de vínculo con el delito.
No tenía por qué dudar, después de todo, no se había opuesto a que recuperara mi bolso… además recoger algo que se encuentra colgado no es tan extraño… yo también lo hubiese hecho.
—Perdón… te creo… es que… a alguien le pareció que sería divertido esparcir mis cosas por Shibusen y como tu tenías mi bolso pensé que podrías haber sido un cómplice… ¡Lo lamento! —Dije inclinándome un poco hacia adelante para disculparme con él. Terminando por alzar la vista con rapidez cuando el oji gris confirmo mi duda principal y más importante… ¡la cosa estaba viva!.
Observe con curiosidad como el chico “despegaba” al pequeño animal de sus ropas para mostrarlo de frente. De mis labios se escapó un pequeño “¡Oh!” provocado por el asombro de corroborar que realmente el monstruo de felpa –Como lo había denominado en mi cabeza- se encontraba efectivamente respirando.
— ¡Es verdad! ¡Está vivo! – Exclame con cierto entusiasmo, mientras extendía una de mis manos para acariciar la cabeza del pequeño animal, mas en un momento de cordura me detuve, no quería seguir fastidiando al chico… el pobre no lo merecía—Así que se llama azúcar… ¡Es muy genial! ¡Es un gran…! …gran… ¿Qué cosa dijiste que era? —Pregunte algo desconcertada, ciertamente no se parecía a ninguno de los animales que conocía.
Sin pensarlo, lleve una de mis manos a mi mentón y me acerque un poco más al chico para ver más de cerca al “ser vivo” que ahora se encontraba en la cabeza del rubio, entrecerrando un poco los ojos como si lo estuviera analizando, era un espécimen realmente único.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el chico volvió a hablar para dar su nombre como forma de presentación. Baje mí vista hacia él y al ver que ya casi había comenzado a invadir su espacio personal opte por dar un paso atrás para luego alzar mis manos y con ambos dedos índices apuntar a mi rostro, dibujando una sonrisa en él.
—¡Un gusto, Rin! ¡Yo soy Aria! —Dije presentándome para luego volver a mi expresión normal, por mucho que quisiera saber más del extraño chico y su mascota que parecía ser un mismísimo experimento de Frankenstein, debía encontrar mis cosas... cosas que casi había olvidado que buscaba.
—Por cierto, Rin… ¿No habrás visto por casualidad otros objetos esparcidos por ahí? Cómo una libreta…y cosas así… —Lo interrogue por si acaso… tal vez habría visto mis otras cosas también… nunca debía perder las esperanzas. Con la mirada comencé a recorrer el lugar intentando hallarlas mientras esperaba que el chico respondiese, mas solo encontré una sala vacía. Aquello me hizo darme cuenta de otro pequeño detalle, con rapidez volví mi vista al rubio con una nueva duda dibujada en mi rostro —¿Por qué estabas aquí solo…? —No era por criticar o dudar… simplemente curiosidad, después de todo respecto a eso yo no tenía de que juzgarlo.
Y entonces cuando mis dudas ya casi se habían dispersado, el rubio, con una expresión que parecía genuina y en la que se leía claramente un “Ni idea de que rayos estás hablando maldita loca” -Bueno, quizás la última parte no, pero era un autocastigo por haberlo acusado sin corroborar nada antes- negó cualquier tipo de vínculo con el delito.
No tenía por qué dudar, después de todo, no se había opuesto a que recuperara mi bolso… además recoger algo que se encuentra colgado no es tan extraño… yo también lo hubiese hecho.
—Perdón… te creo… es que… a alguien le pareció que sería divertido esparcir mis cosas por Shibusen y como tu tenías mi bolso pensé que podrías haber sido un cómplice… ¡Lo lamento! —Dije inclinándome un poco hacia adelante para disculparme con él. Terminando por alzar la vista con rapidez cuando el oji gris confirmo mi duda principal y más importante… ¡la cosa estaba viva!.
Observe con curiosidad como el chico “despegaba” al pequeño animal de sus ropas para mostrarlo de frente. De mis labios se escapó un pequeño “¡Oh!” provocado por el asombro de corroborar que realmente el monstruo de felpa –Como lo había denominado en mi cabeza- se encontraba efectivamente respirando.
— ¡Es verdad! ¡Está vivo! – Exclame con cierto entusiasmo, mientras extendía una de mis manos para acariciar la cabeza del pequeño animal, mas en un momento de cordura me detuve, no quería seguir fastidiando al chico… el pobre no lo merecía—Así que se llama azúcar… ¡Es muy genial! ¡Es un gran…! …gran… ¿Qué cosa dijiste que era? —Pregunte algo desconcertada, ciertamente no se parecía a ninguno de los animales que conocía.
Sin pensarlo, lleve una de mis manos a mi mentón y me acerque un poco más al chico para ver más de cerca al “ser vivo” que ahora se encontraba en la cabeza del rubio, entrecerrando un poco los ojos como si lo estuviera analizando, era un espécimen realmente único.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el chico volvió a hablar para dar su nombre como forma de presentación. Baje mí vista hacia él y al ver que ya casi había comenzado a invadir su espacio personal opte por dar un paso atrás para luego alzar mis manos y con ambos dedos índices apuntar a mi rostro, dibujando una sonrisa en él.
—¡Un gusto, Rin! ¡Yo soy Aria! —Dije presentándome para luego volver a mi expresión normal, por mucho que quisiera saber más del extraño chico y su mascota que parecía ser un mismísimo experimento de Frankenstein, debía encontrar mis cosas... cosas que casi había olvidado que buscaba.
—Por cierto, Rin… ¿No habrás visto por casualidad otros objetos esparcidos por ahí? Cómo una libreta…y cosas así… —Lo interrogue por si acaso… tal vez habría visto mis otras cosas también… nunca debía perder las esperanzas. Con la mirada comencé a recorrer el lugar intentando hallarlas mientras esperaba que el chico respondiese, mas solo encontré una sala vacía. Aquello me hizo darme cuenta de otro pequeño detalle, con rapidez volví mi vista al rubio con una nueva duda dibujada en mi rostro —¿Por qué estabas aquí solo…? —No era por criticar o dudar… simplemente curiosidad, después de todo respecto a eso yo no tenía de que juzgarlo.
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Aria Clownlay
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