Collation de Minuit [Priv. Corvo & Naicol]

Dio un mordisco al pan que llevaba en su mano al mismo tiempo que pisaba con fuerza el suelo. Su larga y albina cabellera se movía al compás de sus pasos, y sus cachetes están apenas inflados por los alimentos que consumía del momento. Si bien físicamente destacaba, más que nada por su larga cabellera blanca, cualquiera hubiera pensando que era otra chica más que vivía en Death City. Que simplemente estaba comiendo un bocadillo, reponiendo fuerzas de un agotador día. Y lo harían, oh, claro qué pensarían eso. Si no fuera el caso de que estaba deambulando por el cementerio pasada de la medianoche. En ese caso, solo parecía un espectro, alguien enterrado en aquel lugar que no fue capaz de descansar en paz.

Y es que no se daba cuenta de aquello. ¿Podía ser más ingenua? Hace solo un rato, una anciana paso y de casualidad la vio. Empalideció, e inmediatamente salió corriendo. Chloe solo la miró hasta que decidió comer ahora el bocadillo que llevaba, y no guardarlo para más tarde como había pensando.

Así es como se llega a la situación actual. Le gustaba el cementerio, por lo calmado que era, porque nadie la molestaba, y por ¨alguna extraña razón¨, la mayoría huía al verla. Pero si la observabas de cerca, podías ver que estaba viva, una extraña muchacha viva.

Nunca había tenido buena vista para empezar, y eso combinado con la torpeza de sus pies, logró que un pedazo del bocadillo callera al suelo, y dejara una mancha que seguramente atraería a uno que otro roedor.– Ahh~ –Canturreó tristemente. Aun le quedaba la mitad del alimento, pero aun así, lo sentía como si ya no tuviera nada para comer. Se agacho a continuación, para limpiar la mancha del pedazo de tumba debajo de ella. La estructura estaba muy vieja, la placa oxidada, y no se podía leer con claridad quien descansaba ahí debajo.

Paso su mano levemente por la fría piedra, y antes de quitarlo, observo que, además de un nombre que parecía ser antiguo, también había una fecha. Y esta, podía leerse con mayor claridad que la identidad del dueño de la tumba. Curiosa, y metiche como era, se trago el último pedazo del bocadillo, para usar ambas manos y limpiar la tumba. Con la esperanza de averiguar de qué año era. ¿Y porque quería hacer aquello? Bueno… ¿Curiosidad? No había razón aparente.

Tan entusiasmada estaba, que no noto, que aparte de ella, había otro ser que rondaba por ahí.

Al escuchar una voz que provenía de detrás de ella, pego un pequeño salto por el susto. No se había dado cuenta de que había alguien más, y al darse vuelta para comprobar la fuente de aquellas palabras, sus ojos se abrieron un poco más por la sorpresa. Parecía una persona, por el tamaño del cuerpo, pero no era posible vislumbrar otros rasgos. Tenía una extraña máscara, la cual Chloe no podía dejar de ver para adivinar de que tema era. ¿Un animal o simplemente una máscara cualquiera?.– Pues… –Comenzó a hablar lentamente para responderle, pero era obvio que la máscara le estaba quitando la atención.– Quería ver quien estaba enterrado aquí, parece una tumba realmente vieja. –Finalizó, como si fuera otra simple actividad que cualquier muchacha joven realizara a esas horas de la noche. Pero inmediatamente enfocó su interés en el hombre.– ¿De qué es esa máscara?. –Se dio vuelta hasta quedar enteramente frente a él. Ahora quería saber más del hombre que de la tumba que estuvo inspeccionando minutos antes.

Antes de que él le respondiera, comenzó a imaginar miles de razones para que usará aquello. Podía ser parte de algún grupo en especial que usara esas máscaras como símbolos para reconocerse entre sí. Había visto antiguas tribus que las usaban cuando salían a cazar o incluso a batallar con otros grupos. O en rituales específicos, en festividades, días especiales para sus creencias. En fin, había muchas formas de explicar el porqué de su máscara, pero hasta que él le contestará, ella seguiría imaginándolas.

Seguía sonriéndole de esa manera tan singular, y algo misteriosa que tenía. La albina no se percataba de lo sospechosa que era. Porque definitivamente no era algo usual encontrar a una chica que aparentaba tener 16 años en medio de un lugar como ese. Y quizás no le creería cuando ella le dijo lo de simplemente ver una tumba. En realidad, ni ella misma tenía buenas razones para estar ahí, pero nunca lo entendería. Ella no lo encontraba extraño el simplemente querer pasear por donde descansaban eternamente otras personas.

Escuchó con suma atención la presentación del hombre, que ahora pasaba a llamarse Corvo Attano y no ¨hombre¨ o señor, pero sus ojos seguían clavados en la máscara que este llevaba en su mano. Era bastante curiosa, había leído libros y visto imágenes de máscaras que se usaban en diferentes rituales, o simplemente eran parte de la cultura de otras personas. Recordaba una vez haber pasado en su camino a Death City por áfrica. Para el grupo de personas que encontró viviendo ahí, un pequeño grupo conformado por no más de 90 personas, las máscaras eran de suma importancia, así como los símbolos que le pintaban encima. Chloe no aprendió su idioma correchamente, pero algo podía interpretar, y según las palabras que llego a entender, los dibujos tenían significados en concreto, tal como dar valor o infundir miedo en sus oponentes.

Corvo explico que la máscara había sido diseñada para ocultar su rostro, y aunque no tenía nada escrito encima, aquella ¨prenda¨ de color gris era parecida a una calavera. Era curioso, ¿La habrían hecho así porque si? ¿O tenía algún significado el hecho de que se la dieran a él?. Corvo no profundizo más en el tema, se notaba que era algo delicado hablar sobre aquellas perdidas que decía sufrir, si no que, en cambio, la conversación se giró sobre la bruja albina.

– Chloe. Así me llamó. –Se presentó con simples palabras, solo con su nombre. Ahora venía decir el resto de la petición por parte de Corvo. ¿Qué hacia ella ahí?. Sería extraño de por si verla, y más aún, sería una sospechosa persona si simplemente contestaba que paseaba por el cementerio. Pero vamos, ella no tenía una razón en particular para hacerlo, lo hacía porque quería y ya, como la mayor parte de sus acciones en su vida. Él se veía tranquilo, hasta estaba sonriendo y apoyado en una cruz detrás de él, seguramente de otra tumba. No se veía amenazador, pero nunca se sabía. Bah, de todas formas, ella no era del tipo que observaría aquello y qué pensaría su respuesta con cuidado.– Solo pasaba por aquí. –Otra respuesta simple. Chloe estaba llena de ellas.– Es un lugar tranquilo, nadie me molesta. Aunque… –Paró para recordar una escena de días atrás.– Escuche decir que se veía un fantasma, de un hombre unos días, y de una mujer otros. Tenía curiosidad si sería verdad. –Los ojos le brillaban. Le encantaba todo lo que era paranormal… o más bien, todo lo que no supiera. Quería confirmar con sus propios ojos que había unas almas en penas, que según decían, rondaban por el cementerio esparciendo sus lamentos.

Se acerco un poco más al cauteloso hombre. Se notaba aun más la diferencia entre ambos; Corvo era mucho más alto y fornido, físicamente podría derribarla sin esforzarse demasiado. Mientras que la albina daba esa apariencia de fragilidad, y porque no, de otro misterio sin resolver del cementerio. Ninguno de los dos parecía ¨normal¨, oh no, se notaba de lejos que eran todo lo contrario, y extrañamente, parecían llevarse bien, al menos hasta ahora. Pero no importaba que tan amigable la albina le hablara, el hombre seguía sin torcer en cuanto a su decisión, afirmando que era peligroso que la niña anduviera sola y más en ese lugar y momento. Chloe parecía una niña desorientada y curiosa, en parte porque lo era, pero estaba casi segura de poder defenderse sola, aunque no era del tipo que batallaba todo el tiempo, ser bruja le brindaba ciertas habilidades para mantenerse con vida, ¿No?. Claro que no era algo que valiera la pena mencionar.

– Está bien, está bien. No es un lugar tan peligroso como parece. –Sonrió. Ella estaba totalmente convencida de que el cementerio no era tan malo como se veía. Más que nada porque ya lo había explorado anteriormente. Y por algún milagro, el hombre pareció convencerse un poco de que así era, o al menos, supo que no lograría que la albina se retirara del lugar, así que le comunico una propuesta bastante interesante; Le ofrecía deambular junto a él, que claro, no estaba perdiendo el tiempo como ella. Él había dejado en claro que tenía un objetivo en ese lugar, y por más que la joven bruja dijera lo mismo, era más obvio que no era algo tan serio como el de Corvo.– ¡Sí! ¡Sera divertido! –Agarro y estrecho la mano del hombre con ambas manos suyas, de arriba hacia abajo, dando a saber que estaba entusiasmada. Solo tenía que esperarlo a que el hiciera lo que tenía que hacer, no sonaba tan difícil, ¿Cierto?

– Vigilancia silenciosa. –Repitió después de él, como si con hacerlo, hubiera más probabilidades de éxito. La albina no era una experta en cosas como esas, pero se esforzaría, más que nada porque no entendía que quizás era algo serio, ella lo tomaba como un juego, en el cual si perdía podía volver a empezar. Pero aunque parecía un trabajo simple, el tono y la forma de hablar de Corvo decían lo contrario. Al terminar de explicar todo, él se veía listo para terminar con esos asuntos antes de que el sol saliera, ¿Era su determinación? ¿O simplemente lo hacía porque era su trabajo? Era difícil de determinar, puesto que el hombre se veía como alguien cerrado a los demás, con ese semblante tranquilo era difícil poder decir cosas de él.

Pero tras unos minutos, se disculpo ante la joven bruja. Esto solo le hacía pensar a ella que él no podía ser tan malo, tenía la paciencia para explicarle de que manera había que hacer las cosas, y aunque trataba de incluirla, también quería asegurarse de que no saliera herida.– No te preocupes, no te preocupes. –Asintió, posando su dedo índice sobre sus labios, como una señal de silencio, mostrando que también estaba comprometida. No al mismo nivel que Corvo, pero si lo intentaría. El hombre se puso de nuevo su máscara, armándose con su arsenal, mostrando que estaba preparado para cualquier cosa inesperada que amenazara con suceder. En el peor de los casos, tendrían que pelear.

Y aun viendo lo serio que estaba él, Chloe ni se inmuto. Entendía que no era un juego para el hombre, pero no podía evitar que lo fuera para ella. Estaba emocionada, como una niña pequeña a la que le dan un juguete nuevo y quiere saber cómo funciona. Así que con una sonrisa, se dirigió al primer mausoleo. Corvo tenía intención de subirlo escalando, cosa en la que ella no era demasiado buena, no al menos sin usar su magia. Pero no era tan idiota como para hacerlo, no en medio de DC y menos ahora que tenía a un hombre armado hasta los dientes a su lado. Despacio, sin mostrar muchas señales de apuro, uso sus manos y piernas para encontrar una forma de subir. Milagrosamente lo hizo, aunque claro, a estas alturas, Corvo ya hacía rato que estaba arriba. Al verlo, le hablo.– ¿Ves algo?. –Ella ya había perdido unos minutos en subir. Quizás a él no le había ido tan mal.

¿Siempre había estado presente aquella aura de inquieta tranquilidad en el cementerio?

El silencio era característico, no se podía negar, y aunque esta no era la primera vez de la albina en el lugar, casi podía sentir que era ligeramente diferente de siempre, y aquella diferencia, fuese la que fuese, se iba agrandando cada vez más. Era como la calma antes de que el caos se desatara, bueno, quizá era una exageración expresarlo de esa manera, pero se podía entender el sentido de lo que se quería dar a conocer. En lo alto del mausoleo, Corvo se veía como si fuera parte del paisaje, pero no como un espíritu o alma en pena, si no como si se fundiera con las sombras y la tranquilidad completamente. Debía de estar acostumbrado a hacer este tipo de cosas, lo hacía ver tan fácil, lo de pasar desapercibido en un lugar donde generalmente, cualquier figura que se visualizara traía terror.

Tras unos minutos, comprobaron, o más bien, Corvo lo hizo, que no había nada peculiar y que debía inspeccionar en otra parte. Le explico, de nuevo, con las palabras justas, que debían continuar al siguiente haciendo el menor ruido posible, y que a partir de ahí, simplemente le indicaría cuando avanzar con una seña. La albina asintió, en total silencio. Mientras el hombre se dedicada a escalar el mauselo que seguía, Chloe se pregunto, ¿Qué era específicamente lo que estaba buscando? Le había dicho que buscaba a alguien de quien desconocía edad, apariencia e incluso genero, así que, ¿Cómo sabría identificarlo? Mientras escalaba, a una velocidad mas lenta que la de Corvo, se planteo el preguntarle de aquello. Pero una vez arriba, el hombre ya no hablo, si no que le indico que debían de continuar. Fue en ese momento, donde la albina pudo ver algo de reojo. Como una sombra, o un destello borroso a la distancia, de algo que paso a una velocidad considerable. Giro su cabeza, pero ya no podía ver nada, fuese lo que fuese, había pasado. Olvidándose de la indicación de Corvo, le hablo tan bajo como recordaba hacerlo.– ¿Viste eso? Estoy casi segura de que algo paso por ahí… –Señalo con la mirada hacia las lapidas.

La albina escuchaba la seriedad en el tono de voz del hombre. Ella estaba segura, había visto una silueta que se escabullía entre las tumbas. Sin embargo, no podría decir si era alguien que escapaba o simplemente un gato o algo por el estilo. Por la descripción que Corvo brindaba, no era una simple persona, al parecer, había ocurrido un asesinato y lidiar con alguien que había hecho algo como eso, no sería fácil. Sus vidas estarían en peligro, después de todo, Si ya había matado a alguien ¿Por qué habría de detenerse en terminar con la vida de otras dos personas? Chloe lo sabía. Habían sido varias veces donde su vida había sido atentada. Y encima por personas aliadas con el Shibusen, más que nada. Por ende, a pesar de que no le gustaban los conflictos, se había forzado a practicar y aprender hechizos de pelea, no solo defensivos, pues lamentablemente había entendido, que a veces no iba a tener el lujo de elegir si defenderse o atacar, si no que tendría que hacer lo segundo para salvarse.– Puedo ayudarte. Cubrirte la espalda. Déjame hacerlo. –Le dijo, con mayor seriedad que cualquier cosa que hubiera salido de su boca la última hora. Había llegado al nivel donde tenia fe en sus propias habilidades, en su magia. Así que aunque confiaba que podía defenderse, temía lo que Corvo hiciese cuando se diera cuenta de que ella era una bruja. ¿La cazaría a ella también? En ese caso, ¿Por qué lo ayudaba ahora? Cualquiera le diría que era una mala decisión. Pero ya estaba tomada, lo haría, le ayudaría.

Aun así, Corvo se metió entre las tumbas, en busca de la silueta que ella había divisado anteriormente. La bruja no lo siguió, se le daba mejor enfrentar desde la distancia. Además, tenía una vista del lugar más amplia, si veía al culpable antes que Corvo, podía alertarlo. Imitándolo, bajo del techo del mausoleo, y al lado de la pared de mármol, decidió esperar.