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¿Qué es lo peor que podría pasar? [Misión]
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¿Qué es lo peor que podría pasar? [Misión]
No se podría decir exactamente que la arma que estudiaba en la academia tuviera mucho tiempo libre, aunque tampoco es que estuviera ocupada todo el día. Además de las clases, las tareas y demás cosas, Asuka no tenía mucho más que hacer, a menos que intentara socializar un poco para obtener razones por las cuales salir de su residencia. Sin embargo, no tenía muchas amistades recientemente, por lo que no le quedaba otra opción que buscar algo más que hacer, cualquier cosa, que fuera aceptable. En este caso se le encargó por su propia escuela el complicado trabajo de cuidar a dos pequeños. Debía admitirlo, se esperaba alguna misión en la cual tuviera que hacer uso de sus habilidades, mas no se opuso y apenas recibió las instrucciones, en el momento requerido, se dirigió sin demora al lugar en el que la necesitaban.
Los audífonos puestos con música a volumen moderado, su típica vestimenta la cual le acomodaba para cualquier tarea, una pequeña mochila con lo justo, una suave brisa fresca que le hacía sentir de maravilla, todo eso llevaba y le sucedía mientras caminaba con tranquilidad y una leve sonrisa hacia su destino. En su mente procesaba la información que le habían entregado, a la vez que le ritmo de su música coordinaba con cada paso que daba; debía cuidar de dos gemelos los cuales, al igual que ella, eran armas. Como dato adicional, le comunicaron que ambos angelitos consiguieron, con su simpático carácter, hacerles temer a todas las niñeras de Death City, logrando así que nadie más quisiera cuidarlos.
A pesar de todo el temor que pudiera provocar ese hecho, la joven se veía completamente serena, como si estuviera dirigiéndose a un parque para descansar. No era realmente muy fácil el adivinar qué había dentro de la mente de esta chica, era casi imposible saber si tenía algo planeado o no, si es que podría con ello o no, si solo ocultaba sus nervios o simplemente ni siquiera los sentía. Se acercaba a la casa indicada, antes de tocar la puerta, abrió su mochila para guardar cuidadosamente sus preciados audífonos. Confirmó nuevamente que no se equivocaba de lugar, observando el número que le correspondía a la casa e hizo sonar el timbre tan solo una vez, esperando pacientemente frente a la puerta de la entrada.
- Empecemos... - Susurró para sí misma, aún manteniendo una leve sonrisa que parecía demostrar lo bien que se encontraba. Honestamente, ella no sabía qué tan difícil sería el trabajo que le habían encomendado, lo que no quería decir que ella se rendiría fácilmente ni comenzaría a ponerse pesimista. Después de todo, esa no es la Asuka autentica, aquella que no le teme a nada, o al menos eso aparenta.
Los audífonos puestos con música a volumen moderado, su típica vestimenta la cual le acomodaba para cualquier tarea, una pequeña mochila con lo justo, una suave brisa fresca que le hacía sentir de maravilla, todo eso llevaba y le sucedía mientras caminaba con tranquilidad y una leve sonrisa hacia su destino. En su mente procesaba la información que le habían entregado, a la vez que le ritmo de su música coordinaba con cada paso que daba; debía cuidar de dos gemelos los cuales, al igual que ella, eran armas. Como dato adicional, le comunicaron que ambos angelitos consiguieron, con su simpático carácter, hacerles temer a todas las niñeras de Death City, logrando así que nadie más quisiera cuidarlos.
A pesar de todo el temor que pudiera provocar ese hecho, la joven se veía completamente serena, como si estuviera dirigiéndose a un parque para descansar. No era realmente muy fácil el adivinar qué había dentro de la mente de esta chica, era casi imposible saber si tenía algo planeado o no, si es que podría con ello o no, si solo ocultaba sus nervios o simplemente ni siquiera los sentía. Se acercaba a la casa indicada, antes de tocar la puerta, abrió su mochila para guardar cuidadosamente sus preciados audífonos. Confirmó nuevamente que no se equivocaba de lugar, observando el número que le correspondía a la casa e hizo sonar el timbre tan solo una vez, esperando pacientemente frente a la puerta de la entrada.
- Empecemos... - Susurró para sí misma, aún manteniendo una leve sonrisa que parecía demostrar lo bien que se encontraba. Honestamente, ella no sabía qué tan difícil sería el trabajo que le habían encomendado, lo que no quería decir que ella se rendiría fácilmente ni comenzaría a ponerse pesimista. Después de todo, esa no es la Asuka autentica, aquella que no le teme a nada, o al menos eso aparenta.
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Fecha de inscripción : 10/05/2014
Puntos : 117
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Asuka Tachibana
Re: ¿Qué es lo peor que podría pasar? [Misión]
No tardaron demasiado en abrirte la puerta, quien te recibió fue un hombre quien te miro casi con alivio y te sonrió amablemente, era obvio suponer que era el padre de los niños. Te invito a pasar y a tomar asiento en el sillón de la sala de estar, la casa no era ni pequeña ni grande, de dos pisos, resultaba ciertamente acogedora. Había algunos juguetes en la mesita de centro, pero por el momento, no hay rastro de los niños. El hombre que parecía algo atarantado y ajetreado, como queriendo hacer varias cosas a vez, se aclaró la garganta y te miro aun con esa sonrisa amable-Muchas… muchas gracias por venir, en verdad era importante-Comenzó, casi confesando su miedo a que no te presentaras-Hay bastante comida en la cocina y pueden ver televisión… Normalmente no duermen tan tarde-Continuó, sin salir demasiado del típico discurso padre-niñera-Siéntete libre, como en tu casa-Terminó tomando algunas cosas más y dirigiéndose al pie de la escalera, llamo un par de veces a los niños, sin mucho éxito a decir verdad, hasta que finalmente, viste a dos cabecitas casi idénticas asomarse por el barandal renuentes a bajar.
-N-no son malos niños, de verdad solo… son algo tímidos e inquietos…-Te dijo de forma apenada con un suspiro resignado antes de dirigirse a la puerta-Regresare tan pronto como pueda, niños, los quiero y… y por favor pórtense bien-Dijo, casi como suplica, mirándolos una vez más y regresando la vista a ti entonces, se dio la libertad de darte un par de palmadas en la espalda y finalmente se fue.
La casa quedo en silencio unos instantes, podías sentir aquel par de miradas clavándose en tu espalda, pero apenas volteaste los chiquillos corrieron a tropezones por el pasillo de arriba, saliendo de tu vista, probablemente a su habitación.
-N-no son malos niños, de verdad solo… son algo tímidos e inquietos…-Te dijo de forma apenada con un suspiro resignado antes de dirigirse a la puerta-Regresare tan pronto como pueda, niños, los quiero y… y por favor pórtense bien-Dijo, casi como suplica, mirándolos una vez más y regresando la vista a ti entonces, se dio la libertad de darte un par de palmadas en la espalda y finalmente se fue.
La casa quedo en silencio unos instantes, podías sentir aquel par de miradas clavándose en tu espalda, pero apenas volteaste los chiquillos corrieron a tropezones por el pasillo de arriba, saliendo de tu vista, probablemente a su habitación.
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Fecha de inscripción : 20/08/2013
Puntos : 408
Fecha de inscripción : 20/08/2013
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Narración
Re: ¿Qué es lo peor que podría pasar? [Misión]
Poco tiempo tuvo que esperar para que alguien le atendiera, la puerta se abrió mostrando a un hombre que parecía bastante feliz de que ella estuviera ahí en ese momento. La joven arma le sonreía de forma amigable, no parecía haber estado tan contento antes de que llegara y sus expresiones le delataban, así que intentar tranquilizarlo sería su primer objetivo. Le invitó rápidamente a pasar, llevándola a un sillón de la sala de estar, por lo que prolongó su presentación hasta que se dio la oportunidad. Antes observó un poco el interior de la vivienda; bastante normal pero bonita, cómoda, se sentiría bien estando ahí por un rato y tampoco es como si su tarea consistiera en ir a juzgar la casa.
- Asuka Tachibana, estudiante de Shibusen y su nueva niñera, mucho gusto. - Comentó en un alegre y a la vez calmado tono de voz, aún con su suave sonrisa, escuchando luego las palabras del señor. De verdad estaba agradecido, se le notaba y mucho. Recibió las indicaciones atentamente, tomando notas mentales de cada detalle mientras asentía. - No se preocupe, todo estará tal y como lo dejo. - Se podía decir que su confianza en sí misma era algo destacable, al menos ese día. Antes de irse, el padre llamó a los pequeños que se asomaron no tan inmediatamente, intentando justificarlos por las cosas malas que habrían hecho un pasado, probablemente. Se veía que estaba muy preocupado, todo lo contrario a la estudiante.
Recibió dos palmaditas en la espalda, ella se despidió reiterando que no habría de qué preocuparse. Sí, tal vez él escuchó esa frase varias veces antes de salir por esa puerta, aunque Asuka lo decía en serio. Una vez se quedó sola con los niños, volteó para verles a la vez que estos desaparecían de su vista. ¿Para qué invadirles la privacidad y forzarlos a conocerla? Tenía otros planes para los mellizos, sin pensarlo mucho se dirigió a la cocina, analizándola durante un instante. Dejó su bolso en un lugar alto, sabía que podría tratar con ellos pero también debía cuidar sus cosas, luego comenzó a sacar lo que necesitaría para proceder a preparar algo, haciendo uso de sus habilidades para la cocina que, si bien no eran excepcionales, sentía que eran lo suficientemente buenas.
- ¿Les gusta el chocolate, chicos? - Mencionó en voz alta mientras preparaba todo, se tardaría un rato, eso estaba claro. Cupcakes de chocolate era lo que quería hacer, además de los pequeños ella también aprovecharía de comer algo que le gustara. - Me dijeron que son armas ¿no? Pues yo también soy una. - Llamar su atención era algo que quería conseguir, tenía el presentimiento de que su curiosidad los llevaría a estar atenta a ella y escucharla, por lo que sabía que no estaba hablando a la nada. Ni siquiera quiso echar un vistazo para ver si estaban atrás, simplemente los sentiría llegar gracias a los ruidos que harían.
- Asuka Tachibana, estudiante de Shibusen y su nueva niñera, mucho gusto. - Comentó en un alegre y a la vez calmado tono de voz, aún con su suave sonrisa, escuchando luego las palabras del señor. De verdad estaba agradecido, se le notaba y mucho. Recibió las indicaciones atentamente, tomando notas mentales de cada detalle mientras asentía. - No se preocupe, todo estará tal y como lo dejo. - Se podía decir que su confianza en sí misma era algo destacable, al menos ese día. Antes de irse, el padre llamó a los pequeños que se asomaron no tan inmediatamente, intentando justificarlos por las cosas malas que habrían hecho un pasado, probablemente. Se veía que estaba muy preocupado, todo lo contrario a la estudiante.
Recibió dos palmaditas en la espalda, ella se despidió reiterando que no habría de qué preocuparse. Sí, tal vez él escuchó esa frase varias veces antes de salir por esa puerta, aunque Asuka lo decía en serio. Una vez se quedó sola con los niños, volteó para verles a la vez que estos desaparecían de su vista. ¿Para qué invadirles la privacidad y forzarlos a conocerla? Tenía otros planes para los mellizos, sin pensarlo mucho se dirigió a la cocina, analizándola durante un instante. Dejó su bolso en un lugar alto, sabía que podría tratar con ellos pero también debía cuidar sus cosas, luego comenzó a sacar lo que necesitaría para proceder a preparar algo, haciendo uso de sus habilidades para la cocina que, si bien no eran excepcionales, sentía que eran lo suficientemente buenas.
- ¿Les gusta el chocolate, chicos? - Mencionó en voz alta mientras preparaba todo, se tardaría un rato, eso estaba claro. Cupcakes de chocolate era lo que quería hacer, además de los pequeños ella también aprovecharía de comer algo que le gustara. - Me dijeron que son armas ¿no? Pues yo también soy una. - Llamar su atención era algo que quería conseguir, tenía el presentimiento de que su curiosidad los llevaría a estar atenta a ella y escucharla, por lo que sabía que no estaba hablando a la nada. Ni siquiera quiso echar un vistazo para ver si estaban atrás, simplemente los sentiría llegar gracias a los ruidos que harían.
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Asuka Tachibana
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